“Yo pediré al Padre que os de otro Defensor que esté siempre con

Anuncio
“Yo pediré al Padre que os de otro
Defensor que esté siempre con vosotros,
el Espíritu de la verdad”
Jesús, ¡nos amas tanto! Que consagraste cada momento de tu vida para que
nosotros entendiéramos tu amor hasta el final. Desde tu nacimiento, tu vida
oculta, los tres años de anuncio, tu muerte y resurrección. Hoy continuas dándonos muestras de ese amor, ahora,
nos promete UN DEFENSOR, el Espíritu de la verdad ¡Señor, sabes que sin un defensor no podemos vivir como
cristianos! ¡Sin defensor, no podemos nada! Tenemos muchos acusadores, a veces los más fuertes son nuestras
exigencias, miedos, las tallas que nos ponemos y que no podemos alcanzar.
Hay momentos en que la más grande acusación viene de nuestros pensamientos, remordimientos, dudas,
arrepentimientos por lo que dejamos de hacer, en fin, son muchos más y Tú los conoces, por eso nos envías el
Defensor, porque estos sentimientos nos paralizan y no nos dejan estar libres para amar.
Los discípulos también necesitaron este Defensor, para perder el miedo y anunciar la verdad. Necesitaron el
defensor para salir y testimoniar tu resurrección, necesitaron el defensor para ir por todo el mundo y mostrar la
fuerza de tu misericordia. Humildemente nos acercamos a Ti, Señor, para pedirte que nos sigas dando la fuerza del
Espíritu, ¡no nos es fácil vivir como cristianos en la vida cotidiana! no es fácil definirnos y decir que creemos en Ti.
Si, Señor, necesitamos el Espíritu que nos defienda de la mirada negativa, del derrotismo, del miedo, del desanimo.
Señor, nosotros intentamos luchar, seguir, caminar, pero a veces hay un peso que no nos deja avanzar, nos
cansamos! Somos pobres, no sabemos esperar, nos gustaría que las cosas se dieran de un momento para otro.
Jesús cuando habla de que pedirá al Padre para que nos envíe otro Defensor, habla de que pedirá y el Padre lo
enviará en el momento indicado, ni antes ni después, es en el momento necesario. Él nos quiere recordar el
significado de la paciencia, nos quiere recordar que el Espíritu vendrá, que el Espíritu actuará en nuestras familias, en
nuestros corazones, que el Espíritu hace su trabajo silencioso. San Pedro dice: “La paciencia de Dios es nuestra
salvación” y así es, hay cosas que parece que no cambian y a nosotros nos gustaría cambiarlas, hay personas que no
cambian y nosotros a veces queremos provocar el cambio, pero Dios no actúa así, Él pide al Padre y la fuerza del
Espíritu transforma lo que para la fuerza humana es imposible.
Señor, gracias por esas Palabras tan consoladoras: “No os dejaré desamparados, volveré dentro de poco el mundo
no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis porque yo sigo viviendo”. Gracias Señor porque conoces lo más
profundo del corazón y sabes que nos perdemos cuando nos sentimos desamparados. Gracias porque no nos dejas
solos.
Lunes (Jn 15,26-16,4a) “Cuando venga el defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que
procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis
conmigo.” Espíritu Santo, fortalece nuestro corazón para ser testigos del amor que recibimos de Jesús. Queremos
dar testimonio de amor, de unidad, de amor de hermanos. Espíritu Santo, espíritu de la verdad como te llama Jesús,
nos recuerdas que la verdad más grande, es que tenemos el mismo Padre, que todos nosotros somos hermanos.
Solo viviendo la comunión, el amor mutuo, el mundo creerá. Espíritu Santo, cura todas las heridas que tenemos
frente a la comunión, danos la valentía de creer que Tú necesitas de nosotros, y que nuestros intentos por pequeños
que sean son valiosos para ti, porque son ese testimonio que muchos necesitan y son manifestación de tu presencia
en el mundo.
Martes
“! Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la
madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú que
has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”
Hoy celebramos el día de la visitación de María a Isabel. Ojalá y tengamos la experiencia que tuvo Isabel, que nuestro
corazón pueda saltar de alegría, que se pueda transformar todo en nuestros corazones con la presencia de la Virgen.
Ojalá y nos dejemos mirar por Ella, que es una Madre buena y nos acoge en todos los momentos de nuestra vida.
María, madre buena, danos ese oído atento para que el Espíritu Santo que habita en ti, despierte en nuestro interior
esos deseos de amar, de servir a Jesús, que Él pueda vivir en nosotros.
Miércoles
“Cuando
venga
Él, el
Espíritu
de la
verdad, os
guiará
a
la
verdad
plena”
Señor, te queremos pedir que nos ayudes a reconocer el Espíritu, que sea Él quien nos guíe. Nosotros no sabemos
llegar a la verdad plena, no sabemos ser objetivos con nosotros mismos ni con los otros, por eso te pedimos que nos
des un corazón abierto al Espíritu y un oído dócil a su voz.
Jueves
(Jn 16,16-29) “Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre;
vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría”
Hoy nos dices que nuestro llanto se transformará en alegría. Hay tantas cosas que nos haces perder la alegría, Señor.
Ayúdanos a creer en esta promesa tuya: Vuestra tristeza se transformará en alegría. Ponemos en tus manos todo lo
que nos entristece y nos quita la paz. Espíritu Santo que te dejemos actuar en nuestros corazones para que se de esa
transformación.
Viernes
(Jn 16,20-23a) “La mujer cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en
cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo ha nacido un hombre. También
vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría”
Señor, necesitamos vivir confiando en estas Palabras tuyas. Palabras que ese hicieron vida en tantas personas que
han creído en ti a lo largo de la historia. Todo pasa, los momentos de dolor y de aflicción también, Tú nos prometes
la alegría de tu presencia. Ayúdanos a levantar la mirada, porque a veces nos dejamos ahogar por los
acontecimientos dolorosos y perdemos la esperanza. Danos esa alegría que permanece.
Sábado (Jn 16, 23b-28) “Yo os aseguro, si pedías al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora no habéis
pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa”
Señor, enséñanos a pedir al Padre que nos de lo que necesitamos para vivir esa alegría. Nosotros no sabemos pedir
lo que nos conviene por eso acudimos a Ti. Espíritu Santo, ven y ora en nosotros. Pide al Padre que nos de esa alegría
que nosotros no sabemos tener ni mantener en nuestro corazones. Hay muchas cosas que nos quitan la alegría
durante el día, por eso danos la verdadera alegría, la que nadie nos puede quitar.
Descargar