Tema VI

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TEMA VI
DISOLUCIÓN Y EXTINCIÓN DE LA SOCIEDAD ANÓNIMA
SUMARIO:
1.- La disolución: sus causas. Especial referencia a la fusión y escisión.
2.-Efectos de la disolución
3.-Liquidación. Funciones de los liquidadores
4.- Extinción de la sociedad.
5.- Anexos.
6.- Preguntas de autocontrol de conocimientos.
Antes de comenzar con el primer punto del sumario resulta beneficioso
hacer algunas consideraciones. Hemos estudiado al inicio de este curso que la
constitución de las sociedades anónimas conlleva una serie de actos
establecidos legalmente y cuyo cumplimiento es imprescindible para constituir
válidamente esta sociedad y para permitir que ella adquiera personalidad
jurídica convirtiéndose así en un sujeto autónomo, investido de un conjunto de
derechos y obligaciones.
Pues bien, en este tema, con el que ponemos fin al estudio de la
sociedad anónima, veremos que la extinción de ésta también está precedida de
determinados actos previstos en la legislación y, que por supuesto, resultan
también de obligado cumplimiento. Este conjunto de actos discurre, de forma
general, a través de los siguientes pasos.
DISOLUCIÓN
LIQUIDACIÓN
EXTINCIÓN
1.- La disolución: sus causas.
La disolución es simplemente un acto, generalmente un acuerdo de la
Junta general, que resulta necesario para poder iniciar el proceso de
liquidación de la sociedad. Las causas por las cuales se produce la disolución
son aquellas que se encuentran establecidas en los estatutos sociales o en la
Ley.
Las causas legales son las reguladas en el artículo 260 de la LSA que a
continuación expondremos:
¾ Acuerdo de la Junta general.
De la misma manera que la sociedad se constituye a partir de un
acuerdo entre sus fundadores o promotores, ella puede disolverse
también por acuerdo de sus socios. Para tomar este acuerdo se requiere
de la concurrencia de accionistas presentes o representados que
posean, al menos, el 50% del capital suscrito con derecho a voto cuando
la Junta se celebre en primera convocatoria mientras que en la segunda
sólo será necesaria la presencia del 25% del capital. (Véase el artículo
103 de la LSA).
¾ Cumplimiento del término fijado.
Aunque comúnmente estas sociedades se crean por un tiempo
indeterminado, no dejan de existir algunas que prevén en sus estatutos
una duración determinada. En este caso, una vez vencido el término
previsto de duración de la sociedad, esta queda disuelta sin que sea
necesario tomar un acuerdo al respecto en la Junta general. Será en
estos casos el Registrador mercantil quien, de oficio o a instancia de
cualquier interesado, al expirar el término deberá extender una nota en
la que declare la disolución de la sociedad.
Podríamos entonces preguntarnos lo siguiente: ¿hay alguna
forma que permita extender el plazo de existencia de esta sociedad?. A
ello debe responderse que sólo cuando con antelación al vencimiento
del término establecido estatutariamente se tome el acuerdo en la Junta
general de prorrogar la vida de la sociedad, bien estableciendo un
período de tiempo más largo o declarándola de duración indefina, se
formalice este acuerdo en escritura pública y se solicite la prórroga ante
el Registrador mercantil, será posible evitar la disolución.
¾ Conclusión de la empresa que constituya su objeto.
Es esta una causa que en la práctica resulta infrecuente porque
por regla general, el objeto social se expresa de forma amplia en los
estatutos. No obstante, existen casos en los que una sociedad se
constituye para llevar a cabo una determinada actividad, algo concreto y
específico, como puede ser por ejemplo, aquellas que se crean para
realizar trabajos o brindar determinados servicios en algún evento de
carácter
cultural
o
deportivo
como
pueden
ser
exposiciones
internacionales, juegos olímpicos, etc. En este caso, si previamente no
se produce una modificación estatutaria encaminada a la ampliación del
objeto social, deberá tomarse el acuerdo de disolución por la Junta
general.
