el suicidio

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EL SUICIDIO
Trabajadora social silvia helena valencia madrid
Coordinadora programa
karonte
“La muerte azul, la muerte verde, la muerte roja, la
muerte lila, en las visiones del nacimiento.
El traje azul y plata fosforescente de la plañidera en la
noche medieval de toda muerte mía.
La muerte está cantando junto al río y fue en la taberna
del puerto que cantó la canción de la muerte.
Me voy a morir, me dijo, me voy a morir. Al alba, venid,
buen amigo, al alba venid.
Nos hemos reconocido, nos hemos desaparecido, amigo
el que yo más quería.
Yo, asistiendo a mi nacimiento, yo, a mi muerte”
Alejandra Pizarnik
El suicidio, es quizá, la forma de morir que inspira mayor perplejidad y confusión inicial,
tanto en la familia, como en el entorno social al que pertenecía la persona; éste genera,
por lo regular, un estigma. Se esconde, muchas veces ante los otros, por vergüenza o
como una forma de protegernos a nosotros mismos de la aceptación de la verdad, de la
muerte de nuestro ser querido.
¿ Por qué alguien quiere quitarse la vida? cuando, al contrario, el instinto de conservación
está muy arraigado en los seres humanos; cuando, por lo general, huimos de la muerte,
aún que las circunstancias externas sean duras y dolorosas; los sobrevivientes de los
campos de concentración,son un ejemplo.Este texto,tratará acerca de ésta pregunta y
otros aspectos.
Cada área de conocimiento tiene una forma particular de vérselas con determinados
asuntos. En este caso puntual: con el suicidio, la reflexión que ofreceremos, parte
básicamente de la teoría psicológica y psiquiátrica; y lo hacemos desde éstos enfoques
con el fin de activar, tanto en las familias implicadas, como en la comunidad: una fina
consideración; un profundo respeto y una gran comprensión, por la decisión que se ha
tomado de quitarse a sí mismo la vida. Cuidándonos, así, en no emitir juicios excluyentes
de valor peyorativo.
Para algunas personas, el suicidio es una opción bien pensada y racional.El actuar con
conciencia, acerca de cuándo y cómo morir, es el mejor camino a seguir, que se
presenta, en determinadas circunstancias, como,por ejemplo, el padecer los sufrimientos
de una enfermedad mortal, donde se trata de evitar el dolor; o en suicidas ancianos, que
prefieren la muerte al deterioro físico, al aislamiento, la soledad y el abandono. En estos
casos, tal vez, realmente se elija ejercer el derecho a decidir la propia vida. Desde
nuestro enfoque lo pensamos como una “reacción” a circunstancias, tanto internas como
externas, consideradas insoportables, que operan en la vida de una persona.
Al suicidio se le define como el acto de quitarse la vida voluntariamente, y es considerado
en salud mental: un acto mórbido, patológico, donde se han cerrado los caminos; éste
hecho implica que existe una enfermedad psiquiátrica subyacente.Desde ésta perspectiva,
nadie se suicida porque sí, sino, porque se está enfermo y no se recibe un diagnóstico
oportuno, ni una ayuda eficiente; aunque, es importante considerar que, en ocasiones, aún
teniendo las dos variables enunciadas, se comete el suicidio antes de que la persona
salga de la depresión o cuando está a punto de superarla.No existe información genética
que induzca al suicidio, sino enfermedades que predisponen a éste, como las llamadas en
psiquiatría: psicosis afectivas,enfermedades afectivas, tales como: enfermedad bipolar o
maníaco-depresivas; además, los trastornos de la personalidad y la esquizofrenia.
La psicología nos explica que: “el suicidio es, en el fondo, el intento de salvarse a sí
mismo” ¿De qué? Del propio tormento interno, de la locura, la desesperación, las crisis,
que recientes o lejanas, en esos momentos, la persona considera como insoportables.
El suicida, lo que busca es, simplemente, aliviar sus sufrimientos; conjurar las causas de
sus conflictos, los cuales le parecen imposibles de resolver. En el momento del suicidio, la
conciencia se estrecha hasta tal punto, que ningún estímulo externo: padres amorosos,
solícitas madres, esposos o novios, son suficiente anclaje para continuar adelante. Se
genera, entonces, lo que se llama “visión de túnel”, donde todo es oscuro, confuso y sin
salida, sólo permanece una imagen fija,como única salida: la ventana, el balcón del
edificio, la soga, el revólver. Isa Fonnegra de J. en: “De Cara a la Muerte”,continúa
anotando que:” cada ser humano presenta un límite inconsciente de tolerancia a la
adversidad, una vez se pasa éste, se presenta una experiencia detonante que
desencadena el evento”.
