MINISTERIO DE AGRICULTURA DIRECCION GENERAL DE AGRICULTURA ^ S ^NOJAS _ --DIVULGADORA --- AÑO XXX e ^Í MARZO 19^6 ^I NUM. 6 ESTACION EXPERIMENTAL AGRICOLA DE EXTREMADURA Especializada en olivicultura y elayotecnia. BADAJOZ Mejoras en las producciones de los olivos utilizando debidamente los injertos Por ANTO^vIO Cxuz Vnl.^xo. Ingeniero agrónorno. Director de dicho Centro. PRF..LIilIINARI.S. I,ns l^^<<^ion^•.c (cJ^^i^ns. Fn pleno caiupc^, quc ^lnicstra esa nofa bravía de lus acehu^lics, lc^, ^^breros alumnos del cur5illo siguen Ettentos las e^cplicaciones del ingeniero. 1?sl>aña es l^ nación más oliv^trera del n^^undo, y oli^^ares tan hermosos y adil^irables como ]os que existen en muchas de sus regioues no los ha}' eu nin^ún otro b ^ :c\^ [ i ^i.i ort_ca , .i ^ ^Q^^ ^^1 , _, , ^^i^`^ ^^2t:?'^P " .. ^? r ^ .^,fa.?"+3=.^t^^ Estas ^holas^ se remiten gratis a quien las pide al Servicio de Publicaciones Agrícolas de la Dirección General de Agricultura - 2 - país ; pero con ser todo eso cierto, no lo es menos que la mayoría de los españoles lo ignoran, y, obsesionados con la manía absurda de nuestra sistemática inferioridad respecto a tocío lo del extranjero, han dacío lugar a que los de otros países, aprovechando el abandono en que teníamos el inmenso tesoro de la producciqn olivarera nacional, lo hayan explotado durante muchos años, enriqueciéndose a costa nuestra. Es preciso cíespertar y que sepamos apreciar la realidad de nuestra riqueza olivarera, que es la mayor del mundo, para que ]a estimemos como corresponde y logremos que el río de oro que su producción debe representar para España deje aquí para los españoles los mayores beneficios posibles. Los olivareros, aun procediendo con eYageracío individualismo, que les ha imp.edido apreciar la magnitud del conjunto de la obra, han realizado la empresa colosal de haber formado esa enorme riqueza de olivos, cuyas plantaciones rebasan ya los dos millones de hectáreas; pero la obra imprescindible del Estado para guiar el progreso de 1a olivicultura nacional casi no ha empezado ; nucstras Estaciones Olivareras, que debieran ser las mejores del mundo, para estar a tono d^e la primacía que como país olivarero nos corresponde, desgraciadamente son pocas y mal dotadas, no disponiencío por ello de los medios necesarios para actuar con eficacia en ]a obra que les corresponde hacer, resolviendo los múltiples problemas de la olivicultura en las reg^ion.es respectivas y enseñando a los olivareros cómo deben proceder para mejorar sus producciones, tanto de aceittmas como de aceites. Cuando la opinión general en España vaya conociendo que la riqueza olivarera es tma de las bases principales para la vida de la nación y que el cultivo de los olivos soluciona cual ningún otro las penosas crisis de trabajo para los obreros agrícolas en la época calamitosa del invierno, seguramente desearán todos los españoles que se fomente esa riqueza, y entonces los Gobiernos, que hasta ahora han tenido con tanta pobreza a las Estaciones Olivareras,las cuidarán con preferente atención, dotándolas como es preciso para que puecían así efectuar la beneficiosa labor que les incumbe. MF.JORA DE L.A PRODUCCIÓN OLIVARER:1 .IIEDIANTE LOS INJERTOS. Las plantaciones de los olivares en España se han efectuado por mera iniciativa particular, sin que los interesados en ellas hayan seguido ningún p.lan metódico y ordenado : cada cual ha procedido conforme a su criterio y muchas veces según su capricho, resttltando así que hemos formado los olivares más importantes del mundo, pero con muchos defectos -3- yue pucdcn subsanarsc, obtenicndo con cllo ^nejoras de inlnenso valor. Una de ellas, que ahora no prcocupa a los olivareros y con el tiempo ^crá mtt^- necesal-ia, es la de distribuir convenientement.e las distintas varie^lades ^Ie olivos en cada comarca, para que así pueda elnpezarse la rec^]ección del fruto cuando esté en sazón cl cle las míls tempranas, continuar l^tcgo con las dc ma^luración intermcdia y prosc;uir después coia las tardías, logránclose de este mo<lo operar sicmpre cn Ias allnazaras con rruto n)a<luro ^- tresco para obtenel• los accites hnos naturales, que ]lalz si^lo, s^)n y serán, en toclas partes, los de lncjor calidad. Cu.u)^lo se cc)ml)renda que la única soluci^ín del problema aceitero está ^•n 1.