ENÉRIZ OLAECHEA, Francisco Javier, BELTRÁN AGUIRRE, Juan Luis, SARASÍBAR MARCO, Carlos, y ÁLVAREZ ASIÁIN, Pilar, La Institución del Defensor del Pueblo de Navarra, editado por la oficina de Defensor del Pueblo de Navarra, Pamplona, 2008 Este libro analiza, desde una perspectiva jurídica y práctica, la regulación de la institución del Defensor del Pueblo de Navarra, desde su creación por el Parlamento de Navarra en el año 2000 hasta la actualidad. La publicación surgió como plasmación escrita de lo expuesto por los tres primeros autores en la jornada organizada por el Instituto Navarro de Administración Pública (INAP) en diciembre de 2007, para explicar al personal al servicio de la Administración de la Comunidad Foral y de las entidades locales de Navarra las características y la función de la Institución. Su finalidad consiste en ofrecer una visión didáctica y objetiva de esta singular institución parlamentaria, que, pese a sus escasos ochos años de vida en Navarra, ya ha sido objeto de diversos artículos y obras jurídicos, demostrándose así el interés que su existencia ha suscitado en la doctrina. La obra consta de 282 páginas y su contenido se estructura en cuatro capítulos. El primer capítulo, elaborado por quien hoy ostenta la representación de la institución, Francisco Javier ENÉRIZ OLAECHEA, analiza en profundidad la naturaleza del Defensor del Pueblo de Navarra: qué es y para qué ha sido creado. En su transcurso se examinan los elementos que configuran el régimen jurídico de la institución y la posición que ésta ocupa en el entramado institucional, así como los distintos elementos que configuran el estatuto orgánico del Defensor del Pueblo: el modo de elección del titular y su nombramiento, las características de su mandato, las causas de su cese, y las prerrogativas procesales y las incompatibilidades que la ley le fija. En esta parte, se delimitan el ámbito objetivo y subjetivo de la función del Defensor del Pueblo de la Comunidad Foral de Navarra. En el primer apartado, el objetivo, se concreta en qué consiste la actividad de “supervisión” de la institución sobre las Administraciones Públicas navarras y cuáles son las facultades que la ley atribuye al Defensor para la defensa y mejora del nivel de protección de los derechos subjetivos públicos. En el segundo, el ámbito subjetivo, se especifican cuáles son los sujetos sobre los que recae tal actividad supervisora, que atañe a todas las Administraciones Públicas de Navarra y sus entes dependientes, cualquiera que sea la forma pública o privada con que se muestren al exterior, lo que incluye tanto a la Administración Foral, como a las entidades locales, las sociedades y fundaciones públicas, los colegios profesionales y cámaras, e incluso los particulares que gestionan servicios públicos. Revista Jurídica de Navarra ISSN: 0213-5795. Enero-Junio 2008, Nº 45. Páginas 257-261 257 BIBLIOGRAFÍA La Institución del Defensor del Pueblo en Navarra Otro de los aspectos que aborda este primer capítulo es el relativo a las notas que perfilan la figura del Defensor del Pueblo de la Comunidad Foral de Navarra: a) su carácter de auctoritas que trata de convencer y no de vencer, de proponer y no de imponer, desprovista de potestas; b) su independencia funcional de cualquier otro poder o entidad; c) el sometimiento de su actuación a “su criterio”, como establece el art. 6 de la Ley Foral que lo regula, que es un criterio fundamentalmente de legalidad, y sobre el que se superponen, aumentando su rectitud, la justicia social y la equidad; d) la aplicación del principio de interpretación del ordenamiento jurídico más favorable a la eficacia de los derechos subjetivos públicos y al más amplio ejercicio de los derechos constitucionales; e) la facultad de llevar a cabo la supervisión de la actividad administrativa tanto a instancia de parte como merced a actuaciones de oficio; f ) la irrecurribilidad de sus decisiones, consecuencia lógica de su naturaleza de autoridad de origen parlamentario, no sometida al control de legalidad de la jurisdicción contencioso-administrativa; g) la ausencia de formalismos procedimentales y procesales en su actuación, lo que agiliza y abrevia sobremanera ésta; h) la amplia legitimación de la que gozan los ciudadanos para dirigirse a él de forma directa, gratuita e informal, e i), finalmente, la debida colaboración y auxilio que deben prestarle todos los poderes públicos navarros y las responsabilidades en la que pueden incurrir de no hacerlo. Concluye esta parte primera estudiando las relaciones del Defensor del Pueblo de Navarra con el Defensor del Pueblo designado por la Cortes Generales, y con los Altos Comisionados Parlamentarios autonómicos equivalentes, relaciones que son jurídicas y que, como tal, se basan