XIII DERECHO DEL MAR: ESPACIOS MARÍTIMOS Y

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XIII
DERECHO DEL MAR: ESPACIOS MARÍTIMOS
Y APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS
NATURALES DEL MEDIO MARINO
I. LOS ESPACIOS SITUADOS DENTRO DE LOS LÍMITES
DE LA JURISDICCIÓN NACIONAL: LA ZONA ECONÓMICA
EXCLUSIVA Y LA PLATAFORMA CONTINENTAL
1.
A)
LA PRÁCTICA GENERAL
El Régimen Jurídico de los recursos naturales
13.1. PROCLAMA DEL PRESIDENTE TRUMAN DEL 28 DE SEPTIEMBRE DE 1945
ACERCA DE LA POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS EN RELACIÓN CON
LOS RECURSOS NATURALES DEL SUBSUELO Y EL LECHO MARINO DE LA
PLATAFORMA CONTINENTAL
Preocupado por la urgencia de conservar y utilizar prudentemente sus recursos naturales,
el gobierno de los Estados Unidos considera los recursos naturales del subsuelo y del lecho
marino de la plataforma continental debajo de la alta mar pero contiguos a las costas de los
Estados Unidos como propiedad de los Estados Unidos, sujetos a su jurisdicción y control.
En los casos en que la plataforma continental se extienda hasta las costas de otro Estado, o
que se comparta con un Estado adyacente, el límite será determinado por los Estados Unidos
y el Estado interesado, de acuerdo con principios de equidad. De esta manera, el carácter de
alta mar de las aguas que están sobre la plataforma continental y el derecho a su navegación
libre y sin obstáculos no son afectados en modo alguno. [Cfr. WHITEMAN, Digest, vol. 4, pp.
752-764 sobre los antecedentes y objetivos de la declaración.]
13.2. DECLARACIÓN DE SANTIAGO DE CHILE SOBRE ZONA MARÍTIMA, DE 18
DE AGOSTO DE 1952, DE LOS GOBIERNOS DE CHILE, ECUADOR Y PERÚ
Los Gobiernos tienen la obligación de asegurar a sus pueblos las necesarias condiciones
de subsistencia, y de procurarles los medios para su desarrollo económico. En consecuencia,
es su deber cuidar de la conservación y protección de sus recursos y reglamentar el aprovechamiento de ellos a fin de obtener las mejores ventajas para sus respectivos países.
Por lo tanto, es también su deber impedir que una explotación de dichos bienes, fuera del
alcance de su jurisdicción, ponga en peligro la existencia, integridad y conservación de esas
riquezas en perjuicio de los pueblos que, por su posición geográfica, poseen en sus mares
fuentes insustituibles de subsistencias y de recursos económicos que les son vitales.
[612]
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
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Por las consideraciones expuestas, los Gobiernos de Chile, Ecuador y Perú, decididos a
conservar y asegurar para sus pueblos respectivos, las riquezas naturales de las zonas del mar
que baña sus costas, formulan la siguiente declaración:
1. Los factores geológicos y biológicos que condicionan la existencia, conservación y
desarrollo de la fauna y flora marítimas en las aguas que bañan las costas de los países declarantes, hacen que la antigua extensión del mar territorial y de la zona contigua sean insuficientes para la conservación, desarrollo y aprovechamiento de esas riquezas, a que tienen
derecho los países costeros.
2. Como consecuencia de estos hechos, los Gobiernos de Chile, Ecuador y Perú proclaman como norma de su política internacional marítima, la soberanía y jurisdicción exclusivas que a cada uno de ellos corresponde sobre el mar que baña las costas de sus respectivos
países, hasta una distancia mínima de 200 millas marinas, desde las referidas costas.
3. La jurisdicción y soberanía exclusivas sobre la zona marítima indicada incluye también
la soberanía y jurisdicción exclusivas sobre el suelo y subsuelo que a ella corresponde.
4. (Islas).
5. La presente Declaración no significa desconocimiento de las necesarias limitaciones
al ejercicio de la soberanía y jurisdicción establecidas por el derecho internacional, en favor
del paso inocente e inofensivo, a través de la zona señalada, para las naves de todas las naciones.
6. Los Gobiernos de Chile, Ecuador y Perú expresan su propósito de suscribir acuerdos
o convenciones para la aplicación de los principios indicados en esta Declaración en los cuales
se establecerán normas generales destinadas a reglamentar y proteger la caza y pesca dentro
de la zona marítima que les corresponde, y a regular y coordinar la explotación y aprovechamiento de cualquier otro género de productos o riquezas naturales existentes en dichas aguas
y que sean de interés común.
13.3. CONVENIO DE GINEBRA DE 29 DE ABRIL DE 1958 SOBRE PESCA Y CONSERVACIÓN DE LOS RECURSOS VIVOS DE LA ALTA MAR
[...]
Art. 6.o 1. El Estado ribereño tiene un interés especial en el mantenimiento de la productividad de los recursos vivos en cualquier parte de la alta mar adyacente a su mar territorial.
2. El Estado ribereño tiene el derecho de participar, en condiciones de igualdad, en toda
organización de estudios y en todo sistema de investigación o de reglamentación relativo a la
conservación de los recursos vivos de la alta mar en dicha zona, aunque sus nacionales no se
dediquen a la pesca en ella.
3. El Estado cuyos nacionales se dedican a la pesca en una zona cualquiera de la alta mar
adyacente al mar territorial de un Estado ribereño deberá, a petición del Estado ribereño,
entablar negociaciones con objeto de adoptar de común acuerdo las medidas necesarias para
la conservación de los recursos vivos de la alta mar en esa zona.
4. El Estado cuyos nacionales se dediquen a la pesca en cualquier zona de la alta mar
adyacente al mar territorial de un Estado ribereño no pondrá en vigor ninguna medida de
conservación en dicha zona que se oponga a aquellas que haya adoptado el Estado ribereño,
pero podrá entablar negociaciones con el Estado ribereño para adoptar, de común acuerdo,
las medidas necesarias para la conservación de los recursos vivos de la alta mar en dicha zona.
5. Si los Estados interesados no llegan a un acuerdo respecto a las medidas de conservación dentro de un plazo de doce meses, cualquiera de las partes podrá entablar el procedimiento previsto en el artículo 9.o
Art. 7.o 1. Teniendo en cuenta lo dispuesto en el párrafo 1 del artículo 6.o, y con el fin
de mantener la productividad de los recursos vivos del mar, el Estado ribereño podrá adoptar
unilateralmente las medidas de conservación que procedan para toda reserva de peces u otros
recursos marinos en cualquier parte de la alta mar adyacente a su mar territorial, si las negociaciones con los demás Estados interesados no hubiesen dado lugar a un acuerdo dentro de un
plazo de seis meses.
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
2. Para que las medidas que adopte el Estado ribereño en virtud del párrafo precedente
puedan sufrir efecto respecto a otros Estados, deberán reunir las condiciones siguientes:
a) Que las medidas de conservación respondan a una necesidad urgente, a la luz de los
conocimientos que se tengan sobre la pesquería;
b) Que las medidas adoptadas se funden en dictámenes científicos pertinentes;
c) Que dichas medidas no discriminen de hecho ni de derecho contra los pescadores
extranjeros.
3. Estas medidas permanecerán en vigor hasta que se solucione, de conformidad con las
disposiciones pertinentes de esta Convención cualquier litigio que pueda surgir sobre su
validez.
4. Si estas medidas no son aceptadas por los demás Estados interesados, cualquiera de
las partes podrá entablar el procedimiento establecido en el artículo 9.o Sin perjuicio de lo
dispuesto en el párrafo 2 del artículo 10, las medidas adoptadas continuarán en vigor hasta
que se dicte la decisión de la comisión especial.
5. Cuando la costa pertenezca a varios Estados, se seguirán los principios de delimitación geográfica que se fijan en el artículo 12 de la Convención sobre el mar Territorial y la
Zona Contigua.
13.4. CONVENIO SOBRE LA PLATAFORMA CONTINENTAL DE GINEBRA DE 29
DE ABRIL DE 1898
Art. 1.o Para los efectos de estos artículos, la expresión «plataforma continental» designa: a) el lecho del mar y el subsuelo de las zonas submarinas adyacentes a las costas, pero
situadas fuera de la zona del mar territorial hasta una profundidad de 200 metros o más allá
de este límite hasta donde la profundidad de las aguas suprayacentes permite la explotación
de los recursos de dichas zonas; b) el lecho del mar y el subsuelo de las regiones submarinas
análogas, adyacentes a las costas de las islas.
Art. 2.o 1. El Estado ribereño ejerce derechos de soberanía sobre la plataforma continental a los efectos de su explotación y de la explotación de sus recursos naturales.
2. Los derechos a que se refiere el párrafo 1 de este artículo son exclusivos en el sentido
de que, si el Estado ribereño no explora la plataforma continental o no explota los recursos
naturales de ésta, nadie podrá emprender estas actividades o reivindicar la plataforma continental sin expreso consentimiento de dicho Estado.
3. Los derechos del Estado ribereño sobre la plataforma continental son independientes
de su ocupación real o ficticia, así como de toda declaración expresa.
4. A los efectos de estos artículos, se entiende por «recursos naturales» los recursos
minerales y otros recursos no vivos del lecho del mar y del subsuelo. Dicha expresión comprende, asimismo, los organismos vivos, pertenecientes a especies sedentarias, es decir, aquellos
que en el período de explotación están inmóviles en el lecho del mar o en su subsuelo, o sólo
pueden moverse en constante contacto físico con dichos lechos y subsuelo.
Art. 3.o Los derechos del Estado ribereño sobre la plataforma continental no afectan al
régimen de las aguas suprayacentes como alta mar, ni al espacio aéreo situado sobre dichas
aguas.
Art. 4.o A reserva de su derecho para tomar medidas razonables para la exploración de la
plataforma continental y la explotación de sus recursos naturales, el Estado no puede impedir
el tendido ni la conservación de cables o tuberías submarinos en la plataforma continental.
Art. 5.o 1. La exploración de la plataforma continental y la explotación de sus recursos
naturales no deben causar un entorpecimiento injustificable de la navegación, la pesca o la
conservación de los recursos vivos del mar, ni entorpecer las investigaciones oceanográficas
fundamentales u otras investigaciones científicas que se realicen con intención de publicar
los resultados.
2. A reserva de lo dispuesto en los párrafos 1 y 6 de este artículo, el Estado ribereño tiene
derecho a constituir, mantener y hacer funcionar en la plataforma continental las instalaciones y otros dispositivos necesarios para explorarla y para explotar sus recursos naturales, así
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
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como a establecer zonas de seguridad alrededor de tales instalaciones y dispositivos, y a
adoptar en dicha zonas las disposiciones necesarias para proteger las referidas instalaciones
y dispositivos.
3. Las zonas de seguridad mencionadas en el párrafo 2 del presente artículo podrán extenderse hasta una distancia de 500 metros alrededor de las instalaciones y otros dispositivos que
se hayan construido, medida desde cada uno de los puntos de su límite exterior. Los buques
de todas las nacionalidades respetarán estas zonas de seguridad.
4. Aunque dichas instalaciones y dispositivos se hallen bajo la jurisdicción del Estado
ribereño, no tendrán la condición jurídica de islas. No tendrán mar territorial propio y su
presencia no afectará a la delimitación del mar territorial del Estado ribereño.
5. La construcción de cualquiera de dichas instalaciones será debidamente notificada y
se mantendrán medios permanentes para señalar su presencia. Todas las instalaciones abandonadas o en desuso serán completamente suprimidas.
6. Las instalaciones o dispositivos y las zonas de seguridad circundantes no se establecerán en lugares donde pueden entorpecer la utilización de rutas marítimas ordinarias que
sean indispensables para la navegación internacional.
7. El Estado ribereño está obligado a adoptar, en las zonas de seguridad, todas las medidas
adecuadas para proteger los recursos vivos del mar contra agentes nocivos.
8. Para toda investigación que se relacione con la plataforma continental y que se realice allí deberá obtenerse el consentimiento del Estado ribereño. Sin embargo, el Estado ribereño no negará normalmente su consentimiento cuando la petición sea presentada por una institución competente, en orden a efectuar investigaciones de naturaleza puramente científica
referentes a las características físicas o biológicas de la plataforma continental, siempre que
el Estado ribereño pueda, si lo desea, tomar parte en esas investigaciones o hacerse representar en ellas y que, de todos modos, se publiquen los resultados.
Art. 6.o 1. Cuando una misma plataforma continental sea adyacente al territorio de dos
o más Estados cuyas costas estén situadas una frente a otra, su delimitación se efectuará por
acuerdo entre ellos. A falta de acuerdo, y salvo que circunstancias especiales justifiquen otra
delimitación, ésta se determinará por la línea media cuyos puntos sean todos equidistantes de
los puntos más próximos de las líneas de base desde donde se mide la extensión del mar territorial de cada Estado.
2. Cuando una misma plataforma continental sea adyacente al territorio de dos Estados
limítrofes, su delimitación se efectuará por acuerdo entre ellos. A falta de acuerdo, y salvo
que circunstancias especiales justifiquen otra delimitación, ésta se efectuará aplicando el
principio de la equidistancia de los puntos más próximos de las líneas de base desde donde
se mide la extensión del mar territorial de cada Estado.
3. Al efectuar la delimitación de la plataforma continental, todas las líneas que se tracen
de conformidad con los principios establecidos en los párrafos 1 y 2 de este artículo, se determinarán con arreglo a las cartas marinas y características geográficas existentes en determinada fecha, debiendo mencionarse, como referencia, puntos fijos permanentes e identificables de la tierra firme.
13.5. TIJ. ASUNTO DE LA COMPETENCIA EN MATERIA DE PESQUERÍAS (REINO
UNIDO C. ISLANDIA), FONDO. SENTENCIA DE 25 DE JULIO DE 1974
[...]
49. El demandante (Reino Unido) impugna el Reglamento promulgado por el Gobierno
islandés el 14 de julio de 1972 y dado que el Tribunal debe pronunciarse al respecto, se hace
necesario determinar el derecho aplicable. Como ha dicho el Tribunal en el «asunto de Pesquerías»: «La delimitación de los espacios marítimos posee siempre un aspecto internacional; no
puede depender de la sola voluntad del Estado ribereño, manifestada en su derecho interno.
Aunque ciertamente el acto de delimitación es necesariamente un acto unilateral, puesto que
únicamente el Estado ribereño está facultado para llevarlo a cabo, por el contrario la validez
de la delimitación respecto de terceros Estados depende del Derecho internacional» (CIJ
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Recueil, 1951, p. 132). El Tribunal, por tanto, va a definir las reglas actuales de Derecho internacional que son pertinentes para la solución del presente litigio.
50. La Convención de Ginebra de 1958, sobre el Alta Mar, cuyas disposiciones fueron
adoptadas como «declaratorias en términos generales de los principios establecidos de
derecho internacional» define en el artículo 1.o al «alta mar» como «la parte del mar no
perteneciente al mar territorial ni a las aguas interiores de un Estado». El artículo 2.o
establece seguidamente que «estando el alta mar abierta a todas las naciones, ningún
Estado podrá pretender legítimamente someter cualquier parte de ella a su soberanía»,
precisando a continuación que la libertad de la alta mar comprenderá, entre otras, para
los Estados con litoral o sin él, la libertad de navegación y la libertad de pesca. No obstante, se determina que las libertades de la alta mar «serán ejercidas por todos los Estados
con la debida consideración para los intereses de otros Estados en su ejercicio de la libertad de alta mar».
51. La anchura del mar territorial no está definida en la Convención de 1958 sobre el mar
territorial y la zona contigua. Es cierto que el artículo 24 de la Convención limita esta zona a
doce millas «contadas desde la línea de base desde donde se mide la anchura del mar territorial». En la Conferencia de 1958, las principales divergencias sobre la anchura del mar territorial se limitaban, en aquel tiempo, a un desacuerdo respecto del límite que, hasta un máximo
de 12 millas, sería el apropiado. La cuestión de la anchura del mar territorial y la relativa a la
extensión de la competencia del Estado ribereño en materia de pesquería quedaron sin resolver en la Conferencia de 1958. Ambas fueron objeto de examen en la segunda Conferencia
sobre el Derecho del Mar, celebrada en 1960. Además, la cuestión de la extensión de la competencia del Estado ribereño en materia de pesquerías, que constituyó un grave obstáculo para
la adopción de un acuerdo en la Conferencia de 1958, progresivamente se ha separado de la
noción del mar territorial. Esta evolución pone de relieve la importancia creciente de los recursos de pesca para todos los Estados».
52. Sólo faltó un voto para que la conferencia de 1960 adoptara un texto regulando los
problemas de la anchura del mar territorial y de la extensión de la competencia en materia de
pesquerías. Sin embargo, con posterioridad a esta conferencia, la evolución del derecho continuó en la práctica de los Estados en la misma dirección de los debates de la conferencia y de
los acuerdos que estuvo a punto de adoptar. Dos nociones han cristalizado estos últimos años
en el derecho consuetudinario por efecto del consentimiento general aparecido en esta conferencia. La primera es la noción de zona de pesca, zona en el interior de la cual un Estado
puede pretender una competencia exclusiva en materia de pesquerías, con independencia de
su mar territorial; la extensión de esta zona de pesca hasta un límite de 12 millas a partir de las
líneas de base, parece desde entonces generalmente aceptada. La segunda es la noción de
derechos de pesca preferenciales en las aguas adyacentes en favor del Estado ribereño que
se halla en una situación de dependencia especial respecto a sus pesquerías costeras, operando esta preferencia frente a otros Estados interesados en la explotación de estas pesquerías y
debiendo ser llevada a la práctica de la forma indicada en el parágrafo 57 que se cita más
adelante.
53. Durante estos últimos años, la cuestión de una extensión de la competencia del Estado
ribereño en materia de pesca, ha pasado a un primer plano de actualidad cada vez con mayor
intensidad. El Tribunal no ignora que un cierto número de Estados han decidido ampliar su
zona de pesca. Conoce los esfuerzos realizados actualmente, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, con el objeto de hacer avanzar, con ocasión de la tercera conferencia sobre el
derecho del mar, la codificación y el desarrollo progresivo de esta rama del derecho; no ignora
tampoco las propuestas y los diversos documentos preparatorios presentados, los cuales debe
considerarse que manifiestan las tesis y opiniones de los Estados a título individual y que
traducen sus aspiraciones, pero no que expresen principios del derecho en vigor. El mismo
hecho de haber convocado la tercera conferencia sobre el derecho del mar testimonia, por
parte de todos los Estados, un deseo manifiesto de proseguir la codificación de este derecho
sobre una base universal, especialmente en lo relativo a la pesca y a la conservación de los
recursos biológicos del mar. Este deseo general es comprensible, puesto que las reglas del
derecho marítimo internacional son el fruto de acomodaciones recíprocas, de una actitud
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
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razonable y de un espíritu de cooperación. Así fue en el pasado, y así resulta necesariamente en la actualidad. En esta situación, el Tribunal, como tal, no podría dar una decisión sub
specie legis ferendae, ni enunciar el derecho antes de que el legislador se haya pronunciado.
[CIJ Recueil, 1974, pp. 22-24.]
13.6. PROCLAMACIÓN DEL REINO UNIDO POR LA QUE SE EXTIENDE LA ZONA
DE CONSERVACIÓN EXTERIOR DE LAS ISLAS MALVINAS, DE 22 DE
AGOSTO DE 1994
REINO UNIDO DE GRAN BRETAÑA E IRLANDA DEL NORTE
ISLAS FALKLAND (MALVINAS)
Proclamación por la que se extiende la zona de conservación exterior
de las Islas Falkland, de 22 de agosto de 1994*
El Gobernador en funciones firmó esta mañana la Proclamación número de 1994 que producirá el efecto de extender el límite noroccidental de la Zona de Conservación Exterior de las
islas Falkland (Malvinas) con el fin de incluir a ciertas aguas que se encuentran dentro de las
200 millas de las líneas de base de las islas Falkland.
La razón de esta sección es evitar que se lleve a cabo una pesca incontrolada en esa zona
en perjuicio de las poblaciones de peces y, en particular de la pota (illex illicebrosus).
La proclamación entrará en vigor el 1.o de septiembre de 1994.
PROCLAMACIÓN NÚMERO 1 DE 1994
En nombre de su Majestad Elisabeth II, por la gracia de Dios Reina del Reino Unido de
Gran Bretaña e Irlanda del Norte y de sus demás tierras y territorios. Cabeza del Commonwealth y Defensora de la Fe:
El Honorable Ronald Sampson, persona designada de conformidad con la ley para desempeñar las funciones de Gobernador de las Islas Falkland y durante su actual ausencia su excelencia el señor David Everard Tatham. Miembro de la muy distinguida Orden de Saint Michael
y Saint George. Gobernador de la islas Falkland.
Considerando que la sección 3 de la Proclamación número 2 de 1990 adopta disposiciones relativas a la variación de los límites exteriores de la zona exterior de conservación de la
pesca (en adelante designada como «la zona exterior»).
Y considerando que es necesario adoptar otras disposiciones para la protección y preservación del medio marino en los mares en torno a las islas Falkland de conformidad con el
Derecho internacional.
Por la presente. Yo. Ronald Sampson, actuando de conformidad con las instrucciones dadas
por Su Majestad por conducto de un Secretario de Estado. Proclamo lo siguiente:
1. Los límites exteriores de la zona exterior se modifican por la presente mediante la sustitución de las líneas indicadas en el apéndice a la Proclamación número 2 de 1990 por las
líneas indicadas en el apéndice a esta Proclamación.
2. Con respecto a la zona provisional de conservación y ordenación de la pesca y a la
zona exterior. Su Majestad ejercerá la jurisdicción de conformidad con las normas del derecho
internacional relativas a la protección y preservación del medio marino, a reserva de las disposiciones que se puedan adoptar en adelante por ley con respecto a estas cuestiones.
3. La presente Proclamación entrará en vigor el 1.o de septiembre de 1994.
Dada por mi mano y con el sello público de las islas Falkland el 22 de agosto del año de
Nuestro Señor mil novecientos noventa y cuatro.
* Comunicado de prensa del Gobernador. Puerto Stanley, 22 de agosto de 1994.
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
ARGENTINA
Nota de fecha 22 agosto de 1994, dirigida a la Embajada
del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte por el Ministerio
de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto
El Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto presenta sus saludos
a la Embajada del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y se refiere a la decisión
unilateral británica de extender su pretendida jurisdicción sobre el espacio marítimo ubicado
al oeste y adyacente al área descrita en el anexo de la Declaración Conjunta del 28 de noviembre de 1990.
El Gobierno argentino expresa su más formal protesta y rechazo por dicha medida, que
involucra espacios marítimos adyacentes al territorio nacional argentino, y no acepta que se
pretenda extender la controversia de soberanía a un área indisputada.
