clasificación de deficiencias de limbo

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CAPÍTULO 4
CLASIFICACIÓN DE DEFICIENCIAS DE LIMBO
Teresa Rodríguez Ares, Rosario Touriño Peralba
1. INTRODUCCIÓN
El limbo es una zona semitransparente, de coloración
grisácea, de unos 2 mm de anchura situada entre la córnea
trasparente y la esclera blanca. Ambos tejidos contribuyen a
su estructura formada únicamente por dos capas (epitelio y
estroma) y abundantes vasos sanguíneos, linfáticos y nervios.
La capa epitelial del limbo la forman entre 8 y 12 hileras
de células escamosas no estratificadas siendo las más superficiales similares, al menos en apariencia, al epitelio corneal
pero con presencia de células melanocíticas y de Langerhans
(1). Sus células basales difieren estructuralmente de las de la
cornea en que son más cuboidales, contienen menor cantidad de citoplasma y se adentran en el interior de la matriz
estromal subyacente. La capa estromal del limbo está formada, además de por fibras de colágeno, proteoglicanos y
glicoproteínas, por diversos tipos de células (melanocitos,
macrófagos, mastocitos, linfocitos, células plasmáticas) así
como por vasos sanguíneos, linfáticos y fibras nerviosas de
tipo amielínico.
En la superficie ocular, el limbo constituye la transición
entre dos epitelios, el de la conjuntiva y el de la cornea. El
epitelio de la cornea está sujeto a un constante proceso de
renovación y regeneración donde las capas más superficiales
se descaman continuamente y han de ser remplazadas por
otras nuevas. Estos mecanismos de reparación, tanto en circunstancias fisiológicas como patológicas, no provienen de
la división mitótica de células básales del centro de la cornea
sino de las localizadas en la región del limbo (2,3). Sus propiedades son análogas a las células primordiales, células
madre o stem cells identificadas en otros epitelios del organismo (médula ósea, epidermis). Estas células primordiales
poseen la capacidad de una división celular asimétrica por lo
que una de las células generadas durante la mitosis celular se
destina a la regeneración de la reserva de células madre,
mientras que la otra se diferencia para adquirir gradualmente (células amplificadoras transitorias) características celulares del tejido al cual se destina.
Aunque no existe una evidencia histológica directa acerca de la presencia de células primordiales en la capa basal
del limbo, su existencia se apoya en la observación de datos
experimentales indirectos: falta de expresión de la keratina 3
(4); presencia de marcadores propios de células indiferenciadas como la keratina 19, vimentina y alfa-enolasa (5-7);
incorporación y retención prolongada de timidina tritiada (lo
que sugiere ciclos celulares largos); su elevado potencial
proliferativo en cultivos celulares en comparación con los
del epitelio corneal, entre otros.
Estas células cuentan con unas condiciones idóneas
microambientales (una red vascular densa y una lámina
basal rica en colágeno IV) que proporcionan, por un lado, el
potencial necesario para mantener una actividad nutricional
incrementada y regular la interacción de factores circulantes,
y por otro, promueven la existencia de fuertes puntos de
adherencia lo que las protege de agresiones mecánicas externas (8,9).
La ausencia o lesión de estas células primordiales pueden ocasionar una alteración de la capacidad regenerativa
del epitelio de la cornea, deficiencia que se asocia a una respuesta de tipo reparativo por parte del epitelio conjuntival.
Cuando el epitelio de la conjuntiva crece sobre la superficie
de la cornea éste experimenta una trasformación morfológica hacia epitelio corneal (sin alcanzar su verdadero fenotipo), es más fino y contiene células caliciformes. Este proceso conocido como conjuntivalización cursa con la aparición
de vascularización superficial, la destrucción de la membrana basal (lo que favorece la aparición de defectos cicatriciales del epitelio) y la presencia de una inflamación crónica.
Como resultado estos pacientes presentan una fotofobia
severa y una agudeza visual a menudo comprometida.
