FUNCIVA DOCUMENTOS Nº 215 _______________________________________________________________________________________ LA MINORÍA HISPANA EN ESTADOS UNIDOS: MÁS NUMEROSA, MENOS EFICAZ Isaac Cohen Analista de Funciva Septiembre 2014 La Fundación Ciudadanía y Valores como institución independiente, formada por profesionales de diversas áreas y variados planteamientos ideológicos, pretende a través de su actividad crear un ámbito de investigación y diálogo que contribuya a afrontar los problemas de la sociedad desde un marco de cooperación y concordia que ayude positivamente a la mejora de las personas, la convivencia y el progreso social Las opiniones expresadas en las publicaciones pertenecen a sus autores, no representan el pensamiento corporativo de la Fundación. Sobre el autor Isaac Cohen, es doctorado en Ciencias Políticas por el Instituto de Altos Estudios Internacionales de la Universidad de Ginebra, Suiza. Experto en comercio internacional y globalización, procesos de integración y desarrollo económico en Hispanoamérica. Fue director de la oficina en Washington de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL). Actualmente es presidente de INTERWAY LLC, empresa radicada en Washington DC, dedicada a promover iniciativas económicas en el Hemisferio Occidental. Además es comentarista de CNN en español, Univisión , Telemundo y otros medios de comunicación hispanos de EE.UU. FUNCIVA DOCUMENTOS Nº 215 _______________________________________________________________________________________ LA MINORÍA HISPANA EN ESTADOS UNIDOS: MÁS NUMEROSA, MENOS EFICAZ CONTENIDO 1. Introducción 2. Demografía 3. Participación 4. Eficacia A) Los niños migrantes B) Subrepresentación C) Las próximas elecciones 5. ¿Qué hace falta? 1. Introducción E n marzo de 2010, la Oficina del Censo reveló los resultados del censo de la población de Estados Unidos, confirmando que con 50,5 millones, en 2010, la minoría hispana se convirtió en la más numerosa. Esa fue una de las consecuencias del crecimiento espectacular de la minoría durante la primera década de este siglo. Entre 2000 y 2010, el aumento en el número de hispanos fue de 15,3 millones. Durante esa década pasada, la minoría hispana contribuyó a más de la mitad del crecimiento de 27,3 millones en la población total, alcanzando en 2010 el 16 por ciento de los 308 millones de habitantes de Estados Unidos (Humes, Jones y Ramírez 2010). Este ensayo presenta, en primer término, una actualización de los datos demográficos sobre la minoría hispana en Estados Unidos. Para corroborar que los aumentos cuantitativos no necesariamente se traducen en mayor influencia, a continuación analiza los niveles de participación política en las tres últimas elecciones. El propósito principal de esta sección es presentar evidencia sobre los todavía incipientes niveles de participación política de la minoría hispana. De ese rezago, se deduce la tesis central del ensayo consistente en señalar cómo la minoría hispana, a pesar de ser la más numerosa aún no alcanza la eficacia política que le correspondería, si los números bastaran. 4 En la sección siguiente, dicha ineficacia política se ilustra con casos, tales como el reciente de los niños migrantes, así como en la representatividad de los hispanos en el Congreso y en el empleo de hispanos en el gobierno federal. Para terminar, esta sección describe las expectativas en torno a las próximas elecciones legislativas de noviembre próximo. El ensayo concluye planteando la pregunta de qué hace falta para que el aumento cuantitativo de la minoría se traduzca en mayor influencia política. Para responder a esa pregunta, destaca algunas lecciones que se pueden derivar de la experiencia de otras minorías, las cuales han alcanzado mayores, más influyentes y por ende más eficaces niveles de participación y representatividad política. 2. Demografía En el contexto del debate casi permanente sobre la inmigración, en 1990, el Congreso de Estados Unidos estableció una comisión bipartidista sobre reforma migratoria. En 1995, esa comisión le solicitó al Consejo Nacional de Investigación crear un grupo de expertos para estudiar algunos aspectos específicos de la inmigración, con el propósito de construir una base científica para la adopción de políticas (Smith y Edmonston 1997). Tres temas sobre inmigración fueron abordados por el grupo de expertos: la influencia sobre la economía y el impacto fiscal sobre los gobiernos locales y estatales, así como sobre el gobierno federal. Por último y de mayor interés para este ensayo, le pidieron al grupo de expertos hacer proyecciones sobre el efecto de la inmigración en el tamaño y la composición de la población de Estados Unidos. El informe final del grupo de expertos, uno de los estudios más acuciosos sobre los temas mencionados, incluye proyecciones sobre el crecimiento de la población hasta 2050. Dichas proyecciones fueron hechas utilizando un modelo demográfico basado en cinco supuestos, uno de los cuales fue que continuará indefinidamente la inmigración a los niveles en curso durante 1997. LA MINORIA HISPANA EN ESTADOS UNIDOS: MÁS NUMEROSA, MENOS EFICAZ _______________________________________________________________________________________ Con base en ese supuesto , la conclusión es que en 2050 la población total de Estados Unidos llegará a 387 millones de personas. Asimismo, bajo esa proyección las minorías asiática e hispana son las de más rápido crecimiento. Los asiáticos aumentarán de 9 a 34 millones, o sea de 3 a 8 por ciento de la población total, mientras que los hispanos aumentarán de 27 millones en 1995 a 95 millones, de casi 10 a 25 por ciento de la población total. O sea, la proyección es que en 2050 una cuarta parte de la población de Estados Unidos será de origen hispano (Smith y Edmonston 1997). La comparación con las cifras actuales de población de 2013 revela que dicha proyección está resultando muy conservadora. La población total de Estados Unidos, estimada por la Oficina del Censo para 2013, alcanzó 316 millones, de los cuales 17 por ciento, o más de 54 millones son hispanos (Oficina del Censo 2014A). Las propias proyecciones de la Oficina del Censo revelan que para 2060 la población hispana de Estados Unidos alcanzará 128,8 millones, más del doble de los 54 millones registrados en 2012. Con ello, en 2060 una de cada tres personas en Estados Unidos será de origen hispano y la proyección es que las minorías, en conjunto, se convertirán en la mayoría de la población a partir de 2043 (Oficina del Censo 2014A; Ingraham 2014 ). Estas proyecciones demográficas son concluyentes, la minoría hispana seguirá siendo la más numerosa al menos hasta mediados del siglo. No obstante, la variable demográfica no necesariamente es indicativa de una mayor influencia, porque ésta depende de los niveles de participación política, los cuales en una democracia se expresan principalmente en la participación electoral. 3. Participación Los niveles de participación de la minoría hispana, en distintos eventos electorales recientes, todavía están bastante lejos de ser congruentes con los incrementos de las cifras demográficas mencionadas arriba. 