Motivos de denegación absolutos: las marcas tridimensionales Nicholas James Forwood∗ Hoy limitaré mis observaciones a varios aspectos específicos relacionados con las marcas tridimensionales, más con la esperanza quizá de suscitar el debate que de pronunciar una conferencia formal. Me centraré en tres problemas concretos que se plantean en relación con las marcas tridimensionales. En primer lugar, la aptitud de dichas marcas para el registro, teniendo en cuenta, en particular, los criterios del artículo 4 del Reglamento (CE) nº 40/941 del Consejo («RMC») y el artículo 2 de la Primera Directiva 89/104/CEE (en lo sucesivo, «la Directiva»)2. A continuación, pasaré a examinar, de forma un poco más pormenorizada, la jurisprudencia relacionada con los dos motivos de denegación absolutos de registro que han dado lugar a más jurisprudencia, a saber, las letras b) y e) del artículo 3 de la Directiva. Aptitud para el registro Evidentemente, según los términos de la Directiva y del RMC, no cabe duda de que, por principio, un signo tridimensional puede registrarse como marca. A este respecto, véase la referencia, contenida en el artículo 4 del RMC, a los signos que puedan ser objeto de una representación gráfica, en particular, la forma del producto o de su presentación. De estos artículos se desprende claramente que, por principio, todas las marcas tridimensionales son aptas para el registro siempre que satisfagan, al menos, el requisito de poder ser representadas gráficamente. No obstante, en lo que respecta al Derecho comunitario, quedan cuestiones por aclarar en torno a lo que supone exactamente dicho requisito. En lo que se refiere al RMC, el concepto de representación gráfica también se aborda en la regla 3, apartado 4 del Reglamento de ejecución, que establece que cuando se solicite el registro de una marca tridimensional, la solicitud deberá contener una indicación a tal efecto, que la representación consistirá en una reproducción fotográfica o una representación gráfica de la marca y que la representación podrá constar de hasta seis perspectivas diferentes de la marca. A mi parecer, podría plantearse una serie de interrogantes en relación con este aspecto concreto. ¿Qué se entiende por una representación gráfica? El Reglamento de ejecución se refiere a una representación fotográfica o gráfica, lo cual implica intrínsecamente una descripción bidimensional de un objeto tridimensional. Estaría agradecido a cualquier persona que pudiera contribuir hoy a esclarecer la siguiente cuestión: ¿a qué categoría pertenece lo que podríamos denominar representaciones holográficas, que permiten representar en formato bidimensional una forma, un diseño u otro objeto tridimensional? La segunda cuestión que quisiera plantear en el contexto de la aptitud para el registro de las marcas tridimensionales se deriva de los requisitos de precisión, carácter duradero y estabilidad a los que se hace alusión, entre otros, en el asunto Libertel3. No diré nada sobre el asunto Libertel en lo que respecta a los colores. Pero en este asunto, el Tribunal de ∗ 1 Presidente de Sala, Tribunal de Primera Instancia de las Comunidades Europeas Reglamento (CE) nº 40/94 del Consejo, de 20 de diciembre de 1993, sobre la marca comunitaria (DOCE 1994 L 11, p. 1). 2 Primera directiva 89/104/CEE del Consejo, de 21 de diciembre de 1988, relativa a la aproximación de las legislaciones de los Estados miembros en materia de marcas (DOCE 1989 L 40, p. 1). 3 Sentencia de 6 de mayo de 2003 en el Asunto C-104/01 Libertel RTJCE 2003, I-3793. Sesión de trabajo: 1.2 Justicia indicó determinadas características esenciales de la representación gráfica de una marca, a saber, el requisito de que la representación gráfica debe posibilitar la representación visual del signo, en particular, a través de figuras, líneas o caracteres. Además, según el apartado 29 de la sentencia Libertel, «Para desempeñar su función, la representación gráfica [...] debe ser clara, precisa, completa en sí misma, fácilmente accesible, inteligible, duradera y objetiva». Se trata de una lista considerable. Como ejemplo del tipo de problema que puede