CAPÍTULO 4. ANÁLISIS Y DISCUSIÓN La presencia

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CAPÍTULO 4. ANÁLISIS Y DISCUSIÓN
La presencia de mercurio se puede atribuir a varias fuentes. Es posible identificar para el
presente estudio tres factores que afectan la cuantificación del metal:
•
Contaminación durante el muestreo
•
Contenido de mercurio en muestras biológicas
•
Contenido de mercurio en reactivos clínicos
La contribución del primer factor puede descartarse al considerar las cantidades de mercurio en
los blancos de viaje y de campo. Los resultados por debajo del límite de cuantificación permiten
aseverar que no hubo contaminación del metal durante la preparación previa de los instrumentos
de muestreo en el laboratorio o durante el transporte de las muestras. Análogamente, dichos
resultados para el blanco de campo descartan la posibilidad de contaminación en el sitio de
muestreo. Lo anterior es de especial interés debido a que el ambiente hospitalario es susceptible
de poseer niveles de fondo del metal dados la instrumentación y prácticas asociadas a este sector
respecto al uso de mercurio. Para el caso de las muestras con concentraciones por encima del
límite de detección, existe evidencia de la reproducibilidad de la recolección del muestreo al
obtener una diferencia porcentual relativa menor al 30% (EPA, 2009).
Asimismo, otra posible explicación de la existencia de mercurio en las muestras de residuos
corresponde a la contribución de las muestras biológicas empleadas para el análisis. La virtual
ausencia del mismo en los residuos del equipo de biometría hemática es congruente con el
mecanismo de metabolización del mercurio en el organismo. Las concentraciones de mercurio en
orina son generalmente reconocidas como buenos marcadores biológicos, mientras que las
concentraciones en sangre son empleadas particularmente para exposiciones recientes debido a
que la vida media de la forma inorgánica de mercurio es de aproximadamente tres días (Risher y
De Rosa, 2007). Por lo tanto, asumiendo que existe una aportación significativa a la
concentración del metal por parte de los fluidos biológicos, es probable encontrar mayores
cantidades de éste en orina que en sangre.
Diversos estudios se han realizado para la estimación de concentraciones de fondo de mercurio
en la población. La Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR)
enuncia en su reporte sobre toxicidad del mercurio que las concentraciones de fondo en orina
para la población general varían entre 1 y 4 µg/L, donde se especifica que dichos valores
representan niveles en poblaciones a las cuales “no se les atribuye una fuente de exposición
específica” (ATSDR, 1999). Bevan et al. (2012) reportan en un estudio con una muestra aleatoria
de la población en el Reino Unido concentraciones promedio de 3 µg/L. Para fines comparativos,
la concentración obtenida en el presente estudio en orina equivale a 1.8 µg/L. Bajo la suposición
de que la preservación de mercurio durante la toma de muestras de orina fue cuantitativa, se
puede asumir que el resultado obtenido recae dentro de los valores de fondo de la población,
considerando que la composición de los residuos tiene un contenido considerable de las muestras
originales de orina. Sin embargo, aún dicha inclusión dentro de los niveles de fondo permite
considerar una exposición externa, la cual podría ser de interés público para el posible monitoreo
y emisión natural en el ambiente.
Debido a que los residuos del equipo contienen de igual manera remanentes de los reactivos
utilizados para el análisis, existe una potencial aportación de mercurio por parte de los mismos.
Esta aportación puede ser resultado de su inclusión en el producto químico, ya sea como
preservativo o como contaminante En el estudio llevado a cabo por MWRA/MASCO, se pueden
identificar sustancias químicas destinadas al uso de análisis de orina con concentraciones
detectables de mercurio. Estos incluyen insumos denominados Urine Control II con 0.1 ppm Hg,
Urine Diluent con 50 mg/L Hg, y Urid, un detergente para remoción de orina con 0.025 µg/g Hg.
A pesar de que desde la realización de dicho estudio se pudieron haber identificado áreas de
mejora en la composición de tales productos, este hecho sirve como precedente para considerar
una posible contribución de tales productos a los efluentes de mercurio del laboratorio.
La disponibilidad de información de composición en este caso se encuentra sujeta a limitaciones
debido a brechas en las regulaciones al respecto. En este caso, las HDS disponibles citan los
estándares de comunicación del peligro de OSHA (29 CFR Parte 1910.1200), bajo los cuales los
productos no requieren declarar compuestos específicos sin características de peligrosidad o bajo
concentraciones de 1%. Desde un punto de vista ocupacional, esto puede prevenirse bajo el
marco del GHS, debido a que sugiere la inclusión de aquellos compuestos que se encuentren
presentes como estabilizantes o contaminantes para el caso de sustancias químicas puras. En el
caso de mezclas químicas, sin embargo, se sugiere que únicamente las sustancias con
concentraciones por arriba de los niveles de corte sean enunciadas en la composición. Para el
caso de sustancias con alta capacidad de bioacumulación como el mercurio, el seguimiento de tal
regulación implicaría una liberación al ambiente y eventual acumulación en las cadenas
alimentarias. La falta de rastreabilidad mediante criterios efectivos de comunicación del peligro
representa un problema para la prevención de la contaminación de fuentes fijas, debido a que
para monitorear las emisiones del compuesto se requerirían análisis del metal en descargas
puntuales. En el caso de estudio, la práctica común para la eliminación de los residuos
mencionados es la adición de hipoclorito de sodio al 6% y su desecho hacia el efluente sanitario
del hospital, lo cual ocasiona una potencial contaminación por mercurio.
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