^. clril.^,raci^^n dc es^)s aceites finos natilrales, habrá necesariamente ^^ue ir a la aclectzarla <Iistribución de ]as varicdades y cllo exigirá el emlileo de lc.^ injcrtos en gran escala. I'eru Last1 quc los olivareros sepan apreciar bien la valía de ]a calicl;l^l, ateuci^rán cuu hreferencia a la cantidad y ésta podiá talnbién aurucntarse mtl^-hc^ a base ^lc los injcrYos, conl^^rn7e vamos a eshoner. tilti'1'1{\l:\ lll? POD:\ CO\IBIVAll:\ COV INJI^.It'I'O. I?I olivo es un^) lle ]os árbolcs rlue sc rcnueva míis íácilmentc, y por cst^^ scrá <luizíl el ytlc lnás se pc^^la cntre tu^l^>s los cultivados en g^randes estensiones ; peru es práctica hauitual, cuan<l^l se corta una rama por considerarla vieja, espcrar a que se pl-oduzcan los nuevus brotes para elegir de entre ellos el que pareua n^ejor lr,lra sustituir a la rama suprimicla, y como los tejidos que están pró^imos ;tl coric son tambi^n viejos, octn-re con frecuencia due tienen pocas ^^clnas, pol- lo cual esos brotes no salen cn los sitios convenientes ^• a veces ialtan cn absoluto, per^liindose entonces la circulación de savia en esa z^^n^l, que terniina secíindose; estos daños ^raves, ocasi^)nados ^>or no habcr brotes o producirse don^le no couvienen, se evitan por completo si la supresión de la rama, en vez de hacei-la, como es costulnhl•e, dtirante el invierno, se efectúa en la primavera y procc<lemos a injertarla cll seguida, pues así ronseguil-enlos que los broCes se pr^duzcan cn ]os sitios más adecuados_ Con sólo proccder así teudríamos, mediante el eulpleo de los injertos combinados con la poda, una mejora de gran valia para la producciórn olivarera ; pero aún podreluos conseguir quc csa mcjora restilte mucha niayol- si ponenlos los injertos procedentes de una planta que, siendo ^le la misma val-iedad, resulte escepcionalmente bueua por la cuantía y calidad dc los frutos que pI-oduzca. I?n las plantas, como en los aniniales, por bicn seleccionad^os que• estén, hay diferencias individualcs muy accntuadas, due sirven d*. bas^ -4- para mejorar la selección; siendo esto cierto, lo que nos interesa es buscar para cada variedad de olivos cuáles son los ejemplares mejores por su producción de fruto en las zonas respectivas, cosa ésta que, hasta la fecha, en España nadie ha procurado, y cuando supiésemos cuáles eran esos árboles de calidad superior habríamos encontrado un verdadero tesoro, pues de la forma sencilla que hemos indicado podríamos conseguir, en varios años, que todos los olivos fucsen de la categoría excelente que tuvieran los elegidos. La mejora que así lograríamos sería de un valor extraordinario, pues supondría un aumento muy considerable de producción y con la ventaja enorme de que se conseguiría sin variar los gastos cíe cultivo más que en lo referente a la recolección, por la ma}'or cosecha que se obtendría. Si ]a selección para buscar esos ejemp^lares de bondatl excepcional se hiciera bien, consideramos que con el sistema que hemos indicado podríamos mejorar la producción olivarera nacional en más del veinte por ciento, y esto representa tm valor anual superior a cien millones de pesetas, ya que la producción media por año de los olivos en España vale, seg^ún las estadísticas oficiales del l^^Iinisterio de Agricultura, más de quinientos millones de p^esetas. Es posible quc para muchos de los que lcan estas apreciacion-es nuestras resulte e^agerado el valor que calculamos a esa mejora, pero tenemos la seguridacl de que no tiene e^ageraci<>n alg^tuia, y así lo estimar^ín cuantos conozran las diferencias grandes de producción que hay cle tmos a