En el espacio marítimo en el que el Reino Unido pretende extender su alegada jurisdicción,
la República Argentina ha ejercido, ejerce y seguirá ejerciendo derechos de soberanía, particularmente en materia de administración y control de las actividades pesqueras.
El acto británico implica un apartamiento de la Declaración Conjunta y de los entendimientos bilaterales alcanzados desde 1990 hasta la fecha con relación al Atlántico Sudoccidental.
Asimismo, la acción del Reino Unido ignora las resoluciones de la Asamblea General de
las Naciones Unidas en las que se pide a las partes en la controversia que encuentren una
solución a la disputa de soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del
Sur por la vía de la negociación e «insta a las dos partes a que se abstengan de tomar decisiones que entrañen la introducción de modificaciones unilaterales en la situación» (resolución
31/49 de 1976, de la Asamblea General de las Naciones Unidas).
El Gobierno argentino se reserva el derecho de plantear ante los foros internacionales competentes, en particular la Asamblea General de las Naciones Unidas, la grave situación derivada de la medida adoptada por el Gobierno británico.
Sin perjuicio de ello, y en el ejercicio de su jurisdicción sobre el área referida, el Gobierno argentino continuará administrando y explotando los recursos vivos marinos en dicha zona,
y realizando la vigilancia y control de las actividades que allí se lleven a cabo, para la mejor
conservación de los recursos.
Por otra parte, el Gobierno argentino considera que decisiones unilaterales de esta naturaleza dificultan el mantenimiento y la eventual profundización de entendimientos bilaterales
en materia de pesca, con consecuencias negativas para la conservación de los recursos vivos
marinos en el Atlántico Sudoccidental.
En consecuencia, el Gobierno argentino insta al Gobierno británico a dejar sin efecto la
medida adoptada y a abstenerse de todo acto unilateral en el área en cuestión, a fin de hacer
posible la continuidad de la fructífera cooperación alcanzada hasta el presente. [BDM, 1995,
pp. 73-75.]
13.7. LEY DE LA REPÚBLICA POPULAR CHINA SOBRE LA ZONA ECONÓMICA
EXCLUSIVA Y LA PLATAFORMA CONTINENTAL, DE 26 DE JUNIO DE 1998
Art. 1.o La presente Ley se aprueba con el fin de salvaguardar los derechos de soberanía
y la jurisdicción que ejerce la República Popular de China sobre la zona económica exclusiva y la plataforma continental y proteger sus derechos e intereses marítimos.
Art. 2.o La zona económica exclusiva de la República Popular de China es un área situada más allá del mar territorial de la República Popular de China y adyacente a éste, que se
extiende hasta una distancia de 200 millas marinas contadas desde las líneas de base a partir
de las cuales se mide la anchura del mar territorial.
La plataforma continental de la República Popular de China comprende el lecho y el subsuelo de las áreas submarinas que se extienden más allá de su mar territorial y a todo lo largo de
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
619
la prolongación natural de su territorio hasta el borde exterior del margen continental o hasta
una distancia de 200 millas marinas contadas desde las líneas de base a partir de las cuales se
mide la anchura del mar territorial cuando el borde exterior del margen continental no llegue
a esa distancia.
En caso de que la República Popular de China tuviera, con respecto a la zona económica
exclusiva y la plataforma continental, pretensiones contrapuestas a las de otros Estados con
costas adyacentes o situadas frente a las suyas, la controversia se resolverá sobre la base del
derecho internacional y de conformidad con el principio de equidad mediante un acuerdo que
delimite las zonas reivindicadas.
Art. 3.o La República Popular de China ejercera en la zona económica exclusiva derechos
de soberanía para los fines de exploración y explotación, conservación y administración de
los recursos naturales de las aguas suprayacentes al lecho y del lecho y el subsuelo del mar
y con respecto a otras actividades con miras a la exploración y explotación económicas de
la zona, tal como la producción de energía derivada del agua, de las corrientes y de los
vientos.
La República Popular de China tendrá jurisdicción en la zona económica exclusiva con
respecto al establecimiento y la utilización de islas artificiales, instalaciones y estructuras, la
investigación científica marina y la protección y preservación del medio marino
Los recursos naturales de la zona económica exclusiva a que se hace referencia en la presente Ley comprenden tanto los recursos vivos como los no vivos.
Art. 4.o La República Popular de China ejercerá derechos de soberanía sobre la plataforma continental a los efectos de su exploración y de la explotación de sus recursos naturales.
La República Popular de China tendrá jurisdicción sobre la plataforma continental con
respecto al establecimiento y la utilización de islas artificiales, instalaciones y estructuras, la
investigación científica marina y la protección y preservación del medio marino.
Corresponderá a la República Popular de China el derecho exclusivo de autorizar y reglamentar las perforaciones que con cualquier fin se realicen en la plataforma continental.
Los recursos naturales de la plataforma continental mencionados en la presente Ley son
los recursos minerales y otros recursos no vivos del lecho del mar y su subsuelo, así como los
organismos vivos pertenecientes a especies sedentarias, es decir, aquellos que en el período
de explotación están inmóviles en el lecho del mar o en su subsuelo o sólo pueden moverse
en constante contacto físico con el lecho o el subsuelo.
Art. 5.o Toda organización internacional, organización extranjera o persona que entre en
la zona económica exclusiva para realizar actividades de pesca deberá tener la aprobación de
las autoridades competentes de la República Popular de China y respetar las leyes y reglamentos de la República Popular de China, así como los tratados o acuerdos celebrados entre
los Estados pertinentes y la República Popular de China.
Las autoridades competentes de la República Popular de China tendrán el derecho de adoptar
las medidas de conservación y ordenación que sean necesarias para evitar que los recursos
vivos de la zona economía exclusiva corran peligro de extinción por causa de una explotación excesiva.
Art. 6.o Las autoridades competentes de la República Popular de China tendrán derecho
a conservar y ordenar las poblaciones de peces transzonales, las poblaciones de peces altamente migratorios y los mamíferos marinos de la zona económica exclusiva, las poblaciones
anádromas que se originen en los ríos de la República Popular de China y las especies catádromas que pasen la mayor parte de su ciclo vital en las aguas de la República Popular de China.
La República Popular de China tendrá derecho preferenciales respecto de la poblaciones
anádromas que se origen en sus ríos.
Art. 7.o Toda organización internacional, organización extranjera o persona que emprenda actividades de exploración o explotación de los recursos naturales de la zona económica
exclusiva o de la plataforma continental de la República Popular de China o que realice perforaciones en la plataforma continental de la República Popular de China deberá tener la aprobación de las autoridades competentes de la República Popular de China y acatar sus leyes y
reglamentos.
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Art. 8.o La República Popular de China tendrá derechos exclusivos en la zona económica exclusiva y la plataforma continental para establecer islas artificiales, instalaciones y estructuras y para autorizar y reglamentar su establecimiento, funcionamiento y utilización.
La República Popular de China tendrá jurisdicción exclusiva sobre las islas artificiales,
instalaciones y estructuras en la zona económica exclusiva y la plataforma continental, incluida la jurisdicción en materia de leyes y reglamentos aduaneros, fiscales, sanitarios, de seguridad y de inmigración.
Las autoridades competentes de la República Popular de China tendrán derecho a establecer zonas de seguridad alrededor de las islas artificiales, instalaciones y estructuras en la zona
económica exclusiva y la plataforma continental, en las que podrán tomar medidas apropiadas para garantizar tanto la seguridad de la navegación como de las islas artificiales, instalaciones y estructuras.
Art. 9.o Toda organización internacional, organización extranjera o persona que realice
actividades de investigación científica marina en la zona económica exclusiva y la plataforma continental de la República Popular de China deberá tener la aprobación de las autoridades competentes de la República Popular de China y acatar sus leyes y reglamentos.
Art. 10. Las autoridades competentes de la República Popular de China tendrán derecho
a adoptar las medidas necesarias para prevenir, reducir y controlar la contaminación del medio
marino y para proteger y preservar el medio marino de la zona económica exclusiva y la plataforma continental.
Art. 11. Toda Estado que respete el derecho internacional y las leyes y reglamentos de la
República Popular de China gozará, en la zona económica exclusiva y la plataforma continental, de las libertades de navegación y sobrevuelo y de tendido de cables y tuberías submarinos, así como de otros beneficios marítimos jurídicos y prácticos relacionados con dichas
libertades. El tendido de cables y tuberías submarinos deberá ser autorizado por las autoridades competentes de la República Popular de China.
Art. 12. La República Popular de China, en el ejercicio de sus derechos de soberanía para
la exploración, explotación, conservación y administración de los recursos vivos de la zona
económica exclusiva, podrá tomar las medidas que sean necesarias para garantizar el cumplimiento de sus leyes y reglamentos, incluidas la vista, la inspección, el apresamiento, la retención y la iniciación de procedimientos judiciales.
En caso de violación de las leyes y reglamentos de la República Popular de China en la
zona económica exclusiva o la plataforma continental, la República Popular de China tendrá
derecho a adoptar las medidas de investigación necesarias conforme a la ley y podrá ejercer
el derecho de persecución ininterrumpida.
Art. 13. Los derechos de la República Popular de China en la zona económica exclusiva
y la plataforma continental que no estén previstos en la presente Ley se ejercerán de conformidad con el derecho internacional y las leyes y reglamentos de la República Popular de
China.
13.8. COMUNICACIÓN HECHA POR LA MISIÓN PERMANENTE DE LA REPÚBLICA
SOCIALISTA DE VIETNAM ANTE LAS NU MEDIANTE NOTA VERBAL DE 6
DE AGOSTO DE 1998, SOBRE LA CONTROVERSIA RELATIVA A LA LEY
SOBRE LA ZONA ECONÓMICA EXCLUSIVA Y LA PLATAFORMA CONTINENTAL DE LA REPÚBLICA POPULAR DE CHINA, APROBADA EL 26 DE
JUNIO DE 1998
El Representante Permanente de la República Socialista de Vietnam ante las Naciones
Unidas saluda atentamente al Secretario General de las Naciones Unidas y tiene el honor de
poner en su conocimiento, en su calidad de depositario de la Convención de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, la posición siguiente del Gobierno de la República Socialista de Vietnam con respecto a la Ley sobre la zona económica exclusiva y la plataforma continental de la República Popular China, aprobada el 26 de junio de 1998 en la terce-
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ra sesión de la Comisión Permanente del Noveno Congreso Nacional del Pueblo de la República Popular de China:
1. El artículo 2.o de la Ley sobre la zona económica exclusiva y la plataforma continental de la República Popular de China establece que la zona económica exclusiva y la plataforma continental de China se miden a partir de las líneas de base de su mar territorial. Con
respecto a esta cuestión, el Gobierno de la República Socialista de Vietnam reafirma una vez
más su posición de que la Declaración de 15 de mayo de 1996 de la República Popular de
China sobre el trazado de las líneas de base del mar territorial en el archipiélago de Hoang
Sa (Paracels) —que es parte del territorio vietnamita—, de un modo que no es ajusta al derecho
internacional, constituye una grave violación de la soberanía territorial de Vietnam, es contraria al derecho internacional y resulta absolutamente nula e inválida. En esta ocasión quisiéramos reiterar que Vietnam tiene soberanía indiscutible sobre los dos archipiélagos a saber el
de Hoang Sa (Paracels) y Truong Sa (Spratly) y posee suficientes pruebas de carácter histórico y fundamentos jurídicos como para afirmar su soberanía sobre estos dos archipiélagos.
2. La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982 define claramente la condición jurídica de la zona económica exclusiva y la plataforma continental de los
Estados ribereños. Las partes en dicha Convención tienen la obligación de respetar extrictamente sus disposiciones, y por lo tanto toda reivindicación que se oponga a las disposiciones
de la Convención es nula y carente de valor. Vietnam, como parte en la Convención, respeta
siempre estrictamente las normas de la Convención y cumple sus compromisos internacionales, por lo que exige que los demás Estados partes hagan lo propio. Con ese espíritu, Vietnam
declara por el presente que no reconocerá ninguno de los llamados «derechos históricos» que
no estén de acuerdo con el derecho internacional y que violen la soberanía, los derechos
soberanos de Vietnam y los intereses legítimos de Vietnam en sus zonas marítimas y su plataforma continental en el Mar Oriental como se menciona en el artículo 14 de la referida Ley
de la República Popular de China.
3. El Gobierno de la República Socialista de Vietnam tiene el honor de solicitar al Secretario General de conformidad con el artículo 319 de la Convención de las Naciones Unidas
sobre el Derecho del Mar de 1982, que notifique a todos los Estados partes en la Convención
la posición del gobierno de la República Socialista de Vietnam expuesta precedentemente.
[BOM, n.o 38, 1999, pp. 17-19, 36.]
13.9. LEY DE LOS ESPACIOS MARÍTIMOS DE HONDURAS, DE 12 DE NOVIEMBRE DE 1999
[...]
Art. 6.o De la zona económica exclusiva.—Honduras establece una zona económica exclusiva a lo largo de sus costas que se extiende desde el límite exterior del mar territorial hasta
una distancia de doscientas millas marinas, contadas desde la línea de base desde la que se
mide la anchura de aquél.
Art. 7.o Del régimen de la zona económica exclusiva.—1. En su zona económica exclusiva. Honduras tiene derechos de soberanía a los fines de la exploración, explotación, conservación y administración de todos los recursos naturales tanto vivos como no renovables,
existentes en la columna de agua, en el lecho y en el subsuelo del mar, así como respecto a
otros posibles usos económicos de esta parte del medio marino.
2. La pesca y la extracción de cualquier otro recurso del medio marino queda prohibida
expresamente a los buques extranjeros, salvo que medie tratado internacional en contrario o
conste fehacientemente el consentimiento expreso de Honduras, y,
3. Además de lo anterior. Honduras tiene jurisdicción:
a) para el establecimiento y la utilización de islas artificiales, instalaciones y estructuras
para la exploración y explotación de los recursos del lecho y subsuelo marinos;
b) para la investigación científica del medio marino;
c) para la protección y preservación del medio marino frente a la contaminación y,
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
d) para sancionar las infracciones de las leyes y reglamentos hondureños en las anteriores materias, principalmente en orden a la pesca y extracción de cualquier otro recurso natural,
sobre investigación científica marina y prevención y lucha contra la contaminación.
Art. 8.o Sobre el régimen de la pesca y el ejercicio de otras libertades en la zona económica exclusiva.—1. En la zona económica hondureña el ejercicio de la pesca quedará reservado a los hondureños y previo acuerdo internacional con los Gobiernos respectivos a los
nacionales de aquellos países cuyos buques de pesca la hayan ejercido de manera habitual.
2. En el ejercicio del derecho a la libre navegación en el interior de esta zona, los buques
de pesca extranjeros deben cumplir las disposiciones hondureñas destinadas a impedir que dichos
buques se dediquen a la pesca incluidas las relativas al arrumaje de los aparejos de la pesca y
3. El establecimiento de esta zona no afectará a los restantes libertades de navegación
subrevuelo y tendido de cables y tuberías submarinas, así como a los derechos legítimos de los
buques de terceros Estados de acuerdo con la Convención sobre el Derecho del Mar de 1982.
Art. 9.o De la plataforma continental.—La plataforma continental hondureña comprende el suelo y subsuelo de las áreas submarinas adyacentes a su mar territorial hasta una distancia de 200 millas marinas contadas desde las líneas de base o bien hasta el borde exterior de
su margen continental.
Art. 10. De los recursos de la plataforma continental.—Se entenderan por recursos
naturales de la plataforma continental hondureña los recursos minerales y otros recursos no
vivos del lecho del mar y su subsuelo así como, los organismos vivos pertenecientes a especies
sedentarias, es decir aquellos que en el período de explotación están inmóviles en el lecho
del mar o en su subsuelo o sólo pueden moverse en constante contacto físico con el lecho o
subsuelo.
Art. 11. Del régimen de la plataforma continental.—1. Honduras ejerce derechos soberanos a los efectos de la exploración y explotación de los recursos naturales de su plataforma
continental, que quedarán prohibidas a cualquier extranjero sin el consentimiento expreso de
la República.
2. Honduras tiene jurisdicción para el establecimiento e instalación de islas artificiales,
instalaciones y estructuras para la exploración y explotación de los recursos, para cuantos
usos conciernan a las mismas, así como, para reprimir las infracciones a sus leyes y reglamentos concernientes a las mismas.
3. La soberanía y jurisdicción hondureñas expresadas anteriormente, no afectarán a los
derechos y libertades de los demás Estados, especialmente los concernientes a la colocación
de cables y tuberías submarinas en la forma prevista en la Convención de las Naciones Unidas
sobre el Derecho del Mar de 1982.
Art. 12. De la delimitación del mar Territorial de la zona económica exclusiva y de la
plataforma continental entre Estados con costas adyacentes o situadas frente a frente.—1.
La delimitación de los anteriores espacios marítimos de Honduras con sus países vecinos se
efectuará mediante acuerdo entre ellos sobre la base del Derecho Internacional.
2. Tales acuerdos deberán llegar a una solución equitativa, para lo cual habrá de tenerse
en cuenta, en orden a aplicar el principio de equidad, no solamente la equidistancia, sino
también la proporcionalidad como manifestación concreta de la equidad y la existencia de
otras circunstancias especiales pertinentes tales como la existencia de islas.
3. En el supuesto específico del Golfo de Fonseca Honduras estará a lo declarado conforme al Derecho Internacional por la Sentencia de la Corte Internacional de Justicia del 11 de
septiembre de 1992, para la delimitación de los respectivos espacios marítimos con sus países
vecinos, a los que une tantos lazos históricos y de amistad. [La Gaceta de la República de
Honduras, 23 de diciembre de 1999.]
13.10. TRIBUNAL INTERNACIONAL DEL DERECHO DEL MAR. ASUNTO SAIGA
(SAN VICENTE Y LAS GRANADINAS C. GUINEA). SENTENCIA DE 1 DE JULIO
DE 1999
[...]
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
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123. San Vicente y las Islas Granadinas reclaman que al aplicar Guinea su derecho aduanero al Saiga en su radio aduanero, que incluye partes de la zona económica exclusiva, Guinea
actuó en contra de la Convención. Se afirma que en la zona económica exclusiva Guinea no
tiene reconocido el ejercicio de competencias que van más allá de las establecidas en los
artículos 56 y 58 de la Convención. Asimismo, se mantiene que Guinea violó su derecho a
disfrutar la libertad de navegación u otros usos del mar internacionalmente lícitos en la zona
económica exclusiva, ya que el suministro de gasoil por el Saiga forma parte del ejercicio de
esos derechos.
124. Guinea niega que la aplicación de sus leyes aduaneras y de contrabando en su radio
aduanero sea contraria a la Convención o viole algún derecho de San Vicente o las Granadas.
Se sostiene que tiene derecho a aplicar sus leyes aduaneras y de contrabando para evitar la
venta no autorizada de gasoil a buques pesqueros que operen en su zona económica exclusiva. Además, se mantiene que tal abastecimiento no forma parte de la libertad de navegación
reconocida en la Convención o no es un uso del mar internacional lícito relacionado con la
libertad de navegación, sino que se trata de una actividad comercial por lo que no encaja en
el artículo 58 de la Convención. Por esta razón, se afirma que la acción guineana contra el
Saiga no fue adoptada porque el barco navegase en la zona económica exclusiva de Guinea
sino porque éste esteba implicado en «actividades comerciales no garantizadas».
125. Guinea también argumenta que la zona económica exclusiva no forma parte del alta
mar o del mar territorial sino que es una zona con su propio estatuto jurídico (una zona sui
generis). A partir de aquí concluye que los derechos o la jurisdicción en la zona económica
exclusiva, que la Convención no atribuye expresamente al Estado ribereño, no encaja automáticamente en la libertad en alta mar.
126. El Tribunal debe determinar si el derecho aplicado a las medidas adoptadas por
Guinea contra el Saiga son compatibles con la Convención. En otras palabras, la cuestión
estriba en determinar si la Convención justificaba que Guinea aplicase su derecho aduanero
en la zona económica exclusiva dentro de un radio aduanero que se extiende a una distancia
de 250 kilómetros desde la costa.
127. El Tribunal hace notar que según la Convención el Estado ribereño podrá dictar leyes
y reglamentos aduaneros en su mar territorial (arts. 2 y 21). En la zona contigua el Estado
ribereño podrá tomar las medidas de fiscalización necesarias para:
a) prevenir las infracciones de sus leyes y reglamentos aduaneros, fiscales, de inmigración o sanitarios que se cometan en su territorio o en su mar territorial:
b) sancionar las infracciones de esas leyes y reglamentos cometidas en su territorio o en
su mar territorial (art. 33, párr. 1).
En la zona económica exclusiva el Estado ribereño podrá dictar las leyes y reglamentos
respecto de islas artificiales, instalaciones y estructuras (art. 60, párr. 2). En opinión del Tribunal, la Convención no autoriza al Estado ribereño a aplicar sus leyes aduaneras respecto de
cualquier otra parte de la zona económica exclusiva no mencionada arriba.
[...] [http://www.un.org/Depts/tos/.]
B)
La Delimitación de los espacios
13.11. TIJ. ASUNTOS DE LA PLATAFORMA CONTINENTAL DEL MAR DEL NORTE
(REPÚBLICA FEDERAL ALEMANA/DINAMARCA, REPÚBLICA FEDERAL
ALEMANA/PAÍSES BAJOS). SENTENCIA DE 20 DE FEBRERO DE 1969
[...]
43. Más fundamental que la noción de proximidad parece ser el principio, constantemente
invocado por las Partes, de la prolongación natural o de extensión del territorio o de la soberanía territorial del ribereño bajo el alta mar, más allá del lecho del mar territorial, que se halla
bajo la plena soberanía de este Estado. Existen distintas maneras de formular este principio,
pero la idea básica (la extensión de algo que ya se posee) es la misma; y es esta idea de extensión la decisión, según el Tribunal. En verdad, las zonas submarinas no pertenecen al Estado
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
ribereño por el hecho de estar próximas a su territorio o no solamente por ello. Ciertamente
que están próximas, pero ello no basta para conferirle un título, del mismo modo que la proximidad no constituye en sí misma un título al dominio terrestre; lo cual es un principio de
derecho bien establecido y admitido por ambas partes. En realidad, el título que el Derecho
internacional atribuye ipso jure al Estado ribereño sobre su plataforma continental deriva de
que las zonas submarinas en cuestión pueden ser consideradas como formando parte del territorio sobre el cual el Estado ribereño ejerce ya su autoridad: puede decirse que aun estando
cubiertas de agua, son una prolongación, una continuación, una extensión del territorio bajo
el mar...
[...]
81. Así pues, el Tribunal concluye que si el Convenio de Ginebra no era ni en sus orígenes ni en sus previsiones iniciales declaratorio de una regla obligatoria de Derecho internacional consuetudinario que impusiera el empleo del principio de la equidistancia para la delimitación de la plataforma continental entre Estados limítrofes, tampoco ha llegado por sus efectos
posteriores a la formación de una regla de tal naturaleza; y que la práctica de los Estados hasta
el presente es igualmente insuficiente a este respecto.