en tres principios básicos: autonomía en su funcionamiento, respeto mutuo y colaboración, coordinación y cooperación. El segundo capítulo, realizado por Juan Luis BELTRÁN AGUIRRE, se centra en el análisis de las investigaciones que lleva a cabo el Defensor del Pueblo de Navarra y los parámetros normativos en los que éstas se enmarcan. Como punto de partida, el autor analiza las diferentes vías de inicio de una investigación, que comprenden, además de las ya apuntadas de oficio y a iniciativa de los ciudadanos, la posibilidad de que los parlamentarios y otros órganos del Parlamento puedan instarlas. Seguidamente, se detallan las causas de inadmisión de las quejas y se especifica cuál es el tratamiento dado por la Institución a cada una de ellas, cuestión que resulta muy útil para conocer la práctica que sigue la Institución, caracterizada por su sentido favorable a la admisión de las quejas de los ciudadanos. En el tercer epígrafe de este capítulo se profundiza en los criterios que inspiran la tramitación de las quejas, que no son otros que los de sumariedad, celeridad, contradicción, impulso de oficio, confidencialidad y reserva de la 258 Revista Jurídica de Navarra ISSN: 0213-5795. Enero-Junio 2008, Nº 45. Páginas 257-261 BIBLIOGRAFÍA La Institución del Defensor del Pueblo en Navarra investigación, imparcialidad y gratuidad. Se trata, en definitiva, de principios inspiradores de un iter jurídico, no administrativo, informal, basado en garantías fundamentales y que tiene como finalidad preservar los derechos y garantías de los particulares. En cuanto al desarrollo de la investigación, se examina detalladamente esta fase del proceso investigador, en especial como el trámite de petición de información a las Administraciones supervisadas y las facultades de la Institución y de las Administraciones en el desarrollo de la investigación. Resulta de interés la referencia que se hace en esta parte a la obligación que tienen las Administraciones supervisadas de ceder los datos de carácter personal a requerimiento de la Institución sin necesidad de recabar el consentimiento del afectado. Finalmente, el capítulo ahonda sobre el deber de colaboración que pesa sobre las Administraciones Públicas en sus relaciones con el Defensor del Pueblo de Navarra, deber que la Ley Foral reguladora de la Institución define como una obligación de auxilio preferente y urgente. Esta obligación de colaboración se concibe como inexcusable, como se ha apuntado, y su incumplimiento puede dar lugar a la exigencia de responsabilidad penal de las autoridades y personal al servicio de la Administración. El tercer capítulo, redactado por Carlos SARASÍBAR MARCO, versa sobre el alcance y contenido de las resoluciones del Defensor del Pueblo de Navarra. El autor realiza un pormenorizado análisis de la naturaleza de éstas, a las que califica de actos jurídicos que expresan el criterio de la institución en materia de derechos y libertades y en las que se reflejan el control parlamentario de la actividad administrativa. Son, por tanto, actos en los que no puede verse ninguna sustancia jurídico-administrativa. Cuestión distinta es la relativa a la fuerza ejecutiva de tales resoluciones, que como actos emanados de una autoridad de persuasión, no son ejecutivos, lo que no impide que las Administraciones Públicas destinarias de las mismas deban, en caso de no aceptar la recomendación o sugerencia realizada, justificar adecuadamente las razones del porqué se apartan del criterio del Defensor del Pueblo. En cuanto al contenido de las resoluciones pueden expresar bien recomendaciones a las Administraciones para que adopten determinados actos, incluso revocatorios o de inspección, bien sugerencias a las Administraciones o al Parlamento de Navarra para que aprueben, modifiquen o deroguen leyes y reglamentos, o bien recordatorios de deberes legales. Si bien la ley no impone a las Administraciones la obligación de cumplir imperativamente las decisiones del Defensor del Pueblo, merece la pena destacar dos cuestiones que el autor detalla sobre el incumplimiento de las misRevista Jurídica de Navarra ISSN: 0213-5795. Enero-Junio 2008, Nº 45. Páginas 257-261 259 BIBLIOGRAFÍA La Institución del Defensor del Pueblo en Navarra mas. En primer lugar, que las resoluciones han de ser debidamente analizadas y tomadas en consideración en atención a la naturaleza de la Institución de la que emanan, esto es, una Institución de naturaleza parlamentaria cuya función es salvaguardar los derechos de los ciudadanos frente a posibles abusos o negligencias de la Administración; y en segundo lugar, que el Defensor del Pueblo de Navarra debe dar cuenta al Parlamento de Navarra, mediante su inclusión en el informe anual, de los casos en los que la Administración