otros árboles entre los olivos corresp^ondientes a]a misma variedad, y que ve;etan en condiciones análogas de terreno, rlima y cuidados culttu^ales, c^istiendo algunos muy productivos que los olivarerus llaman casti^os, al lado dc otros que por su escasa producción les dan el nombre de d^^scasta^clos. I?stamos convencidos de que el problema que plantcamos con csc sistema de poda combinada con el injerto puede ser muy beneficioso para la riqueza olivarera nacional, pero no se resolveríi satisfactoriamente micntras no logremos formar, en todas las zonas donde tenga importancia el cultivo de los olivos, muchos equipos de obreros que sean buenos injcrtadores y, al mismo tiempo, que sean tambiín bttenos podacíores. LOS 0131:L:FOS INJEh'L'AllORES Y POD^IDOI:ES DE OLIVOS. Conocemos todas las regiones olivareras de España y en ninguna hemos encontraclo buenos injertadores: las operaciones de injertia ]as -;7^r;tctiran sigtticndu las cu^ciianras iradiric^ualcs clc stts anlc^^a^n^lr^s, hcru ^^lc un inodo rutinario ^^ sin con^^rcr los princi^^i^>s fundamcnt^ilcs <lr rsas u^^craci^mcs, resultanclo p^^r cllo quc auu los más hábiles cs^r^i^^ran cun f recttencia much^^s árboles ; además, el númer^^ ^lc los ^^brcr^^s yue se clc^lican a iujcrtar es tan sumair.cntc rc^luri^l^^, que cn m^xl^> ;il^un^i Fur^cslu. uhr^u^ d^^ rrn i^^lcrlu^dor- rnlinariu. ^lr^.tnoclia^l^,> ^,ara injcrtarl^,:. Hermoa^, uli^^^,: car^,^^ca^lu; al ^^uc^lar lluc;tran abttnrlant^•s ^^.u-rta. u cliu^^unc. en ]as ^^i;.na., a c^^n;ccu^^uria dc la ^,lítura ^I^ ..u^ia, ^^uc cil u^^ ^ti;tar^c cn la: r;imas corta^la:, :e l^icnlc cn ^..a ^c^claci^^,n im^^rn^lu^tic;i. ^^^^^lrítui scr ;titicic^ntrs ^^ara 1<i ^^l^r,i ^lc ,^ran ;ini^^litu^l yu^• ^^>tin^,in^^^s dcl^r h,i^crsc cn la tr^in;turm,irií;n ^lc lus ^^livares <lc 1?spaiia: ^^,u.< <^nc cs^t ^:^I^ra huc^la rr;iliz^u-se cs al^s^^lutamcntc im^^rescincliblc ^^nc ^u^r cl hcr;uual ^lc 1<is I^ataiinues O livarcras sc 1>ru<li^ucn las cnscñanr;i,, clan^l^^ n^uchus ctn^sill^^s a li» ul^rcru> ^lc la^ l^rinci^rilc; z^na^ ^lc uli^^^>s, para -6- que apren^'.an a ser buenos injertadores; el éxito de estas enseñanzas, como prácticamente hemos comprobado, supera a las esperanzas más optimistas, pues los obreros españoles reúnen condiciones tan estimables como los mejores de cualquier país, }' sabiéndole^ enseñar aprenden en seguida. Los podadores de olivos abundan en casi todas las zonas olivareras, pero también, al igual que los injertadores, proceden según la rutina que han adoptado en cada localidad, pues desconocen por completo lo que ^es elemental para practicar bien esa operación, ocasionando por esto verdaderos destrozos en muchos olivos cuando los podan. Teniendo en cuenta que, según nuestro plan, la poda debe combinarse con el injerto, convendrá que a los mismos obreros se les enseñe a injertar y a podar. Para que todo esto tenga efectividad, hay ahora una dificultad grande, a la que ya hemos aludido antes : las Estaciones Olivareras de nuestra nación son pocas y están mal dotadas, por lo cual carecen tanto de personal como de los elementos necesarios para efectuar esa labor de enseñanza tan amplia como se precisa, y no creo que por de pronto pueda salvarse esa dificultad; pero no habremos conseguido poco si logramos que la opinión se dé cuenta de que hay posibilidad de aumentar la producción olivarera en más de ci^n ^millo^^zes ^de pesetas a^nuales, que s^on muy nccesarios para remediar la situación de verdadera ang^ustia en que se encuentran los obreros agrícolas de muchas comarcas y para remediar también la marcha ruinosa que Ilevan la mayoría de los olivareros, y que esa opinión sepa además que actualmente las Estaciones Olivareras no cuentan ni con suficiente personal ni con los elementos materiales adecuados para dar esas enseñanzas con la amplitud debida. ORGANIZACIÓ^I DE ESAS ENSE\ANZAS POR L:1 Es1ACIÓV ESPECI.^LIZ:\D^ DE OLNICULTIIR^1 DE ENTR]?