PRESUNCIÓN LEGAL DE PATERNIDAD: OTRO RECONOCIMIENTO DEL DERECHO A LA IGUALDAD ENTRE HIJOS LEGÍTIMOS Y EXTRAMATRIMONIALES AURA I. CUADRADO PATERNINA Abogada, Especialista en Derecho de Familia, Asesora Jurídica en Derecho Notarial, Docente de Derecho de Familia, Civil, Personas y Jefe de Área de Derecho Privado, Coinvestigadora del grupo de investigación SOCIUS de la Universidad Libre Seccional Barranquilla, Categoría C en COLCIENCIAS. E-mail: [email protected] RESUMEN En el ordenamiento jurídico la determinación de la maternidad o establecimiento de la filiación materna, casi nunca ha sido motivo de conflicto ante los estrados judiciales, debido a que esta se fundamenta en un hecho cierto, palpable y real, como lo es el parto, salvo en los casos en que se puedan destruir los dos elementos o pilares en los que se estructura la maternidad, esto es, que se pruebe que hubo falso parto o suplantación del hijo, es decir, que no exista identidad entre el hijo que aparece como tal y el que verdaderamente fue producto del parto; pero respecto a la filiación paterna no ocurre así, ya que, desde la época del derecho romano, siempre se ha soportado en una presunción, hasta hace poco, legal, pero lo relevante de esta concepción jurídica, es que la presunción, hasta hace escasos cuatro o cinco años, era una figura que se aplicaba única y exclusivamente a la descendencia legítima. Hoy podemos afirmar, que dadas algunas circunstancias que la Ley 1060 señala, se extiende también a los hijos extramatrimoniales. ABSTRACT In the country’s legal system the determination of motherhood or establishment of maternal affiliation, has hardly ever been the reason of a conflict before the judicial courts since this is founded on a accurate, tangible and real fact, like the labor itself, only in those cases that the two pillars or elements in which motherhood relies can be destroyed like it can be proved that there was a false childbirth or supplantation of the child, it means that there is no identity between the child that appears as such and the one that is really the result of the birth. But in regard of the paternal affiliation it cannot be taken this way, since the times of the roman law, it has always been supported on a presumption, until recently, legally; but the notable of this judicial conception is that the presumption, until recent four or five years was a figure applied only and exclusively to the legitimate descendents. Today we can affirm, due to the circumstances that the law 1060 exposes, this is extended also to extramarital children. Palabras clave: Desigualdad, Extramatrimoniales, Hijos, Legítimos, Paternidad, Presunción legal, Reconocimiento. Key words: Inequality, Extramarital, Children, Legitimate, Fatherhood, Legal presumption, Recognition. Recibido: Noviembre 16 de 2010 • Aceptado: Febrero 28 de 2011 80 Advocatus, Edición especial No. 16: 81 - 87, 2011 Universidad Libre Seccional Barranquilla 81 JUSTIFICACIÓN INTRODUCCIÓN El presente trabajo es producto de una reflexión que indefectiblemente se amerita, ya que durante la labor como integrante del grupo de investigación SOCIUS y coinvestigadora del Trabajo de Investigación titulado “INCIDENCIA DEL VÍNCULO MATRIMONIAL EN LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR”, en la ciudad de Barranquilla, periodo 2005-2009, la cual ya está finalizada, hubo la necesidad de hacer un recorrido y estudio sobre la normatividad vigente del derecho de familia y fue así que pudimos apreciar que no obstante que la Constitución Política en el Capítulo II, Artículo 42, define la familia como el núcleo fundamental de la sociedad, se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla, enunciado este del que se colige que la familia extramatrimonial frente a la matrimonial, tiene igual protección y reconocimiento a nivel constitucional, aún se encuentran desigualdades en el tratamiento jurídico, que tocan el ámbito de los derechos de los hijos habidos de estas uniones de hecho, específicamente en lo concerniente al establecimiento de la filiación paterna. Un texto legal no puede ser aislado sino que debe estar en consonancia con otros que hacen parte de todo un sistema jurídico; mas este postulado no