,3 Bruselas, 5 de noviembre de 2002 $FXHUGRV GH FLHOR DELHUWR /D &RPLVLyQ DFRJH FRQ VDWLVIDFFLyQODVHQWHQFLD GHO 7ULEXQDO GH -XVWLFLD GH ODV&RPXQLGDGHV(XURSHDV /D &RPLVLyQ KD DFRJLGR FRQ VDWLVIDFFLyQ KR\ OD VHQWHQFLD GHO 7ULEXQDO GH -XVWLFLD GH ODV &RPXQLGDGHV (XURSHDV VREUH ORV OODPDGRV DVXQWRV GH ©FLHORV DELHUWRVª TXH WUDWD GH OD OHJDOLGDG GH ORV DFXHUGRV ELODWHUDOHV FHOHEUDGRV HQWUH RFKR (VWDGRV PLHPEURV GH OD &( \ ORV (VWDGRV 8QLGRV /R\ROD GH 3DODFLR YLFHSUHVLGHQWD UHVSRQVDEOH GH ORV WUDQVSRUWHV \ OD HQHUJtDKDGHFODUDGR©/DVHQWHQFLDGHKR\HVXQ SDVR LPSRUWDQWH KDFLD OD IRUPXODFLyQ GH XQD QXHYD SROtWLFD HXURSHD FRKHUHQWH \ GLQiPLFD HQ HO iPELWRGHOWUDQVSRUWHDpUHRLQWHUQDFLRQDO(QODPD\RUSDUWHGHORVVHFWRUHV GH OD HFRQRPtD (XURSD KDEOD FRQ XQD VROD YR] HQ ODV QHJRFLDFLRQHV LQWHUQDFLRQDOHV \ DVXPH XQ SDSHO SURWDJRQLVWD HQ DFRQWHFLPLHQWRV WUDVFHQGHQWDOHV+DVWDDKRUDHOWUDQVSRUWH DpUHR TXHGDED H[FOXLGR GH HVWH SODQWHDPLHQWR DO SHUVHJXLU VXV SURSLRV ILQHV ORV GLVWLQWRV (VWDGRV PLHPEURV 'H OD VHQWHQFLD VH GHVSUHQGH TXH GH DKRUD HQ DGHODQWH WRGRV WHQGUHPRVTXHFRODERUDUHQ(XURSDSDUDGHILQLU\SHUVHJXLU FRQMXQWDPHQWH QXHVWURVREMHWLYRV/D&RPLVLyQHVWiSUHSDUDGDSDUDGHVHPSHxDUVXSDSHOª Reviste especial interés el fallo del Tribunal de que son contrarias al Tratado las FOiXVXODV GH QDFLRQDOLGDG de los acuerdos, que restringen los derechos internacionales de tráfico a las compañías aéreas de bandera de los países interesados. La Comisión ha sostenido que esas cláusulas cuestionan el derecho fundamental de establecimiento fijado en el Tratado, conforme al cual los ciudadanos comunitarios son libres de establecer empresas en la comunidad libres de cualquier discriminación. El Tribunal confirma que las cláusulas en cuestión discriminan a las empresas comunitarias por la nacionalidad de sus dueños. La Comisión cree que esta discriminación ha limitado los beneficios de la liberalización del mercado único iniciada en 1992, ya que las compañías aéreas de la Comunidad con redes de rutas internacionales se han visto incapaces de dedicarse libremente a actividades de inversión y consolidación dentro de las fronteras comunitarias. De conformidad con la mayor parte de los acuerdos bilaterales, incluidos los cubiertos hoy por la sentencia, las compañías aéreas europeas deben mantener más del cincuenta por ciento de sus acciones en manos de ciudadanos del país de origen, o correr el riesgo de perder sus derechos internacionales de tráfico. De igual importancia es la confirmación por parte del Tribunal del principio de que la competencia comunitaria está establecida en las relaciones internacionales siempre que se hayan acordado normas comunitarias internas y afecten a empresas de terceros países. Todos los sectores del transporte aéreo están cubiertos ahora por la legislación europea y los Estados miembros ya no pueden llegar a compromisos con otros países en estos temas. Los Estados miembros que celebren acuerdos bilaterales se arriesgan a provocar conflictos entre sus compromisos internacionales y sus obligaciones conforme al Derecho comunitario. Para ajustar la relación entre los Estados miembros y los EE.UU. al Derecho comunitario, urge por tanto abrir negociaciones entre la UE y los EE.UU. con objeto de acordar una sustitución de los acuerdos bilaterales problemáticos por otros de nivel comunitario. La Comisión ha hecho propuestas al efecto a los Estados miembros para que negocien un «espacio aéreo común transatlántico» que haría más abierta la relación UE/USA. También propondrá en un futuro próximo negociar con otros terceros países. La Comisión publicará muy pronto una comunicación que fijará su política de relaciones exteriores en el ámbito del transporte aéreo y propuestas de negociación, celebración y gestión de acuerdos aéreos internacionales. 