^[ADUR9 ^T^ADAJOZ^. Por considerar que la riqueza olivarera es muy importante en Extremadura, hemos dedicado preferente atención a estudiarla, procurando su mcjoramiento. Hay en la región extremeña más de 150.00o hectáreas de olivares, y los productos que de ellos se obtienen valen anualmente más de cincuenta millones de pesetas; solamente en la provincia de Badajoz. hay más de roo.ooo hectáreas con olivos, y por esto ocupa el cuarto lugar entre las de España en importancia olivarera, y con la particularidad de ser la primera en cuanto al laboreo de los olivares, pues en ninguna otra parte -^clc ntteátra naci<"^n ui <lcl nittn^l^^ lo e^erlúan c^^n rl esmer^> a^liniral^le c^u^ es hal^itual cti la r^ina llatna^la <lc "l.os f^arr^^s". Pcr^^ ruu ^er n^u^^ ^rande la valia ^lc esa ri<<ucza, conl^^rme a lus <l;il^^s iucuriuna^lus, aún sc <icrrricnta cn irrmin^^s g^i^;antesc^^s stt iinpuri,i.ncia cun^i<lerai^^l^^ su as^>ectu s^^cial: 1?strema^lura, eu gener,il, tiene una a^rirultura ^x^l^rc, atinquc la iantasía clc niuch^^s ha}a iurmado la L^rc !t°rri^^u^^., pr^íi li^^^is.-7'ermina^ia: las ez^^licacione. te^íricas, se ejercitan los ohrcru: ;iluinno^ cn Lu prárlica^ c^^rrespondicnte^. c^E^iniún cyuivor.ida de quc cs rica ;}^ por ser p^^brr, lus ^^uc cle ella viven licne ❑ ii-retnisihlemente yuc vivir co^i p^^l^reza, qtie se ir,t<luce cii esas cri;is penc^sas ^Ie trabaj^^ a^rícola ^^ue dtn-ante el invicr»r^ ha^^ en ntucho; ^^ucblo,, ^^uc ^ui^ haml^rc ^- miscria para tantus ^lcs^raria^los ; en 1^^s zon,is ^,livai•cras esas calami^lades nr^ c^isten, ^^ sc runin^^r;tn en ^rat^ ^>,^rte. ^^urs c^n la recole^ción ^le las areitunas ^^ ]^^s tral^aj^^s <Ic 1>oda suelc^ halicr jurualcs ^^ara tuclos l^^s obrcr^^s ^Ittrantc la ralainitc^sa í^Jx>ca inv^^rn^il ; ^^^^r sei- ;isí, ^licc^i l^^s ^^tie sal^cn róni^^ el cultivo <le l^^s oliv^^s rcinc^li:i cl l^aro ol^reru, qtie el c^li^•o es cl árbul ^^ruviclci^cial ^iel p^^l^re, ^^ucs lc ^,ruhorciuna m[ís elemcnt^^s <^uc ninguu^^ ^^tr^^ ^^ara ^^ivir en las í^^x>ca^ ni;í^ cliií^^iles, ^^ sieu^l^^ ^^st^^ cier?u, deben^us iumentar stt cultiv^^, -8ya que con ello log^rareinos remediar muchas miserias y calamidades para ]os obreros agrícolas, aun^entand^o al inismo tiemgo, con beneficio para todos, la riqueza nacional. Ninguna inejora más efica-r., a nuestro entender, para roinentar ese cultivo que la aplicación de la poda combinada con el injerto en la iorma explicada anteriormente, y^ con esa orientación hemos encauzado nuestros trabajos, procurando solucionar al inismo tieinpo dos cuestiones distintas, pero complcinentarias para la finalidací deseada, que son, en primer lugar, convencer a los olivareros de los beneficios que conse;uirán adoptando ese sistema para la renovación de los olivos ^-, lue^^o, iormar los equipos de obreros injertadores y podadores. Para poner en marcha la obra hem^os tenido que vencer inuchas dificultades, principalmente derivadas de esa apatía general, tanto de los olivareros como de los propios obreros, que siempre se muestran inu}refractarios para cualquier modificación en ]as operaciones de cultivo que habitualinente hacen ; pero con tesón grancle, animados por el convencimiento de la bondad de ]a empresa, hemos continuado en nuestra tarea hasta salvar los obstáculos que se oponían a su realización ; en algunos pueblos hemos precisado insistir clurante dos años para que In^jerlo de pa-r^7^e ^u roror,n.