PRESOCRÁTICOS 1. Características generales de la filosofía presocrática La denominación de "filósofos presocráticos" tiene su sentido y su razón de ser, ya que todos ellos tienen en común un mismo objetivo: encontrar una explicación del mundo y la naturaleza. Hallar un principio subyacente a toda la variedad y multiplicidad de cosas que observamos que pueda explicar de forma sencilla el universo. Pretenden saber cuál fue el origen y como está constituido el cosmos, pero, a diferencia de las explicaciones tradicionales, sin apelar a recursos míticos o religiosos, sino por medio de la razón. Tratan de determinar el "principio" (arjé) último y eterno del que todo procede y del que todo se compone. Su interés fundamental, por lo tanto, es descubrir las leyes de la naturaleza. Ellos usaban el término physis . ¿Qué significa physis , exactamente? Se trata de un vocablo con las siguientes acepciones: -El elemento o materia originaria (o arjé , principio) de que todo está compuesto, de donde todo procede y a donde todo vuelve. - La estructura de las cosas, el principio de organización interna de la realidad. - También, pero rara vez, génesis, proceso de generación. - En los filósofos siguientes -especialmente Aristóteles y los estoicos- adquirirá nuevas significaciones. La significación de physis como la totalidad de lo que existe aparece a mitad de siglo V. Los primeros filósofos usaban expresiones como "las cosas", "el mundo", "todo", etc. En la búsqueda de la physis o arjé de las cosas, los primeros filósofos emplean un estilo antitético de pensamiento (contraposiciones) que se muestra en la tendencia a hacer agrupaciones por pares de contrarios (frío/caliente, húmedo/seco, etc.) y a plantear los problemas en forma de dilemas, como: lo uno o lo múltiple; inmutabilidad o movimiento; lleno o vacío; indivisible o divisible, etc. Todos ellos viven en las colonias de Jonia (actual Turquía) o Italia meridional, aunque la mayoría de ellos realizaron viajes entre las ciudades prósperas del Mediterráneo. Precisamente la división geográfica entre Jonia o Italia marca también el desarrollo de dos escuelas de pensamiento o tradiciones filosóficas distintas, en las cuales, con ciertas reservas, es posible agrupar a los primeros filósofos: 1. La tradición científica jónica: Estos filósofos son también llamados "físicos", puesto que su interés se centra en la Naturaleza (physis). Se inspiran, probablemente, en elementos tomados de la ciencia egipcia y mesopotámica. Sustituyen las representaciones antropomórficas de los mitos por elementos naturales, y elaboran cosmologías de corte científico-filosófico. Esta tradición concluye con Demócrito, tiene una notable manifestación en la medicina hipocrática, y se renovará más tarde con Epicuro. 2. La tradición mística itálica: La tendencia de estos filósofos es más bien "metafísica" (aunque la palabra no existía todavía) y religiosa. Influenciados por el movimiento órfico, adquirieron muchas de sus tesis (como la separación del alma y el cuerpo y el rechazo de éste) y su influencia en la cultura occidental por medio de la filosofía de Platón, ha sido inmensa. El pitagorismo, además de sus aspectos científicos, filosóficos y místicos, representa también un movimiento político de carácter conservador. Parménides y su escuela -aunque difieren en mucho de los pitagóricos- se pueden incluir también aquí. 2. Escuela de Mileto Tales de Mileto Tales de Mileto (624-546 a.C.) debió ser un hombre excepcional. Matemático, ingeniero, filósofo, político y un hombre práctico cuya obra se adaptó a las necesidades de su tiempo (pese a que él ha sido también el modelo de "sabio distraído" que ha calado en el imaginario colectivo hasta nuestros días). La grandeza de Tales no radica tanto en sus logros concretos o en sus teorías o sus afirmaciones sobre el mundo sino en el modo en que trató de comprenderlo. Para los antiguos pensadores orientales, el mundo era visto como una casa, el hogar que aloja a todas las criaturas. Preguntarse por el sentido de la casa, para qué servía, era innecesario; sin embargo, sí se podía plantear cuál es el material con el que está formada la casa en la que nos encontramos y cuál es la estructura de la misma. 