tenía cabida en el derecho de familia pues, mientras que con la expedición de la Ley 29 de 1982, se consagró la igualdad de derechos y obligaciones entre los hijos adoptivos, legítimos y naturales, este reconocimiento no fue absoluto, ya que quedaron latentes concepciones jurídicas que son totalmente contradictorias al tan pregonado derecho de igualdad para todos los hijos que menciona la precitada Ley 29 de 1982, como lo es el caso de la determinación de la filiación paterna, donde subsistían de manera tajante diferencias y discriminaciones, ya que figuras legales, como la presunción legal de paternidad tenía aplicación única y exclusivamente a favor de los hijos legítimos o matrimoniales. Para el caso de los hijos extramatrimoniales (naturales como se les denominaba antes de la Ley 29 de 1982) les estaba totalmente vedada esta presunción, ya que para poder establecer su filiación con respecto al padre, por disposición de la Ley 45 de 1936, modificada por la Ley 75 de 1968, necesariamente tenía que darse un acto jurídico previo: el reconocimiento o aceptación de la paternidad, bien fuera de manera voluntaria o de forma provocada, a través de los mecanismos establecidos por la misma ley. Al respecto cabe preguntar: ¿tiene algún tipo de eficacia jurídica el modelo de familia de la Constitución de 1991 frente a las disposiciones del Código Civil? La respuesta sería: no del todo. Damos por sentado que fue este el pensamiento del legislador del 2006, quien queriendo acompasar los postulados de la actual Carta Magna, con el precepto legal positivo, expidió la Ley 1060 de ese mismo año, normativa que motiva las presentes reflexiones. No podemos descartar que el marginamiento y desigualdad legal hacia algunas personas, en este caso los hijos extramatrimoniales, puede convertirse, en un momento dado, en generador de la violencia intrafamiliar. 82 Pero como quiera que es también característica de la ciencia del Derecho, el que sea cambiante y que esa evolución debe ir acompasada con los fenómenos sociales que se van dando en el ámbito espacial en el cual se aplica, el legislador colombiano, aunque de manera bastante tardía, y ante la realidad social que enfrentamos, como lo son las Uniones Maritales de Hecho, ya reconocidas aun por la Carta Política, amén de los avances constitucionales y legales obtenidos desde las tres últimas décadas, se vio precisado a ocuparse también de eliminar el absolutismo existente sobre esta Advocatus, Edición especial No. 16: 81 - 87, 2011 Universidad Libre Seccional Barranquilla figura de la presunción legal de paternidad que favorecía únicamente a los hijos matrimoniales, para extenderla, en algunos casos, a los hijos extramatrimoniales, siempre que tenga ocurrencia la circunstancia que señala la Ley 1060 de 2006, disposición jurídica esta que, hecho un análisis de la misma, motiva nuestras modestas elucubraciones sobre el asunto. DESARROLLO A lo largo de toda la historia, la determinación cierta de la filiación paterna ha sido motivo de debates y discusiones, por cuanto el momento exacto de la fecundación del óvulo femenino por el semen masculino, en este caso el del padre, no es palpable, por lo que el legislador tuvo que recurrir a la presunción legal de paternidad, teniendo como referente la fecha del matrimonio y la del nacimiento del hijo, caso que escasamente suele ocurrir con la determinación de la maternidad, debido a que, como ya lo anotamos, el parto es un hecho cierto, real y notorio por los sentidos, es decir, que demostrado el parto y la identidad del hijo se sabe quién es la madre. Al respecto, la Corte Suprema de Justicia desde 1955, ha afirmado lo siguiente: “El hecho de la maternidad se puede establecer con prueba directa y positiva. El parto y la identidad de la criatura fruto del alumbramiento, pueden acreditarse con declaraciones de testigos que hayan preciado el nacimiento y conocido al hijo desde pequeño. Para la demostración de la maternidad se emplea normalmente la respectiva partida de registro del estado civil sobre el nacimiento, en donde se declara el nombre de la madre” (Demostración de la Filiación Materna, 1955). Pero la presunción legal de paternidad legítima, fundamentada en el rigorismo