2. PATOLOGÍAS QUE LESIONAN LAS CÉLULAS
PRIMORDIALES DEL LIMBO
Son diversos los procesos que pueden causar una destrucción de las células madre del limbo. Con independencia
del mecanismo y de la causa implicada en la agresión siempre se produce la manifestación de una serie de signos y síntomas comunes en la superficie ocular. El epitelio de la cornea se vuelve apagado, con un reflejo irregular y se tiñe
anormalmente con fluoresceína debido a un aumento de la
permeabilidad epitelial. Los defectos epiteliales recurrentes
son frecuentes, así como la vascularización superficial, las
cicatrices y las calcificaciones. En casos graves, donde se
30
Superficie ocular
originan daños extensos, puede producirse una lisis y posterior perforación del tejido corneal (8-10).
La mayoría de las patologías que comprometen la capacidad proliferativa de estas células se hayan relacionadas con
factores externos que las destruyen directamente no obstante, existen otros procesos implicados en la alteración del
microambiente estromal necesario para mantener un correcto funcionamiento celular (11).
2.1. DEFICIENCIAS PRIMARIAS DE CÉLULAS
PRIMORDIALES DE LIMBO. MICROAMBIENTE
ESTROMAL ANÓMALO
2.1.1. Hereditarias
Aniridia
La aniridia es una enfermedad congénita con un tipo de
herencia autosómica dominante que puede presentarse de
forma esporádica. Su incidencia se estima en 1 caso por cada
100.000 habitantes (12). Desde el punto de vista clínico se
caracteriza por el desarrollo de diferentes anomalías oculares: glaucoma, catarata, ausencia de iris, nistagmus, hipoplasia foveal, hipoplasia del nervio óptico y alteraciones en la
cornea (fig. 1).
Aunque la afectación corneal no está presente en el nacimiento ésta aparece en los primeros años de vida en forma
de neovascularización y de opacidades nodulares grisáceas
en el estroma anterior, ambas de localización periférica. Con
el tiempo progresan hacia el centro de la cornea originando
un astigmatismo irregular y cicatrices que contribuyen a
acentuar un compromiso visual ya producido por la hipoplasia foveal.
Estudios histopatológicos y anatómicos (13,14) han
demostrado la existencia de células globet, células epiteliales con fenotipo conjuntival y ausencia de empalizadas de
Vogt en la cornea de pacientes con aniridia. Estos hallazgos
apuntan a una disfunción o pérdida progresiva de las células
primordiales del limbo que podrían estar en relación con un
microambiente estromal insuficiente y una anomalía en el
desarrollo de las estructuras del clivaje angular.
Recientemente se ha publicado su vinculación con el gen
PAX6, gen involucrado en la expresión embriogénica (proliferación y mantenimiento de las células madre del limbo) y
en la maduración de tejidos como la cornea y la conjuntiva
(15,16). Mutaciones en este gen serían responsables de la
aniridia.
Otras patologías, aunque menos frecuentes, igualmente
implicadas en el desarrollo anómalo de estructuras de la
superficie ocular son la queratitis hereditarias, la esclerocórnea y el criptoftalmos. En todas ellas la alteración de
células del limbo es algo habitual. La queratitis hereditaria y
la esclerocórnea son entidades de trasmisión hereditaria que
pueden acontecer de forma esporádica. En ambas se han
encontrado mutaciones en el gen PAX6 (17).
La queratitis hereditaria cursa con fotofobia, lagrimeo y
abundante secreción mucoide en los primeros meses de vida
para posteriormente progresar a una vascularización y cicatrización de la cornea. En la mayoría de los casos esta queratitis persiste junto a otras alteraciones oculares como son
los defectos estromales del iris o la hipoplasia macular.
La esclerocórnea, una entidad ocular bilateral, aparece
desde el nacimiento en forma de opacificación y aplanamiento de la curvatura corneal. Desde el punto de vista biomicroscópico no se identifica el limbo.