[...]
89. Es preciso reconocer que, pese a sus ventajas reconocidas, el método de la equidistancia conduce en ciertas condiciones geográficas bastante frecuentes a crear una indudable
falta de equidad:
a) La menor deformación de una costa aparece automáticamente ampliada por la línea
de equidistancia respecto a sus consecuencias para la delimitación de la plataforma continental. Así se ha comprobado en el caso de costas cóncavas o conversas...
[...]
90. Si por las razones indicadas más arriba, la equidad impide el empleo de la equidistancia en el presente como único método de delimitación, se suscita el problema de saber si
es necesario emplear un solo método para una delimitación determinada. No existe ninguna
base lógica para ello y no se percibe objeción alguna a la idea de que la delimitación de zonas
limítrofes de la plataforma continental pueda llevarse a cabo mediante el empleo concurrente de diversos métodos. El Tribunal ha indicado ya la razón por la cual considera que el Derecho
internacional en materia de delimitación de la plataforma continental no comporta ninguna
regla imperativa y autoriza el recurso a diversos principios o métodos, en función del caso,
así como en cuanto a la combinación de los mismos, siempre que ello conduzca a un resultado razonable por aplicación de principios equitativos. [CIJ Recueil, 1969, pp. 22, 31, 45 y
49.]
13.12. TIJ. ASUNTO DE LA PLATAFORMA CONTINENTAL (TÚNEZ/JAMAHIRIYA
ÁRABE LIBIA). SENTENCIA DE 24 DE FEBRERO DE 1982
[...]
45. Desde la sentencia del Tribunal en los asuntos de la Plataforma continental del mar
del Norte han pasado varios años durante los cuales este sector del derecho internacional ha
generado una abundante práctica estatal y ha sido objeto de minuciosos estudios, con ocasión
principalmente de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
La expresión «prolongación natural» figura ahora en el proyecto de Convención sobre el
Derecho del Mar. Ha llegado el momento de examinar si es posible derivar de las «nuevas
tendencias aceptadas» que se desprenden de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas
sobre el Derecho del Mar, principios y reglas de derecho internacional aplicables a la delimitación o si éstos pueden quedar afectados por aquéllas.
46. El Tribunal constata que la invitación a tener en cuenta las tendencias aceptadas que
le dirije el compromiso no es interpretada por las propias Partes como autorizando a fallar ex
aequo et bono, ni a tratar estas tendencias como si representaran necesariamente principios
y reglas de derecho internacional. El Tribunal debe, en primer lugar, examinar la actividad de
las propias Partes respecto de las tendencias de la Tercera Conferencia sobre el Derecho del
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
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Mar que pueden ser consideradas como aceptadas. Las Partes han expresado la opinión de
que las disposiciones incluidas en las sucesivas versiones del texto integrado oficioso para
fines de negociación (TNCI) y en el Proyecto de Convención sobre el Derecho del Mar que
resulta de aquél constituyen tendencias pertinentes en este caso. La Partes han evocado el
procedimiento mencionado en el documento de las Naciones Unidas A/CONF. 62/62 de 14
de abril de 1978 que define, en sus párrafos 10 y 11, las condiciones en que las nuevas disposiciones son incorporadas al TNCO y, desde que ha cambiado de denominación, al proyecto
de Convención.
47. El artículo 76 y el artículo 83 son las disposiciones del proyecto de Convención elaborado por la Conferencia que podría reflejarlas nuevas tendencias aceptadas a tomar en consideración en este caso. De conformidad con el artículo 76, párrafo 1:
«La plataforma continental de un Estado ribereño comprende el lecho y el subsuelo de las áreas submarinas que se extienden más allá de su mar territorial y a todo
lo largo de la prolongación natural de su territorio hasta el borde exterior del margen
continental o bien hasta una distancia de 200 millas marinas contadas desde las
líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial, en los
casos en que el borde exterior del margen continental no llegue a esa distancia.»
Los párrafos 2 a 9 que contienen disposiciones detalladas sobre los límites exteriores de la
plataforma continental, pueden no ser tenidos en cuenta a los fines de la presente sentencia.
Aunque el párrafo 10 específica que las disposiciones del artículo «no prejuzgan la cuestión
de la delimitación de la plataforma continental entre Estados con costas adyacentes o situadas frente a frente», la definición del párrafo 1 no debe perderse de vista. Esta definición
comprende dos partes que apelan a criterios diferentes. Según la primera parte del párrafo 1,
la prolongación natural del territorio terrestre es el criterio principal. En la segunda parte del
párrafo, es la distancia de 200 millas la que fundamenta en determinadas circunstancias el
título del Estado ribereño. La noción jurídica de plataforma continental basada en una «especie
de zócalo» queda por tanto modificada o al menos completada por este criterio. La definición
del artículo 76, párrafo 1 descarta igualmente el criterio de explotabilidad, que es un elemento de la definición de la Convención de Ginebra de 1958. [CIJ Recueil, 1982, pp. 47 y 48.]
13.13. TIJ. ASUNTO DE LA DELIMITACIÓN MARÍTIMA EN LA REGIÓN DEL GOLFO
DEL MAINE (CANADÁ C. ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA), SENTENCIA DE
12 DE OCTUBRE DE 1984
[...]
112. La Sala desearía, en consecuencia, concluir esta revisión de las reglas de derecho
internacional que regulan la materia en la cual se sitúa la controversia americano-canadiense, intentando una reformulación más completa y, a su juicio, más exacta, de la norma fundamental en cuestión. A este fin, tendrá en cuenta especialmente la definición de las «verdaderas reglas de derecho en materia de delimitación de las plataformas continentales limítrofes,
es decir, de las reglas obligatoria para los Estados en cualquier delimitación», dada por el
Tribunal en su sentencia de 1969 sobre la Plataforma continental del mar del Norte (CIJ
Recueil, 1969, pp. 46 y 47, párr. 85). Lo que el derecho internacional general prescribe en
cualquier delimitación marítima entre Estados vecinos, puede definirse de la siguiente forma:
1) No puede hacerse unilateralmente ninguna delimitación marítima entre Estados cuyas
costas son adyacentes o se sitúan frente a frente, por uno de estos Estados. Esta delimitación
debe buscarse y efectuarse por medio de un acuerdo que sea consecuencia de una negociación realizada de buena fe y con la intención real de llegar a un resultado positivo. Sin embargo, en el caso de que dicho acuerdo no sea posible, la delimitación debe hacerse recurriendo
a un tercero dotado de la competencia necesaria para tal fin.
2) Tanto en el primer caso como en el segundo, la delimitación debe realizarse mediante la aplicación de criterios equitativos y la utilización de métodos prácticos que sean capaces
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
de garantizar un resultado equitativo, teniendo en cuenta la configuración geográfica de la
región y otras circunstancias pertinentes (CIJ Recueil, 1984, pp. 299 y 300).
[...]
156. La Sala podrá tomar en consideración, en primer término, y sin que en su examen
influyan preferencias a priori, los criterios y sobre todo los métodos prácticos teóricamente
susceptibles de aplicación a la determinación del trazado de la delimitación marítima única
americano-canadiense en el golfo del Maine, y en el área exterior adyacente. A continuación,
corresponde elegir entre el abanico de posibilidades los criterios que, a su juicio, considere
más equitativos para la tarea que debe cumplir en el presente asunto, así como el método o la
combinación de métodos prácticos cuya aplicación permitirá traducir estos criterios en el caso
concreto, de la mejor forma posible.
[...]
161. Cabe añadir que, de hecho, hasta la aparición de la actual controversia, el problema
de una delimitación que podríamos denominar de «larga distancia», solamente se había suscitado ante una instancia judicial o arbitral internacional en lo concerniente a la plataforma
continental. Es la primera vez que se solicita una delimitación por vía de demanda, dirigida
a una Sala del Tribunal, mediante el trazado de una línea única, válida a un mismo tiempo
para la plataforma continental y para las aguas suprayacentes. Ahora bien, desde un punto de
vista teórico no se excluye que un determinado método parezca preferible para la delimitación de la plataforma continental, mientras que otro sea más apropiado para la delimitación
de las zonas exclusivas de pesca o de las zonas económicas exclusivas. Cabe recordar que
durante las audiencias del presente asunto se pidió a las Partes que se prenunciasen, en el caso
de que un determinado método o una combinación de métodos pareciera apropiado para la
delimitación de la plataforma continental y otro distinto para las zonas exclusivas de pesca,
respecto a cuáles serían a su juicio los motivos jurídicos que se podrían invocar para preferir
uno sobre otro en la determinación de una línea única. Los Estados Unidos indicaron en su
respuesta que en ese caso no parecía poder ser invocado ningún motivo jurídico a priori para
dar preferencia a un método sobre otro, y que los principios jurídicos aplicables y las circunstancias pertinentes deberían tomarse como un todo. En opinión de los Estados Unidos, las
circunstancias relativas a la eficacia funcional de un límite único para la columna de agua y
para el fondo del mar, deberían revestir mayor importancia que las que afectan solamente a
uno de estos elementos. Canadá ha señalado que, en su opinión, la preferencia de un método
sobre otro debería depender del grado de pertinencia que conviene atribuir a un factor dado
para el trazado, ya sea de toda la frontera, ya sea de una de sus partes. Precisó que en el caso
concreto este grado puede variar para cada uno de los sectores a considerar: el del Golfo del
Maine propiamente dicho, delimitado por la línea de cierre, cabo de Sable-Nantucket, y el del
exterior que comprende el banco de Georges. Concluyó que la preferencia concedida a un
método sobre otro debería dictarse por las circunstancias pertinentes propias de cada uno de
estos dos sectores.
[...]
192. Por lo que respecta, en primer lugar, a la elección de los criterios en los que la Sala
va a fundar su decisión, todo lo anterior concuerda en aconsejar excluir pura y simplemente
la aplicación de criterios que, aun pudiendo parecer en sí mismos equitativos, no se adaptarían a la delimitación de los dos objetos para los cuales se solicitó la delimitación en el compromiso celebrado por las Partes. A este respecto, la Sala desea subrayar de nuevo la posibilidad
que le incumbe como consecuencia de que la delimitación que se le ha pedido realizar es, por
primera vez en la práctica judicial y arbitral internacionales, una delimitación por línea única
de dos elementos diferentes. Este hecho representa una particularidad inédita hasta el presente, que caracteriza el caso y que lo diferencia de los que han sido objeto de decisiones precedentes. Como es obvio, este dato no significa en absoluto que los criterios que fueron aplicados en aquellas decisiones deban ser excluidos en el presente caso por ese solo hecho; dicho
en otros términos, el hecho de que los criterios en cuestión se hubieren revelado como equitativos y apropiados para la delimitación de la plataforma continental, no significa que deban
serlo también automáticamente para una delimitación simultánea de la plataforma continen-
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
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tal y de la zona de pesca suprayacente. La adaptabilidad de los mencionados criterios a esta
operación debe realizarse en relación a las exigencias específicas de ésta.
[...] [CIJ Recueil, 1984, pp. 341-342.]
13.14. TIJ. ASUNTO DE LA PLATAFORMA CONTINENTAL (JAMAHIRIYA ÁRABE
LIBIA/MALTA). SENTENCIA DE 3 DE JUNIO DE 1985
[...]
33. En opinión del Tribunal, aunque el presente caso se refiere a la delimitación de la
plataforma y no a la de la zona económica exclusiva, no es posible abstraerse de los principios y reglas sobre los que reposa esta última. Como se demuestra en la convención de 1982,
ambas instituciones —plataforma continental y zona económica exclusiva— están vinculadas en el derecho moderno. Dado que los derechos de que goza un Estado sobre su plataforma continental los podría ejercer igualmente sobre el lecho y el subsuelo de la zona económica exclusiva que en su caso hubiera proclamado, una de las circunstancias pertinentes que
deben tenerse en cuenta para la delimitación de la plataforma continental de un Estado es la
extensión legalmente autorizada de la zona económica exclusiva perteneciente a este mismo
Estado. Esto no significa que la noción de zona económica exclusiva absorba al de plataforma continental; pero significa, sin embargo, que conviene atribuir más importancia a elementos tales como la distancia de la costa, que son comunes a una y otra noción (CIJ Recueil,
1985, p. 32).
[...]
39. Considera el Tribunal [...] que a partir del momento en que la evolución del derecho
permite a un Estado reclamar una plataforma continental hasta 200 millas de sus costas,
cualquiera que fueran las características geológicas del suelo y del subsuelo afectados, no
existe razón alguna para conceder un papel relevante a los factores geológicos y geofísicos
hasta dicha distancia, al margen de la fase de comprobación del título jurídico de los Estados
interesados o de la delimitación de sus pretensiones. Lo anterior resulta particularmente evidente en lo concerniente a la comprobación de la validez del título, ya que éste no depende sino
de la distancia de los fondos marinos reivindicados como plataforma continental respecto a
las costas de los Estados que las reivindican, sin que las características geológicas o geomorfológicas de estos fondos desempeñen papel alguno, al menos cuando dichos fondos están
situados a menos de 200 millas de las costas en cuestión. En consecuencia, como la distancia entre las costas de las Partes no alcanza las 400 millas, de forma que no existe ninguna
particularidad geofísica más allá de las 200 millas de cada costa, la característica denominada «zona de hundimiento» no constituye una discontinuidad fundamental que interrumpa,
como una especie de frontera natural, la extensión de la plataforma continental maltesa hacia
el sur y la de la plataforma continental libia hacia el norte.
40. No existe razón alguna por la cual un factor que no juega papel alguno para el establecimiento del título jurídico, deba ser tenido en cuenta como circunstancia pertinente a los
fines de la delimitación. Es cierto que en el pasado, el Tribunal reconoció la pertinencia de
las particularidades geofísicas presentes en la zona de delimitación, cuando tales particularidades ofrecieran ayuda para identificar una línea de separación entre las plataformas continentales de las Partes. En los asuntos de la Plataforma continental del mar del Norte sostuvo que: «el examen de la geología de esta plataforma puede ser útil para saber si algunas
orientaciones o movimientos tienen influencia en la delimitación, precisando en ciertos puntos
la noción misma de pertenencia de la plataforma continental al Estado de cuyo territorio es
prolongación» (CIJ Recueil, 1969, p. 51, par. 95).
El Tribunal reconoció nuevamente en el asunto Túnez/Libia de 1982 que: «la identificación de la prolongación natural puede jugar un papel importante en la definición de una delimitación equitativa, si las circunstancias geográficas se prestan a ello, dada la importancia que
la prolongación reviste en ciertos casos como fundamento de los derechos sobre la plataforma continental» (CIJ Recueil, 1982, p. 47, par. 44), y el Tribunal destacó igualmente que «una
ruptura o solución de continuidad (acusada del fondo del mar)» puede constituir «indiscutiblemente el límite de dos plataformas continentales o prolongaciones naturales distintas»
(ibid., p. 57, par. 66). Sin embargo, invocar aquí esta jurisprudencia equivaldría a olvidar que
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
en tanto atribuye a los factores geológicos o geofísicos un eventual papel en la delimitación,
se legitimaba por una reglamentación del título que concedía a estos factores un papel que ya
pertenece al pasado, en cuanto a los fondos marinos situados a menos de 200 millas de las
costas (CIJ Recueil, 1985, pp. 35 y 36).
[...]
76. Habiendo cumplido la tarea que le confiaba el compromiso de 23 de mayo de 1976,
el Tribunal resumirá a continuación las conclusiones a las que ha llegado. Se le solicitó que
enunciara los principios y las reglas de derecho internacional que permitieran a las Partes
llevar a cabo una delimitación de las zonas de plataforma continental situadas entre ellas, de
acuerdo con principios equitativos y que dieran lugar a un resultado equitativo. El Tribunal
estima que para conseguir lo anterior, los términos del compromiso le obligan también a definir
de manera tan precisa como sea posible un método de delimitación que permita a las dos
Partes delimitar sus respectivas zonas de plataforma continental «sin dificultad», una vez
pronunciada la sentencia. Sin embargo, el Tribunal debe mirar más allá de los intereses mismos
de las Partes; tal como se explicó anteriormente, no debe afectar las eventuales pretensiones
de terceros Estados en la región, que escapan a su competencia en el caso presente y quedan
pendientes. Si bien es cierto que difieren las circunstancias en cada caso de delimitación marítima, sólo un conjunto claro de principios equitativos puede permitir reconocer a éstos el efecto
adecuado y alcanzar el objeto de un resultado equitativo requerido por el derecho internacional general.
77. El Tribunal ha tenido ocasión de tomar nota del cambio ocurrido en el derecho consuetudinario relativo a la plataforma continental, que consagran los artículos 76 y 83 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar respecto a la relación existente, de una
parte, entre el concepto de plataforma continental como prolongación natural del territorio
terrestre del Estado costero y, de otra, la distancia de la costa. Como explicó el Tribunal, en
condiciones geográficas como las que nos ocupan, con una plataforma continental única que
debe ser delimitada entre dos Estados situados frente a frente, de forma que no se suscita el
problema de definir el límite por referencia a un margen continental situado a más de 200
millas de las líneas de base trazadas a lo largo de la costa de uno de ellos, la noción jurídica
de prolongación natural no atribuye pertinencia alguna a los factores geológicos y geofísicos,
ni como fundamento del título ni como criterio de delimitación. Cada Estado ribereño es titular
de derechos soberanos sobre la plataforma continental situada ante sus costas, a los fines de
la exploración y explotación de sus recursos naturales (art. 77 de la Convención), hasta una
distancia de 200 millas marinas de las líneas de base —a reserva, como es lógico, de una
delimitación entre Estados vecinos— cualquiera que fueren los accidentes geológicos o geofísicos de los fondos marinos en la zona comprendida entre el litoral y el límite de las 200
millas. La adopción de este criterio de distancia no tiene como efecto instaurar un principio
de «proximidad absoluta», ni convertir el método de equidistancia en una regla general o en
un método obligatorio de delimitación, o incluso en un método a utilizar con prioridad en
cada caso [vid. Plataforma continental (Túnez/Jamahiriya árabe Libia), CIJ Recueil, 1982,
p. 79, par. 110]. Aunque por el Tribunal haya sido estimado en las circunstancias del presente caso que convenía comenzar por establecer una línea mediana para proceder a la delimitación, ello no significa que una línea de equidistancia constituya en todo caso el punto de partida, ni tampoco en todos los casos de delimitación de Estados situados frente a frente.
78. Habiendo trazado la línea media inicial, el Tribunal concluye que esta línea debe ser
ajustada para tener en cuenta las circunstancias pertinentes de la región, a saber, la disparidad considerable de la longitud de las costas de las Partes afectadas y la distancia entre estas
costas, la posición de los puntos de base que determinan la línea de equidistancia, y el contexto geográfico de conjunto. Teniendo en cuenta estas circunstancias, y asignando como límite
a cualquier desplazamiento de la línea hacia el norte la mediana teórica, que en la hipótesis
de una delimitación entre Italia y Libia fundada en la equidistancia para la zona a la que se
refiere la sentencia no produjera efecto alguno para Malta, el Tribunal está en condiciones de
indicar un método que permita a las Partes determinar la posición de una línea de naturaleza
tal que les garantiza un resultado equitativo. En su opinión, esta línea responde a las exigen-
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
629
cias del criterio de proporcionalidad y, en términos más generales, tiene en cuenta de manera
equitativa todas las circunstancias pertinentes. [CIJ Recueil, 1985, pp. 55 y 56.]
13.15. TIJ. ASUNTO DE LA DELIMITACIÓN MARÍTIMA EN LA REGIÓN SITUADA
ENTRE GROENLANDIA Y JAN MAYEN (DINAMARCA C. NORUEGA). SENTENCIA DE 14 DE JUNIO DE 1993
[...]
48. Dinamarca y Noruega son países ambos signatarios de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, pero ninguno de ellos la ha ratificado y aquélla
todavía no está en vigor. Por tanto, no cabe aplicar esta convención en sus disposiciones pertinentes. El Tribunal observa, sin embargo, que el párrafo 1 del artículo 74 y el párrafo 1 del
artículo 83 de la Convención disponen que la delimitación de la plataforma continental y de
la zona económica exclusiva entre Estados con costas adyacentes o situadas frente a frente se
efectuará
«por acuerdo entre ellos sobre la base del derecho internacional, a que se hace
referencia en el artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, a fin
de llegar a una solución equitativa».
La indicación de una «solución equitativa» como fin de toda operación de delimitación
refleja las exigencias del derecho consuetudinario en lo relativo a la delimitación tanto de la
plataforma continental como de las zonas económicas exclusivas.
49. En primer lugar, por lo que respecta a la delimitación de la plataforma continental,
dado que queda regulada por el artículo 6 de la Convención de 1958 y que concierne a costas
que están situadas frente a frente, conviene comenzar tomando como línea trazada a título
provisional la línea media situada entre las líneas de base de los mares territoriales, e investigar a continuación si existen «circunstancias especiales» que exijan «otra delimitación».
Este procedimiento es conforme con los términos empleados en el artículo 6, a tenor del cual:
«A falta de acuerdo, y salvo que circunstancias especiales justifiquen otra delimitación, ésta
se determinará por la línea media.»
[...]
52. Al abordar ahora la cuestión de la delimitación de las zonas de pesca, el Tribunal debe
examinar, sobre la base de las fuentes que son enumeradas en el artículo 38 del Estatuto de
la Corte, el derecho aplicable a la zona de pesca, teniendo en cuenta igualmente lo indicado
respecto de la zona económica exclusiva (párr. 47). Entre las decisiones de las jurisdicciones
internacionales relativas a la delimitación simultánea de ambos espacios, resulta pertinente
en este caso la recaída en el asunto del Golfo del Maine —donde la Sala descartó la aplicación de la convención de 1958 y se basó en el derecho consuetudinario—. Después de constatar que una parte de la delimitación concernía a dos costas situadas frente a frente, la Sala
puso en cuestión la adopción de la línea media «simplemente y a título definitivo» y llamó la
atención sobre la «diferencia de extensión entre las costas de los dos Estados vecinos que se
encuentran en la zona de delimitación» y, sobre esta base, afirmó «la necesidad de proceder
a una corrección de la línea media inicialmente trazada, corrección limitada, pero teniendo
en cuenta la situación real» (CIJ Recueil, 1984, pp. 334-335, pár. 217, 218).
53. Este enfoque se asemeja mucho al seguido por el Tribunal en el asunto Libia/Malta
al proceder a delimitar la plataforma continental entre dos Estados situados frente a frente.