Este acuerdo, en primera convocatoria, requerirá como mínimo el
voto favorable del 25% del capital suscrito con derecho a voto que se
encuentre presente o representado en la Junta; para la segunda
convocatoria la Ley no establece mínimos, cosa que sí pueden hacer los
estatutos siempre y cuando sea inferior al establecido por Ley para la
primera convocatoria.
¾ Imposibilidad de realizar el fin social
o de mantener el
funcionamiento de la sociedad.
Se trata aquí de que se produzcan situaciones que de forma
manifiesta e indefinida impidan realizar las actividades que constituyen el
objeto de la sociedad. Entra en esta causa el supuesto en el que resulte
imposible el funcionamiento de los órganos sociales. Como es de
suponer, los hechos capaces dar lugar a estas situaciones pueden ser
de la más diversa naturaleza, desde catástrofes u otro tipo de eventos
de la naturaleza hasta discrepancias internas entre los socios.
Cuando se produzca este tipo de situaciones, deberá tomarse el
acuerdo de disolución por la Junta general con la mayoría señalada en la
causa anterior.
¾ Como consecuencia de pérdidas.
Teniendo en cuenta la necesidad de que exista un equilibrio entre
el capital y el patrimonio social la Ley establece como causa de
disolución de la sociedad las pérdidas que reduzcan el patrimonio por
debajo de la mitad del capital social, salvo que éste se aumente o se
reduzca en la medida suficiente. Así, por ejemplo, el caso de una
sociedad creada con 100.000 € y en la que se produzcan pérdidas por
un valor de 55.000€ Tenemos entonces que el capital social sería de
45.000€, quedando así por debajo de la mitad. No obstante ello, la Ley
prevé la posibilidad de remediar esta situación con vista a evitar la
disolución y ¿cómo hacerlo?, pues bien, podría realizarse una emisión
de acciones para elevar el capital a fin de que este se eleve, como
mínimo, a 50.000 € o, también, podría realizarse una modificación de los
estatutos con vista a disminuir la cifra de capital, dejándolo, en este
supuesto, en 90.000 €.
Es necesario precisar que el importe de las pérdidas se
determinará sobre la base del resultado del balance de final del ejercicio.
¾ Reducción del capital social por debajo del mínimo legal.
Ya se dijo que el capital mínimo para la constitución de una
sociedad anónima es de 10 millones de pesetas (60.101.21€) y este
mínimo debe mantenerse durante la vida de la sociedad, es por ello que
si se producen pérdidas que reduzcan el patrimonio por debajo de ese
mínimo, deberá tomarse el acuerdo por parte de la Junta de disolver la
sociedad.
Este supuesto tienen pocas posibilidades de llegarse a producir
en la práctica ya son muchas las formalidades que requiere una
modificación de capital, que como se sabe conlleva la modificación de
estatutos y ésta a su vez la necesidad de un acuerdo de la Junta general
que se formaliza en escritura pública y que debe inscribirse en el
Registro mercantil. Repetimos, es muy difícil que pueda pasar
inadvertida la ilegalidad de tal acuerdo.
¾ Estado de insolvencia de la sociedad. (Ley 22 de 2003, Ley
Concursal)
La declaración judicial de liquidación como consecuencia de una
situación de insolvencia definitiva de la sociedad constituye una causa
de disolución que requiere, además, de un acuerdo de la Junta general
de accionistas. Lo más importante a destacar en este supuesto es que
este acuerdo de disolución no da paso al proceso de liquidación previsto
en la LSA sino a un procedimiento especial de carácter concursal.
En todos los casos, el acuerdo de disolución o, en su caso, la
declaración judicial de liquidación, deberá inscribirse en el Registro
Mercantil y publicarse no sólo en el Boletín Oficial de éste sino también
en uno de los diarios de mayor circulación del lugar del domicilio social.