plantearse, sólo me referiré brevemente y de pasada al asunto Glaverbel4. La cuestión principal que se planteaba en ese asunto era la del carácter distintivo y la marca, como quizás recuerden, consistía en la aplicación de determinadas características al vidrio, que le conferían un aspecto particular. Sin embargo, una característica de dicho aspecto era, tal como lo señaló el Tribunal de Primera Instancia, que la impresión que transmitía el motivo no era estable: podía percibirse de muy distinta manera, en función del ángulo de visión, de la intensidad de la luz o de la calidad del vidrio. El Tribunal sostuvo que, como consecuencia de estas variaciones, la marca no permitiría distinguir claramente los productos de la demandante de los que tuvieran otro origen comercial. Evidentemente, las observaciones del Tribunal fueron muy pertinentes en lo que respecta al carácter distintivo pero, desde mi punto de vista, las consideraciones de este tipo también pueden ser pertinentes, al menos en relación con los productos tridimensionales, con la cuestión lógicamente previa de la aptitud para el registro y con los requisitos esenciales que acabo de exponer, en particular, la facilidad de acceso, la inteligibilidad y la durabilidad. Hay otra pregunta que quizá merezca cierta reflexión: ¿cuál es la marca en cuestión en el caso de una marca tridimensional? ¿Se trata de la forma en sí misma, es decir la forma tridimensional, o de las diversas representaciones bidimensionales registradas de la misma? A este respecto, el Tribunal de Justicia observó en el asunto Philips5, en lo que se refiere al artículo 3, apartado 1, letra e) de la Directiva, que si sólo se cumplía uno de los criterios mencionados en dicha disposición, un signo constituido exclusivamente por la forma del producto o por una representación gráfica de dicha forma, no podía registrarse como marca. Los términos empleados por el Tribunal parecen sugerir que la marca consiste en la representación gráfica en sí misma, es decir, la representación bidimensional del objeto tridimensional. Podría afirmarse, en relación con los objetos tridimensionales definidos por la serie de perspectivas bidimensionales (hasta seis perspectivas o fotografías diferentes, aunque, al parecer, no se permiten más, al menos en relación con las marcas comunitarias), que lo que se protege realmente no es un objeto físico o una forma tridimensional, sino una serie de perspectivas bidimensionales de un objeto o una forma tridimensional. Quizá deba examinar este aspecto más a fondo ya que, una vez más, guarda relación con la cuestión de la facilidad de acceso. Antes de convertirme en jurista, estudié ingeniería en la universidad y una de las materias que me enseñaron fue el dibujo industrial, incluida la realización de dibujos bidimensionales de objetos tridimensionales. Una de las cosas que aprendí es que, aunque un dibujo bidimensional permita inferir ciertos aspectos o ciertas características de un objeto tridimensional, el dibujo en sí mismo no permite percibir necesariamente y de forma inmediata todas esas características. Me imagino que se planteará la pregunta de saber si una perspectiva de un objeto tridimensional que es deducible matemáticamente, aunque no inmediatamente perceptible, de un dibujo bidimensional o de una serie de dibujos de este tipo, entra en el ámbito de protección. Esta cuestión podría cobrar relevancia en relación con la concesión y la denegación del registro, así como en relación con lo que constituye una violación de marca. Permítanme pasar a continuación a los motivos de denegación absolutos en lo que respecta a las marcas tridimensionales. En la práctica, en lo que concierne a las marcas comunitarias, hasta la fecha el Tribunal sólo se ha ocupado, esencialmente, de asuntos relacionados con las letras b) y e), es decir, b) carácter distintivo y e) las exclusiones relacionadas con ciertas 4 5 Sentencia de 9 de octubre de 2002 en el Asunto T-36/01 Glaverbel RTJCE 2002, II-3887. Sentencia de 18 de junio de 2002 en el Asunto C-299/99 Philips RTJCE 2002, I-5475. Sesión de trabajo: 1.2 formas, que examinaré en breve. Además, evidentemente, en