Las vacas a campo natural no son responsables del efecto

Anuncio
Ganadería y emisión de gases
Documento de Posición
1
Las vacas a campo natural no son responsables
del efecto invernadero
M
ucho se ha dicho últimamente acerca de la
responsabilidad de la ganadería en el aumento de gases atmosféricos que producen
el efecto invernadero. En particular de la producción de
Metano y Óxido Nitroso metabólicos, gases que emiten
los rumiantes como parte del proceso digestivo natural,
liberados a la atmósfera en forma recurrente.
Al aumentar artificialmente el número de rumiantes –vacas en el caso abordado por este documento–,
el hombre promueve una liberación adicional de estos
gases a la atmósfera, que podrían traer consecuencias
sobre el «efecto invernadero». El efecto invernadero
consiste en un retraso en la fuga de calor hacia el espacio exterior ocasionada por la acumulación de gases
conocidos como GEI (Gases del Efecto Invernadero),
como el Dióxido de Carbono, el Óxido Nitroso y el
Metano (naturales) y otros artificiales como los Clorofluorocarbonos (CFC). Si bien el efecto invernadero
es esencial para la vida en la tierra, un exceso artificial
de dichos gases provoca un «calentamiento global» con
consecuencias indeseables y aún no completamente
previstas.
Según un estudio realizado en Japón, por cada kilogramo de carne producido en forma industrial se llega a
liberar a la atmósfera hasta 36 kilogramos de Carbonoequivalentes (Ogino et al 2007).
Otro estudio reciente sindicó a la ganadería a nivel
global como responsable de hasta el 18% de la «huella de carbono», tomando en cuenta no sólo los gases
metabólicos, sino también la liberación de carbono a la
atmósfera producto de la deforestación para habilitar
nuevas áreas de pastoreo en el mundo, y del proceso
de agricultura necesario para producir granos y forrajes
empleados para alimentar animales en condiciones de
confinamiento (Steinfeld et al 2006).
Otras importantes fuentes de emisión de gases del efecto invernadero son la contaminación atmosférica derivada del transporte y las industrias, la quema de combustibles fósiles, la deforestación y reemplazo de otros
ecosistemas naturales.
Sin embargo, antes de catalogar a la ganadería en general como responsable del cambio climático global,
conviene diferenciar las siguientes tres categorías de la
actividad: ganadería de confinamiento, también llamada «engorde a corral» o feed lot (término sajón que se
emplea corrientemente en español y portugués); ganadería a cielo abierto de áreas transformadas, es decir
que requirieron una sustitución del ecosistema original, como ocurre en la Amazonía o el Chaco Paraguayo, donde los ganaderos deben eliminar los bosques naturales y reemplazarlos por pasturas asimilables por el
ganado) y ganadería a cielo sobre pastizales naturales,
es decir que se adapta al ecosistema herbáceo imperante
en forma espontánea.
En el caso de la ganadería de confinamiento, al aporte
metabólico de gases a la atmósfera es necesario agregar
el que corresponde al proceso agrícola e industrial para
obtener el alimento empleado en los corrales (granos o
preparados compuestos de distintas fuentes, incluyendo granos, harinas de origen animal y aglutinantes). La
emisión de dichos procesos agrícolas ha sido observada
como 12 veces superior a la del pastoreo con vacunos
en un estudio reciente (Piñeiro 2006).
También y dependiendo de la distancia a las fuentes
de producción y procesamiento de dichos alimentos,
deben considerarse las emisiones ocurridas durante el
transporte de estos insumos (vehículos, barcos, etc.).
Adicionalmente, la agricultura realizada para obtener
los granos que serán procesados como alimento en los
corrales puede ser responsable de una modificación de
la cobertura vegetal natural, que se da cuando existe
avance de la frontera agrícola a expensas de ecosistemas naturales. Este es el caso, por ejemplo, de miles de
hectáreas de cultivos de soja que cada año se instalan en
áreas que previamente eran bosque nativo en la región
del Chaco Seco de la Argentina. En estos casos, existe
una emisión instantánea de gases del efecto invernadero con la liberación del carbono que se hallaba en suelo,
raíces y fracción aérea de la biomasa de estos sitios.
El factor «agro-industrial» que debe sumarse entonces a
la ecuación de la liberación gases del efecto invernadero
para la ganadería de confinamiento es tan importante
que podría incluso relativizar la importancia del factor
metabólico.
Alianza del Pastizal (www.pastizalesdelconosur.org) Coordinadores por país: Gustavo Marino (Argentina), Rogerio Jaworski dos Santos (Brasil), Cristina Morales (Paraguay), Joaquín Aldabe (Uruguay)
Coordinador General Aníbal Parera ([email protected]) – La Alianza del Pastizal es una organización impulsada por BirdLife International y sus socios en la región del Cono Sur de Sudamérica.
Vacas en confinamiento.
Conclusiones
Si bien resulta cierto que la ganadería es una importante fuente de emisión de gases del efecto invernadero, no debe aceptarse un juicio apresurado que involucre a toda la actividad en cualquier
condición, pues existen distintas situaciones que
bajo el rótulo de «ganadería», con muy diferentes
implicancias en lo que a huella de carbono se
refiere.
