Punto de Vista POR FERNANDO CASTILLO BORBOLLA La responsabilidad patrimonial del SAT Una de las características predominantes de los Estados democráticos es el reconocimiento, tanto de su responsabilidad como consecuencia de su actuar administrativo irregular, como del derecho que asiste al gobernado para obtener una indemnización justa cuando sufre daños en sus bienes y derechos, derivados de esa deficiente gestión. E s de reconocerse que dentro del esfuerzo de nuestra Administración Pública Federal por modernizar sus estructuras y prácticas, fue en el ámbito tributario en donde se recogieron los primeros frutos en este tema, pues desde el mes de junio de 2003 entró en vigor la adición del Título Sexto a la Ley del Servicio de Administración Tributaria, denominado “De la Responsabilidad del Servicio de Administración Tributaria”. Por ser el ordenamiento pionero en la materia (ya que fue hasta este año de 2005 en que entró en vigor la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado, con la que ya se cubre la responsabilidad de todos los entes públicos federales, y no sólo los tributarios), y porque desde 24 ENTORNO nuestro punto de vista esta vena justiciera no ha sido suficientemente aprovechada, en el presente artículo intentamos abordar los supuestos de procedencia de la responsabilidad de los servidores públicos del SAT, así como la mecánica de reclamación. A pesar de que el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa ha sido contradictorio en la identificación de dichos supuestos, ya que mientras en un criterio aislado considera que se contemplan dos hipótesis de procedencia (Juicio N. 16043/0317-11-2), en otro estima que es el mismo (Juicio N. 23592/03-17-11-3), por nuestra parte consideramos que en el artículo 34 de la Ley del Servicio de Administración Tributaria se contienen dos supuestos de responsabilidad, a saber: a) Por los daños y perjuicios causados por los servidores públicos del SAT, con motivo del ejercicio de las atribuciones que les correspondan. b) Por los gastos y perjuicios ocasionados por la comisión de una falta grave al emitirse una resolución. En el primero de ellos, es indispensable acreditar tanto la lesión (en su acepción civilista), como la acción u omisión del SAT, y la relación de causalidad entre ambos, así como probar la auténtica generación y el monto de los daños y perjuicios. De esta manera, en primer término deberá demostrarse, en un extremo, la existencia del perjuicio o detrimento en los bienes o derechos del gobernado, y en el otro, la conducta activa u omisiva del servidor público, así como la relación de causa y efecto entre esos polos. Pero además, también deberá probarse la generación real de daños y perjuicios (recordemos que por daño se entiende la pérdida o menoscabo sufrido en el patrimonio, y por perjuicio la privación de cualquier ganancia lícita), estimándose igualmente el importe de éstos. En el segundo de los supuestos, es de hacerse notar que ya no se habla de daños, sino de gastos y perjuicios, porque ya se presupone la existencia de un juicio, y los conceptos indemnizatorios versarán entonces sobre los gastos desembolsados por el contribuyente en el proceso que entable, y sobre el despojo del beneficio que pudo obtenerse de no ser por el actuar irregular del fisco. En efecto, se parte de la comisión de una falta grave y la negligencia en el allanamiento al contestar la demanda, lo que indudablemente presupone, como ya se comentó, la tramitación de un juicio, porque además se especifica que únicamente se estimará como falta grave cuando la resolución impugnada: a) Se anule por ausencia de fundamentación o de motivación, en cuanto al fondo o a la competencia. b) Sea contraria a una Jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación e materia de legalidad, siempre que ésta no se haya publicado con posterioridad a la contestación de la demanda (hay que considerar que debe tratarse de Jurisprudencia, y no de tesis aisladas, emitida por La Corte y no por Tribunales Colegiados, y que verse sobre cuestiones de legalidad y no de constitucionalidad). c) Se anule por desvío de poder. “Como contribuyentes, no sólo tenemos la posibilidad de impugnar la nulidad de un acto fiscal arbitrario, sino también contamos con la opción de reclamar el pago de los daños, gastos y perjuicios que dicho acto nos pudo deparar” Conociendo ya los supuestos de procedencia, conviene precisar la mecánica de reclamación. Sobre dicha cuestión, es fundamental considerar que la indemnización deberá tramitarse ante el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, ya sea en el mismo escrito de demanda por el que se impugne una resolución determinada, o bien en una demanda por separado, teniendo presente que esta vía sustituye a las acciones que pueden ejercerse al amparo de la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado. Para el caso de que la reclamación resulte viable por haberse actualizado los supuestos de procedibilidad ya comentados, el Tribunal dictará la sentencia correspondiente, en la que, en su caso, se establecerá: a) La declaración del derecho a la indemnización. b) La determinación del monto de los daños, gastos y perjuicios. c) La condena al SAT para su pago. Conviene aclarar que en el caso en que no se hubiese acreditado el monto de los daños, gastos y perjuicios, en la sentencia se podrá contener únicamente la declaración del derecho a la indemnización, quedando a salvo el derecho del demandante para que, vía incidente, promueva la liquidación de aquellos. Podemos concluir entonces que, como contribuyentes, no sólo tenemos la posibilidad de impugnar la nulidad de un acto fiscal arbitrario, sino también contamos con la opción de reclamar el pago de los daños, gastos y perjuicios que dicho acto nos pudo deparar. Estamos seguros que en la medida en que se generalicen este tipo de reclamaciones, la autoridad tributaria será más cuidadosa al desplegar sus facultades de fiscalización. E El autor es Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma Metropolitana, con Maestría en Derecho Empresarial por el Colegio Superior de Ciencias Jurídicas y Diplomado en Derecho Tributario en la Escuela Libre de Derecho. Director General de la firma Abogados de Empresa Asociados, Castillo Borbolla es Presidente de la Comisión Jurídico Laboral de Coparmex Metropolitano, así como Miembro de la Comisión Nacional de Asuntos Tributarios de Coparmex. ENTORNO 25