1 El agua, o más exactamente, "lo húmedo", es la respuesta a la pregunta por el material, y en cuanto a la estructura, Tales consideraba al mundo como un disco que flotaba sobre el agua. ¿Por qué propuso Tales el agua como sustancia primordial? Puede deberse a la constatación de ésta como un elemento imprescindible para la vida. Ahora bien, cuando hablamos de la vida no nos referimos al concepto que usamos hoy día (vida vegetal, animal, etc.). En este momento debemos fijarnos en la segunda de las sentencias de Tales, "Todas las cosas están llenas de dioses ". Lo que el primero de los filósofos quiso afirmar era que todo cuanto nos rodea, incluido lo meramente material, está en realidad animado y posee en mayor o menor grado, un "espíritu". Se trata de la doctrina conocida como "hilozoísmo". Una vez aclarado esto podemos entender la asociación entre las sentencias de Tales: la aceptación de que toda la materia está animada, junto con la constatación del agua como un factor fundamental para la vida, lleva a considerar a este elemento como la base, o primer principio, de la realidad Anaximandro de Mileto Anaximandro nació en torno al año 610 a.C. en Mileto y murió en el 547 a.C. Fue amigo y discípulo de Tales. Al parecer fue una figura verdaderamente notable, y algunas de sus ideas, como veremos a continuación, suponen espectaculares anticipaciones de ideas modernas. Fue considerado como el más sabio de sus conciudadanos, ocupándose tanto del ámbito práctico y político como del puramente especulativo. Investigó sobre temas de cosmología, matemática, geografía, astronomía, biología, etc. Desgraciadamente sólo conocemos un pequeño fragmento de su obra Sobre la naturaleza, que parece que era un tratado de cosmología. En el ámbito de la política se sabe que estuvo al frente de la expedición colonizadora que Mileto envió a Apolonia. Aunque, al contrario de lo que sucede con Tales, no hallamos un cuerpo de anécdotas en torno a la figura de Anaximandro (tal vez porque la consolidación de la tradición escrita hacían de esto algo innecesario), sí se le atribuye al discípulo de Tales la predicción de un inminente terremoto. Entre otros conocimientos prácticos figura la introducción, procedente de Babilonia, del gnomon, un instrumento para medir la dirección y altura del sol. Anaximandro pensaba que el principio, o arjé, de todas las cosas era el ápeiron (lo indeterminado, lo ilimitado), que concebía como una materia primigenia, eterna, inmutable e ilimitada que generó todas las cosas existentes y a las que todas retornan cuando se desintegran o desaparecen (Anaximandro sostiene una concepción circular del tiempo). El ápeiron engloba, envuelve y gobierna todas las cosas. Este principio no podía tener determinación alguna, puesto que una determinación supone simultáneamente dos aspectos; lo propiamente determinado y lo que queda fuera de la determinación. Pero si el principio ha de ser único, no puede tener límites, determinaciones ni definición. Según Anaximandro, el ápeiron puede ser todas las cosas a la vez, y ser común a todas las cualidades contrarias: a lo caliente, a lo frío, a lo húmedo y a lo seco, ya que no siendo ninguna de estas cualidades en concreto, está en todas ellas, las une y las cambia unas en otras. Cada una de las cosas, particulares o no, afirma Anaximandro, debe pagar su culpa. ¿Qué culpa es esa? La de separarse de la sustancia originaria y constituir un objeto propio, en definitiva. Nacer, llegar a ser, separarse, por tanto, de la sustancia infinita, pues esa separación rompe con la unidad originaria. Se trata de la postura defendida con anterioridad por Solón, orientada en este caso hacia lo cósmico, en lugar de quedarse en el nivel personal y particular. Al parecer fue su concepción de la sustancia originaria la que le llevó a afirmar la existencia de infinitos mundos así como la existencia de un ciclo eterno en el que tales mundos se sucederían. Acerca de la Tierra, Anaximadro considera que no puede estar simplemente flotando sobre el agua, como había dicho Tales, pues ese argumento nos llevaría a una regresión infinita: si la Tierra se apoya sobre el agua ¿en qué se apoya el agua a su vez? Anaximandro piensa que la Tierra se encuentra suspendida en el vacío, y ello es debido a que "se encuentra equidistante de todas las demás cosas". Anaxímenes Discípulo de Anaximandro (586-525), nacido posiblemente en Mileto, prosiguió con el intento de su maestro y de Tales de buscar