El presente documento fue elaborado con base en un análisis

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E
l presente documento fue elaborado con base en un análisis realizado por medio de un grupo
focal, en el que participaron consultores, investigadores y analistas de la Universidad Rafael Landívar, el Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala (IPNUSAC), y la Asociación
de Investigación y Estudios Sociales (ASIES).
El discurso de entrega del informe del tercer año de Gobierno del presidente Otto Pérez Molina
indica que este busca visibilizar lo que considera su legado en tres años de gestión. De manera congruente con lo expresado en discursos anteriores, el mandatario resalta el carácter de largo plazo de los
resultados de las políticas implementadas, atribuyendo las dificultades a factores externos o fuera de su
control. El discurso fue abundante en datos cuantitativos, que en la mayoría de los casos corresponden
a cambios agregados a lo largo de los tres años de gobierno, y no únicamente a lo acontecido durante el
año 2014.
De entre los logros, el presidente destaca avances en los rubros directamente vinculados con los ofrecimientos hechos durante sus
campañas electorales, particularmente aquellos
relacionados con los ámbitos de seguridad y desempeño económico. Por un lado, en referencia
al Pacto Fiscal y de Competitividad, planteado en
su discurso de toma de posesión, resalta el buen
desempeño económico del país, enfatizando en
el crecimiento económico, la reducida inflación
y las facilidades para la instalación de nuevas
empresas. El énfasis en esta parte del discurso, en
donde no se abordan temas de índole fiscal, sino
únicamente del ámbito empresarial, contribuye
a consolidar la percepción de cercanía entre el
Gobierno y el sector privado organizado.
En materia de seguridad, con referencia
al Pacto por la Paz, la Justicia y la Seguridad, el
presidente destaca en su discurso una disminución significativa de la tasa de homicidios y
hechos delictivos a lo largo de su gobierno. En el
discurso, se atribuye esta mejora a las acciones
de fortalecimiento y mejora de la eficacia de las
instituciones a cargo de la seguridad, particularizando en el apoyo de la comunidad internacional para el efecto. Además, hizo énfasis en el
incremento del número de agentes de la Policía
Nacional Civil (PNC) que se han graduado en los
últimos años.
El presidente también dedicó tiempo y
esfuerzo considerables a resaltar los logros del
Pacto Hambre Cero, entre los cuales mencionó
una reducción de la incidencia de desnutrición
crónica, desnutrición aguda, mortalidad materna y mortalidad infantil.
Más allá de los logros declarados
El discurso del presidente Pérez Molina
parece indicar el inicio de la última fase de su
gobierno. La relativa fortaleza del partido opositor Libertad Democrática Renovada (LIDER),
caracterizada por su desempeño en las encuestas
de opinión pública y el crecimiento de su bancada en el Congreso de la República, debilita la
posición política del partido de Gobierno, el Partido Patriota (PP), así como del presidente y el
Ejecutivo. Así, el presidente Pérez se ve disminuido, con demasiada anticipación, y con menor capacidad para imponer su agenda en las distintas
disputas políticas.
Esto parece congruente con una justificación que aparece en distintos puntos del discurso, en donde el Presidente enfatiza que los logros que atribuye a su gestión tienen un carácter
histórico y trascendental, cuyos efectos se verán
en el largo plazo. Una de las primeras frases del
discurso fue “Hemos construido las bases que
facilitan a las siguientes generaciones acceder a
las condiciones, para el pleno desarrollo de sus
capacidades”, la cual resulta congruente con otras
como la que describe los logros en economía como
“un proceso históricamente transformador”, otra
como “hemos trabajado intensamente como nunca en la historia, por erradicar el hambre”, o “dimos un paso trascendental en mejorar nuestro
sistema educativo”.
Los datos sobre logros puntuales en seguridad, economía y combate a la desnutrición, suelen ser presentados como la agregación de datos
de los tres años de gobierno, sin presentar los datos específicos del período 2013-2014. Un ejemplo
es cuando expresa los avances en seguridad utilizando como punto de partida los datos de 2011,
antes de que su gobierno iniciara.
Por contraposición, el Presidente identifica
fenómenos aparentemente afuera de su control
como factores que dificultan su gestión. La frase
más representativa de este recurso es la siguiente:
“Quiero reiterarles, que a pesar de los
contratiempos, desastres naturales, amenazas
climáticas, de contar con un presupuesto desfinanciado y de algunos obstinados en destruir y
no construir, Guatemala ha comenzado a dar los
pasos que tanto necesitaba”.
En este punto es notorio que, posiblemente
derivado de la inseguridad que puede provocar
una posición política debilitada, el Presidente reduce el tono de confrontación mostrado en discursos anteriores, al no identificar otros actores
políticos como responsables de obstaculizar la
gestión del Gobierno, y por otro lado minimizar
los alcances de las políticas implementadas por
gobiernos anteriores.
Los señalamientos a otros actores políticos son
sustituidos por referencias a factores climáticos.
debilitamiento político del Ejecutivo frente al
Legislativo, manifestado en la cesión de la presidencia del Congreso por parte del partido oficial
hacia un aliado coyuntural.
Por otro lado, cabe destacar que la utilización extendida de cifras difíciles de verificar o
criticar, junto al énfasis en los posibles resultados
de largo plazo, parece tener la intención de restar
importancia al hecho de que algunos de que los
avances mostrados son sumamente limitados. De
esta manera, se hace énfasis en la dirección y no
en la magnitud de dichos resultados.