5 Es cierto, ha aumentado sostenidamente la participación de los hispanos en las elecciones recientes, especialmente en las dos últimas presidenciales, en las cuales triunfó el Presidente Barack Obama. Pero más allá de la coyuntura electoral, la participación política de los hispanos se encuentra muy por debajo de su condición de minoría más numerosa. Comenzando porque no todos los hispanos son ciudadanos, sea porque no han optado por hacerse ciudadanos, o porque son indocumentados, por encontrarse en el país ilegalmente. Con base en las cifras del censo, analizadas por el Centro de Investigación Pew, el número de hispanos que son ciudadanos elegibles para votar, en 2012, llegó a 24 millones. Eso representa un aumento de 4,5 millones de nuevos ciudadanos de origen hispano, desde 2008, cuando esa cifra era de 19,5 millones. (Lopez et al. 2012) Respecto al total de la población hispana, en 2012, los 24 millones de ciudadanos con derecho a votar son casi la mitad del total de la población hispana de Estados Unidos. Más de la mitad de la totalidad, 55 por ciento, no tienen derecho a voto por ser menores de 18 años, así como por ser residentes legales que no se han nacionalizado, además de quienes han ingresado al país ilegalmente. El número de hispanos que son ciudadanos estadounidenses ha venido aumentando. No tanto como consecuencia del aumento en el número de inmigrantes, el cual de hecho ha disminuido como consecuencia de la Gran Recesión de 2008-2009 y de la lenta recuperación económica que la ha sucedido. La principal causa del aumento del número de ciudadanos se encuentra en que los nacidos en Estados Unidos superan por mucho a quienes son nacidos en el extranjero. Según la Oficina del Censo (2014A), en 2012, un poco más de la tercera parte, 35,6 por ciento de los hispanos eran nacidos en el exterior. O sea, entre los dos tercios de hispanos nacidos en Estados Unidos, los ciudadanos mayores de 18 años con derecho a votar representan 45 por ciento de la totalidad de la población hispana. Esto contrasta con otros grupos de electores entre los cuales las FUNCIVA DOCUMENTOS Nº 215 _______________________________________________________________________________________ proporciones de personas sin derecho a voto son mucho menores. Por ejemplo, entre los votantes blancos esta proporción es de 21 por ciento, de 31 por ciento entre los afroamericanos y 46 por ciento entre los asiáticos. Entre 2008 y 2012, el número de hispanos con derecho a voto aumentó de 19,5 millones a 23,7 millones, cifra inferior a los 25 millones de votantes afroamericanos y muy inferior a los 132 millones de votantes blancos. (Lopez et al. 2012). Pero el tema de la participación política de los hispanos es mucho más complejo de lo que revelan las cifras macro. Al afinar la descripción, bajando la mira hacia el número de ciudadanos de origen hispano que están registrados para votar, hay una merma considerable. En la elección de 2008, de los 19.5 millones de ciudadanos de origen hispano, sólo 11.9 millones, casi 60 por ciento, estaban registrados para votar. En la elección de 2012 aumentó el número de ciudadanos hispanos a 23.3 millones y también aumentó el número de registrados para votar a 13.6 millones, pero el porcentaje descendió a 58,7. Eso significa que del aumento de 4 millones en el número de ciudadanos, en 2012, una menor proporción de ellos se registraron para votar, lo cual es evidencia de menor interés en la participación electoral entre los nuevos ciudadanos (Lopez et al. 2012). Esa misma merma se reproduce cuando se observa el número de quienes fueron a votar. En 2008, 9.7 millones de hispanos votaron, equivalente a la mitad de quienes son ciudadanos y 84 por ciento de los registrados. En 2012, aumentó el número de ciudadanos que votaron a 11.2 millones, pero el porcentaje descendió a 48 por ciento de los ciudadanos y a 81 por ciento de los registrados (File 2013). O sea, a pesar del aumento en el número de ciudadanos hispanos, está disminuyendo el nivel relativo de participación electoral. De hecho, los niveles de participación electoral de los hispanos aún son menores que los de otras minorías y del electorado en general. Según el Centro Pew, la participación de 50 por ciento de los hispanos registrados para votar, en la elección presidencial de 2008, fue inferior al 65 por ciento de participación de los afroamericanos y al 66 por ciento de participación de los votantes blancos no hispanos (Lopez et al. 2012 ). Asimismo, la Oficina del 6 Censo reveló que en la elección de 2012, por primera vez, la participación de los votantes afroamericanos ascendió a 66,2 por ciento, mientras que la de los votantes blancos no hispanos disminuyó a 64,1 por ciento. En contraste, la participación de los votantes hispanos en 2012 descendió a 48 por ciento, igual a la de los votantes asiáticos (File 2013). La pregunta que plantean estas cifras es cómo se reflejan los relativamente bajos niveles de participación electoral en la influencia de los hispanos en las decisiones políticas. 3. Eficacia Es complejo ponderar la influencia y la eficacia política, porque no existe un barómetro que permita medir con exactitud cómo se ejerce la influencia y qué resultados produce. Esta sección presenta un conjunto de casos contemporáneos que permiten ilustrar el mensaje central del ensayo, consistente en constatar que el aumento numérico de la minoría hispana en Estados Unidos aún no se traduce en niveles congruentes de influencia y por consiguiente de eficacia política. Para comenzar, describe la emergencia reciente causada por la presencia en la frontera sur de Estados Unidos de “niños migrantes” centroamericanos, provenientes de El Salvador, Guatemala y Honduras, el llamado “Triángulo Norte” de Centroamérica. El siguiente caso se refiere a la magnitud y la calidad de la representación hispana en el Congreso de Estados Unidos, incluyendo una descripción de la participación de los hispanos en la fuerza de trabajo del gobierno federal. Concluye analizando las perspectivas de la participación de los hispanos en las elecciones de noviembre próximo. A) Los niños migrantes Hace un par de años, en Centroamérica comenzaron a circular rumores que se permitiría el ingreso de menores, para que se reunieran en Estados Unidos con sus padres o familiares. Estos rumores eran atizados por traficantes de personas, conocidos como “coyotes,” interesados en aumentar su clientela entre muchos esperanzados padres de familia emigrados, quienes dejaron atrás a sus hijos (Robles 2014). LA MINORIA HISPANA EN ESTADOS UNIDOS: MÁS NUMEROSA, MENOS EFICAZ _______________________________________________________________________________________ Estos rumores tienen algún fundamento en la legislación vigente en Estados Unidos. El 23 de diciembre de 2008, el Presidente George W. Bush le dio vigencia a la Ley de Reautorización de la Protección de las Víctimas del Tráfico de Personas, aprobada en el Congreso con apoyo bipartidista (Hulse 2014). Esta ley llamada William Wilberforce, para honrar la memoria de un abolicionista británico del siglo XIX, permite la protección de menores que no sean de México o Canadá y que ingresen solos a Estados Unidos con el apoyo de traficantes de personas. Dicha protección consiste en impedir la deportación inmediata de los menores, sin que antes sean escuchados en audiencia sobre inmigración, con asistencia de abogado. Comenzando por el Presidente Barack Obama, quien desde el principio de su primer mandato se pronunció a favor de la reforma migratoria y apoyó una iniciativa bipartidista que aprobó el Senado al comienzo de su segundo mandato, en junio de 2013. A comienzos de 2012, gradualmente, comenzó a notarse la presencia en la frontera sur de Estados Unidos de un mayor número de menores, originarios de Centroamérica, algunos de ellos solos, otros acompañados de adultos y todos manejados por experimentados “coyotes.” En 2014, el número de menores centroamericanos en la frontera estaba aumentando a una tasa promedio de 4,500 por mes, la cual aumentó a 7,500 por mes en Marzo y Abril. Este flujo se convirtió en aluvión, porque en Mayo y Junio el promedio mensual llegó a 10,000, Con eso, en lo que va de este año, el número de menores centroamericanos