MODELAMIENTO ESTRUCTURAL DE LA ZONA LIMITE ENTRE LA MICROPLACA DE PANAMA Y EL BLOQUE NORANDINO A PARTIR DE LA INTERPRETACION DE IMÁGENES DE RADAR, CARTOGRAFIA GEOLOGICA, ANOMALIAS DE CAMPOS POTENCIALES Y LINEAS SISMICAS 3 3.1 INTERPRETACIÓN DE IMÁGENES DE RADAR INTRODUCCIÓN Todo sistema de detección remota se basa en el registro de las longitudes de onda emitidas por los cuerpos y su transformación en una fotografía o imagen visible, que puede ser estudiada y analizada fácilmente. La ordenación de las ondas electromagnéticas, según su frecuencia o longitud de onda, recibe el nombre de espectro electromagnético, cuya clasificación en diversas zonas se hace atendiendo al sistema de generación, de percepción y de sus características energéticas. Solo una pequeña parte del mismo, la comprendida entre 0.4 y 0.7 µ, puede ser captada por el ojo humano y los sistemas convencionales de fotografía. La captación de longitudes de onda diferentes, depende de la existencia de detectores sensibles a una radiación determinada, como del libre acceso de estas radiaciones a través de las llamadas ventanas atmosféricas. Resulta evidente que las imágenes captadas en otras longitudes de onda, diferentes a las del espectro visible, aportan otro tipo de información del objeto observado, ya sea acentuando ciertas características observables o medibles, ya sea aportando nuevas características o diferenciaciones que no son registradas con el espectro luminoso. Así por ejemplo, empleando un detector sensible a la radiación infrarroja, se obtienen imágenes que dan una distribución de temperaturas en el cuerpo observado. La imagen nos dará información de las fuentes de calor que pudiera haber, de las diferencias de humedad y su composición mineral en base a su inercia térmica. Si la imagen se obtiene a partir de la reflexión de ondas de radar, se acentuarán las características estructurales de las secuencias rocosas, con cierta independencia de su recubrimiento por agua o por el manto vegetal. El radar es un sensor remoto activo que emite energía propia de una longitud de onda comprendida entre 1 m y 1 mm, desde plataformas aerotransportadas o satelitales. Esta energía es reflejada por la superficie terrestre para ser detectada de nuevo por las antenas receptoras del radar. La gran longitud de onda con que el radar trabaja, que atraviesa toda clase de obstáculos atmosféricos como nubes, brumas, lluvia, etc., y el poder trabajar (captar) indistintamente a cualquier hora del día o de la noche, hacen de este sistema uno de los más baratos en teledetección, siendo aconsejado para trabajar en grandes áreas en estudios previos de reconocimiento. En el sistema de radar, la orientación de las laderas y la rugosidad de los materiales influyen en la reflexión de las microondas. Una superficie aparece clara en las imágenes cuanto más perpendicular esté en la dirección de la señal, mientras las laderas opuestas quedarán en sombra. De igual modo, las superficies lisas reflejarán mejor la señal de radar que los materiales rugosos, que aparecerán más oscuros. Aunque el sistema de proyección del radar es oblicuo, el área expuesta es registrada en la misma escala, sin las distorsiones propias de las fotografías oblicuas. Este sistema de “iluminación” lateral realza las pequeñas diferencias de textura, por lo que es aconsejable para observar las estructuras geológicas en zonas de escaso relieve. 3-2 Dada la alta nubosidad de la región del Urabá donde se localiza el área de estudio, es aconsejable recurrir a imágenes de radar para la revisión inicial de la cartografía geológica y los aspectos geomorfológicos relevantes. De las existentes en el mercado, se puede utilizar imágenes RADARSAT banda C, INTERA, TERRASAR-X (banda X) y PALSAR banda L. 3.2 EL SISTEMA DE RADAR Los sensores o detectores que emiten su propio haz de microondas para captar posteriormente las microondas reflejadas desde la superficie terrestre se conocen con el nombre de radar (Radio Detection and Ranging). Por tratarse de un haz emitido artificialmente, pueden controlarse las condiciones de adquisición: ángulo, distancia, orientación, polarización, etc., para facilitar la interpretación posterior de la señal, si bien es una tarea compleja ante la gran cantidad de factores que intervienen en el proceso. En