Pascua Juvenil Vocacional - Franciscanos Conventuales de España

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Rascafría’99
PASCUA JUVENIL VOCACIONAL
Franciscanos Menores Conventuales
Sábado Santo
LAUDES
HOJAS DEL PRESIDENTE Y DEL MONITOR
Monición:
Bajado de la cruz el cuerpo torturado de Jesucristo reposó en un
sepulcro nuevo, excavado en roca.
En esta mañana del Sábado iniciamos un día especial. Es el único día en
que la Iglesia no tiene liturgia, excepto la oración de Laudes.
Lo demás es tiempo “muerto”. Mejor “tiempo de espera de la vida”. ¿Será
Dios capaz de hacer milagros?
Muchos, como los de Emaús, empezarán a desesperar. Dios no llega a la
hora que le marcamos. Dios llega a la hora que Él se marca. Dios es Dios.
Tenemos como compañera de espera a María, la madre de Esperanza. Hoy
es día de austeridad, silencio, oración y espera de la acción de Dios para
quien nada es imposible.
Himno (a dos coros)
Ha retumbado el grito del Hijo de Dios:
Padre, ¿por qué me has abandonado?
y toda la tierra se ha estremecido.
Ya podemos callarnos, como calla
el Hijo en el silencio de la muerte
Sobran las palabras y los comentarios.
Solo es posible la espera.
Solo la esperanza da fuerzas para vivir.
Hoy no podemos vivir de palabras.
Hoy solo podemos vivir
esperando el fruto de la Palabra.
Danos silencio interior,
danos silencio de corazón,
para vivir esperando lo que Tú quieres.
Danos silencio, para entender
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lo que no podremos entender jamas.
Danos silencio de corazón,
para que tu Espíritu remueva nuestro espíritu.
Danos silencio profundo,
para morir a tantas palabras vacías,
que son excusas,
como las del día de la primera caída.
Danos silencio, para caer en la cuenta
de lo que hemos hecho.
Danos, Señor. silencio,
para que podamos vivir
la novedad que esta detrás de la noche
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Ant.1: Busca el silencio, ten alerta el corazón, calla y contempla. (canto).
(a dos coros)
Desde lo hondo de mi soledad y de mi vida,
a ti grito, Señor.
Desde lo más hondo de m' mismo,
a ti grito, Señor.
Señor, escucha mi vez, estén tus iodos
atentos al clamor de mi súplica.
Desde lo hondo de mi niebla,
desde lo hondo de mi superficialidad,
desde lo hondo de mi cansancio,
desde lo hondo de mis fracasos,
a ti grito, Señor.
Señor, escucha mi vez, estén tus
oídos atentos al clamor de mi súplica.
Desde lo hondo de mi inconstancia,
desde lo hondo de mis caídas,
desde lo hondo de mis decepciones,
desde lo hondo de mis lágrimas escondidas,
desde lo hondo de mis secretes,
desde lo hondo de mi intimidad,
a ti grito, Señor.
Señor, escucha mi voz, estén tus oídos
atentos al clamor de mi súplica.
Desde lo hondo de mi orgullo,
desde lo hondo de mi irresponsabilidad,
desde lo hondo de mi pecado,
desde lo hondo de mi doble vida,
desde lo hondo de mi vivir disimulando,
desde lo hondo de mi tristeza escondida,
desde lo hondo de mi lavarme las manos,
desde lo hondo de mi despreocupación
por Los demás, a ti grito, Señor.
Señor, escucha mi vez, estén
tus oídos atentos al clamor de mi súplica.
Desde lo hondo yo grito y grito
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y sé que tú me escuchas.
Yo espero en ti ahora y par siempre.
yo proclamo que tú eres mi baluarte.
Yo pongo mi vida entera en ti.
Yo aguardo la salvación de ti.
Señor, escucha mi voz, estén
tus oídos atentos al clamor de mi súplica.
Ant.1: Busca el silencio, ten alerta el corazón, calla y contempla. (canto).
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Ant 2: Mi vida nadie la toma, soy yo quién la doy
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo confundido para siempre;
tú, que eres justo, libérame,
inclina a mi tu oído, y sálvame. (Sal 70,1-2)
Sé tú mi refugio,
el alcázar donde me salve.