que ingresaron al amparo de la Ley Wilberforce por la frontera sur a Estados Unidos, llegó a 53,000, antes de amainar hacia el fin del verano (Nakamura et al. 2014). Ante la emergencia, el Presidente Barack Obama, en julio, le solicitó al Congreso una ampliación de $3,700 millones en el presupuesto federal destinado a proteger a los menores y acelerar su repatriación a sus países de origen. Este último objetivo lo enfatizó el Presidente Barack Obama cuando se reunió en la Casa Blanca, el 25 de julio pasado, con los mandatarios de los tres gobiernos del Triángulo Norte, para persuadirlos que controlaran la migración de menores (Shear y Parker 2014). Por su parte, los mandatarios centroamericanos vieron la visita a Washington como una oportunidad para enfatizar que necesitan ayuda para lidiar con las causas subyacentes, las cuales empujan a los adultos y a los menores centroamericanos a emigrar (Nakamura y O’Keefe 2014). Este aumento espectacular se convirtió en emergencia, porque la Ley Wilberforce además requiere que los menores sean entregados al Departamento Federal de Salud y de Servicios Humanos. El propósito es impedir que los menores sean confinados y facilitar su reunión con familiares, mientras se celebra la audiencia requerida por la ley. No hay espacio en este ensayo para abordar el tema de las causas y las consecuencias de estos flujos migratorios. Lo que interesa aquí es destacar la postura de los políticos ante la emergencia, como indicador de la escasa influencia que han tenido los hispanos en dichas posiciones. Como sea, la petición de ampliación presupuestaria, solicitada al Congreso por el Presidente Obama, fue rechazada por el liderazgo Republicano de la Cámara de Representantes. Pero, para evitar la acusación de que sólo se oponían a ella, el líder de la Cámara John Boehner (Republicano de Ohio), propuso una versión menor de ampliación presupuestaria por $659 millones. Esta iniciativa incluía algunos requerimientos que aseguraban que sería rechazada en el Senado, tal como la modificación de la Ley Wilbermore, para hacer más estrictas las condiciones de ingreso y acelerar la repatriación de los menores (Parker 2014). 7 Al mismo tiempo, durante lo que va de la gestión del Presidente Obama, se estima que han sido repatriados, o deportados, mas de 2 millones de inmigrantes, superando en menos de seis años el monto de deportados alcanzado durante los ocho años de gestión del Presidente George W. Bush (Vicens 2014). De cierta manera, la llegada de los niños centroamericanos puso en evidencia la porosidad de la frontera sur, resaltando la necesidad de la reforma migratoria. FUNCIVA DOCUMENTOS Nº 215 _______________________________________________________________________________________ Sin embargo, a pesar de esos rasgos más severos, la propuesta del líder Republicano generó una revuelta en la Cámara, entre los Representantes más conservadores de su propio partido, inspirados por el Senador Republicano de Tejas Ted Cruz (Costa 2014). Esta revuelta casi imposibilitó que la Cámara de Representantes aprobara una propuesta alternativa (Parker y Weisman 2014). Finalmente, después de negociaciones recias, en términos de decibeles en el propio recinto parlamentario y ante los medios de comunicación, la Cámara de Representantes aprobó una propuesta mucho más severa (O´Keefe y Costa 2014). Con eso, el Wall Street Journal editorializó, “el Partido Republicano otra vez le dio la impresión al país que la más alta prioridad de su política es deportar el mayor número de niños lo más rápido posible hacia donde vinieron” (Wall Street Journal 2014). En el Senado, controlado por el Partido Demócrata, no fue posible conseguir los 60 votos para aprobar una alternativa a la propuesta del Ejecutivo, como lo propuso el líder de la mayoría Demócrata, el Senador Harry Reid de Nevada (Parker y Peters 2014). Antes del fin de semana largo de celebración del Día del Trabajo, el viernes por la noche después de los noticieros de televisión, se filtró la noticia que la Casa Blanca prefería esperar, hasta después de las elecciones de noviembre próximo, para dar a conocer las medidas ejecutivas anunciadas (Shear, 2014A). La razón invocada era evitar que el debate sobre inmigración pudiese contribuir en las próximas elecciones a perder la mayoría Demócrata en el Senado (Shear 2014B). Entretanto, disminuyó el número de niños en la frontera, lo cual le restó urgencia al problema y le permitió a los políticos retroceder ante un asunto percibido como de costo político elevado para su propio futuro. Por ende, los congresistas se fueron al receso del verano y el Presidente se fue de vacaciones.La pregunta que surge es cómo se comportaron los legisladores hispanos durante lo que el Wall Street Journal (2014) en un editorial caracterizó como “espectáculo fronterizo.” Sin embargo, dentro del mismo Partido Demócrata algunos Senadores, que buscan reelegirse en noviembre, expresaron preferencia porque el tema de la inmigración fuera resuelto por el Congreso (Meckler y Peterson 2014; O´Keefe y Kane 2014). El más conspicuo entre los legisladores hispanos fue el Senador Ted Cruz, junto al otro Senador Republicano de Tejas, John Cornyn, quienes lograron maniobrar para impedir que el Senado, a pesar de estar controlado por el Partido Demócrata, no llegara a considerar la iniciativa de la Casa Blanca, o una alternativa propia (Parker y Peters 2014). Asimismo, al Senador Cruz se le atribuye haber inspirado a los más intransigentes, especialmente la facción del llamado Partido del Té (Tea Party en inglés), a oponerse a la iniciativa del liderazgo de la Cámara de Representantes, lo cual resultó en la aprobación de una iniciativa mucho más severa (Costa 2014). El otro Senador Republicano, Marco Rubio de Florida desde mucho antes expresó su posición que prefería distanciarse de quienes apoyaron la propuesta bipartidista de reforma migratoria de junio de 2013 (Sullivan 2013). Para estos Senadores Demócratas, enfrascados en campañas electorales muy reñidas, era preferible desvincularse de una iniciativa presidencial controvertida, sobre todo por el descenso a 40 por ciento en la tasa de aprobación de la gestión del Presidente Barack Obama (O´Connor y Hook 2014). Además, principiaron a aparecer anuncios, en la televisión de los estados, acusando a los candidatos Demócratas de apoyar la “amnistía” de inmigrantes ilegales (Reinhard 2014). Del lado Demócrata, la postura inicial consistió en proponer el aumento del presupuesto de las agencias involucradas en la emergencia, pero justificándola como necesaria para acelerar las deportaciones. Ante la negativa de la Cámara y la imposibilidad en el Senado de aprobar dicho aumento, vino un retroceso cuando comenzaron a aparecer los anuncios en la televisión acusando a los candidatos del Partido Demócrata de apoyar al Presidente Obama para que actuara sin autorización del Congreso Ante la incapacidad del Congreso de aprobar una decisión, el 30 de junio, el Presidente Barack Obama informó que estaba dispuesto a impulsar un conjunto de medidas susceptibles de ser aprobadas por orden ejecutiva, sin el apoyo del Congreso. Prometió que anunciaría estas propuestas a principios de septiembre, después del feriado del Día del Trabajo. (Meckler 2014) 8 LA MINORIA HISPANA EN ESTADOS UNIDOS: MÁS NUMEROSA, MENOS EFICAZ _______________________________________________________________________________________ (Reinhard 2014). Fueron dichos candidatos vulnerables quienes presionaron a la Casa Blanca, para que pospusiera la aprobación de órdenes ejecutivas para lidiar con la emergencia. Sin embargo, a nivel local, varias ciudades y algunos estados (Jordan 2014), así como numerosas