la región de las microondas se distingue una serie de bandas de características comunes, cuyas denominaciones derivan en buena parte de las aplicaciones militares que dieron origen al radar. Suelen distinguirse las bandas de microondas que se relacionan en el Cuadro 3.1. Cuadro 3.1 Bandas de frecuencia habitualmente utilizadas en equipos de radar Banda Ka K Ku X C S L P Ancho (cm) 0.75 1.10 1.67 2.40 3.75 7.50 15.00 30.00 1.10 1.67 2.40 3.75 7.50 15.00 30.00 100.00 Valor típico (cm) Ancho (GHz) 1.00 10.90 36.00 3.00 5.60 10.00 23.00 70.00 5.75 3.90 1.55 0.39 10.90 5.75 3.90 1.55 >0.39 Los SLAR-RAR (Radares de Vista Lateral de Abertura Real) fueron los primeros sistemas generadores de imágenes de la superficie terrestre mediante el uso de microondas, los cuales fueron utilizados durante la II Guerra Mundial en plataformas aéreas para los bombardeos nocturnos. El SLAR (Side Looking Airbone Radar) posee una antena que irradia (“ilumina”) lateralmente los albos con un haz de microondas, el cual es amplio verticalmente y estrecho horizontalmente. El barrido para la obtención de la imagen es producido por el movimiento de la aeronave durante el paso sobre el área a ser recubierta. Este sistema de radar presenta el inconveniente de que su resolución azimutal es directamente proporcional a la distancia entre la antena y el albo “iluminado”, e inversamente proporcional a la longitud de onda de la antena utilizada para la “iluminación”. De esta forma, para obtener una mejor resolución azimutal es preciso disminuir la distancia entre el radar y el albo o aumentar la longitud de la antena. Con el desarrollo del Radar de Abertura Sintética (SAR: Synthetic Aperture Radar) en la década del 50, fue solucionado este problema, ya que la resolución azimutal de este nuevo sistema no depende de la distancia entre el radar y el albo. 3-3 La utilización de radares en programas civiles se inició en la década del 70, con la obtención de imágenes de radar desde aeronaves. La utilización de radar a nivel orbital se inició con el lanzamiento del SEASAT en 1978 y con base en sus datos, la NASA comenzó el Programa SIR (Shuttle Imaging Radar), que consistía en una serie de vuelos de corta duración. Dentro de este programa fueron lanzados los vuelos SIR-A en 1981, SIR-B en 1984 y SIR-C en 1994. Las misiones con una duración mayor, se iniciaron con el lanzamiento del ALMAZ-1 en 1981, ALMAZ-2 en 1991, ERS-1 en 1991, JERS-1 en 1992, ERS-2 en 1995 y el RADARSAT en 1995. Dentro de las principales aplicaciones del sistema de radar se tiene el análisis de estructuras geológicas (fracturas, fallas, pliegues y foliaciones), definición de litologías, estudios geomorfológicos (relieve y suelos), estudios hidrográficos e investigación de recursos minerales. 3.3 RESPUESTA LITOLÓGICA A LAS ONDAS DE RADAR Cuando se emite un haz de microondas desde un radar a la superficie terrestre, la mayor parte de este haz es dispersado al contacto con ella. Según la naturaleza del sustrato, el haz principalmente se dispersa hacia la atmósfera (caso de suelo), se dispersa dentro del propio objeto (caso de la vegetación), o se refleja en forma especular (caso del agua). En función de estos tres comportamientos, el radar registrará una señal de retorno muy distinta (figura 3.1). Como ocurre en otras bandas del espectro electromagnético, ninguna cubierta ofrece un comportamiento único y constante. Factores denominados medio ambientales influyen en la señal finalmente detectada por el sensor. Entre ellos, los más importantes son la rugosidad y geometría del terreno, el ángulo de incidencia del flujo y su polarización. Estos factores introducen una cierta variabilidad en torno al coeficiente promedio de cada tipo de cubierta, principalmente afectado por su conductividad o constante dieléctrica. Con estos elementos, podemos abordar la ecuación fundamental del radar: P G 2 λ 2σ Pr = t (4π )3 r 4 Donde: (Ec. 3.1) Pr: potencia retro-dispersada Pt: potencia emitida por el radar G: factor de ganancia de la antena r: distancia entre el sensor y la cubierta σ: sección eficaz de retro-dispersión El factor σ depende de la rugosidad de los materiales y sus condiciones dieléctricas, así como las condiciones del terreno, principalmente la pendiente y la orientación frente al flujo emitido. La