SEGURO DE VIDA GRUPO DEUDORES, DESIGNACIÓN DE BENEFICIARIO A TÍTULO ONEROSO Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. M. P. Jaime Alberto Arrubla Paucar. Sentencia del 5 de octubre de 2009. Expediente C-1100131030052002-03366-01. Síntesis: La hipótesis planteada sugiere, de una parte, que todo gira alrededor de un seguro de vida grupo deudores, y de otra, la designación de un beneficiario a título oneroso. Igualmente, que al efectuarse el pago del seguro al acreedor de las obligaciones insolutas garantizadas, como consecuencia de la realización del riesgo asegurado, la muerte del deudor, por personas distintas de la sociedad aseguradora, esto significa que así ese pago lo hubiere realizado el cónyuge y los herederos del causante, inclusive con activos de la sucesión, las obligaciones que se pagaron fueron las de aquélla y no las de esta última. «(…) CONSIDERACIONES 1.- Ninguna polémica se presenta en torno a la existencia del contrato de seguro de vida grupo deudores, a la calidad de tomador y beneficiario del mismo a título oneroso de (…), y al acaecimiento del siniestro, el fallecimiento del asegurado, señor (…). Tampoco que los demandantes, en su condición de cónyuge sobreviviente e hijos del causante, pagaron, con bienes de la sucesión, las deudas amparadas que éste tenía con la mentada sociedad. De otra parte, para el Tribunal también era claro que los actores, en la condición dicha, se encontraban legitimados en causa, en términos generales, porque acaecido el siniestro, la muerte del deudor, las obligaciones a su cargo se “extinguían”, pues en virtud del seguro de vida de que se trata, se trasladaban a la aseguradora, razón por la cual “no era del caso” que hubieren pagado la prestación. Empero, como hicieron el pago y a la vez eran cesionarios del acreedor, les atribuyó la calidad de subrogatorios legales y convencionales, después de negarles la calificación de “beneficiarios directos a título gratuito”, puesto que como el seguro iba a la par con el saldo insoluto de la deuda, no existían remanentes para distribuir. 2.- Ahora, como el sentenciador reconoció la excepción de prescripción ordinaria de las acciones derivadas del seguro en cuestión, sobre la base de considerar a los demandantes como subrogatarios legales y convencionales del beneficiario del mismo a título oneroso, esto no sólo suponía la vigencia de la póliza de seguro, sino también que los recurrentes aceptaban que, en esa posición, el término extintivo de dos años se computaba a partir de la muerte del asegurado. Los demandantes atacan la calificación que de subrogatorios legales y convencionales les asignó el sentenciador. También reclaman la condición de “beneficiarios supletivos” del seguro. La Corte primero abordará el estudio de esto último, porque aparte de proponerse así por los recurrentes, al decir que “antes” de “atribuirles” la calidad de subrogatarios, el Tribunal debió tenerlos como “beneficiarios supletivos”, cuentan el término de prescripción a partir de cuando dicen adquirieron esta última posición. Además, porque miradas bien las cosas, según la demanda, la legitimación en causa por activa no la hicieron surgir del fenómeno de la subrogación, sino del hecho de ser “beneficiarios en su carácter de cónyuge y herederos” del asegurado y a la vez “cesionarios” del beneficiario de los “derechos de reclamación derivados de la póliza”. 3.- Encauzada la acusación por la vía directa, se entiende que respecto de la posición de “beneficiarios supletivos” de los demandantes, contemplada en el artículo 1142 del Código de Comercio, el Tribunal subsumió los hechos en la hipótesis del artículo 1144, ibídem, al decir que carecían del derecho a reclamar contra la aseguradora, pues como el seguro había sido tomado para amparar el saldo insoluto de la deuda a cargo del asegurado fallecido, no existían excedentes que pudieran ser entregados a la cónyuge sobreviviente y a los herederos como “beneficiarios directos a título gratuito”. El error, entonces, se circunscribe a la calificación jurídica de los hechos, porque en la “condición vigésima” de la póliza, sustento de la legitimación en la causa por activa, se estipuló que en el evento de ocurrir el “fallecimiento del asegurado sin que se haya designado beneficiario, o la designación se hiciere ineficaz o quedare sin efecto por cualquier causa (…), serán beneficiarios: el cónyuge del asegurado en el 50% del seguro y los herederos legales del asegurado en el otro 50%”, previsión que indiscutiblemente se refería al artículo 1142, citado, según el cual “Cuando no se designe beneficiario, o la designación se haga ineficaz o quede sin efecto por cualquier causa, tendrán la calidad de tales el cónyuge del asegurado, en la mitad del seguro, y los herederos de éste en la otra mitad”. 4.- Frente a lo anterior, en la tesis del cargo, el pago del saldo insoluto de la deuda a cargo del asegurado fallecido, por parte del cónyuge sobreviviente y sus herederos, no con sus propios medios, sino con recursos provenientes de la herencia, dejaba sin efecto la designación del acreedor como beneficiario del seguro de vida grupo deudores a título oneroso, de donde al desaparecer este último, como consecuencia de haber visto satisfecho su interés, y al no haberse extinguido la obligación del asegurador, cobraba vigencia la aplicación de la norma transcrita. La hipótesis planteada sugiere, de una parte, que todo gira alrededor de un seguro de vida grupo deudores, y de otra, la designación de un beneficiario a título oneroso. Igualmente, que al efectuarse el pago del seguro al acreedor de las obligaciones insolutas garantizadas, como consecuencia de la realización del riesgo asegurado, la muerte del deudor, por personas distintas de la sociedad aseguradora, esto significa que así ese pago lo hubiere realizado el