organizaciones de la sociedad civil, especialmente religiosas (Paulson 2014), se pronunciaron en favor de darles refugio temporal a los menores, mientras se determinaba su situación migratoria. Por ejemplo, la entidad privada, no partidista, Public Religion Research Institute, el 29 de julio 2014, divulgó los resultados de una encuesta en la que 69 por ciento de los interrogados dijo que los menores debían ser tratados como refugiados (Preston 2014). Pero también había oposición, en algunos casos muy recia. Por ejemplo, en ciudades fronterizas por donde transitaron algunos de los menores, hubo demostraciones públicas de oposición. Asimismo, la encuesta citada arriba reveló que 27 por ciento de los interrogados dijo que los menores debían ser tratados como “inmigrantes ilegales” y debían ser deportados a sus países de origen. Pero el retroceso de los políticos Demócratas, así como la recia oposición de los líderes del Partido Republicano encuentran una explicación más profunda en la escasa gravitación del voto hispano en las elecciones de noviembre próximo. Por ejemplo, en 8 de los nueve estados donde hay elecciones reñidas para Senadores, los hispanos constituyen apenas 5 por ciento o menos de los electores. Solamente en Colorado los hispanos llegan a 15 por ciento del electorado (Cohn 2014A). En las elecciones para la totalidad de los escaños de la Cámara de Representantes, en las cuales es casi seguro que el Partido Republicano mantendrá el control, la gravitación del voto hispano es aún menor, por la forma como están distribuidos en los distritos electorales. Por ejemplo, de los 435 distritos trazados para elegir Representantes ante la Cámara, la mitad de los votantes hispanos está concentrada en apenas 65 de ellos, la mayor parte de los cuales no son competitivos. En los distritos dominados por el Partido Republicano, los hispanos representan apenas 6,7 por ciento de los votantes. Mientras que en los distritos donde hay competencia, los votantes hispanos representan sólo 7,4 por ciento (Cohn 2014B). 9 Como lo expresó un dirigente de una organización hispana, “si participamos tendremos el poder de decir al presidente que actúe y a la vez presionar al Congreso,” declaró Thomas Saenz Presidente del Fondo Mexicano Estadounidense para la Defensa Legal y la Educación (MALDEF, conforme a sus siglas en inglés). (Távara 2014). Otro dirigente agregó, “sólo entienden el voto. Necesitamos elegir personas que nos apoyen.,” dijo Ben Monterroso, Director Ejecutivo de Mi Familia Vota, organización que impulsa el registro de votantes hispanos en seis estados (O´Keefe 2014A) . Se comprende entonces porqué en las elecciones de noviembre próximo el Partido Republicano puede prescindir del apoyo de los votantes hispanos, porque no ponen en peligro la mayoría que tiene en la Cámara de Representantes. Tampoco al Partido Demócrata le afecta el apoyo hispano en las próximas elecciones. Hasta cierto punto, por esas razones, resultó mejor posponer la decisión para después de noviembre, como lo propuso la Casa Blanca, porque en la elección presidencial de 2016 el voto hispano tendrá mayor gravitación. B) Subrepresentación En el seno del 113 Congreso de Estados Unidos, cuyo mandato expira a fines de este año, se mantiene la subrepresentación de la minoría hispana. De los 435 integrantes de la Cámara de Representantes, 35 son de origen hispano y a ellos se suman dos sin voto, un Comisionado Residente de Puerto Rico y un Delegado de las Islas Vírgenes. O sea, los hispanos en la Cámara del 113 Congreso alcanzan a ser casi 7 por ciento del total de Representantes. Esta cifra significa un aumento respecto al 112 Congreso, donde el número de hispanos era de 26, equivalente a 6 por ciento de la totalidad (Manning 2014). No obstante, aún con ese incremento, la proporción de hispanos en la actual Cámara de Representantes alcanza a ser menos de la mitad del 17 por ciento que constituye la minoría de la población total de Estados Unidos. En contraste, en el 113 Congreso hay 44 Representantes afroamericanos, o sea un poco más del 8 por ciento de la totalidad de Representantes, dos más de los que había en el 112 Congreso. Sin embargo, respecto a la población total, la minoría afroamericana constituye FUNCIVA DOCUMENTOS Nº 215 _______________________________________________________________________________________ 14 por ciento, casi tres puntos porcentuales menos que la minoría hispana. O sea, tanto la minoría afroamericana como la hispana se encuentran subrepresentadas en la Cámara, pero los hispanos lo están mucho más. En el Senado el número de hispanos ha llegado a tres, o sea 3 por ciento de la totalidad. En orden cronológico, el más antiguo es Robert Menéndez de Nueva Jersey, electo en 2006, seguido por Marco Rubio de Florida, electo en 2010 y por Ted Cruz electo en 2012, como el primer Senador de origen hispano que representa el estado de Tejas. Cabe apuntar que los tres son de origen cubano, dos de ellos, Cruz y Rubio son Republicanos, mientras que Menéndez es Demócrata (Manning 2014). El otro aspecto destacable en materia de representatividad de los hispanos en el Congreso de Estados Unidos tiene que ver con el grado de cohesión que exhibe la bancada de la minoría. Los hispanos en la Cámara de Representantes se encuentran fragmentados por afiliación partidista. No se trata de un acontecimiento reciente, porque data de 2003, cuando los legisladores Republicanos decidieron separarse de la Bancada Legislativa Hispana (Congressional Hispanic Caucus, en inglés) y formaron la Conferencia Legislativa Hispana (Congressional Hispanic Conference, en inglés). Una de las razones invocadas para justificar la separación fue que los integrantes Demócratas de la Bancada Hispana, tenían posiciones muy blandas respecto al gobierno de Cuba (Recio 2003). Desde entonces, a la Bancada Hispana pertenecen 26 legisladores Demócratas, mientras que 7 legisladores Republicanos pertenecen a la Conferencia Hispana . Es cierto, esta fragmentación partidista de los hispanos en el Congreso de Estados Unidos es fiel reflejo de la polarización política que prevalece en Washington (Balz 2014; Drew 2013). Pero, a diferencia de otras minorías, esa fragmentación también indica la ausencia de asuntos o temas específicos constitutivos de una agenda común, capaz de aglutinar a los hispanos por encima de sus diferencias partidistas. Estos rasgos de la participación hispana en el Congreso, tanto la subrepresentación como la fragmentación, le restan eficacia política a la minoría. 10 Los hispanos también están subrepresentados en el gobierno federal, sobre todo en los niveles más altos de la burocracia, lo que se conoce como el Servicio Ejecutivo Superior (Senior Executive Service, en inglés). Eso ocurre a pesar de que, desde octubre 2000, existe la Orden Ejecutiva 13171, firmada por el Presidente Bill Clinton, instruyendo a las distintas dependencias del gobierno federal que aumenten la contratación de hispanos. En rigor, como lo afirman los informes anuales presentados por la jefatura de la Oficina de Manejo de Personal, la contratación de hispanos en el gobierno federal ha venido aumentando en los últimos años (Office of Personnel Management 2013.) Pero, tales incrementos son casi insignificantes. Entre 2000 y 2012, el porcentaje de hispanos en todos los niveles de la fuerza de trabajo federal aumentó de 6,5 a 8,2 por ciento. Eso es un incremento de 1,7 por ciento en doce años, equivalente a un promedio de aumento de menos de 0,2 por ciento por año. Asimismo, entre el año fiscal 2011 y el 2012, el número total de hispanos empleados en el gobierno federal aumentó de 157,693 a 159,651. En un año, eso es un aumento de 1,958 nuevas