rugosidad parece que incide directamente en la intensidad de la señal de retorno, siendo ésta mayor cuando más elevada es la rugosidad. La rugosidad depende tanto de la estructura de la superficie como de la longitud de onda de la observación; es decir, con longitudes de onda cortas una superficie relativamente llana puede aparecer como 3-4 rugosa, mientras que aparece como lisa con longitudes de onda mayores. De acuerdo al criterio de Rayleigh, una cubierta se considera rugosa si: λ S h ≥ cos θ 8 Donde: (Ec. 3.2) Sh: desviación típica de la altura de la superficie, λ: longitud de onda de observación θ: ángulo de incidencia Esto indica que a igual rugosidad del terreno, éste aparecerá más liso a medida que se trabaje con longitudes de onda y con ángulos de incidencia mayores (observación más oblicua). Esta relación es muy importante, ya que en una superficie rugosa, la dispersión de retorno se dirige en todas las direcciones y el sensor capta una fuerte señal. En cambio, si la cubierta es lisa, la reflexión tiende a ser especular y la señal de retorno puede llegar a ser prácticamente nula. Este es el caso de las masas de agua en calma, que aparecen con tonos oscuros en una imagen radar. Las características eléctricas de la cubierta juegan un papel tan destacado como la geometría de la señal de retorno al sensor. Una de las medidas de este comportamiento es la denominada constante dieléctrica compleja, que intenta medir la conductividad y reflectividad de un tipo de material. En términos generales, los materiales secos ofrecen una constante dialéctica entre 3 y 8, mientras el agua ofrece un valor de 80. En consecuencia, la presencia de agua en el suelo o en la vegetación puede alterar significativamente el pulso de retorno. Por esa razón, la vegetación – casi siempre cargada de humedad – tiende a ofrecer un pulso de retorno mayor que los suelos secos. También son buenos conductores las superficies metálicas, que ofrecen valores de retrodispersión bastante elevados. Junto a la rugosidad, conviene considerar la geometría del terreno, en lo concerniente a pendientes y orientaciones de la superficie del terreno, respecto al ángulo de incidencia del flujo energético del radar. En el caso de zonas urbanas, resulta muy frecuente obtener señales de retorno particularmente intensas, debido a la presencia de los denominados reflectores de esquina, que cambian la trayectoria de la señal incidente retornándola en la misma dirección de origen. Resulta muy destacado el efecto del ángulo de incidencia sobre el coeficiente de retrodispersión. Como ya hemos dicho, a mayor ángulo, en general menor pulso de retorno, puesto que la rugosidad y en consecuencia, la dispersión es menor. Además, si se combina un ángulo de incidencia bajo con una longitud de onda larga, el pulso del radar puede penetrar a una cierta profundidad, consiguiéndose interesante información sobre fondos de vegetación o suelos. Es importante tener en cuenta que el ángulo de incidencia cambia en la dirección perpendicular a la trayectoria del avión o satélite, es decir, no es constante para cada punto de la imagen, ya que la observación que realizan los equipos de radar es lateral. También del ángulo de incidencia depende la información morfológica que proporciona el radar. Con ángulos altos, el efecto de sombra se realza notablemente, lo mismo que las deformaciones geométricas. Esta sombra es relativa a la orientación de la topografía frente a la antena, de ahí que si se varía el ángulo de incidencia puede conseguirse efectos estereoscópicos. A partir de esa reconstrucción tridimensional se realza notablemente el estudio de la geología y geomorfología local. 