También aquél constituye un punto de partida apropiado en este caso, especialmente porque
la Sala, en el asunto del Golfo del Maine, al abordar la parte de la línea de delimitación entre
costas situadas frente a frente, llamó la atención sobre el hecho de que el artículo 6 de la
Convención de 1958 hubiera tenido un efecto similar en aquella situación, aunque la Sala ya
había establecido que la convención de 1958 no tenía fuerza obligatoria para las partes. De
lo que se deduce que, tanto para la plataforma continental como para las zonas de pesca, resulta apropiado en este caso iniciar el proceso de delimitación con una línea media trazada a
título provisional.
630
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
54. El Tribunal debe examinar ahora todos los factores particulares del caso que sean
susceptibles de provocar un ajuste o desviación de la línea media trazada a título provisional.
El objetivo en cualquiera de las situaciones debe ser alcanzar una «solución equitativa». En
esta perspectiva, la convención de 1958 exige el examen de todas las «circunstancias especiales»; por su parte, el derecho consuetudinario basado en los principios de equidad, requiere
que se investigue si existen «circunstancias pertinentes».
[...]
68. Una delimitación conforme a la línea media supondría, en opinión del Tribunal, ignorar
la geografía costera de las fachadas marítimas de Groenlandia oriental y de Jan Mayen. El
carácter equitativo de una delimitación no se determina en función de la relación entre la
extensión de las costas y la de las superficies generadas por la proyección marítima de los
puntos de la costa [ver Plataforma continental (Jamahiriya árabe Libia/Malta) CIJ Recueil,
1985, p. 46, pár. 59] ni tampoco «unificando la situación de un Estado cuyas costas son amplias
y la de un Estado cuyas costas son reducidas» (Plataforma continental del mar del Norte, CIJ
Recueil, 1969, p 49, pár. 91). Pero la disparidad de extensión entre las costas respectivas de
las Partes es de tal magnitud que esta característica se convierte en un elemento a tomar en
consideración durante la operación de delimitación. Conviene recordar que en el asunto del
Golfo del Maine, la Sala estimó que una relación de 1 a 1,38 calculada en el Golfo del Maine
en los términos en que fue definida por la Sala, era suficiente para justificar la «corrección»
realizada a una delimitación basada en la línea media (CIJ Recueil, 1984, p. 336, pár. 221222). La diferencia de extensión entre las costas constituye, desde entonces, una circunstancia especial en el sentido del párrafo 1 del artículo 6 de la Convención de 1958. Asimismo,
en lo que respecta a las zonas de pesca, considera el Tribunal que dada la desproporción entre
las extensiones de las costas, la aplicación de la línea media conduciría a resultados manifiestamente no equitativos.
69. Cabe por ello afirmar que, a la vista de la desigualdad existente entre las respectivas
extensiones de las costas, la línea media debería ajustarse o desviarse de forma que la delimitación se efectúe más cerca de la costa de Jan Mayen. No obstante, conviene indicar que el
hecho de tener en cuenta la disparidad de extensión de las costas no significa una aplicación
directa y matemática de la relación entre las extensiones de las fachadas costeras de Groenlandia oriental y las de Jan Mayen. Tal y como ha advertido el Tribunal:
«Si la proporcionalidad pudiera aplicarse de esta manera, es difícil apreciar qué
papel podría desempeñar cualquier otra consideración; en efecto, la proporcionalidad sería entonces el principio que fundamenta el título sobre la plataforma continental pero también el método que permitiría poner ese principio en acción. De
todos modos, la debilidad de este argumento radica en que la utilización de la proporcionalidad como verdadero método no encuentra ningún apoyo en la práctica de los
Estados o en sus tomas de posición públicas, en particular durante la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar, ni tampoco en la jurisprudencia.» (Plataforma continental Jamahiriya árabe Libia/Malta), CIJ Recueil, 1985,
pp. 45-46, pár. 58.)
70. Las circunstancias del caso tampoco obligan al Tribunal a acoger la petición de
Dinamarca según la cual la línea de delimitación debería trazarse a 200 millas de las líneas
de base de la costa de Groenlandia oriental, delimitación que otorgaría a Dinamarca la extensión máxima de sus reivindicaciones sobre la plataforma continental y la zona de pesca.
Semejante delimitación provocaría que a Noruega sólo le quedara la parte residual [...] del
«área pertinente para la controversia sobre la delimitación», tal y como ha sido definida por
Dinamarca. La delimitación mediante una línea de 200 millas calculada a partir de las costas
de Groenlandia oriental podría parecer, desde una perspectiva matemática, más equitativa
que la efectuada sobre la base de la línea media teniendo en cuenta la disparidad de la longitud de las costas, pero ello no quiere decir que este resultado sea equitativo en sí mismo, lo
que constituye el objetivo de toda delimitación marítima fundamentada en derecho. Tanto
la costa de Jan Mayen como la de Groenlandia oriental generan un título potencial sobre los
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
631
espacios marítimos reconocidos por el derecho consuetudinario, es decir, en principio hasta
el límite de 200 millas a contar desde sus líneas de base. Si sólo se atribuyera a Noruega la
zona residual que subsiste después de dar pleno efecto a la costa oriental de Groenlandia,
ello sería totalmente contrario a los derechos de Jan Mayen y a las exigencias derivadas de
la equidad.
71. En esta fase de su análisis, el Tribunal estima que ni la línea media ni la línea de
200 millas calculada a partir de las costas de Groenlandia oriental en la zona pertinente,
resultan, apropiadas para delimitar la plataforma continental o la zona de pesca. De ello se
deduce que la línea de delimitación debe situarse entre las dos líneas descritas anteriormente y ubicarse de tal forma que la solución obtenida resulte justificada a tenor de las
circunstancias especiales contempladas en la Convención sobre la plataforma continental
de 1958, y asimismo equitativa sobre la base de los principios y normas del derecho internacional consuetudinario. Por consiguiente, el Tribunal procederá a continuación a examinar otras circunstancias que igualmente podrían influir en el emplazamiento de la línea de
delimitación.
[...]
87. Después de examinar la circunstancias geofísicas y de otra índole que le han sido
señaladas como merecedoras de consideración a los fines de delimitar la plataforma continental y las zonas de pesca, el Tribunal ha llegado a la siguiente conclusión: la línea media
adoptada a título provisional como primera etapa en la delimitación de los dos espacios, debería
ajustarse o desviarse con el fin de que la línea finalmente trazada atribuya a Dinamarca una
extensión más amplia de espacios marítimos de lo que le correspondería utilizando la línea
media. Sin embargo, la línea trazada por Dinamarca a 200 millas marinas de las líneas de base
de Groenlandia oriental constituiría un ajuste excesivo y produciría efectos no equitativos.
Por consiguiente, es necesario trazar la línea de delimitación en el interior de la zona en la
que se superponen ambas reivindicaciones, entre las líneas propuestas por cada una de las
Partes. El Tribunal abordará a continuación la cuestión de la ubicación concreta de esta línea.
[CIJ Recueil, 1993, pp. 59-62, 68-70 y 87.]
13.16. SENTENCIA ARBITRAL DE 17 DE DICIEMBRE DE 1999. ASUNTO DE LA
DELIMITACIÓN MARÍTIMA EN LA REGIÓN DEL MAR ROJO (ERITREA/YEMEN)
[...]
129. La tarea del Tribunal en el actual estadio de este Arbitraje está definida en el artículo 2 del Acuerdo de Arbitraje, a saber, «la consecución de una decisión de delimitación de las
fronteras marítimas». El término «fronteras» es utilizado aquí, razonablemente, con su significado normal y ordinario que denota la existencia de una frontera marítima internacional
entre dos Estados partes del Arbitraje, pero no en el sentido de lo que usualmente se denomina «límite» marítimo, como el límite exterior del mar territorial o de la zona contigua; si bien,
puede haber lugares donde estos límites lleguen a coincidir con la frontera internacional o
puedan ser modificados por ésta.
130. El artículo 2 también establece que, en la determinación de las fronteras marítimas,
el Tribunal deberá «tener en cuenta la opinión que se forme sobre las cuestiones de soberanía territorial, la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, y cualquier otro
factor pertinente». Las razones a tener en cuenta en la sentencia sobre la soberanía son suficientemente claras, y ambas partes han acordado en sus alegaciones que, en la segunda fase del
arbitraje, no se podrá intentar el nuevo planteamiento de las decisiones tomadas en la primera sentencia. La necesidad de considerar la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho
del mar de 1982 es importante porque Eritrea no ha consentido tal Convención, pero ha aceptado en el Acuerdo de Arbitraje que se apliquen las disposiciones de la Convención que resulten relevantes en esta fase. No existe referencia, en el Acuerdo de Arbitraje, al derecho del
mar consuetudinario, pero muchos de los elementos de derecho consuetudinario relevantes
están incorporados en las disposiciones de la Convención. El concepto «... cualquier otro
factor pertinente» es amplio y, sin duda, incluye varios factores que son reconocidos general-
632
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
mente como relevantes en el proceso de delimitación, así, la proporcionalidad, la no intrusión, la presencia de islas y cualquier otro factor que pueda afectar a la equidad en una situación particular.
131. Está generalmente aceptado, como se evidencia tanto en los escritos de los comentaristas como en la jurisprudencia, que en costas situadas frente a frente la línea media o
equidistante normalmente establece una frontera equitativa de acuerdo con los requisitos de
la Convención, en particular aquéllos de sus artículos, como el 74 y el 83, que respectivamente disponen una delimitación equitativa de la ZEE y de la plataforma continental entre
Estados con costas adyacentes u opuestas. Realmente, las dos partes en el presente caso han
demandado una frontera construida sobre el método de la equidistancia, aunque basada en
diferentes puntos de partida y resultante en líneas muy distintas.
132. El Tribunal ha decidido, después de una consideración cuidadosa de todos los argumentos adecuados y convincentes expuestos por ambas partes, que la frontera internacional será una
única frontera para todos los efectos como es una línea media y que, en la medida de lo posible,
debería ser una línea media entre las líneas de costa de los territorios opuestos. Esta solución no
sólo está de acuerdo con la práctica y constituye un precedente en casos similares sino que ya es
familiar para ambas partes. Como el Tribunal pudo hacer observar en su sentencia sobre la soberanía (párr. 438) los contratos petrolíferos en el mar acordados por Yemen, así como por Etiopía y
Eritrea, «sirvieron de algún apoyo a una línea media entre las costas opuestas de Eritrea y Yemen,
establecida sin consideración de las islas, y que divide la respectiva jurisdicción de las partes».
En este punto el Tribunal no sólo debe determinar la frontera marítima internacional a los
efectos de los acuerdos y concesiones petrolíferas sino a todos los efectos. La presencia de
islas requiere una cuidadosa consideración de las posibles repercusiones de aquéllas sobre la
línea de la frontera, tal y como se expone a continuación. Sin embargo, se comprobará que la
solución final es que la línea de la frontera marítima internacional queda en su mayor parte
como una línea media entre las costas del territorio de las partes.
133. La línea media es en cualquier caso un tipo de línea de costa por su propia definición, ya que es definida como «una línea cuyos puntos sean equidistantes de los puntos más
próximos de las líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial de
cada uno de esos Estados» (art. 15 de la Convención), incluso la misma definición puede
encontrarse en muchos tratados de fronteras así como en escritos de los expertos. La línea de
base normal del mar territorial como se denomina en el artículo 5 de la Convención —y aquí,
de nuevo, de acuerdo con una larga práctica y con una bien establecida norma consuetudinaria del derecho del mar— es «la línea de bajamar a lo largo de la costa, tal como aparece
marcada mediante el signo apropiado en cartas a gran escala reconocidas oficialmente por el
Estado ribereño». Aquí se plantean algunas cuestiones sobre lo que debe considerarse como
«costa» a este propósito, especialmente cuando están implicadas islas; y estas cuestiones,
sobre las que difieren claramente las partes, requieren las decisiones del Tribunal.
[http:/www.pca-cpa.org/ERYE2.htm.]
2.
LA PRÁCTICA ESPAÑOLA
13.17. LEY 15/1978, DE 20 DE FEBRERO, SOBRE ZONA ECONÓMICA EXCLUSIVA
Art. 1.o 1. En una zona marítima denominada zona económica exclusiva, que se extiende desde el límite exterior del mar territorial español hasta una distancia de doscientas millas
náuticas, contadas a partir de las líneas de base desde las que se mide la anchura de aquél, el
Estado español tiene derechos soberanos a los efectos de la exploración y explotación de los
recursos naturales del lecho y del subsuelo marinos y de las aguas suprayacentes.
En el caso de los archipiélagos, el límite exterior de la zona económica se medirá a partir
de las líneas de base rectas que unan los puntos extremos de las islas e islotes que respectivamente los componen, de manera que el perímetro resultante siga la configuración general
de cada archipiélago.
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
633
2. En aplicación de lo dispuesto en el número anterior, corresponde al Estado español:
a) El derecho exclusivo sobre los recursos naturales de la zona.
b) La competencia de reglamentar la conservación, exploración y explotación de tales
recursos, para lo que se cuidará la preservación del medio marino.
c) La jurisdicción exclusiva para hacer cumplir las disposiciones pertinentes.
d) Cualesquiera otras competencias que el Gobierno establezca en conformidad con el
Derecho internacional.
Art. 2.o 1. Salvo lo que se disponga en tratados internacionales con los Estados cuyas
costas se encuentren en frente de las españolas o sean adyacentes a ellas, el límite exterior a
la zona económica será la línea media o equidistante.
2. A los efectos del presente artículo, por línea media o equidistante se entiende aquella
cuyos puntos son equidistantes de los más próximos situados en las líneas de base, trazadas
de conformidad con el Derecho internacional desde las que se mide la anchura el mar territorial de cada Estado.
En el caso de los archipiélagos, se calculará la línea media o equidistante a partir del perímetro archipelágico trazado de conformidad con el artículo 1.o, párrafo 1 in fine.
Art. 3.o 1. En la zona económica, el ejercicio de la pesca queda reservado a los españoles y previo acuerdo con los Gobiernos respectivos, a los nacionales de aquellos países cuyos
buques de pesca la hayan ejercido de manera habitual.
2. Los pescadores extranjeros no comprendidos en el párrafo anterior no podrán dedicarse a la pesca en la zona económica salvo que así se establezca en los tratados internacionales
en los que España sea parte.
Art. 4.o En la zona económica será de aplicación lo dispuesto en la Ley número 93/1962,
de 24 de diciembre, sobre sanciones a las infracciones cometidas por embarcaciones extranjeras en materia de pesca.
Art. 5.o 1. El establecimiento de la zona económica no afecta a las libertades de navegación, sobrevuelo y tendido de cables submarinos.
2. En el ejercicio del derecho de libre navegación, los buques de pesca extranjeros deberán
cumplir las disposiciones españolas destinadas a impedir que dichos buques se dediquen a la
pesca en la zona económica, incluidas las relativas al arrumaje de los aparejos de pesca.
Disposiciones finales.—1.a La aplicación de las disposiciones de la presente Ley se limitará a las costas españolas del océano Atlántico, incluido el Mar Cantábrico, peninsulares e
insulares, y se faculta al Gobierno para acordar su extensión a otras costas españolas.
2.a Quedan modificadas, en lo que sea necesario para la aplicación de la presente Ley, la
Ley número 93/1962, de 24 de diciembre, sobre sanciones a las infracciones cometidas por
embarcaciones extranjeras en materia de pesca; la Ley número 30/1967, de 8 de abril, sobre
extensión de las aguas jurisdiccionales españolas a efectos de pesca, y cualesquiera otras
disposiciones que se opongan a lo dispuesto en la presente Ley.
3.a El Gobierno y los órganos de la Administración competentes dictarán las disposiciones necesarias para la aplicación de la presente Ley. [BOE, de 23 de febrero de 1978.]
13.18. CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978
[...]
Art. 132. [...] 2. Son bienes de dominio público estatal los que determine la ley y, en
todo caso, la zona marítimo-terrestre, las playas, el mar territorial y los recursos naturales de
la zona económica y la plataforma continental.
13.19.
LEY 22/1988, DE 28 DE JULIO, DE COSTAS
[...]
Art. 3.o Son bienes de dominio público marítimo-terrestre estatal, en virtud de lo dispuesto en el artículo 132.2 de la Constitución.
634
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
1. La ribera del mar y de las rías, que incluye:
a) La zona marítimo-terrestre o espacio comprendido entre la línea de bajamar escorada
o máxima viva equinoccial, y el límite hasta donde alcanzan las olas en los mayores temporales conocidos o, cuando lo supere, el de la línea de pleamar máxima viva equinoccial. Esta
zona se extiende también por los márgenes de los ríos hasta el sitio donde se haga sensible el
efecto de las mareas.
Se consideran incluidas en esta zona las marismas, albuferas, marjales, esteros y, en general,
los terrenos bajos que se inundan como consecuencia del flujo y reflujo de las mareas, de las
olas o de la filtración del agua del mar.
b) Las playas o zonas de depósito de materiales sueltos, tales como arenas, gravas y guijarros, incluyendo escarpes, bermas y dunas, tengan o no vegetación, formadas por la acción
del mar o del viento marino, u otras causas naturales o artificiales.
2. El mar territorial y las aguas interiores, con su lecho y subsuelo, definidos y regulados
por su legislación específica.
3. Los recursos naturales de la zona económica y la plataforma continental, definidos y
regulados por su legislación específica.
13.20.
REAL DECRETO 1.315/1997, DE 1 DE AGOSTO, POR EL QUE SE ESTABLECE UNA ZONA DE PROTECCIÓN PESQUERA EN EL MAR MEDITERRÁNEO
La Ley 15/1978, de 20 de febrero, sobre zona económica exclusiva establece, en su disposición final primera, que la extensión de la zona económica exclusiva española a 200 millas
se aplicará solamente a las costas españolas, tanto peninsulares como insulares, del océano
Atlántico, incluido el mar Cantábrico. No obstante, dicha disposición final faculta al Gobierno para acordar su extensión a otras costas españolas.
Al no haber utilizado el Gobierno la facultad que le concede dicha disposición final, la
Ley 15/1978 no resultaba aplicable al mar Mediterráneo por lo que España, de conformidad
con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, abierta a la firma en
Montego Bay el 10 de diciembre de 1982, ratificada por España el 15 de enero de 1997 sólo
ostenta competencias en ese mar en forma de soberanía sobre las 12 millas náuticas del mar
territorial y competencias especializadas en las otras 12 millas correspondientes a la zona
contigua.
El mar Mediterráneo tiene unas características muy particulares en relación con los recursos marinos vivos que se encuentran en sus aguas. En este sentido, es una de las pocas zonas
del mundo de reproducción de atún rojo, cuya explotación incontrolada por países que no
respetan las Recomendaciones de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún
Atlántico (ICCAT), regulación que afecta a los mares adyacentes incluido el Mediterráneo,
puede llevar a una situación verdaderamente crítica para esta especie.
A lo largo de los últimos años, se ha producido un notable incremento del esfuerzo pesquero por parte de buques industriales de países no pertenecientes a la cuenca mediterránea y que
faenan en muchos casos, sin ningún tipo de control, a escasas 12 millas de las zonas costeras.
Las medidas de conservación y control comunitarios no son aplicables más allá de las 12
millas, contadas a partir de las líneas de base de los Estados ribereños a los buques de otras
banderas, con la consiguiente frustración que ello produce, tanto para nuestro sector pesquero, como para la política de gestión de los recursos que España pretende llevar a cabo en el
Mediterráneo.
Por otro lado, es interés de España mantener en el Mediterráneo una flota artesanal intensiva de mano de obra y dirigida a la pesca de calidad con el objeto de no incrementar los
desequilibrios regionales a nivel nacional.
La explotación excesiva de los recursos pesqueros en el Mediterráneo obliga a tomar
medidas que eviten en un próximo futuro el agotamiento de las poblaciones de peces. Para
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
635
ello se hace necesario llevar una política adecuada de conservación de recursos, imposible
de poner en práctica cuando estas medidas se restringen al ámbito de las 12 millas del mar
territorial.
Por tanto, y en virtud de la facultad que otorga la disposición final primera de la Ley 15/1978,
de 20 de febrero, sobre la zona económica, se considera necesario establecer en el mar Mediterráneo una zona de protección pesquera, entre el cabo de Gata y la frontera francesa. Esta
zona es la que necesita una mayor protección, por ser la óptima para la reproducción de las
principales especies pesqueras.
En su elaboración ha sido consultado el sector afectado.
En su virtud, a propuesta de la Ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación, de acuerdo
con el Consejo de Estado, previa deliberación del Consejo de Ministros en su reunión del día
1 de agosto de 1997, dispongo:
Art. 1.o Se establece en el mar Mediterráneo una zona de protección pesquera, delimitada por una línea imaginaria que partiendo de Punta Negra-Cabo de Gata (I: 36° 43’, 35” norteL: 0022° 09’ 95” oeste), se dirige en dirección 181° (S 001 W) hasta el punto (I: 35° 54’ 5”
norte-L: 002° 12’, 0” oeste), distante 49 millas náuticas del referido punto de partida, continuando al este hasta la línea equidistante con los países ribereños, trazada de conformidad
con el Derecho Internacional, hasta la frontera marítima con Francia.
Art. 2.o En dicha zona el Reino de España tiene derechos soberanos a efectos de la conservación de los recursos marinos vivos, así como para la gestión y control de la actividad pesquera, sin perjuicio de las medidas que sobre protección y conservación de los recursos haya
establecido, o pueda establecer, la Unión Europea.
[...] [BOE, 26 de agosto de 1997.]
13.21. REAL DECRETO 431/2000, DE 31 DE MARZO, POR EL QUE SE MODIFICA
EL REAL DECRETO 1.315/1997, DE 1 DE AGOSTO, POR EL QUE SE
ESTABLECE UNA ZONA DE PROTECCIÓN PESQUERA EN EL MEDITERRÁNEO
El Real Decreto 1.315/1997, de 1 de agosto, por el que se establece una zona de protección pesquera en el Mediterráneo, dispone, en su artículo 1.o, la delimitación de dicha zona
de protección a partir de una línea imaginaria que parte de un punto de la costa denominado
Punta Negra-Cabo de Gata, en 36° 43’ 35” de latitud norte y 002° 09’ 93” de longitud oeste.
Por este punto pasa la línea de base recta, que delimita el extremo interior del mar territorial
español en esa zona. A partir de dicho punto interior, la zona de protección pesquera se extiende 49 millas náuticas en dirección 181° (S 001 W) hasta otro punto situado en 35° 54’ 05” de
latitud norte y 002° 12’ 00” de longitud oeste.
Sin variar la extensión de la zona de protección, parece más procedente empezar a contar
dicha zona a partir del extremo exterior del mar territorial, en lugar de hacerlo del extremo
interior, cuya anchura está fijada en 12 millas de acuerdo con el derecho internacional. Descontadas esas 12 millas, la amplitud de la zona de protección en su línea inicial ha de ser forzosamente de 37 millas.
Por tanto, se considera necesario modificar, en los términos expuestos, el Real Decreto
1.315/1997.