contrataciones, dentro de una totalidad de 1,9 millones de empleados del gobierno federal. (Wax-Thibodeaux 2013). Aún así, sobresale el contraste con el número de hispanos empleados en el Servicio Ejecutivo Superior. Porque en ese que es el nivel más alto de la burocracia federal, el porcentaje de hispanos en 2012 era apenas de 4,1 por ciento (Davidson 2014). Tampoco puede decirse que haya mucha diversidad en esos niveles superiores, porque el porcentaje de mujeres es de 33,5 y el de afroamericanos de 10,5, mientras que los hombres blancos, a pesar de ser 39 por ciento de la totalidad de empleados federales, ocupan 59,5 por ciento de los puestos del Servicio Ejecutivo Superior (Davidson 2014). Al nivel político, de los quince secretarios integrantes del gabinete presidencial, dos son hispanos. El recién nombrado ex Alcalde de San Antonio, Tejas Joaquín Castro, de origen mexicano, como Secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano, así como el Secretario de Trabajo Thomas E. Perez, de origen dominicano. Además, con rango de gabinete, dirige la Administración LA MINORIA HISPANA EN ESTADOS UNIDOS: MÁS NUMEROSA, MENOS EFICAZ _______________________________________________________________________________________ de Pequeñas Empresas María Contreras-Sweet, nacida en Guadalajara, México. En total, 22 personas conforman el gabinete presidencial. De todas ellas, las tres personas de origen hispano representan casi 14 por ciento del gabinete, porcentaje cercano al 17 por ciento de hispanos en la población total. Finalmente, hay que destacar que el Presidente Barack Obama en 2009 designó a Sonia Sotomayor, de origen puertorriqueño, como magistrada de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos. Por primera vez, una persona de origen hispano ocupa una magistratura del tribunal superior. C) Las próximas elecciones En las elecciones que ocurren a la mitad del mandato de cualquier Presidente, hay por lo menos dos rasgos que las caracterizan y distinguen de las elecciones presidenciales. En primer término, la afluencia de votantes disminuye considerablemente. Por otra parte, el partido de quien ocupa la Casa Blanca generalmente pierde curules en el Congreso. Para el propósito de este ensayo, frente a estos rasgos de las elecciones de la mitad del mandato presidencial, la pregunta es cómo se anticipa que actuarán los votantes hispanos. Además, cuál será su gravitación en las elecciones de noviembre próximo, utilizando el nivel de participación como indicador de la influencia esperada del voto hispano. En un contexto en el que disminuye la afluencia a las urnas, de todos los segmentos de votantes, el grado de participación de los hispanos es menor que el de la mayoría de segmentos electorales. Por eso, en las elecciones de la mitad del mandato presidencial, aparece como más pronunciada la merma en la participación de los hispanos. Uno de los ejemplos más recientes de agudo ausentismo electoral se dio el año pasado en la ciudad de Los Angeles. Para los hispanos, esta elección es emblemática, porque el condado de Los Angeles, con un poco más de 5 millones de hispanos, es la concentración urbana que tiene la mayor población hispana de Estados Unidos, la cual supera incluso a los 4 millones de habitantes de Puerto 11 Rico (Brown y Lopez 2013). En Los Angeles reside 10 por ciento de la totalidad de la población hispana de Estados Unidos y la minoría hispana es mayoritaria, porque abarca 48,3 por ciento de los habitantes, mientras que todos los segmentos restantes son minoritarios, tanto los blancos no hispanos con 27,2 por ciento, como los asiáticos con 14,6 y los afroamericanos con 9,2 (Oficina del Censo 2014B). Resulta entonces muy ilustrativo el hecho que la participación en la última elección para Alcalde de Los Angeles fue tan escasa, porque votaron apenas 409,909 personas, equivalente a 23 por ciento de los registrados para votar. En esa elección resultó victorioso, Eric Garcetti, en segunda vuelta, con 222,300 votos contra 187,609 de Wendy Greuel, ambos del Partido Demócrata (Kumar 2014). En la elección de 2005, cuando triunfó Antonio Villaraigosa por primera vez, la participación electoral fue de 38,3 por ciento. Villaraigosa fue el tercer alcalde mexicano-americano de Los Angeles, electo después de más de 130 años. Sin embargo, cuando el Alcalde Villaraigosa consiguió la reelección, en 2009, descendió la participación a sólo 18 por ciento de los votantes registrados. En contraste, la participación de los ciudadanos en las elecciones presidenciales aumenta considerablemente. Por ejemplo, según la Oficina del Censo (File 2013) en las tres últimas elecciones presidenciales la participación de todos los ciudadanos superó el 60 por ciento. No obstante, la votación de los hispanos en dichas elecciones presidenciales no llegó a 50 por ciento de quienes tienen derecho a votar. Es cierto, dicha participación venía aumentando, desde 45,1 por ciento en 2000, a 47,2 por ciento en 2004 y 49.9 por ciento en 2008. Pero sorpresivamente, en 2012, dicha proporción descendió a 48 por ciento (File 2013). La participación de los hispanos en las tres últimas elecciones presidenciales se asemeja a la de de los asiáticos, quienes tampoco han superado el 50 por ciento de participación. En cambio, con más de 60 por ciento, los afroamericanos han votado en esas elecciones con la LA MINORIA HISPANA EN ESTADOS UNIDOS: MÁS NUMEROSA, MENOS EFICAZ _______________________________________________________________________________________ misma intensidad que los votantes blancos. Incluso en la última elección presidencial de 2012, el porcentaje de afroamericanos, con 66,2 por ciento, superó el 64,1 de participación de los votantes blancos. Además de este hecho que la participación electoral es menor en las elecciones de la mitad del mandato presidencial, otros factores están incidiendo en restarle relevancia al voto hispano en las próximas elecciones. En noviembre próximo, 36 escaños del Senado están sujetos a elección, porque fueron electos en 2008, el año de la primera victoria del Presidente Barack Obama. Esa victoria también le dio el control de ambas cámaras legislativas al Partido Demócrata. Pero ese control no duró mucho, porque dos años después, en 2010, el Partido Republicano consiguió el control de la Cámara de Representantes con una victoria abrumadora, equivalente a una “paliza,” (shellaking en inglés), como la describió el propio Presidente Barack Obama. Con el triunfo de 2010, el Partido Republicano en la Cámara de Representantes alcanzó una ventaja de 63 escaños, la mayor derrota de cualquier partido en una elección legislativa desde 1938 y la mayor victoria del Partido Republicano también desde 1938. En rigor, una oscilación de esa magnitud no se veía en la Cámara de Representantes desde 1948. Hasta hoy, la mayoría que mantiene el Partido Republicano en la Cámara de Representantes, desde 2010, ha generado una constante confrontación en Washington. En las elecciones de noviembre próximo, muchos analistas coinciden que el Partido Republicano tiene la oportunidad de conquistar por lo menos los 6 escaños que le faltan para conseguir también la mayoría de 51 votos en el Senado (Cohn 2014B). De ser así, puede anticiparse que durante los dos últimos años del mandato del Presidente Obama la confrontación en Washington se agudizará, aún más. De esos 36 escaños del Senado, que están sujetos a elección en noviembre próximo, hay consenso que en tres estados, Montana, Dakota del Sur y Virginia Occidental donde el titular no se presentó a reelección, el triunfo Republicano está casi asegurado. En otros cuatro, Alaska, Arkansas, Carolina del Norte y Luisiana, los titulares son