3-5 La polarización se refiere a la forma en la cual son trasmitidas y recibidas las señales del radar. Una señal polarizada indica que su vibración se restringe a una dirección determinada. Las dos formas más importantes son la polarización semejante, cuando la señal emitida y la recibida tiene la misma polarización (Horizontal-Horizontal o VerticalVertical), y la cruzada, cuando varia la polarización entre la señal emitida y la recibida (Horizontal-Vertical o Vertical-Horizontal). La dirección con que la señal está polarizada influye en el flujo de retorno, puesto que el eco del radar es selectivo a la dirección de propagación. Figura 3.1 Distintos tipos de retro-dispersión (adaptado de Campbell, 1987; en Chuvieco, 1989) 3.4 CARACTERÍSTICAS DE ALGUNAS IMÁGENES DE RADAR De las imágenes de radar existentes en el mercado, se describe de forma resumida las características principales de las imágenes RADARSAT banda C, TERRASAR-X (banda X) y PALSAR banda L e INTERA. Las imágenes RADARSAT son obtenidas de la plataforma de teledetección satelital RADARSAT, desarrollada íntegramente en Canadá y lanzada en noviembre de 1995. El RADARSAT orbita a 798 km de altura con una inclinación de 98.6° sobre el plano ecuatorial; utiliza un radar que opera con variadas resoluciones espaciales, áreas de cobertura y ángulos de incidencia, frecuencia en la banda C de 5.3 GHz, idéntica a la del ERS y polarización horizontal semejante (HH). La resolución espacial puede variar entre 11 a 100 m, el área cubierta entre 50 y 500 km, el ángulo de incidencia puede variar de modo operativo entre los 20° y 50°, alcanzando hasta 10° y 60° en modo experimental, con una frecuencia temporal de 24 días. 3-6 Las imágenes TERRASAR son obtenidas a partir de un radar de abertura sintética (SAR) incorporado al satélite de la misión TERRA de la NASA, lanzado en diciembre de 1999 como parte del sistema de observación de la Tierra (EOS: Earth Observing System), que incorpora otras plataformas de observación terrestre y una gran variedad de sensores que se complementan, con el objetivo central de obtener información de interés ambiental. Las imágenes digitales TERRASAR-X son obtenidas del satélite alemán TERRASAR-X que utiliza un radar de abertura sintética SAR, de banda X, longitud de onda de 31 mm, frecuencia de 9,6 GHz, ángulo de incidencia del haz de 36,05 a 43,86 grados, resolución de hasta un metro de la superficie terrestre, para proporcionar información topográfica de alta calidad para aplicaciones comerciales y científicas. Fue lanzado el 15 de junio de 2007 a bordo de un cohete DNEPR, desde el Centro Espacial Ruso de Baikonur en Kazajistán y colocado en una órbita baja de 514 km de altura. Comenzó a emitir imágenes preliminares el 19 de junio de 2007, como parte del proyecto conjunto entre el Centro Aeroespacial Alemán y el EADS de Austria. El PALSAR (Phased Array type L-band Synthetic Aperture Radar) es un sistema avanzado de radar de apertura sintética en la banda L, resolución espacial variable de 7 a 100 metros, ángulos de incidencia entre 20 y 55 grados, diferentes modos de polarización vertical y horizontal, ya que posee un modo de polarimetría que es capaz de generar imágenes con polarizaciones HH, HV, VV e VH, y cobertura de área de hasta 70 km por 70 km, que opera a bordo del satélite de la misión ALOS (Advanced Land Observing System) o “DAICHI”, puesto en órbita en enero de 2004 como parte del programa satelital de monitoreo terrestre de la Agencia de Exploración Aeroespacial Japonesa (JAXA). Las imágenes capturadas por el satélite Japonés ALOS son tomadas por tres diferentes sensores a bordo: VNIR, PRISM (Panchromatic Remote-sensing Instrument for Stereo Mapping) y PALSAR. A partir del sensor PALSAR se obtienen las imágenes ALOSPALSAR, que son consideradas excelentes para detectar rasgos topográficos y geológicos de la Tierra, así como movimientos en masa y aplicaciones marítimas entre otros. Este sensor permite captar escenas a través de las nubes, bruma, niebla o humo, tanto de día como de noche, por lo que se le considera ideal para realizar estudios en áreas tropicales o polares. 3.5 APLICACIÓN DE LAS IMÁGENES DE RADAR Dada la alta nubosidad de la región del Urabá, se han usado con buenos resultados las imágenes de radar en estudios de geología, para definir los principales rasgos estructurales. Pueden citarse entre otros, los estudios adelantados por GEOTEC (2003) y Guzmán y otros (2004) para INGEOMINAS, al igual que los de la Universidad Nacional de Colombia (Hernández, 2008) para la Agencia Nacional de Hidrocarburos. Los estudios de GEOTEC (2003) cubren los sectores central y norte del cinturón plegado del Sinú; los estudios de Guzmán y otros (2004), haciendo uso de los resultados de GEOTEC (2003), cubren tanto el cinturón del Sinú como el cinturón de San Jacinto. Los estudios de la Universidad Nacional de Colombia (Hernández, 2008) cubren parte del cinturón