ASUMIENDO EL PAÍS: RESPONSABILIDAD SOCIAL UNIVERSITARIA 13 - 14 de Junio de 2001 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” ÍNDICE PRESENTACIÓN INAUGURACIÓN DEL SEMINARIO Hilario Hernández Gurruchaga. Rector de la Universidad de Bío-Bío Mónica Jiménez de Barros. Líder del Proyecto Universidad: Construye País CAPÍTULO 1 “PENETRANDO EN EL CONCEPTO Y LA PRÁCTICA DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL” Ponencia Universidad y Responsabilidad Social. Francisco López Comentarios Nelson Rivera Alejandro San Francisco CAPÍTULO 2 “EL MEDIO AMBIENTE NOS URGE” Ponencia Hacia una Agenda del Desarrollo Sustentable en Chile. Jorge Osorio Vargas y Cristián Moscoso Guasta Comentarios Nicolo Gligo Pablo Sándor CAPÍTULO 3 “LA ECONOMÍA CHILENA: DÉFICIT Y NECESIDADES” Ponencia La Economía Chilena: Déficits y Necesidades. Ricardo French-Davis Comentarios Jorge Dresdner CAPÍTULO 4 “¿QUÉ AVANCES Y NECESIDADES SE MANTIENEN EN EL CAMPO SOCIAL?” Ponencia Chile: Necesidades y Déficits desde la Perspectiva Social. Desafíos para el Mundo Universitario. Jaime Ruiz-Tagle Comentarios Rosita Cahmi Benito Baranda Patricia Muñoz Proyecto Universidad: Construye País 2 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” CAPÍTULO 5 “¿QUÉ NECESIDADES Y DEMANDAS SE NOS HACEN DESDE LA POLÍTICA?” Ponencia Los Enigmas de la Comunidad Perdida. Encrucijadas e Ideales Democráticos en Chile (2001-2010). Alfredo Joignant Comentarios Sergio Micco CAPÍTULO 6 “EL MUNDO DE LA CULTURA: ¿QUÉ REQUIERE DE NOSOTROS? Ponencia Reflexiones sobre Encuentros y Desencuentros entre Cultura y Universidad. Claudio Di Girolamo Comentarios María Elena Hermosilla Proyecto Universidad: Construye País 3 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” PRESENTACIÓN El presente libro recoge las ponencias –y sus respectivos comentarios– presentadas al seminario "Asumiendo el país: Responsabilidad Social Universitaria", realizado durante los días 13 y 14 de junio de 2001, en el Aula Magna del Centro de Extensión de la Universidad Católica. El objetivo de este encuentro, al cual concurrieron más de 160 docentes y estudiantes de once universidades distintas del país, fue iniciar la formación de una red de comunidades universitarias orientadas al desarrollo de la responsabilidad social, presentar los fundamentos éticos asociados a ella, mostrar las necesidades de Chile en distintas áreas y dar a conocer experiencias relevantes. Para ello se contó con la intervención de destacados actores académicos, sociales y políticos de nivel nacional. El encuentro lanzó oficialmente el proyecto “Universidad: Construye País”, que pretende expandir en las universidades involucradas, el concepto y la práctica de la responsabilidad social, de cara a un proyecto país 2010. El Proyecto “Universidad: Construye País” es una iniciativa impulsada por Corporación PARTICIPA en alianza con The AVINA Group. Junto a ellos, se ha unido once universidades del País. En la Región Metropolitana participan la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad Alberto Hurtado. En la Quinta Región están participando por medio del “Consejo de Rectores Universidades de Valparaíso”, las Universidades Federico Santa María, Playa Ancha, Católica de Valparaíso y Universidad de Valparaíso. En la Octava Región se han integrado la Universidad de Concepción y la Universidad del Bío-Bío; y en la Novena Región están la Universidad La Frontera y la Católica de Temuco. La iniciativa tiene tres años de duración y considera –entre otras– las siguientes acciones: • • • • • • Sensibilizar a los distintos actores del sistema universitario chileno (especialmente docentes y estudiantes) sobre la responsabilidad social que les compete, en el contexto de un proyecto país Chile 2010. Caracterizar un proyecto país, que incorpore valores de responsabilidad social en los ámbitos, económico, social, cultural, ambiental y político. Desarrollar acciones de responsabilidad social desde 11 universidades chilenas que contribuyan a concretar el Proyecto País definido. Vincular, regional y nacionalmente a las universidades, en torno al tema de la responsabilidad social. Difundir el concepto y la práctica de la responsabilidad social, a nivel nacional e internacional, a través de un medio virtual informativo e interactivo en torno al tema. Instalar institucionalmente el tema de la responsabilidad social universitaria, en las 11 universidades definidas. Proyecto Universidad: Construye País 4 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” El seminario "Asumiendo el país: Responsabilidad Social Universitaria" buscó, en este sentido, contribuir con un diagnóstico del país y de la situación universitaria en relación con la responsabilidad social, y aportar, de este modo, a la construcción de un marco de referencia para la Responsabilidad Social Universitaria, además de impulsar la reflexión sobre el tema en las universidades participantes. Es así como las distintas intervenciones revisaron, por un lado, las principales problemáticas que enfrenta nuestro país a comienzos del siglo XXI en distintos ámbitos y establecieron las tareas que éstas suponen. Por otro lado, se reflexionó en torno al lugar y la función de la universidad chilena en relación a estas problemáticas. Una conclusión importante fue la necesidad de un cambio paradigmático de nuestras teorías y prácticas, que apunte al desarrollo de la justicia y a la formación de ciudadanos socialmente responsables. Es preciso transitar desde una acción social centrada en la caridad y la asistencia a una basada en la justicia, los derechos y deberes ciudadanos, y el reconocimiento de la necesidad que tenemos unos de otros, de nuestra profunda interdependencia en tanto miembros de una misma sociedad. Para ello se requiere que las universidades se orienten a la formación de ciudadanos que se comprometan de manera íntegra y cotidiana, como profesionales, al servicio del bien común, ya sea actuando desde Organizaciones de la Sociedad Civil, desde la Empresa o desde el Estado. Cada ponencia se centra en una problemática nacional, en torno a sus déficits y desafíos, extendiéndose luego al posible rol de la universidad en su solución. Los comentarios posteriores, a su vez, complementan las ponencias y aportan otros puntos de vista, matices y precisiones. Esperamos, a través de esta publicación, proporcionar elementos para iniciar un diálogo serio e informado sobre la Responsabilidad Social en la universidad chilena y motivar a los universitarios del país –docentes y estudiantes– a participar activamente en el proyecto. Proyecto Universidad: Construye País 5 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” INAUGURACIÓN Hilario Hernández Gurruchaga Rector de la Universidad del Bío-Bío Sra. Mónica Jiménez, cabeza y brazo del proyecto “Universidad Construye País", autoridades universitarias; expositores y panelistas, participantes universitarios, Sras. y señores. En primer término, quiero agradecer a los organizadores de este Seminario "Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” la oportunidad de expresar ante Uds., desde la óptica universitaria algunas de nuestras concepciones, confesar algunas de nuestras históricas culpas... y manifestar nuestros necesarios propósitos. Agradecemos esta oportunidad... porque pensamos que este Seminario puede constituir una instancia principal en el propósito de formar universitarios que consideren con convicción que no hay desarrollo individual sin los demás.. que como lo señala San Agustín “para nacer el Hombre ha nacido"... vale decir -no para morir- sino para recrear y cambiar el mundo... y en ello, encuentra su sentido. Si la Universidad tiene que ver, esencialmente, con el conocimiento y con la formación de las personas- en ello radica la centralidad de su compromiso. Pienso que debemos comenzar por recordarlo: la Misión y la Acción universitaria están concebidas como una infinita cadena de generosidad y responsabilidad intergeneracional. En hermosa metáfora lo ha señalado Juan Gómez Millas: "Llena de sed inextinguible camina la caravana humana abriendo pozos y descubriendo pozos de agua, y cuando se secan, caro le cuesta abrir y encontrar otros nuevos; los buscadores de agua pagan con su vida y con su espíritu el placer de vivir con que regalan a la comunidad. Todo lo que vemos, hasta donde la vista alcanza, es obra de los buscadores”. Desde hace miles de años, un pensamiento tras otro se hunde en la red en que se construye el mundo del hombre... y para que viva el hombre una existencia valiosa, todos somos solidarios de esta obra desde sus orígenes hasta el postrer pensamiento del hombre sobre la Tierra. La responsabilidad que asumimos al aprender una manera determinada de trabajar tiene dos fuentes secundarias; por un lado, es la herencia que recibimos de la tradición universal que nos concede su saber, su experiencia milenaria, el fruto de sus continuos esfuerzos... y por otro lado, es la certidumbre de que somos deudores y debemos pagar el saber, la habilidad y la experiencia con nuestra Tarea, como nuevo aporte. Proyecto Universidad: Construye País 6 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Esa consecuencia de que somos deudores solidarios, es el vigor que la educación despierta y nos da la energía para traspasarla a los nuestros, a los de nuestro tiempo y a los que vienen. Es el Arete que Homero exaltaba por mercados y palacios en los inicios de nuestra cultura. Parece claro. Somos, en términos de conocimiento, lo que construimos sobre lo que construyeron nuestros antecesores... y nuestro deber es entregarnos al Presente y Futuro. Nuestro deber ser, es ser eco y faro de la sociedad en un proceso de entrega solidaria intergeneracional. Las tareas propias de la universidad -investigación y formación superiorestán íntimamente ligadas al desarrollo de la comunidad y a su prosperidad. Ella está obligada a proyectar sus trabajos en busca de los problemas que preocupan y agitan a la sociedad o a despertarla a la existencia de esos problemas, con audacia y valentía; sin temor a la incomprensión que ha menudo despierta el trabajo intelectual. Debe ser, en todo momento, conciencia crítica de la Nación. Es de este modo como la conciencia científica y moral se afirma en el cumplimiento de sus deberes cívicos y humanos primordiales... y esta actitud, abierta al mundo circundante debe ser clara y vigorosa cuando el desafío de la Naturaleza o de las circunstancias históricas así lo requieren. Quisiéramos en esta oportunidad reconocer, si es necesario confesar, que en algunos momentos de nuestra institucional existencia se ha eclipsado la conciencia de que el núcleo vital de nuestros trabajos es servir a los demás en libertad... única condición en que podemos servirlos: • Cuando asilados en el necesario espacio de autonomía y libertad nos constituimos en "torres de marfil", observando y reflexionando sobre el mundo, pero aislados de las urgencias de la sociedad que nos nutre y nos obliga; nuestra relación con los demás, con la comunidad, se debilita en la acción y en la formación pertinentes. • Cuando hemos cambiado diametralmente hacia la concepción de Universidad Militante, hemos limitado nuestro deber y nuestro accionar a las presiones políticas externas, reduciendo los necesarios espacios de libertad y pluralismo.. reduciendo nuestro accionar a las ideas imperantes. Condición que se exacerba -con distinto signo- en la sufrida condición de Universidad Vigilada. Ninguno de estos extremos es válido. La experiencia histórica nos enseña que la Universidad se realiza en una función de equilibrio entre su autonomía y la sociedad. Es el espacio de libertad desde donde se contempla, se analiza, se mide y se intenta comprender al Hombre y al Mundo... y es el espacio donde se educa y prepara a hombres y mujeres para actuar sobre el mundo para modificarlo y mejorarlo. Nada de lo que ocurre en la Naturaleza, en la Sociedad o en el Individuo le puede ser ajeno. Proyecto Universidad: Construye País 7 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” En términos integrales, la relación entre Universidad y Sociedad es la que une la sede de la creación y transmisión del conocimiento con la política, que no es otra cosa que el cómo los hombres y las mujeres libres logran la buena vida en sociedad... y en términos formativos, es el espacio que ilumina la formación para la vida. En ella, los jóvenes se preparan para asumir las responsabilidades propias de la acción del hombre y aprovechar, en auténtica recreación del mundo, los frutos de la experiencia humana. Sin detenemos en razones y circunstancias, sentimos que nuestras universidades no están cumpliendo cabalmente con ese esencial Deber. En una sociedad donde el saber es el capital del desarrollo, hoy más que nunca nuestra misión es generar conocimientos que posibiliten la prosperidad de la nación, aportando soluciones a los problemas que aquejan a la sociedad chilena. Los temas de la pobreza, la desintegración social, la protección de los recursos naturales, la valoración del servicio público... en suma, los temas que posibilitan un desarrollo sustentable de nuestra nación, deberían constituir el eje de nuestras preocupaciones... y con ello, iluminar la formación de nuestros jóvenes. Los Rectores de las instituciones que se han integrado al proyecto "Universidad Construye País", han declarado que es urgente y necesario poner a las universidades chilenas nuevamente de cara a un proyecto país, que permita el desarrollo humano para todos y que desde ahí se definan las especificidades de la función universitaria. Los valores de fraternidad, solidaridad y responsabilidad social deberán orientar la labor académica... y no sólo la competencia, la eficiencia y el éxito personal. Una vez más, nuestras comunidades deberán hacer carne el que el desarrollo personal pasa y se logra en plenitud sólo en la entrega a los demás. Este Seminario, estimamos que constituye una muy valiosa oportunidad para consolidar y acrecentar esta conciencia… y estamos ciertos que sus deliberaciones aclararán los propósitos y direccionarán los necesarios cambios de rumbo en las universidades chilenas. A todos Uds., por su atención, devoción y compromiso. Muchas Gracias. Proyecto Universidad: Construye País 8 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Mónica Jiménez de Barros Líder del Proyecto Universidad: Construye País En los finales del año 1999, Paola Berdichevsky, representante de AVINA en Chile me visita, en las oficinas de la Corporación PARTICIPA y junto con presentarme la Fundación AVINA me invita a asociarme con la Fundación en una iniciativa por el desarrollo sostenible. Me planteó algo absolutamente inimaginable, “sueñe con una iniciativa de hasta tres años y nosotros se la financiamos”. AVINA es una Fundación que se asocia con líderes de la sociedad civil y del empresariado de América Latina en sus iniciativas por el desarrollo sostenible. AVINA cree que el desarrollo sostenible es un proceso a través del cuál se satisfacen necesidades del presente, sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades. Se encuadran dentro de este proceso las iniciativas para erradicar la pobreza, las que promueven la igualdad de acceso a las oportunidades y también los programas que impulsan la participación ciudadana, la educación y la ecoeficiencia. Con éstos antecedentes y haciéndome cargo de mi propia historia personal y social me atreví a soñar en la iniciativa que hoy llamamos Universidad: Construye País. Soñé y compartí inicialmente mi sueño con los rectores, con los que están aquí presentes y también con los que no están hoy día pero nos van a acompañar en el día de mañana. Soñé con expandir el concepto y la práctica de la responsabilidad social en la universidades y en los universitarios tanto académicos como estudiantes. Soñé que era posible que las nuevas generaciones, por estar siendo formadas en universidades socialmente responsables, comprenderían que sus vidas están íntimamente conectadas con el mundo social y político que está alrededor de ellos. Soñé que las nuevas generaciones de profesionales apoyarían sus decisiones diarias en valores, en una ética social que les permitiría discernir lo que era justo y verdadero. Soñé que las universidades les darían a sus alumnos oportunidades de empatizar con el sufrimiento ajeno para desde ahí aprender y elaborar soluciones a los problemas del país. Soñé que los universitarios encontrarían oportunidades de compromiso social durante su periodo como estudiantes y luego, después, como profesionales. Soñé que la universidad podría ser la mejor escuela de civilidad donde se encontrara y se viviera el respeto por el otro, la cooperación, el trabajo solidario, el trabajo en equipo, el desarrollo del espíritu de confianza y el cumplimiento de las promesas. Soñé que en la universidad podríamos aprender a trabajar en alianzas entre el Estado, la Sociedad Civil y el Empresariado y que también podríamos aliarnos Proyecto Universidad: Construye País 9 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” entre las universidades. Soñé que los rectores se motivarían y que estarían dispuestos a participar en éste proyecto identificando el estado del arte de la responsabilidad social en sus respectiva universidades y luego buscando caminos para perfeccionar la acción. Soñé que podríamos formar una comunidad de profesores y alumnos por la responsabilidad social y que todos juntos podríamos crear una ola, una contracorriente que nos permitiera contrarrestar el individualismo, el pragmatismo, el afán de lucro personal, la competencia, el afán de éxito que observamos nos motiva desmedidamente. Soñé que podríamos realizar una alianza entre algunas universidades y desde ahí dar testimonio al resto de ellas e influir el sistema universitario. Fueron muchos los sueños que hoy comienzan a ser realidad y fueron muchos los soñadores que fui encontrando en las diversas conversaciones. Hasta el momento todos los rectores, académicos y alumnos contactados comparten el mismo sueño y más aún ya están en acción trabajando en la línea del proyecto, pero al mismo tiempo he descubierto en las conversaciones que el proyecto llega en un momento oportuno. Hay un académico, aquí presente, que me decía: “los últimos 20 años fueron para las Universidades, de sobrevivencia y de aprendizaje empresarial, fue duro para las universidades asumir que deberían autofinanciarse, hoy, en cambio, por lo menos algunas de ellas ya hicieron el aprendizaje y pueden sentarse a pensar en el sentido de la acción”. El proyecto ha sido bien recibido, es considerado un apoyo, y en algunos casos una luz, una nueva fuerza que orienta la acción de las Universidades. Esta es la primera actividad pública del proyecto Universidad: Construye País, esta es la primera vez que nos reunimos para conversar sobre este tema las once universidades, esperamos que existan otras oportunidades como ésta y muchas reuniones en las diversas universidades y regiones. Tenemos tres años por delante para trabajar en equipo, éste es un proyecto abierto a la iniciativa y a la creatividad, éste es un proyecto que puede perfeccionarse, que puede crecer con el aporte de todos ustedes. Proyecto Universidad: Construye País 10 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” CAPÍTULO 1 PENETRANDO EN EL CONCEPTO Y LA PRÁCTICA DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL Moderadora Mónica Jiménez de Barros Líder del Proyecto Universidad: Construye País Ponencia Universidad y Responsabilidad Social Francisco López Comentarios Nelson Rivera Alejandro San Francisco Proyecto Universidad: Construye País 11 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” UNIVERSIDAD Y RESPONSABILIDAD SOCIAL Francisco López Fernández1 Se me ha pedido iniciar este Seminario aportando algunos puntos de reflexión en torno a la pregunta: ¿en qué consiste, hoy, la responsabilidad social de la universidad? Se trata de ayudar a pensar en un cierto horizonte de sentido para nuestro quehacer en la perspectiva de contribuir como instituciones universitarias a la construcción de un proyecto país. Acogiendo esta invitación, me propongo reflexionar sobre nuestro papel de universitarios en una sociedad dominada crecientemente por un sentimiento de malestar fruto de un conjunto de factores sumamente heterogéneo, que comúnmente agrupamos bajo el término de “crisis”. Desde esta perspectiva, me surgen nuevas preguntas: ¿cuál es el trasfondo de este malestar? Si existe una “crisis” ¿cuál es su naturaleza y cuáles son sus alcances?; ¿significa esto que nuestra responsabilidad hoy es mayor que en el pasado o simplemente que ella es diversa?. Y de ser así, ¿a qué nuevas exigencias de lucidez estamos enfrentado? Estas son algunas de las interrogantes que deseo pensar más que responder ya que esto último considero que es un trabajo común de todos nosotros. Mi reflexión tiene dos partes: en primer lugar trataré de dilucidar brevemente mi perspectiva de lectura; en segundo lugar deseo enumerar algunos ámbitos que me parece urgente explorar en conjunto. Cómo entiendo el tema propuesto En sociología hemos aprendido que “el punto de vista es el que crea el objeto”. Ello quiere decir dos cosas: primero, que toda experiencia es parcial pero que es a través de esa parcialidad que se descubre y se verifica nuestra capacidad de apertura y de universalidad; segundo, que cuando nos damos como objeto de reflexión el significado de una expresión, como es el caso de ésta: “ la Responsabilidad Social de la Universidad”, nos enfrentamos con el problema de la interpretación que demanda un discernimiento previo acerca de su sentido y alcance. Los términos de la relación que nos ocupa, “Universidad” y “responsabilidad social”, así como la relación misma, pueden ser pensados a partir de su “letra”, es decir, de aquello que ya está estatuido en la obviedad del sentido común (por ejemplo, que una Universidad es socialmente responsable sólo en la medida que sus alumnos realizan servicios de solidaridad para con los más pobres) o a partir de su “espíritu”, es decir, de su sentido pensado, debatido y socialmente construido. 