(artículo 263 de la LSA)
2.- Efectos de la disolución.
La disolución de la sociedad comporta los importantes efectos siguientes:
¾ La sociedad entra inmediatamente en período de liquidación.
¾ Queda obligada a añadir a su denominación la frase “en liquidación”.
¾ Suspende toda su actividad lucrativa.
¾ Desaparece el órgano administrativo que se sustituye por los
liquidadores.
¾ Cuando el proceso de liquidación se extienda por un período superior a
un año, el balance anual es sustituido por un estado de cuentas.
3.-
Liquidación.
Funciones
de
los
liquidadores.
A diferencia de la disolución que es simplemente un acto, la
liquidación, a la que dicho acto abre paso, constituye un conjunto de actos, de
operaciones o, dicho de otra forma, un proceso que tiene como finalidad el
reparto del patrimonio resultante después de haber sido satisfechas las deudas
sociales. Durante esta etapa la sociedad mantiene su personalidad jurídica.
Las personas encargadas de llevar a cabo este proceso son los
liquidadores los cuales pueden estar designados previamente en lo estatutos o
, en su defecto, ser nombrados por la Junta general. Su número siempre será
impar y funcionarán de forma colegiada, lo que significa que sus decisiones
serán tomadas por mayoría.
A continuación se relacionan las funciones que están llamados a
desempeñar
los
liquidadores
y
pensamos
que
las
mismas
ilustran
adecuadamente en qué consiste este proceso liquidatorio.
¾ Confección del inventario y del balance inicial.
Esta es la primera función asignada a los liquidadores y que deberán
acometer conjuntamente con los administradores. Resulta obvio que se
trata de algo muy importante pues permitirá determinar cuáles son los
bienes de los cuales se hacen cargo los liquidadores, las deudas que
deberán satisfacer y los créditos que deberán cobrar. Este balance
constituye un balance complementario al último balance anual efectuado.
¾ Llevanza y custodia de la contabilidad.
Durante el período que dure la liquidación, independientemente de que
no se realizará ninguna actividad de carácter lucrativo, sin embargo será
necesario realizar toda una serie de operaciones importantes que requieren
de su registro contable.
¾ Conservación del patrimonio.
Es natural que si la finalidad de la liquidación es poder arribar a una
distribución del patrimonio resultante de la misma, una de las funciones de
los liquidadores sea precisamente velar por su integridad.
¾ Realización de las operaciones comerciales pendientes.
Nos referimos aquí a aquellas operaciones que habiéndose iniciado
antes del período de liquidación, aún no se encuentran concluidas. Se
garantiza así, durante esta etapa, que los compromisos adquiridos por la
sociedad con anterioridad sean satisfechos, así por ejemplo, los que
dimanen de relaciones contractuales, por ejemplo, contratos de seguro, de
arrendamiento de locales, entregas que tenga pendientes la sociedad y
otros.
¾ Realización de operaciones nuevas.
Se trata sólo de aquellas que resultan imprescindibles para la
liquidación, lo que significa que nunca podrán estar relacionadas con
actividades lucrativas o que, en definitiva, puedan prolongar la existencia de
la sociedad.
¾ Enajenación de los bienes sociales.
Con vista a facilitar la distribución del patrimonio social, resulta
conveniente la venta de los bienes que lo integran, por ello los
liquidadores están facultados para hacerlo. En cuanto a la forma en que
llevarán a cabo esta tarea la LSA sólo impone que los bienes inmuebles
se vendan en subasta pública, para el resto de los bienes no existe
ningún tipo de regulación especial.
¾ Cobro de los créditos.
Para lograr el objetivo final de la liquidación resulta imprescindible que
los liquidadores, utilizando los medios que el Derecho pone a su
disposición, cobren todos los créditos insatisfechos, tanto los de terceros
como los dividendos pasivos de los propios socios.