del derecho romano, para quienes regía el principio de pater is est quem nuptiae demonstrant, era un beneficio que solo favorecía a los hijos legítimos o habidos del matrimonio. “La presunción de paternidad, fue obra de Paulo, visible en el Digesto, según el cual la maternidad es cierta, pero el padre verdadero es el que demuestran las nupcias” (Parra Benítez, 2002, p. 418). Vemos pues, que el acto del matrimonio, constituye el elemento jurídico esencial y básico para el nacimiento de la presunción de la filiación paterna, por ende, solo cobija a los hijos concebidos y nacidos dentro de este tipo de unión, es decir, la matrimonial. Frente a ello, nuestra legislación civil no podía ser ajena a estos postulados, ya que el derecho romano se encuentra entre las fuentes de las cuales se nutrió don Andrés Bello para la elaboración del Código Civil, texto legal este que fue adoptado para que rigiera en nuestro territorio por la Ley 57 del 22 de julio de 1887, sin perjuicio de las adaptaciones de rigor, acordes con las necesidades sociales, políticas, religiosas y económicas de la República Unitaria de la época. La antigua redacción del Artículo 213 del Código Civil (Torres, 1980) prescribe: “El hijo concebido durante el matrimonio de sus padres es hijo legítimo” y el inciso 1º del Artículo 214, ibídem: “El hijo que nace después de expirados los 180 días subsiguientes al matrimonio, se reputa concebido en él y tiene por padre al marido”. En este sentido, debe entenderse por marido, al cónyuge o esposo de la madre. Así tenemos que, ante la dificultad que resulta demostrar la época de la concepción durante el matrimonio y la procreación del hijo por el marido, la ley acude a la figura de la presunción. Sobre este punto, citamos nuevamente a la Corte Suprema de Justicia que en la sentencia ibídem, sostuvo en uno de sus apartes: “Pero los otros dos hechos, concepción durante el matrimonio y procreación Advocatus, Edición especial No. 16: 81 - 87, 2011 Universidad Libre Seccional Barranquilla 83 por el marido, en razón de su propia naturaleza, no son susceptibles de prueba directa y positiva. Solo pueden comprobarse indirectamente a través de presunciones. Para establecer la concepción durante el matrimonio se acude a la presunción de derecho del artículo 92 del C.C. El hecho de la paternidad resulta de la presunción legal establecida en el 214” (Filiación, 1955). ilegítimos, bastardos, adulterinos, espurianos, de dañado y punible ayuntamiento, entre otros; solamente hasta 1936, por la Ley 45 de ese mismo año, tuvieron una denominación propia, ya que el legislador expresamente señaló en esa normatividad, que los hijos concebidos y nacidos por fuera del matrimonio de sus padres, se llamaban hijos naturales. Al respecto, es válido hacer un paréntesis para mencionar que con relación a la presunción de derecho sobre la época de concepción, contenida en el Artículo 92 del Código Civil (Torres, 1980), la Corte Constitucional, mediante la Sentencia C-04 de 1998, la sustituyó por presunción legal. Este fallo fue de gran acierto, pues lo característico de la presunción de derecho es que no admite prueba en contrario, con lo cual se cometían grandes injusticias con aquel hijo que nacía antes de los 180 días subsiguientes al matrimonio de sus padres, amén de que se atentaba contra uno de los principios del debido proceso, cual es la oportunidad de controvertir la prueba o el derecho de contradicción. Hoy día, aunque sigue la rigurosidad sobre la época de la concepción (120 días, entre los 180 y 300) si el hijo llegare a nacer por fuera de este término y el marido de la madre pretendiera impugnar la paternidad con respecto de ese hijo, alegando el rigorismo anotado, la madre puede presentar pruebas que desvirtúen tal desconocimiento. En cuanto al derecho de herencia, en algunos momentos históricos, aunque no a plenitud, sí tuvieron reconocimiento. Así, antes de 1887, habiendo hijos legítimos y naturales, el patrimonio del causante se dividía en cinco partes, de las cuales, cuatro eran para los hijos legítimos y una para los hijos naturales; con la Ley 57 de 1887, el patrimonio del causante se dividía en dos partes y se distribuía así: mitad que se reservaba