1 Licenciado en Filosofía y Doctor en Sociología. Director Académico del Magister en Ética Social y Desarrollo Humano de la Universidad Alberto Hurtado. Proyecto Universidad: Construye País 12 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” La obviedad del sentido común puede tener consecuencias mortales tanto para la Universidad como para la sociedad. Y esto no es especulación. Bien sabemos que la Universidad sufre una degradación cultural creciente fruto de la cual la idea misma de Universidad parece agonizar en medio de “la crisis de nuestros sistemas de educación superior”2. Por otra parte, bien sabemos que las mayorías de las deudas e injusticias con las que cargamos como sociedad se deben cuando no directamente a saberes universitarios en el poder al menos a la escasa relevancia de los mismos para resolver nuestros déficits de convivencia. Por tanto, el problema que se nos plantea no es un asunto especulativo sino de opciones hermenéuticas que remiten al horizonte ético comprometido en una reflexión como ésta. En mi caso, me he dado tres opciones previas que definen la perspectiva desde la cual reflexiono: la primera dice relación con la Universidad como espacio de constitución de la subjetividad humana en torno al ejercicio de la razón; la segunda es una opción por la promoción de la justicia en cuanto umbral de convivencia humana y la tercera dice relación con la escisión entre el orden de lo científico – técnico y el orden de lo social y político como nota constituyente de la “crisis” a la que estamos enfrentados como país y como Universidad. Y digo que me he dado estas opciones no porque otros no lo hagan sino simplemente porque son apuestas que asumo como riesgo sin pretender someterlas a la lógica de la prueba. Universidad, reflexividad y libertad Asumo que la Universidad posee un modo propio de ser socialmente responsable que le viene de su propia tradición y que es distinto al de una empresa, al de una iglesia, al de un ejército o al de un partido político. Hay cinco aspectos que tienen que ver con este modo propio de ser socialmente responsables, aspectos en los que estimo conveniente caer en la cuenta: a) En primer lugar, la Universidad es socialmente responsable siendo aquello que ha llegado a ser en su ya centenaria historia: un lugar privilegiado, aunque no exclusivo, de creación y divulgación del saber sistematizado en el cual las diversas ciencias, artes y técnicas buscan integrarse armónicamente. Por este motivo, la visión de la cultura, del mundo, de la historia y de la vida que nace y se difunde desde la Universidad tiene la propiedad de ser una visión abierta a lo universal, aunque siempre encarnada en la situación del país, de su tiempo y lugar. 2 Hace unos años Frank Turner, historiador de la Universidad de Yale, coordinó un interesante trabajo académico: la reedición de la obra de John Henry Newman, The Idea of a University (1852) y de una selección de lecturas y ensayos del mismo Newman preparadas entre los años 1854 y 1858, seguidas de un conjunto de estudios interpretativos tendientes a releer esta obra clásica en las nuevas condiciones históricas y culturales de fines del siglo XX. Ver, FRANK TURNER, Editor, The Idea of a University. John Henry Newman, Yale University Press, 1996; también JEROSLAV PELIKAN, The idea of University: A Reexamination, New Haven, 1992. Proyecto Universidad: Construye País 13 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” La Universidad, como institución, tiene la forma de una comunidad de personas; comunidad de hombres y mujeres que persiguen dar razón de la naturaleza, la vida y la historia así como de las razones para vivir; hombres y mujeres que navegando en la incertidumbre y el riesgo se esfuerzan por ganar puntos de perspectiva que faciliten la inteligibilidad del mundo y su paulatina transformación en un mundo habitable para el ser humano. La Universidad, pues, es una realidad y una fuerza social, signada históricamente por lo que es la sociedad en que vive y a la que está destinada a iluminar y a transformar. Por ello, a mi modo de ver, la primera y más relevante modalidad de ser socialmente responsables como Universitarios consiste en favorecer, desarrollar y cuidar ese ejercicio de la razón que es nota distintiva del ser humano. b) En segundo lugar, es importante caer en la cuenta de que la tradición universitaria ha incorporado, desde sus inicios, la idea de responsabilidad social, es decir, la capacidad de dar respuesta (respondere, responsum) o de rendir cuentas (accountability) a la comunidad a la que pertenece. Esto es así, porque el ejercicio de la razón en una universidad se inscribe en una constelación de valores (compromiso por la vida y por el desarrollo, preocupación por el dolor y la insignificancia humanos, solidaridad con los demás, respeto por el que piensa distinto, etc.) que le dan una pertinencia y relevancia que van más allá del “pensar por pensar”. Aquí radica, a mi modo de ver, el nexo profundo que articula los términos que nos hemos dado a reflexionar. Es cierto que esta tradición tiende a verse sofocada en la actualidad por el imperativo de la sobrevivencia de los más preparados compartido por muchos estudiantes. En virtud de ello, lo que se demanda de la Universidad es estar equipados rápidamente, en lo profesional y en lo técnico, para competir en el mercado y asegurarse uno de los relativamente escasos y disponibles puestos de trabajo que puedan satisfacer sus aspiraciones y resultarles lucrativos. Esta demanda de “éxito” no agota, sin embargo, la tarea universitaria. En realidad el criterio real de evaluación de una Universidad debería radicar, más bien, en la calidad del saber alcanzado y en lo que el estudiante llegue a ser como persona gracias a él. En efecto, la Universidad tiene como tarea llegar a ser una comunidad de formación de la subjetividad humana, mediada por el ejercicio de la razón; un espacio y un tiempo en que miles de hombres y mujeres en interacción van forjando su personalidad más profunda. Quienes en la Universidad tienen como misión la de ser educadores conocen la riqueza y complejidad de una tarea que exige articular adecuadamente la capacitación rigurosa en habilidades y destrezas profesionales con el acompañamiento paciente y pausado de los procesos de personalización de cada estudiante: su formación intelectual y profesional, psicológica y moral. Esta formación de la persona, a la vez, demanda una conciencia instruida de la sociedad y de la cultura, condición de posibilidad de una solidaridad bien informada; solidaridad que se aprende a través del contacto más que de las Proyecto Universidad: Construye País 14 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” nociones3. La implicación personal en la injusticia que otros sufren es el catalizador para la solidaridad que abre el camino a la búsqueda intelectual y a la reflexión moral. Ser socialmente responsables es, desde esta perspectiva, hacernos cargo, en condiciones históricas nuevas, de esta vocación de ser personas para y con los demás sin la cual una Universidad pierde su alma y el país malgasta una de sus oportunidades básicas. c) En tercer lugar, la institución Universitaria ha sido históricamente la animadora y nutriente, la guardiana e impulsora de la continuidad del saber sistematizado de un pueblo. Es la Universidad un espacio privilegiado donde se forja la sabiduría que necesita una nación para no perder su capacidad de juicio en la discontinuidad de las opiniones, las modas, lo pasajero. Es por ello que se ha dicho que la Universidad es la conciencia crítica de la sociedad porque es el pensar el que somete la obviedad de lo cotidiano a su crisis, a la pregunta por los fundamentos. Hoy en día, esta tarea crítica adquiere límites nuevos, los de la sociedad global emergente y sus nuevos rasgos necesitados de interpretación y discernimiento. Esta tarea se ha visto modificada a partir de la caída de los grandes metarelatos y de la aparente clausura de las grandes utopías. De allí la proliferación de criterios mercantiles en la producción del saber que tienden a diluir los contornos de lo que entendemos como Universidad. Sin embargo, no podemos abandonar la tarea de esclarecimiento racional de nuestro propio tiempo histórico, esclarecimiento que no podrá lograrse sin reflexividad, sin crítica y autocrítica, sin márgenes de libertad y de autonomía, sin interdisciplinariedad. Una Universidad socialmente responsable es la que se hace cargo de la historicidad de la comunidad a la que pertenece, de su entorno global, de sus tradiciones y de sus innovaciones, de su memoria, de su presente y de las tareas que tiene por delante. d) En virtud de esto, como un cuarto aspecto que conviene subrayar, la Universidad ha tenido siempre como inseparables dos dinamismos fundamentales del conocimiento humano: el de la indagación y el de la comunicación del saber producido; el de la búsqueda de esclarecimiento racional y el de la formación de personas en cuanto sujetos y actores de la sociedad. Este doble dinamismo que hunde sus raíces en el asombro y la pregunta primera ante lo no conocido y que culmina en el despliegue de la interpretación comunicada y compartida sostiene la diversidad de saberes, ciencias y artes que conforman una Universidad. Ellos no sólo coexisten en un mismo “campus” sino que hacen de esa coexistencia la condición de posibilidad de asimilar las experiencias e intuiciones de las diferentes disciplinas en una visión del conocimiento que, consciente de sus 3 Así lo ha entendido la tradición y la práctica universitaria en nuestro país donde de múltiples formas y obedeciendo a iniciativas estudiantiles o a políticas institucionales deliberadas (Trabajos de Verano, servicios de extensión universitaria, etc.) se ha escrito una larga historia de servicios solidarios y de cooperación entre las universidades y la sociedad atendiendo especialmente las necesidades de sectores menos favorecidos: campesinos, sindicatos, pobladores urbanos y rurales, etc. Proyecto Universidad: Construye País 15 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” limitaciones, no se satisface con los fragmentos, sino que intenta integrarlos en una síntesis sabia y verdadera de la realidad de nuestro mundo. El “campus” universitario es, por una parte, la institucionalización de esa necesidad del espíritu humano de ver más y mejor y, por otra, es la marca de que es el ser humano social el que conoce; la totalidad de la persona en su inserción social. Por este motivo, el énfasis unilateral en el estudio especializado y excluyente, la clausura en la particularidad de los métodos y en la abstracción, extrema y creciente, de las preocupaciones terminan por deshumanizar al conocimiento. Problemas como los de la bioética, por ejemplo, nos están demostrando hoy día que la pura “tecnicidad” no está a la altura para lidiar con los problemas vitales de la humanidad. Por este motivo la universidad, en cuanto ámbito privilegiado del ejercicio de la razón, ha demandado siempre un doble movimiento de integración: uno horizontal a través de las fronteras de las diversas ciencias y uno vertical, como es el caso de la articulación de las ciencias con la filosofía o de la técnica con el arte. La demanda de interdisciplinariedad y de interdepartamentalidad son precisamente huellas de ello. e) Finalmente, en quinto lugar, el ejercicio de la razón y el despliegue de los diversos órdenes del saber (científico, técnico, profesional, etc.) demandan espacios de libertad. La libertad es condición para que el pensamiento pueda existir; el pensamiento o es libre o no es pensamiento creativo: es repetición de “slogans” y para eso no es necesaria la Universidad. Esta es la razón de las luchas por la autonomía universitaria, tan antiguas como la Universidad misma, aun cuando sus resultados hayan sido más bien modestos. En una institución universitaria la libertad y autonomía tienen cuatro dimensiones íntimamente articuladas entre sí: a) la dimensión científico académica que permite el ejercicio de la libertad de enseñanza, de investigación y de formación; b) la dimensión financiera que posibilita el libre acceso a los recursos compatibles para mantener un alto nivel de calidad controlando, a la vez, la injerencia de intereses económicos particulares en la determinación de las políticas universitarias; c) la dimensión administrativa que demanda que la administración sea un medio al servicio de lo académico; y d) la dimensión política que garantiza tanto el pluralismo de ideas y pensamientos como el derecho de la Universidad a darse sus propias formas de gobierno. Todas ellas apuntan a dibujar el contorno en que la creatividad y la responsabilidad pueden existir y desarrollarse. Universidad y justicia Es en esta libertad estructurante que radica la vocación de la Universidad a la promoción de la justicia. Así como en una Universidad se analiza la naturaleza y la vida, se critican las teorías que han surgido en la historia de las diversas ciencias y las que nacen cada día en las investigaciones de la comunidad científica, así también en ella se somete al examen crítico la sociedad y su entorno no juzgando sagradas ni intocables sus estructuras. Proyecto Universidad: Construye País 16 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Esta es la causa por la cual la Universidad ha enfrentado y está llamada a seguir enfrentando a los poderes vigentes en la sociedad, al desorden establecido y a la injusticia estructural en que vivimos con demasiada frecuencia. Por ello la universidad incomoda tanto a los regímenes autoritarios de diverso signo ideológico que han tratado siempre de sojuzgarla. Hay tres aspectos que deseo resaltar: a) En primer lugar, esta convivencia de la universidad con la justicia es la que abre el mundo universitario a la realidad demandante de los pobres. “Ello no significa - como lo señalara el P. Ignacio Ellacuría S.J. hace ya unos años - que deban ser los más pobres los que deban entrar a cursar estudios en la universidad, ni que ella deba dejar de cultivar la excelencia académica que se necesita para resolver los problemas reales que afecta a su contexto social. Significa, más bien, que la Universidad debe encarnarse entre los pobres intelectualmente para ser ciencia de los que no tienen voz, el respaldo intelectual de los que en su realidad misma tienen la razón y la verdad, con frecuencia a modo de despojo, pero que no cuentan con las razones académicas que justifiquen y legitimen su verdad y su razón”4. b) En segundo lugar, una Universidad socialmente responsable defiende y promueve los derechos humanos, base de una convivencia civilizada y de una sociedad justa. En efecto, los derechos humanos no son sólo una materia de las escuelas de Derecho, una disciplina filosófica o un interés de los sociólogos. Ellos son una preocupación del cuerpo universitario como un todo tanto en su práctica interna, como en su enseñanza y en su relación de interlocución con la sociedad civil y con el Estado. Académicos y estudiantes están llamados a dejar entrar en sus vidas la realidad perturbadora de este mundo de tal manera que aprendan a sentirlo, a pensarlo críticamente, a responder a sus sufrimientos y a comprometerse con él de forma constructiva. Es así cómo aprendemos a percibir, pensar, juzgar, elegir y actuar a favor de los derechos de los demás, especialmente de los menos aventajados y de los excluidos5. Entre los derechos de la persona humana el derecho a la vida y a las condiciones para vivirla dignamente, es decir, el derecho a no ser excluido, marginado o “prohibido de ser” es fundamental. En la actualidad, gracias al conocimiento científico y tecnológico que somos capaces de producir, la humanidad es capaz de solucionar problemas como la alimentación, la vivienda o el desarrollo de condiciones más justas de vida. Sin embargo, nos resistimos a ello. ¿Cómo, si no, es posible que una economía boyante, más próspera y 4 Ignacio Ellacuría, S.J., “La tarea de una universidad católica,” Discurso en la Universidad de Santa Clara, 12 junio 1982 véase el texto en “Una universidad para el pueblo,” Diakonia n. 23 (agosto-octubre 1982) 81-88. 5 Ver la Conferencia del P. PETER-HANS KOLVENBACH, SJ, Prepósito General de la Compañía de Jesús a los Rectores y responsables de Universidades Jesuitas norteamericanas: El servicio de la fe y la promoción de la justicia en la educación universitaria de la Compañía de Jesús en Estados Unidos, Universidad de Santa Clara, California, Octubre, 2000. Proyecto Universidad: Construye País 17 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” globalizada que nunca, mantenga todavía a más de la mitad de la humanidad en la pobreza? c) Lo tercero, es que la búsqueda y promoción de la justicia así como los rostros de la inequidad y la exclusión no sólo ofrecen a nuestras Universidades un lugar social verificatorio del ejercicio de la razón y de la relevancia del saber sino que también ofrecen una luz y un horizonte de sentido a todo nuestro quehacer intelectual y moral. No se trata de hacer de nuestras Universidades campos de entrenamiento de activistas sociales. Tampoco se trata de ideologizar el ejercicio de la razón. De lo que se trata es de que la institución universitaria sea un espacio de aprendizaje en la adultez de la solidaridad. No es este un camino fácil; exige discernimiento. Pero, no por ello la universidad puede abdicar de su misión de formar ciudadanos responsables; educar en las destrezas y competencias técnicas y en una actitud ética que permita a sus miembros el ejercicio de una ciudadanía plena: hombres y mujeres para y con los demás, personas completas, profesionalmente competentes, dignas y solidarias. La crisis que interroga al quehacer universitario. Es esta misión y tarea la que hoy día se ve desafiada por la “crisis” que está a la base de nuestro malestar ciudadano. La palabra crisis evoca en nuestro imaginario realidades tales como el desempleo, la corrupción y la violencia, la desconfianza, las presiones financieras sobre la institución universitaria, la dudosa calidad de nuestra enseñanza y la escasa pertinencia y relevancia de nuestra investigación, etc. Cada uno tiene, sin duda, su propia interpretación y sus propuestas de solución. Sin embargo, a la hora de pensar la responsabilidad social de la universidad, estimo que no es sólo a este nivel que es conveniente ubicar nuestra reflexión. En el horizonte de una posible contribución de la Universidad a un proyecto país pienso que la pregunta por la responsabilidad universitaria tiene que comenzar haciéndose cargo de una suerte de desazón por la brecha existente entre el ámbito de la producción y reproducción del saber y el ámbito de la toma de decisiones que cada vez parece situarse no sólo fuera de la universidad sino a espaldas de ella y de sus contribuciones.6 En décadas pasadas nuestras universidades jugaron un papel determinante en la toma de decisiones que afectaron a nuestra sociedad y, a través de ello, a millones de chilenos. Precisamente, una de nuestras tareas hoy es hacernos cargo de esa historia, de la memoria que guardan los claustros de nuestras universidades más antiguas y de la responsabilidad que hemos compartido. Sin embargo hoy día el abismo entre el 6 Ver sobre este punto la reflexión de BRUNNER, J.J., ¿Contribuye la investigación social a la toma de decisiones?, Conferencia pronunciada en el seminario La investigación educacional latinoamericana de cara al año 2000, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Comisión Educación y Sociedad, Punta de Tralca, 4 al 6 de Junio de 1993 Proyecto Universidad: Construye País 18 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” ámbito de la Universidad como productora de conocimientos y el de la toma de decisiones parece ensancharse. Esa brecha, sin embargo, está indicando una separación más profunda que tiene que ver con la crisis a la que aluden muchos pensadores contemporáneos. ¿De qué crisis se trata? Me refiero a la escisión profunda, a la disociación entre el campo de lo científico - técnico y lo económico, por un lado, y el campo de lo social y de lo político, por otro. Hace unos años, el economista Francois Perroux7 estigmatizaba esta disociación como un derroche de recursos, más particularmente, derroche del recurso humano. Otros pensadores e instituciones, entre los cuales el Magisterio Social de la Iglesia católica, vienen recordando incansablemente, desde la década de los 60, que la economía está hecha para el hombre y no el hombre para la economía8. A su vez, desde el punto de vista político esta disociación parece estar a la base de la actual tendencia a la devaluación de la naturaleza y de la misión del Estado; al repliegue sobre lo individual y al debilitamiento de los vínculos sociales. No en vano somos testigos de una desafección creciente por lo político, de renovadas búsquedas de redefinición de la política y de una creciente preocupación por el rescate y la creación de nuevas formas de asociatividad.9 Lo que se teme es la conformación de un dualismo societario entre el ámbito de la toma de decisiones crecientemente ajeno al control humano y la gran mayoría afectada por esas decisiones, excluidas e ignorantes, a quienes sólo les quedaría el consuelo de tejer estrategias de sobrevivencia individual. La sociedad dual de la que muchos hablan con frecuencia no es otra cosa que el resultado de esta sociedad disociada, sociedad de sistemas abstractos, vaciada de su potencial de debate y control ciudadano. Una sociedad partida en dos donde la exclusión es, si no provocada, al menos canalizada e institucionalizada por aquellos que detentan los diferentes poderes que otorga el acceso al saber y al poder científico - técnico - económico. La universidad y los universitarios no estamos al margen de esta realidad. Nuestra responsabilidad nos impone nuevas tareas y un discernimiento más fino que estén a la altura de lo que Edgar Morin llamaba “la misión de los intelectuales”10 Los universitarios tenemos una misión específica en la esfera de la 7 PERROUX, FRANCOIS, Industrie et création collective, t. 1., Paris, PUF, 1964, pp.182-192; PISAR, S. La Ressource Humaine, Paris, J.Cl. Lattès, 1983 8 Ver por ejemplo, la Carta Encíclica de JUAN PABLO II, Laborem exercens, 1981. 