La presente disposición se dicta al amparo de lo previsto en el artículo 149.1.19.a de la
Constitución, que atribuye al Estado la competencia exclusiva en materia de pesca marítima.
En su virtud, a propuesta del Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, de acuerdo
con el Consejo de Estado y previa deliberación del Consejo de Ministros en su reunión del
día 31 de marzo de 2000, dispongo:
Artículo único. Modificación del Real Decreto 1.315/1997.—Se modifica el Real Decreto 1.315/1997, de 1 de agosto, por el que se establece una zona de protección pesquera en el
mar Mediterráneo, en los siguientes términos:
636
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
El artículo 1 queda sustituido por el siguiente texto
«Artículo 1.o Se establece en el mar Mediterráneo una zona de protección pesquera, delimitada por una línea imaginaría que partiendo del punto de coordenadas 36°
31’ 42” de latitud norte y 002° 10’ 20” de longitud oeste, situado a 12 millas náuticas de Punta Negra-Cabo de Gata, se dirige en dirección 181° (S 001 W) hasta el
punto de 35° 54’ 05” de latitud norte y 002° 12’ 00” de longitud oeste, distante 37
millas náuticas del referido punto de partida, continuando al este hasta la línea
equidistante con los países ribereños, trazada de conformidad con el derecho internacional, hasta la frontera marítima con Francia.»
Disposición adicional única. Título competencial.—La presente disposición se dicta al
amparo de lo previsto en el artículo 149.1.19.a de la Constitución, que atribuye al Estado la
competencia exclusiva en materia de pesca marítima.
[...] [BOE, 1 de abril de 2000.]
13.22.
LEY 3/2001, DE 26 DE MARZO, DE PESCA MARÍTIMA DEL ESTADO
TÍTULO PRELIMINAR
DISPOSICIONES GENERALES
Art. 1.o Objeto.—La presente Ley, de conformidad con los principios y reglas de la
política pesquera común y de los Tratados y Acuerdos internacionales, tiene por objeto:
a) La regulación de la pesca marítima, competencia exclusiva del Estado, conforme a lo
establecido por el artículo 149.1.19.a de la Constitución.
b) El establecimiento de la normativa básica de ordenación del sector pesquero, de acuerdo con lo previsto en el artículo 149.1.19.a de la Constitución.
c) El establecimiento de normas básicas de ordenación de la actividad comercial de productos pesqueros, y la regulación del comercio exterior de los mismos, de acuerdo con lo establecido en el artículo 149.1.13.a y 10.a respectivamente, de la Constitución.
d) La programación de la investigación pesquera y oceanográfica de competencia del
Estado, en el ámbito de la política de pesca marítima, de acuerdo con el artículo 149.1.15.a
de la Constitución.
e) El establecimiento del régimen de infracciones y sanciones en materia de pesca marítima en aguas exteriores, de la normativa básica de ordenación del sector pesquero y comercialización de los productos pesqueros.
Art. 2.o Definiciones.—A los efectos de esta Ley se establecen las siguientes definiciones:
Actividad pesquera: la extracción de los recursos pesqueros en aguas exteriores, así como
la de crustáceos y moluscos con artes y aparejos propios de la pesca. Están excluidas de
esta definición las actividades de marisqueo y acuicultura, así como la pesca en aguas interiores.
Aguas exteriores: aguas marítimas bajo jurisdicción o soberanía española, situadas por
fuera de las líneas de base, tal y como se contemplan en la Ley 20/1967, de 8 de abril, sobre
extensión de jurisdicción marítima a doce millas, a efectos de pesca, y en el Real Decreto
2.510/1977, de 5 de agosto, de aguas jurisdiccionales, líneas de base rectas para su delimitación.
Aguas interiores: aguas marítimas bajo jurisdicción o soberanía española, situadas por
dentro de las líneas de base.
Arte de pesca: todo aparejo, red, útil, instrumento y equipo utilizados en la pesca marítima en aguas exteriores.
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
637
Arrecife artificial: el conjunto de elementos o módulos, constituidos por diversos materiales inertes, o bien, los cascos de buques se madera específicamente adaptados para este fin
que se distribuyen sobre una superficie delimitada del lecho marino.
Buque habitual: aquel buque que ha ejercido una pesquería de forma continuada, reiterada e ininterrumpida, considerándose como tal la no interrupción voluntaria de dicha actividad durante dos años consecutivos.
Caladero nacional: las aguas marítimas bajo jurisdicción o soberanía española.
Capturas históricas: las realizadas habitualmente por un buque desde una fecha determinada reglamentariamente.
Esfuerzo pesquero: la intensidad con que es ejercida la actividad pesquera, medida
con la capacidad de un buque, según su potencia y arqueo, el tiempo de actividad del
mismo, y otros parámetros que puedan incidir en su intensidad de pesca. El esfuerzo de
pesca desarrollado por un conjunto de buques será la suma del ejercicio por cada uno
de ellos.
Lonja: la instalación prevista para la exposición y primera venta de los productos pesqueros frescos, situada en el recinto portuario y autorizada por los órganos competentes de las
Comunidades Autónomas en materia de ordenación del sector pesquero.
Ordenación de la actividad comercial de los productos de la pesca, del marisqueo y de la
acuicultura: la regulación de las operaciones que se realizan respecto a dichos productos,
desde que finaliza la primera venta hasta su llegada al consumidor final, y en especial lo relativo al transporte, almacenamiento, transformación, exposición y venta.
Ordenación del sector pesquero: la regulación del sector económico o productivo de la
pesca, en especial lo relativo a los agentes del sector pesquero, la flota pesquera, el establecimiento de puertos base y cambios de base, y la primera venta de los productos pesqueros.
Pesca marítima: el conjunto de medidas de protección, conservación y regeneración de los
recursos marinos vivos en aguas exteriores, así como la actividad pesquera, en esas aguas.
Pesquería: el ejercicio de la actividad pesquera dirigida a la captura de una especie o grupo
de especies en una zona o caladero determinado.
Posibilidades de pesca de los buques: el volumen de capturas, esfuerzo de pesca o tiempo
en una zona, que ha correspondido a un buque conforme al reparto basado en los criterios
establecidos en esta Ley.
Recursos pesqueros: los recursos marinos vivos, así como sus esqueletos y demás productos de aquéllos, susceptibles de aprovechamiento.
Zona o caladero de pesca: área geográfica sujeta a medidas de gestión o conservación singulares, en base a criterios biológicos.
Art. 3.o Fines.—Son fines de la presente Ley:
a) Velar por la explotación equilibrada y responsable de los recursos pesqueros, favoreciendo su desarrollo sostenible y adoptar las medidas precisas para proteger, conservar y
regenerar dichos recursos y sus ecosistemas.
b) Mejorar las condiciones en que se realizan las actividades pesqueras, y el nivel de vida
de los pescadores.
c) Adaptar el esfuerzo de la flota a la situación de los recursos pesqueros.
d) Potenciar el desarrollo de empresas competitivas y económicamente viables en el sector
pesquero, facilitando su adaptación a los mercados.
e) Fomentar la mejora de las estructuras productivas de los sectores extractivo, comercializador y transformador, mejorando el aprovechamiento e incrementando el valor añadido
de los productos pesqueros.
f) Promover la formación continuada de los profesionales del sector pesquero.
g) Fomentar el asociacionismo en el sector pesquero.
h) Promover medidas compensatorias de los desequilibrios económicos y sociales que
puedan producirse en las regiones dependientes de la pesca.
i) Asegurar el abastecimiento y fomentar el consumo de los productos, con especial
incidencia en los excedentarios e infraexplotados.
j) Fomentar un comercio responsable de los productos pesqueros, que contribuya a la
conservación de los recursos.
638
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
k) Mejorar la calidad de los productos, la transparencia del mercado y la información al
consumidor.
l) Fomentar la investigación oceanográfica y pesquera.
TÍTULO I
DE LA PESCA MARÍTIMA EN AGUAS EXTERIORES
CAPÍTULO I
ÁMBITO DE APLICACIÓN
Art. 4.o Delimitación del ámbito.—1. Los preceptos de este Título son de aplicación a
la actividad pesquera ejercida por:
a) Los buques españoles en las siguientes aguas:
1.o Aguas sometidas a soberanía o jurisdicción española, incluyendo el mar territorial, la
zona económica exclusiva y la zona de protección pesquera del Mediterráneo, con excepción
de las aguas interiores, de acuerdo con lo regulado en la Ley 10/1977, de 4 de enero, sobre el
mar territorial; en la Ley 15/1978, de 20 de febrero, sobre la zona económica exclusiva, y en
el Real Decreto 1.315/1997, de 1 de agosto, por el que se establece una zona de protección
pesquera en el mar Mediterráneo.
2.o Aguas bajo soberanía o jurisdicción de otros Estados miembros de la Unión Europea,
de acuerdo con lo previsto en la normativa comunitaria.
3.o Aguas bajo soberanía o jurisdicción de países terceros sin perjuicio de la legislación nacional de dichos países y de lo establecido en los Tratados, Acuerdos y Convenios internacionales.
4.o Aguas de alta mar, conforme a lo establecido en el Derecho internacional vigente y
en las normas aplicables en virtud de Tratados, Acuerdos o Convenios internacionales.
b) Los buques comunitarios, en aguas bajo soberanía o jurisdicción española, de conformidad con lo dispuesto en la normativa de la Unión Europea.
c) Los buques de países terceros en aguas bajo soberanía o jurisdicción española, de
conformidad con lo dispuesto en la normativa de la Unión Europea y en las normas aplicables en virtud de Tratados, Acuerdos o Convenios internacionales.
2. Los preceptos de este Título serán también de aplicación a cualquier otra actividad
pesquera desarrollada en aguas exteriores sometidas a soberanía o jurisdicción española.
Art. 5.o Medidas de la política de pesca marítima en aguas exteriores.—La política de la
pesca marítima en aguas exteriores se realizará a través de:
a) Medidas de conservación de los recursos pesqueros, mediante la regulación de artes y
aparejos, la regulación del esfuerzo pesquero, el establecimiento de vedas temporales o zonales,
o de cualquier otra medida que aconseje el estado de los recursos.
b) Medidas de protección y regeneración de los recursos pesqueros, mediante el establecimiento de zonas protegidas, y de medidas preventivas para actividades susceptibles de perjudicar a los recursos pesqueros.
c) Medidas de gestión de la actividad pesquera, distribuyendo las posibilidades de pesca de
modo que se consiga una mayor racionalización del esfuerzo pesquero, en desarrollo del sector.
d) La regulación de la pesca no profesional, por su incidencia sobre el recurso.
e) El establecimiento de los oportunos sistemas de control e inspección de las actividades pesqueras.
[...]
CAPÍTULO III
MEDIDAS DE PROTECCIÓN Y REGENERACIÓN DE LOS RECURSOS PESQUEROS
SECCIÓN 1.a
Zonas de protección pesquera
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
639
Art. 13. Declaración de zonas de protección pesquera.—1. El Ministro de Agricultura, Pesca
y Alimentación, mediante Orden ministerial, podrá declarar zonas de protección pesquera para
favorecer la protección y regeneración de los recursos marinos vivos. Dichas zonas, de acuerdo
con la finalidad específica derivada de sus especiales características, podrán ser calificadas como:
a) Reservas marinas.
b) Zonas de acondicionamiento marino.
c) Zonas de repoblación marina.
2. La declaración de estas zonas se realizará previo informe del Instituto Español de Oceanografía, del Ministerio de Medio Ambiente, del Ministerio de Defensa, en el caso de que incida
sobre zonas declaradas de interés para la Defensa Nacional o zonas de seguridad de instalaciones militares, del Ministerio de Fomento, en el caso de que afecte al servicio portuario, así
como de las Comunidades Autónomas afectadas, sobre aspectos de su competencia.
La declaración establecerá, en todo caso, la delimitación geográfica de la zona.
[...]
CAPÍTULO IV
GESTIÓN DE LAS ACTIVIDADES PESQUERAS
SECCIÓN 1.a
Requisitos generales para el ejercicio de la actividad pesquera
Art. 23. Autorizaciones de pesca.—1. Todo buque destinado al ejercicio de la pesca marítima profesional en aguas exteriores, deberá llevar a bordo una autorización administrativa de
carácter temporal, expedida por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, denominada licencia de pesca y contar con un número del Registro General Sanitario de Alimentos.
2. La licencia de pesca, de carácter intransferible, es un documento inherente al buque
pesquero y que recogerá al menos los datos relativos a su titular, sus características técnicas,
la zona de pesca o caladero, la modalidad de pesca y el período de vigencia de la misma. La
primera licencia de un buque pesquero contendrá, además, los datos relativos a las bajas aportadas para su construcción y el puerto de establecimiento.
3. En el supuesto de transmisión de la titularidad del buque, el nuevo propietario deberá
comunicarlo al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a efectos del conocimiento
de la subrogación en el uso de la licencia.
4. La no utilización de la licencia de pesca sin causa justificada, durante su período de
vigencia, será considerada como renuncia de su titular al acceso del buque a la pesquería y al
caladero para el que fue autorizado, procediéndose a su baja definitiva en el censo específico correspondiente por modalidades, caladeros o pesquerías.
5. Cualquier otra actividad pesquera deberá contar con la autorización correspondiente.
6. Lo dispuesto en el presente artículo se entiende sin perjuicio de la correspondiente
autorización sanitaria y demás requisitos establecidos en la normativa vigente.
[...]
Disposición derogatoria única.—Quedan derogadas cuantas disposiciones de igual o inferior
rango se opongan a lo establecido en la presente Ley, y expresamente la siguiente norma: Ley
14/1998, de 1 de junio, por la que se establece el régimen de control para la protección de los
recursos pesqueros.
13.23. ORDEN DE 8 DE SEPTIEMBRE DE 1998, DEL MINISTERIO DE AGRICULTURA, PESCA Y ALIMENTACIÓN POR LA QUE SE ESTABLECE UNA RESERVA MARINA Y UNA RESERVA DE PESCA EN EL ENTORNO DE LA ISLA DE
ALBORÁN Y SE REGULA EL EJERCICIO DE LA PESCA EN LOS CALADEROS ADYACENTES
640
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
La Orden del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de 13 de junio de 1997, por
la que se regula la pesca de arrastre de fondo en la isla de Alborán, fija los criterios de ejecución de esta modalidad pesquera en los caladeros que circundan la isla.
Por otra parte, la Orden del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de 31 de julio
de 1997 establece una reserva marina y una reserva de pesca en el entorno de la isla.
Mediante la presente norma se refunden, por economía administrativa, las dos Órdenes
anteriormente citadas, al tiempo que se establecen los criterios para la elaboración de los
censos de los buques autorizados a faenar en los caladeros de la isla de Alborán.
Igualmente, se aprovecha la Orden para introducir una serie de modificaciones tendentes
a facilitar la gestión de estas zonas reguladas. Así, la reserva de pesca se amplía en extensión
y las modalidades de pesca profesional en la reserva marina se complementan con la autorización de la cacea al curricán y caña con cebo vivo.
Se ha solicitado informe del Instituto Español de Oceanografía, y han sido consultadas las
Comunidades Autónomas y el sector afectado.
Asimismo, conforme a lo establecido en el artículo 1.3 el Reglamento (CE) 1626/94 del
Consejo, por el que se establecen determinadas medidas técnicas de conservación de los recursos pesqueros del Mediterráneo, ha sido informada la Comisión.
La presente Orden se dicta en virtud de la competencia exclusiva del Estado en materia de
pesca marítima establecida en el artículo 149.1.19.a de la Constitución.
En su virtud, dispongo:
CAPÍTULO I
OBJETO Y ÁMBITO DE APLICACIÓN
o
Art. 1. Objeto.—1. Es objeto de la presente Orden el establecimiento de una reserva
marina y de una reserva de pesca (zona de especial interés pesquero para los buques españoles) en el entorno de la isla de Alborán, sometiendo las actividades en dichas zonas a las limitaciones correspondientes.
2. Las normas que regulan la actividad pesquera en dichas zonas serán de aplicación a
los buques españoles.
Art. 2.o Ámbito de aplicación.—1. La reserva marina se subdivide en dos zonas situadas en las aguas exteriores y delimitadas del modo siguiente:
a) Zona de reserva marina uno: Se extiende hasta una milla de la isla de Alborán, medida
a partir de las líneas de base.
b) Zona de reserva marina dos: Comprende un círculo de media milla alrededor del punto
de coordenadas geográficas de latitud 35° 57’ 95” Norte y longitud 2° 58’ 60” Oeste, que
incluye el bajo conocido con el nombre de «Piedra Escuela».
2. Dentro de la reserva marina a que se refiere el apartado anterior, se establecen dos
zonas de reserva integral:
a) Zona de reserva integral uno: Se extiende hasta media milla de la isla de Alborán,
medida a partir de las líneas de base.
b) Zona de reserva integral dos: Se extiende hasta media milla alrededor del punto de
coordenadas geográficas de latitud 35° 57’ 95” Norte y longitud 2° 58’ 60” Oeste, situado en
el entorno del bajo conocido con el nombre de «Piedra Escuela».
3. La reserva de pesca (zona de especial interés pesquero para los buques españoles)
comprende la plataforma marítima que circunda la isla de Alborán, tanto en aguas jurisdiccionales españolas como en alta mar, excluyendo la zona de reserva marina.
CAPÍTULO II
LA RESERVA MARINA
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
641
Art. 3.o Limitaciones de uso en las reservas integrales.—Con carácter general, en las
zonas de reserva integral indicadas queda prohibido cualquier tipo de pesca marítima, extracción de fauna y flora y las actividades subacuáticas.
Con fines de carácter científico y previa autorización expresa de la Secretaría General de
Pesca Marítima, podrá permitirse el acceso a dicha zona y la toma de muestras de flora y
fauna.
Art. 4.o Limitaciones de uso en las reservas marinas.—1. Dentro de la reserva marina
y fuera de las zonas de reserva integral queda prohibida toda clase de pesca marítima y la
extracción de flora y fauna marinas, con las excepciones siguientes:
a) La pesca marítima profesional, con los siguientes artes y aparejos tradicionalmente
utilizados en la zona: Palangre de fondo, cacea al curricán, cañas con cebo vivo y cerco dirigido a pequeños pelágicos.
b) El muestreo de flora y fauna marinas, con autorización expresa de la Secretaría General
de Pesca Marítima para realizar el seguimiento científico de la reserva marina.
c) La pesca marítima de recreo de cacea al curricán.
2. En la reserva marina, por fuera de la zona de reserva integral, podrá practicarse el
buceo.
Para el ejercicio de esta actividad deberá acreditarse estar en posesión de la autorización
administrativa que habilita para la práctica del buceo en España.
No obstante, los buceadores no portarán, en ningún caso, ni a mano ni en embarcación,
instrumento alguna que pueda utilizarse para el ejercicio de la pesca o la extracción de especies
marinas.
CAPÍTULO III
LA RESERVA DE PESCA (LA ZONA DE ESPECIAL INTERÉS PESQUERO
PARA LOS BUQUES ESPAÑOLES)
Art. 5.o Limitaciones de pesca.—1. En la reserva de pesca (zona de especial interés
pesquero para los buques españoles) podrá practicarse:
a) La pesca profesional con artes de arrastre de fondo dirigidos a la captura de gamba
roja («Ansteus antennalus») y otras especies de fondo.
b) La pesca profesional con aparejos de palangre de fondo, palangre de superficie y otros
artes de anzuelo.
c) La pesca profesional con artes de cerco dirigidos a pequeños pelágicos.
d) La pesca marítima de recreo de cacea al curricán.
2. Previo informe del Instituto Español de Oceanografía y teniendo en cuenta el estado
de los recursos, la Secretaría General de Pesca Marítima podrá autorizar la pesca profesional
con artes y aparejos distintos a los contemplados en la presente disposición.
3. Previo informe del Instituto Español de Oceanografía, podrán autorizarse campañas
experimentales dirigidas a la pesca de coral rojo («Corallium rubrum»), cuyo fin sea demostrar la posibilidad de una pesquería que, empleando artes o artefactos que permitan una captura selectiva, sea rentable y segura para los pescadores.
[...] [BOE, 29 de septiembre de 1998.]
13.24.
I.
REAL DECRETO 799/1981, DE 27 DE FEBRERO, SOBRE INVESTIGACIÓN
CIENTÍFICA MARINA EN ZONAS SOMETIDAS A LA JURISDICCIÓN
ESPAÑOLA
DISPOSICIONES GENERALES
Art. 1.o Las actividades de investigación científica-marina que pretendan realizar los
Estados extranjeros, directamente o bajo sus auspicios en el mar territorial, la zona econó-
642
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
mica exclusiva o la plataforma continental de España, se llevarán a cabo de conformidad con
lo dispuesto en el presente Real Decreto y demás disposiciones vigentes.
Art. 2.o Las actividades de investigación científica-marina no constituirán fundamento
jurídico para ninguna reivindicación sobre parte alguna del medio marino o sus recursos.
Art. 3.o 1. Lo dispuesto en el presente Real Decreto no afectará a los procedimientos
previstos en los Convenios internacionales bilaterales en los que España sea parte. No obstante, para la concesión de la autorización de actividades de investigación científica-marina se
procederá conforme a lo dispuesto en el artículo séptimo.
2. Lo dispuesto en el presente Real Decreto no afectará a otras disposiciones vigentes en
materia de exploración de las zonas sometidas a la jurisdicción española y explotación de sus
recursos, para las que se seguirán los procedimientos específicos correspondientes.
Art. 4.o Para coordinar la actuación de los distintos Departamentos interesados se constituirá una Subcomisión de investigación científica-marina en el seno de la Comisión Interministerial de Política Marítima Internacional.
Art. 5.o Lo dispuesto en este Real Decreto es, asimismo, aplicable a las actividades de
investigación científica-marina realizadas por Organizaciones internacionales, directamente
o bajo sus auspicios.
II.
MAR TERRITORIAL
Art. 6.o 1. Para la realización de actividades de investigación científica-marina en el mar
territorial se requerirá la autorización expresa de las autoridades españolas competentes.
2. Las peticiones de autorización para la realización de actividades de investigación científica-marina serán presentadas por el Estado solicitante en el Ministerio de Asuntos Exteriores en un plazo no inferior a seis meses con antelación a la fecha prevista para el comienzo
de las actividades.
3. A la petición se acompañará el programa de investigación que se pretenda realizar. En
dicho programa deberán figurar los siguientes datos:
a) Nombre de la institución patrocinadora de la investigación, de su Director y del Jefe
de la expedición, así como efectivo aproximado del persona investigador.
b) Índole y objetivo del proyecto de investigación.
c) Método y medios que se vayan a emplear, incluidos el nombre y características del
buque que haya de realiza las actividades de investigación y una descripción del equipo científico que se piense utilizar.
d) Las áreas geográficas precisas en que se pretenda realizar las actividades de investigación, incluida una carta náutica en la que se señalen las derrotas y la situación exacta de los
lugares de investigación.
e) Las fechas previstas para la llegada y partida del buque de investigación o para el emplazamiento y remoción del equipo científico; y
f) Número de plazas disponibles para la eventual participación de científicos españoles.