el principio de la naturaleza física. Parece que también escribió una obra titulada "Sobre la naturaleza", escrita en una prosa de estilo muy sencillo, donde se defiende que dicho principio se encontraba en el aire , y no en el agua. Esta vuelta a un elemento determinado supone, según algunos, un retroceso en el nivel de explicación filosófica ya que no se trata de un principio tan abstracto como el de 2 Anaximandro, si bien Anaxímenes le atribuye a ese aire primordial las características de infinitud y de movimiento perpetuo propias del ápeiron. Anaxímenes, por otro lado, sí que avanza al intentar detallar el proceso por medio del cual el aire se transforma en cualquier otra cosa. Así, afirma que, del aire, al evaporarse, surge el agua, y de las nubes surge el fuego (rayos). Ese aire es también el "alma" de los hombres (psique etimológicamente significó primeramente "soplo de aire" y posteriormente "vida"). Ese aire es el fundamento último del hombre y de todo el cosmos físico, no sólo en sentido material, pues sobre el aire se encuentra suspendida la Tierra, sino en un sentido vital. Anaxímenes fue un gran observador y realizó experimentos sobre la dilatación de los cuerpos, al calentarse el aire, así como su concentración, al enfriarse; de esta forma, lo frío y lo caliente se relacionan directamente, y no son sustancias independientes. Todos los seres, incluso los corpóreos, están formados por aire, más o menos condensado. Anaxímenes sostenía también el hilozoísmo, y pese a sus opiniones, que pueden parecer hoy ingenuas, supuso un serio intento para superar la explicación mítica y acceder a una intelección racional de la realidad física. 3. Pitágoras y el pitagorismo La tradición ha revestido de tantos elementos legendarios la figura de Pitágoras que es muy difícil conocer su realidad histórica. Sus doctrinas las conocemos a través de las obras de sus discípulos. Está probado que viajó a la Magna Grecia (sur de Italia) y que vivió en Crotona, donde fundó su escuela, de corte matemático, filosófico y sectario-religioso. Daban una gran importancia a las matemáticas, a la música, a la meditación, etc., aunque su objetivo básico era la renovación moral y política. Su influencia se extendió, hasta el punto de que los pitagóricos acabaron dirigiendo Crotona y otras ciudades. Pero su elitismo y la aversión a la democracia de los pitagóricos hizo que sus habitantes se levantaran contra ellos, matando a muchos y exiliándose otros. Pitágoras logró huir, y se refugió en Tarento, muriendo al fin en Metaponto. Pitágoras parece que no dejó nada escrito. Algunas obras que se le atribuyeron en la antigüedad, como Los tres libros , oVersos áureos , se ha comprobado que son escritos apócrifos del siglo I d.C. a esto hay que unir que el pitagorismo se presentó como una secta esotérica, por lo que ni sus doctrinas ni sus escritos eran fáciles de ser conocidos. La mayor fuente "directa" de conocimientos de esta secta nos viene por Filolao de Crotona (nacido el 474 a.C.) que fue miembro del grupo y se considera su máximo divulgador. La escuela pitagórica se prolongó durante mucho tiempo, y en su largo recorrido histórico se mezclan diversas doctrinas y teorías, algunas de las cuales pueden haber sido iniciadas por el mismo Pitágoras, pero otras son, con toda seguridad, muy posteriores. Además de las doctrinas que se atribuyen a Pitágoras, el pitagorismo es el conjunto de doctrinas de autores como Hipaso de Metaponto (a quien parece deberse el llamado "teorema de Pitágoras"), Ecfanto, Hicetas, Filolao, Arquitas de Tarento y, aunque separándose un poco del conjunto de los otros autores, también Alcmeón de Crotona . Por lo general, estos filósofos siguen la tendencia místico-religiosa general del pensamiento de Pitágoras. Abogando por una vida ascética y por la realización de ritos purificadores. Concebían el estudio de las matemáticas como campo de purificación moral. Conciben la naturaleza a partir de relaciones numéricas y, además, el número es para ellos el arjé y la materia de las cosas. La concepción pitagórica de los números está fuertemente marcada por el misticismo, y los consideran tanto responsables de la armonía que gobierna el cosmos como elementos explicativos de las cualidades morales. De la misma manera que la armonía musical (expresable mediante relaciones