2 $QWHFHGHQWHVORVDVXQWRVGH©FLHORDELHUWRªGHO7ULEXQDO ,QWURGXFFLyQ 1. En diciembre de 1998, la Comisión Europea llevó ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas a siete Estados miembros de la UE por haber celebrado acuerdos bilaterales de «cielo abierto» con los Estados Unidos en el ámbito del transporte aéreo (Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Luxemburgo y Suecia). También llevó al Reino Unido por su acuerdo «Bermudas II» con los EE.UU. 2. En octubre de 1999, los Países Bajos decidieron sumarse a los asuntos del Tribunal en apoyo de los otros Estados miembros. 3. La fase oral tuvo lugar en mayo de 2001 y el Abogado General publicó sus conclusiones el 31 de enero de 2002. La sentencia final del Tribunal se ha fallado hoy. 4. La Comisión todavía está estudiando si hay margen para nuevas acciones legales contra los Países Bajos (por derecho propio), Francia, Italia y Portugal, que ahora también han celebrado acuerdos bilaterales de «cielo abierto» con los Estados Unidos. /D SRVWXUD GH OD &RPLVLyQ VREUH OD SROtWLFD LQWHUQDFLRQDO GH WUDQVSRUWH DpUHR 5. En 1992, los Estados miembros de la Unión Europea acordaron crear un mercado único del transporte aéreo, lo que significaba liberalizar el transporte aéreo y permitir a todas las compañías aéreas de la Comunidad Europea transportar pasajeros y mercancías en la UE. Todas las compañías aéreas establecidas dentro de la UE tienen ahora los mismos derechos conforme a la ley de prestar servicios aéreos desde su base de origen. Las compañías aéreas europeas tienen derecho también a llevar a cabo operaciones en cualquier punto de la UE en los mismas condiciones que los nativos. 6. La Comisión creyó que, al igual que en otros sectores de la economía, la supresión de las barreras al comercio interior debía acompañarse de una política exterior común frente a otros países. La Comisión consideraba que los Estados miembros de la UE ya no debían firmar acuerdos bilaterales con países del exterior por separado, con el argumento de que tales acuerdos: a) Afectan al funcionamiento del mercado único y a sus normas. Las compañías aéreas de la UE tienen que cumplir criterios estrictos para conseguir su estatuto de compañías aéreas europeas y no deberían tener que sufrir la competencia desleal de compañías aéreas del exterior que no cumplen esos criterios o que operan en un entorno protegido en su país de origen. El acceso al mercado de la UE sólo debería concederse a empresas del exterior de una manera que sea aceptable para la UE en su conjunto. b) Discriminan en favor de las compañías aéreas de bandera de cada Estado miembro y en contra de las compañías aéreas poseídas por intereses de otras partes de la UE al asignar derechos de tráfico aéreo a los destinos extranjeros según la nacionalidad, lo que viola una de las normas fundamentales del Tratado. Además, estas normas de nacionalidad obstaculizan la competencia entre compañías aéreas de la Comunidad Europea y han impedido de hecho que la industria europea se consolide con negocios económicamente más fuertes e internacionales porque las compañías aéreas de bandera no pueden correr el riesgo de difuminar la pureza de su nacionalidad. 3 7. En vista de estos problemas jurídicos, la Comisión consideró que los Estados miembros no debían negociar o celebrar acuerdos bilaterales por separado con terceros países. /RVDFXHUGRVFRQORV(VWDGRV8QLGRV &LHORDELHUWR 8. En noviembre de 1994, el ministro de Transporte de los EE.UU. Peña emitió una «declaración de política internacional de transporte aéreo» que ofrecía un compromiso fuerte en favor de un mundo del transporte aéreo abierto. Los EE.UU. ofrecieron los acuerdos denominados de «cielo abierto», entre otros a los Estados miembros de la UE. El objetivo de estos acuerdos era liberalizar el transporte aéreo entre las partes firmantes, incluido el derecho a seguir volando a un destino de un tercer país, lo que se llama derechos de tráfico de «quinta libertad» (por ejemplo, continuar un vuelo de Nueva York a Bruselas hasta Múnich). 