decline injustificadamente el pronunciamiento de la Institución, es decir, en los supuestos en los que, pudiendo conseguir una solución favorable a los derechos de los ciudadanos, la Administración opta por no adoptarla. Por último, se menciona la posibilidad que contiene la Ley Foral reguladora de la Institución de hacer mención expresa en dicho informe anual a las autoridades y funcionarios que no han adoptado una actitud favorable a las resoluciones del Defensor del Pueblo de la Comunidad Foral de Navarra. A esa primera sanción, se añade una posible segunda: la posibilidad de incluir la autoridad o funcionario responsable del incumplimiento en el Registro de Administraciones no Colaboradoras, creado por el Defensor del Pueblo para inscribir en él a las Administraciones que han mantenido con él una actuación poco o nada colaboradora. El cuarto y último capítulo, redactado conjuntamente entre Francisco Javier ENÉRIZ OLAECHEA y Pilar ÁLVAREZ ASIAIN, describe la organización interna de la Institución. Aquí se plasma el modelo de organización interna que diseña la Ley Foral reguladora de la Institución, que se caracteriza, al igual que los modelos organizativos de instituciones análogas, por concentrar en su titular las funciones de dirección, resolutorias y de control, además de las relativas a gestión patrimonial, personal y contratación. Desde este enfoque, se concreta en qué consiste la autonomía orgánica del Defensor del Pueblo de la Comunidad Foral de Navarra y cómo se conjuga con la intervención del Parlamento de Navarra en los supuestos en los que ésta es necesaria para completar aquella. También se trata en esta parte de la obra la figura del Adjunto, cuya existencia está prevista en la Ley Foral con carácter potestativo, lo cual resulta acorde con su naturaleza de órgano coadyuvante y auxiliador del Defensor del Pueblo de la Comunidad Foral de Navarra. Le sigue un estudio de los recursos humanos de la Institución (integrados por los asesores, personal de confianza y personal de plantilla del Parlamento) y de los medios materiales y económicos de los que dispone para la consecución de sus fines. En el caso de los últimos, se expone el procedimiento de tramitación interna del anteproyecto de presupuestos de la Institución y su integración en los Presupuestos Generales de Navarra. 260 Revista Jurídica de Navarra ISSN: 0213-5795. Enero-Junio 2008, Nº 45. Páginas 257-261 BIBLIOGRAFÍA La Institución del Defensor del Pueblo en Navarra Por último, se abordan otros aspectos relativos a la actividad interna como el régimen de contabilidad, autorización de gastos, contratación y adquisición de bienes y derechos. También se hace una mención amplia del Reglamento de Organización y Funcionamiento de la Institución, aprobado por la Mesa del Parlamento de Navarra en noviembre de 2005. Esta norma completa aspectos orgánicos de la Institución y aporta disposiciones novedosas a la organización interna de la Institución, entre ellas la previsión de la existencia de la denominada Junta de Coordinación y Régimen Interior, que se concibe como un órgano de consulta y asesoramiento al titular, de concreta existencia potestativa. El capítulo finaliza con una mención a la Oficina de Información, a través de la cual se presta asesoramiento a los ciudadanos sobre el mejor y más amplio ejercicio de sus derechos subjetivos públicos y sobre las posibilidades de intervención de la Institución, además de resolver o, en su caso, canalizar las consultas que plantean los ciudadanos en relación con los mismos. Se trata de un área que, como se expone en esta obra y en los informes anuales que el Defensor del Pueblo de la Comunidad Foral de Navarra presenta al Parlamento de Navarra, es cada vez más utilizada por los ciudadanos y, por esta razón, se ha convertido en una de sus principales funciones. El libro concluye con la bibliografía que hasta el momento se ha publicado sobre la Institución navarra, extensa para una figura de tan pocos años de existencia, que demuestra el interés que para los juristas tiene ésta, y con la recopilación de la ley foral del Defensor del Pueblo de Navarra y del reglamento de organización y funcionamiento de la institución. En definitiva, es esta una obra que pueda calificarse de completa y actual, cuyo contenido aborda de forma objetiva y pormenorizada las cuestiones esenciales de la Institución del Defensor del Pueblo de la Comunidad Foral de Navarra, y que, a buen seguro, resultará de utilidad para el conocimiento tanto teórico como práctico de la misma para todos los que se relacionan con el Defensor del Pueblo o quieren adentrarse en su estudio. José Ignacio Echeverría Echeverría Revista Jurídica de Navarra ISSN: 0213-5795. Enero-Junio 2008, Nº 45. Páginas 257-261 261