Saludos desde los hielos eternos del Polo Sur

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Saludos desde los hielos eternos del Polo Sur
SGOS Abel Zurita
Comunicación y RRPP
XX Campaña Antártica Ecuatoriana
Saludos desde los hielos eternos del Polo Sur, Isla Greenwich, Archipiélago Shetland Sur de la
Península Antártica, donde se registran temperaturas bajo cero, donde el clima puede cambiar
en minutos desde un cielo despejado, con sol, hasta una fuerte tormenta de nieve, donde el único
medio de comunicación con el continente es un correo electrónico que todos los expedicionarios
esperamos con ansias para recibir los mensajes de nuestros seres queridos, quienes, aun a la
distancia, nos motivan a seguir adelante, donde leemos muchas veces con lágrimas en nuestros
ojos las palabras: te extraño, ya quiero que regreses o estoy contando los días para verte, y
palabras que marcan en el profundo sentimiento de la nostalgia cuando nuestros hijos nos
escriben “Papi cuando vienes, papi te extraño”.
Es ahí cuando uno valora lo importante de la vida, cuando dejamos a nuestros seres queridos
por cumplir con la misión encomendada, cuando uno entiende lo que significa pertenecer a un
grupo de expedicionarios y ayudar, con un granito de arena, a las diferentes investigaciones
científicas que en un tiempo no lejano, podrán dar resultados, con los cuales, a lo mejor, hasta se
podrá salvar una vida.
Recuerdo que fue un 15 de enero del año en curso cuando pisé por primera vez el continente
blanco. La temperatura era de -2ºC y la velocidad del viento era de 18 nudos. El frío penetrante
recorría todo mi cuerpo y luego de 2 días de navegación en una Patrullera Chilena, que zarpó
desde Punta Arenas, las condiciones climáticas empeoraban al salir a alta mar; no obstante, la
fiel convicción de nuestra ya anhelada llegada a la Isla Greenwich, a la Estación Científica
Ecuatoriana “Pedro Vicente Maldonado” nos levantaba el ánimo y la excelente hospitalidad de
la dotación de la Patrullera Chilena, hizo el viaje más acogedor y, una vez más, se mostró ese
cariño y amistad que siempre ha existido con nuestros hermanos chilenos.
Ya desembarcando de la Patrullera Chilena el cansancio se veía reflejado en nuestros rostros,
luego de 2 noches de pocas horas de sueño debido al fuerte movimiento del buque, llegamos a
la Estación y el cálido recibimiento de nuestros compañeros nos hizo sentir que llegábamos a
casa. Ellos, quienes abrieron la Estación y ya tenían aproximadamente 2 meses, nos levantaron
el ánimo con saludos, abrazos, que recibimos con agrado, y un delicioso almuerzo al puro estilo
ecuatoriano, comida que después de 5 días de haber dejado nuestro país, extrañábamos mucho.
El menú fue un delicioso menestrón de lenteja y arroz con puré y carne frita. ¡Arroz, qué rico
arroz. Cómo extrañábamos el arroz! La comida chilena es deliciosa pero todos ya queríamos
volver a degustar la comida típica.
En la Estación la comida es 100% ecuatoriana, pero siempre con los niveles nutricionales muy
altos, porque con el frío extremo y el duro trabajo que realizamos en exteriores de la Estación,
nuestros alimentos deben ser ricos en carbohidratos para así conservar el calor del cuerpo y
recuperar las calorías perdidas.
La jornada empieza a las 06H30 hora chilena, 04H30 hora de Ecuador. Iniciamos el día con el
desayuno, para luego pasar a la limpieza de las áreas habitacionales. A las 08H00 nos reunimos
para la distribución de los diferentes trabajos hasta las 12H00 que compartimos el almuerzo,
después del cual, se realiza la limpieza de las áreas de cocina y comedor para a las 14H00
retomar los trabajos hasta las 18H30 que llega la hora de cenar. A las 19H30 recibimos
capacitación e instrucción, y a las 21H00 pasamos a descansar para iniciar un día más de
labores.
Este régimen, como decimos los militares, u horario de labores, como se dice en la vida civil, es
de lunes a sábado, ya que, el domingo los trabajos son hasta las 14H00 y luego del almuerzo el
personal tiene libre para hacer sus cosas personales.
Este es un pequeño relato de mi experiencia como integrante de la XX Expedición Antártica
Ecuatoriana.
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