9. La Comisión Europea solicitó a los Estados miembros que no firmaran ningún nuevo acuerdo con los Estados Unidos por las razones resumidas anteriormente, pero los ocho Estados miembros citados en los asuntos actuales (Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Luxemburgo, Suecia y el Reino Unido) hicieron caso omiso. Siete de los acuerdos eran plenamente de «cielo abierto» como los descritos antes. El acuerdo entre el Reino Unido y los EE.UU. consta de disposiciones similares sobre la nacionalidad, pero es más restrictivo que los demás desde el punto de vista de los derechos de tráfico. /DRSLQLyQGHOD&RPLVLyQ 10. La Comisión apoya el objetivo de la liberalización y cree que los acuerdos de «cielo abierto» han reportado algunos beneficios a los consumidores y a las empresas europeas. Sin embargo, la Comisión considera que las negociaciones y los acuerdos bilaterales de Estados miembros por separado no han tenido en cuenta el hecho de que la UE se ha convertido en un amplio mercado liberalizado, similar por su carácter al mercado americano del otro lado del Atlántico. Según la opinión de la Comisión, en vez de un acuerdo equilibrado entre dos socios de tamaño igual, estos acuerdos bilaterales han dado a las empresas de EE.UU. considerables oportunidades operativas en el mercado europeo, sin que las compañías aéreas europeas hayan adquirido ningún derecho de valor equivalente en los Estados Unidos. 11. Por ejemplo, mientras que las compañías aéreas de EE.UU. pueden volar libremente de cualquier punto en los EE.UU. a casi a cualquier punto de la UE en virtud de este mosaico de acuerdos, las compañías aéreas europeas sólo pueden volar a destinos de los EE.UU. a partir de su país de origen. Además, mientras que las compañías aéreas de EE.UU. pueden servirse de sus derechos de «quinta libertad» para volar entre dos puntos en el mercado interior de la UE, las compañías aéreas de la Comunidad Europea no tienen ninguno de esos derechos entre destinos distintos dentro del mercado de los EE.UU. 12. A esto se añade que las restricciones de nacionalidad incluidas en los acuerdos han privado a las compañías aéreas europeas de la posibilidad de crear negocios fuertes de escala transeuropea como los que pueden crear libremente otras empresas de otras industrias, lo que ha reducido considerablemente el margen para la racionalización y la inversión intraeuropeas. Los problemas financieros actuales de algunas compañías aéreas europeas han puesto de relieve los problemas estructurales de la industria provocados en parte por estas distorsiones. 4 13. Las dificultades de parte de las compañías aéreas de bandera dentro de la UE también demuestran el peligro de depender de compañías aéreas nacionales para las conexiones internacionales. Algunas compañías aéreas de bandera de la UE han tenido que retirarse de muchas rutas transatlánticas, dejando una laguna en los vuelos directos. Según los acuerdos vigentes, éstas sólo pueden llenarlas compañías aéreas americanas, puesto que los acuerdos restringen la designación de compañías aéreas de otras partes de Europa para explotar esas rutas. Esto representa una pérdida para la industria europea en su conjunto. (OFDPLQRDVHJXLU 14. La Comisión cree que, en el caso de las negociaciones con los Estados Unidos y, de hecho, con los demás socios comerciales de la UE, la única manera de que la UE logre un resultado más equilibrado es reuniendo la fuerza de negociación de todos los Estados miembros de la UE y llegando a un planteamiento conjunto de política exterior en este ámbito. 15. Este planteamiento conjunto, por el cual la UE hablaría con una sola voz unificada y potente, es el aplicado ahora con buenos resultados en virtualmente todas las negociaciones comerciales internacionales. La Comisión no cree justificado que el transporte aéreo se trate de manera distinta. 