cónyuge y los herederos del causante, inclusive con activos de la sucesión, las obligaciones que se pagaron fueron las de aquélla y no las de esta última. Lo trascendente es que el beneficiario del seguro a título oneroso no sufrió la pérdida de su derecho a la prestación asegurada, porque al fin de cuentas fue cubierto por razón del seguro, pues de no ser así, los demandantes no habrían esgrimido ese mismo contrato como fundamento de las pretensiones. En esa medida, al obtener la satisfacción de su interés, la designación de beneficiario de (…) no pudo quedar ineficaz o sin efecto y, como consecuencia, vacante, para que esa calidad pudiera ser suplida o llenada por el cónyuge y los herederos del asegurado fallecido, puesto que frente al pago que realizaron a quien desde el comienzo tenía la calidad de beneficiario, no podían ocupar lo que no fue desplazado. Por esto, la Corte tiene explicado que la objeción a la reclamación y el pago de las deudas por los herederos del causante, son circunstancias que no están “legalmente llamada[s] a producir la ineficacia de la designación de un beneficiario dentro de un seguro de personas y que, correlativamente, no pudiéndose hablar de ineficacia de tal designación, resulta abiertamente improcedente la inclusión de unos beneficiarios supletorios, en los términos del artículo 1142 del Código de Comercio, pues no puede olvidarse que la primera situación -ineficaciaconstituye un presupuesto insoslayable para que pueda generarse la consecuencia prevista por la norma. (cfr. art. 897 C. de Co.)”1. Esto, por supuesto, no significa dejar al asegurador liberado de su prestación, porque en el evento de que los terceros hubieren solucionado, con sus propios bienes, las obligaciones que tenían su génesis en la realización del riesgo asegurado, simplemente se presentaría un cambio 1 Sentencia 147 de 17 de octubre de 2006, expediente 1996-00059. de beneficiario del seguro, legal o convencional, según fuere el caso, y no el desplazamiento del mismo, que es algo totalmente distinto. Ahora, si pagaron por error, creyendo que eran deudores, igualmente gozarían de la acción de repetición del pago de lo no debido. Es más, en el caso de no haber pagado nada, el cónyuge y los herederos también se encuentran legitimados para solicitar, judicial o extrajudicialmente, el cumplimiento del contrato de seguro, todo a favor del beneficiario del mismo, cuando éste obra a su antojo, ante la “paciencia, aquiescencia, pasividad o tolerancia”2, porque como en el mismo antecedente se anotó, esas actitudes causan de “rebote un perjuicio en el patrimonio del causante y a su turno en el de la herencia y sociedad conyugal”. 5.- En consecuencia, como los demandantes no podían invocar la calidad de “beneficiarios [supletivos] en su carácter de cónyuge y herederos” del asegurado, según lo afirmaron en la misma demanda, el Tribunal, al dejar de considerarlos como tales, no pudo incurrir en los errores que respecto de ese específico tema se denuncian. La Corte, por lo tanto, se ve relevada de estudiar si aunado a la muerte del deudor asegurado, el término de prescripción se computaba a partir de cuando el cónyuge sobreviviente y los herederos del causante adquirieran la posición de “beneficiarios supletivos”. Esto, porque en los términos del cargo, el análisis de la cuestión se supeditaba a que fueran considerados en esa condición, pero ante la respuesta negativa, el hecho condicionante para el efecto no se estructura. Por lo demás, si la ley suple la voluntad del tomador o asegurado cuando no se designa beneficiario o ésta resulta ineficaz o sin efecto, no se ve razón para dar trato diferente a quienes eventualmente serían llamados a suplir la vacante. De ahí que en concordancia con la doctrina, en los seguros de vida, en cuanto efectivamente ello suceda, la “vocación del cónyuge o de los herederos del asegurado a la prestación asegurada, en la hipótesis del art. 1142 (inc. 1º) (defecto de beneficiario contractual o ineficacia de su designación), se entiende interpretación de la voluntad presunta del tomador-asegurado. Y siendo así, estos beneficiarios gozan de igual derecho que si hubieran sido expresamente designados. Corre, por tanto, contra ellos la prescripción del art. 1081 con sus modalidades y condiciones. E igual ocurre, a fortiori, en la hipótesis del inc. 2º del art. 1142, con ‘los herederos del asegurado’ genéricamente designados como beneficiarios del seguro”3. 6.- En lo que resta del cargo, los recurrentes critican la calificación que de subrogatarios, legales o convencionales, les atribuyó el Tribunal. La Corte, sin embargo, no tiene necesidad de abordar el fondo de esa cuestión, porque lo que reclaman los recurrentes es el cómputo del término de prescripción a partir de cuando adquirirían la posición de “beneficiarios supletivos”. Luego, al no ostentar en el caso esa condición, la base de la acusación cae por su propio peso, inclusive en el evento de que fuere desacertada esa otra decisión, porque en el cargo no se reprocha que aún en la condición de subrogatarios de los demandantes, el término de prescripción se cuenta desde el conocimiento presunto que tuvieron de la muerte del asegurado, como lo concluyó el Tribunal. 7.- El cargo, en consecuencia, no es de recibo. DECISIÓN 2 Cfr. Sentencia 195 de 28 de julio de 2005, expediente 1999-00449. 3 OSSA G. J. EFREN. Teoría General del Seguro, Editorial Temis, 1989, p. 448. Por lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la sentencia de 25 de enero de 2008, proferida por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Sala Civil, en el proceso ordinario de (…), (…) y (…) contra (…) Las costas del recurso corren a cargo de los demandantes recurrentes. Tásense. Cópiese, notifíquese y devuélvase el expediente al Tribunal de origen para lo pertinente. (…).»