9 Es conveniente recordar los dos Informes de Desarrollo Humano en Chile elaborados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en 1998 y en el 2000 respectivamente. En el primero de ellos, “Las paradojas de la modernización”, se sostiene que el “malestar” ciudadano comprobado en la sociedad chilena descansaría sobre una escisión entre modernización y subjetividad como dos procesos autónomos inconexos entre sí. En el segundo, “Más sociedad para gobernar el futuro” se concluye que es necesario descubrir los caminos para enriquecer la calidad de vida social a través de la complementariedad entre los sistemas y los sujetos. 10 MORIN, E., Pour sortir du XXe siècle, Fernand Nathan, 1981, pp.237-266 Proyecto Universidad: Construye País 19 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” educación y de la cultura; por ello, en cierta medida, es el futuro del país el que está en juego en nuestras preocupaciones y en nuestra acción. Para decirlo con trazos de caricatura: ante las tendencias a la disociación social ¿aceptaremos pasivamente, por ejemplo, la profesionalización disciplinar que transforme a nuestras universidades en escuelas técnicas o bien consideraremos la crisis como un desafío a nuestra creatividad que nos permita interrogarnos sobre las opciones sociales a las cuales nos enfrenta la mutación en curso? Este es un tema pendiente en nuestro mundo universitario. Este Seminario y el programa del que él forma parte viene precisamente a llenar un vacío de reflexión a todas luces necesario. Por otra parte, si la mutación que vivimos abre una oportunidad de opción como país, aunque ella sea dolorosa para quienes van quedando excluidos y marginados de ella, ¿dónde estaremos los universitarios? ¿defendiendo los “mecanismos de sociedad”, las “leyes de mercado”, las “leyes de la naturaleza”, la fatalidad del dominio de los “sistemas abstractos” sobre nuestros mundos de vida, “la investigación neutra y desinteresada?” O ¿tendremos la sabiduría necesaria para percibir que estamos enfrentados, asumiendo la herencia de nuestros saberes, a la revisión crítica del tipo de racionalidad dominante en el desarrollo de nuestro pensamiento científico?11 A mi modo de ver, pensar la responsabilidad social de la Universidad de cara a un proyecto país, en estos tiempos, implica situarnos en este horizonte desafiante caracterizado por el actual predominio de la razón instrumental. Dicha primacía puede traer consigo la posibilidad de que las fuerzas económicas, científicas y técnicas dominantes sean las que circunscriban y definan nuestra misión y tareas como país y como Universidad. Esta es la amenaza pero, también existe la oportunidad de someter la inercia de las dinámicas sistémicas al control racional de los actores sociales. Responsabilidad Social exploración conjunta. de la Universidad: algunos ámbitos de De lo anterior derivo algunas líneas de reflexión, en tres ámbitos, que me parece urgente explorar juntos: a) en lo relativo a la docencia y a la investigación universitarias; b) en lo relativo a las relaciones de la Universidad con el mundo económico y social y c) en lo relativo a la animación de la vida universitaria. a) Docencia, investigación y responsabilidad social La investigación de una Universidad socialmente responsable apunta a garantizar que la Universidad no sea el lugar de un saber repetitivo y conservador 11 ver LADRIERE, JEAN, Les enjeux de la rationalité. Le défi de la science et de la technologie aux cultures, Aubier-Montaigna/UNESCO,1977; HABERMAS, Jürgen, La technique et la science comme idéologie, Paris, Gallimard, 1973 Proyecto Universidad: Construye País 20 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” sino que produzca saber. Permite que la docencia sea original y que sea un acontecimiento de aprendizaje entre estudiantes y profesores que están ellos mismos aprendiendo e interrogando a la realidad. Es en la investigación donde el saber universal anuda con los problemas concretos y con las situaciones locales de cada ciencia. Una universidad socialmente responsable es una Universidad que promueve, invierte y cuida la investigación de sus académicos y estudiantes. Por su parte, la docencia universitaria, bien articulada con la investigación, constituye el espacio de transmisión del saber de generación en generación. Un profesor universitario no transmite solo ni principalmente nociones sino métodos, técnicas, modos de proceder en su área. El aprender se hace en un proceso de aprendizaje. No por casualidad la estructura de las Universidades medievales se originó a partir de la analogía con las corporaciones de artes y profesiones, con sus categorías de maestros y aprendices. Es que la enseñanza universitaria, socialmente responsable, no se limita a la formación instrumental sino que también educa al hombre y a la mujer como sujetos. Cuando se dice que la Universidad posee una función de servicio público lo que se está afirmando es que ella es una respuesta a las necesidades de toda la sociedad, que está disponible para todos y que interviene como uno de los sustentos logísticos de la sociedad. Este servicio se manifiesta en primer lugar, sin lugar a dudas, en las funciones de docencia e investigación. En materia de investigación nuestra voluntad de estar a tono con el desarrollo científico moderno es necesaria y fundamental si queremos contribuir eficazmente al país. Pero también debemos ser lúcidos para no caer acríticamente en la disociación y separación a que he hecho mención más arriba. La excelencia de nuestras investigaciones se juega tanto en su calidad intrínseca como en su capacidad de ser respuesta a las necesidades fundamentales de los seres humanos a los que nos debemos. En diversos campos hemos aprendido que los saberes si no se enraízan en su contexto social y cultural pueden crear disfunciones que, a la larga, perturban seriamente los equilibrios necesarios a un pleno desarrollo humano. En este sentido, la crisis puede ser oportunidad para un nuevo proyecto universitario y de país, con opciones sociales definidas, referencias compartidas y sistemas de valores renovados. Para ello, necesitamos restaurar la categoría de “proyecto” ya que ella es la única apta para dinamizar nuestra creatividad y volver a dar sentido a nuestras tareas. Acaso, ¿no es verdad que nuestra responsabilidad esencial en la actualidad es volver a darnos como comunidades universitarias un proyecto en el que viejos y jóvenes puedan re-encantarse, reencontrando el sentido para invertir sus energías personales y colectivas? A mi entender, restaurar esta categoría de proyecto en las tareas de enseñanza y de investigación debería responder a lo menos a cuatro condiciones: Proyecto Universidad: Construye País 21 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” 1) Volvernos más conscientes de nuestra pertenencia a la comunidad nacional, regional, continental y mundial circundante; a los cambios psicológicos, sociales y culturales que la transforman; a sus imperativos de justicia. En este sentido la crisis nos obliga, por una parte, a desalambrar nuestros repliegues provincianos y corporativos y, por otra, a poner particular atención en las viejas y nuevas formas de exclusión que caracterizan hoy a nuestro mundo. 2) Enunciar y discutir claramente los objetivos que perseguimos como sociedad y como universidad; tener capacidad de justificar lo que hacemos y nos proponemos en relación con las finalidades que nos asignamos como comunidad. No podemos contentarnos con objetivos implícitos. En este sentido, el concepto mismo de “política científica”, tan reciente en nuestro país, manifiesta bien que estamos ante un orden de opciones y, por tanto, que nuestra acción se propone pensar y discernir sus propios fines y objetivos. Todo conocimiento universitario es valioso en sí mismo pero es además un conocimiento que tiene que preguntarse a sí mismo por sus fines. 3) Si bien la docencia siempre debe privilegiar el dominio de los conceptos también es cierto que junto a ello es necesario incorporar la responsabilidad de la rigurosidad en la formación del juicio. Desde este punto de vista, ninguna disciplina podría ahorrarse la reflexión sobre su propia historia y sus raíces sociales; sobre sus crisis; sobre sus presupuestos y sus límites. La Universidad es el lugar donde el estudiante estructura conceptualmente, no sólo sus conocimientos, sino que estructura también, a través de ellos, una gran parte de su forma de aproximación a la realidad: nuestra responsabilidad sería grande si les ofreciéramos a nuestros estudiantes y académicos jóvenes un proyecto de universidad y de país que le imposibilitara esta aproximación. 4) Finalmente, participar en la elaboración de un proyecto país capaz de redinamizar nuestra sociedad es una tarea difícil. Hay una deontología a considerar, tomando en cuenta el sentir y el querer de las diversas comunidades de comunicación que la componen. Para ello se requiere concertar la pluralidad de fuerzas y competencias de muchos, en un horizonte de sentido que siendo común sea, al mismo tiempo, plural. Ello demanda instancias de representación adecuadas y la determinación de pasar de los consensos retóricos a la adopción de acuerdos para la acción. Se trata de un proceso, con su propia metodología y camino, en el que los procedimientos de elaboración tienen claras connotaciones ético normativas que no se pueden desconocer. En este sentido, es conveniente caer en la cuenta que concertar un proyecto de país y de universidad es algo muy diferente a las alternativas ofrecidas por el mercado por un lado o por los fundamentalismos autoritarios por el otro. La diferencia radica en el lugar que se le asigna en el proceso a la dimensión Proyecto Universidad: Construye País 22 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” política.12 Apostar a la concertación de puntos de vista, en efecto, implica velar por la esfera de la política en la toma de decisiones lo cual obliga a los diversos actores a debatir y negociar sus propias opciones en materia de proyectos. El mercado suprime la política dejando las decisiones libradas al resultado de decisiones individuales en función de intereses particulares; el fundamentalismo autoritario, por su parte, también elimina la política dejando el poder en manos de un solo actor socialmente privilegiado. Por ello es importante que la Universidad siga siendo no sólo un lugar de creatividad y de crítica sino también de participación, de libertad y de debate reflexivo. Acaso, en nuestra sociedad moderna, ¿no es la Universidad uno de los pocos lugares donde pueden confluir y conjugarse tanto los componentes indispensables para la reflexión como los que habilitan para la puesta en práctica de la ciudadanía?. Nuevas tareas de Responsabilidad Social. Nuevas tareas se vienen hoy a adjuntar a las tareas universitarias tradicionales. Pienso especialmente en las relaciones con el mundo económico y social tanto privado como público. Razones financieras han llevado a nuestras universidades, sin lugar a dudas, a establecer contactos con las empresas y con organismos públicos a fin de equilibrar los escuálidos presupuestos universitarios. A su vez, las empresas y los organismos públicos deben recurrir crecientemente a herramientas y métodos de trabajo científicos a fin de mejorar sus servicios y encontrar nuevos canales de crecimiento y desarrollo. Esto configura un nuevo campo de relaciones institucionales relativamente desconocido para nuestra tradición universitaria. En este sentido, hay tres cosas que deseo subrayar: 1) Debemos reconocer con lucidez que estas tareas nuevas, con frecuencia, entran en concurrencia no carente de conflictividad con otras tareas universitarias y que teniendo en cuenta que “todos no tienen por qué hacer todo” hay, sin embargo, que determinar una verdadera política de colocación de nuestros recursos humanos universitarios a fin de que la urgencia económica no termine fagocitando lo propiamente universitario. En la actualidad, la función de lectura y apropiación racional del propio tiempo histórico con frecuencia está siendo realizada por instituciones para – universitarias. ¿No es esto, acaso, un signo de abandono por parte de las universidades de su vocación más honda en pro de la mera capacitación profesional requerida por las necesidades de la producción y del crecimiento tecno-económico? Si el trabajo universitario queda reducido al despliegue de la razón estratégica o funcional ¿quién podrá hacer visible lo invisible del presente?. 12 Ver sobre este punto TEDESCO, J.C., “Educación, mercado y ciudadanía”, presentación realizada en el panel “Educación, Estado y Mercado” que tuvo lugar en el Foro Escuela Siglo XXI, Bogotá, abril 3 de 1998 Proyecto Universidad: Construye País 23 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” 2) Por otro lado es necesario caer en la cuenta de que a través de estas nuevas acciones la imagen de la universidad se va transformando hasta tal punto que nuestro lenguaje para referirnos a ella se vuelve equívoco. Por este motivo, es necesario ser vigilantes y no perder la capacidad de establecer acuerdos donde cada una de las partes encuentre garantizados sus propios derechos e intereses. Desde el punto de vista de la universidad, por ejemplo, la investigación contribuye al desarrollo del país en múltiples formas, algunas de las cuales pueden ser coincidentes con lo que puede hacer una empresa o un organismo público y otras no. Pero, así como la Universidad no puede sustituir las tareas propias de una empresa, tampoco puede olvidar su aporte más original que es el aporte a la generación de nuevos conocimientos cuya utilidad, medida en términos de rentabilidad de mercado, no siempre se puede medir con justeza. En este sentido, la articulación entre docencia - investigación y desarrollo productivo debe seguir siendo una preocupación central a calificar en cada caso.13 3) Es necesario, en tercer lugar, ampliar nuestras perspectivas más allá de la pura transferencia de conocimientos, habilidades y destrezas científico - técnicas del ámbito productivo al universitario o viceversa. El cambio tecnológico acelerado es algo no sólo suscitado por la actividad económica sino también algo sufrido por ella hasta tal punto que la mayoría de los actores económicos y políticos se proyectan a futuro no tanto para defender un proyecto sino más bien para evitar ser excluidos de un juego que no tiene rostros. Esto sacraliza la urgencia, la vuelve un eje central de las políticas cuando, en realidad, es la falta de perspectiva la que tiende a hacernos esclavos de la urgencia. Las universidades pueden verse arrastradas en este torbellino. De hecho hoy, no son las Universidades los centros generadores de pensamiento que fueron en el pasado. Sin embargo, ello no quiere decir que no lo deban ser. Las nuevas relaciones con el mundo económico, tanto privado como público obligan a explorar y reflexionar más a fondo la articulación entre las necesidades provenientes del desempeño productivo, en el sentido amplio del término, y las que provienen del desempeño universitario. Ello, sin lugar a dudas plantea una pregunta más de fondo: ¿quieren nuestras Universidades ser centros generadores de pensamiento? Y si lo queremos ¿cómo controlar los lazos de dependencia económica y política que, por lo demás, no son de ahora? ¿cómo controlar la demanda de expertos y de técnicos que el país a todas luces necesita sin que ella hipoteque a mediano y largo plazo la idea de Universidad? Responsabilidad Social de la Universidad y Animación Universitaria. La universidad no puede existir y no existe sin estudiantes. Si ella está al servicio de toda la sociedad, lo está particularmente al servicio de los y las jóvenes 13 En torno a la relación entre educación, mercado y ciudadanía ver las hipótesis desarrolladas por JUAN CARLOS TEDESCO, en El nuevo pacto educativo: competitividad y ciudadanía en la sociedad moderna, Madrid, Alauda-Anaya, 1995 Proyecto Universidad: Construye País 24 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” que la constituyen. Es a su formación, al encuentro de sus aspiraciones profundas que la Universidad debe todas sus fuerzas. Ciertamente que son entendibles las inquietudes de los jóvenes ante una sociedad cuyo discurso no es muy prometedor. No es tampoco de extrañarse que los jóvenes tengan la tentación de responder con una actitud de pasividad y de dimisión o bien de aceptación demasiado rápida del juego de la competencia que se les propone. Nos es necesario encontrar juntos una salida a una situación de la que los jóvenes no han sido responsables. La Universidad es un acontecimiento socialmente instituido y socialmente instituyente. En cuanto socialmente instituida la Universidad es hija de su tiempo, del tipo de relaciones sociales heredadas, de la historia y de los conflictos del país, del tipo de desarrollo que se privilegia, etc. En cuanto instituyente la universidad ha sido y continúa siendo el espacio en que se teje un “ethos” particular, una “alma mater” un “ser universitario” fuente de identidad social posible. En su seno se tejen relaciones de solidaridad entre quienes dan a la universidad su consistencia: estudiantes, académicos (docentes e investigadores), administrativos, ex-alumnos. En la Universidad los estudiantes van definiendo un modo de aproximación intelectual y práctico a la realidad facilitadas por un espacio de intercambio y de discusión donde se aprenden y experimentan las solidaridades que influirán en las opciones, preferencias y acciones futuras. En una sociedad en que las fuentes tradicionales de construcción de identidad tienden a desaparecer y en que las nuevas fuentes se caracterizan, precisamente, por la ausencia de puntos perdurables de referencia, la universidad ya no puede ser la correa de transmisión de paquetes elaborados sino un ámbito de adquisición de capacidades y de creatividad que permita construir conocimientos propios. En la Universidad aprendemos a aprender en el marco de una experiencia de vida marcada por el desarrollo de valores y actitudes ciudadanas. Esto implica, a mi modo de ver, superar la disociación entre los requerimientos del orden estrictamente académico y los de la animación estudiantil. En realidad esta disociación tiene mucho que ver con la separación de que hemos hablado hasta ahora. Sin embargo, lo interesante es que, como he señalado más arriba, hoy día somos más conscientes de que los requerimientos profesionales y los requerimientos ciudadanos se articulan: la solidaridad, el trabajo en equipo, el cumplimiento de la palabra dada, la creatividad, el manejo de los códigos corporales y expresivos, etc. son indispensables para la vida social en general. En esta articulación hay una semilla de esperanza para un universitario socialmente responsable. Concluyendo He buscado responder a la pregunta que se me ha encomendado. La Universidad no es una torre de marfil sino una comunidad en interacción con su país que situada en la sociedad civil mantiene viejos y nuevos vínculos tanto con Proyecto Universidad: Construye País 25 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” la sociedad política y como con el mundo de la producción. Ningún punto de vista es neutro o prescinde de los valores. En el caso de una Universidad socialmente responsable el punto de vista por preferencia y por opción es el de la justicia. Esto conlleva un desplazamiento significativo de los valores elegidos. Al adoptar la perspectiva de las víctimas de la injusticia nuestros docentes buscan la verdad y comparten esa búsqueda, en libertad, con sus estudiantes. Una pregunta que no tiene nada de fácil y que ciertamente posee sus riesgos es: cuándo investigamos y enseñamos ¿dónde y con quién está nuestro corazón? He intentado mostrar los principales desafíos a que nos enfrentamos como universitarios en el horizonte de una crisis de civilización provocada por la escisión entre el orden de la necesidad (ciencia, técnica, economía) y el orden de la libertad (lo social y lo político). Con ello no pretendo agotar el tema. La vida universitaria vive hoy otras tensiones relevantes sin lugar a dudas. Solamente he querido subrayar las que provienen del deseo de hacer realidad la responsabilidad social de nuestras instituciones universitarias. Es en el marco de estas tensiones que la Universidad debe preservar, favorecer y hacer posible una cultura reflexiva, una cultura del debate razonado por oposición a la defensa de trincheras prejuzgadas, en definitiva un espacio personal y social de discernimiento racional en el campo de las opciones y compromisos que conviene asumir para construir juntos un país más justo y, en definitiva, más humano. Pero, para ello, la Universidad debe redefinirse, en el horizonte de una modernidad autorreflexiva, para conectar con su tarea histórica orientada ahora a los nuevos escenarios en los que está inserta. Proyecto Universidad: Construye País 26 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” COMENTARIOS Nelson Rivera14 Antes de referirme a la ponencia de Don Francisco López, me gustaría contextualizar brevemente el tema en dos sentidos. El primero en su significado etimológico y en un segundo momento el