Demócratas que están enfrentando obstáculos para 12 reelegirse. En otros cuatro estados, la contienda está tan cerrada que, por ahora, aparecen empatados. En dos de esos cuatro estados, en Colorado y Nueva Hampshire, los titulares son Demócratas que buscan reelegirse. Mientras que en los otros dos, en Iowa y Michigan, los titulares Demócratas no se presentaron a reelección. Además, en Georgia y Kentucky los Demócratas tienen posibilidades de triunfar, a pesar de ser estados tradicionalmente conservadores. La contienda en Kentucky llama la atención porque el líder de la minoría Republicana Mitch McConnell está buscando reelegirse y de resultar victorioso podría convertirse en el líder de la mayoría (Cillizza 2014). En estos trece estados están ocurriendo las batallas más intensas y es donde ambos partidos están gastando enormes cantidades de recursos (Tomasky 2014). Respecto a la pregunta sobre la influencia que puede tener el voto hispano en esas contiendas, sólo en Colorado tiene alguna gravitación, donde el titular Demócrata está buscando la reelección. Conforme al último Censo de 2010, los hispanos de Colorado superaron el millón de habitantes, con lo cual representan un poco más de 20 por ciento de los 5.1 millones de habitantes del estado (Brown y Lopez 2013). En las últimas dos elecciones presidenciales, en Colorado el voto hispano alcanzó 13 por ciento en 2008 y 14 por ciento en 2012 de la totalidad de votantes del estado (File 2013). Por lo cual, si salen a votar en número suficiente, los hispanos tienen la capacidad de inclinar la balanza. En las restantes contiendas por el Senado, los hispanos tienen menos influencia, porque están sucediendo en estados donde los votantes hispanos carecen de ventaja numérica significativa. En contraste, la totalidad de los 435 escaños de la Cámara de Representantes está sujeta a elección cada dos años. La contienda electoral se lleva a cabo por distritos electorales, dentro de cada estado y puede decirse que la composición de los distritos usualmente le otorga ventaja al titular que busca reelegirse. El diseño y aprobación de nuevos distritos electorales ocurre cada diez años, conforme a los resultados del censo de población. Los grupos de votantes usualmente minoritarios que aspiran a ser representados, con el apoyo de los partidos políticos, son los protagonistas LA MINORIA HISPANA EN ESTADOS UNIDOS: MÁS NUMEROSA, MENOS EFICAZ _______________________________________________________________________________________ de este proceso complejo, que ocurre cada década, para rediseñar el mapa electoral. La aprobación de nuevos distritos electorales le corresponde generalmente a las legislaturas estatales, bajo la supervisión del Departamento de Justicia, porque el procedimiento está regulado en la Ley Federal de Derechos Electorales, aprobada hace 50 años. El Departamento de Justicia vigila que el diseño de nuevos distritos electorales no discrimine en contra de las minorías. Casi todos los analistas estiman que es más lejana la posibilidad que, en noviembre próximo, cambie el control que el Partido Republicano tiene en la Cámara de Representantes, donde cuenta con una mayoría de 234 votos de la totalidad de 435 Representantes. La aspiración de los líderes Republicanos es resultar victoriosos en por lo menos 11 distritos adicionales. Con ello, aumentaría la mayoría a 245-190, muy cerca de la mayoría de 246 escaños que el Partido Republicano tenía en 1947. (Hook 2014). Para que cambie esa situación, el Partido Demócrata tendría que salir victorioso en por lo menos 17 distritos electorales. Lo cual se ve muy remoto, porque el número de distritos que son competitivos se ha reducido a sólo 29, desde 71 en 1992 (Cohn 2014B). Varios factores han contribuido a este proceso de reducción del grado de competitividad en los distritos, por el cual los Representantes titulares consiguen reelegirse casi sin oposición. Uno de esos factores, que ha contribuido a esta reducción de la competitividad en las elecciones bianuales de los integrantes de la Cámara de Representantes, se ubica en el trazado de los nuevos distritos electorales (redistricting en inglés). destaca el hecho de que la base del Partido Demócrata se ha vuelto cada vez más urbana, concentrándose especialmente en las grandes ciudades, lo cual le ha restado influencia en distritos menos urbanos en donde el Partido Republicano consigue más apoyo. Esto hace que el Partido Republicano tenga más posibilidades de triunfar en las elecciones para la Cámara de Representantes y menos en las elecciones presidenciales. Este factor es muy significativo en cuanto a la influencia que pueden tener los votantes hispanos en las elecciones legislativas, porque ellos también están concentrados en grandes centros urbanos, mientras que su gravitación es menor en distritos menos urbanizados. Además, de los 234 distritos electorales de representación Republicana, solamente 13 son distritos en donde las minorías son mayoría (Ingraham 2014). Por ejemplo, conforme al Censo de 2010, dos tercios de los hispanos residían en cinco estados, California con 28 por ciento, Tejas 19, Florida 8,4, Nueva York 6,8 e Illinois 4 por ciento. En esos estados se encuentran las grandes áreas metropolitanas, en las cuales se concentra el mayor número de electores hispanos, en el siguiente orden de importancia por número de hispanos, Los Angeles, Nueva York, Houston, Riverside-San Bernardino en California y Chicago (Brown y Lopez 2013). En suma, por las diversas razones mencionadas, en las elecciones de noviembre próximo para el Senado y la Cámara de Representantes, no es muy significativo el peso relativo de los votantes hispanos (Cohn 2014C). 4. ¿Qué hace falta? Por ejemplo, se ha estimado que de los 42 distritos donde ha ocurrido reducción de competitividad, entre 1992 y 2012, en 18 de ellos esta reducción ha sido causada por el rediseño de distritos. Además, un estudio reciente, estima que a causa del rediseño de distritos, el Partido Demócrata ha perdido la mayoría en entre 6 y 8 de ellos (Cohn 2014B). A escasas semanas de las elecciones de noviembre próximo, queda poco tiempo para tratar de superar algunos de los obstáculos que impiden una mayor participación y gravitación del voto hispano. No obstante, pueden derivarse algunas conclusiones de la experiencia propia, así como de la experiencia de otras minorías, las cuales han demostrado que dichos obstáculos son superables. También hay otros factores que están propiciando la pérdida de competitividad de las elecciones para la Cámara de Representantes. Entre ellos, el estudio mencionado Para el propósito de este ensayo, las conclusiones que pueden derivarse se agrupan en los siguientes tres acápites. Primero, los niveles de participación electoral 13 LA MINORIA HISPANA EN ESTADOS UNIDOS: MÁS NUMEROSA, MENOS EFICAZ _______________________________________________________________________________________ de los hispanos. Segundo, el surgimiento de un liderazgo capaz de impulsar una agenda aglutinadora, para superar algunas de las diferencias que existen entre los grupos hispanos, generalmente fragmentados por nacionalidad de origen. Finalmente, hay que encontrar financiamiento para impulsar el incremento de la influencia del electorado hispano. El aumento de la participación de los votantes hispanos en las elecciones presidenciales y legislativas requiere un esfuerzo deliberado de persuasión en por lo menos tres niveles. Primero, hay que persuadir que se hagan ciudadanos al mayor número de los hispanos que residen legalmente en Estados Unidos, porque todavía hay un tercio de residentes legales hispanos, nacidos en el exterior y entre ellos hay muchos que no han optado