4. Si el buque deseara hacer escala en un puerto español, a los datos contenidos en el
párrafo tres de este artículo habría que añadir los siguientes:
a) Puerto o puertos que se pretendan visitar.
b) Fechas previstas para la llegada y partida del buque; y
c) Nombre del Capitán y Oficiales y relación nominal de la tripulación y del personal
científico que viaje a bordo.
Art. 7.o 1. Una vez recibida la petición de autorización, el Ministerio de Asuntos Exteriores recabará el informe correspondiente de los Ministerios de Defensa, Agricultura, Industria
y Energía, Transportes y Comunicaciones y Universidades e Investigación.
2. El Ministerio de Asunto Exteriores podrá pedir al Estado solicitante que complemente la información presentada con aquellos datos que se estimen oportunos para la mejor determinación del programa de investigación. Asimismo los Departamentos ministeriales interesados podrán enviar un científico al Centro de investigación del Estado solicitante para que
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
643
en él adquiera un conocimiento directo de la naturaleza de las actividades a realizar y elementos a utilizar en la campaña propuesta.
Art. 8.o Una vez recibidos los informes previstos en el artículo 7.o, el Ministerio de Asuntos
Exteriores comunicará al Estado solicitante si se autoriza o no la campaña propuesta, las condiciones que, en su caso, se establezcan y si se desea o no la participación de científicos españoles en la misma, comunicando en ese supuesto el nombre de los citados científicos. De esta
comunicación se informará a los Departamentos interesados.
Art. 9.o 1. El Estado solicitante deberá remitir al Ministerio de Asuntos Exteriores los
resultados de la campaña y los datos íntegros obtenidos no más tarde de un año, contado a
partir de la terminación de las actividades de investigación. Los datos y muestras que no sean
susceptibles de reproducción deberán quedar a disposición de los Ministerios interesados que
deseen examinarlos en el Centro que realice la investigación.
2. El Estado solicitante deberá remitir, asimismo, al Ministerio de Asuntos Exteriores
copia de las publicaciones y trabajos científicos o de otro tipo que se deriven de los datos y
elementos recogidos durante la campaña.
3. El Ministerio de Asuntos Exteriores transmitirá a los Ministerios interesados la información recibida en virtud del presente artículo.
III. ZONA ECONÓMICA EXCLUSIVA Y PLATAFORMA CONTINENTAL
Art. 10. 1. Para la realización de actividades de investigación científica-marina en la
zona económica exclusiva o en la plataforma continental se requerirá la autorización de las
autoridades españolas competentes.
2. Se presumirá concedida la autorización si, dentro de los cuatro meses siguientes a la
presentación de la petición por vía diplomática, el Ministerio de Asuntos Exteriores no ha
comunicado al Estado solicitante la denegación de la autorización o la necesidad del envío de
información complementaria a la suministrada en el momento de la petición.
Art. 11. 1. Las peticiones de autorización se presentarán, tramitarán y comunicarán de
conformidad con lo dispuesto en los párrafos dos y tres del artículo 6.o y en los artículos 7.o y 8.o
2. Será, asimismo, de aplicación lo dispuesto en el artículo 9.o en relación con los resultados, datos y muestras de la investigación.
Art. 12. 1. Las autoridades españolas podrán exigir la suspensión de cualquier actividad de investigación científica-marina que se esté realizando en la zona económica exclusiva o en la plataforma continental si:
a) Las actividades de investigación no se están realizando de conformidad con la información transmitida por el Estado solicitante en el programa de investigación; o
b) Si en el ejercicio de las actividades de investigación no se cumplen las normas españolas vigentes y las condiciones conforme a las cuales se concedió la autorización.
2. Las autoridades españolas podrán, asimismo, exigir la cesación de cualquier actividad
de investigación científica-marina en el caso de que el incumplimiento previsto en el párrafo
1 del presente artículo suponga un cambio importante en el proyecto o en las actividades de
investigación.
3. La decisión de suspender o cesar las actividades de investigación científica-marina será
comunicada por el Ministerio de Asuntos Exteriores al Estado solicitante.
Art. 13. En caso de que una Organización internacional de que España sea miembro desee
realizar, directamente o bajo sus auspicios, actividades de investigación científica-marina en
la zona económica exclusiva o en la plataforma continental, se considerará autorizado el
proyecto de investigación si los representantes españoles en la Organización dieron su aprobación al proyecto en su momento o están dispuestos a participar en el mismo, y el Ministerio
de Asuntos Exteriores no ha formulado objeción alguna dentro de los cuatro meses siguientes a la fecha en que la Organización le haya notificado el programa de investigación.
IV.
ESTANCIA EN PUERTOS
644
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Art. 14. 1. Los buques extranjeros dedicados a la investigación científica-marina que
no realicen ni se propongan realizar tales actividades en zonas sometidas a la jurisdicción
española, pero deseen hacer escala en puertos españoles, necesitarán la correspondiente autorización.
2. El Estado solicitante deberá dirigir su petición al Ministerio de Asuntos. Exteriores al
menos con quince días de antelación a la fecha prevista para la escala.
3. La petición deberá ir acompañada de los siguientes datos:
a) Información sobre el programa de investigación que se haya realizado, se esté realizando o se pretenda realizar.
b) Áreas geográficas precisas en que se haya realizado, se esté realizando o se pretenda
realizar la investigación.
c) Puerto o puertos que se pretendan visitar y fechas previstas para la llegada y partida
del buque.
d) Nombre y características del buque.
e) Nombre del Capitán y Oficiales, relación nominal de la tripulación, así como del Jefe
de la expedición y personal científico que viaja a bordo; y
f) Objeto de la visita.
Art. 15. 1. Una vez recibida la petición, el Ministerio de Asuntos Exteriores recabará
el informe del Ministerio de Defensa.
2. Una vez recibido el informe pertinente, el Ministerio de Asuntos Exteriores comunicará al Estado solicitante si se autoriza o no la escala solicitada y las condiciones que, en su
caso, se establezcan.
Art. 16. Las visitas de buques extranjeros dedicados a la investigación científica-marina,
considerados como buques de guerra o como auxiliares de la marina de guerra, se regirán por
lo dispuesto específicamente para esos casos.
Disposición final.—Los órganos competentes de la Administración dictarán las disposiciones necesarias para la aplicación del presente Real Decreto. [BOE, 8 de mayo de 1981.]
13.25. DECLARACIONES INTERPRETATIVAS FORMULADAS POR ESPAÑA AL
RATIFICAR LA CONVENCIÓN DE LAS NU SOBRE EL DERECHO DEL MAR,
DE 10 DE DICIEMBRE DE 1982
[...]
4. España interpreta:
a) Los artículos 69 y 70 de la Convención, en el sentido de que el acceso a la pesca en
la Zona Económica Exclusiva de terceros Estados por parte de flotas de Estados desarrollados sin litoral o en situación geográfica desventajosa está condicionado a que los Estados
ribereños en cuestión hayan facilitado previamente ese acceso a las flotas de los Estados
que hubieran venido pescando habitualmente en la Zona Económica Exclusiva de que se
trate.
b) En relación con el artículo 297, y sin perjuicio de lo dispuesto en dicho artículo en
cuanto a la solución de controversias, los artículos 56, 61 y 62 de la Convención no permiten
considerar como discrecionales las facultades del Estado ribereño en cuanto a la determinación de la captura permisible, de su capacidad de explotación y la asignación de excedentes
a otros Estados. [BOE, 14 de febrero de 1997.]
13.26. CONTESTACIÓN DEL GOBIERNO A LA PREGUNTA DEL DIPUTADO DEL
GRUPO POPULAR, CARLOS MANTILLAS RODRÍGUEZ, SOBRE LA AMPLIACIÓN DE LAS AGUAS JURISDICCIONALES ARGELINAS E INFLUENCIA DE
LA MISMA EN EL SECTOR PESQUERO ESPAÑOL
PREGUNTA
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
645
1. ¿Qué medidas ha tomado el Gobierno español ante la ampliación de las aguas jurisdiccionales efectuada por el Gobierno argelino?
2. ¿Cuál es la evaluación que hace el Gobierno de esa ampliación de aguas jurisdiccionales argelinas?
3. ¿Qué incidencia va a tener para la pesca española la ampliación de las aguas jurisdiccionales argelinas?
Madrid, 14 de septiembre de 1994.—Carlos Mantilla Rodríguez.
CONTESTACIÓN
«La decisión a la que hace referencia S.S. fue tomada por las autoridades argelinas
mediante el Decreto Legislativo número 94-13, de 28 de mayo de 1994, sobre reglas generales relativas a la pesca. El artículo 6 de dicho Decreto Legislativo establece una “zona de
pesca reservada” más allá de las aguas territoriales argelinas y adyacente a ellas. La extensión de esta zona se calcula a partir de las líneas de base del mar territorial y es de 32 millas
náuticas entre la frontera marítima oeste y Ras Tenes y de 52 millas náuticas entre este
último punto geográfico y la frontera marítima este. La extensión de esta zona de pesca
reservada no rebasa la línea media equidistante entre los puntos más próximos de las costas
españolas y argelina a partir de los que se mida la anchura del mar territorial en Argelia y
en España.
Desde el punto de vista del Derecho internacional del Mar, la creación por Argelia de una
zona de pesca reservada se enmarca en la institución de la zona económica exclusiva. Por
ello, desde una perspectiva estrictamente jurídica, Argelia tiene derecho a establecer zonas
de pesca más allá de las 12 millas de su mar territorial, siempre que no se rebase la línea
media equidistante con las costas de Estados vecinos. Aunque no exista un acuerdo no ha
tenido lugar ningún apresamiento ni existe constancia de ningún incidente entre buques
pesqueros españoles y patrulleras argelinas. No obstante, el Gobierno español ha manifestado ya su preocupación por este asunto al argelino y en el seno de la Unión Europea se
implicitó entre los Estados ribereños del Mediterráneo de no crear zonas económicas exclusivas, la ruptura de este consenso por parte de Argelia no supone una violación del derecho
internacional, más aún si tenemos en cuenta que otro Estado ribereño (Marruecos) ya lo
había roto con anterioridad. No obstante, el Gobierno español ya ha hecho saber al argelino, tanto bilateralmente como en su calidad de Estado miembro de la Unión Europea, su
preocupación por la ruptura de este consenso.
Por otro lado, las consecuencias para la pesca española en aguas argelinas se derivarían del
artículo 11 del Decreto Legislativo, que prohíbe la pesca en esas aguas a los buques extranjeros, salvo autorización del Ministerio encargado de la pesca en casos concretos (pesca con
fines científicos y pesca de especies altamente migratorias).
La flota española que ejerce su actividad en las aguas objeto del Decreto argelino pertenece, fundamentalmente, a Almería y Murcia. La actividad pesquera en la zona se vería afectada, puesto que una de las zonas de pesca es el denominado Banco des Provençaux, que queda
en el interior de las aguas ampliadas por Decreto. Ello con independencia de que la flota
española venga operando, en términos generales, en toda el área ampliada.
Por otro lado, la referida ampliación también repercutiría en aquellos buques que, con licencia emitida por las autoridades marroquíes, ejercen su actividad al amparo del Acuerdo
CE/Marruecos en las aguas contempladas en su artículo primero (bajo soberanía o jurisdicción marroquí) en la modalidad de palangre en el mar Mediterráneo.
Hasta el momento, las autoridades argelinas no están impidiendo la pesca en las aguas
afectadas, de hecho, no están estudiando las posibles medidas que se adoptarían en el caso de
que las autoridades argelinas comenzaran a aplicar efectivamente las disposiciones del mencionado Decreto-Legislativo.»
Madrid, 1 de diciembre de 1994.—El ministro. [BOCG, Congreso, 20 de diciembre de
1994.]
646
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
II. EL RÉGIMEN DE LAS ESPECIES TRANSZONALES
Y ALTAMENTE MIGRATORIAS
13.27. CONVENIO SOBRE LA FUTURA COOPERACIÓN MULTILATERAL EN LAS
PESQUERÍAS DEL ATLÁNTICO NOROESTE, DE 24 DE OCTUBRE DE 1978
Art. 1.o 1. La zona a que se aplicará el presente Convenio, en lo sucesivo denominada
«Zona del Convenio», abarcará las aguas del océano Atlántico Noroeste al norte de 35° 00’
de latitud Norte y al oeste de una línea que se extiende con rumbo norte desde 35° 00’ de
latitud Norte y 42° 00’ de longitud Oeste hasta 59° 00’ de latitud Norte; de allí, con rumbo
oeste, hasta 44° 00’ de longitud Oeste, y de allí, con rumbo norte, hasta la costa de Groenlandia y las aguas del golfo de San Lorenzo, del estrecho de Davis y bahía de Baffi, al sur de
78° 00’ de latitud Norte.
2. La zona a que se refiere este Convenio como «Zona de Reglamentación» abarca la
parte de la zona del Convenio que está situada más allá de las zonas en que los Estados costeros ejercen jurisdicción pesquera.
3. Para los fines de este Convenio, «Estado costero» significará en lo sucesivo una Parte
Contratante que ejerce jurisdicción pesquera en las aguas que forman parte de la Zona del
Convenio.
4. Este Convenio se aplicará a todos los recursos pesqueros de la Zona del Convenio con
las siguientes excepciones: los «stocks» de salmón, atunes, marlines y catáceos ordenados
por la Comisión Internacional de Ballenas o por cualquier otro organismo que le suceda, así
como las especies sedentarias de la plataforma continental, es decir, organismos que en el
momento de su explotación (desarrollo en que pueden ser explotados), o bien permanecen
inmóviles encima o debajo del fondo del mar o sólo pueden moverse en contacto físico constante con el fondo del mar o el subsuelo.
5. Ninguna disposición de este Convenio podrá afectar o perjudicar las posiciones o reclamaciones de cualquiera de las Partes Contratantes en relación con las aguas interiores, el mar
territorial o los límites o la extensión de la jurisdicción de cualquiera de las Partes contratantes con respecto al Derecho del Mar.
Art. 2.o 1. Las Partes Contratantes acuerdan establecer y mantener una Organización
internacional cuyo objeto será el de contribuir, a través de consultas y cooperación, a la utilización óptima, ordenación racional y conservación de los recursos pesqueros de la Zona del
Convenio. Esta Organización se conocerá con el nombre de Organización de Pesquerías del
Atlántico Noroeste, en lo sucesivo denominada «la Organización», cuyo cometido será el de
ejercer las funciones estipuladas en este Convenio.
2. La Organización constará de:
a) Un Consejo General.
b) Un Consejo Científico.
c) Una Comisión Pesquera; y
d) Una Secretaría.
3. La organización tendrá personalidad jurídica y disfrutará en sus relaciones con otras
Organizaciones internacionales y en los territorios de las Partes Contratantes de la capacidad
jurídica que sea necesaria para realizar sus funciones y llevar a cabo sus objetivos. La Organización y sus funcionarios podrán disfrutar de inmunidades y privilegios en el territorio de un
Parte Contratante previo acuerdo entre la Organización y la Parte Contratante interesada.
4. La sede de la Organización estará en Darmonth, Nueva Escocia, o en el lugar que decida
el Consejo General.
[...]
Art. 11. 1. La Comisión Pesquera, en lo sucesivo denominada «la Comisión», será
responsable de la gestión y conservación de los recursos pesqueros de la Zona de Reglamentación, conforme a las disposiciones de este artículo.
2. La Comisión puede adoptar las propuestas de acción conjunta que propongan las Partes
Contratantes para lograr la óptima utilización de los recursos pesqueros de la Zona de Regla-
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
647
mentación. Al examinar dichas propuestas, la Comisión tomará en cuenta toda información
importante o consejo que le proporcione el Consejo Científico.
3. En el ejercicio de sus funciones, conforme al párrafo 2, la Comisión procurará armonizar:
a) Cualquier propuesta que se aplique a un «stock» o grupo de «stocks» que existen a la
vez en la Zona de Reglamentación y en una zona bajo jurisdicción pesquera de un Estado
costero, o cualquier propuesta que pueda afectar, debido a las interrelaciones de las especies,
a un «stock» o grupos de «stocks» situados total o parcialmente en una zona bajo jurisdicción pesquera de un Estado costero; y
b) Cualesquiera medidas o decisiones tomadas por el Estado costero para la ordenación
y conservación de dicho «stock» o grupo de «stocks» con respecto a las actividades pesqueras realizadas en la zona bajo su jurisdicción pesquera.
El Estado costero interesado y la Comisión reforzarán la coordinación de estas propuestas,
medidas y decisiones. Cada Estado costero mantendrá informada a la Comisión de sus medidas
y decisiones para el objetivo de este artículo.
4. Las propuestas adoptadas por la Comisión para la atribución de cuotas de capturas en
la Zona de Reglamentación tomarán en cuenta los intereses de los miembros de la Comisión
cuyos barcos hayan pescado tradicionalmente en dicha Zona, y para la atribución de cuota de
capturas del «Grand Bank» u del «Flemis Cap» los miembros de la Comisión reconocerán
una consideración especial a la Parte Contratante cuyas comunidades costeras dependen principalmente de los «stocks» relacionados con estos bancos pesqueros y que han realizado considerables esfuerzos para asegurar la conservación de dichos «stocks» a través de actividades
internacionales, en particular realizando la vigilancia y el control de las pesquerías internacionales en estos bancos con arreglo a un sistema de inspección internacional.
5. La Comisión puede igualmente adoptar propuestas sobre medidas internacionales de
control e inspección en la Zona de Reglamentación con vistas a asegurar en dicha Zona la
aplicación de este Convenio y las medidas en vigor.
6. Cada propuesta que adopte la Comisión tendrá que ser comunicada por el Secretario
ejecutivo a todas las Partes Contratantes, especificando la fecha de comunicación a los fines
del párrafo 1 del artículo XII.
7. Bajo reserva de lo dispuesto en el artículo XII, cada propuesta adoptada por la Comisión
de conformidad a este artículo se convertirá en medida obligatoria para todas las Partes Contratantes, que entrará en vigor en la fecha fijada por la Comisión.
8. La Comisión puede remitir al Consejo Científico cualesquiera cuestiones relativas a la
base científica para la ordenación y conservación de los recursos pesqueros dentro de la Zona
de Reglamentación, especificando las orientaciones para el examen de dicha cuestión.
9. La Comisión puede llamar la atención de todos o parte de los miembros de la Comisión
sobre cualquier cuestión relacionada con los objetivos y los fines de este Convenio en la Zona
de Reglamentación.
Art. 12. 1. Si un miembro de la Comisión presenta al Secretario ejecutivo una objeción
a una propuesta en el plazo de sesenta días a partir de la fecha de la notificación de la propuesta por el Secretario ejecutivo, la propuesta no tendrá carácter de medida obligatoria hasta
cuarenta días después de la fecha de la notificación de esta objeción a las Partes Contratantes. De manera similar, cualquier otro miembro de la Comisión puede formular una objeción
antes de que expire el plazo adicional de cuarenta días o en los treinta días siguientes a la
fecha de la notificación a las Partes Contratantes de cualquier objeción presentada durante
este plazo adicional de cuarenta días, siendo válido, de los dos plazos, el que termina más
tarde. La propuesta se convertirá en medida obligatoria para todas las Partes Contratantes,
exceptuando a aquellas que hubieran presentado objeciones, al final del período de prórroga
o de los períodos durante los cuales se pueden presentar objeciones. Sin embargo, si al final
de este período de prórroga, o períodos, se hubiesen presentado y manteniendo objeciones
por parte de la mayoría de los miembros de la Comisión, la propuesta no constituirá medida
obligatoria, a menos que alguno o todos los miembros de la Comisión acuerden entre sí
someterse a ella en una fecha convenida.
648
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
2. Cualquier miembro de la Comisión que haya formulado una objeción o una propuesta puede retirarla en cualquier momento y la propuesta se convertirá en medida obligatoria
para este miembro, bajo reserva de la aplicación del procedimiento de dejación previsto en
este artículo.
3. En cualquier momento, después de transcurrido un año a partir de la fecha en que la
medida entre en vigor, cualquier miembro de la Comisión puede notificar al Secretario ejecutivo su intención de no quedar sometido a esta medida, y si esta notificación no se reitera, la
medida dejará de ser obligatoria para este miembro un año después de la fecha de recepción
de la notificación por el Secretario ejecutivo. En cualquier momento, una vez que una medida
haya cesado de ser obligatoria para un miembro de la Comisión en virtud de este párrafo, la
medida dejará de ser obligatoria para cualquier otro miembro de la Comisión a partir de la
fecha en que la notificación de su intención de no quedar sometido a esta medida sea recibida por el Secretario ejecutivo.
[...]
Art. 14. 1. Cada miembro de la Comisión tendrá derecho a un voto en las deliberaciones de la Comisión.
2. Las decisiones de la Comisión se tomarán por mayoría de votos de los miembros de
la Comisión presentes que hayan emitido voto afirmativo o negativo, con la condición de que
no se procederá a votación sin que haya quórum de por lo menos dos tercios de los miembros
de la Comisión.
3. La Comisión adoptará y modificará, cuando sea necesario, las normas para el desarrollo de sus reuniones y para el ejercicio de sus funciones. [BOE, 27 de septiembre de 1983.]
13.28. ACUERDO SOBRE LA APLICACIÓN DE LAS DISPOSICIONES DE LA
CONVENCIÓN DE LAS NU SOBRE EL DERECHO DEL MAR DE 10 DE
DICIEMBRE DE 1982 RELATIVAS A LA CONSERVACIÓN Y ORDENACIÓN
DE LAS POBLACIONES DE PECES TRANSZONALES Y LAS POBLACIONES DE PECES ALTAMENTE MIGRATORIOS DE 28 DE JULIO DE 1994
PARTE PRIMERA
DISPOSICIONES GENERALES
[...]
Art. 2. Objetivo.—El objetivo de este Acuerdo es asegurar la conservación a largo plazo
y el uso sostenible de las poblaciones de peces transzonales y las poblaciones de peces altamente migratorios mediante la aplicación efectiva de las disposiciones pertinentes de la Convención.
[...]