Factores que influyen en el suicidio
Los factores desencadenantes pueden ser externos e internos; entre los externos, pueden
figurar situaciones que generan depresiones agudas, como: una quiebra económica, una
pérdida afectiva, una enfermedad mortal, etc. Pero, recordemos,todo se enmarca dentro
de la actitud que asume la persona, porque los hechos nos afectan,sólo en la medida en
que lo permitamos desde nuestro propio ser; de esta suerte, los factores internos y la
estructura de la personalidad, determinan, en alto grado, ésta “salida de emergencia”.
Algunos de estos factores son: la persona se siente abandonada por los otros, sin amor, ni
afecto, ni comunicación; no hay motivo ni razón para existir; la vida ha perdido totalmente
su sentido y significado; se ha perdido la esperanza, así mismo, los valores en todo orden.
Detengámonos por un momento en las características de la personalidad del suicida, con
el fin de comprender su opción. Probablemente, el ser querido presentaba varios de los
siguientes rasgos: minusvalía, una bajísima auto-imagen, mínima auto confianza, sentía
frustración, ordineriamente,se ahogaba en un vaso de agua, inseguridad, indecisión
permanente, alto grado de accidentalidad, nula tolerancia a perder, práctica de deportes
de alto riesgo, conductas autodestructivas, ser impulsivo, inestabilidad afectiva, montaje
de chantajes emocionales, personalidad depresiva, pocos amigos, etc. Consideramos que
la descripción de estos rasgos, en definitiva,puede ser de ayuda,para soltar las cargas de
culpa y remordimiento, que se disparan, especialmente,en padres, hermanos, amigos y
compañeros.
Podemos aludir al suicidio, también, como a momentos en los cuales la mente se desfasa
y ,entonces, no tiene control, no capta ni amor, ni siquiera el significado sobre la vida, no
recibe sus latidos, no percibe nada de la vida; no hay ninguna reflexión. Cuando alguien
atenta contra su vida, no hay luz; sólo oscuridad, hay una parte irregular en su mente y en
su ser, de la cual no es culpable, no tiene que hacerse culpable y, por ende, tampoco lo
es su entorno familiar y social. El suicidio es una experiencia de no reconocimiento de la
vida, por una mala conjugación de la mente, entre el ego y la esencia; se borra EL VALOR
DEL SER, su valía como persona, como ser humano.
Emociones predominantes
Entre el maremagnum de emociones encontradas, que se generan, en el momento de la
muerte,por el suicidio de un ser querido, las que se instalan en forma inicial son: la culpa,
el remordimiento y el resentimiento. Vamos a analizarlas en este orden, con un carácter
terapéutico, a fin de que se avance en el proceso de éste duelo, tan conmovedor en sus
etapas iniciales.
Recordemos que éstas emociones y otras más que surgen, son absolutamente normales,
naturales, y es necesario sentirlas. Quizá,la clave es vivirlas intensamente a conciencia,
con el fin de no quedarse encallado indefinidamente ahí, perdiendo el sentido personal de
nuestras vidas.Es muy importante conectarse con el dolor, esto significa no huir, no
maquillarlo, ni negarlo. Debemos, entonces, procesar, alquimizar todo este sufrimiento,
con el fin de APRENDER A VIVIR SIN ÉL O ELLA y, crecer, madurar, evolucionar en
nuestro caminar personal.
La culpa: Se ha comprobado que este sentimiento retarda la recuperación, y de todas
las emociones, es la más difícil de confrontar; las preguntas que no tienen respuesta,
martillan, una y otra vez, como en una banda sin fin: ¿Por qué me hizo esto a mí o a
nosotros?; ¿Cómo pude haberlo evitado?; ¿En qué fallé o fallamos como familia?; ¿Si lo
hubiera llevado a donde un psiquiatra o psicólogo, y en caso de haberlo tenido; si
hubiéramos cambiado de terapeuta, qué le di de más?; ¿Qué me faltó por darle?; ¿Por
qué no pensó en el dolor que iba a causar?, etc. Si lo permitimos, estas y muchas otras
preguntas nos acosarán,lo mejor es no profundizarlas, porque lo único que logramos con
ello es torturarnos inútilmente.
Frente a la culpa, la clave es disculparse a sí mismo; tomar conciencia de que se le dio lo
mejor y que, en definitiva, no somos responsables de su acto. Por mucho que queramos
y deseemos lo mejor para nuestros seres queridos, no podemos, ni debemos tomar el
control de sus vidas, y aún,en caso que se haya hecho esto, y el suicidio se consumó,
disculparnos es fundamental en el proceso, ya que crea un escudo protector; Debemos
rechazar los pensamientos de culpa.
El Remordimiento:este siempre va a surgir, a partir de la culpa, estan nterconectados.