significado que la psicología le ha atribuido. La palabra responsabilidad es de origen castellano y fue acuñada en el siglo XIX, esta hace referencia básicamente a la capacidad de comprometerse. Más tarde y por extensión M. Blondel señala que “el sentido psicológico y moral de la palabra es anterior al sentido social, civil o penal. La responsabilidad es la solidaridad de la persona humana con sus actos, condición previa a toda obligación real o jurídica”. Respecto al segundo punto de mi contextualización, en psicología, la responsabilidad social comienza a investigarse a través del fuerte influjo que recibe con las investigaciones de Piaget. En la segunda mitad de 1950, Harris, construye un instrumento para medir la responsabilidad social en los niños y define a la responsabilidad social como: “Un compuesto de actitudes que reflejan confianza, responsabilidad, lealtad, haciendo un efectivo trabajo”. Él argumenta que la responsabilidad social “es un elemento básico en un individuo de personalidad ayudadora”. Une la medición de la responsabilidad social empíricamente con las conductas prosociales. Más tarde, los estudios piagetanos son enriquecidos con los aportes de Selman respecto de la toma de perspectiva social y de Kohlberg sobre el desarrollo de moral. Estas investigaciones han generado innumerables estudios hasta nuestros días. Luego, en la década de los ochenta muchos estudios se orientaron en descifrar la conducta “Altruista”. Sin embargo, en la década recién pasada los acontecimientos sociales ocurridos en el mundo y en Estados Unidos han vuelto ha generar nuevos estudios en psicología de la educación y psicología social, poniendo a la responsabilidad social como centro de sus investigaciones. Sheldon Berman uno de los actuales investigadores en el tema, define a la responsabilidad social como “la inversión personal en el bienestar de otros y del planeta”. De todas estas investigaciones se pueden distinguir cuatro factores importantes en el desarrollo de la responsabilidad social. Y quisiera que los conociéramos para tenerlos vincularlos con nuestro tema. a) La Ética: La universidad socialmente responsable adhiere a una ética y un código de comportamiento que la distingue en su actuar en bien de la comunidad 14 Sacerdote de la Congregación de los Sagrados Corazón en Valparaíso y Viña del Mar. Proyecto Universidad: Construye País 27 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” universitaria y en bien de la nación. Esto sucede, a mi juicio, invitando a los jóvenes a una abierta discusión, al cambio, al disenso y a la comprensión. b) La empatía: La universidad socialmente responsable desarrolla una actitud empática, es decir: la universidad es capaz de acoger las demandas de la nación. desarrollando un diálogo con la sociedad, reconociendo las necesidades culturales, profesionales y científicas de su país. c) La ciudadanía: La universidad socialmente responsable debe ser generadora de ciudadanos responsables. Sinesio López (1990), describe al ciudadano como una persona que se caracteriza por tener derechos y responsabilidades en su relación con el estado y la comunidad política. En este sentido me parece que la universidad debe abrir sus puertas a un permanente debate de la ciudadanía en torno a los derechos y deberes. (La ciudadanía desarrolla necesariamente pertenencia y corresponsabilidad; preservación de la identidad nacional y cuidado del medio ambiente). d) El servicio a la comunidad o el voluntariado: La universidad socialmente responsable estimula el voluntariado o el servicio a la comunidad: los jóvenes necesitan ser parte activa en las soluciones más que observadores pasivos. La reflexión que ellos desarrollan necesita ser trasladada a acciones hacia otros mediante el servicio a la comunidad. El aprendizaje en el servicio ayuda a los estudiantes a hacer la conexión entre lo que están estudiando en clases y el mundo real. El compromiso que los estudiantes hacen es muy importante para la comunidad en términos de logros políticos y sociales que puedan resultar. Es muy importante entender que la relación entre estos factores debe ser holística para poder generar una actitud socialmente responsable. Cabe señalar que es posible otros factores pero que no resultan determinantes en los años de la universidad: por ejemplo la familia y el colegio. Comentarios que surgen a partir de la charla de Don Francisco López: Cuando se refiere al tema de la universidad y la justicia don Francisco López termina señalando. “No es este un camino fácil; exige discernimiento. Pero, no por ello la universidad puede abdicar de su misión de formar ciudadanos responsables; educar en las destrezas y competencias técnicas y en una actitud ética que permita a sus miembros el ejercicio de una ciudadanía plena: hombres y mujeres para y con los demás, personas completas, profesionalmente competentes, dignas y solidarias”. Me parece que en estas palabras están expresados de alguna forma los factores que acabo de señalar. Estoy muy de acuerdo con lo expuesto por él y solo quiero agregar unos pocos comentarios a modo de complemento de su ponencia. Sobre la Reforma Educacional: Creo que este es un tema base para abordar con amplitud el tema de la responsabilidad social universitaria. Hago dos comentarios: Proyecto Universidad: Construye País 28 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” - - - La educación en Chile, entiéndase desde el Parvulario hasta la Educación Media está en un proceso de reforma, lento pero a mi juicio avanza. Esta reforma no puede ser soslayada por la universidad. Si los paradigmas para entender y relacionarse con el “ nuevo mundo que emerge” ya no son los tradicionales debemos asumir el necesario cambio de la universidad. En esta perspectiva los cuatro factores que acabo de señalar pueden ser, a mi juicio, muy importantes al momento de abordar la responsabilidad social de la universidad. Los grandes principios orientadores de la reforma educacional chilena son la calidad y la equidad. Es socialmente responsable la universidad al ofrecer un sinnúmero de carreras que en el futuro no harán más que generar profesionales pasivos o cesantes. Es decir, profesionales angustiados y frustrados. Para mí esto encierra un cuestionamiento base ante la multiplicidad de universidades y el aumento de una oferta absolutamente desmedida en algunas carreras. Creo que todos buscamos y queremos una universidad comprometida con el presente de sus estudiantes y también con el futuro de ellos y, si no es mucho decirlo con el del país. Señaló don Francisco López: “La universidad en su lugar privilegiado de integración del saber sistematizado tiene la posibilidad de interpretar el mundo y dar razón de él.” Por este mismo lugar de privilegio, tiene el potencial de redefinir las relaciones de la sociedad. Nuestro país que ha estado dolorosamente dividido en estos años, por izquierdas y derechas, por ricos y pobres, puede encontrar en la universidad un gran espacio de formación y toma de conciencia del bien común. La universidad no puede estar al margen de los acontecimientos del país. Se deben generar amplios debates en vista del futuro. Los debates multidisciplinarios pueden ser una alternativa válida para enfrentar esto como un desafío. Como consecuencia de lo dicho la universidad como promotora del espíritu humano debe encarnar los anhelos de este y facilitar su desarrollo. La experiencia realizada por un número importante de profesionales jóvenes en el Programa de Servicio País ha sido absolutamente decisiva en la vida de muchos jóvenes. Esto tiene una particular relevancia con el grado de madurez con que ingresan los jóvenes a la universidad. El tema del voluntariado abre otro desafío para la universidad si se quiere asumir responsablemente el mundo actual. Pienso que no se trata de alterar y cambiar el sentido de la formación profesional que tradicionalmente se ha realizado sino que se trata de reorientar las prácticas profesionales. El tema del voluntariado en tiempos de los estudios da una mirada más sólida del mundo y de la vida propia ayuda a desarrollar con mayor claridad valores y convicciones por un mundo más justo. Con temor y temblor, digo repensar mallas académicas y prácticas profesionales. Proyecto Universidad: Construye País 29 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Por último, creo que el tema de fondo que plantea la responsabilidad social tiene relación con el tipo de hombre que la sociedad necesita para desarrollarse humanamente, se trata en síntesis de una búsqueda sobre nuestra propia realización humana. La universidad y el mundo viven sumidos en un tiempo de nuevas definiciones. En esta nueva época el desarrollo del pensamiento, el discernimiento, la ciencia como un espacio ético de investigación, debería darnos luces en la construcción de un mundo bueno para todos. Finalmente un tema que hecho de menos en la ponencia de don Francisco López es la falta de referencia explícita al tema ecológico. Creo que hoy la universidad desde la perspectiva de la responsabilidad social también tiene aquí algo importante que decir. Este es un tema de justicia que creo todos debemos abordar. Me parece fundamental que hoy en la universidad se esté debatiendo un tema como este, tan oportuno y pertinente para nuestro país. Agradezco la invitación. Alejandro San Francisco15 Creo, como historiador, que una primera cosa importante para entrar en este tema es revisar lo que se dice en la fundación de la Universidad de Chile, la Universidad Católica o la Universidad de Concepción, por ejemplo. Nos podemos encontrar con sorpresas muy gratas. Andrés Bello -rector de la Universidad de Chile- hablaba, ya en su primer discurso, de la influencia de la moral y la política en las ciencias, y del fomento de la instrucción religiosa y moral del pueblo como un deber que cada miembro de la universidad se impone por el hecho de ser recibido en su seno. Luego decía: “Todas las verdades se tocan, desde las que formulan el rumbo de los mundos, desde las que determinan las agencias maravillosas de que dependen el movimiento y la vida, hasta las que determinan las condiciones precisas para el desenvolvimiento de los gérmenes industriales, hasta las que dirigen y fecundan las artes.” De esta forma, Andrés Bello no le asignaba a la universidad un papel autorreferente, de “torre de marfil” como aquí se decía, sino que planteaba una universidad con sentido público. Lo mismo hacía Joaquín Larraín Gandarillas en 1889, cuando se fundó la Universidad Católica, declarándola “una obra destinada a producir grandes beneficios en nuestro país y que aprovechará juntamente a la Iglesia y al Estado” y “en la universidad será la juventud que, por su ilustración y condiciones sociales, está llamada a influir de un modo más directo en los destinos de la patria”. Por último, la misma idea de servicio social es destacada por el rector Enrique Molina en la fundación de la Universidad de Concepción. Y el Diario El Sur, editorializando dicha fundación, sostenía que: “la universidad tendrá programas 15 Licenciado en Historia. Director General Estudiantil, Pontificia Universidad Católica de Chile. Proyecto Universidad: Construye País 30 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” propios que respondan a las necesidades de la zona a que van a servir, será un centro de investigación y de popularización científica.” ¿Por qué creí yo que era tan necesario partir con referencias fundacionales? Porque es muy curioso que muchas veces tengamos que volver a hacer pedagogía sobre un punto que debiera estar muy claro. En ese sentido-, yo felicito la ponencia del profesor López por que ha dado, a mi juicio, en el clavo en muchas cosas, de las que yo voy a destacar dos fundamentalmente. La responsabilidad social es una cuestión intrínsecamente universitaria, es decir que no es un añadido que se pueda usar o no en algún minuto, y debe tener un orden. En el caso de la universidad, el orden de los factores de la responsabilidad social sí altera el producto. Me explico: lo primero que debe hacer una universidad con responsabilidad social es lo que dice el profesor López. “La universidad es socialmente responsable siendo aquello que ha llegado a hacer en su ya centenaria historia: un lugar privilegiado, aunque no exclusivo, de creación y divulgación del saber sistematizado...”. O sea, lo primero es que la universidad haga bien su tarea propia. No sería una universidad responsable la que hace mal su tarea propia, pero va a colaborar si hay una inundación o si hay problemas sociales. Yo creo que esa es una distorsión, uno de los mayores peligros que puede tener una universidad. Sin embargo, continúa: “hacer la tarea propia no excluye tener responsabilidad social en los planes y programas, en la docencia e investigación”. Y además se pregunta cómo incorporar eso al trabajo propiamente universitario. No depender de un “Servicio País”, sino que hubiera un servicio universitario como parte de las prácticas profesionales. La universidad tiene, entonces, una responsabilidad propia -cultivar el saber al más alto nivel- y además tiene una responsabilidad social, que no va en paralelo, sino que va intrínsecamente unida a ese cultivo del saber. A mí me parece que ahí hay dos ideas fundamentales que hay que destacar. Entre los temas difíciles de tratar está el de la responsabilidad social de la universidad, porque una sociedad como la chilena tiene muchas urgencias sociales, muchos problemas sociales. Entonces, una universidad, varias universidades, un conjunto de universidades, un proyecto como Universidad Construye País en el que participan varias de ellas, puede hacer muchas cosas. Pero junto con hacer muchas cosas va a estar siempre en deuda. Dicho de otra manera: todo lo que hagamos es poco. Esto no es para desanimarse, sino para subrayar que tenemos que seguir sumando iniciativas al sistema, tenemos que seguir haciendo mucho más, tenemos que educar. A mí me gustaría hacer una pregunta a todos nuestros profesores: ¿cuáles son los tramos de ingreso en que cortan los dos quintiles más pobres de la población?. Yo estoy seguro de que nos llevaríamos una sorpresa muy grande en la respuesta. No es sólo por tener un conocimiento matemático, sino por conocer qué condiciones de vida tienen esas personas: cómo viven en la casa, cuál es la constitución física del hogar, cuántas personas duermen por pieza, etc.; qué Proyecto Universidad: Construye País 31 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” esperanzas de oportunidades educacionales tiene, qué posibilidades de recibir una educación de calidad, con reforma o sin reforma. Yo estoy seguro que en las universidades -en cualquiera de ellas- daríamos pena con nuestras respuestas. Esto se produce por una cuestión que es una riqueza y una pobreza a la vez, y es que la universidad constituye un lugar privilegiado, una elite. En la universidad vivimos como en un mundo aparte, distinto, ciertamente con muchos problemas, pero privilegiados dentro de la sociedad. A mí me parece por ello que es preciso rescatar lo que dice la cita de Edgar Morin en el sentido de recuperar y llevar a la vida la misión de los intelectuales. Dos cosas para terminar: ¿por qué creo yo que la universidad es un lugar privilegiado en el trabajo por derrotar la pobreza, por propiciar condiciones de vida más dignas para las personas, por rescatar el valor de la vida en la sociedad? Porque todos estos problemas necesariamente han de ser atacados con el corazón y con la cabeza. No basta poner puro entusiasmo, puro corazón, porque eso va a resultar necesariamente mal. Y no basta tampoco poner pura cabeza y datos técnicos. Me parece que en ningún lugar de la sociedad se conjugan tan bien estos dos aspectos como en la universidad: el cultivo científico -de la cabezaal más alto nivel, junto al espíritu propio de los jóvenes, de esos jóvenes que necesitan sentirse partícipes de la sociedad y necesitan trabajar por el bien de los demás. Yo creo que por corazón y por cabeza la universidad es un lugar especialmente llamado a servir a la sociedad. La segunda –y última- consideración es, probablemente, la única discrepancia que tengo con el texto del profesor López. Pero no es una discrepancia de fondo, sino del orden de los factores. Se refiere a una de las conclusiones en que el profesor dice: “ningún punto de vista es neutro o prescinde de los valores”. Por cierto que así es. Luego agrega: “en el caso de una universidad socialmente responsable el punto de vista por preferencia y por opción es el de la justicia”. Yo ahí tengo una reserva, que no es mía sino que es de la doctrina social de la iglesia. En las conclusiones de la última carta apostólica de Juan Pablo II –que me parece un texto fundamental y que recomiendo- el Papa dice: “hoy hay que apostar por la caridad”. No es que la justicia no tenga importancia: es que la caridad tiene la primacía dentro de las virtudes. Más adelante agrega: “en efecto, son muchas en nuestro tiempo las necesidades que interpelan la sensibilidad cristiana. Nuestro mundo empieza el nuevo milenio cargado de las contradicciones de un crecimiento económico, cultural, tecnológico que ofrece a pocos afortunados grandes posibilidades, dejando a millones y millones de personas no sólo al margen del progreso, sino de vivir en condiciones de vida muy por debajo del mínimo requerido por la dignidad humana”. Y más adelante aún sostiene: “el respeto a la vida de cada ser humano, las nuevas potencialidades de la ciencia entre otros problemas, exigen un compromiso grande de todos”. ¿Qué hacer para darle a todo esto un sentido? se pregunta, especialmente a propósito de los laicos. Y la respuesta es: “apostar por la caridad, dar un orden a la caridad.” Proyecto Universidad: Construye País 32 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” La caridad es una expresión tradicionalmente cristiana, pero que puede tener valor para otras personas. La verdad es que puede hacerse por amor a Dios o por amor al hombre, pero yo encuentro que no puede hacerse sin sentido. No puede ser hecha una labor de responsabilidad social sólo para que cuadren los balances a fin de año, es decir, por una pura cuestión matemática o técnica. Tiene que haber un sentido y una voluntad, llamémosle caridad, solidaridad, o servicio al bien común. Digo que ésta no es una discrepancia de fondo, porque, si se sigue la cita del profesor López, se convendrá que, al adoptar la perspectiva de las víctimas de la injusticia, nuestros docentes buscan la verdad y comparten esa búsqueda en libertad con sus estudiantes. Una pregunta que no tiene nada de fácil, y que ciertamente posee sus riesgos, es: ¿dónde y con quién está nuestro corazón cuando investigamos y enseñamos?. La respuesta está ahí, en el orden de la caridad. Donde pongamos el corazón, donde tengamos la caridad, ahí estaremos poniendo la resolución de los problemas. Es una reserva muy menor pero que me parecía interesante ponerla en la mesa para terminar. Proyecto Universidad: Construye País 33 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” CAPÍTULO 2 EL MEDIO AMBIENTE NOS URGE Moderador José Santiago Arellano Director General de Extensión. Pontificia Universidad Católica de Chile Ponencia Hacia una Agenda del Desarrollo Sustentable en Chile Jorge Osorio Vargas Cristián Moscoso Comentarios Nicolo Gligo Pablo Sándor Proyecto Universidad: Construye País 34 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” HACIA UNA AGENDA DEL DESARROLLO SUSTENTABLE EN CHILE Jorge Osorio Vargas16 Cristián Moscoso Guasta17 Presentación Esta ponencia abordará las relaciones entre desarrollo y medio ambiente en nuestro país, en la perspectiva de establecer algunas necesidades y déficits en materia ambiental y analizando los desafíos que ello plantea para el mundo universitario. El eje de nuestra presentación será el concepto de sostenibilidad integral entendida como piedra angular de un desarrollo verdaderamente sostenible, basado en la integración efectiva y dinámica de los componentes ambientales, económicos, sociales y ciudadanos. Establecer una relación virtuosa entre desarrollo y medio ambiente requiere abordar el desafío de la sostenibilidad de manera integral, y no en forma parcial, restrictiva y compartimentalizada. Hay quienes plantean incluso que la sostenibilidad está enmarcada por una envolvente ética expresada como nuevos valores compatibles con los cambios que ésta exige. La visión predominante del desarrollo sostenible sólo reconoce los tres primeros componentes señalados (ambientales, económicos y sociales). Sin embargo, desde nuestro punto de vista, resulta fundamental incorporar la dimensión ciudadana y política de la sostenibilidad, o lo que podríamos llamar la “sostenibilidad ciudadana y democrática” basada en una participación social sustantiva, donde el rol de la sociedad civil entendida en un sentido amplio puede ser clave y decisivo. Ello nos remite indefectiblemente al vínculo relativamente oculto u olvidado entre democracia, medio ambiente y desarrollo sostenible. Pensamos que la sostenibilidad integral así entendida constituye la viga maestra del desarrollo sostenible y desde esta perspectiva enfocaremos los desafíos ambientales de nuestro país. En tal sentido, más que enumerar problemas ambientales específicos, plantearemos lo que a nuestro juicio constituyen algunas tensiones clave para avanzar hacia una sostenibilidad integral como sociedad, en el contexto de un mundo crecientemente globalizado del que Chile quiere y necesita ser parte activa. Ello se expresará en la identificación de algunos elementos para conformar una agenda país de sostenibilidad integral, enmarcada en las agendas globales que se han ido configurando en materia de medio ambiente y desarrollo 16 17 Secretario Ejecutivo del Fondo de las Américas - Chile. Director de Desarrollo Institucional del Fondo de las Américas -Chile. Proyecto Universidad: Construye País 35 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” sostenible, fuertemente potenciadas por la próxima realización de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, a realizarse en Sudáfrica el año 2002. En el reciente Mensaje del 21 de Mayo, el Presidente Ricardo Lagos expresó que “en un mundo organizado en torno a grandes acuerdos regionales, nuestra ubicación natural es América Latina. Nos unen una historia, un territorio, una lengua, una cultura común. Seguiremos, en consecuencia, fortaleciendo nuestra asociación con el MERCOSUR y los demás países de la región”. En tal sentido, nuestro país debe contribuir a la articulación de una estrategia latinoamericana de desarrollo sostenible, con el fin de sintetizar una visión y un pensamiento propios con base en las realidades políticas, económicas y sociales de la Región. Cabe señalar además que nuestro país ha ido asumiendo un conjunto significativo de compromisos internacionales al suscribir las principales convenciones ambientales, compromisos que han adquirido rango de ley. Asimismo, la inserción internacional de la economía chilena se enfrenta de manera creciente a mayores exigencias ambientales. Además, la asociación comercial con determinados países y regiones ha obligado a integrar los aspectos ambientales a las negociaciones y acuerdos suscritos, tal como ha acontecido con el tratado de libre comercio con Canadá, la asociación con APEC y el acuerdo marco con la Unión Europea. Por otro lado y tal como lo señaló el Informe País sobre el Estado del Medio Ambiente (CONAMA – Universidad de Chile, 1999), el intenso proceso de crecimiento y transformación socioeconómica de nuestro país en la década de los 90, del que se derivaron importantes beneficios para la población, al mismo tiempo provocó grandes presiones sobre “la calidad de vida y salud de numerosos sectores sociales, así como sobre los recursos naturales, el medio ambiente natural y construido y los ecosistemas del país”. Ello se ha traducido en “mayores niveles de contaminación, congestión y riesgos ecosistémicos que afectan la calidad de vida y la salud, determinan paralizaciones y limitaciones de actividades productivas y restricciones a la movilidad, así como conflictos sociales y políticos, e incluso catástrofes sociales derivadas de fenómenos naturales”, con los consiguientes costos adicionales, tanto privados como públicos. En este contexto, se ha producido un cambio sustancial en la percepción y gestión pública de la problemática ambiental, a través de la creación y el fortalecimiento de movimientos e instituciones en la sociedad civil, el cambio de actitud y comportamiento de algunos sectores empresariales en la materia y el desarrollo de las políticas e institucionalidad ambiental a nivel nacional, regional y local. Sin embargo, los desafíos pendientes siguen siendo considerables, especialmente desde la perspectiva de una sostenibilidad integral. Reconociendo Proyecto Universidad: Construye País 36 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” los importantes avances en la materia y tal como lo señala el Informe País citado anteriormente, “los principios de protección ambiental y de desarrollo sostenible siguen siendo visualizados por gran parte de los sectores productivos, y por personeros clave del área económica del gobierno central, como una imposición externa que frena el desarrollo. Esta situación, en la práctica de la economía política nacional, se traduce en que los temas de la sostenibilidad (ambiental) ocupen todavía un papel relativamente secundario. El concepto de desarrollo sostenible tiende a ser considerado como propio de los sectores ambientalistas y de la gestión ambiental, sin repercusiones en la institucionalidad económica y financiera”. Más aún, debemos señalar que la política ambiental no ha logrado integrarse en las políticas sectoriales y las prácticas económicas, salvo contadas excepciones, a la vez que se sigue observando una distancia apreciable con las políticas sociales y públicas en general, constituyendo todavía una política de segundo orden. En este sentido, no obstante que la institucionalidad ambiental coordinada por CONAMA posee un órgano político directivo de primer nivel integrado por los principales ministros sectoriales, con un equivalente a nivel regional, no se ha producido hasta ahora un debate profundo y sistemático que permita el surgimiento de políticas públicas articuladas por el paradigma de sostenibilidad integral. Ello fue reconocido por el Ex - Director Ejecutivo de CONAMA, Sr. Rodrigo Egaña, en la Reunión Consultiva Regional sobre Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe, celebrada en la Sede de la CEPAL entre el 19 y 21 de Enero de 2000, al señalar que la década de los 90 terminó con una tarea pendiente significativa referida al “como se pueden integrar realmente las estrategias de desarrollo económico, superación de la pobreza y sostenibilidad ambiental”. Pensamos que un tema clave en este sentido corresponde a la relación que se establezca entre las políticas económicas y ambientales, donde se requiere establecer un equilibrio y complementariedad de ambas que impida la subordinación de éstas últimas como ha tendido a ocurrir. Asimismo, la propia institucionalidad ambiental generada por la Ley Nº19.300 ha sido pródiga en generar espacios de participación ciudadana que aunque limitados y mayormente de carácter consultivo, constituyen un caso modélico y ejemplar de formalización participativa en un Estado tan refractario a la ciudadanización como el chileno. Sin embargo, dichos espacios han sido subutilizados y desaprovechados como escenarios privilegiados de debate público en materia de sostenibilidad integral y cooperación público-privada, viéndose muchas veces atrapados por la lógica del conflicto puntual (por ejemplo, en el caso del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental). La creación del Consejo Nacional de Desarrollo Sostenible y su auspicioso comienzo, junto al reconocimiento otorgado por el Presidente de la República al asistir a una de sus primeras jornadas de trabajo, abre una posibilidad interesante para iniciar un debate como el señalado previamente. Proyecto Universidad: Construye País 37 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” En suma, el desafío que queremos plantear es que para avanzar efectivamente hacia una sostenibilidad integral de nuestro desarrollo como nación, se requiere construir un gran pacto social y político de largo aliento basado en la participación de los diferentes actores públicos y privados, que reconozca las responsabilidades compartidas y específicas, a través de la definición de los compromisos y roles diferenciados de cada uno de los actores involucrados. Esto implica que la sostenibilidad integral sea asumida como una cuestión de Estado, es decir, como un desafío país en base a una visión de largo plazo que garantice el logro de objetivos estratégicos y metas intermedias donde todos puedan beneficiarse, aunque no necesariamente en la misma medida. Para ello se requiere de un amplio debate político y acuerdo social que implique al conjunto de la sociedad chilena. Esta búsqueda de una sostenibilidad integral para Chile constituye un imperativo ético para asegurar un mejoramiento del bienestar de las generaciones presentes y futuras. También representa un imperativo de eficiencia sistémica para avanzar hacia niveles superiores de desarrollo. Pensamos que la reciente crisis económica que de algún modo nos mostró las fragilidades de nuestro estilo de desarrollo, permitiéndonos abandonar el exitismo del “modelo chileno”, implica una oportunidad propicia para generar un nuevo consenso ético, social, político y económico en torno a la sostenibilidad integral que podemos y queremos alcanzar como nación. Un elemento clave para lograrlo se refiere a la generación de los conocimientos y herramientas necesarias que permitan hacer las cosas bien, poder medir los avances que se vayan produciendo, enfrentar los nuevos desafíos que surjan en el proceso e introducir las correcciones necesarias en un contexto de incertidumbre y cambios acelerados a nivel nacional e internacional. Para ello, el papel de las universidades resulta fundamental como soportes de investigación, formación y extensión para la sostenibilidad, a través de un esfuerzo asociativo basado en la cooperación y la complementariedad de esfuerzos. Este es un desafío que involucra al conjunto del sistema universitario y a la institucionalidad científico-tecnológica de nuestro país, para lo cual deben abrirse los espacios de reflexión y cooperación en los organismos involucrados (Ministerio de Educación, CONYCIT y Consejo de Rectores, entre otros). La Universidad debe aportar una mirada crítica y propositiva necesaria para identificar los caminos de la sostenibilidad integral para Chile, tanto a nivel internacional como nacional y regional. En este sentido y como botón de muestra, quisiéramos destacar la experiencia del Centro Nacional de Medio Ambiente y el Centro de Análisis de Políticas Públicas de la Universidad de Chile en la elaboración del Informe País ya comentado, que permitió efectuar por primera vez un balance realista y riguroso sobre el estado del medio ambiente en nuestro país. Ello debe continuar a nivel regional, donde destaca el esfuerzo de numerosas universidades regionales que han ido generando espacios de investigación y Proyecto Universidad: Construye País 38 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” extensión en la materia. Sin embargo, estas valiosas iniciativas todavía presentan un carácter aislado y no responden a una estrategia articulada que involucre al conjunto del sistema universitario. Estamos convencidos de que Chile posee el capital social e intelectual, junto a la madurez política necesaria para abordar un desafío de esta envergadura. Sólo depende de nosotros la concreción de esta gran tarea. Sostenibilidad Integral y Desarrollo Sostenible La Sostenibilidad Integral Asumiendo el enfoque de la sostenibilidad integral que incorpora la dimensión ambiental, económica, social y ciudadana, donde se conjugan los diferentes tipos de capital (físico, natural, humano y social), queremos proponer la siguiente definición de trabajo: Entendemos la sostenibilidad integral como un proceso de equilibrio dinámico entre las diferentes formas de capital basado en la relación que existe entre los sistemas dinámicos de la economía, la sociedad, la política y la vida humana en general, y los sistemas ecológicos, asimismo dinámicos pero que normalmente cambian a un ritmo más lento, en la que: a) la vida humana puede continuar indefinidamente; b) los individuos humanos y la sociedad pueden participar y prosperar; c) las culturas humanas pueden desarrollarse; pero en la que d) los efectos de la actividad humana (económica) se mantienen dentro de unos límites, de forma que no se destruya la diversidad, la complejidad y el funcionamiento del sistema ecológico que sirve de sostenimiento a la vida, así como el capital social que asegura la gobernabilidad democrática. Pensamos que junto a los límites ecológicos evidentes que no pueden ni deben ser superados en términos de la preservación y posibles incrementos del capital natural, un tema central para la sostenibilidad integral que proponemos es su interrelación con el capital social. Resulta evidente que la economía humana existe dentro del medio ambiente natural que establece las condiciones esenciales para el funcionamiento y despliegue de la misma. Una economía que sistemáticamente destruye aspectos claves de la ecología natural - es decir, su capital ambiental o natural, incluyendo aire, agua, suelo abundante y limpio, la diversidad biológica y la integridad ecológica -, tarde o temprano ahogará su propio crecimiento. A nivel global, una serie de pensadores de primera línea, han formulado y demostrado la tesis de que el mundo está en sus límites, o más exactamente, que no puede mantenerse el actual crecimiento de la economía global basado en el consumo incontrolado de recursos. Ella queda magistralmente expresada en la pregunta que Gandhi se hiciera de manera anticipatoria hace más de 50 años: Proyecto Universidad: Construye País 39 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” “Alcanzar su prosperidad ha llevado a Gran Bretaña a consumir la mitad de los recursos del planeta. ¿Cuántos planetas necesitaría un país como la India?”. La subvaloración de los servicios que presta el capital natural, así como la falta de registro y medición sobre la degradación de los activos de la naturaleza, puede implicar que a pesar de que estemos creciendo económicamente, según las estadísticas convencionales reflejadas en el clásico indicador del Producto Interno o Geográfico Bruto (PIB), en la práctica nos estamos empobreciendo mirado desde el punto de vista de la sostenibilidad integral. Ello sin considerar lo afirmado por el destacado pensador y economista latinoamericano Raúl Prebisch, cuando decía que "no sólo de PIB vive el hombre" (y según el enfoque de género, habría que agregar, la mujer). En el caso de nuestro país y reconociendo nuestra condición de país en vías de desarrollo que requiere del crecimiento económico para asegurar el bienestar de las generaciones presentes, las preguntas centrales que debemos hacernos son: ¿Cuáles serán nuestros propios límites? y ¿Cómo valoraremos el bienestar de las generaciones futuras?. Ello exige conocer y medir la denominada “huella ecológica” de nuestro crecimiento económico, procurando minimizarla a través de la complementariedad de las políticas ambientales, económicas y sociales. Al respecto, existen evidencias importantes de que nuestro patrón de crecimiento económico, fuertemente arraigado en la explotación intensiva de recursos naturales, ha tenido como consecuencia una degradación importante del valioso capital natural que poseemos como sociedad. Ello queda plenamente confirmado por el “Informe País sobre el Estado del Medio Ambiente” publicado a fines de 1999. Ya sabemos bastante de las relaciones entre capital natural y físico, donde el debate se centra en las posibilidades de sustituibilidad o complementariedad entre el capital natural y artificial. Quienes defienden la sustituibilidad entre ambos tipos de capital, llegando a sostener que ésta puede incluso ser perfecta, son partidarios de lo que se ha denominado “sostenibilidad débil”, mientras que aquellos que plantean la no sustituibilidad y complementariedad se inscriben en los enfoques de “sostenibilidad fuerte” (Jiménez Herrero, 2000). Con respecto a las interrelaciones entre el capital social y natural, pensamos que se debe intencionar una complementariedad y refuerzo mutuo entre ambos, mediante una efectiva integración de las políticas sociales, culturales y ambientales. Nuestro país necesita de un capital social renovado y ampliado para la sostenibilidad integral, a la vez que se debe aprovechar la valiosa experiencia de cientos de comunidades locales que gracias a su capital social, han sido capaces de preservar e incrementar el capital natural a su alcance o disposición. Ello implica que las políticas sociales y culturales incorporen como objetivo estratégico la preservación e incremento del capital natural, como contracara del Proyecto Universidad: Construye País 40 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” capital social, a la vez que las políticas ambientales refuercen y estimulen el capital social como complemento indispensable del capital natural. Por su parte, como orientaciones operativas a la hora de diseñar y evaluar las acciones concretas que contribuyan a la sostenibilidad integral (planes, programas y proyectos), se requiere cumplir tres criterios básicos de equilibrio de las entradas y salidas (entendidas como flujos) de recursos naturales y de los residuos de la actividad económica y social: • En los recursos renovables, la tasa de utilización no debe exceder a la tasa de regeneración (producción sostenible); • En los recursos no renovables, que por definición se agotan, su tasa de utilización debiera ser equivalente a la tasa de recambio o sustitución por otros recursos que sean renovables y se incorporen al proceso económico y social; • La tasa de generación de residuos no debe superar la capacidad de asimilación del medio ambiente, procurando su minimización y valorización (gestión sostenible de residuos). El Desarrollo Sostenible De más está señalar que la sostenibilidad integral no implica una economía estática, y mucho menos una economía estancada. Lo que ocurre es que tenemos que distinguir entre crecimiento y desarrollo, que es una mejora en la calidad de la vida sin causar necesariamente un aumento en la cantidad de los recursos consumidos. Es el desarrollo lo que puede y debe ser sostenible, debiendo constituirse en el objetivo primordial de nuestra política a largo plazo. La definición de desarrollo sostenible más citada es la del Informe Brundtland. En él se define este concepto como “el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades”. En esencia, se trata de garantizar una mejor calidad de vida para la población actual y futura. Existen muchas otras interpretaciones del desarrollo sostenible, e incluso en la definición anterior es obvio que el término “necesidades” puede interpretarse de diferentes maneras. No obstante, hay un amplio consenso sobre las dos ideas principales que, como mínimo, se recogen en el concepto de desarrollo sostenible: • • Que el desarrollo tiene una dimensión económica, social y ambiental. El desarrollo sólo será sostenible si se logra el equilibrio entre los distintos factores que influyen en la calidad de vida. Que la generación actual tiene la obligación, frente a las generaciones futuras, de dejar suficientes recursos sociales, ambientales y económicos para que puedan disfrutar al menos del mismo grado de bienestar que nosotros. Proyecto Universidad: Construye País 41 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Como el desarrollo sostenible tiene sus orígenes en el movimiento ecologista, solía considerarse un “lujo” que no debía pagarse a costa del crecimiento económico. Pero es mucho más que un concepto puramente ecológico, ya que plantea el reto fundamental de combinar una economía dinámica con una sociedad que ofrezca oportunidades para todos, al tiempo que se mejora la productividad de los recursos y se logra el crecimiento sin la degradación del medio ambiente. Aunque el desarrollo sostenible es un concepto muy amplio, no debe considerarse tan sólo como una forma fácil de poner una etiqueta nueva a toda una serie de problemas sociales, económicos y ambientales para meterlos en el mismo saco. En lugar de ello, lo que hace falta es mantener una perspectiva general para lograr que las políticas adoptadas (tanto sectoriales como horizontales) se apliquen de forma complementaria y no contradictoria. Para convertirlo en realidad, se debe asegurar que el crecimiento económico no se consiga a costa de la discriminación social y el deterioro del medio ambiente, que la política social no reduzca el progreso económico y que la política ambiental se base en fundamentos científicos sólidos, a la vez que sea efectiva y eficiente desde un punto de vista técnico (ambiental) y económico. Si bien es evidente que para lograr el desarrollo sostenible es imprescindible que las empresas y los consumidores cambien su comportamiento individual, con el fin de evitar algunas consecuencias negativas para la sociedad en su conjunto (en la actualidad o en el futuro), no es menos cierto que también ofrece grandes oportunidades. De hecho, muchas de las empresas más clarividentes ya se han dado cuenta de que el desarrollo sostenible ofrece nuevas posibilidades y han comenzado a adaptar sus planes de acción e inversión en consecuencia. Cada vez es mayor el reconocimiento de que una política ambiental rigurosa no tiene por qué poner freno al crecimiento económico, ni siquiera con las formas de valoración convencionales. Aunque la reglamentación ambiental puede suponer un coste inicial en términos de resultados económicos, éste se compensa en parte por un aumento del empleo y de los ingresos en las industrias ecológicas que proporcionan tecnologías y servicios limpios. Más aún, las pruebas demuestran que, a largo plazo, el crecimiento depende en gran medida del progreso tecnológico. Las políticas de desarrollo sostenible podrían aumentar el crecimiento económico acelerando el ritmo de innovación y, en última instancia, llevarnos a producir bienes más baratos que sus predecesores “sucios”. Existen diversos ejemplos que demuestran que hay muchas situaciones en que todos pueden salir ganando. Una estrategia de desarrollo sostenible debe procurar identificar y explotar estas oportunidades, fomentar la eficiencia económica, el crecimiento del empleo y el respeto por el medio ambiente. Ello exige de parte de las autoridades políticas, económicas y ambientales, la creación gradual de condiciones favorecedoras para que las empresas y los Proyecto Universidad: Construye País 42 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” ciudadanos integren las consideraciones sociales y ambientales en todas sus actividades. Aunque esto será beneficioso para el conjunto de la sociedad, algunos cambios políticos tienen claros ganadores y perdedores. En estos casos, se deben establecer las políticas que sean de interés general y de que quienes hayan de adaptarse a los cambios, reciban un tratamiento justo y no tengan que soportar costes innecesarios. Por lo tanto, el desarrollo sostenible tiene una importante dimensión institucional, ya que no se puede lograr sin una adecuada gobernabilidad ni la activa participación de la sociedad. En esta mirada relativamente optimista, queremos proponer una definición más precisa del