-Las dos yemas están brotadas con gran vigor y darán tallos de excelcnte cle^arrollo: el patrón tenía uuos cinco centímetros de diámetro_ los olivarcros llegaran a comprender ]a convenie^^cia de aceptar el sistema quc proponíamos, y al fin hemos conseguido que lo reconozcan así y nos presten su cooperación en los cursillos de enseñauza a los obrcros para que apreiidaii a ii^jertar y podar. Para cada tanda de obreros heinos dado tres cursillos : el príinero de^licado al injerto de yema ;^el segundo, al de púa, y- el tercero, a las opcraciones de poda, durando cada cursillo seis días. La ialta de elementos para dar con atnplitud estas enseñanzas ^• el at^ui de lograr que tuvieran la inayor difusión posiblc, uos hizo reui^ir en cada cursillo a]os obreros alumnos correspondientes a tres pueblos, ci.iyos t^rminos municipales fueran colindantes, limitando a cinco el número de aquéllos para cada localidad, con lo cual el total de alumnos yucdaba reducido a quince, y esto era muy conveniente para que aprovecl^arau inejor las enseñanzas, priucipalinente las de carácter práctico. Admitíamos conio aspirantes para las cinco plazas de altunnos, en cada pueblo, a ruantos obreros agrícolas ]as pretendían, eYigií^ncloles que tuvieran la edad coinprendida entre los diecisiete y los veinticinco años, por considerar que ^sa es la míis adecuada al fin que pretendíamos ; para elegir a los inás iiistruídos, se les examinaba somcli^ndoles a unos ejercieios muy sencillos de escritura y de cuei7tas. Las enseñauzas eran crnnpletainei^te gratuitas para los alun^nos dcl cursillo, y como se exigía que cu realidad fuerau obreros al;rícolas, se les daban tres pesetas con cincuenta c^ntimos diarias a cada alumno en concepto de subsidio para comer y quc así no fueran grav^^sos a sus pa^lres ; cl in^purtc de estos subsidios para cada cursillo heili^^s logra^l^^ rcunirlo con las aportaciones de los Ayuntamientos, de ]as entidades de carácter rural, con las que dieron algunas personas caritativa^ yuc cstimaban una obra de misericordia nuestra ]abor enseñando al que no sahc, y con las ^^ue ^cnerosamentc supieron <lar los olivareros entusiastas ; eu la inayoría de los cursillos la recaudación ha sido en inás cuantía ^lr lo quc imp^^rtaban los subsidios, t^ cllo ha pcrmitido obsequiar a los aluinnos en cl último día con una abundante merienda. Las lecciones teóricas cle tod<;s los cursillos se han dad^> en l^lrno caulpo; allí, en ese ambieute admirable, a veces bravío, eutre peñascalrs y acebuches ; a veces con t^no de una serena placidcz que sien^pre ticnen los olivares del llano, los alumnos seguían atentos las cxplicacione^ <lel profesor, }' cuando terminaban esas ]eccioncs procedían e» seguicla a efectuar las prácticas correspoudientes, para lo cual se pouían en grul^os de ciuco, estando al freute de rada grupo tul capataz especi;ilizad^c^, y p^^r tw•no riguroso iban ejecutando las operaciones respectivas, rivali- zando crm gran rifán para efectuarlas con esmero y teniendo especiaí auida^l^, en anotar en sus cuadernos cuáles eran los trabajos que hacía ^cada u^iu para cuntrastar luego los resultados. i)urant^ el primcr cursillo, que hcinos dedicado siempre a los injertos rle }^eu^a, l^s obreros ejecutaban los trabajos con mucha atención, pero sin confianza en los resultados, y por esto mostraban una alegría eYtra- lnjerto de púa en rorono.-Lus injertos de púa, eu corona, son muy adecuados Para la^ ramas viejns; en esta fotografía lo^ brotcs dc los i^^jer^os nuevos tietien un año, y lu^ otros son de ctiaLro años. ^rdin,iria, que es eucantaelora, cuando comhr<^baban qtie la ma}^oría de los injert^^s quc habían ptresto estaban agarrados; en los otros cursillos, el de injertos cle púa y el de poda, ^.>rocedían ya, conlo es lóñico, con más ilusión, pues la fe en la utilidad de sus trabajos les hacía tener u1^ts entusiasmo. Yara lo^ pri^ner^^s cursillos, con uhreros ^le hucnte dcl M^iestre y •de Peria, ^niebl^^^ ambos de la provincia de hadajoz, tuvimos a nuestra <lisp^^sici^ín la i^nca 1'eñaran^la, de los Sres. ll. ^icolás Gerada y D. Ricar^lu ti^^t^>. nue ron una ^uuabilidacl yue nunca agradeccremos bastante, nos facilitaron sin li^nitaci^ín al^una ruanto precisainos ^lc allí, y^lispusimos clr abund^u^tes accbuches ^^ ^^liv^^s para efectuar las prácticas corresp^^n^lieutes. ('arrce que como hremio ^^ stt ^enerosidad los i^Ijertos - II - que alli pusimos han resultado mejor de lo quc esperábanu», hal>icn^lu brotado qttizá más del 8o por 100, coti lo cual eso^ buenos auii^^^s est.