numéricas) implica la unidad de una multiplicidad de sonidos separados entre sí por intervalos definidos, conciben el conjunto del cosmos como un todo ordenado por relaciones numéricas que forman la armonía del cosmos. Esto es así porque la naturaleza misma es mezcla de unidad y multiplicidad, de lo determinado y lo indeterminado, ya que todo está regido por los mismos principios del límite y lo ilimitado que rigen los números. La concepción política de los pitagóricos era elitista y aristocrática, concibiendo la sociedad como dirigida por los sabios (que sigue la estructura de la misma secta pitagórica) como el modelo de la polis ideal. La ética pitagórica, por otra parte, está dominada por la creencia en la transmigración de las almas o mentempsicosis, que es la creencia religiosa y filosófica que profesa un dualismo extremo, originaria de Oriente, que sostiene que las almas transmigran o cambian de cuerpo, tras la muerte. La concepción de la 3 ética pitagórica está igualmente dominada por el dualismo órfico y la asunción de ciertos misterios similares a los órficos. Aconsejaban la obediencia y el silencio, la abstinencia de consumir alimentos, la sencillez en el vestir y en las posesiones, y el hábito del autoanálisis. El orfismo cree que el hombre es el alma, que vive presa en el cuerpo. Esa alma es como una chispa divina, que debe purificarse para poder, mediante la mentepsicosis, hallar la divina liberación. 4. Parménides Parménides escribió un extenso Poema de 154 versos hexamétricos dividido en dos partes y un proemio; la primera parte se titulaba vía de la verdad y la segunda, vía de la opinión. El proemio describe como Parménides fue raptado por entes divinos que le conducen mediante un carro tirado por yeguas y guiado por las hijas del Sol hacia la presencia de una diosa benevolente, más allá de las puertas del día y de la noche. El discurso de la diosa referente a la "bien redondeada verdad" constituye la vía de la verdad ; el discurso sobre las falsas opiniones de los hombres constituye la vía de la opinión (doxa). Al contrario que Heráclito, Parménides separa el ser del no-ser. Sólo el camino del ser o de la verdad es viable, el camino del no-ser es inexplorable. Así como del no-ser no puede surgir nada, así nada puede pasar (perecer) al no-ser. Por ello, el devenir y la pluralidad de las cosas no son en sentido propio y deben ser considerados sólo como fenómenos e incluso como simples apariencias. El ser es un todo imperecedero e inmutable; de una vez para siempre. Los hombres constantemente recaen por la opinión en el no-ser: pero el pensar que percibe el ser es idéntico al ser. Su filosofía marco decisivamente el pensamiento posterior engendrando la ontología y la metafísica. La vía de la verdad (alétheia) se muestra como el único camino realmente practicable para el filósofo, pues, como dice la diosa, los dos únicos caminos de investigación que se pueden concebir son : "El uno, que el ser es y que el no-ser no es. Es el camino de la certeza, ya que acompaña a la verdad. El otro, que el ser no es y que necesariamente el no-ser es. Este camino es un estrecho sendero, en el que nada iluminará tus pasos. Ya que no puedes comprender lo que no es, pues no es posible, ni expresarlo por medio de palabras. Porque lo mismo es pensar y ser. Es necesario decir y pensar que lo que es, es, ya que el ser es y el no-ser no es; afirmaciones que te invito a considerar bien". De esta afirmación de la diosa se derivan toda una serie de consecuencias: - El ser es único. Sólo hay un ser, pues caso de que no fuera así, ¿qué los diferenciaría? - El ser eterno. El ser no fue, ni será, porque es a la vez entero en el instante presente, uno, continuo. Pues ¿qué origen puedes buscarle? Así pues, es necesario que sea absolutamente, o que no sea en absoluto. No puede, pues, haber tenido origen ni puede tener fin. - El ser es inmóvil e inmutable. Si el ser fuese móvil debería moverse en algo, pero este algo, ¿es o no es? Si es, el ser es en el ser y no puede ser móvil. Por otra parte no puede no ser puesto que lo que no es no es. Pero el dejar de ser no es posible ya que sería aceptar el no ser. - Por las mismas razones, no puede tener principio ni fin . - Se da una identidad entre el pensar y el ser . Sólo el ser puede ser pensado, ya que el no ser, en cuanto que no es, no puede ni