Puedes pasarte repasando, obsesivamente, cada discusión, cada conversación
desagradable, y castigarte, por lo que se debió hacer o decir, según tus especulaciones,
para que el o ella estuvieran vivos, pero el remordimiento no logra nada, excepto el
sentirte peor. Es importante reconocer que el desencadenante de la culpa y el
remordimiento son internos, y sólo desde el propio interior podemos absolvernos a
nosotros mismos, por ello,en el proceso de este duelo, debemos asumirlo rápidamente.
Así, con el tiempo, se acaba por desechar este sentimiento y se asume que fue una
decisión de la persona, en un momento de desequilibrio. Ahora, enfoca todos tus
esfuerzos en ser amable, cuidadoso y paciente contigo mismo.
El Resentimiento: es la culpa puesta en el exterior; ahora, se culpa al que se suicida.
Es normal lanzarle preguntas al suicida, como: ¿Por qué no pensaste antes de causarnos
esta pena tan grande?; ¿Por qué ese egoísmo tan grande, pensando solamente en tu
propio problema y no en la situación que le dejabas a tu familia y amigos, cuya vida
quedaría, quizá, destrozada por mucho tiempo?; ¡Que injusticia para conmigo, de tu
parte, haberte quitado la vida! Este resentimiento también se puede
proyectar en personas, a las cuales se les considera como el factor detonante que
condujo al ser querido al suicidio. Al igual que los demás sentimientos de culpa y
remordimiento, éste lo único que hace es desgastarnos interiormente; la clave es vivirlos
conscientemente y soltarlos.
REFLEXIONES Y SUGERENCIAS
Sin lugar a dudas, en este duelo habrán muchos momentos de desesperación, de ahí la
importancia de buscar SIEMPRE salidas constructivas. Recuerda algo que te puede
ayudar: -La vida siempre nos da la dosis de dolor con la cual somos capaces-; no se debe
pensar tanto en lo que la vida me hace, sino,mas bien, que hago yo con lo que la vida me
hace, o sea, frente a esto sólo hay dos vías: esta experiencia de dolor me destruye o, a
partir de ella, crezco, expansiono mi ser, mi conciencia y mi personalidad, redireccionando
mi vida con un nuevo y mejor sentido.
Qué nos puede ayudar? buscar grupos de apoyo, los buenos amigos en que se confía
plenamente, los miembros de la familia que realmente te aporten apoyo y cariño
incondicional; el tener una sólida red de apoyo psicosocial hace que se puedan elaborar,
más fácilmente, los sentimientos de culpa, fracaso, autocondena, que, entre otros, surgen
por lo general. También puede ayudar, pasado el primer período de dolor y postración
emocional, tener actividades laborales, incluso desde temprano; estas van a operar como
un “principio de realidad”. Servir a otros, estar en función de otros, en los duelos, se
constituye en un gran factor terapéutico. Si no se tiene un vínculo laboral, puedes entrar
en contacto con voluntariados.
Contar con ayuda terapéutica profesional, puntualmente en los casos de suicidio, ayuda a
drenar el campo emocional, a través de la palabra, a ubicar esta muerte en una
perspectiva mas real y a reconstruir el futuro sin él o ella, así, como a construir de nuevo
proyectos y metas.
Con respecto a la familia, es muy importante: hablar, ventilar la verdad acerca de lo
sucedido, aclarar, escuchar ideas y dudas al respecto.
Un suicidio constituye la
oportunidad de revisar la dinámica interna familiar: el nivel de comunicación, los
intercambios afectivos, la solidaridad con respecto a situaciones grupales, etc.
Además, de manera individual:llevar a cabo terapias de relajación, meditación, yoga,
buscar centros terapéuticos (SPA); clases de aeróbicos, saunas, turcos, natación, terapias
de polaridad y reflexología; ayudan, así mismo, visualizaciones de despedir al ser querido,
que implican, soltar, dejar ir. Por último, sugerimos dedicar nuestros buenos pensamientos
o nuestras oraciones (en caso de ser creyente), a la salud de su espíritu, confiando en que
logre la paz donde quiera que esté.
“Dad palabra al dolor, el dolor que no habla, gime en el corazón hasta que lo rompe”
William Shakespeare
ALGUNAS PREGUNTAS
¿Has pensado en ocultar la verdad a alguien en especial? ¿A quién? ¿Por qué?
¿Te atormenta el pensar que este suceso se repetirá en otro miembro de la familia? ¿Por
qué?
¿Qué actos concretos has desarrollado para elaborar este duelo?
¿Cómo has expresado conscientemente las emociones y los sentimientos, respecto a la
muerte de tu ser querido?
¿Has buscado ayuda y apoyo en este duelo? Si___
SILVIA HELENA VALENCIA MADRID( T.S. U.DE A.).
Programa Karonte 2.003
No___
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