ladas, ni muestras de medicinas, ni armamento. Tampoco se acepta

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Siglo nuevo
ladas, ni muestras de medicinas, ni
armamento. Tampoco se acepta que
las recompensas sean obsequios políticamente incorrectos que inciten al
odio en cualquiera de sus manifestaciones, o a la comisión de actos ilegales o a emprender acciones violatorias de los derechos de terceros.
A pesar de las buenas intenciones
-como lanzar una campaña para reforestar un espacio tradicional de una
comunidad-, las peticiones sinceras
-pedir la colaboración con miras a financiar un cortometraje o una obra
teatral-, y las propuestas asequibles
-solicitar dinero con el fin de organizar un festival que atraiga turismo a
un destino particular-, el crowdfunding no está exento de dificultades
relacionadas con la deshonestidad.
A veces sucede que un mismo
proyecto es lanzado en dos o más plataformas, o que una propuesta, por
razones que no corresponde dilucidar en este espacio, viola los derechos
de autor de algún creador o empresa.
Las cantidades de dinero que
se ven comprometidas por esta vía
pueden ser tan menores como unos
cuantos dólares o tan nada desdeñables como cientos de miles de euros.
Fue el caso de una campaña para
relanzar un videojuego con una amplia base de adeptos alrededor del
Iniciativa Social. Huerto comunitario. (Foto: Cortesía Huerto Comunitario de Adelfas)
mundo. El proyecto recaudó 600
mil euros. Luego se presentó una demanda por violación a la propiedad
intelectual ya que los postulantes no
poseían los derechos del juego.
Sucede también que las campañas nacen, crecen y se desarrollan en medio de la polémica. Para
Teatro. Fira de Circ al Carrer de La Bisbal
d’Emporda. (Foto: Cortesía Fira de Circ al Carrer)
30 • Sn
empeorar las cosas, la conclusión
deseada no llega y el final queda
abierto. Hace unas semanas, cobró
fuerza el rumor de que había una
grabación del alcalde de una ciudad importante de Canadá fumando crack. El representante popular,
por supuesto, negó tal versión. Una
fuente, un vendedor de drogas, le
envió a un periodista una foto del
alcalde intoxicado y la exigencia de
200 mil dólares a cambio del video.
El periodista montó una campaña
de corwdfunding y consiguió el dinero gracias a las contribuciones
de ocho mil personas. La fuente, sin
embargo, desapareció y el periodista ignora si vive o está muerta. Su
calidad de comerciante de sustancias ilegales y la posesión de un material valioso como dicho video no
dejan mucho margen al optimismo.
Varios de los contribuyentes comentaron que debía darse un mes como
margen para que reaparezca la
fuente y, si no sucede, el dinero debe
donarse a organismos de ayuda a
víctimas de las adicciones.
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