Muertes injustificables Carlos Eduardo Maldonado Profesor Titular Universidad del Rosario Facultad de Ciencia Política y Gobierno Hace unos pocos días se supo que seis voluntarios del laboratorio de investigación clínica y biomédica Biotrial en el norte de Francia, fallecieron o se encuentran gravemente enfermos en una prueba de una medicina con base en Cannabis. Un error totalmente injustificable. Desde el punto de vista científico son tres los pasos de un experimento médico, así: primero se trata de una prueba simulada o artificial, luego, una prueba con animales, y finalmente el ensayo con seres humanos. Un medicamento que no supere los tres niveles no puede jamás ser aprobada por los entes regulatorios de salud pública en un país, y por tanto en el mundo. Pues bien, un momento decisivo desde el punto de vista ético es el tercer nivel. Habitualmente se trabaja con voluntarios (que reciben pagos u otros beneficios a cambio de someterse a pruebas). El error del laboratorio Biotrial traiciona la confianza entre la sociedad civil y una parte de la investigación científica a la vez que pone de manifiesto afán, presiones y tensiones por desarrollar en tiempos breves medicamentos cuyos beneficios comportan ingentes ganancias para los laboratorios. El mundo científico –en este caso, de investigaciones biomédicas- también se encuentra expuesto a presiones de eficiencia, productividad, eficacia y consumo. No en vano la industria farmacéutica constituye uno de los pilares de la industria de la sociedad del conocimiento. Los científicos se ven presionados a publicar, registrar, patentar y llevar al mercado determinados productos en tiempos cuyas velocidades están marcadas por la competencia en el mercado y las estrategias internas de las compañías. El aspecto verdaderamente perverso de las muertes y enfermedades graves de los seis pacientes, según ha trascendido, radica en que se trata de voluntarios. Esto es, personas que depositan su confianza en los equipos humanos, administrativos y científicos y que creen sinceramente que sus decisiones voluntarias están orientadas a un beneficio para la humanidad. Aunque existen algunas prebendas para los voluntarios, se trata, para ellos, manifiestamente de un acto de altruismo en bien de la humanidad entera. Vivimos tiempos cuyo vector central es la competitividad, un concepto nefasto, a decir verdad. Competitividad antes que colaboración, cooperación o solidaridad, por ejemplo. De un lado, se sabe de escándalos de corrupción en el fútbol, el atletismo y el tenis, que ponen de manifiesto, más que mafias, el imperio de una mentalidad de beneficio, ganancia y productividad. La corrupción es el síntoma del problema. De otra parte, es sabido que académicos y científicos caen en las mismas redes, algo conocido por especialistas gracias, por ejemplo, al sitio: http://retractionwatch.com, en el que permanentemente aparecen informes que ponen en evidencia la carrera de presión del mercado. Numerosos informes diarios del sitio web dan muestra de las presiones a que se ven sometidos investigadores, científicos y académicos de laboratorios, centros, institutos y universidades. A decir verdad, el terrible error en un país que se precia por tener algunos de los laboratorios farmacéuticos más prestigiosos en el mundo, tales como Rhône-Poulanc, Bioderma, Virbac o Servier, entre otros, con una sólida educación universitaria y destacados niveles de investigación científica. En una palabra: se trató de un error de una importante compañía en contra de sus nacionales, quienes se sometieron a las pruebas con confianza y desprevención. Cabe pensar jurídicamente en un crimen, en una palabra, no simplemente un error médico; y desde el punto de vista ético, se trata de un acto de traición a la confianza. La noticia ha sido divulgada por todos los medios. Pero, asimismo, en cuestión de unos pocos días, un manto de silencio se ha extendido, pues hay otros elementos en riesgo: por ejemplo, el prestigio de la investigación, el perjuicio a la sociedad civil, y un mensaje a la competencia de otros laboratorios farmacéuticos sobre posibles avances en una línea de investigación. Militarmente hablando, esto se llama bajas casuales y fuego amigo. Este error debe enviar un mensaje claro a la comunidad internacional acerca de responsabilidades, riesgos y compromisos. El sector farmacéutico no puede pretender saltarse pasos y tiempos en los procesos de pruebas de un fármaco determinado bajo argumentos de presión y competencia. La ética biomédica en general y la bioética en particular con todo y sus protocolos deben ser un asunto de la mayor importancia. Asimismo, es preciso reconocer explícitamente que una equivocación en un sector económico o de la investigación manda un mensaje peligroso acerca de otros sectores próximos o semejantes. Nuestra época ha llegado a depender, como ninguna otra, de la ciencia y la tecnología en general. Gracias a los formidables avances tecnocientíficos, y particularmente en el campo de la salud, hemos ganado una vida de más. Esto es, la humanidad como un todo ha ganado en expectativas y en esperanzas de vida. Por esta razón, el avance científico no puede darse a cualquier precio, y manifiestamente no al precio de la noticia en cuestión. La ciencia se debe a la humanidad, de tal suerte que buena investigación científica debe ser siempre investigación con sólidos fundamentos éticos. Así todos ganaremos.