5 $1(;2 /DDUJXPHQWDFLyQMXUtGLFDGHOD&RPLVLyQ 1. La Comisión defendió ante el tribunal que tiene la competencia exclusiva para negociar acuerdos de transporte aéreo con países no pertenecientes a la UE en nombre de los Estados miembros. La Comunidad deriva su competencia externa en asuntos de aviación civil de las disposiciones del Tratado sobre el transporte, en concreto el apartado 2 del artículo 80 (antiguo artículo 84) del Tratado CE, citado por el TJCE en su sentencia AETR, que establecía el principio de que, una vez que haya Derecho comunitario en un ámbito, por ejemplo el transporte aéreo, la Comunidad tiene competencia exclusiva por negociar en dicho ámbito, lo que se conoce por doctrina de competencias derivadas: ©/RV(VWDGRVPLHPEURVSLHUGHQVXGHUHFKRDDVXPLUREOLJDFLRQHVFRQSDtVHV QRPLHPEURVVHJ~QYDQHQWUDQGRHQYLJRUQRUPDVFRPXQHVTXHSRGUtDQYHUVH DIHFWDGDVSRUHVDVREOLJDFLRQHVª 2. En opinión de la Comisión, los acuerdos de «cielo abierto» afectan al alcance y funcionamiento del mercado interior del transporte aéreo según lo establecido por la legislación de la UE. El «tercer paquete» de medidas liberalizadoras tenía por objeto crear un mercado interior en el sector de los servicios aéreos, que comprendía una serie completa de normas comunitarias sobre la estructura y el funcionamiento de ese mercado y, en concreto, sobre el acceso a rutas entre Estados miembros y dentro de ellos. Se ha creado así un mercado abierto y liberalizado en que las compañías aéreas son libres de prestar servicios enteramente conforme a la demanda y a su propio criterio comercial. 3. La Comisión considera que la negociación de acuerdos bilaterales de «cielo abierto» por parte de Estados miembros concretos cuestiona este «tercer paquete» de medidas liberalizadoras porque los acuerdos favorecen la discriminación entre diversas compañías aéreas de la UE y distorsionan la competencia. 4. Los acuerdos de «cielo abierto» conceden derechos de tráfico hacia y desde la UE, así como dentro de ella, con lo que dan acceso de hecho a las compañías extranjeras al mercado europeo. Por otra parte, los Estados miembros reservan a sus propias compañías aéreas nacionales el derecho exclusivo a volar a partir de su territorio hacia los EE.UU., lo que discrimina a compañías aéreas de la UE supuestamente con iguales derechos. 5. Esta asignación de derechos de tráfico por razones de nacionalidad restringe la competencia entre compañías aéreas de la UE e impide efectivamente que cualquier compañía aérea de la UE con ambiciones mundiales proceda a efectuar operaciones internacionales en un Estado miembro de la UE distinto al suyo. En virtud de los acuerdos en su forma actual, no tendría acceso a derechos internacionales de tráfico, lo que supone un importante obstáculo al libre establecimiento en Europa. Constituyen el «tercer paquete» el Reglamento (CEE) nº 2407/92 sobre la concesión de licencias a las compañías aéreas; el Reglamento (CEE) n° 2408/92 relativo al acceso de las compañias aéreas de la Comunidad a las rutas aéreas intracomunitarias y el Reglamento (CEE) nº 2409/92 sobre tarifas y fletes de los servicios aéreos. 6 6. En resumen, la Comisión sostiene que los acuerdos de «cielo abierto»: a) Distorsionan el mercado único al facilitar la entrada de compañías aéreas no europeas. b) Se oponen al principio de no discriminación entre las compañías aéreas europeas. c) Cuestionan el concepto de compañía aérea de la Comunidad Europea según se establece en la legislación de la UE: al denegar el acceso de las compañías aéreas a rutas internacionales a partir de otros Estados miembros distintos del propio, cuestionan el derecho de libre establecimiento. 7. La Comisión cree que, negociando conjuntamente, la UE podría conseguir un mejor trato para las compañías y los pasajeros aéreos de Europa y tendría más influencia al defender un trato equilibrado y recíproco que reforzaría la liberalización existente, preservando el concepto de igualdad de acceso al mercado de las compañías aéreas en Europa y respetando los derechos conferidos en los acuerdos vigentes. Además, un acuerdo global facilitaría el establecimiento de normas mutuas de competencia al efecto de resolver los posibles conflictos y evitar prácticas no competitivas. 7