Porque tú, Dios mío, has sido mi esperanza
y mi confianza desde mi juventud. (70,3-5)
En el vientre materno ya eras mi apoyo,
siempre he confiado en ti. (70,ó)
Llena estaba mi boca de tu alabanza
y de tu gloria todo el día
(70,8)
Respóndeme, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, mírame,
no escondas tu rostro a tu siervo:
estoy en peligro, respóndeme en seguida. (68,17-18)
Bendito sea el Señor, mi Dios, (143,1)
mi alcázar y mi refugio en el peligro (58,17)
Y cantaré en tu honor, fuerza mía,
porque tú eres mi ayuda, mi Dios misericordioso. (58,18)
Ant 2: Mi vida nadie la toma, soy yo quién la doy
Monitor lee la monición:
El sentido de la muerte de Cristo lo encontramos en la imagen del
grano de trigo.
Si Cristo no hubiese muerto no habría vencido a la muerte, ni habría
engendrado la vida nueva que vencerá a nuestra muerte carnal. Como el
labrador entierra el grano de trigo, esperando la generosa espiga, así
descendió Cristo a la tierra para levantarse lleno de vida inmortal.
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Presidente Lee la LECTURA BÍBLICA (y todos de pie) :
“Entonces Jesús dijo: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo
del Hombre.
En verdad os digo: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
queda solo;
pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida la destruye; y el
que desprecia su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna. El
que quiera servirme, que me siga, y donde yo esté, allí estará también
mi servidor”. Jn 12, 23b-26
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Ant. al benedictus. Canto: Felices, nº 63. (Estribillo)
Bendito es el Señor, nuestro Dios,
Que visita y redime a su pueblo.
Su presencia está viva en nosotros;
Su promesa perdura en el tiempo.
El será salvador de los hombres,
Nos libera de toda opresión,
Manteniendo vigente en nosotros;
La Palabra que él mismo nos dio
El Señor quiere vernos alegras,
Sin tristeza ni pena o dolor,
Quiere hacer una tierra más justa;
Que le sirva cantando su amor.
Tú serás elegido el profeta,
Que prepara el camino al Señor,
Proclamando que viene a salvarnos;
Anunciando a los hombres perdón
Nacerá un nuevo sol en el cielo,
Y su luz a nosotros vendrá,
Guiará al que vive entre sombras;
Por un nuevo sendero de paz.
Ant. al benedictus. Canto: Felices, nº 63. (Estribillo)
* PRECES:
Presidente: Adoremos a nuestro redentor, que por nosotros y por todos los
hombres quiso morir y ser sepultado para resucitar de entre los muertos, y
supliquémosle, diciendo:
R/ ¡Señor, ten piedad de nosotros!
Lector: Oh Señor, que junto a la cruz y a tu sepulcro tuviste a tu madre
dolorosa que participó en tu aflicción, haz que tu pueblo sepa
también participar en tu pasión.
Lector: Señor Jesús, que como grano de trigo caíste en tierra para morir
y dar fruto abundante, haz que también nosotros sepamos morir
al pecado y vivir para Dios.
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Lector: Oh Pastor de la Iglesia, que quisiste ocultarte en el sepulcro para
dar la vida a los hombres, haz que nosotros sepamos también
vivir escondidos contigo en Dios.
Lector: Nuevo Adán, que quisiste bajar al reino de la muerte para liberar
a los justos que, desde el origen del mundo, estaban sepultados
allí, haz que todos los hombres, muertos al pecado, escuchen tu
voz y vivan.
Lector: Cristo, Hijo de Dios vivo, que has querido que por el bautismo
fuéramos sepultados contigo en la muerte, haz que, siguiéndote
a ti, caminemos también nosotros en una vida nueva.
Presidente: Por nuestro Señor Jesucristo.
Monitor lee la Monición al padrenuestro
Tú Señor que ves nuestro dolor, nuestras dudas, nuestros miedos a la
muerte, a la angustia, a las sombras de la nada, lo mismo que Jesús en el
Gólgota, en el huerto....
Ya sabes que esperamos tus abrazos y los abrazos vivos de todos
nuestros muertos cuando el mundo dé el salto hacia su cumbre, cuando
venga sobre todos la gracia de tu reino.
Danos el pan de la esperanza cotidiana y perdona nuestros pasos
torcidos que tantas tentaciones y males los retrasan. Por eso te decimos
con gozo y confianza: Padre nuestro...
El Presidente da la bendición: A cada invocación responder amén.
El Señor os bendiga y os guarde. R/
os muestre su rostro y tenga misericordia de vosotros. R/
Os mire benignamente y os conceda la paz. R/
El Señor os bendiga hermanos. R/
Canto final: No amarrar, sí pudrir, nº 63
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