Cúmulos globulares Susana Biro Los cúmulos globulares son conjuntos de miles de estrellas que se debieron formar muy pronto en la historia del Universo. La Vía Láctea tiene alrededor de 150 de estas agrupaciones y todas se ubican en el halo de la galaxia. Se calcula, por ejemplo, que una de ellas, Messier 4, tiene unos 12.7 mil millones de años, casi el doble que los 7.3 mil millones de años de nuestra galaxia. Todas las otras galaxias masivas que se han podido estudiar tienen también estos fósiles cósmicos que sin duda serán una de las claves importantes para entender la historia del Universo. El modelo de hace algunas décadas que explica la formación de galaxias y cúmulos globulares describe este proceso como un colapso lento y monolítico a partir de nubes gigantescas de gas. En este modelo, los cúmulos globulares, en las afueras de la nube, fueron los primeros en tener estrellas, mucho antes de que siquiera se formara un disco. La bajísima abundancia de elementos pesados (llamada metalicidad) en estas estrellas es un indicador de su temprana formación, pues éstos aparecieron mucho después. De acuerdo con este modelo, es de esperarse que los cúmulos más distantes del centro de la Vía Láctea sean los de formación más temprana y por lo tanto presenten las metalicidades más bajas. Sin embargo, esto no es así. Una explicación para este sorprendente hecho es que algunos cúmulos globulares pueden ser resultado de capturas de otras galaxias. Por ejemplo, en este momento nuestra galaxia está en proceso de engullir a la Galaxia Enana de Sagitario, a la que se le conocen cuatro cúmulos globulares. Estos cúmulos, cuya historia seguramente es distinta a los de la Vía Láctea, fácilmente pueden pasar a formar parte de los de nuestra galaxia.