El criptoftalmos consiste en una malformación congénita
en donde la piel se continua sobre los globos oculares sin que
se formen los párpados. Cuando esta anomalía es completa
existe una ausencia total del epitelio en la superficie ocular
pero cuando es incompleta puede observarse restos de conjuntiva y limbo, siendo este último deficiente. En ocasiones,
el criptoftalmos se asocia a otras anomalías sistémicas como
la sindactilia, retaso mental y malformaciones de tipo urogenital, esquelético, de paladar y nariz (síndrome de Eraser).
Displasias ectodérmicas
Engloban una serie de entidades, de herencia variada, en
donde los desordenes cutáneos pueden vincularse a alteraciones corneales (18). Los cambios acontecidos en la cornea
parecen estar en relación con la dificultad de las células primordiales en constituir un epitelio normal.
La eritroqueratodermia congénita es un tipo de displasia
que cursa con deformidades en manos y pies (ectrodactilia),
labio leporino, deformidad del paladar y anomalías en dientes
y pelo. La ausencia de glándulas de meibomio, la obstrucción
de vías lacrimonasales, la presencia de opacidades corneales
vascularizadas y el desarrollo de simbléfaron, entropión y triquiasis son alteraciones oculares frecuentes (19).
Otras displasias ectododérmicas que pueden originar déficit de limbo son la displasia ectodérmica hipohidrótica hereditaria o el síndrome de Senter (queratitis, ictiosis y sordera).
Síndromes pluriglandulares autoinmunes
Figura 1: Figura de la anatomía del limbo.
Los síndromes pluriglandulares autoinmunes son cuadros clínicos caracterizados por la asociación de dos o más
Capítulo 4.
trastornos autoinmunes órgano específicos que conducen
con frecuencia a una situación hipofuncional de dicho órgano. Junto a la deficiencia pluriglandular endocrina autoinmune se manifiestan una candidiasis mucocutánea crónica y
una displasia ectodérmica. Algunos pacientes desarrollan
clínica ocular en forma de queratitis periférica, deficiencia
en la secreción lagrimal y disfunción de las glándulas de
meibomio.
Esta entidad, de herencia autosómica recesiva, se debe a
la alteración de un gen implicado en la regulación autoinmune (AIRE) (20). En el tejido corneal, como en otros tejidos, se han detectado anticuerpos (18) que podrían estar vinculados a la pérdida gradual de células madre del limbo sin
embargo, el escaso aporte nutricional de factores hormonales ligados a esta deficiencia podrían también contribuir a
dicha pérdida (8,21,22).
2.1.2. Lesiones neoplásicas
Las lesiones tumorales de la superficie ocular, por lo
general, afectan de forma parcial al limbo por lo que de causar alguna deficiencia está será siempre subclínica. Únicamente, aquellas situaciones que cursan con extensión importante del tumor o que hallan sido sometidos a tratamientos
agresivos (excisión, crioterapia, laserterapia, quimioterapia,
radioterapia) pueden producir una alteración en el funcionamiento de las células madre.
La neoplasia intraepitelial de la superficie ocular
Es la neoplasia corneo-conjuntival más frecuente. Deriva
de las células pluripotenciales ubicadas en el limbo sobre las
que se han inducido daños en su ADN.
La neoplasia intraepitelial de la superficie ocular engloba a una serie de lesiones confinadas al epitelio conjuntivocorneal donde diversos grados de atipia celular afectan, en
mayor o menor grado, a la capa epitelial. Estas lesiones son
la displasia (atipias celulares que invaden parte del epitelio),
el carcinoma in situ (atipias celulares que invaden la totalidad del epitelio) y el carcinoma de células escamosas (atipias que penetran en la membrana basal) (fig. 2).
A pesar de existir otros tumores con localización en el
limbo (papiloma de células escamosas, hiperplasia pseudoepiteliomatosa, disqueratosis intraepitelial, desmoide epibulbar, melanoma maligno de limbo) estos raramente progresan, lo que reduce la posibilidad de daño en las células
primordiales.
Clasificación de deficiencias de limbo
Figura 2: Deficiencia de limbo tras cirugía y tratamiento con
mitomicina C de neoplasia intraepitelial.
base (o cuerpo) sobre la conjuntiva bulbar y su ápex (o cabeza) sobre la cornea (fig. 3).