los asuntos Philips y, de nuevo, Linde 6, el Tribunal de Justicia ha formulado ciertas observaciones más generales sobre las consideraciones políticas subyacentes de cada uno de los motivos absolutos. Dadas las limitaciones de tiempo, no pretendo detenerme ahora en dichas consideraciones, por lo que quisiera pasar directamente al artículo 3, apartado 1, letra e) de la Directiva que, naturalmente, es el único motivo absoluto que se refiere exclusivamente a las marcas tridimensionales. Según este artículo, se denegará el registro de: los signos constituidos exclusivamente por la forma impuesta por la naturaleza del propio producto, o la forma del producto necesaria para obtener un resultado técnico, o la forma que da un valor sustancial al producto. Cabe formular una serie de observaciones sobre la base de la jurisprudencia actual. En primer lugar, la lista de motivos absolutos enumerados en este apartado es exhaustiva. Así lo afirmó el Tribunal en el apartado 74 del asunto Philips en relación con la Directiva y se supone que el mismo planteamiento es aplicable al RMC. En segundo lugar, la lista es de motivos alternativos, es decir, bastará cualquiera de estos motivos. A continuación –tampoco propongo profundizar mucho más en este asunto–, cabe señalar que estos motivos de denegación están vinculados a la necesidad de evitar cualquier monopolio sobre el uso de las marcas en cuestión. Esto es lo que se afirmó en el contexto del segundo subapartado, es decir, la excepción de las soluciones técnicas, en el asunto Philips –la ratio de los motivos de denegación del registro previstas en el artículo consiste en evitar que la protección del derecho de marca llegue a conferir a su titular un monopolio sobre soluciones técnicas o sobre características de uso del producto. A pesar de que esta declaración se hiciera en el contexto de las formas técnicas determinadas por soluciones técnicas, considero que, al menos en principio, puede aplicarse mutatis mutandis a los otros dos incisos del artículo 7, apartado 1, letra e). Por último, tal como se señaló en el asunto Philips, si una forma no puede registrarse como marca por uno de los motivos del artículo 3, apartado 1, letra e), dicho motivo excluirá en términos absolutos toda posibilidad de adquirir aptitud para el registro a través del uso. Aunque estos aspectos de la jurisprudencia sean suficientemente claros, considero que quedan algunas cuestiones por responder. La primera que se plantea, al menos desde una interpretación gramatical del artículo, es la postura que debe adoptarse en cuanto a combinaciones de motivos: ¿qué ocurre con una marca que consiste, en parte, en la aplicación de un resultado técnico y, en parte, en algo que viene impuesto por la naturaleza del producto en sí mismo y que, en parte, confiere al producto un cierto valor? En términos puramente lingüísticos, el uso de las palabras «exclusivamente» y «o» podría llevarnos a la conclusión de que no se satisfacen los requisitos. No compartiría este planteamiento, pero de todos modos se trata de una cuestión que aún debe resolverse judicialmente. La segunda cuestión que se plantea es el significado de la palabra «necesaria» en la formulación de la frase «la forma del producto necesaria para obtener un resultado técnico». En el apartado 83 de la sentencia Philips, el Tribunal dejó bien sentado que puesto que las características funcionales esenciales de la forma de un producto pueden atribuirse únicamente al resultado técnico, este hecho excluye el registro de un signo constituido por dicha forma, aunque el resultado técnico de que se trate pueda obtenerse con otras formas. En otras palabras, el requisito de necesidad para estos fines no se incumple sencillamente demostrando que existe otro modo de obtener el resultado técnico. La «necesidad» es, al parecer, algo análogo a una relación de causalidad entre la forma del producto y algún «resultado técnico» relevante para la utilización del producto. Podría pensarse, no obstante, al menos en relación con el primer criterio, es decir, la exclusión del registro de formas impuestas por la naturaleza del