desarrollo sostenible, respecto de aquella planteada por el Informe Brundtland. A nuestro juicio, el desarrollo sostenible consiste en la mejora de la calidad de vida y del bienestar de la sociedad, dentro de los límites de la capacidad de los ecosistemas, manteniendo el patrimonio natural y su diversidad biológica en beneficio de las generaciones presentes y futuras. Un elemento clave para avanzar en la materia consiste en el diseño participativo de una Estrategia Nacional de Desarrollo Sostenible (ENDS), reconocida como política de Estado y carta de navegación que articule los esfuerzos del conjunto de la sociedad, la que debiera traducirse en sus equivalentes regionales en el caso de nuestro país. Cabe señalar que Chile sólo cuenta actualmente con la denominada “Política Ambiental para el Desarrollo Sustentable”, aprobada en enero de 1998 por el Consejo de Ministros de CONAMA, la que siendo un avance importante resulta claramente insuficiente como estrategia país de desarrollo sostenible. Asimismo, a partir de dicha política se han formulado políticas regionales de desarrollo sustentable que también deben ser valoradas positivamente, aún cuando carezcan de un marco de referencia a nivel nacional. Como ya hemos dicho, una estrategia de desarrollo sostenible incluye no sólo los aspectos ambientales y su éxito reside en la efectiva integración del conjunto de las políticas públicas desde un enfoque de sostenibilidad, así como en la activa cooperación público-privada. En este contexto, queremos presentar parte de las conclusiones de la Reunión Consultiva Regional sobre Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe (CEPAL, 19 al 21 de Enero de 2000), donde se identificaron las siguientes lecciones aprendidas y desafíos para el éxito de las ENDS: Lecciones: • La conveniencia de involucrar en forma efectiva y temprana a todos los actores relevantes en la formulación, implementación y evaluación de las ENDS. • La necesidad de lograr compromisos políticos de largo plazo con base en los objetivos del desarrollo sostenible, de manera que trasciendan los períodos de gobierno y se garantice la continuidad de las ENDS. Proyecto Universidad: Construye País 43 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” • • • • • La viabilidad de las ENDS depende de la capacidad innovadora y proactiva de sus actores para movilizar recursos humanos, financieros y técnicos, tanto internos como externos. La conveniencia de reconocer y precisar que el desarrollo sostenible no es sinónimo ni de política ni de gestión ambiental y, por lo tanto, en la formulación de las ENDS debe prevalecer el enfoque integrador que incluya las preocupaciones económicas, sociales y ambientales. La importancia de internalizar en la política pública las experiencias del sector privado, reconociendo que la actividad empresarial sostenible no necesariamente es un costo, sino una inversión. La promoción de una mayor conciencia y participación ciudadana como requisito previo para el éxito de las ENDS y la incorporación de los principios del desarrollo sostenible en planes y programas de educación formal e informal. La necesidad de analizar críticamente el impacto del proceso de globalización en los países de la región para enriquecer la planificación y la visión de largo plazo. Desafíos: • Colocar el tema del desarrollo sostenible en la agenda de prioridades de los gobiernos. • Fortalecer la capacidad institucional para la implementación, fiscalización, control y monitoreo de los compromisos asumidos en las ENDS. • Fortalecer la capacidad institucional para garantizar la consideración de políticas de acceso a la información para apoyar la participación representativa de la sociedad civil y la ciudadanía en el proceso de decisiones. • Mejorar los sistemas y canales de acceso a la información sobre desarrollo sostenible y ampliar su difusión a través de los medios masivos de comunicación. • Direccionar el papel de los medios de comunicación para promover patrones de producción y consumo sostenibles. • Movilizar el necesario financiamiento para la implementación de las ENDS, haciendo explícito el compromiso establecido en el Programa 21 con relación a la asistencia oficial para el desarrollo. • Articular mecanismos financieros nacionales y de cooperación internacional. • Priorizar la coordinación de cooperantes y agencias de financiamiento para que sus agendas coincidan con las prioridades del gobierno. Para lograrlo, los gobiernos deben articular sus prioridades y ser proactivos en la negociación con dichas agencias de cooperación y financiamiento. • Asegurar que las prioridades nacionales prevalezcan sobre aquellas de las organizaciones e instituciones financieras internacionales. • Orientar el financiamiento hacia la consolidación de instituciones permanentes de desarrollo sostenible en los países de la región. • Propiciar la valoración económica del patrimonio, natural y social, para inducir su adecuada inclusión en las cuentas nacionales. Proyecto Universidad: Construye País 44 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” • • • • • Promover el uso más eficiente de los instrumentos de gestión ambiental existentes, directos e indirectos, con la finalidad de facilitar la implementación eficaz de las ENDS. Fijar políticas para encauzar la inversión extranjera hacia proyectos de desarrollo sostenible. Lograr una mayor coordinación y coherencia entre las políticas públicas que tienen impacto sobre la base de los recursos naturales. Fortalecer la capacidad técnica para formular carteras de proyectos concretos y viables hacia el desarrollo sostenible. Reconocer las experiencias y capacidades existentes para evitar la duplicación de esfuerzos. Integrar Sostenibilidad Ciudadana y Desarrollo Sostenible Como dijimos al comienzo, desde nuestro punto de vista resulta fundamental incorporar la dimensión ciudadana y política de la sostenibilidad, o lo que denominamos “sostenibilidad ciudadana y democrática”, además de los tres componentes típicamente reconocidos (ambientales, económicos y sociales). Ello nos remite al papel fundamental de la participación ciudadana como requisito para compatibilizar efectivamente todas las dimensiones en función del bienestar de las generaciones presentes y futuras. Pensamos que existe una relación indisoluble entre participación ciudadana y desarrollo sostenible, donde la primera entendida en un sentido amplio representa el eslabón perdido de la sostenibilidad, a pesar de constituir un elemento estratégico para articular efectivamente las otras tres dimensiones: crecimiento económico, protección y conservación del medio ambiente, y equidad social y superación de la pobreza. Sin participación ciudadana sistémica y efectiva a nivel social, así como sin democracia participativa a nivel político-institucional, no puede avanzarse hacia un desarrollo verdaderamente sostenible. Ello implica replantear el concepto difundido hasta ahora, que reconoce solamente las tres dimensiones señaladas previamente, dejando fuera de manera explícita la participación y la democracia como condiciones fundamentales para que dichos objetivos puedan alcanzarse. Si nos preguntamos de qué manera el crecimiento económico puede contribuir a la superación de la pobreza y a una mayor equidad social, evitando lo que se ha llamado el "crecimiento empobrecedor" y el "crecimiento desigual", una respuesta compleja y abarcadora considera, por un lado, la participación política como capacidad real de los ciudadanos de influir en el gobierno de la polis, a través de una democracia verdaderamente participativa, que permita definir políticas, leyes y acciones que efectivamente mejoren las condiciones y calidad de vida de las mayorías. La respuesta también incluye la participación económica de los ciudadanos, que en el contexto de una economía de mercado, se dará Proyecto Universidad: Construye País 45 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” principalmente a través de su condición de trabajadores y consumidores, como condición de un acceso y reparto más justos de las oportunidades y la riqueza. Por su parte, al preguntarnos de qué forma se puede compatibilizar el crecimiento económico con la protección del medio ambiente, nuevamente aparece la participación ciudadana como una condición insoslayable, especialmente a través de lo que se ha dado en llamar la gestión ambiental del proceso de desarrollo. Así por ejemplo, la participación ciudadana efectiva en los Sistemas de Evaluación de Impacto Ambiental de los proyectos de inversión pública y privada, es fundamental para asegurar que las decisiones de inversión sean compatibles con la protección del entorno y el mejoramiento de la calidad de vida y la salud de las personas y comunidades. Asimismo, si analizamos la relación entre superación de la pobreza y protección del medio ambiente, nuevamente la participación social permite garantizar una relación con los recursos naturales que sea sostenible y respetuosa de los ciclos de la naturaleza. En el caso de las comunidades que sufren la pobreza y se encuentran utilizando recursos naturales a su alcance y disposición, no existe alternativa de uso sostenible de los mismos, sin la participación directa e involucramiento de los afectados. En términos políticos e institucionales, el desarrollo sostenible sólo puede ir alcanzándose mediante procesos de concertación social y política, a la vez que requiere de cambios estructurales y culturales basados en el consenso de las mayorías. Ello exige contar con mecanismos formales de diálogo y decisión claramente participativos, propios de un régimen democrático avanzado y de calidad. Al respecto, resulta conveniente plantearse una conceptualización de la participación ciudadana como una relación que se establece en el encuentro de dos procesos concretos: uno es la capacidad de participar, que son las habilidades, las capacidades y los conocimientos que cada grupo y cada persona han desarrollado a partir de sus prácticas o experiencias, constituyendo sus herramientas con las que se incorporan al hacer publico; y otro es la oportunidad de participar, referida al espacio o el campo que la iniciativa oficial (la política) le deja y le permite a la iniciativa y a la responsabilidad de los participantes. Según como se produce el ajuste en esta relación, es que surgen dos modelos básicos de participación. Si, como sucede muchas veces, la oportunidad de participar se decide sólo, o básicamente, en función del incremento de la eficacia y eficiencia de la acción oficial, entonces los participantes son invitados a incorporarse en aquellos términos (con aquellos conocimientos y responsabilidades) que son funcionales a esos propósitos; la política recorta y limita la práctica participativa y, en consecuencia, subordina y disciplina a los incorporados. Esta orientación corresponde a lo que denominaremos "participación funcional". Proyecto Universidad: Construye País 46 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Otros son los casos en que el diseño y la gestión de la iniciativa oficial parten desde la identificación y el reconocimiento de las capacidades de participar de las personas y comunidades concretas a las que esa iniciativa se dirige, donde los recursos materiales y técnicos propios de la política, se ponen a funcionar para el complemento, el apoyo, la profundización de la capacidad responsable de los participantes; ahora las capacidades de participación, así como la condición de sujeto, se fortalecen y amplían. Ello corresponde a lo que podemos denominar "participación sustantiva". Ciertamente que la participación ciudadana de la que hablamos se refiere a este último tipo, donde los que participan son reconocidos como sujetos con derechos y deberes. La búsqueda de esta “sostenibilidad ciudadana” nos remite a una participación multidimensional de las personas y comunidades, expresada en múltiples ciudadanías que es necesario construir y desplegar, en el marco del ejercicio de derechos y obligaciones para una vida más humana. Esta expresión de una ciudadanía diversa y plural, pasa a ser un requisito de calidad y efectividad de la democracia, entendida como una forma de gobierno genuinamente participativa, que no se agota en su dimensión representativa formal respecto de las autoridades del Estado. De este modo, en el enfoque de la sostenibilidad integral se reconoce la denominada “ciudadanía ambiental” referida a la acumulación y distribución de capital social, político-cultural y natural entre las grandes mayorías nacionales y planetarias. Asumiendo que el desarrollo de la ciudadanía ambiental ha estado principalmente radicado en las instancias de la sociedad civil, se trata de un movimiento global de naturaleza ética en un triple sentido: la ética de la reciprocidad; la ética de la cooperación; y la ética de la generosidad y del altruismo, “en la cual se plantea la vida, las relaciones sociales y las relaciones de los humanos con los ecosistemas en términos de cuidados, servicios y disponibilidades”. La ciudadanía ambiental expresa una nueva ciudadanía, fuertemente arraigada en el ámbito de lo público, que ciertamente no es patrimonio exclusivo del Estado ni se agota en la esfera gubernamental, debiendo ser entendido como aquello que es de todos, lo que nos pertenece como comunidad humana y de lo cual todos somos responsables. De este modo, la ciudadanía ambiental se articula a partir de las siguientes dimensiones: a) Como atributo de una gobernabilidad ambiental que asume la construcción genuinamente participativa de las agendas públicas, se expresa institucional y procesalmente en el seguimiento y evaluación ciudadanas de las políticas públicas que afectan la sostenibilidad del desarrollo y no sólo de las políticas ambientales (control ciudadano), y se materializa en las grandes y pequeñas decisiones políticas como última prueba sobre la efectividad del ejercicio de la ciudadanía. b) Se manifiesta como un asociativismo ciudadano, organizado bajo diversas modalidades y con enfoques globales diversos, que delibera en la esfera pública de acerca de la sostenibilidad del desarrollo. Proyecto Universidad: Construye País 47 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” La ciudadanía ambiental se expresa en un mapa de actores que operan bajo formas diversas, entre los que se pueden mencionar los siguientes: • • • • • • • • Actores sociales organizados en ONG’s y redes que construyen las bases comunicacionales e intelectuales para elaborar una agenda ambiental desde la sociedad civil. Circuitos de producción académica que actúan como soporte al desarrollo de las políticas públicas en las cuestiones ambientales. Redes y organizaciones de base comunal que practican acciones directas ante situaciones críticas y conflictos ambientales locales o regionales. ONG’s que sistematizan el desarrollo de la gestión ambiental del gobierno y prestan apoyo y capacitación a los movimientos y organizaciones que practican la acción directa. Organizaciones "de segunda generación" que amplían las agendas públicas, hacen seguimiento de la gestión gubernamental y establecen un liderazgo político y simbólico desde la sociedad civil. Líderes de opinión pública que asocian la actividad legislativa con la participación en conflictos ambientales. Grupos de bases y organizaciones ecologistas beneficiadas con recursos concursables de origen gubernamental que van configurando una incipiente y promisoria "agenda popular ambiental", a través de microproyectos vecinales o comunales. Privados que se organizan en fundaciones sin fines de lucro para gestionar predios de alto valor ecológico con fines conservacionistas o de investigación de la biodiversidad que se agrupan en redes más o menos formales, para efectos corporativos e intercambio de informaciones técnicas y de oportunidades a nivel de la filantropía o cooperación ambiental externa. A este listado de carácter preliminar, seguramente habría que incorporar a aquellas empresas privadas que han ido asumiendo de manera voluntaria compromisos de sostenibilidad en sus estrategias de negocios, ampliando su responsabilidad social al campo ambiental. Crecimiento, Comercio y Medio Ambiente Crecimiento y Medio Ambiente Desde nuestro punto de vista, no existe contradicción interna inevitable entre crecimiento económico y mantenimiento de un nivel aceptable de calidad del medio ambiente. En realidad, el crecimiento económico puede proporcionar a los ciudadanos un medio ambiente más limpio y más saludable. Tampoco hay que creer que el crecimiento económico va necesariamente en contra del medio ambiente, sino que la mejora de las condiciones de vida puede ir acompañada de la protección y mejora de las condiciones medioambientales. Además, una mejor Proyecto Universidad: Construye País 48 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” integración debería ser beneficiosa tanto para la política ambiental como para la política económica. La relación entre el crecimiento económico y el medio ambiente no es necesariamente directa. Muchos problemas de medio ambiente que afectan a los países más pobres son consecuencia de un crecimiento económico demasiado escaso. El crecimiento aumenta la voluntad y la capacidad de pagar para conseguir un medio ambiente más limpio. En cambio, las sociedades con niveles de renta bajos ni siquiera tienen los recursos para atender a necesidades básicas como el saneamiento. El Banco Mundial ha calculado que la contaminación del agua en países en vías de desarrollo es responsable de más de 2 millones de muertes al año. Por otra parte, esta contaminación tiene efectos contraproducentes para el desarrollo económico al contaminar por ejemplo, bancos de pesca. En los países más pobres, los niveles de contaminación de las áreas urbanas son varias veces superiores a los de los países más ricos. Por otra parte, en ausencia de medidas políticas específicas, las cantidades de residuos domésticos y las emisiones de gases de invernadero tienden a incrementarse con la renta per cápita. De hecho, si se mantienen las tendencias actuales, las economías desarrolladas y particularmente, Estados Unidos, no cumplirán sus compromisos de reducir las emisiones de gases de invernadero asumidos en el marco del Protocolo de Kioto adoptado en el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Sin embargo, al menos a corto plazo, es probable que el crecimiento económico, tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo, exija un mayor uso de los recursos naturales, lo que dará lugar a un aumento de la contaminación. Por consiguiente, las medidas que se tomen para aumentar el crecimiento económico deberían ir acompañadas de una mejor integración de los factores medioambientales en las decisiones y en el comportamiento tanto de las empresas como de los ciudadanos. Aunque se hayan alcanzado algunos progresos para separar el crecimiento económico del uso de los recursos naturales, queda aún mucho por hacer. Por ejemplo, la comunidad científica opina unánimemente que las emisiones de gases de efecto invernadero deben reducirse, como mínimo, a la mitad de los niveles actuales para poder evitar un cambio climático producido por el hombre que pueda llegar a ser peligroso. Lo cierto es que el aumento de los niveles de emisión de gases de efecto invernadero o de residuos no es inevitable, ni es una consecuencia inevitable del crecimiento económico. Por el contrario, refleja una integración inadecuada de consideraciones medioambientales en las decisiones de los consumidores y de los productores. Como consecuencia de ello, los países desarrollados deben hacer frente actualmente a los importantes costes que representa la reparación de la degradación medioambiental. Esto se debe a un fallo a la hora de valorar el medio ambiente y los servicios que proporciona. El uso de instrumentos económicos, como impuestos, subvenciones, o permisos de emisión comercializables, seguramente ofrecerá un medio más eficaz Proyecto Universidad: Construye País 49 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” de lograr objetivos de política ambiental que el empleo de los instrumentos tradicionales como la regulación directa de las actividades contaminantes. Las medidas para aumentar la integración serán beneficiosas tanto para la economía como para el medio ambiente. Para alcanzar unas mejores condiciones medioambientales hay que introducir modificaciones en la actividad económica y en las políticas socioeconómicas. En la medida en que el empleo y la asignación actual de recursos no se ajusten a este objetivo, el desplazamiento de nuestra economía a trayectorias que nos permitan cumplirlo exige introducir cambios en cuanto a la utilización y asignación de los recursos. Esto se puede hacer, fundamentalmente, de dos formas. O bien, los bienes y servicios que consumimos actualmente deben producirse utilizando menos recursos naturales, o bien debemos producir y consumir bienes y servicios que utilicen dichos recursos de forma menos intensiva. Una de las razones por las que las consideraciones medioambientales no se incorporan suficientemente en la formulación de las políticas económicas es que la política económica se interesa sobre todo por la estabilidad macroeconómica y el funcionamiento de los mercados. No obstante, muchos problemas medioambientales surgen precisamente porque no existen mercados para bienes y servicios medioambientales. Al tiempo que se perjudica al medio ambiente, la ausencia de estos mercados da lugar a una fuente importante de lagunas económicas, o de factores externos asociados. Estos factores externos dan lugar a una falta de adecuación entre los costes privados y sociales. Pero la eficiencia económica exige que los costes privados y sociales estén equilibrados. Para utilizar los recursos de forma eficaz, los costes de la utilización de dichos recursos por un individuo deben ser idénticos