PARTE II
CONSERVACIÓN Y ORDENACIÓN DE LAS POBLACIONES DE PECES ALTAMENTE MIGRATORIOS
Art. 5. Principios generales.—A fin de conservar y ordenar las poblaciones de peces
transzonales y las poblaciones de peces altamente migratorios, los Estados ribereños y los
Estados que pescan en alta mar deberán, al dar cumplimiento a su deber de cooperar de conformidad con la Convención:
a) Adoptar medidas para asegurar la supervivencia a largo plazo de las poblaciones de
peces transzonales y las poblaciones de peces altamente migratorios, y promover el objetivo
de su aprovechamiento óptimo;
b) Cerciorarse de que dichas medidas estén basadas en los datos científicos más fidedignos de que se dispongan, y que tengan por finalidad preservar o restablecer las poblaciones a
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
649
niveles que puedan producir el máximo rendimiento sostenible con arreglo a los factores
ambientales y económicos pertinentes, incluidas las necesidades especiales de los Estados en
desarrollo, y teniendo en cuenta las modalidades de la pesca, la interdependencia de las poblaciones y cualesquiera otros estándares mínimos internacionales generalmente recomendados,
sean éstos subregionales, regionales o mundiales;
c) Aplicar el criterio de precaución de conformidad con el artículo 6;
d) Evaluar los efectos de la pesca, de otras actividades humanas y de los factores medioambientales sobre las poblaciones objeto de la pesca, y sobre las poblaciones que son dependientes o están asociadas con ellas, o que pertenecen al mismo ecosistema;
e) Adoptar, en caso necesario, medidas para la conservación y ordenación de las demás
poblaciones que pertenecen al mismo ecosistema, o que son dependientes de las poblaciones objeto de la pesca o están asociadas con ellas, con miras a preservar o restablecer tales
poblaciones por encima de los niveles en que su reproducción pueda verse gravemente amenazada;
f) Reducir al mínimo la contaminación, el desperdicio, los desechos, la captura por aparejos perdidos o abandonados, la captura accidental de especies no objeto de la pesca, tanto de
peces como de otras especies (que en adelante se denominarán «capturas accidentales»), y
los efectos sobre las especies asociadas o dependientes, en particular las especies que estén
en peligro de extinción, mediante la adopción de medidas que incluyan, en la medida de lo
posible, el desarrollo y el uso de aparejos y técnicas de pesca selectivas, inofensivos para el
medio ambiente y de bajo costo;
g) Proteger al biodiversidad en el medio marino;
h) Tomar medidas para prevenir o eliminar la pesca excesiva y el exceso de capacidad de
pesca, y para asegurar que el nivel del esfuerzo de pesca sea compatible con el aprovechamiento sostenible de los recursos pesqueros;
i) Tener en cuenta los intereses de los pescadores que se dedican a la pesca artesanal y
de subsistencia;
j) Reunir y difundir oportunamente datos completos y precisos acerca de las actividades
pesqueras, en particular sobre la posición de los buques, la captura de especies objeto de la
pesca, las capturas accidentales y el nivel del esfuerzo de pesca, según lo estipulado en el
Anexo I, así como información procedente de programas de investigación nacionales e internacionales;
k) Fomentar y realizar investigaciones científicas y desarrollar tecnologías apropiadas en
apoyo de la conservación y ordenación de los recursos pesqueros; y
l) Poner en práctica y hacer cumplir las medidas de conservación y ordenación mediante sistemas eficaces de seguimiento, control y vigilancia.
Art. 6. Aplicación del criterio de precaución.—1. Los Estados aplicarán generalmente el criterio de precaución a la conservación, ordenación y explotación de las poblaciones de
peces transzonales y las poblaciones de peces altamente migratorios, a fin de proteger y preservar el medio marino.
[...]
Art. 7. Compatibilidad de las medidas de conservación y de ordenación.—1. Sin perjuicio de los derechos de soberanía que la Convención reconoce a los Estados ribereños con
respecto a la exploración y explotación, la conservación y a la ordenación de los recursos
marinos vivos dentro de las zonas que se encuentran bajo su jurisdicción nacional, y del
derecho de todos los Estados a que sus nacionales se dediquen a la pesca en alta mar, de
conformidad con la Convención:
a) En lo que respecta a las poblaciones de peces transzonales, el Estado o los Estados
ribereños correspondientes y los Estados cuyos nacionales pesquen esas poblaciones en el
área de alta mar adyacente procurarán, directamente o por conducto de los mecanismos de
cooperación establecidos en la Parte III, acordar las medidas necesarias para la conservación
de esas poblaciones en el área adyacente;
b) En lo que respecta a las poblaciones de peces altamente migratorios, el Estado o los
Estados ribereños correspondientes y los demás Estados cuyos nacionales pesquen esas poblaciones en la región cooperarán, directamente o por conducto de los mecanismos de coopera-
650
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
ción apropiados previstos en la Parte III, con miras a asegurar la conservación y promover el
objetivo del aprovechamiento óptimo de esas poblaciones en toda la región, tanto dentro como
fuera de las zonas que se encuentran bajo jurisdicción nacional.
2. Las medidas de conservación y ordenación que se establezcan para la alta mar y las
que se adopten para las zonas que se encuentran bajo jurisdicción nacional habrán de ser
compatibles, a fin de asegurar la conservación y ordenación de peces transzonales y las poblaciones de peces altamente migratorios en general. Con este fin, los Estados ribereños y los
Estados que pesquen en alta mar tienen la obligación de cooperar para lograr medidas compatibles con respecto a dichas poblaciones. Al determinar las medidas de conservación y ordenación compatibles, los Estados:
a) Tendrán en cuenta las medidas de conservación y ordenación adoptadas y aplicadas,
de conformidad con el artículo 61 de la Convención, respecto de las mismas poblaciones por
los Estados ribereños en las zonas que se encuentran bajo su jurisdicción nacional, y se asegurarán de que las medidas establecidas para la alta mar con respecto a tales poblaciones no
menoscaben la eficacia de dichas medidas;
b) Tendrán en cuenta las medidas previamente establecidas para la alta mar de conformidad con la Convención con respecto a la misma población por los Estados ribereños correspondientes y los Estados que pescan en alta mar;
c) Tendrán en cuenta las medidas previamente acordadas, establecidas y aplicadas con
arreglo a la Convención respecto de las mismas poblaciones por una organización o arreglo
subregional o regional de ordenación pesquera;
d) Tendrán en cuenta la unidad biológica y demás características biológicas de la población, y la relación entre la distribución de la población, las pesquerías y las particularidades
geográficas de la región de que se trate, inclusive la medida en que esa población está presente y sea objeto de pesca en las zonas que se encuentran bajo jurisdicción nacional;
e) Tendrán en cuenta la medida en que el Estado ribereño y el Estado que pesque en alta
mar dependen, respectivamente, de la población de que se trata; y
f) Se asegurarán de que dichas medidas no causen efectos perjudiciales sobre el conjunto de los recursos marinos vivos.
[...]
13.29. TIJ. ASUNTO SOBRE LA COMPETENCIA EN MATERIA DE PESQUERÍAS
(ESPAÑA C. CANADÁ), COMPETENCIA DEL TRIBUNAL. SENTENCIA DE 4
DE DICIEMBRE DE 1998. OPINIÓN DISIDENTE DEL JUEZ S. TORRES
BERNÁRDEZ
[...]
178. El verdadero objetivo del Gobierno canadiense, su intención política subyacente,
no pretendía en 1995 la conservación del fletan negro, ni el Estai ni los otros barcos españoles o portugueses, sino la creación de una situación de incertidumbre sobre el derecho en
vigor, siendo los bancos transzonales los destinados a servir de punta de lanza para intentar negociar una modificación de este derecho en favor de los Estados costeros, especialmente de Canadá, en detrimento de los equilibrios de la Convención de 1982 (que Canadá
todavía no ha ratificado). En otros términos, Canadá buscaba y busca un título internacional para extender sus competencias estatales en la zona de «alta mar» de la OPANO adyacente a las aguas canadienses, término que comienza a ser sustituido en la legislación canadiense por otro sin alcance jurídico preciso en derecho internacional, a saber la palabra «océanos».
Ahora bien, si se busca obtener un título en el transcurso de las negociaciones con otros
Estados, no es nunca bueno comenzar por reconocer ante la mesa, ni siquiera implícitamente, que el título que se busca obtener no existe, ni de cerca ni de lejos, en el derecho
internacional en vigor. Canadá no ha querido hablar de título internacional, ¡ni siquiera en
su contramemoria en el presente asunto! De ahí la posición que ha adoptado fingiendo
ignorar el objeto de la controversia sometida por España ante la Corte.
[...]
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
651
272. ¿Qué entendía el Derecho Internacional vigente en 1994 por «medidas de gestión y
conservación»? ¿Qué sentido tiene esa expresión en la actualidad? Para responder a estas
preguntas, de forma sucinta pero a la vez suficiente, hay que remitirse tanto al nuevo orden
jurídico del mar, creado por los Estados a partir de la Tercera Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar, como a la conclusión de la Convención de las Naciones Unidas
sobre el Derecho del Mar de 10 de diciembre de 1982.
Esta Convención cristaliza las normas generales sobre gestión y conservación de los recursos vivos de la alta mar. La jurisprudencia de la Corte ha confirmado repetidas veces, y en
distintos contextos, que la Convención de 1982 refleja, de manera general, la práctica de los
Estados en las relaciones internacionales contemporáneas relativas al Derecho del Mar, así
como su opinio iuris en la materia.
273. Las disposiciones de la Convención de 1982 que contemplan esas medidas son los
artículos 116 a 220; preceptos a los que hay que añadir el artículo 63, relativo a las poblaciones transzonales. La obligación general prescrita por la Convención impone a cada Estado
el deber de adoptar las medidas que, en relación con sus respectivos nacionales, puedan ser
necesarias para la conservación de los recursos vivos de la alta mar, o de cooperar con otros
Estados en su adopción (art. 117); obligación que desarrollan, seguidamente, los artículos
118, 119 y 120. Por lo que se refiere a las poblaciones transzonales, el apartado 2 del artículo 63 dispone que:
«[...] el Estado ribereño y los Estados que pesquen esas poblaciones en el área
adyacente procurarán, directamente o por conducto de las organizaciones subregionales o regionales apropiadas, acordar las medidas necesarias para la conservación de esas poblaciones en el área adyacente».
La Convención de 1982 no contiene ninguna disposición que autorice a un Estado, ribereño o no, a ejercer su jurisdicción en la alta mar sobre un buque que enarbole el pabellón de
otro Estado, o a apresarlo, mediante el uso de la fuerza, sin que medie la autorización del
Estado del pabellón, a los fines de la gestión o la conservación de los recursos vivos de la alta
mar. Estos objetivos no derogan el principio general de la jurisdicción exclusiva del Estado
del pabellón. Según el apartado 1 del artículo 92 de la Convención de 1982:
«Los buques navegarán bajo el pabellón de un solo Estado y, salvo en los casos
excepcionales previstos de modo expreso en los tratados internacionales o en esta
Convención, estarán sometidos, en alta mar, a la jurisdicción exclusiva de dicho
Estado [...]»
[...]
363. Los argumentos iniciales canadienses, relativos a la definición de las medidas de la
reserva del apartado d), evolucionarán en el transcurso de la fase oral. En la audiencia, los
consejeros de Canadá buscarán términos de referencia más objetivos para demostrar que las
medidas adoptadas y ejecutadas por Canadá, en marzo de 1995, contra buques españoles en
la zona de reglamentación de la OPANO eran, si lugar a dudas, «medidas de gestión y de
conservación» a los fines de interpretación de la reserva. En este sentido, los distintos apartados del párrafo 4 del artículo 62 de la Convención de 1982 fueron mencionados (la sentencia
también los recoge) como pruebas de que las medidas aplicadas a los buques españoles, que
figuran en el cuadro V del Reglamento de 3 de marzo de 1995, eran medidas de gestión y de
conservación. Se trata, por supuesto, de una disposición relativa a la zona económica exclusiva y no a la alta mar, al igual que los artículos 61 y 73 de esta Convención, que también
fueron señalados por los consejeros de Canadá. Éstos indicaron, igualmente, que el Acuerdo
de 1995 sobre las poblaciones transzonales emplea la expresión «medidas de conservación y
de gestión», que la globalidad de este Acuerdo se refiere a la alta mar, y que las medidas de
gestión y de conservación de la OPANO se aplican en una zona de alta mar. Olvidan, sin
embargo, lo esencial, a saber, que se trata de medidas aplicadas en áreas de alta mar, que están
previstas en acuerdos internacionales concluidos entre los Estados interesados. No guardan,
652
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
por lo tanto, relación con las medidas adoptadas y ejecutadas por Canadá en 1995 contra los
buques de pabellón español en la alta mar. La mayoría se encargará de concluir estos esfuerzos canadienses mediante indagaciones suplementarias que no aportan nada nuevo, pero que
la sentencia presenta como si fueran verdaderas pruebas de la práctica internacional de los
Estados y de su opinio iuris en lo que concierne a la definición de las «medidas de gestión y
de conservación».
[...] [CIJ Recueil, 1998, pp. 648-649, 683-684 y 712-713.]
13.30. LEY CANADIENSE, DE 25 DE MAYO DE 1994, QUE MODIFICA LA LEY DE
PROTECCIÓN DE LA PESCA COSTERA
[...]
«Art. 2.o “zona de reglamentación de la OPAN [Organización de Pesquerías del Atlántico Noroeste]”.
La parte en alta mar de la zona de competencia de la Organización de Pesquerías del Atlántico Noroeste [...]
[...]
Art. 5.o 1. El Parlamento constatando que los stocks transzonales del Gran Banco de
Terranova constituyen una importante fuente mundial renovable de alimento que ha asegurado la subsistencia de los pescadores durante siglos, que estos stocks están ahora amenazados
de extinción, que es absolutamente necesario que los barcos de pesca se conformen, tanto en
las aguas de pesca canadienses como en la zona de reglamentación de la OPAN, a las medidas
admisibles de conservación y de gestión de estos stocks, particularmente aquéllas adoptadas
bajo el régimen de la Convención sobre la futura cooperación multilateral en las pesquerías
del Atlántico Noroeste, hecha en Ottawa el 24 de octubre de 1978 [...] y que ciertos barcos de
pesca extranjeros continúan explotando estos stocks en la zona de reglamentación de la OPAN
de una manera que compromete la eficacia de esas medidas, declara que el artículo 5.2 tiene
como fin permitir a Canadá adoptar medidas urgentes necesarias para poner término a la destrucción de estos stocks y reconstituirlos, todo ello siguiendo sus esfuerzos en el plano internacional con vistas a encontrar una solución al problema de la explotación indebida por los barcos
de pesca extranjeros.
2. Está prohibido a las personas que se encuentren a bordo de un barco de pesca extranjero de una clase reglamentaria pescar o prepararse para pescar, en la zona de reglamentación
de la OPAN, stocks transzonales en contravención de las medidas de conservación y de gestión
previstas por los reglamentos [...].
[...]
Art. 8.o 1. El guarda de pesca está autorizado a emplear, conforme a las modalidades y
en los límites previstos reglamentariamente, una fuerza que sea susceptible de averiar un barco
de pesca extranjero [...], si se reúnen las condiciones siguientes:
a) procede legalmente al arresto del capitán o del responsable del barco;
b) el capitán o el responsable huyen a fin de evitar el arresto;
c) estima, por motivos razonables, esta fuerza necesaria para proceder al arresto».
13.31. LEY CHILENA NÚMERO 19.080, DE 28 DE AGOSTO DE 1991, QUE MODIFICA LA LEY GENERAL DE PESCA Y ACUICULTURA (LEY N.o 18.892)
«Art. 1.o Mar presencial.—Es aquella parte de la alta mar, existente para la comunidad
internacional, entre el límite de nuestra zona económica exclusiva continental y el meridiano
que, pasando por el borde occidental de la plataforma continental de la isla de Pascua, se
prolonga desde el paralelo del hito número 1 de la línea fronteriza internacional que separa
Chile y Perú, hasta el polo Sur». [Diario Oficial de la República de Chile, n.o 34.062, de 6 de
septiembre de 1991.]
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
653
13.32. LEY ARGENTINA NÚMERO 23.968, DE 10 DE SEPTIEMBRE DE 1991
[...]
«Art. 5.o [...]
«Las normas nacionales sobre conservación de los recursos se aplicarán más allá de las
doscientas millas marinas, sobre las especies de carácter migratorio o sobre aquellas que intervienen en la cadena trófica de las especies de la zona económica exclusiva argentina». [Boletín
Oficial de la República Argentina, de 5 de diciembre de 1991.]
III. LA ZONA INTERNACIONAL DE LOS FONDOS MARINOS
Y OCEÁNICOS
13.33. RESOLUCIÓN 2749 (XXV) DE LA AG
DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS QUE REGULAN LOS FONDOS MARINOS Y OCEÁNICOS Y SU SUBSUELO FUERA DE LOS LÍMITES DE LA JURISDICCIÓN NACIONAL
La Asamblea General,
Recordando sus resoluciones 2340 (XXII) de 18 de diciembre de 1967, 2467 (XXIII) de
21 de diciembre de 1968 y 2574 (XXIV) de 15 de diciembre de 1969, relativas a la zona a
que alude el título del tema.
Afirmando que hay una zona de los fondos marinos y oceánicos y de su subsuelo que se
halla fuera de los límites de la jurisdicción nacional, límites que aún están por determinarse
exactamente.
Reconociendo que el actual régimen jurídico de la alta mar no proporciona normas sustantivas que regulen la exploración de la susodicha zona y la explotación de sus recursos.
Convencida de que esa zona se reservará exclusivamente para fines pacíficos y de que la
exploración de la zona y la explotación de sus recursos se llevarán a cabo en beneficio de toda
la humanidad.
Considerando esencial que se establezca lo antes posible un régimen internacional para
esta zona y sus recursos, que incluya un mecanismo internacional apropiado.
Teniendo presente que el desarrollo y aprovechamiento de la zona y sus recursos se realizará de manera de favorecer el sano desarrollo de la economía mundial y el crecimiento equilibrado del comercio internacional, y de reducir al mínimo los efectos económicos adversos
ocasionados por la fluctuación de los precios de las materias primas resultantes de dichas
actividades.
Declara solemnemente que:
1. Los fondos marinos y oceánicos y su subsuelo fuera de los límites de la jurisdicción
nacional (que en adelante denominarán la zona), así como los sucesos de la zona, son patrimonio común de la humanidad.
2. La zona no estará sujeta a apropiación por medio alguno por Estados ni personas,
naturales o jurídicas, y ningún Estado reivindicará ni ejercerá la soberanía ni derechos soberanos sobre parte alguna de ella.
3. Ningún Estado ni persona, natural o jurídica, reivindicará, ejercerá o adquirirá derechos
con respecto a la zona o sus recursos que sean incompatibles con el régimen internacional
que ha de establecerse y los principios de la presente Declaración.
4. Todas las actividades relacionadas con la exploración y explotación de los recursos
de la zona y demás actividades conexas se regirán por el régimen internacional que se
establezca.
5. La zona estará abierta a la utilización exclusivamente para fines pacíficos por todos
los Estados, ya se trate de países ribereños o sin litoral, sin discriminación, de conformidad
con el régimen internacional que se establezca.
654
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
6. Las actividades de los Estados en la zona se ajustarán a los principios y normas aplicables del derecho internacional, incluidos los enunciados en la Carta de las Naciones Unidas
y la Declaración sobre los principios de derecho internacional referentes a las relaciones de
amistad y a la cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones
Unidas, aprobada por la Asamblea General el 24 de octubre de 1970, en interés del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y el fomento de la cooperación y la comprensión mutua entre las naciones.
7. La exploración de la zona y la explotación de sus recursos se realizarán en beneficio
de toda la humanidad, independientemente de la ubicación geográfica de los Estados, ya se
trate de países ribereños o sin litoral y prestando consideración especial a los intereses y necesidades de los países en desarrollo.
8. La zona se reservará exclusivamente para fines pacíficos, sin perjuicio de otras medidas
que se hayan convenido o se puedan convenir en el contexto de negociaciones internacionales efectuadas en la esfera del desarme y que sean aplicables a una zona más amplia. Se concertarán lo antes posible uno o más acuerdos internacionales para aplicar efectivamente este
principio y para dar un paso hacia la exclusión de los fondos marinos y oceánicos y su subsuelo de la carrera de armamentos.
9. Sobre la base de los principios de la presente Declaración, se establecerá, mediante la
concertación de un tratado internacional de carácter universal, que cuente con el acuerdo
general, un régimen internacional aplicable a la zona y sus recursos que incluya un mecanismo internacional apropiado para hacer efectivas sus disposiciones. El régimen deberá prever,
entre otras cosas, el aprovechamiento ordenado y sin riesgos y la administración racional de
la zona y de sus recursos, así como la ampliación de las oportunidades de utilizarlos, y deberá
garantizar la participación equitativa de los Estados en los beneficios que de ello se deriven,
prestando especial atención a los intereses y necesidades de los países en desarrollo, ya se
trate de países ribereños o sin litoral.
10. Los Estados fomentarán la cooperación internacional en la investigación científica
con fines exclusivamente pacíficos:
a) Participando en programas internacionales y fomentando la colaboración en investigaciones científicas de personas de distintos países:
b) Dando publicidad de manera eficaz a los programas de investigación y difundiendo
los resultados de la investigación por conductos internacionales;
c) Colaborando en medias encaminadas a reforzar la capacidad de investigación de los
países en desarrollo, incluida la participación de sus nacionales en programas de investigación.
Ninguna de estas actividades constituirá el fundamento jurídico de reclamaciones respecto de ninguna parte de la zona o sus recursos.
11. Con respecto a las actividades en la zona y actuando de conformidad con el régimen
internacional que se establezca, los Estados tomarán las medidas apropiadas para la adopción
y aplicación de normas, reglas y procedimientos internacionales y colaborarán al efecto, a fin
de procurar, entre otras cosas:
a) Impedir la contaminación, impurificación y otros peligros para el medio marino, incluidas las costas, y la perturbación del equilibrio ecológico del medio marino;
b) Proteger y conservar los recursos naturales de la zona y prevenir daños a la flora y
fauna del medio marino.
12. En sus actividades en la zona, incluidas las relacionadas con sus recursos, los
Estados respetarán debidamente los derechos e intereses legítimos de los Estados ribereños en la región en dichas actividades, al igual que los de todos los demás Estados, que
puedan verse afectados por esas actividades. Se celebrarán consultas con los Estados ribereños interesados con respecto a las actividades relacionadas con la exploración de la zona
y la explotación de sus recursos con miras a evitar la vulneración de tales derechos e intereses.
13. Ninguna de las disposiciones de la presente Declaración afectará:
a) El estatuto jurídico de las aguas suprayacentes de la zona ni el del espacio aéreo situado sobre esas aguas;
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
655
b) Los derechos de los Estados ribereños relacionados con la adopción de medidas para
prevenir, mitigar o eliminar un peligro grave e inminente para sus costas o intereses conexos
derivado de la contaminación, la amenaza de contaminación u otras contingencias azarosas
resultantes de cualesquiera actividades en la zona o causadas por tales actividades, con sujeción
al régimen internacional que se establezca.