íii mu}' contentos de la benc ^ ciosa labor que para ellos hemos cfectua^lu ^^ nos rciterau stts ofrecimicnt^s para quc poclam^^s seguir esris tarras en la rcfcrida finca cuantas veces lo necesitemos. Ia ílito de nuestros trabajos en esa prin^era actuación n^>s ha pr^t^^^^rci^mad^^ ^randcs tarilidades para pr^^scnuir la obra, pucs ctt t^xlus 11;'in^iclad r•^nlrc e! pulrr"nt ^^^ el ^i^nj^^rt^^.-Sol>rc ^^aU-^^n dc ^^;iricdad "n4orisca" ;c ha ánjcrta^l^^ "\lanranilla Gur^íal": cn la futu};ratía sc oh>cr^^a cl e^arac^rdinario viñor dc l^^x injertus, como con^cruencia ^le la afinidad entre esas variedades. ^^os pucblu^ ^lontlc hemos prtt}'cctado nttcvos cursillos han sitlt^ much^>s los olivarcros yuc al con^^ccr ^iucstra mfcrida actuaciím n^^s han rtirc^iclo cn sc^uicla sus iincas, c^^n acebuchcs u con uliv^^s, hara ^^^^rrar. l^;stamns tnu}^ ^<itisfe-cht^s ^lc los resttlta<los c^uc vatn^ts r^msi^uicn^t^^ con nucstra pcr^e^crante laltur, ytte }-a se ha tlcsarrulla<lt> rt^n attl^tlitutl ^u^irrinr ,i lus clcmcnt^^s dc ytte clislx^ncntus ;<tl ^^rincipio nccrsitábatn^ts irttiistir ulttrho 1>ara ur^atli-r.ar los cursillos, ^^ ahtira sctn l^^s ^tttcltlns, ^il apreciar l^>, bencii^ios tle ttttc^tra t^l^rri, l^» t^uc ^>itlen yuc ^^^^^ antt^s ^t ^^mtinnarla. I^cs^^ccto a l^^s ^>brcr<^s qttc han si^l^^ aluninus tlc l^^s ctn^^ill^», li;t- - I2 - cemos constar que han tenido un comportamiento admirable, mostrando muchos deseos de aprender, por lo que nos estimulaban a intensificar las enseñanzas con todo el interés y gran cariño que merecían. EI'ÍLOGO. La obra que proyectábamos está ya encauzada y puede cíar beneficios incalculables para Extremadura si los extremeños saben llevarla adelante, para lo cual se precisan dos cosas fundamentales: que ellos, convencidos de la bondad de esa empresa, luchen siempre con afán para realizarla y que en la Dirección de Agricultura presten la debida atención a tan importante problema, dotando a la Estación Especializada de Olivicultura de Extremadura, instalada en P>adajoz, de] personal y elementos materiales imprescindibles para dar a]as enseñanzas de esos cursillos la amplitud que necesitan. ANIMALES UTILES A LA AGRICULTURA L A G O L O R! D R I!V A POr .JOSÉ MIGUI:L ESTEVAN Perito agrícola. Desde las épocas más reinotas ha sido y sigue siendo tema obligado, lo mismo para naturalistas y moralistas que para literatos y poetas : unos y otros han enumerado y cantado sus virtudes, sin que a nadie se le haya ocurrido contradecir ni siquiera p^oner en duda las buenas cualidades de la goloncírina. Si en la anti;;^ edad ]]evaron cl respeto hasta el extremo de dictar leyes en Grecia para protegerla, castigando duramente al que no las cumplía , acttialmente no hay pu^eblo civ^lizado que manifieste la menor l^ostilidad hacia las ^^olondrinas. Son innumerablcs las leyendas que se cuentan por todas partes l1aciencío resaltar el carácter de sociabilidad y el cariño maternal que siempre han demosri-ado y siguen dcmostrando tan simpáticas avecillas ; pero como ]a buena intención no tiene límites cuando se une a la fantasía, se ha ]legado en más de una ocasión a exageraciones en las que se atribuyen, por ejemplo, propiedades curativas no sólo a cualquier parte de su cuerpo, sino hasta a sus excrcmentos. - ^3 - ^'„ni^^ cjcn^Pl^^ ^Ic la suliclari^lad ^luc cxistc cntrc las gulonclrinas, un cí-lrl^rc iiatur;ili,la rucnta la si^uicntc aní^r^l^^ta ^^rrscncia^la ^^ur ^1: al ^^ul^^cr un tuin ui^a ^^arcja a ucu^^ar su anti;;tw ni^l^^ sc rnrrmtr^"^ c^^n !a ^ni'^^r^•;a ^lc yuc c;t;il^a c^rti^;ri,ln ^^^^r t^n lranyuil^^ ,^^,rrivn. l^:n ^^ista clc c^nc ;i 1^^, rc^^ucrin^i^^ntus ^1^^ la ^ru^^ja nu sc tn^^^^ía cl intrtis^^ ^lcl nido, s^. lu r^miuni^ar^m a sus com^rtñcrtis, c^uicnrs ^lc^pu^^s ^lc inlciilar rn v.