Tanto la ganadería de confinamiento, dependiente
de insumos creados en un ámbito agro-industrial,
como la ganadería de reemplazo son responsables de emisiones de carbono indirectas de importancia mayor.
Mientras que la ganadería de pastizales naturales,
como la que la Alianza del Pastizal se encarga de
promover en la región de las pampas del Cono
Sur de Sudamérica, con el apoyo de BirdLife International y un amplio abanico de organizaciones conservacionistas y de base rural, encuentra
disminuida su participación en la emisión neta de
gases del efecto invernadero, por evitar los insumos agro-industriales y el reemplazo de ecosistemas nativos; y preservar, cuando bien manejada,
la capacidad del ecosistema de secuestrar carbono en suelos y biomasa, frente a un panorama de
continua transformación que oscurece el futuro de
los pastizales naturales.
Resulta imperioso cuantificar de manera científicamente confiable la situación expresada en este
documento, de manera de aportar mas luz sobre
este tema que por desconocimiento o bajo el influjo de intereses sectoriales, ha sido incorrectamente tratado en el pasado.
Referencias bibliográficas
› Conant, R.T., Paustian, K. & Elliott, E.T. 2001. Grassland management and conversion into grassland: effects on soil carbon. Ecol.
Appl., 11: 343–355.
› Ogino, A; H. Orito; K. Shimada; H. Hirooka. 2007. Evaluating environmental impacts of the Japanese beef cow–calf system by the life
cycle assessment method. Animal Science Journal: 78(4): 424–432.
› Piñeiro, G. 2006. Biogeoquímica del carbono y nitrógeno en los
pastizales pastoreados del Río de la Plata: Un análisis basado en
modelos de simulación, sensores remotos y experimentos a campo.
Tesis Doctoral. FAUBA. Schlesinger, W.H. 1977. Carbon balance in
terrestrial detritus. Ann. Rev. Ecol. Syst., 8: 51–81.
› Steinfeld H., P. Gerber, T. Wassentaar, V. Castel, M. Rosales y C. de
Haan. 2006. Livestock´s long shadow. FAO. Roma.
Maquinaria agrícola que opera para Habilitación de tierras pastoriles
alimentar ganado en confinamiento.
eliminando bosques naturales.
Rebaño en campos naturales.
Vacas y biodiversidad:
Monjita dominica.
Cita sugerida: Alianza del Pastizal (2011). Las vacas a campo natural no son responsables del efecto invernadero. Serie Documentos de Posición de la Alianza del Pastizal. Nro. 1. 2 páginas.
Fotos: Aníbal Parera / Alianza del Pastizal
En el segundo caso, la ganadería sobre pasturas de
reemplazo puede ser responsable directa de la deforestación o el sustitución de ecosistemas, y por tanto
–además de todos los impactos ambientales que ello
implica en términos generales y que no son objeto de
este documento en particular–, deben imputarse a la
ecuación del carbono las emisiones intervinientes en
ese proceso de reemplazo de ecosistemas. Es decir, la
quema de combustibles fósiles para movilizar maquinaria, la liberación instantánea de carbono alojado en
suelo y biomasa, y hasta la quema directa de bosques
o material residual. Debe reconocerse que la ganadería
es responsable de ello en ciertos ecosistemas como el
Bosque Atlántico, el Chaco y la Amazonia.
El tercer caso, el de la ganadería de pastizales naturales, se aparta notablemente de los anteriores. Si bien es
todavía responsable de las emisiones metabólicas del
ganado, tiende a prescindir, incluso totalmente, de las
otras dos partes de la ecuación, es decir de la producción y transporte de alimento empleado como soporte
de esquemas de confinamiento y de las liberaciones de
carbono producto de la transformación de ecosistemas
naturales.
Para el caso particular de la ganadería de campos naturales de los pastizales del Cono Sur de Sudamérica,
puede decirse además que es la principal (y en muchos
sitios la única) actividad privada que depende del buen
estado de conservación de este ecosistema, y lo suficientemente lucrativa como para que se justifique mantener
la existencia de dichos pastizales en el ámbito privado.
En términos generales puede decirse que en esta región
del mundo, la ganadería de campo natural sostiene
aproximadamente una hectárea de campo natural por
cada cabeza de ganado criado en condiciones extensivas. Estudios recientes confirman que cada hectárea de
estos suelos puede almacenar más de 100 toneladas de
Carbono, tan sólo en los primeros 30 cm de suelo (Piñeiro 2006).
Sin embargo es necesario también reconocer que prácticas de pastoreo inadecuadas (como el sobrepastoreo
o las quemas de pastizales que acaecen a una tasa más
frecuente que la natural en determinadas zonas del norte argentino y el sur paraguayo), pueden deteriorar las
condiciones de secuestro de carbono imperantes en el
suelo. Es así que luego de casi cuatro siglos de pastoreo
poco controlado, las Pampas podrían haber perdido el
20% del Carbono secuestrado en sus suelos.
Descargar