14. Todo Estado será responsable de garantizar que las actividades en la zona, incluidas
las relacionadas con los recursos, ya sean llevadas a cabo por organismos gubernamentales o
por entidades no gubernamentales o personas que actúen bajo su jurisdicción o en su nombre,
se desarrollen de conformidad con el régimen internacional que se establezca. La misma
responsabilidad incumbe a las organizaciones internacionales y a sus miembros con respecto a las actividades realizadas por dichas organizaciones o en su nombre. Los daños causados por esas actividades entrañarán responsabilidad.
15. Las partes en toda controversia relacionada con las actividades en la zona y sus recursos resolverán dicha controversia por los medios previstos en el artículo 33 de la Carta de las
Naciones Unidas y por los procedimientos de arreglo de controversias que puedan convenirse en el régimen internacional que se establezca.
13.34. LEY ESTADOUNIDENSE SOBRE RECURSOS MINERALES DE LOS FONDOS
MARINOS Y OCEÁNICOS, DE 1980
SECCIÓN 2.a
Descubrimientos y fines
a) Descubrimientos.—El Congreso considera que:
1) la demanda por los Estados Unidos de minerales sólidos que satisfagan las necesidades de la industria nacional continuará aumentando y excederá cada vez más los recursos
internos disponibles para el abastecimiento;
2) en el caso de ciertos minerales sólidos, los Estados Unidos son dependientes de fuentes
externas de abastecimiento, y la adquisición de tales minerales es un factor significativo respecto de la posición de la balanza de pagos nacional;
3) el interés nacional presente y futuro de los Estados Unidos requiere la disponibilidad
de fuentes de minerales sólidos que sea independiente de las políticas de exportación de las
naciones extranjeras;
4) existe una fuente sustitutiva de abastecimiento, que es significativa para las necesidades nacionales, de ciertos minerales sólidos, incluidos el níquel, el cobre, el cobalto y
el manganeso, contenidos en los nódulos existentes en gran abundancia en los fondos
marinos;
5) las naciones del mundo, incluidos los Estados Unidos, se beneficiarán si las fuentes
de minerales sólidos de los fondos marinos más allá de los límites de la jurisdicción nacional
pueden ser desarrolladas y puestas en uso;
6) en particular, el futuro acceso a las fuentes de los fondos marinos de níquel, cobre,
cobalto y manganeso será importante para las necesidades de las naciones del mundo desarrolladas o en desarrollo;
7) el 17 de diciembre de 1970, los Estados Unidos apoyaron con su voto afirmativo la
Resolución 2749 (XXV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas que declara inter
alia el principio de que los recursos minerales de los fondos marinos son patrimonio común
de la humanidad, con la expectativa de que éste principio fuese definido jurídicamente en
los términos de un amplio Tratado internacional de Derecho del Mar que estaba por ser
acordado;
8) está en el interés nacional de los Estados Unidos y de otras naciones el fomentar
un tratado de Derecho del Mar ampliamente aceptado, que cree un nuevo orden jurídico
de los océanos cubriendo un amplio espectro de los intereses oceánicos e incluyendo la
656
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
exploración y la recolección comercial de las fuentes de minerales sólidos de los fondos
marinos;
9) las negociaciones para la conclusión de tal Tratado y para el establecimiento del régimen
internacional que gobierne el ejercicio de los derechos y la exploración de los recursos de los
fondos marinos, acuñados en la Resolución 2749 (XXV) de la Asamblea General, están en
curso pero pueden no concluirse en un futuro cercano;
10) aun cuando tales negociaciones se completen puntualmente, pasará mucho tiempo
antes de que tal régimen sea establecido y opere;
11) el desarrollo de la tecnología requerida para la exploración y recolección de las
fuentes de minerales sólidos de los fondos marinos requerirá una inversión sustancial durante muchos años antes de que se llegue a una producción comercial, y debe progresar en este
momento para que estén disponibles cuando sean necesarios los minerales de los fondos
marinos;
12) es de la opinión jurídica de los Estados Unidos que la exploración y recolección
comercial de las fuentes de minerales sólidos de los fondos marinos constituyen libertades
del alta mar, sometidas a la obligación de una consideración razonable de los intereses de
otros Estados en el ejercicio de aquéllas y de otras libertades reconocidas por los principios
generales del derecho internacional;
13) pendiente el Tratado del Derecho del Mar, y ante la ausencia de un acuerdo entre los
Estados sobre los principios aplicables de derecho internacional, la incertidumbre de los potenciales inversores en cuanto al futuro del régimen jurídico puede desanimar o impedir las inversiones necesarias para desarrollar la tecnología minera de los fondos marinos;
14) pendiente el Tratado del Derecho del Mar la protección del medio ambiente marino
de los daños causados por la exploración y recolección de las fuentes de minerales sólidos de
los fondos marinos depende de la puesta en marcha de una legislación nacional provisional
adecuada;
15) el Tratado del Derecho del Mar es probable que establezca acuerdos financieros que
obliguen a los Estados Unidos o a los ciudadanos estadounidenses a realizar pagos a una
organización internacional por la exploración y explotación de las fuentes de minerales sólidos
de los fondos marinos; y
16) se requiere una legislación que establezca un régimen jurídico provisional, para el
desarrollo de la tecnología y la exploración y explotación de las fuentes de minerales sólidos
de los fondos marinos, hasta que el Tratado del Derecho del Mar entre en vigor para los Estados
Unidos;
b) Fines: el Congreso declara que los fines de esta Ley son:
1) fomentar la conclusión exitosa de un Tratado del Derecho del Mar global, que dará
una definición legal al principio de que los recursos minerales de los fondos marinos son patrimonio común de la humanidad y que asegurará, entre otras cosas, el acceso no discriminatorio de todas las naciones a tales recursos;
2) pendiente la ratificación y entrada en vigor del Tratado para los Estados Unidos, disponer el establecimiento de un fondo con cuotas cuyos beneficios se usarán para compartir con
la comunidad internacional de acuerdo con tal Tratado;
3) establecer, pendiente la ratificación y entrada en vigor del Tratado para los Estados
Unidos, un programa provisional que regule la exploración y explotación comercial por
los ciudadanos de los Estados Unidos de las fuentes de minerales sólidos de los fondos
marinos;
4) acelerar el programa de evaluación medioambiental de la exploración y explotación
comercial de las fuentes de minerales sólidos de los fondos marinos y garantizar que tales
actividades de exploración y explotación sean conducidas de manera que incentiven la conservación de tales recursos, protejan la calidad medioambiental y promuevan la seguridad de la
vida y la propiedad en el mar; y
5) fomentar el desarrollo continuo de la tecnología necesaria para la recuperación de las
fuentes de minerales sólidos de los fondos marinos;
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
657
SECCIÓN 3.a
Objetivos internacionales de esta Ley
a) Renuncia a la Soberanía extraterritorial.—Por la aprobación de esta Ley los Estados
Unidos:
1) ejercitan su jurisdicción sobre los ciudadanos y los buques estadounidenses, y sobre
las personas y los buques extranjeros sometidos de cualquier otra forma a su jurisdicción, en
la realización de la libertad del alta mar para tomar parte en la exploración y explotación
comercial de las fuentes de minerales sólidos de los fondos marinos de acuerdo con principios de derecho internacional generalmente aceptados reconocidos por los Estados Unidos;
pero
2) por ello no afirman la soberanía, o derechos soberanos o exclusivos, o la jurisdicción
o la posesión de algún área o de los recursos de los fondos marinos.
[...]
SECCIÓN 118
Régimen de reciprocidad entre los Estados
a) Designación.—El Administrador, consultando al Secretario de Estado y a los jefes de
otras agencias y departamentos apropiados, puede designar a una nación extranjera como
Estado en relación de reciprocidad si el Secretario de Estado encuentra que tal nación extranjera:
1) regula la conducta de sus ciudadanos, y otras personas sujetas a su jurisdicción
dedicadas a la exploración y explotación comercial de fuentes de minerales sólidos, de
manera compatible con lo previsto en esta Ley, lo que incluye las medidas apropiadas para
la protección del medio ambiente, la conservación de los recursos naturales y la seguridad de la vida y de la propiedad en el mar e incluye estipulaciones efectivas de cumplimiento;
2) reconoce licencias y permisos concedidos bajo este título, hasta el punto que tal nación,
según sus leyes, (A) prohíba a cualquier persona el dedicarse a una exploración o explotación
comercial que entre en conflicto con aquella que haya sido autorizada por la licencia o permiso y (B) cumpla con la fecha de concesión de licencias y la fecha efectiva de los permisos
establecidos en la sección 102 (c) (1) (D) de esta Ley;
3) reconoce, según sus procedimientos, prioridades de derechos, conforme a las previstas en esta Ley y los reglamentos establecidos por esta Ley, para las solicitudes de licencias
de exploración o permisos de explotación comercial, cuyas solicitudes sean hechas tanto según
sus procedimientos o según esta Ley; y
4) provea un marco legal provisional para la exploración y explotación comercial que no
interfiera de manera no razonable con los intereses de otros Estados en el ejercicio de las libertades de alta mar, como están reconocidas en los principios generales de derecho internacional.
[...] [The International Law of the Sea, Volume II, Documents, Cases and Tables, pp.
354-359.]
13.35. DECLARACIÓN DE LA COMISIÓN PREPARATORIA DE LA AUTORIDAD
INTERNACIONAL DE LOS FONDOS MARINOS, DE 30 DE AGOSTO DE 1985
No se reconocerá ninguna reclamación, acuerdo o acción relativa a la Zona y a sus recursos hecha al margen de la Comisión Preparatoria que sea incompatible con la Convención de
las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y sus resoluciones complementarias. [BOM,
n.o 6, 1985.]
658
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
13.36. ACUERDO RELATIVO A LA APLICACIÓN DE LA PARTE XI DE LA CONVENCIÓN DE LAS NU SOBRE EL DERECHO DEL MAR, DE 28 DE JULIO DE 1994
Los Estados Partes en este Acuerdo,
[...]
Observando los cambios políticos y económicos, entre ellos, los sistemas orientados al
mercado, que afectan la aplicación de la Parte XI,
Deseando facilitar la participación universal en la Convención,
Considerando que un acuerdo relativo a la aplicación de la Parte XI sería el mejor medio
de lograr ese objetivo,
Han acordado lo siguiente:
Art. 1. Aplicación de la Parte XI.—1. Los Estados Partes en este Acuerdo se comprometen a aplicar la Parte XI de conformidad con ese Acuerdo.
2. El anexo forma parte integrante de este Acuerdo.
Art. 2. Relación entre este Acuerdo y la Parte XI.—1. Las disposiciones de este Acuerdo y de la Parte XI deberán ser interpretadas y aplicadas en forma conjunta como un solo
instrumento. En caso de haber discrepancia entre este Acuerdo y la Parte XI prevalecerá las
disposiciones de este Acuerdo.
2. Los artículos 309 a 319 de la Convención se aplicarán a este Acuerdo en la misma
forma en que se aplican a la Convención.
13.37. ACUERDO DE RELACIÓN ENTRE LAS NU Y LA AUTORIDAD INTERNACIONAL DE LOS FONDOS MARINOS, APROBADO POR LA RESOLUCIÓN
52/27, DE LA AG DE 26 DE JUNIO DE 1997
Las Naciones Unidas y la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos,
Teniendo presente que la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 3067
(XXVIII), de 16 de noviembre de 1973, decidió convocar la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar con el fin de aprobar una convención que tratara de todas
las cuestiones relativas al derecho de mar y que la Conferencia aprobó la Convención de las
Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, en la que, entre otras cosas, se estableció la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos,
Recordando que la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 48/263, de
28 de julio de 1994, aprobó el Acuerdo relativo a la aplicación de la Parte XI de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 10 de diciembre de 1982,
Teniendo presente que la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar
entró en vigor el 16 de noviembre de 1994 y que el Acuerdo relativo a la aplicación de la Parte
XI de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 10 de diciembre
de 1982 entró en vigor el 28 de julio de 1996,
Tomando nota de que la Asamblea General, en su resolución 51/6, de 24 de octubre de
1996, invitó a la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos a participar en sus deliberaciones en calidad de observador,
Tomando nota también del inciso f) del párrafo 2 del artículo 162 de la Convención de las
Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 10 de diciembre de 1982, de la resolución 51/34
de la Asamblea General, de 9 de diciembre de 1996, y de la decisión ISBA/C/10 del Consejo de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, de 12 de agosto de 1996, en los que
se exhorta a concluir un acuerdo de relación entre las Naciones Unidas y la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos,
Deseando establecer un sistema mutuamente beneficioso de relaciones que facilite el desempeño de sus respectivas funciones,
Teniendo en cuenta para ello lo dispuesto en la Carta de las Naciones Unidas, en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y en el Acuerdo relativo a la aplicación de la Parte XI de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 10
de diciembre de 1982,
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
659
Han convenido en lo siguiente:
Artículo 1.o Propósito del Acuerdo.—El presente Acuerdo, concertado por las Naciones
Unidas y la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (en lo sucesivo «la Autoridad»)
de conformidad con lo dispuesto en la Carta de las Naciones Unidas (en lo sucesivo «la Carta»),
en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (en lo sucesivo «la Convención») y en el Acuerdo relativo a la aplicación de la Parte XI de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 10 de diciembre de 1982 (en lo sucesivo «el Acuerdo»), respectivamente obedece al propósito de definir las condiciones de la relación entre las
Naciones Unidas y la Autoridad.
Art. 2.o Principios.—1. Las Naciones Unidas reconocen que la Autoridad es la organización por conducto de la cual los Estados partes en la Convención, de conformidad con la
Parte XI de la Convención y con el Acuerdo, organizarán y controlarán las actividades en los
fondos marinos y oceánicos y su subsuelo fuera de los límites de la jurisdicción nacional (en
lo sucesivo «la Zona»), particularmente con miras a la administración de los recursos de la
Zona. Las Naciones Unidas se comprometen a realizar sus actividades de manera de promover el orden jurídico para los mares y océanos establecido en la Convención y en el Acuerdo.
2. Las Naciones Unidas reconocen que la Autoridad, en virtud de la Convención y del
Acuerdo, funcionará como organización internacional autónoma en las relaciones de colaboración con las naciones Unidas que establece el presente Acuerdo.
3. La Autoridad reconoce las funciones que incumben a las Naciones Unidas en virtud
de la Carta y de otros instrumentos internacionales, en particular en los ámbitos de la paz y
la seguridad internacionales, el desarrollo económico, social, cultural y humanitario y la protección y preservación del medio ambiente.
4. La Autoridad se compromete a realizar sus actividades con arreglo a los propósitos y
principios de la Carta para fomentar la paz y la cooperación internacionales y de conformidad
con la política de las Naciones Unidas encaminada a promover esos propósitos y principios.
Art. 3.o Cooperación y coordinación.—1. Las Naciones Unidas y la Autoridad reconocen la conveniencia de lograr una coordinación eficaz de las actividades de la Autoridad con
las de las Naciones Unidas y sus organismos especializados y de evitar la duplicación innecesaria de actividades.
2. Las Naciones Unidas y la Autoridad convienen en que, con miras a facilitar el desempeño efectivo de sus respectivas funciones, cooperarán estrechamente y celebrarán consultas
respecto de cuestiones de interés común.
Art. 4.o Colaboración con el Consejo de Seguridad.—1. La Autoridad colaborará con
el Consejo de Seguridad proporcionándole, cuando lo solicite, la información y asistencia que
necesite para cumplir su función de mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales. En el caso de que se proporcione información de carácter confidencial, el Consejo de
Seguridad deberá respetar ese carácter.
2. Por invitación del Consejo de Seguridad, el Secretario General de la Autoridad podrá
asistir a las sesiones del Consejo para proporcionarle información o asistencia de otra índole
en cuestiones que sean de la competencia de la Autoridad.
Art. 5.o Corte Internacional de Justicia.—La Autoridad acepta, con sujeción a lo dispuesto en el presente Acuerdo respecto de la salvaguardia del material, los datos y la información
de carácter confidencial, proporcionar la información que solicite la Corte Internacional de
Justicia de conformidad con el Estatuto de la Corte.
BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA
1. Entre los Manuales españoles de derecho internacional público, vid. CARRILLO SALCEDO, pp. 273284; DÍEZ DE VELASCO, pp. 424-442 y 458-465; GONZÁLEZ CAMPOS y otros, pp. 640-653 y 675-687; PASTOR
RIDRUEJO, pp. 367-380 y 396-408; REMIRO BRETONS y otros, pp. 609-630 y 713-720; RODRÍGUEZ CARRIÓN,
pp. 476-482 y 516-519.
2. El régimen jurídico de la exploración y explotación de los recursos naturales del alta mar, así como
de la zona económica exclusiva y de la plataforma continental, pueden ser consultados en los siguientes
660
MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
trabajos recientes: ALEXANDROV, S. A., «Delimitation of the Continental Shelf in an Enclosed Sea», Hague
Yearbook of International Law, 1992, pp. 3-32; ALMEIDA NASCIMENTO, M. A., El derecho de la delimitación de los espacios marinos de soberanía económica, Madrid, 1999; ATTARD, D., The Exclusive economic zone, Clarendon Press, Oxford, 1986; BADENES CASINOS, M., «Las poblaciones de peces transzonales y altamente migratorias en el Derecho internacional», ADI, 1996, pp. 91-145; BROWNLIE, I., «The
sources of the law governing maritime delimitation», en El derecho internacional en un mundo en transformación..., cit., pp. 733-744; BURKE, W. T., The new international law of fisheries. UNCLOS 1982 and
beyond, Clarendon Press, Oxford, 1994; CAHIER, P., «Les sources du droit relatif à la délimitation du
plateau continental», en Mélanges offerts à Paul Reuter..., cit., pp. 175-182; CARNERERO CASTILLA, R.,
El régimen jurídico de la navegación por la zona económica exclusiva, Madrid, 1999; CARREÑO GUALDE,
V., La protección internacional del medio marino mediterráneo, Madrid, 1999; CHIU, H., «The Problem
of Delimiting the Maritime Boundary between the Exclusive Economic Zone and Continental Shelf of
Opposite States», en Essays.., cit., pp. 181-190; DAHMANI, M., The Fisheries Regime of the Exclusive
Economic Zone, Martinus Nijhoff, Dordrecht, 1987; EVANS, M. D., «Delimitation and the common maritime boundary», BYBIL, 1993, pp. 283-332; KWIATKOWSKA, B., «Inauguration of the ITLOS Jurisprudence: The Saint Vincent and the Grenadines v. Guinea M/V Saiga Case», ODIL, 1999, pp. 43 ss.; MACK, J.
R., «International Fisheries Management: How the UN Conference on Straddling and Highly Migratory
Fish Stocks Changes the Law of Fishing on the High Seas», CWILJ, 1996, pp. 313-333; MENEFEE, S. P.,
«“Republics of the Reefs”: Nation-Building on the Continental Shelf and the World’s Oceans» CWILJ,
1994-1995, pp. 81-111; MAROTA RANGEL, V., «Le plateau continental dans la Convention de 1982 sur le
droit de la mer», R. des C., t. 194 (1985-V), pp. 269-428; NIETO NAVIA, R., «Jurisprudencia en materia
de delimitación marítima», en Liber Amicorum «In Memoriam» of Judge José María Ruda, Kluwer, La
Haya/Londres/Boston, 2000, pp. 109-138; ORREGO VICUÑA, F., «La Zone économique exclusive: régimen
et nature juridique dans le droit international», R. des C., t. 199 (1986-IV), pp. 9-170; SAURA ESTAPÁ, J.,
Delimitación jurídica de la plataforma continental, Tecnos, Madrid, 1996; SCOTT, S. V., «The inclusion
of sedentary fisheries within the continental shelf doctrine», ICLQ, 1992, pp. 788-807; SYMONIDES, J.,
«Le plateau continental», en Droit international. Bilan..., cit., t. 2, pp. 931-945.
Vid. asimismo las obras citadas en el apartado 5 de la Bibliografía del Capítulo anterior.
3. Por lo que respecta a la Zona Internacional de los Fondos Marinos y Oceánicos, conviene discernir entre las contribuciones centradas en el régimen original de la Convención y los estudios referidos al
nuevo régimen acordado en 1994. Respecto del primero siguen teniendo interés: ALBIOL BIOSCA, G., El
régimen jurídico de los fondos marinos internacionales, Tecnos, Madrid, 1984; BRICEÑO BERRU, J. E.,
Régimen jurídico de los fondos marinos internacionales, Bosch, Barcelona, 1986; JAGOTA, S. P., «Le fond
des mers au-délá des limites de la jurisdiction nationale», en Droit International. Bilan..., t. 2, pp. 9771011; POST, A. M., Deepsea Mining and the Law of the Sea Forum, Martinus Mijhoff, La Haya, 1983.
En cuanto al segundo, vid. «Law of the Sea Forum: The 1994 Agreement on Implementation of the Seabed
Provisions of the Convention on the Law of the Sea» (con contribuciones de Oxman, Sohn y Charney),
AJIL, 1994, pp. 687-714; FORCADA BARONA, I., «La evolución de los principios jurídicos que rigen la
explotación de los recursos económicos de los fondos marinos y del alta mar: retorno a la soberanía»,
ADI, vol. XIV, 1998, pp. 53-112; HAYANSHY, M., «The 1994 Agreement for the Universalization of the
Law of the Sea Convention», ODIL, vol. 27, n.o 1-2, 1996, pp. 31-39; KOSKENNIEMI, M. y LEVITO, M.,
«The Privilege of Universality. International Law, Economic Ideology and Seabed Resources», Nordic
Journal of Internacional Law, 1996, pp. 533-555; LODGE, M., «The International Seabed Authority and
the Development of the Mining Code», Oceans Policy: New Institutions, Challenges and Opportunities,
Martinus Nijhoff, 1998, pp. 48 ss.; NAVARRO BATISTA, N., Fondos Marinos y patrimonio común de la
humanidad, Salamanca, 2000; OXMAN, B. H., «The 1994 Agreement and the Convention», AJIL, 1994,
pp. 687-695; PAOLILLO, F., «Cuestiones institucionales en el Acuerdo de 1994 relativo a la Parte XI de la
Convención sobre el Derecho del Mar», ADI, 1996, pp. 431-450; PONTE IGLESIAS, M. T., «La Zona Internacional de los Fondos Marinos como Patrimonio Común de la Humanidad: una aspiración truncada»,
Cursos de Vitoria-Gasteiz 1997, pp. 181-205; SAURA ESTAPÁ, J., «Acuerdo relativo a la aplicación de la
Parte XI de la Convención de las NNUU sobre el derecho del mar», REDI, 1994, pp. 876-884; SHON, L.
B., «International Law Implications of the 1994 Agreement», AJIL, 1994, pp. 696-705; ZORRILLA, D.,
«Nota informativa sobre el acuerdo relativo a la aplicación de la Parte XI de la Convención de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar», REDI, 1994, pp. 436-441.
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
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MATERIALES DE PRÁCTICAS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
DERECHO DEL MAR: APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES
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