>>iu ^I^•;alujar l,i ^^i^^icn^Li ^lc ^u; au^i^as tcruiin,irun ^wr taj^ar ^un l^arrc^ ,la al^rrluri ^lcl ni^lr,, _^^ ^lc ^sta n^anrra pcrrri^í <Irntr^^ cl intrttso ^' ^Icshre^^cu^l^a^l^i ^liu^'^^^ic^l. ^ Pcrtcnccc ^il ^ir^l^^n dc li^, ^^ájarcis. ^' aun^^tte s^^ runorcn ttn,ts sctcnta c;^^ccic^, la n^^i; irciurntc cu nucstra ^^cní^isula cs la Ili.nnr.rlu rirsti^i^^, u ;;ul^^n^lrin,i camJ^^cstrc, ctt^^rts l^r-inripalcs raract^i-ístiras s^^ri: ^ric^i corl^^ )^ l^nca anrl^^i, l^^ yuc favorcrc ni^t^il^leinrnlc la ^icci^"m tlc atrahar inscctus; ^r,itas ^l^^l^ilcs c^^u uiias fucrtcs. "l^icnc ^lurc ^^lumas timoncras y ^licciocliu rcnicra;: cl rc,lur ^lcl ^^lun^,ij^^ c^ nc^n^ rn su n^a^^^^r ^^arte, cnn manchas l^l,tncrts cn la ^^cchtt^a ti^ ^r,trtc inicriur ^lcl cucrpu; cn la ^ai,^anta íicnc iina^ ^,Ittiiias ^l^• cul^^r rastai^i^^ r^^jizc^ quc f^n'man un,t cs^^ccie <ic r^^llar. L,is ^lim^^n5iun^^^ sr^n a^^r^^zini^iclanicutc t^ti r^ntínictr^^s des^lc cl ^^ic^^ linsta ^^l final ^lc la ;^^la ^^ ^; ccntímetr^^s ^lc ^^untrt a ^^un(a clc l;is alas. Golondrina -14El inás perfeccionado de sus sentidos es el de la vista, perfeccionamicnto que le permite divisar los más pequeños insectos a grandes distancias. Cualidad mu^^ característica de ]as golondrinas es el maravilloso instinto de orientación que poseen, lo que, unido a sus facultades volacíoras, ha hccho que se las considerc como aves mensajeras, aprovechándolas co^no tales ]os romanos en sus frecuentes guerras. Pero lo más admirable de estos pajarillos son sus formidables condiciones voladoras, tanto por lo que se refier.e a la duración del vuelo coma por lo vertiginoso y variado del mismo. Se puede ase;urar que todos los actos de su vida los realizan en el aire, ya que volando comen, beben, s.e bañan, cogen los materiales para fabricar el nido y hasta alimentan a sus crías. Tienen cierta tendencia a vivir cerca del agua, no sólo por la abundancia de insectos, como los demás animales que únicamente de ellos se alimentan, sino p^orque se bañan frecuentcinente. El modo de pasar el invierno estos pájaros ha sido motivo de preocupación para los antiguos naturalistas, pues mientras tmos afirmaban que, como ciertos mamíferos, las golondrinas se dormían al llegar los prim^eros fríos y no despertaban hasta la primavera, otros aseguraban que se trasladaban a países cálidos. Por distintas experiencias se ha podido comprobar la razón que tenían los que defendían la segunda teoría; esta emigración obedece, más que a las bajas temperaturas, a la disminución de insectos que se hace notar en nuestro clima por el principi^o del otoño. A nu^estra península llegan en el mes de marzo, después de hacer el viaj^e aisladamente o en pequeños grupos. Una vez aquí, buscan y procuran la compañía del hombre, puesto que generalmente en las viviendas de éste fabrican su nido, que colocan en los sitios más diversos : en vigas salientes de las habitaciones exteriores o establos, en ]os tejadillos de ]os balcones, en las chimeneas, etc. Su ;;ran instinto previsor puede juzgarse por la solidez con que fabrica el nido cada pareja, pues ha de utilizarlo durante varios años. Para ello empieza por armarlo con pajas y trozos de madera que después unen perfectamente con tma pasta formada de tierra y saliva. Terminado éste recubren ]a parte interior con un verdadero mullido de plumas. Después de un mes, que es lo que suele durar la construcción de su casa, se instala en ella la pareja, pone la hembra de cuatro a seis huevos y empieza la incubación de los mismos, en la que también el macho interviene, alternando con la hembra, además de dedicarse a cuidar con es- - 15 _ mero, durailte los ^loce <^ quiuce días que tarclan eii salir las ri•ías, a st^ compañera. Lo^ l^rimcrus cui^ía<l^^s, quc ronsi^tcn cn dar a]os reciiu naridos calor ^• alimcnto, quc los pcqueños a^gen del pico ^lc sus pa^lres, tambi^n se los 1>r^^di^an indistintaineiite, así coino ]as 1>rimeras ]ecciones de vuelo. Por lo general en los últiinos días de scptietnhi-e se las ve rrunirse coi^ rran alborozo, como si tratasen de ponersc de acucrdo antes de empreild^^r el viaje al contincnte africano. 