por la nacionalidad estadounidense. No obstante, las cifras también indican que esta proporción de hispanos residentes legales, que no se han hecho ciudadanos, se está reduciendo por el decrecimiento de la inmigración, a la par del crecimiento vegetativo de la población. Cada vez más y en mayor proporción, la población hispana de Estados Unidos aumenta por nacimiento, a la vez que han disminuido los flujos de nuevos inmigrantes, especialmente como consecuencia de la Gran Recesión de 2008-2009. Pero el esfuerzo no debe detenerse por el aumento del número de nacimientos hispanos, porque resulta que no se registra para votar un buen número de quienes son ciudadanos. Además, no todos los registrados asisten a votar en las elecciones. Como se mencionó, la participación de los hispanos en las elecciones es 10 por ciento menor que el promedio nacional y muy inferior al de otras minorías, como la afroamericana. O sea, el esfuerzo para aumentar la participación electoral de los hispanos comienza por aquellos que aún no son ciudadanos, pasa por lograr que quienes lo son se registren para votar y que salgan a hacerlo para las elecciones. La segunda conclusión se refiere al surgimiento de un liderazgo nacional hispano, capaz de identificar los elementos de una agenda aglutinadora que contribuyan a superar las diferencias que persisten, primordialmente basadas en nacionalidad de origen. Hasta ahora, no puede afirmarse que ha surgido entre los hispanos un liderazgo 14 de alcance nacional que estimule la construcción de dicha agenda nacional. El surgimiento de la agenda y del liderazgo se refuerza mutuamente. Por ejemplo, la inmigración ha estado captando el interés y la participación, para impulsar la reforma integral, en distintos segmentos de la comunidad y entre las organizaciones de la sociedad civil. Entre estas últimas sobresalen algunos líderes hispanos que tienen potencial de proyectarse nacionalmente. Por ejemplo, en el seno de la Agenda Nacional del Liderazgo Hispano (National Hispanic Leadership Association NHLA en inglés), que agrupa a 39 organizaciones hispanas de todo el país, se encuentran líderes de organizaciones de servicio social y comunitario que han tenido que proyectarse nacionalmente. Por ejemplo, entre ellos, preside la ANLH Janet Murguía quien es la presidenta de Consejo Nacional de La Raza (National Council of La Raza NCLH, en inglés). También pertenece a la ANLH Thomas Saenz, quien preside el Fondo Mexicano-Estadounidense para la Defensa Legal y la Educación ( Mexican-American Legal Defense and Education Fund MALDEF, en inglés). Asimismo, entre los políticos de origen hispano hay algunos que han logrado ascender a posiciones de mucha influencia. Por ejemplo, se mencionó antes que en el Senado de Estados Unidos actualmente hay tres senadores cubano-americanos que están consiguiendo alcanzar proyección nacional. El de mayor antigüedad, electo en 2006 después de estar 14 años en la Cámara de Representantes, es el Senador Demócrata Robert Menéndez de Nueva Jersey, quien preside el influyente Comité de Relaciones Exteriores. Fue uno de los ocho patrocinadores de la iniciativa bipartidista de reforma migratoria integral, aprobada por el Senado en junio de 2013, pero que la Cámara de Representantes no ha considerado. En temas de política exterior, el Senador Menéndez se distingue por colocarse a la derecha del Presidente Barack Obama. (Kaminski 2014). En el Senado representa la Florida el joven Senador Marco Rubio, de 43 años, considerado una de las figuras de mayor potencial en el Partido Republicano. Después de 8 años en la Cámara de Representantes de LA MINORIA HISPANA EN ESTADOS UNIDOS: MÁS NUMEROSA, MENOS EFICAZ _______________________________________________________________________________________ Florida, donde ascendió a líder de la mayoría en 2003 y a vocero en 2006, fue electo Senador por Florida en 2010. Algunas de las primeras actividades del Senador Rubio se caracterizaron por la búsqueda del bipartidismo y la adopción de posiciones conciliadoras. Tanto así que integró la llamada “Banda de los Ocho” Senadores que impulsaron la adopción por el Senado de una ley integral de reforma migratoria. El Senador Rubio votó a favor de esa iniciativa cuando fue aprobada 62 a 38, con el apoyo de 14 senadores Republicanos. Poco tiempo después, como se mencionó, el Senador Rubio retrocedió y pidió que no se le vinculara al proyecto de ley aprobado. Este retroceso parece que se debió a que sus posiciones conciliadoras le estaban causando pérdida de apoyo entre muchos de sus partidarios conservadores (Sullivan 2013). Finalmente, en el Senado se encuentra el Senador de Tejas Ted Cruz, quien se ha convertido en prominente patrocinador de posiciones conservadoras y se proyecta como inspirador del grupo más conservador de Representantes Republicanos en la Cámara. El Senador Cruz se opuso al proyecto de ley de reforma migratoria aprobado en el Senado, argumentando que le otorga amnistía a los inmigrantes ilegales, como lo dice en su propia página en Internet, titulada www.StopObamasAmnesty.com. En la Cámara de Representantes se encuentra desde 1989 Ileana Ros Lehtinen, la primera mujer hispana electa, después de haber sido también la primera electa a la Cámara de Representantes de Florida en 1982 y luego al Senado del mismo estado en 1986. La congresista Ros-Lehtinen presidió el influyente Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara entre 2011 y 2013 y ha apoyado iniciativas bipartidistas de reforma migratoria que se han presentado en el seno de la Cámara. Sin embargo, ninguno de los líderes de las organizaciones de la sociedad civil y de los legisladores mencionados puede decirse que hayan alcanzado prominencia nacional. Dependiendo del éxito que tengan, los Senadores Cruz y Rubio parecen tener aspiraciones presidenciales que, de concretarse en candidaturas formales, los proyectarán en el escenario nacional. 15 En el seno del Partido Demócrata han surgido Joaquín y Julián Castro, dos hermanos gemelos idénticos, de 40 años y de origen mexicano-americano, que están adquiriendo prominencia nacional. Joaquín Castro representa en la Cámara de Representantes al Distrito 20, que abarca la mitad y algunos suburbios de la ciudad de San Antonio, Tejas. Ha expresado interés en competir en las elecciones para senador o gobernador de su estado (O´Keefe 2014B). Su hermano Julián era alcalde de San Antonio, Tejas, hasta que el Presidente Barack Obama lo designó como Secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano. Después de haber sido confirmado por el Senado, por una mayoría bipartidista de 71 a 26, asumió el cargo en julio de este año. En Washington se dice que Joaquín Castro está siendo considerado como compañero de fórmula, si la señora Hilary Clinton decide presentarse como candidata presidencial. (O´Keefe y Rucker 2014). Finalmente, en el círculo más cercano de asesores del Presidente Barack Obama, se encuentra Cecilia Muñoz, de origen boliviano, quien ha adquirido prominencia nacional, como Directora de Asuntos Intergubernamentales y experta principal en asuntos de inmigración de la Casa Blanca. Su experiencia como activista en asuntos migratorios la llevó antes a ocupar la vicepresidencia del Consejo Nacional de la Raza, una de las organizaciones hispanas más destacadas de la sociedad civil (Nakamura 2014). No obstante, en el seno de la minoría hispana aún no surge, por ejemplo, un liderazgo comparable al de la minoría afroamericana que impulsó la aprobación, hace medio siglo, de la Ley de Derechos Civiles y la Ley de Derechos Electorales. La figura más prominente de ese movimiento fue el Reverendo Martin Luther King, de la Conferencia