exclusivamente para los hijos legítimos y la otra mitad se repartía entre estos y los hijos naturales; luego se expide la Ley 153 de 1887, la cual desconoce totalmente el derecho de herencia de los hijos naturales, frente a los legítimos, es decir, que si el causante dejaba descendencia legítima y natural al mismo tiempo, todo el patrimonio se adjudicaba a los hijos legítimos, desplazando estos últimos a los hijos naturales, quienes nada recibían. Imperaba pues el favoritismo jurídico y social hacia la descendencia de la familia unida por el vínculo del matrimonio y en su época, hasta en el derecho de herencia, había pues un total privilegio para el parentesco de consanguinidad legítima. Así las cosas, los hijos nacidos por fuera del matrimonio de sus padres, no tenían cabida en el derecho y mucho menos en la sociedad extremadamente moralista del momento. Estos eran señalados con una serie de calificativos social y jurídicamente discriminatorios, tales como: hijos 84 La Ley 45 de 1936, rescata beneficios patrimoniales para los hijos naturales, ya que en la sucesión intestada los llevó a ocupar, junto con los hijos legítimos, el primer orden para heredar, solo que de manera muy tímida, puesto que a los hijos legítimos se les adjudicaba el doble de lo que recibían los hijos naturales, pero pese a ello, es innegable el avance jurídico que hubo para la época en esta materia. Esta desigualdad desapareció con la Ley 29 de 1982, preceptiva esta que reconoció derechos y obligaciones sin discriminación alguna, a todos los hijos sean estos legítimos, extramatrimoniales (así llamó a los que la Ley 45 de 1936 denominaba naturales) o adoptivos, incluyendo en estos derechos, el de herencia, es decir, que ya todos los hijos heredan por partes iguales. Advocatus, Edición especial No. 16: 81 - 87, 2011 Universidad Libre Seccional Barranquilla No se puede desconocer que en Colombia se ha ido avanzando en la expedición de normas sobre la familia extramatrimonial. Así tenemos que la Ley 54 de 1990, modificada por la Ley 979 de 2005, se ocupó de regular la situación de las parejas que conviven sin estar casadas entre sí, refiriéndose a aspectos tanto personales como patrimoniales en esta clase de uniones. Aunque con algunos vacíos y lagunas, esta preceptiva fue muy valiosa en su momento, por cuanto, por un lado le dio una denominación propia a esta forma de convivencia, señalando que a partir de su vigencia se llamará unión marital de hecho y las personas que la conforman, compañeros permanentes, y por el otro lado, les reconoce derecho de gananciales, cuando presume la existencia de sociedad patrimonial de hecho entre ellos, cuando cumplidas las condiciones y exigencias que la misma ley señala, sea declarada como tal, por la vía judicial o de mutuo acuerdo. Es del caso anotar que la Ley 54 de 1990, modificada por la 979 de 2005, no tocó el ámbito de los hijos extramatrimoniales habidos en la unión marital de hecho. Al respecto es importante mencionar que el régimen patrimonial entre compañeros permanentes a que se refiere la Ley 54 de 1990, la Corte Constitucional lo hizo extensivo a las parejas del mismo sexo, por Sentencia C-75 de febrero 7 de 2007, bajo el argumento de que… “es contrario a la Constitución que se prevea un régimen legal de protección exclusivamente para las parejas heterosexuales y por consiguiente se declarará la exequibilidad de la Ley 54 de 1990, tal como fue modificada por la Ley 979 de 2005, en el entendido que el régimen de protección allí previsto se aplica a las parejas homosexuales” (Unión Marital de Hecho, 2007), En este sentido existen otros pronunciamientos de esta Corporación en cuanto a conceder derechos y garantías en materia de sustitución pensional y en fallo reciente reconoció el derecho a pensión de sobreviviente a parejas del mismo sexo con aplicación retrospectiva (Sustitución de pensión a parejas del mismo sexo, 2011). Con la Constitución Política de 1991, se dieron pasos agigantados, en cuanto a reconocimiento de derechos a la familia extramatrimonial, frente a la familia matrimonial, pues al consagrarse en este texto la libertad en la forma para constituirla, bien sea por el vínculo del matrimonio o bien por la mera voluntad