La posición jurídica del ciudadano ante la administración pública Tema La posición jurídica del ciudadano ante la administración pública. Contenido 1. Los conceptos de administrado, ciudadano, interesado y usuario 2. Capacidad, legitimación y representación del ciudadano ante la Administración 3. Las relaciones generales y especiales de sujeción 4. Derechos y deberes de los ciudadanos 5. La participación ciudadana en la actividad administrativa Objetivos - Dar a conocer los conceptos de administrado, ciudadano, interesado y usuario. - Destacar cuáles son los requisitos de capacidad, legitimación y representación del ciudadano ante la Administración. - Introducir al estudiante en la distinción entre relaciones generales y relaciones especiales de sujeción de los ciudadanos con las instancias administrativas. - Subrayar los derechos y deberes de los ciudadanos ante la actuación de la Administración. Desarrollo de la unidad / Conceptos fundamentales 1. Los conceptos de administrado, ciudadano, interesado y usuario El derecho positivo utiliza cada vez menos el término administrados para referirse a la posición jurídica de los ciudadanos en sus relaciones con la Administración pública. El legislador usa con mayor frecuencia la palabra ciudadanos; puede consultarse, así por ejemplo, la LRJPAC, entre otros, en su artículo 35 (derechos de los ciudadanos), artículo 37 (derecho de acceso a archivos y registros), artículo 39 (colaboración de los ciudadanos) y artículo 40 (comparecencia de los ciudadanos). De forma más específica, el término interesado hace referencia a aquel ciudadano que ostenta una determinada posición jurídica en un procedimiento administrativo. Más en concreto, según el artículo 31 de la LRJPAC, se consideran interesados en el procedimiento administrativo: a) quienes lo inicien como titulares de derechos o intereses legítimos individuales o colectivos; b) los que, sin haber iniciado el procedimiento, tengan derechos que puedan resultar afectados por la decisión que en el mismo se adopte; c) aquellos cuyos intereses legítimos, individuales o colectivos, puedan resultar afectados por la resolución y se personen en el procedimiento en tanto no haya recaído resolución definitiva. El mismo precepto de la Ley de procedimiento administrativo dispone, además, que las asociaciones y organizaciones representativas de intereses económicos y sociales serán titulares de intereses colectivos en los términos que la ley específica reconozca. Por último, dicho artículo 31.3 establece el carácter transmisible de la condición jurídica de interesado en los siguientes términos: “cuando la condición de interesado derivase de alguna relación jurídica transmisible, el derechohabiente sucederá en tal condición cualquiera que sea el estado del procedimiento”. Finalmente cabe señalar que el término usuario tiene relación con la prestación de servicios administrativos, servicios públicos y servicios de interés general, ya sea dicha prestación realizada directamente por la Administración pública a través de su propia organización y medios personales y materiales, ya sea la prestación realizada indirectamente a través de empresas privadas concesionarias. 2. Capacidad, legitimación y representación del ciudadano ante la Administración Por lo que se refiere a la capacidad de obrar de los ciudadanos ante las administraciones públicas, el artículo 30 de la LRJPAC regula una capacidad distinta respecto de aquella exigible en el ámbito de aplicación del derecho civil, dado que los menores de edad ostentan también capacidad de obrar ante las instancias administrativas. Así, según dicho precepto: “Tendrán capacidad de obrar ante las Administraciones públicas, además de las personas que la ostenten con arreglo a las normas civiles, los menores de edad para el ejercicio y defensa de aquéllos de sus derechos e intereses cuya actuación esté permitida por el ordenamiento jurídico-administrativo sin la asistencia de la persona que ejerza la patria potestad, tutela o curatela. Se exceptúa el supuesto de los menores incapacitados, cuando la extensión de la incapacitación afecte al ejercicio y defensa de los derechos e intereses de que se trate.” La legitimación exigible al ciudadano para actuar ante las administraciones públicas responde, en términos generales, a la necesidad de ser titular de derechos o intereses legítimos, individuales o colectivos, a los que se refiere el ya comentado artículo 31, relativo a la condición jurídica de interesado. Por último, tocante a la representación, la LRJPAC establece, en el artículo 32, que los interesados con capacidad de obrar podrán actuar ante las administraciones públicas por medio de representante, entendiéndose con este las actuaciones administrativas, salvo manifestación expresa en contra del interesado. Más en concreto, según la Ley, cualquier persona con capacidad de obrar podrá actuar en representación de otra ante los órganos administrativos. Por lo demás, deberá acreditarse la representación por cualquier medio válido en derecho que deje constancia fidedigna, o mediante declaración en comparecencia personal del interesado, cuando se trate de formular solicitudes, entablar recursos administrativos, desistir de acciones iniciadas y renunciar a derechos en nombre de otra persona (artículo 32.3). En este caso, la falta de acreditación o insuficiente acreditación de la representación no impedirá que se tenga por realizado el acto de que se trate, siempre que se aporte aquella o se subsane el defecto dentro del plazo de diez días que deberá conceder al efecto el órgano administrativo, o de un plazo superior cuando las circunstancias del caso así lo requieran (artículo 32.4). Finalmente, la LRJPAC establece que, cuando en una solicitud, escrito o comunicación figuren varios interesados, las actuaciones administrativas a que den lugar se efectuarán con el representante o el interesado que expresamente se haya señalado, y, en su defecto, con el que figure en primer término (artículo 33). 