¾ Concertación de transacciones y compromisos
Con la finalidad de que las operaciones liquidatorias se realicen de la
forma en que resulten más ventajosas para la sociedad y en el menor
tiempo posible, es que se le atribuye esta facultad a los liquidadores
respecto a los distintos bienes y derechos de la sociedad.
¾ Pago de los acreedores y de los socios. (Véase el artículo 277 de la
LSA)
Las normas legalmente establecidas para llevar a cabo estos pagos y
que se aplicarán en defecto de normas estatutarias al respecto son:
a) Los liquidadores no podrán repartir entre los socios el patrimonio social
sin que hayan sido satisfechos todos los acreedores o consignado el
importe de sus créditos.
b) Los liquidadores deberán asegurar previamente el pago de los créditos
no vencidos.
Como se puede observar, estas reglas persiguen el objetivo de que ningún
acreedor resulte perjudicado por la distribución del patrimonio entre los
socios.
No obstante lo anterior, podría suceder en la práctica, que los liquidadores
repartiesen el patrimonio entre los socios sin haber satisfecho a todos los
acreedores. Podemos preguntarnos en tal caso ¿cuál sería la solución legal
a este problema?
Ante todo, los acreedores perjudicados tienen derecho a impugnar las
operaciones realizadas con vista al reparto del activo como contrarias a la
ley. Esta acción de impugnación deberá ser dirigida contra la sociedad y
contra los socios, ello sin perjuicio de la responsabilidad de los liquidadores,
prevista en el artículo 279 de la LSA,
por los perjuicios que hubiesen
causado con fraude o negligencia grave en el desempeño de su cargo.
¿Y si los liquidadores extinguen la sociedad cancelando en el Registro
los asientos referentes a la misma?
En este caso, a pesar de que la sociedad se encuentre extinguida, los
créditos subsisten y los acreedores afectados podrán solicitar la nulidad de
las operaciones de división del haber social.
¾ Representación de la sociedad.
Al sustituir al órgano de administración y tener a su cargo todas las
operaciones de liquidación de la sociedad, los liquidadores se constituyen
en los representantes de ésta a todos los efectos, tanto internos como
externos.
¾ Publicidad periódica de la liquidación.
Es obligación de los liquidadores poner periódicamente en conocimiento
de los socios y de los acreedores el estado de la liquidación, por los medios
que resulten en cada caso más eficientes. Esta información, además,
deberá formalizarse en escritura pública e inscribirse en el Registro
Mercantil quien la publicará en su Boletín Oficial.
En aquellos supuestos en que el proceso de liquidación se prolongue por
un plazo superior al previsto para la redacción del balance anual, los
liquidadores formalizarán y publicarán en el Boletín Oficial del Registro
Mercantil un estado de cuentas que permita apreciar con exactitud la
situación de la sociedad y la marcha de la liquidación.
¾ Redacción del balance final y del proyecto de división del haber
social.
Este balance deberá reflejar con exactitud y con claridad la situación
patrimonial en que se encuentra la sociedad después de haber sido
realizadas las operaciones de liquidación. Deberá ser aprobado por la Junta
General y publicado en el Boletín Oficial del Registro Mercantil y en uno de
los diarios de mayor circulación en el domicilio social
En cuanto al proyecto de división del haber social, deberá reflejar qué
parte del activo social resultante corresponde a cada acción. El reparto de
este activo se realizará conforme a lo dispuesto en los Estatutos y en caso
de no existir norma estatutaria al respecto, regirá el principio de repartición
proporcional al importe nominal de las acciones.
4.-
Extinción
de
la
sociedad.
¿Cuándo se produce?
Cuando los liquidadores acudan al Registro Mercantil con la documentación
correspondiente a la liquidación y soliciten la cancelación de los asientos
correspondientes a la sociedad. En esa oportunidad los liquidadores
depositarán en dicho registro los libros y documentos de la sociedad
extinguida.
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