Aunque la etiología exacta de esta neoformación es todavía incierta, se sabe que una exposición prolongada a rayos
ultravioletas puede dañar la barrera limbar provocando una
alteración en el desarrollo del epitelio corneal con proliferación de tejido fibrótico subepitelial y de tejido conjuntival
adyacente (22). Por otro lado, excisiones amplias y repetidas
unidas a tratamientos antiproliferativos (mitomicina C)
acentúan el daño sobre esta población celular.
El trasplante de células de limbo, combinado o no con
trasplante de membrana amniótica, ha demostrado ser una
técnica adecuada para reducir las recidivas (22-24) lo que
apoya el papel del limbo en este tipo de patología.
2.1.4. Queratitis neurotrófica
Se denomina así a los cambios sufridos por la cornea tras
un daño acontecido en su sistema neurosensorial. La inervación sensorial de la superficie ocular (cornea, conjuntiva y
párpados) corre a cargo de la primera rama del trigémino y
es bien conocida su participación en el trofismo y en la retro-
2.1.3. Lesiones degenerativas
Pterigión recidivante
Lesión degenerativa de la conjuntiva que crece sobre la
superficie de la cornea. Habitualmente se localiza en la zona
interpalpebral y adopta una forma triangular disponiendo su
31
Figura 3: Pterigión recidivante.
32
Superficie ocular
2.2.1. Agresiones físicas
Lesiones por álcalis, ácidos o agresión térmica
Figura 4: Úlcera neurotrófica en paciente con diabetes mellitus.
alimentación metabólica de las células epiteliales de la cornea. Se sabe que un estímulo neurosensorial adecuado permite un proceso normal de renovación del epitelio gracias a
la presencia de una sustancia estimuladora denominada sustancia P. Cualquier tipo de agresión que afecte al estímulo
neurosensorial privará al epitelio, y en particular a las células primordiales, de dicho agente estimulador (25).
La queratitis neurotrófica se caracteriza por cursar con
anestesia corneal y fragilidad epitelial lo que potencia la aparición de úlceras persistentes. Son varias las patologías relacionadas con este tipo de queratitis: infecciones (herpes simple, zoster oftálmico, lepra ocular); enfermedades sistémicas
como la diabetes mellitus, la esclerosis múltiple; tumores con
asentamiento en el ganglio trigeminal o en el trayecto del nervio trigémino; traumatismos directos sobre el nervio neurosensorial (radiación, cirugías múltiples), etc. (fig. 4).
2.2. DEFICIENCIAS SECUNDARIAS DE CÉLULAS
PRIMORDIALES DEL LIMBO
Engloba a todas aquellas entidades que atentan de una
manera directa a la población de células madre. Existe pues
una relación causa-efecto entre los factores externos agresores y el daño causado.
Figura 5: Deficiencia de limbo en causticación ocular.
Las quemaduras químicas y térmicas graves conducen a
daños severos e irreversibles en la superficie ocular. Por lo
general, la mayor parte de la población celular del limbo se
pierde en el momento en que tiene lugar la agresión. Desdichadamente, durante algún tiempo, la pérdida de estas células se mantiene como consecuencia de una inflamación mantenida y de un tejido conjuntival lesionado que acentúa
todavía más su empeoramiento funcional.
La importancia del daño producido depende de varios
factores: la clase de sustancia y su pH, la cantidad de derramada y el tiempo de actuación.
Las lesiones más severas son aquellas relacionadas con
productos alcalinos que contienen amonio (fertilizantes, productos de limpieza). Esta sustancia se caracteriza por producir una saponificación lipídica que permite la rápida penetración de el álcalis en los tejidos así como la
desestructuración de los ácidos grasos de las membranas
celulares causantes de la muerte celular.
En toda quemadura ocular se distinguen tres fases clínicas bien diferencias: la fase aguda, la intermedia y la tardía.