de conformarla, se le reconoce, a nivel constitucional, iguales derechos de protección por parte del Estado y de la sociedad, para ambas clases de familia y en cuanto a los hijos, consagra iguales derechos para todos, nacidos naturalmente o por asistencia científica, es decir, que el constituyente se extendió a aquellos que sean concebidos por el procedimiento de inseminación artificial o T.R.H.A. (Técnicas de Reproducción Humana Asistida). Empero, en nuestra legislación civil hasta hace muy poco, siguió rigiendo la favorabilidad de la presunción de paternidad exclusivamente para los hijos legítimos, pues en el caso de los extramatrimoniales, para que se les definiera la filiación con respecto al padre, por disposición de la Ley 45 de 1936, modificada por la Ley 75 de 1968, en todos los casos y de manera obligatoria tenía que darse, por parte de este, el reconocimiento o aceptación de la paternidad, por los medios y formas legales existentes, es decir, ya fuera de manera voluntaria o de manera provocada por decisión judicial. No había la menor opción para que, dada las mismas circunstancias de la época de la concepción y de la fecha de nacimiento, teniendo en cuenta la relación sexual de los padres, para ese tiempo (que no, la del matrimonio) se pudiera presumir la paternidad. De ocurrir las situaciones mencionadas, solo sirven como causal para iniciar un proceso de investigación de paternidad, de acuerdo a lo establecido en las preceptivas antes señaladas (resaltado fuera de texto). Advocatus, Edición especial No. 16: 81 - 87, 2011 Universidad Libre Seccional Barranquilla 85 Pues bien, el legislador de 2006, teniendo en cuenta los fenómenos del momento, la evolución del derecho y la realidad social existente, rompe con el viejo esquema del Código Civil de mantener la exclusividad de la presunción de paternidad a favor de los hijos legítimos, y expide la Ley 1060 de ese mismo año, normatividad esta que de manera clara y expresa y sin que se requiera hacer profundas interpretaciones a su texto, señala las circunstancias en que la presunción de paternidad se extiende igualmente a favor de los hijos extramatrimoniales. Veamos pues, como quedó la nueva redacción de los artículos del Código Civil colombiano, referentes al tema central de este pequeño escrito. Artículo 213. Modificado Ley 1060/2006, Art.1º. “El hijo concebido durante el matrimonio, o durante la unión marital de hecho, tiene por padres a los cónyuges o compañeros permanentes,1 salvo que se pruebe lo contrario en un proceso de investigación o de impugnación de paternidad”. Artículo 214. Modificado Ley 1060/2006, Art. 2º. “El hijo que nace después de expirados los ciento ochenta días subsiguientes al matrimonio o a la declaración de la unión marital de hecho, se reputa concebido en el vínculo y tiene por padres a los cónyuges o a los compañeros permanentes, excepto en los siguientes casos: 1. Cuando el cónyuge o el compañero permanente demuestre por cualquier medio que él no es el padre. 2. Cuando en proceso de impugnación de la paternidad mediante prueba científica se desvirtúe esta presunción, en atención a lo consagrado en la Ley 721 de 2001” 1. (Resaltado fuera de texto). 86 Nótese que en el texto de los dos preceptos que se analizan, a la par del matrimonio, se involucra a la unión marital de hecho y a los compañeros permanentes, para aplicar la presunción legal de la paternidad a los hijos nacidos después de los ciento ochenta días de haberse declarado la unión marital de hecho. Es más, por primera vez, el legislador utiliza el término vínculo para aplicarlo igualmente a los compañeros permanentes, otorgándoles con ello, más relevancia jurídica a este tipo de unión regulada y aceptada legalmente. En un comienzo, de acuerdo a la Ley 54 de 1990, las uniones maritales de hecho como la consecuente sociedad patrimonial de hecho, solo podían ser declaradas judicialmente por el trámite del proceso ordinario, lo que implica necesariamente una litis contenciosa. Posteriormente se expidió la Ley 979 de 2005, la cual modificó los Artículos 4º, 5º y 6º de aquella normativa, dándole facultades a los compañeros permanentes, para que de mutuo acuerdo, declaren la unión marital de hecho