del Sinú y del flanco occidental de la Serranía del Darién. En el estudio de la Universidad Nacional, la zona de trabajo es cubierta por anáglifos obtenidos de los sinergismos de mosaicos de imágenes de radar con modelos digitales del terreno. Estos mosaicos se elaboraron a partir de: 3-7 • Imágenes RADARSAT, banda C, con resolución espacial de 50 m/píxel. • Imágenes radar INTERA del año 1992 en formato analógico (en papel), ortorectificadas del IGAG a escala 1:100.000 y pares estereoscópicos analógicos INTERA a escala 1:50.000, • Imágenes digitales TERRA-SAR-X, banda X, con resolución de 16 m/píxel, • Imágenes digitales ALOS, banda L, con resolución espacial de 10 m/píxel. De la imagen general RADARSAT, registrada en banda C y con resolución espacial de 50 m/píxel se obtuvo una sub-imagen georeferenciada a partir de la orto-imagen Landsat TM de 1991. De los productos analógicos del IGAC se tomó las imágenes INTERA ortorectificadas correspondientes con las planchas topográficas 58, 59, 68, 69, 79, 90 y 100 a escala 1.100000 y se escanearon en niveles de gris a 600 dpi, extrayéndose ventanas de zonas de interés para luego ser ensambladas en un mosaico. De un total de 24 planchas escaneadas de imágenes radar INTERA a escala 1:50000, se elaboraron mosaicos georeferenciados de los sectores occidental y oriental de la zona de estudio. A partir del modelo digital del terreno de la NASA con resolución de 30 m/pixel, fueron generadas vistas 3D del relieve, las cuales se utilizaron para conformar los anáglifos, usados para la interpretación geológica estructural (figuras 3.2 y 3.3). Los anáglifos de los sectores occidental y oriental fueron integrados para obtener una imagen completa de la zona de estudio, donde se presenta las principales estructuras geológicas en el denominado “Mapa Estructural General” (figura 3.4). Para este estudio se tomó del trabajo adelantado por la Universidad Nacional para la ANH, tanto los anáglifos de los sectores occidental y oriental, como el “Mapa Estructural General”, que cubren las partes norte y central de la zona de trabajo. La Serranía del Darién, el flanco oriental del sector norte de la Serranía del Baudó, la parte baja del valle del río Atrato y el flanco oriental del sector norte de la Serranía del Baudó se cubre con un mosaico de imágenes de radar TERRA-SAR (figura 3.5) y un anáglifo (figura 3.6) elaborado a partir de dicho mosaico y el modelo digital del terreno con resolución de 30m/pixel de la NASA. 3-8 Figura 3.2 Mapa estructural en anáglifo del sector occidental del área cubierta por el estudio de la Universidad Nacional para la ANH, elaborado a partir del sinergismo de un mosaico de imágenes de radar INTERA georeferenciado y un modelo digital del terreno (Tomado de Hernández, 2008). El área del recuadro hace parte de la zona de estudio de este trabajo 3-9 Figura 3.3 Mapa estructural en anaglifo del sector oriental del área cubierta por el estudio de la Universidad Nacional para la ANH, elaborado a partir del sinergismo de un mosaico de imágenes de radar INTERA georeferenciado y un modelo digital del terreno (Tomado de Hernández, 2008). El área cubierta por este anáglifo hace parte de la zona de estudio de este trabajo 3-10 Figura 3.4 Mapa estructural con coordenadas origen Bogotá (Tomado de Hernández, 2008). El área del recuadro hace parte de la zona de estudio de este trabajo 3-11 Figura 3.5 Mosaico de planchas de imágenes de radar TERRASAR que cubren parte del área de estudio 3-12 Figura 3.6 Anaglifo que cubre los sectores sur y noroccidental de la zona de estudio 3-13 3.6 INTERPRETACIÓN Con base en los anáglifos y el mosaico de imágenes de radar (figuras 3.2 a 3.5) que cubren la zona de estudio se realiza un análisis de aspectos geomorfológicos y estructurales generales. 