En este sentido, el presidente Pérez Molina
ubica una fuente de legitimidad en el apoyo popular hacia su persona y su gestión, que muestra
una encuesta publicada por un medio escrito el
día de la entrega del informe. Se sirve de esto para,
en uno de los momentos más elocuentes del discurso, establecer una línea divisoria entre dos actores: Por un lado, los pesimistas centrados en la
coyuntura, que no ven el potencial de largo plazo
de las medidas adoptadas por el gobierno. Por el
otro, quienes entienden el “proceso” y reconocen
los beneficios de largo plazo:
Un presidente popular con
pocos aliados
La percepción de que el Presidente está
presentando logros que marcan el fin de su mandato se acentúa al analizar la identificación de
aliados y adversarios en el discurso, en la cual se
percibe que el mandatario se está aislando políticamente de otros actores relevantes. Únicamente
se refirió en el discurso a dos ministros de su Gabinete –el Ministro de Gobernación y la Ministra de
Educación—, y fue enfático en reconocer el trabajo de la vicepresidenta Roxana Baldetti, sin que se
pueda identificar un aliado externo al Ejecutivo.
El presidente Pérez Molina reconoce “el aporte
comprometido y decidido de la comunidad internacional”, lo cual puede entenderse como una referencia tácita al trabajo de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG),
pero que no puede interpretarse como el reconocimiento de una alianza perdurable.
Como contraposición, y de manera congruente con lo expresado en discursos anteriores,
entrevistas, y conferencias de prensa, el mandatario ve al Congreso de la República como un adversario que dificulta el trabajo del Ejecutivo. Un
indicador de esta posición es el reconocimiento
a la Ministra de Educación por haber hecho un
buen trabajo “a pesar de (…) estar detenida por el
Congreso de la República, por más de año y medio
en una inútil interpelación”. Sin embargo, cabe
reconocer que fue menos enfático que en otras
ocasiones en su crítica al Congreso, lo cual puede
entenderse como una manifestación del relativo
“La Guatemala de la ‘coyuntura’, la Guatemala
del día a día, es la de la angustia, es la de la desesperación, la de la crítica, en la que nada funciona,
nada se puede, en la que ya casi tocó fondo.”
Pero por otro lado está la Guatemala de
‘proceso’. Al contrario, es la Guatemala de las
oportunidades, la que concluye el enfrentamiento
armado interno, la que transita a la democracia,
la que avanza en mejores condiciones de vida y
respeto a los derechos humanos, la que con la iniciativa y la laboriosidad de su pueblo, construye un
mejor futuro para todos, esa Guatemala silenciosa
en la que miles de miles de sus ciudadanos hacen
patria todos los días y apuestan por el cambio, es
la Guatemala a la que dedico mi mejor esfuerzo y
en la que yo sigo y seguiré creyendo.”
De esta manera, el mandatario hace uso
del recurso de la polarización, persistente en el
discurso político efectivo. Los participantes en el
grupo focal identificaron en esta diferenciación
un reclamo tácito a los medios de comunicación,
analistas y académicos que critican la gestión
del gobierno, que intenta ubicar a estos en una
posición antagónica con los guatemaltecos laboriosos que “de manera silenciosa” colaboran con
su proyecto político.
Promesas, propuestas y desafíos
En el discurso se identifican desafíos pendientes, tales como el combate a la corrupción
(afirmación que se matiza al indicar que se ha reducido el Índice de Percepción de Corrupción, de
acuerdo al estudio de Transparencia Internacional), y la reducción de la desigualdad. Sin embargo, el Presidente no propone estrategias que permitan superar dichos retos. Por otro lado, expresa
que durante su último año de gestión continuará
el trabajo en los ámbitos económico, de seguridad
y de bienestar, correspondientes a los tres “pactos”
propuestos al inicio de su gestión, y que intensificará los esfuerzos para apoyar a la población migrante. Además, así como en su discurso de 2013
declaró ese “El año de la Transparencia”, y 2014
“El año de la seguridad”, en esta oportunidad convoca a la sociedad para declarar el año 2015 como
el de la “No Violencia”, sin aclarar la diferencia
entre esta denominación y la del año anterior.
No obstante, esta distinción puede interpretarse
como un llamado a la reducción de la conflictividad y la polarización, así como la limitación de las
manifestaciones de descontento, dado que en el
discurso se mencionó también el esfuerzo que el
gobierno hace en materia de diálogo.
Finalmente, es notorio que al centrarse
en datos difíciles de verificar y enfatizar en las
necesidades de largo plazo –posiblemente ubicando a los medios de comunicación, la academia
y la sociedad civil como destinatarios del discurso—, el mandatario perdió la oportunidad manifestar sus posiciones políticas y prioridades para
el próximo año.
Se concluye que el discurso, el contenido
de los mensajes y la forma de trasladarlos, pareciera mostrar un esfuerzo por no reconocer que
el tiempo de gobierno efectivo ha terminado y
que quedan obstáculos por superar más allá de
su competencia. A pesar de que el Presidente fue
enfático, al inicio de su discurso, en que mencionaría también los desafíos de su gestión, el hecho
es que el discurso se centró en los logros, con referencias abstractas a los desafíos de desigualdad,
pobreza y corrupción.
Asociación de Investigación y Estudios Sociales
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