a los que la sociedad gasta en la utilización de los mismos recursos. Si las empresas no tienen en cuenta la contaminación en sus precios de coste, asignarán demasiados recursos a producir bienes y servicios contaminantes; si no se paga a los agentes económicos por sus intervenciones beneficiosas desde el punto de vista ecológico, reducirán la cantidad de dichas intervenciones. En ambos casos, pierde el conjunto de la sociedad. Por ello, las medidas para mejorar la integración de las cuestiones medioambientales en decisiones económicas deben traer consigo menos contaminación y mejor funcionamiento de la economía. Dado que no existen mercados para muchos bienes y servicios medioambientales, o que si existen son incompletos, los productores y los consumidores reciben señales de precios erróneas. Por consiguiente, una "obtención del precio justo" para mejorar el funcionamiento de los mercados existentes o para crearlos si no existen, debería formar parte de una estrategia eficaz de integración. Proyecto Universidad: Construye País 50 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Existen variados instrumentos que podrían utilizarse para mejorar la integración de políticas medioambientales y económicas mediante la creación de mercados para bienes y servicios medioambientales o mejorando el funcionamiento de estos mercados. No obstante, la experiencia de nuestro país es aún claramente deficitaria, a pesar de los esfuerzos realizados por CONAMA en la materia en orden a diseñar y evaluar una batería de instrumentos económicos para abordar diversos problemas ambientales derivados del crecimiento económico y la actividad social. Desde nuestro punto de vista y en el marco del debate tributario que se ha venido realizando en nuestro país, incluyendo una posible rebaja de los impuestos a las personas, pensamos que ha llegado el momento de estudiar seriamente la posibilidad de aplicar impuestos ambientales (por ejemplo, frente a la contaminación atmosférica), como parte del establecimiento gradual en nuestro país de la llamada “fiscalizada ambiental” o lo que en la experiencia europea se han denominado las “reformas fiscales ecológicas”. Nuestro planteamiento es que se abra un debate serio con las autoridades económicas, sectoriales y ambientales del país, incorporando el aporte de especialistas y de organizaciones de la sociedad civil, a fin de concordar una agenda fiscal que pueda incluir medidas ambientales muy bien diseñadas y focalizadas. Debemos ser capaces de superar las desconfianzas en la materia y dejar de tratar este tema como un tabú del que no se puede hablar ni mucho menos elaborar propuestas. Así por ejemplo, en el caso de algunos tipos de contaminación puede buscarse la fijación de un precio a través de impuestos o cánones por contaminación, a fin de reducir o eliminar la diferencia entre los costes privados de la actividad que produce la contaminación y los costes de la sociedad. Otros instrumentos relevantes son los acuerdos negociados entre la industria y las autoridades públicas, que corresponden a una solución híbrida entre instrumentos de mercado y la regulación oficial. Generalmente, participan en ellos los miembros de una organización empresarial que se compromete con objetivos como la reducción progresiva del uso de sustancias nocivas o el descenso del consumo energético por unidad de producción durante un período determinado, a cambio de promesas por parte del Gobierno de abstenerse de exigir el cumplimiento de una normativa o un impuesto directo a los sectores de que se trate. Asimismo y aunque no constituya un instrumento estrictamente económico, una información clara y fiable puede mejorar mucho la eficacia de los instrumentos económicos para integrar las cuestiones de medio ambiente en la política económica. Una mejor información sobre las características medioambientales de bienes y servicios puede desempeñar un papel importante para fomentar y permitir a productores y consumidores a tomar decisiones saludables desde el punto de Proyecto Universidad: Construye País 51 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” vista ecológico y que reflejen el coste económico de sus acciones para la sociedad. Contrariamente a las formas más tradicionales de reglamentación, para hacer frente a la contaminación los instrumentos económicos utilizan los mercados. Ya sea ejerciendo una influencia sobre los precios, las cantidades absolutas, o las cantidades por unidad de producción, los instrumentos de mercado reconocen implícitamente que las empresas son diferentes y proporcionan una flexibilidad que puede reducir sustancialmente los costes de las mejoras del medio ambiente. Son generalmente mejores que los instrumentos reguladores más rígidos, tanto a corto como a largo plazo. A corto plazo, permiten reducir las emisiones en donde resulte más barato. Cada empresa conoce el "valor" de su propia contaminación. Cuando se le impone un canon por unidad de emisión, la empresa reducirá sus emisiones siempre que el coste de la reducción sea inferior al importe del canon. A largo plazo, los planteamientos basados en el mercado del control de la contaminación proporcionan incentivos a las empresas para que encuentren formas rentables de reducir la contaminación mediante técnicas de producción nuevas y más limpias. Al reducir el coste de la disminución de la contaminación para las empresas, se puede conseguir una mejora ambiental superior a la que hubiera podido ser económicamente viable en otras circunstancias. Por otra parte, la aplicación de los instrumentos de mercado puede que exijan un número menor de recursos administrativos. Para que estos instrumentos resulten eficaces se requiere la existencia de mercados que funcionen correctamente, sean competitivos y reaccionen ante las señales de precios. La importancia que se adjudica actualmente a las reformas estructurales de la economía deberá seguir aumentando el atractivo de los instrumentos de mercado. Cuanto más numerosos sean los mercados competitivos, y cuanto más fácilmente respondan la oferta y la demanda a los cambios de precios relativos de bienes y servicios, tanto más eficaces ante los problemas medioambientales serán las soluciones de mercado. Actualmente, algunos sectores reciben subvenciones indirectas al no pagar por la degradación del medio ambiente o por el daño a la salud pública en relación con sus actividades. Algunos sectores contaminantes se benefician de las subvenciones explícitas que pueden haber sido introducidas de forma provisional por razones de política social. Si estas subvenciones contribuyen a una degradación adicional del medio ambiente, es evidente que no son coherentes con el objetivo de una mejor integración de los factores medioambientales en la política económica para aumenta su eficacia. Comercio y Medio Ambiente Uno de los principales mensajes de la Cumbre de Río fue la necesidad de que el comercio internacional y la protección del medio ambiente se apoyen Proyecto Universidad: Construye País 52 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” mutuamente para alcanzar el desarrollo sostenible. Después de Río, el debate sobre comercio y medio ambiente se trasladó a la Organización Mundial del Comercio (OMC), tras la creación del Comité sobre Comercio y Medio Ambiente de la OMC en abril de 1994. La globalización obliga a tener en cuenta la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible en las negociaciones económicas internacionales y a establecer una relación más armoniosa entre las políticas comerciales y de medio ambiente a nivel internacional. Ello debe ser parte esencial de la necesaria integración de los aspectos ambientales en las políticas económicas y comerciales. Al mismo tiempo, la experiencia reciente, especialmente el fracaso de las negociaciones acerca del acuerdo multilateral sobre inversiones, muestra que será difícil lograr un amplio apoyo social para una mayor liberalización del comercio y las inversiones si no se tienen debidamente en cuenta los objetivos del medio ambiente y el desarrollo sostenible. En la segunda Conferencia ministerial de la OMC, celebrada en Ginebra en mayo de 1998, se acordó iniciar amplias negociaciones comerciales multilaterales en el año 2000. Aunque, el grado de integración de los aspectos ambientales en el sistema de la OMC no es adecuado, la próxima ronda ofrece una oportunidad de conseguir que el sistema comercial multilateral sea más sensible a las prioridades sobre medio ambiente y desarrollo sostenible. Dentro de este proceso habrá que precisar algunas cuestiones horizontales: la utilización de medidas comerciales en acuerdos internacionales sobre medio ambiente, el etiquetado ecológico y la relación entre las normas comerciales y los principios fundamentales sobre medio ambiente, como el principio de cautela. También habrá que tratar de las consecuencias para el medio ambiente de los acuerdos de la OMC actuales y futuros, y analizar las posibilidades de conseguir situaciones en las que todos los afectados salgan ganando (por ejemplo, mediante la supresión de subvenciones con efectos perjudiciales para el medio ambiente). En el debate sobre comercio y medio ambiente, los países en desarrollo tienen preocupaciones particulares. El comercio y la inversión extranjera directa constituyen, con mucho, el grueso de las transferencias financieras a los países en desarrollo. Mientras que la ayuda al desarrollo ha disminuido en términos reales durante la década de los noventa, los flujos financieros privados se han multiplicado por cinco, y en la actualidad representan, por término medio, casi el 80% de los flujos de recursos netos a los países en desarrollo. En el caso de Chile, dicho porcentaje se eleva casi al 90%. Aunque la liberalización comercial crea retos importantes para los países en desarrollo, la eliminación de restricciones y distorsiones comerciales puede ayudar también a facilitar su integración en la economía mundial y contribuir a la erradicación de la pobreza. Al mismo tiempo, los países en desarrollo tienden a ver con aprensión el refuerzo de las normas sobre medio ambiente en los países industrializados y Proyecto Universidad: Construye País 53 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” temen que este proceso conduzca al establecimiento de nuevas barreras comerciales. Teniendo esto en cuenta, es esencial analizar las relaciones entre comercio y medio ambiente y entre comercio y desarrollo, a fin de preparar un programa coherente sobre comercio sostenible para la nueva ronda de negociaciones. La participación de los responsables de las políticas de desarrollo y de los que las aplican en el debate sobre comercio y medio ambiente es crucial para hacer ver a los países en desarrollo que se es receptivo a sus temores. La relación entre comercio, medio ambiente y desarrollo es una cuestión que tiene que abordarse. Al influir en los modelos económicos, sociales y ambientales en todo el planeta, la globalización afecta al desarrollo sostenible. El comercio internacional de bienes y servicios y los flujos internacionales de capitales, personas y conocimientos forman parte del proceso de globalización y crecimiento económico. Se acepta en general que este proceso puede reforzar el desarrollo económico, pero sus efectos generales sobre el desarrollo sostenible dependerán de si la globalización y el crecimiento económico dan lugar a una asignación de recursos más eficiente en el plano ecológico o a más presiones sobre unos recursos ambientales escasos. Por tanto, deben tratarse las repercusiones que en la sostenibilidad tienen la inversión y la liberalización comercial. La OMC es la expresión de un sistema de comercio abierto y no discriminatorio, y el desarrollo sostenible está recogido en una cláusula del preámbulo del Acuerdo de Marrakech que la creó. Aunque conseguirlo también depende de actuaciones nacionales al margen de los Acuerdos de la OMC, resulta esencial lanzar una nueva ronda de negociaciones comerciales multilaterales con el desarrollo sostenible como objetivo central. Una nueva ronda sería beneficiosa para todos, sobre todo por que haría posibles mejores oportunidades de mercado y mejores normas multilaterales. El comercio puede y debe aportar una contribución decisiva al desarrollo sostenible, fomentando una mayor participación y una integración más equitativa de los países en desarrollo en la economía mundial. Aun reconociendo la importancia del fortalecimiento de los mercados locales, muchos países de bajos ingresos deben aprovechar las oportunidades que ofrece el sistema multilateral, incluidas las del mercado de los servicios mundiales, en rápido crecimiento, (por ejemplo, el turismo). Estos países podrían beneficiarse de un mejor acceso al mercado y de un mejor marco de normas multilaterales que sería el resultado de una nueva ronda de la OMC. No obstante, la mejora del acceso a los mercados no es una panacea para los problemas de los países en desarrollo: las reformas necesarias en estos países necesitan apoyo para crear la capacidad que requiere la puesta en práctica de los acuerdos en vigor, así como para mejorar la asistencia técnica relacionada con el comercio. En este apoyo se incluyen programas más intensos y mejores de apoyo a la oferta (por ejemplo, en el ámbito de la promoción de la inversión, la Proyecto Universidad: Construye País 54 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” formación profesional, la transferencia de tecnología, la mejora del transporte y de los servicios de exportación, el desarrollo de canales de comercialización, etc.). En cuanto a la relación entre la OMC y la política de medio ambiente, las cuestiones clave son: (i) clarificación de las normas de la OMC, especialmente sobre etiquetado y métodos de producción y elaboración, medidas comerciales en acuerdos multilaterales de medio ambiente y cautela, y (ii) fomento del comercio de productos y servicios respetuosos del medio ambiente. En este sentido, deberán explorarse formas concretas de facilitar la exportación de productos respetuosos del medio ambiente procedentes de países en desarrollo. Al mismo tiempo, resultan cada vez más necesarias políticas nacionales e internacionales decididas para hacer frente a los problemas ambientales actuales y los que vayan surgiendo, de tal manera que el comercio y el medio ambiente se apoyen mutuamente. Los intereses de las empresas desempeñan un papel crucial para conseguir que la globalización contribuya al desarrollo sostenible. Desde la Cumbre de Río su participación ha aumentado, pero ahora deberán asumir compromisos firmes. Así como Río atrajo a las ONG’s, se espera que la Cumbre de Sudáfrica atraiga a la industria, especialmente a las empresas multinacionales, para que asuman compromisos. Se necesita una nueva cultura de responsabilidad ecológica, tal como estableció la Declaración de Malmö del Primer Foro Mundial de Ministros de Medio Ambiente (29-31 de mayo de 2000). La sensibilización de los consumidores respecto a los compromisos públicos, los progresos conseguidos y la importancia de los que está en juego pueden contribuir de manera efectiva a convertir los compromisos en realidades. También desempeña un papel muy útil la Coalición Río+10, basada en la participación de los diferentes interesados y lanzada en junio del 2000. Por su parte, en los últimos años se han realizado progresos y cada vez se utiliza más el concepto de responsabilidad empresarial. Las orientaciones recientemente adoptadas por la OCDE sobre las empresas multinacionales proporcionan un instrumento valioso para impulsar la responsabilidad y la obligación de rendir cuentas. Organizaciones como el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) han adoptado también una postura proactiva y logrado algunos avances, especialmente en el caso de grandes empresas internacionales, en lo que se refiere a la mejora de la eficiencia en el consumo de recursos y la disminución de emisiones y residuos. Sin embargo, aunque esta evolución sea alentadora, falta mucho por hacer para que el sector privado aplique estrategias de desarrollo sostenible de manera más amplia y sistemática. En el caso de nuestro país, que ha asumido un decidido protagonismo en materia de acuerdos comerciales e integración económica, resulta fundamental definir una posición nacional frente a los desafíos de sostenibilidad que plantea la globalización económica, comercial y financiera. Ello debe ser el fruto de una discusión amplia con la participación de los diversos sectores involucrados, involucrando al sector privado nacional y transnacional, al mundo académico y a Proyecto Universidad: Construye País 55 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” las organizaciones de la sociedad civil interesadas. La experiencia del Acuerdo Comercial con Canadá debe servir de lección para las negociaciones futuras. Asimismo, resulta destacable el proceso impulsado por el Ministerio de Relaciones Exteriores durante el año 2000 al abrir un foro con la sociedad civil en el marco del proceso hemisférico para la conformación del ALCA. Bases de una Agenda Global Como una forma de contextualizar nuestro esfuerzo país en materia de sostenibilidad y de cara a la Cumbre del 2002, hemos querido presentar las bases de una agenda global propuesta por la UE recientemente. Propuesta de la UE para la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (2002)18 La Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992 creó unas expectativas considerables. La comunidad internacional acordó una ambiciosa estrategia global para tratar los problemas de medio ambiente y desarrollo a través de la cooperación global para un desarrollo sostenible. Aunque se han realizado algunos progresos, las expectativas no se han cumplido. La presión sobre el medio ambiente y los recursos naturales ha aumentado desde entonces y la pobreza ha seguido aumentando a nivel mundial. Reconducir la producción y el consumo a una vía sostenible sigue siendo algo más retórico que real. Abordar los problemas mundiales requiere una acción tanto del Norte como del Sur, que sólo se producirá a través de cambios de trascendencia política. Diez años después de Río, la Conferencia mundial de 2002 sobre el desarrollo sostenible brindará la oportunidad de revitalizar el espíritu de Río y de renovar un compromiso político por parte de todos los países para lograr un desarrollo sostenible. La UE tiene la responsabilidad de ejercer su liderazgo a lo largo de los preparativos de la Cumbre de 2002 y durante la propia conferencia. A partir de una evaluación de los progresos realizados desde Río, la UE propone cuatro objetivos estratégicos a perseguir a lo largo de la Cumbre: • • • • Mayor equidad a escala mundial y una asociación eficaz para el desarrollo sostenible; Mejor integración y coherencia a nivel internacional; Adopción de objetivos medioambientales y de desarrollo que revitalicen y refuercen el compromiso político; y Una actuación más eficaz a nivel nacional, y un control internacional. 18 Extracto Informe “Diez años después de Río: Preparación de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de 2002”; Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo; Bruselas, 06 de febrero de 2001. Proyecto Universidad: Construye País 56 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Para estos efectos, la UE plantea cuatro grupos de temas estrechamente relacionados: 1. La protección de los recursos naturales que constituyen la base del desarrollo económico: insistencia en la ecoeficiencia y en la posibilidad de un objetivo de ecoeficiencia, así como en un objetivo cuantificable consistente en invertir la tendencia a la disminución de los recursos naturales en 2015. Se considerarán prioritarios los temas de recursos naturales que están estrechamente relacionados con el desarrollo económico: aguas dulces, energía y suelos. 2. La integración del medio ambiente y la erradicación de la pobreza: la Cumbre debería mejorar la comprensión de las relaciones entre la pobreza y el deterioro medioambiental. También debería fomentar una mayor integración y coherencia en la agenda del desarrollo mundial y en los trabajos sobre la erradicación de la pobreza que realizan las instituciones financieras internacionales, mediante una mejor integración de los tres pilares del desarrollo sostenible. 3. La globalización sostenible: de la globalización económica surgen tanto oportunidades como dificultades. El incremento del comercio internacional y de los flujos de inversión deben convertirse en un factor que ejerza un efecto positivo en la sostenibilidad de manera constante. A menudo, para ello se requiere una actuación fuera del ámbito del comercio y la inversión propiamente dicho, que incluya abordar los desequilibrios regionales y nacionales en cuanto a las desventajas de la globalización, comprendida la "división digital", así como la creación de asociaciones con las empresas y la industria. 