entre ellos, bien por Escritura Pública otorgada ante Notario o por acta extendida en un Centro de Conciliación legalmente constituido. Así las cosas, si hoy día, una madre acude con su hijo extramatrimonial a la oficina de registro del estado civil para registrar el nacimiento del niño, y aporta copia de la Escritura Pública de declaración de la unión marital de hecho existente entre ella y el padre de su hijo, o una copia auténtica del Acta de conciliación suscrita por ellos, el padre no tiene que estar presente para hacer el reconocimiento o aceptación de la paternidad, sino que basta que ese hijo haya nacido después de los ciento ochenta días subsiguientes a tal declaración, para que se establezca su filiación paterna y tenga como padre al compañero permanente de su madre y, por ende, lleve los dos apellidos que le corresponden: el primero del padre seguido del primero de la madre, y así debe quedar consignado en su registro de nacimiento, tal como lo establece la ley, sin que, Advocatus, Edición especial No. 16: 81 - 87, 2011 Universidad Libre Seccional Barranquilla reiteramos, tenga que cumplirse rigurosamente la exigencia sine qua non que señala la Ley 45 de 1936, modificada por la Ley 75 de 1968, esto es, el mencionado reconocimiento de paternidad, ya que a la luz de la Ley 1060 de 2006, se presume2 nacido dentro de la unión, extendiendo así este beneficio a los hijos extramatrimoniales. Por supuesto, que al funcionario del registro le cabe la obligación de hacer el cotejo de la fecha de nacimiento, con la fecha de la declaración de la unión marital de hecho, para verificar que el parto haya ocurrido dentro de los términos que señala la ley. Es pertinente aclarar que la extensión de la presunción de paternidad a los hijos extramatrimoniales, opera solo si existe la prueba documental de la declaración de la unión marital de hecho entre los padres. En los demás casos continúa vigente el requisito de que, por parte del padre, se haga el reconocimiento, bien por declaración voluntaria o bien por declaración judicial. CONCLUSIONES En la última década el legislador colombiano ha avanzado notablemente en su concepción acerca de la igualdad de derecho para todas las personas, sin distinción de edad, sexo, raza o condición social, tal como lo pregona nuestra Carta Magna y se ha preocupado para que se materialice plenamente, ante todo en lo concerniente a los hijos y reflejo de ello, es la expedición de la Ley 1060 de 2006, mediante la cual, en algunos casos, también se beneficia con la presunción legal de paternidad a los hijos extramatrimoniales. el derecho constitucional que tiene todo menor, cual es, el de tener una verdadera filiación, sin que necesariamente tenga que depender de la subjetividad o voluntad del padre (ir a reconocerlo) o que este deba ser obligado a hacerlo por los medios judiciales, proceso en el cual, por obvias razones se involucra al hijo quien, en últimas puede terminar con daños emocionales y resentimientos hacia el padre que tuvo que ser constreñido por el juez, para que lo reconociera como tal. Aplicando la lógica jurídica tenemos que colegir entonces que, con la entrada en vigencia del preceptivo motivo de la reflexión e interpretación antecedente, se configura una derogación tácita de la vetusta presunción legal de legitimidad, para dar paso a una nueva denominación: presunción legal de paternidad.3 BIBLIOGRAFÍA Demostración de la Filiación Materna (Corte Suprema de Justicia 13 de octubre de 1955). Filiación (Corte Suprema de Justicia 13 de octubre de 1955). PARRA BENÍTEZ, J. Manual de Derecho Civil. Bogotá: Temis, 2002. Sustitución de pensión a parejas del mismo sexo, T-860 (Corte Constitucional 15 de 11 de 2011). TORRES, O. Código Civil colombiano comentado. Bogotá: Temis, 1980. Esta normativa fue de gran acierto del legislador ya que, de darse las circunstancias que allí se señalan, se facilita la determinación de la paternidad de los hijos extramatrimoniales, haciéndoles efectivo Unión Marital de Hecho, Sentencia C-75 (Corte Constitucional 07 de 02 de 2007). 2. (Resaltado fuera de texto). 3. (Resaltado fuera de texto). Advocatus, Edición especial No. 16: 81 - 87, 2011 Universidad Libre Seccional Barranquilla 87