3. Las relaciones generales y especiales de sujeción El ciudadano, ante la Administración pública, puede encontrarse en dos situaciones o posiciones jurídicas distintas: en una situación de relación general de sujeción y en una situación de relación especial de sujeción. Por una parte, se entiende por “relaciones generales de sujeción” aquellas relaciones que cualquier ciudadano mantiene –o puede mantener- con una o varias administraciones públicas por el simple hecho de ser un individuo que vive en sociedad, esto es, por el simple hecho de ser un ciudadano que en uno u otro momento se relaciona o se relacionará con una instancia administrativa. Por otra parte, se denominan “relaciones especiales de sujeción” aquellas relaciones que se establecen entre unos determinados ciudadanos y unas concretas administraciones públicas especializadas en algún ámbito de intervención administrativa. Así, por ejemplo, mantienen relaciones especiales de sujeción con la correspondiente administración pública: - los estudiantes universitarios con la universidad pública en la que cursan sus estudios superiores; - los reclusos con las correspondientes instituciones penitenciarias en las que cumplen sus penas; - los pacientes cuando se encuentran ingresados en algún centro hospitalario de titularidad pública; - las empresas privadas cuando contratan con la Administración pública. 4. Derechos y deberes de los ciudadanos Son derechos de los ciudadanos, en sus relaciones con las administraciones públicas, entre otros, los siguientes (artículo 35 de la LRJPAC): a) el derecho a conocer, en cualquier momento, el estado de la tramitación de los procedimientos en los que tengan la condición de interesados, y obtener copias de documentos contenidos en ellos; b) el derecho a identificar a las autoridades y al personal al servicio de las administraciones públicas bajo cuya responsabilidad se tramiten los procedimientos; c) el derecho a obtener copia sellada de los documentos que presenten, aportándola junto con los originales, así como a la devolución de estos, salvo cuando los originales deban obrar en el procedimiento; d) el derecho a utilizar las lenguas oficiales en el territorio de su comunidad autónoma, de acuerdo con lo previsto en esta ley (artículo 36 de la LRJPAC) y en el resto del ordenamiento jurídico; e) el derecho a formular alegaciones y a aportar documentos en cualquier fase del procedimiento anterior al trámite de audiencia, que deberán ser tenidos en cuenta por el órgano competente al redactar la propuesta de resolución; f) el derecho a no presentar documentos no exigidos por las normas aplicables al procedimiento administrativo de que se trate, o que ya se encuentren en poder de la Administración pública; g) el derecho a obtener información y orientación acerca de los requisitos jurídicos o técnicos que las disposiciones vigentes impongan a los proyectos, actuaciones o solicitudes que se propongan realizar; h) el derecho al acceso a los registros y archivos de las administraciones públicas en los términos previstos en la Constitución y en esta ley (artículos 37 y 38 de la LRJPAC) u otras leyes; i) el derecho a exigir responsabilidades de las administraciones públicas y del personal a su servicio, cuando así corresponda legalmente. Por lo que se refiere a los deberes de los ciudadanos en sus relaciones con las distintas administraciones públicas, entre los más importantes puede mencionarse el deber de colaborar con las instancias administrativas y el deber de comparecer cuando así esté legalmente previsto. Respecto del deber de colaboración, el artículo 39 de la LRJPAC establece que los ciudadanos estamos obligados a facilitar a la Administración pública informes, inspecciones y otros actos de investigación solo en los casos previstos por la Ley. Además, dicho deber se concreta en la obligación de los interesados en un procedimiento administrativo de facilitar a la Administración actuante los datos que permitan identificar a otros interesados que no hayan comparecido en el procedimiento, siempre que tales datos estén en conocimiento de aquellos. En relación con el deber de comparecencia, el artículo 40 de la LRJPAC dispone que la comparecencia será obligatoria cuando así esté previsto en una norma con rango de ley. En los casos en que proceda la comparecencia, la correspondiente citación hará constar expresamente el lugar, la fecha, hora y objeto de la comparencia, así como los efectos de no atenerla; así, por ejemplo, el deber de comparencia en los exámenes presenciales. En este caso, la Administración pública, a solicitud del interesado, entregará certificación haciendo constar la comparecencia. 5. La participación ciudadana en la actividad administrativa La Constitución española de 1978 supuso una importante integración Estadosociedad en términos de participación democrática en las diversas instancias públicas del Estado y, asimismo, de participación de los ciudadanos en los procedimientos públicos o administrativos de toma de decisiones. Más en concreto, según el artículo 23 de la CE: "1. Los ciudadanos tienen el derecho de participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal. 2. Asimismo, tienen el derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos, con los requisitos que señalen las leyes." La participación de los ciudadanos en la actuación administrativa no se articula solo a través del acceso a las funciones y cargos públicos. También se materializa esta participación mediante la intervención de los particulares en los procedimientos administrativos que instruyen las distintas instancias públicas, la mayoría de las veces a través de asociaciones o corporaciones de defensa de determinados intereses colectivos. Por ello, desde la aprobación de la Constitución viene siendo habitual encontrar en la legislación administrativa cauces expresos de participación de los ciudadanos en la actuación de las distintas administraciones públicas. Glosario - CE: Constitución española de 27 de diciembre de 1978. - LRJPAC: Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de régimen jurídico de las administraciones públicas y del procedimiento administrativo común, modificada por la Ley 4/1999, de 13 de enero.