1?stas reuuiones suelen celebrarse cn^ árboles secos, que a^^arecen completamente llenos cle golondrinas. Lle^a^lo el día dc la partidl se fornia tm enorine árupo cun todas ias que vivcn en los conturuos, ^^ clesPu^s cle ^listintas clevaciones h^ara orientarse, ronipcn la marrha formanclc, una enorme ^- elevada n^asa. lle vez en cuando cicscienden dc lo alto, se clispersan en i^xlas dirercir^nes pai-a ^l;ir una burna liati^la a los insectr^s, }^ ruan^l^^ han satisfech^^ su apetit^^ ^^uel^cri a clevar,e ^^ c^^^ntintían el viajc. EL TREBOL ENCARNADO 1^^^: ^.. P. Ll trí^bol cncarnacl^^ da ttu iorrajc mu^^ al^rcciado, s^^l^rc tudo en verd^e, }' su vegetaricín es mu^ prccor. ]?s, en efrcto, el hrimero que puede curtarse mu^- tempranamente en hrimavera, es clecir, en twa época cn que los otros forrajes ialfan gcneralniente o empiczan a a;;otarse. Dicho forrajc es abundante, uutritivo y muy del a^^rado del gana^lo, priiicip,ilmentc <lcl caballar. Su val^^r aliinenlicio, sin embarg^, es inferior al del tr^b^^l ordi^tario. Es necesario c<^rtarle cuanclo la mayor parte dc sus il^^res est^n abiertas, n^> debiendo espei-ar a c^t.ie ha^^an t^orecicl^^ todas sus espi^as, pues tiene el incoiweuicnte de sccarsc ^- blanqucar rápidamcntc cuan,dl^.^ su smilla cmpieza a iorrl^arse. ^c endure^e ^^ no es entonc^s clcl agrado dcl gailado. A fiu <le ^^btener un forrajc tierno dttrante un perío^l^> mayor cle ticrnpq sc cmplcau cliversas varicdades de tréb^>l encarnad^^. I.rts más ^;eneralmente emplcadas son la varie^lad precoz ^- la tardía ; csta últirua da su forraje por lo menos quince clías despu^s que la primera. 1;1 tr^l^ol encarnaclo es más sensible al i'río que los ^otrus tréboles, -16- y por esta razón resulta necesaric sembrarlo espeso 3^ mu}' temprano, para que las plantas jóvenes puedan adquirir cierto dcsarrollo antes de los rigores del invierno. Para protegerle durante el invierno, se extenderá una capa poco ^espcsa de estiércol de granja no muy descompuesto. La siembra se efectíia a fines de agosto o primeros de septiembre a razón de 25 a 3o hilogramos de setnilla por hectárea, pudiendo asociar ventajosamente alguna cantidad de centeno, cebada o ray-^yass. I?stas gramíneas tienen la ventaja de sostener el encarnado, mejorar el forraje y aumentar la cosecha. Adetnás, ocupan los huecos que hubieran podido ^ocasionar las heladas. El tr ^bol encarnado prefiere las tierras ligeras o de consistencia media, a condición de qtte no estén mullidas más que superficialmente ; ricas en ácido fosfórico ^^ en potasa. Se cultiva como planta intermedia o en cosecha suplementaria en el rastrojo de un cereal. La tierra destinada a este cultivo no e^i^e mucha preparación ; uno o dos gradeos cruzados bastan generalmente. Los abonos se aplican antes de la labor. ^1 trébol encarnado eaig^e una g^ran cantidad de abono fosfatado y potásico. A fin de activar la venetación antes dcl invierno ^r de obtcner plantas fuertes que oirezcan resistencia a las inteinperies, sc aplicará antes de la siembra una gran cantidad de purin, y si se careciera de éste, se ^extenderán de 5o a ioo lcilogramos de nitrato de amoníaco por hectárea. Los abonos fosfatados y potásicos deben ser aplicados bajo una forma ^en que puedan ser rápidamente absorbidos. Si en ]a cosecha anterior no se aplicaron grandes dosis de abonos para el cultivo del tr^bol encarnado, será necesario aplicarlos, se;ún la fertilidad del suelo, de iz^ ^ 20o kilogramos de fosfato bicálcico y dc 20o a 25o kilogramos dc cloruro de p^otasa. T?I encalado es ^enerahnente conveniente, y desde lueg^o indispensable en las tierras pobres en cal. LAS OBRAS Y REVISTAS REUNIDAS PARA SU TRABAJO POR EL SERVICIO DE PUBLICACIONES AGRICOLAS PUEDEN SER CONSULTADAS EN EL LOCAL DEI. MISMO (MINISTERIO DE AGRICULTURA, PASEO DE ATOCHA, 1 Y 3) TODOS LOS DIAS LABORABLES, DE DIEZ A UNA. GRÁFICAS UGUINA.-MELçNDEZ VALD^S, ^, MADRID