producto, que el Tribunal de Primera Instancia sugirió un planteamiento distinto en Procter & Gamble, el primer asunto relacionado con una pastilla de jabón7. Aquí, la cuestión consistía en determinar si una pastilla de jabón, que tenía una concavidad longitudinal y escotaduras longitudinales, era esencialmente una forma determinada por la naturaleza del producto, y así lo estimó la Sala de Recurso. No obstante, al rechazar esta última conclusión, el Tribunal de Primera Instancia señaló que existían otras formas de pastillas de jabón en el mercado que no presentaban estas características distintivas y, por lo tanto, estas 6 Sentencia de 8 de abril de 2003 en los Asuntos acumulados C-53/01 a C-55/01 Linde y otros RTJCE 2003, I-3161. 7 Asunto T-122/99 Procter & Gamble/OAMI RTJCE 2000, II-265. Sesión de trabajo: 1.2 características no podían ser el resultado de la naturaleza del producto. ¿Supone esto un planteamiento considerablemente diferente de aquél relacionado con el criterio de necesidad relativo a las características técnicas según el artículo 3, apartado 1, letra e)? En caso afirmativo, ¿son compatibles ambos planteamientos? Por último, quisiera formular algunas observaciones en relación con el potencial de las marcas tridimensionales para mostrar los atributos necesarios del carácter distintivo. A este respecto, hay dos cosas que saltan a la vista. En primer lugar, el Tribunal de Primera Instancia y, posteriormente, el Tribunal de Justicia, han confirmado que, desde el punto de vista de su contenido, el artículo 7, apartado 1, letra b) del RMC o el artículo 3, apartado 1, letra b) de la Directiva, aplican los mismos criterios para evaluar el carácter distintivo de las marcas tridimensionales que aquéllos aplicables a otras categorías de marcas. Este es el planteamiento adoptado en septiembre de 2001 en el asunto Procter & Gamble, el segundo asunto relacionado con una pastilla de jabón8, y confirmado recientemente, en abril de este año, por el Tribunal de Justicia en el asunto Linde. La segunda observación que cabe formular en relación con el carácter distintivo es que el mero hecho de que la forma de un producto pueda tener por lo general otras funciones, además de la de indicar el origen comercial de un producto, no impide el registro de una solicitud. Tal como lo señaló el Tribunal de Primera Instancia en el asunto Glaverbel, en la medida en que el público pertinente percibe el signo como una indicación del origen comercial de los productos o servicios, el hecho de que ese signo cumpla varias funciones simultáneas no influye en la cuestión del carácter distintivo. Por otro lado, resulta claramente de la jurisprudencia del Tribunal de Primera Instancia y, más recientemente, de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia, que el hecho de que se trate de marcas tridimensionales a diferencia de las marcas bidimensionales repercutirá en la práctica en la determinación del carácter distintivo por varios motivos. Tal como lo señaló el Tribunal de Primera Instancia en Procter & Gamble, el primer asunto relacionado con una pastilla de jabón, la percepción del público interesado no es necesariamente la misma en el caso de una marca tridimensional constituida por una forma, que en el caso de una marca denominativa, figurativa o tridimensional que no esté constituida por la forma del producto. Este concepto se desarrolló en mayor medida recientemente en el segundo asunto relacionado con una pastilla de jabón, al señalarse que, si bien el público está acostumbrado a percibir, inmediatamente, las marcas denominativas o gráficas como signos identificadores del origen comercial de los productos, no ocurre necesariamente lo mismo cuando el signo se confunde con el aspecto exterior del producto. El contenido de ambas citas se reprodujo recientemente, casi textualmente, en el asunto Libertel. Señor Presidente, dado que el tiempo apremia, creo que me detendré aquí. Sin embargo, espero que lo dicho hasta ahora contribuya a estimular el debate durante el tiempo del que aún disponemos. 8 Asunto T-129/00 Procter & Gamble/OAMI RTJCE 2001, II-2793. Sesión de trabajo: 1.2