3.6.1 Geomorfología Según Van Zuidan (1973; en Villota, 1991), la geomorfología es la ciencia que describe las formas del relieve. Con base en este concepto, los anáglifos y el mosaico de imágenes de radar (figuras 3.2 a 3.5) que cubren la zona de estudio, se presenta una breve descripción de las formas de relieve presentes en la zona de estudio, las cuales corresponden al flanco noroccidental de la Cordillera Occidental, la serranía del Darién, la parte norte de la serranía del Baudó, la llanura aluvial del valle bajo del río Atrato y el golfo de Urabá. La llanura aluvial del valle bajo del río Atrato es en gran parte pantanosa y conserva por sectores un frondoso bosque tropical; se sitúa en general por debajo de los 100 msnm, extendiéndose aproximadamente desde los 5° de latitud norte hasta el golfo de Urabá, incluyendo el delta del río Atrato. El delta del río Atrato es de topografía plana y anegadiza, cruzada por varios brazos fluviales que configuran un patrón de drenaje distributivo. Es un delta digitado localizado sobre el sector suroccidental del golfo de Urabá. En la parte media de la llanura sobresale una serie de cerros aislados o cerros testigos de poca altura y extensión, como el cerro del Cuchillo, que se alinean en dirección N45°W. La llanura aluvial del valle bajo del río Atrato y el golfo de Urabá, separan el flanco noroccidental de la Cordillera Occidental de las Serranías del Baudó y del Darién. El flanco noroccidental de la Cordillera Occidental está representado por la Serranía de Abibé en su extremo norte y el cerro Chanjeado en inmediaciones de Dabeiba. La Serranía de Abibé se extiende desde los 7.25° de latitud norte hasta la costa Caribe, bordeando la margen oriental del golfo de Urabá; tiene un ancho promedio de unos 50 km, alturas que no sobrepasan los 500 msnm y se caracteriza por presentar una serie de volcanes de lodo. La serranía de Abibé hace parte de un relieve montañoso y colinado estructural plegado desarrollado en rocas sedimentarias del Paleógeno y el Neógeno, conformado por crestas paralelas y subparalelas separadas por depresiones igualmente paralelas y subparalelas, que se prolongan linealmente siguiendo un rumbo NS a N35°E, en parte rectilíneo y en parte sinuoso, sin ramificaciones laterales. En el sector del cerro Chanjeado, desde los 7.25° hacia el sur, se encuentra un cuerpo de rocas ígneas, alargado en sentido NS, que hace parte del arco de Dabeiba, en contacto con rocas sedimentarias de la Cordillera Occidental mediante la falla de Uramita, de rumbo general NS. Intercalada entre las rocas ígneas del arco de Dabeiba se aprecia una franja de rocas sedimentarias orientada con rumbo general NS. La Serranía del Darién es un accidente topográfico que hace parte del Istmo de Panamá, bordea la costa occidental del golfo de Urabá y la margen noroccidental del valle bajo del río Atrato; cuenta con un ancho del orden de 50 km, alturas que no superan los 500 msnm 3-14 y cobertura de bosque tropical. La Serranía del Baudó se extiende desde los 5° de latitud norte hasta la frontera de Colombia y Panamá, entre la margen occidental del valle del río Atrato y el Océano Pacifico; cuenta con unos 50 km de ancho, alturas que no superan los 700 msnm y al igual que la serranía del Darién, está cubierta por un espeso bosque tropical. El cuerpo de rocas ígneas del cerro Chanjeado del sector noroccidental de la Cordillera Occidental y las serranías del Darién y del Baudó conforman un relieve montañoso y colinado denudacional desarrollado sobre rocas basálticas (máficas) con algunas intercalaciones de rocas graníticas (básicas), el cual es modelado en gran medida por erosión hídrica fluvial y pluvial, en combinación con procesos de remoción en masa. El relieve modelado en las rocas básicas es de topografía variable, en el que se destacan cerros casi simétricos, de formas subredondeadas, con un sistema de drenaje subparalelo a subdendrítico. En estas rocas se desarrollan suelos arcillosos con abundantes bases y hierro, capaces de soportar una densa cobertura vegetal. El relieve modelado en las rocas graníticas se caracteriza por su uniformidad y anchura, con ejes que se extienden en diferentes direcciones y de las cuales se desprenden numerosas ramificaciones que van perdiendo altura hacia sus extremos. La impermeabilidad de las rocas cristalinas graníticas y el carácter arcilloso a arenoso de los suelos desarrollados sobre estas rocas han incidido en la formación de una red de drenaje dendrítica. La serranía del Baudó y los cerros aislados que emergen en la llanura aluvial del bajo río Atrato, muestran en general un relieve menos pronunciado, en comparación con el relieve montañoso de la zona de frontera colombo-panameña, formado por los altos de Aspave, el alto de Nique, el cerro de Quía y la serranía del Darién. 