En la primera de ellas se produce el proceso de destrucción
de tejidos (conjuntiva, cornea, el limbo) por un mecanismo
de isquemia para seguidamente sobrevenir la fase de reparación, con gran afluencia de células inflamatorias, y la cicatrización (fig. 5).
Traumatismos directos sobre el limbo (Déficit de limbo
iatrogénico)
El déficit de limbo iatrogénico engloba a un conjunto de
desordenes que nada tienen que ver con los descritos clásicamente en la literatura. A diferencia de otras causas, el déficit de limbo iatrogénico se presenta en forma de epiteliopatía periférica que progresa lentamente hacia el centro de la
cornea y no responde a los tratamientos convencionales.
Son varios los elementos implicados en este tipo de déficit. Puangsricharern y Tseng (26) advierten sobre la posibilidad de que reiteradas cirugías y la aplicación intensa de
crioterapia puedan promover una disfunción de células primordiales. Más tarde, Schawrtz y Holland (27) demuestran
que la amplitud, la localización y el número de incisiones
influyen indudablemente en la aparición de este déficit, aunque no descartan la posibilidad de que otros factores concomitantes (queratoconjuntivitis seca, rosácea ocular, queratitis herpética) puedan contribuir también.
Además de los procedimientos quirúrgicos descritos,
varios medicamentos de aplicación tópica y uso crónico
(pilocarpina, β-bloqueantes, antibióticos y corticoides) parecen tener un efecto desfavorable sobre la viabilidad de estas
células, ya sea por la acción tóxica del propio medicamento
o de sus conservantes. Del mismo modo, el empleo de antimetabolitos como la mitomicina C o el 5-Fluorouracilo
sobre ojos dañados incrementan la probabilidad de producir
Capítulo 4.
Clasificación de deficiencias de limbo
33
lesiones irreversibles. Con mucha menor frecuencia se ha
descrito la relación entre la administración sistémica de
algunos medicamentos (practolol e hidrocortisona) y el déficit de limbo (11,28).
Otra causa de traumatismo directo sobre el limbo son las
terapias radiactivas sobre la zona ocular. La radiación altera
las células primordiales en la fase de mitosis lo que se traduce clínicamente en un enlentecimiento en la reposición de
células epiteliales y una mayor facilidad para la formación
de úlceras corneales (29). La conjuntivitis crónica y el ojo
seco son otro tipo de manifestaciones relacionadas con la
radioterapia que potencian la inestabilidad de la superficie
ocular.
2.2.2. Anoxia
Figura 6: Deficiencia de células limbares en portador de lentes de
contacto.
Porte prolongado de lentes de contacto
El uso prolongado y mantenido de lentes de contacto se
asocian a cambios fisiológicos y/o anatómicos de ciertas
estructuras de la superficie ocular. Tales transformaciones
pueden comprometer sus funciones y desarrollar reacciones
adversas irreversibles como un déficit de limbo.
Las lentes de contacto son cuerpos extraños que lesionan
la superficie ocular a través de dos mecanismos principales:
la anoxia y el traumatismo directo (27). En condiciones normales, la cornea y el limbo reciben su aporte nutricional de
oxigeno por vías como la lágrima, el aire y los vasos del
limbo; vías que pueden verse comprometidas en este tipo de
pacientes. La contribución relativa de cada una de ellas
dependerá del tipo de lente, la forma de adaptación y el estado del ojo (30) (fig. 6).
Aunque los mecanismos descritos anteriormente son, sin
lugar a dudas, los más importantes, existen otros hallazgos
clínicos (similares a los encontrados en queratopatías por
toxicidad) que sugieren una posible implicación tóxica por
parte de los líquidos de limpieza y de conservación de lentes
de contacto.
2.2.4. Úlceras e inflamaciones corneales periféricas.