Sureña de Liderazgo Cristiano, a quien lo acompañaban otros dirigentes de igual talla, como Roy Wilkins, de la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color; Whitney Young, de la Liga Nacional Urbana; Bayard Rustin del Instituto Philip Randolph. Esta generación de líderes afroamericanos actuó y triunfó con extraordinaria fortaleza y capacidad. (Epstein 2014). La mejor evidencia de esa eficacia se encuentra en la elección del primer presidente afroamericano, cincuenta años LA MINORIA HISPANA EN ESTADOS UNIDOS: MÁS NUMEROSA, MENOS EFICAZ _______________________________________________________________________________________ después de aprobadas dichas leyes, que le abrieron la puerta a la participación política de la minoría afroamericana. En la experiencia de la minoría hispana hay un precedente de liderazgo que generó una agenda y un movimiento a nivel nacional en torno a asuntos específicos. Se trata de las organizaciones fundadas en los estados de Arizona y California, a la par de otros dirigentes, por el líder sindical, de origen mexicano-americano César Chávez. Comenzó en la década de los años sesenta con la fundación de Trabajadores Agrícolas Unidos, la cual después fue convertida en el Sindicato de Trabajadores Agrícolas Unidos de América. Estas organizaciones, durante la década de los años setentas, lograron boicotear a nivel nacional el consumo de uvas y también el de lechugas, para conquistar entre otros derechos el de los trabajadores agrícolas de negociar colectivamente. Desde entonces, no puede decirse que haya surgido un movimiento con una dirigencia de la misma talla, capaz de captar el reconocimiento nacional respecto a temas de interés para segmentos de la comunidad hispana. Hoy, la movilización en torno a la reforma migratoria tiene potencial, pero aún no logra captar atención nacional suficiente, comparable a la que antaño lograron conseguir los boicots de las uvas y de las lechugas. En torno a la construcción de agendas aglutinadoras, cabe mencionar la experiencia de otras minorías de utilizar asuntos de política exterior para desplegar capacidad de acción conjunta. En este campo sobresale, por ejemplo, la acciones efectivas de la minoría afroamericana en la lucha contra la discriminación racial en Suráfrica, o bien la cohesión que exhibe la comunidad judía respecto a Israel. Con excepción de la inmigración, otros temas de política exterior todavía no convocan el interés y la atención de la minoría hispana. Sin embargo, cabe señalar una excepción que revela una extraordinaria eficacia en un tema de política exterior. Se trata de la capacidad de la comunidad cubano-americana de influenciar la política exterior de Estados Unidos respecto al régimen revolucionario cubano. Finalmente, en cualquier campaña política, o para impulsar otros objetivos colectivos, el financiamiento siempre ha sido crucial. Incluso las circunstancias han cambiado, haciendo aún más decisiva la contribución 16 del financiamiento al éxito de cualquier campaña, especialmente de las campañas políticas.Eso sucedió gracias a dos fallos claves de la Corte Suprema de Justicia, el primero de 2010, conocido como Citizens United vs. Comisión Federal Electoral y el segundo en abril pasado, conocido como McCutcheon vs. Comisión Federal Electoral. Por una parte, Citizens le abrió la puerta a las contribuciones en efectivo ilimitadas de personas jurídicas y grupos, que pueden permanecer anónimas, las cuales condujeron a la creación de Super Comités de Acción Política (SuperPACS en inglés). Mientras que McCutcheon le abrió la puerta a las contribuciones ilimitadas en efectivo de personas individuales. El resultado ha sido un aumento espectacular en las sumas de dinero que emanan de ambas fuentes para ambos partidos políticos. Por ejemplo, se estima que el SuperPAC Americans for Prosperity, al cual están vinculados los billonarios Steve y David Koch, conocidos como “los hermanos Koch” (Gold y Hamburger 2014), se propone gastar $125 millones, en publicidad y operaciones en el terreno, en apoyo a candidatos Republicanos. Asimismo, para ilustrar que estos superdonantes no sólo destinan recursos financieros a campañas políticas, la influencia y el financiamiento de los hermanos Koch ha sido decisiva en la creación de dos centros de investigación y de pensamiento, radicados en Washington DC. Con el apoyo de ellos, en 1973, inició operaciones la Fundación Heritage, de orientación conservadora y en 1977, comenzó a operar en San Francisco, California, el Instituto Cato, de orientación libertaria. Del lado Demócrata, aparecen también billonarios de la talla de George Soros, Tom Steyer y el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg, a la par de sindicatos como el de carpinteros, como contribuyentes al SuperPAC Senate Majority, creado por el líder de la mayoría Demócrata, el Senador Harry Reid de Nevada. En apoyo de candidatos del Partido Demócrata, al tenor de $36 milllones, Senate Majority es considerado el SuperPAC que más ha gastado en las próximas elecciones (Gold 2014A). LA MINORIA HISPANA EN ESTADOS UNIDOS: MÁS NUMEROSA, MENOS EFICAZ _______________________________________________________________________________________ Además, el levantamiento de los límites a las contribuciones individuales, autorizado por McCutcheon ha permitido un aumento también espectacular de los montos de las donaciones. Se estima que, hasta comienzos de julio de este año electoral, más de 300 individuos han rebasado el límite anterior de $123,200, efectuando contribuciones a distintas campañas políticas por un monto de $50.2 millones. De esa suma, $33.3 millones han sido destinados a causas Republicanas, mientras que $15.6 millones han apoyado causas Demócratas (Gold 2014B). Finalmente, cabe recordar el éxito alcanzado por ambas campañas del Presidente Barack Obama en recolectar microcontribuciones individuales en cantidades respetables. Sin embargo para el propósito de este ensayo, a pesar de este auge en las contribuciones para las distintas campañas políticas, aún no se registra un fenómeno equivalente en cuanto a las campañas políticas y los temas de otro orden que son de interés para la minoría hispana. O sea, aún no se oye hablar de billonarios, o de levantamiento de recursos en la base, disponibles para financiar campañas y actividades que sean de interés para la minoría. Eso seguramente se intensificará en el futuro, en vista del carácter esencial que tiene el financiamiento en las campañas políticas. En suma, hacen falta por lo menos tres factores claves para que los hispanos tengan mayor relevancia en el sistema político de Estados Unidos, con el fin que su participación política sea congruente con el hecho de que es la minoría más numerosa. Primero, mayor participación electoral, segundo, liderazgo y agenda nacional y tercero, financiamiento. 17 REFERENCIAS Balz, D. 2014. “No end in sight to the polarization vortex” Washington Post (en adelante WP), 7 de septiembre. Brown, A. y Lopez M.H. 2013. Mapping the Latino Polupation, By State, County and City, Washington DC: Pew Research Center, 29 de agosto. Cillizza, C. “The 12 tightest Senate races in the country” WP, 15 de septiembre. Cohn, N. 2014A. “Why Hispanics Don´t Have a Larger Political Voice” New York Times (en adelante NYT), 15 de junio. Cohn, N. 2014B. “Why Democrats Can´t Win” NYT, 7 de septiembre. Cohn, N. 2014C. “Why House Deportation Vote Won´t Hurt the G.O.P” NYT, 5 de agosto. Costa, R. 2014. “Senator cracks conservative whip to stop speaker” WP, 1 de agosto. Davidson, J. 2014. “EEOC report finds lack of diversity among top ranks of civil service” WP, 20 de agosto. 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