3.6.2 Aspectos estructurales En la zona ocupada por la serranía de Abibé se encuentra una secuencia de rocas sedimentarias plegadas y falladas, donde se identifica tres sistemas principales de fallas, una serie de pliegues sinclinales y nueve volcanes de lodo. Por su expresión morfológica los principales sistemas de fallas se diferencian en fallas regionales principales, fallas regionales secundarias y fallas locales o lineamientos. El sistema de fallas regionales principales se encuentra conformado por fallas inversas, orientadas en dirección NS a N20°-45°E, longitudinales al tren estructural regional. El sistema de fallas regionales secundarias está conformado por fallas de rumbo, orientadas en dirección N45°-75°W, transversales al tren estructural regional. Las fallas transversales cortan las fallas longitudinales desplazamiento su traza en superficie. Los sinclinales son amplios y presentan en general ejes sinuosos, orientados según la dirección N30°-40°E. Estos pliegues muestran sus flancos occidentales y en algunos casos también sus flancos orientales, afectados por las fallas longitudinales, en tanto que sus cierres, en buena parte se encuentran cortados por las fallas transversales. Los doce volcanes de lodo identificados son de forma circular y semicircular, de dimensiones variadas, con sus ubicaciones asociadas a las trazas de las fallas. El cuerpo ígneo presente en el cerro Chanjeado se encuentra similarmente afectado por fallas regionales longitudinales orientadas en dirección NS y fallas regionales tranversales orientadas en dirección N70°-75°W. Una franja de rocas sedimentarias orientada con rumbo general NS, intercalada entre las rocas ígneas, parece estar limitada por fallas 3-15 longitudinales. La falla transversal situada en el extremo norte del cerro Chanjeado, al parecer se prolonga hacia el occidente, siguiendo el curso del río Sucio, ejerciendo al parecer control estructural sobre este. En la serranía del Darién están presentes principalmente rocas ígneas, cubiertas parcialmente o con intercalaciones de rocas sedimentarias, donde se han identificado tres sistemas de fallas. De estos, los dos sistemas de fallas más recurrentes son los orientados en las direcciones N65°-70°W y N45°E. Un tercer sistema de fallas menos abundante, es el que presenta orientación N10°-30°W. Paralelo a la costa del golfo de Urabá, se presenta un cordón montañoso de poca elevación que hace parte de la serranía del Darién, conformado por rocas ígneas y sedimentarias intercaladas. Este cordón montañoso se encuentra separado de la parte central de la serranía del Darién, por una zona deprimida correspondiente al valle aluvial del río Tanela. Afectan esta secuencia de rocas ígneas y sedimentarias, fallas de orientación N30°W. De manera similar, en la serranía del Baudó se presentan rocas ígneas cubiertas parcialmente por rocas sedimentarias. Las rocas sedimentarias están afectadas por estructuras anticlinales y sinclinales amplias orientados en dirección N30°E. Las rocas ígneas se encuentran afectadas principalmente por fallas longitudinales de rumbo N20°W y fallas transversales de rumbo N30°E. La llanura aluvial del bajo río Atrato, es amplia, en gran medida cenagosa y se localiza entre la Cordillera Occidental y las serranías del Darién y del Baudó. Emergen en la parte central de esta llanura aluvial, una serie de cerros aislados de poca altura y tamaño, conformados por rocas ígneas. El análisis de las imágenes de radar permite definir en la región del Urabá cubierta por este estudio, dos zonas de características geológicas completamente diferentes, en los sectores oriental y occidental, con un límite oculto bajo una amplia llanura aluvial, donde emergen algunos cerros aislados. Las imágenes de radar tan solo permiten obtener un escenario superficial 2D, que requiere ser complementado con información del subsuelo, en este caso obtenida a partir de métodos geofísicos, para obtener un escenario 3D. La geofísica es un método indirecto que permite obtener información del subsuelo (en profundidad) para complementar la información de superficie. 3-16 Figura 3.7 Interpretación estructural de la zona de estudio con base en el análisis visual de los anáglifos elaborados a partir de imágenes de radar y el modelo digital del terreno