Limbitis crónicas
Existen determinadas patologías que afectando a la cornea periférica se acompañan invariablemente de una inflamación crónica del limbo adyacente. Dicha inflamación guía
a una fatiga y posterior pérdida de la población celular originando el desarrollo de un déficit de limbo. Entre éstas entidades destacarán:
Úlceras asociadas a enfermedades del colágeno
Las enfermedades del colágeno, en especial la artritis reumatoide, presentan lesiones conjuntivo-corneales como una
manifestación más de la enfermedad. El 10% de enfermos con
artritis reumatoidea padecen lesiones oculares graves (queratoconjuntivitis severas, queratoescleritis necrotizantes con
inflamación, etc.) que, en ocasiones, se acompañan de un déficit de células basales de limbo.
Úlcera de Mooren
2.2.3. Queratitis infecciosas severas
Las infecciones corneales siguen una secuencia de eventos
que se inicia con la ruptura del epitelio para seguidamente dar
lugar a la entrada y posterior proliferación de los microorganismos al interior del estroma. Una vez allí, los microorganismos incitan a una respuesta inflamatoria más o menos intensa
que atrae hacia la zona leucocitos, polimorfonucleares y enzimas líticos causantes, entre otras, de daño tisular.
En las queratitis infecciosas severas, tales como infecciones bacterianas e infección por acanthamoeba, no es
infrecuente observar como tejidos adyacentes a la cornea —
en especial el limbo—, se involucran en una respuesta inflamatoria capaz de ocasionar agotamiento celular. Por otra
parte, la utilización local de tratamientos demasiado tóxicos
pueden acelerar, aún más, la pérdida irreversible de estas
células.
Se trata de una úlcera corneal periférica de curso crónico
y dolor intenso. Las formas graves son las que con más frecuencia se extiende a limbo pudiendo causar un daño sobre él.
El mecanismo exacto por el cual se produce este tipo de
úlcera se desconoce no obstante, un estudio reciente ha
demostrado la presencia de anticuerpos contra el estroma
corneal (31). Otros datos epidemiológicos han encontrado
una asociación entre la úlcera de Mooren y la infestación por
helmintos sugiriendo una posible reacción cruzada entre los
anticuerpos de la cornea y la de estos parásitos (32).
2.2.5. Inflamaciones crónicas y severas de la conjuntiva
Otras disfunciones del limbo son las producidas por
enfermedades causantes de una inflamación crónica, a la vez
34
Superficie ocular
que severa, del tejido mucoso conjuntival como son el eritema multiforme, penfigoide ocular cicatricial, y con menos
frecuencia las queratoconjuntivitis atópica, queratoconjuntivitis límbica superior y la rosácea ocular graves, así como
la avitaminosis A.
En todas existe siempre una afectación primaria e intensa de la conjuntiva, haciéndose secundariamente partícipe
las células primordiales del limbo. La superficie corneal es
casi siempre normal o con una mínima afectación en los
estadios iniciales de la enfermedad. Sólo en fases tardías,
cuando la población de células del limbo está muy disminuida por constantes brotes de inflamación conjuntival, es
cuando tiene lugar la aparición de epiteliopatías recurrentes
y signos clínicos propios de una deficiencia limbar.
Aunque los mecanismos patológicos difieren para cada
una de ellas el resultado final es siempre la destrucción de
tejidos oculares y la interferencia con los procesos fisiológicos necesarios para mantener un equilibrio correcto de la
superficie ocular.
fibrosos subconjuntivales a nivel del tarso que con el tiempo
progresan a la conjuntiva bulbar desarrollando procesos
cicatriciales como simbléfaron. Como secuelas de este proceso cicatricial aparecen una deformación de los párpados,
la obstrucción de las glándulas de meibomio y la destrucción
de ductos lagrimales que conllevan a un ojo seco severo y al
destrozo de células madre del limbo.
Queratoconjuntivitis atópica
Junto con la conjuntivitis vernal es de los procesos inflamatorios conjuntivales más frecuentes. A diferencia de la
conjuntivitis vernal, la conjuntivitis atópica no es estacionaria, la afectación conjuntival es más grave (fibrosis subepitelial, acortamiento de fondos de saco, desarrollo de simbleron, etc.) y son frecuentes las alteraciones en la cornea. Los
defectos epiteliales persistentes y la neovascularización corneal son consecuencia de un decremento de células basales
del limbo incapaces de regenerar el epitelio alterado.