tan sólo ser concebido. Esta identificación entre pensar y ser puede entenderse como una tesis panlogista: el pensar determina qué es real en la medida en que el pensar también es ya ser. En efecto, la razón demuestra que no se puede ni pensar ni expresar el no ser. No se puede pensar sin pensar algo. El pensamiento y la expresión deben tener un objeto y éste es el ser. 5. Heráclito El punto de partida de Heráclito es la comprobación del incesante devenir de las cosas: el mundo es un flujo perpetuo: "No es posible meterse dos veces en el mismo río ni tocar dos veces una sustancia mortal en el mismo estado; a causa de la velocidad del movimiento todo se dispersa y se recompone de nuevo, todo viene y va". 4 La sustancia que sea principio del mundo (cosmos) debe explicar el incesante devenir de éste con su propia extrema movilidad; Heráclito la identifica con el fuego . Pero puede decirse que en su doctrina el fuego pierde todo carácter corpóreo o físico (es más bien metafísico): es un principio activo, inteligente y creador. "Este mundo, que es el mismo para todos, no ha sido creado por ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que fue siempre, es y será fuego eternamente vivo que se enciende según un orden regular y se apaga según un orden regular". Heráclito de Éfeso En su filosofía alcanza por primera vez la investigación filosófica conciencia de su naturaleza y de sus supuestos. Heráclito se detiene con esmero en el examen de las condiciones que hacen posible la filosofía. La primera consiste en que el hombre se observe a sí mismo : "Yo me he investigado a mí mismo". La investigación dirigida al mundo está condicionada por la luz que el hombre pueda lanzar sobre su propio ser. La investigación interior descubre profundidades infinitas: "No encontrarás los confines del alma, su razón es tanto más profunda cuanto más te adentres en ella". La investigación interior abre al hombre sucesivas zonas de profundidad, que nunca se agotan: la razón, la ley última del yo, aparece continuamente más allá, en una profundidad cada vez más lejana y al mismo tiempo cada vez más íntima. Pero esta razón, que es la ley del alma, es además ley universal. La segunda y fundamental condición de la investigación es la comunicación entre los hombres. Heráclito plantea constantemente al hombre la alternativa de estar despierto o dormir; entre el abrirse, mediante la investigación, a la comunicación interhumana, que le descubre la auténtica realidad del mundo objetivo; y el encerrarse en su propio pensar aislado, en un mundo ficticio. "Aunque esta razón existe siempre, los hombres se tornan incapaces de comprenderla, tanto antes de oírla como una vez que la han oído. En efecto, aun cuando todo sucede según esta razón, parecen inexpertos al experimentar con palabras y acciones tales como las que yo describo, cuando distingo cada una según la naturaleza y muestro cómo es; pero a los demás hombres les pasan inadvertidas cuantas cosas hacen despiertos, del mismo modo que les pasan inadvertidas cuantas hacen mientras duermen." Heráclito de Éfeso Pero Heráclito ha determinado también cuál es esa ley cuyo significado debe aclarar y profundizar la investigación. Este fue el gran descubrimiento de Heráclito ya a juicio de los antiguos (como Filón). La unidad del principio creador no es una unidad idéntica ni excluye la lucha, la discordia, la oposición. Para entender la ley suprema del ser, el logos que lo constituye y gobierna, es preciso unir lo armónico y lo disonante, y darse cuenta de que la unidad surge de todos los opuestos: "La misma cosa son lo vivo y lo muerto, lo despierto y lo dormido, lo joven y lo viejo: ya que cada uno de estos opuestos, al cambiar, es el otro y, a su vez, este otro es, al cambiar, aquél". De la misma manera que en la circunferencia cada punto es a la vez principio y fin, tal y como el mismo camino puede ser recorrido hacia arriba y hacia abajo, así todo contraste supone una unidad que constituye el significado vital y racional del contraste mismo: "Lo que es opuesto une y lo que diverge unifica". "La guerra es la norma del mundo y la guerra es la común progenitora y señora de todas las cosas". La unidad propia del mundo es una tensión de este género: no anula, ni concilia, ni supera el contraste, sino que lo hace ser y lo hace entender como contraste. 5