Eritema multiforme (Síndrome de Stevens-Johnson)
Queratoconjuntivitis límbica superior
Se trata de entidad mediada por procesos inmunes que
afecta a la piel y las mucosas. La forma mayor se conoce
como necrolisis epidermolítica tóxica. Son varios los factores implicados en el desarrollo de esta enfermedad entre los
que destacan la administración de ciertos medicamentos sistémicos (especialmente las sulfonamidas y fenitoína), tópicos (escopolamina, sulfonamidas o tropicamida) y procesos
inmunológicos relacionados con infecciones como el herpes
simple y el micoplasma pneumoniae (33).
La mayoría de los pacientes con Stevens-Johnson desarrollan afectación ocular: cicatrización conjuntival con acortamientos de fondos de saco, simbléfaron, anquiloblefaron, epiteliopatía corneal, erosiones recidivantes, neovascularización
y conjuntivalización de la cornea, alteraciones funcionales y
anatómicas de los párpados, así como ojo seco severo por destrucción secundaria de los ductos de las glándulas lagrimales
y células caliciformes, y la disfunción de glándulas de meibomio. Aunque no hay una evidencia directa acerca de la destrucción de células de limbo el escenario final es siempre el de
una deficiencia o anomalía de células primordiales.
Penfigoide ocular cicatricial
Es una enfermedad autoinmune que cursa con una inflamación y cicatrización del epitelio mucoso que, en ocasiones, puede involucrar al epitelio de la piel. La afectación
ocular, frecuentemente bilateral, suele manifestarse en
forma de conjuntivitis crónica de comienzo insidioso. Habitualmente su curso es lento pero puede haber periodos de
actividad inflamatoria intensa y explosiva.
En las fases incipientes se aprecia una inyección conjuntival difusa, secreción mucoide que se deposita en el fórnix
inferior, una epiteliopatía conjuntival y un ligero engrosamiento de la conjuntiva. Poco a poco se producen tractos
Entidad que se presenta clínicamente como una inflamación de la conjuntiva limbar y tarsal superior, y una afectación
de la cornea marginal superior adyacente (queratopatía punteada, filamentos y pannus). Se caracteriza por cursar con periodos espontáneos de exacerbación y remisión, que dependiendo del paciente, durarán semanas, meses o incluso años.
En la mayoría de los individuos el proceso es autolimitado
y únicamente en los casos graves pueden plantearse problemas
de visión. Es en estos casos, donde periodos de inflamación
mantenidos originan una disminución y disfunción de las células basales de limbo. Aunque su etiología es todavía desconocida podría haber relación con la enfermedad tiroidea y el ojo
seco (34,35), en donde mecanismos de fricción entre un párpado superior tenso y una conjuntiva bulbar laxa explicarían la
existencia de una irritación e inflamación crónicas (36).
Rosácea ocular
Enfermedad inflamatoria crónica que afecta a la piel de
la cara (frente, nariz y mejillas) y a los ojos. Entre un 10 y
un 20% de los enfermos desarrollan manifestaciones oculares (blefaroconjuntivitis, chalazion recurrentes, meibomitis,
queratitis) que, en casos severos, puede acompañarse de conjuntivitis, epiescleritis, limbitis e incluso escleritis nodulares. Brotes repetidos de inflamación mantenida provocan
daños severos e irreversibles en el limbo.
Déficit de vitamina A
El déficit de vitamina A puede acontecer de forma primaria, por un aporte insuficiente de esta sustancia en la
dieta, o de manera secundaria como resultado de una enfer-
Capítulo 4.
medad metabólica, como por ejemplo la fibrosis quística.
Este tipo de deficiencia vitamínica es frecuente la aparición
de las manchas de Bitot localizadas en la conjuntiva bulbar
cerca del limbo.
Hoy en día sabemos que una de las funciones principales
de la vitamina A es su participación en el crecimiento y diferenciación de las células epiteliales, de ahí que su carencia
se relacione con una falta de actividad mitótica por parte de
las células primordiales del limbo (11).
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