4. Promover el buen gobierno y la participación, tanto a nivel nacional como internacional: a nivel internacional, determinar si la estructura institucional actual es capaz de responder a los nuevos retos de la globalización económica y del desarrollo sostenible. A nivel nacional, la Cumbre de 2002 deberá hacer hincapié en la importancia de los principios de democracia, buen gobierno, acceso a la información, justicia y participación. La UE debería mostrarse flexible en garantizar un programa equilibrado de la Cumbre que reciba el apoyo de los países en desarrollo. Las posturas fundamentales de la UE no deberían estar cerradas, sino desarrollarse progresivamente, tomando en cuenta los objetivos que deberán acordarse a nivel interno. La ayuda técnica y financiera al desarrollo sostenible seguirá siendo uno de los temas principales, ya que los países en desarrollo están decepcionados porque los países más ricos no han cumplido sus compromisos políticos. La UE ha de procurar centrar el debate en la acción futura para seguir avanzando. La Cumbre de 2002 deberá reconocer el papel primordial de los recursos internos, así como el papel que la liberalización del comercio y los flujos financieros privados, especialmente la inversión extranjera directa (IED) pueden desempeñar en la producción de mas recursos para el desarrollo sostenible. Al mismo tiempo, la Proyecto Universidad: Construye País 57 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Cumbre deberá reconocer que los flujos internacionales han de canalizarse para que los progresos realizados no queden contrarrestados por efectos negativos que vayan en detrimento de los recursos ambientales o la equidad. La cooperación científica y tecnológica con los países en desarrollo es también un elemento crítico para alcanzar los objetivos de Río sobre transferencia de tecnología y creación de capacidad. Se requiere una base de conocimientos objetiva y validada, desarrollada en colaboración con distintos socios. Mediante la investigación sobre políticas, la gestión de los ecosistemas y las dimensiones humanas del desarrollo, y mediante herramientas tecnológicas concretas, la UE puede crear alianzas estratégicas y fomentar de manera eficiente el desarrollo sostenible. La investigación debe estar orientada a la resolución de problemas concretos, y tener carácter interdisciplinario e intersectorial. Ha de reconocer la especificidad ecológica, económica y sociocultural de los conocimientos necesarios, así como la necesidad de invertir en capital humano e institucional en los países que son socios comerciales Universidades y Sostenibilidad Las universidades no han permanecido ajenas a los desafíos de la sostenibilidad. Como formadoras de los futuros profesionales, como centros de investigación y como instituciones complejas han tomado conciencia de la importancia intrínseca y extrínseca del medio ambiente en su seno. Como muestra de esto cabe recordar la “Declaración de Talloires” de Rectores de universidades para un futuro sostenible (suscrita por rectores de todo el mundo en 1991) o la “Declaración de Universidades para un Desarrollo Sostenible”, presentada en Barcelona en 1993 en el marco de la Conferencia de Rectores de Europa (CRE) y firmada por más de 200 rectores de universidades europeas. Al respecto, no conocemos de una iniciativa similar en América Latina ni mucho menos en nuestro país, donde las Universidades han ido incorporando de manera más bien aislada y un tanto reactiva, diversos compromisos e iniciativas orientadas hacia el desarrollo sostenible. Desde el enfoque de sostenibilidad integral que hemos venido planteando, las Universidades están llamadas a jugar un papel fundamental en sus tres grandes ámbitos de acción: formación, investigación y extensión. Por un lado, como entidades formadoras de personas, poseen una responsabilidad en la educación ambiental y desarrollo de habilidades para la sostenibilidad en los futuros profesionales que saldrán de sus aulas. Ello exige incorporar la sostenibilidad como elemento transversal en el currículum de estudios de las diversas disciplinas que imparten y no sólo en aquellas áreas vinculadas directamente a las llamadas “ciencias ambientales”. De este modo, el estudiantado recibirá los conocimientos y valores necesarios para aplicar en su respectivo campo profesional los criterios de la sostenibilidad. Por su parte, como centros de investigación, deberán esforzarse en introducir los criterios de sostenibilidad en sus actividades y prioridades en la Proyecto Universidad: Construye País 58 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” materia, intensificando las iniciativas científicas y tecnológicas que contribuyan al desarrollo sostenible. Sólo así contribuirán efectivamente a mejorar la calidad de vida y podrán transferir a la sociedad ciencia, tecnología y planteamientos útiles para la sostenibilidad. En cuanto a la extensión, pueden cumplir un papel destacado en los procesos de educación formal y no formal en materia de sostenibilidad, dirigidos a los diferentes actores tanto públicos (funcionarios municipales por ejemplo) como privados (pequeños empresarios o dirigentes comunitarios), apoyando especialmente a las organizaciones de la sociedad civil que trabajan en iniciativas de capacitación para el desarrollo sostenible. Sin embargo, creemos que ello debe ir más allá involucrando el conjunto de la Universidad como institución, lo que además conllevará responsabilidades concretas en materia de gestión sostenible de los recursos que utiliza en su quehacer. Ello deberá traducirse en esfuerzo decidido para que las actividades realizadas en su seno produzcan el menor impacto ambiental posible. Por ejemplo, harán todo lo posible para reducir el impacto de los residuos que producen, de manera que se minimice el consumo de materias primas, mediante un reciclaje al máximo de residuos sólidos urbanos y el correcto tratamiento de los residuos tóxicos y peligrosos. Cabe recordar que muchas Universidades son megainstituciones con impactos ambientales significativos que utilizan ingentes cantidades de recursos naturales, energía y materiales, a la vez que producen volúmenes significativos de residuos. Ello resulta particularmente relevante en el caso de las grandes y tradicionales Universidades públicas. Es por ello que los principios de la sostenibilidad deben ser incorporados en la planificación estratégica institucional, permeando el conjunto de la vida y funcionamiento de la universidad. De acuerdo a la experiencia internacional y especialmente europea, las Universidades son instituciones complejas que requieren de la implantación de sistemas de gestión ambiental, ya sea con la normativa ISO 14001 o EMAS, las que requieren ser adaptadas para el tipo de institucionalidad universitaria. Sin embargo, a nuestro juicio, su gran aporte debe estar en el campo de la formación profesional para el desarrollo sostenible, junto a la generación de conocimientos y diseño de propuestas-instrumentos para avanzar en materia de sostenibilidad integral como país: • • A nivel internacional para hacer frente a los imperativos de la globalización e inserción económica; A nivel nacional para avanzar en la elaboración de estrategias de desarrollo sostenible y en la construcción de los acuerdos sociales necesarios; Proyecto Universidad: Construye País 59 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” • A nivel regional para fortalecer la descentralización, la participación social y el desarrollo territorial sostenibles. En este contexto, el compromiso decidido de las Universidades con el desarrollo sostenible representa una oportunidad para renovar y fortalecer los vínculos con la sociedad de la que forma parte. En este sentido, cobra especial relevancia la vinculación con las organizaciones de la sociedad civil, especialmente las ONG’s, que poseen un caudal de experiencia y conocimiento en materia de sostenibilidad que muchas veces se pierde por falta de sistematización y difusión. A nuestro juicio y en gran medida producto de la competencia introducida en los sistemas de financiamiento, tanto de las Universidades como de las ONG’s, con los desincentivos asociados a la cooperación horizontal entre estos actores, las Universidades y las ONG’s se han tendido a distanciar, desaprovechándose un valioso capital de conocimientos y prácticas sociales en materia de sostenibilidad. Pensamos que ha llegado el momento del reencuentro para construir alianzas estratégicas entre ambos tipos de instituciones que pueden traducirse en una contribución significativa al desarrollo sostenible. En este sentido, la experiencia del Fondo de las Américas con los proyectos ambientales y las iniciativas proactivas de fortalecimiento de la sociedad civil y promoción de la cooperación público-privada para el desarrollo sostenible, donde se ha estimulado y reconocido explícitamente la colaboración ONG - Universidad, muestra que éste es el camino correcto que debe fortalecerse y ampliarse. Ello constituye una señal poderosa para numerosos fondos y programas de financiamiento, tanto públicos como privados. Otro actor relevante corresponde a las empresas. Hasta ahora y producto del sistema de autofinanciamiento de las Universidades, éstas han tenido que ser capaces de vender sus servicios a las empresas, de acuerdo a la demanda planteada por éstas. Sin embargo, dado que para alcanzar el desarrollo sostenible en una economía de mercado como la nuestra, el papel del sector privado resulta crucial, la Universidad puede actuar como agente catalizador de la necesaria incorporación del mundo empresarial a un esfuerzo país en la materia. Ello exige un esfuerzo de creatividad por parte de la Universidad para generar los servicios y herramientas que permitan la incorporación gradual de las empresas a estrategias de desarrollo sostenible (por ejemplo, marketing ambiental, sistemas de gestión ambiental, gestión y minimización de residuos, análisis de ciclo de vida de productos, tecnologías ambientales preventivas, etc.). Este proceso puede ser facilitado y “triangulado” por parte de la CORFO, a través de sus diferentes programas (por ejemplo, Producción Limpia) y sus diferentes fondos de fomento empresarial e innovación tecnológica. Ahora bien, para abordar como país el aporte de la Universidad al desarrollo sostenible, se requiere que el conjunto del sistema universitario se Proyecto Universidad: Construye País 60 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” involucre, donde el papel del Ministerio de Educación, el CONCYT y el Consejo de Rectores resultan claves. En particular se debe aprovechar la reciente puesta en marcha del MECE – SUP para generar una política global en la materia, definiendo los mecanismos institucionales y financieros requeridos. A modo de ejemplo, se podría estudiar la posibilidad de abrir una línea específica en materia de sostenibilidad y desarrollo en el FONDECYT, como una forma de estimular directamente la investigación científica y tecnológica. Sin embargo, pensamos que son las propias Universidades chilenas las que tienen que asumir autónomamente este desafío, para lo cual podrían generar, al menos a nivel del Consejo de Rectores, un programa de investigación y acción para la sostenibilidad integral. Ello podría comenzar con la elaboración de un inventario de las necesidades actuales en la materia y de las investigaciones en curso, estableciendo prioridades de I+D en función de las demandas científicas, políticas y sociales. Como una forma de contribuir mínimamente a un programa de este tipo y como botón de muestra, nos atrevemos a sugerir algunos temas donde pensamos se requiere avanzar sustancialmente en cuanto a investigación y diseño de instrumentos: • • • • • • Gestión sostenible y calidad del agua: crear los conocimientos y tecnologías necesarios para la gestión racional de los recursos, para la lucha contra problemas importantes tales como la escasez del agua, y para las redes hidráulicas destinadas a satisfacer las necesidades domésticas, industriales y agrícolas, manteniendo al mismo tiempo la integridad de los ecosistemas. Diversidad biológica, clima y cambios globales: desarrollar la base científica, tecnológica y socioeconómica, así como los instrumentos necesarios para estudiar y comprender los cambios ambientales. Ecosistemas marinos sostenibles: promover el desarrollo de una gestión sostenible integrada de los recursos marinos y contribuir a los aspectos marítimos de las políticas en materia de medio ambiente y desarrollo sostenible. Ciudades sostenibles y ecosistemas urbanos: fortalecer el desarrollo sostenible y la competitividad, mejorar la gestión urbana y la planificación integrada, y proteger y promover la calidad de vida y la identidad cultural de los ciudadanos. Energías limpias y eficiencia energética: desarrollar y probar tecnologías y medidas asociadas que contribuyan a reducir al mínimo el impacto sobre el medio ambiente de la producción y el consumo de energía, y que sean coherentes con una política energética sostenible. Procesos físico-químicos y calidad ambiental: caracterizar los distintos procesos físico-químicos que repercuten especialmente sobre el medio ambiente, facilitando tanto el estudio de los procesos de degradación ambiental a escala local y regional, como el diseño de técnicas para la restauración de las zonas ya degradadas. Proyecto Universidad: Construye País 61 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” • • Medio ambiente y desarrollo socioeconómico: evaluar las repercusiones económicas y sociales de las políticas públicas de alto impacto ambiental, y avanzar en la valoración socioeconómica de los cambios producidos en el medio ambiente, como base para formular políticas más eficientes para el desarrollo sostenible. Tecnologías de producción limpia y ecoeficiencia: establecer la viabilidad de nuevas técnicas, mejora de procesos y acciones de optimización ambiental que introduzcan o mejoren la ecoeficiencia, a través de proyectos demostrativos concertados y cooperativos entre gobierno, universidad y empresa. Para terminar, quisiéramos hacer una mención del “Proyecto Milenio” recientemente anunciado por el Secretario Ejecutivo de Naciones Unidas, en el marco de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, que permitirá efectuar una evaluación de los ecosistemas del milenio, a través de un plan de investigación con sede en Turín, Italia, donde participarán 1500 científicos de todo el mundo. Su objetivo es estudiar durante cuatro años el medio ambiente del planeta, de manera de establecer cuál es su estado y buscar posibles soluciones a los peores efectos de la contaminación y el desarrollo. Este ejemplo nos debiera animar como país a plantearnos una iniciativa similar a escala nacional, regional y local (cuando corresponda), que sea el fruto del esfuerzo conjunto de las universidades chilenas apoyadas por los organismos públicos respectivos, el sector privado con responsabilidad ambiental y las organizaciones de la sociedad civil que estén en condiciones de participar. Elementos de una Agenda País de Sostenibilidad Integral Queremos terminar reiterando nuestro planteamiento inicial, en el sentido de que estamos en condiciones como país de construir un gran pacto social y político para avanzar hacia la sostenibilidad integral de nuestro desarrollo. Estamos convencidos de que es un buen camino que podemos recorrer entre todos – gobierno, partidos políticos, sociedad civil, sector privado, universidades, medios de comunicación -, que debe y puede ser asumido como tarea de Estado con una visión de largo plazo. Así como la década de los 90 fue la de transición a la democracia, la primera década del siglo XXI puede ser la de transición hacia la sostenibilidad integral, que permita sentar las bases de un desarrollo sostenible para la población de hoy y de mañana cuando lleguemos al Chile del Bicentenario. Ello plantea la necesidad de lograr compromisos políticos de largo plazo basados en los objetivos del desarrollo sostenible, de manera que trasciendan los períodos de gobierno y se garantice la continuidad de una estrategia país. Los preparativos nacionales para la Cumbre de Sudáfrica representan un gran impulso para llevar adelante un proceso como el propuesto. Asimismo, Proyecto Universidad: Construye País 62 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” pensamos que el Consejo Nacional de Desarrollo Sustentable puede constituir un locus y escenario privilegiado para coordinar este esfuerzo. En esta tarea país, las Universidades deben aportar una mirada crítica y propositiva necesaria para identificar los caminos de la sostenibilidad integral, tanto a nivel internacional como nacional y regional, debiendo relevarse su rol insustituible en el campo de la formación profesional para el desarrollo sostenible, junto a la generación de conocimientos y diseño de propuestas-instrumentos para avanzar hacia el desarrollo sostenible. A modo de síntesis, queremos sugerir algunos elementos para establecer una agenda país de sostenibilidad integral, enmarcada en las agendas globales que se han ido configurando en materia de medio ambiente y desarrollo sostenible. Entre los objetivos estratégicos a perseguir, se pueden señalar los siguientes: • • • • Lograr una asociación y cooperación público-privada eficaces para el desarrollo sostenible; Alcanzar una integración de los principios de la sostenibilidad integral en el conjunto de las políticas públicas; Fortalecer la democracia y la participación ciudadana para el desarrollo sostenible; Incorporar los mercados, las empresas y los consumidores en las estrategias de sostenibilidad integral. Como temas centrales de debate y búsqueda de consensos, queremos plantear los siguientes: • • • • • • • • • • • Definición de una estrategia país de desarrollo sostenible como política de Estado; Creación de bases sólidas para la sostenibilidad ciudadana y democrática; Integración de las políticas ambientales, económicas, sociales y sectoriales; Aplicación de instrumentos económicos y de mercado para avanzar hacia la sostenibilidad integral; Fiscalidad ambiental y tributación para la sostenibilidad integral; Exigencias derivadas de los compromisos internacionales suscritos por muestro país en materia de medio ambiente y desarrollo sostenible; Necesidades de investigación básica y aplicada en materia de sostenibilidad integral; Relaciones la integración comercial y la sostenibilidad integral; Modelos y pautas de producción y consumo sostenibles; Gestión y utilización sostenible de los recursos naturales y ambientales en todos los sectores productivos de la economía, como la agricultura, la pesca y la industria; Producción y uso sostenible de energía; Proyecto Universidad: Construye País 63 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” • • • Producción y uso sostenible de productos químicos, en particular de sustancias peligrosas y tóxicas; Conservación de la diversidad biológica, utilización sostenible de sus componentes y reparto equitativo de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos; Creación de instrumentos para el desarrollo sostenible, por ejemplo, instrumentos relacionados con el comercio como sistemas de etiquetado y certificación e iniciativas de comercio ecológico. Proyecto Universidad: Construye País 64 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” COMENTARIO Nicolo Gligo 19 Voy a hacer un comentario y una reflexión sobre el documento de Jorge Osorio. Creo que de la lectura del documento se pueden destacar, sobre todo, tres grandes temas. En primer lugar, todo el tema de la necesidad de una participación activa de la ciudadanía frente a la temática ambiental. Es un tema relevante a lo largo de todo el documento. En segundo lugar, el tema de la sustentabilidad ambiental y el desarrollo sustentable en general. En tercer lugar, el tema de la responsabilidad universitaria, del rol de la universidad frente a la temática ambiental. Sobre el primer tema, lo que se refiere a la activa participación ciudadana y que se suele llamar sustentabilidad ciudadana y democrática, creo que hay muy poco que agregar. El documento es claro y plantea que sin esta participación activa realmente es muy difícil avanzar en esta temática. Como el tema ambiental está muy ligado a la calidad de vida, la participación ciudadana se ve estimulada frente a las problemáticas específicas que viven las comunidades. Sobre el segundo tema quiero hacer una reflexión un poco mayor, porque estamos en la moda de hablar del desarrollo sustentable y éste, muchas veces, no pasa de ser una declaración de deseos o un planteamiento absolutamente irrealizable. Cuando al desarrollo se le agrega un adjetivo se quiere señalar una situación que no existe: si hablamos de desarrollo justo es porque no tenemos un desarrollo justo y queremos un desarrollo justo; igualmente, si hablamos de desarrollo sustentable es por que no lo poseemos. Creemos que por hacer una declaración de deseos sobre el desarrollo sustentable estamos realmente implementando políticas que tiendan hacia la sustentabilidad ambiental. En esto hay muchas contradicciones y una de las contradicciones fundamentales, a mi juicio, es el equilibrio que se plantea entre el crecimiento económico, el desarrollo social y la sustentabilidad ambiental. El mentado equilibrio no existe: corresponde a una modalidad adoptada dentro de este desarrollo. Si uno lo analiza dentro de las frías cifras, se da cuenta de que todo se reduce a una decisión política en torno a la temática del desarrollo. El equilibrio entre lo económico, lo social y lo ambiental es una forma de manipulación de la temática ambiental. Cuando nosotros analizamos, dentro de esta modalidad de desarrollo, las cifras de resultados, nos damos claramente cuenta de que frente a un indicador positivo de crecimiento económico casi siempre hay un indicador negativo del medio ambiente. Esta modalidad de desarrollo no es una modalidad sustentable desde el punto de vista ambiental o, en otras palabras, es una modalidad con muy poca sustentabilidad. Todo lo que se está haciendo sirve solamente para "apagar incendios": todo lo que se hace, sencillamente, es postergar las crisis ambientales que estamos empezando a vivir. Por lo tanto, 19 Académico del Centro de Análisis de Políticas Públicas.Universidad de Chile. Proyecto Universidad: Construye País 65 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” cuando se habla de desarrollo sustentable, es importante darse cuenta de que este no puede convertirse en una herramienta de manipulación de la opinión pública. La opinión pública tiene que tener conciencia clara de que el desarrollo sustentable es una aspiración a la que se va a llegar con cambios paradigmáticos profundos, donde el medio ambiente se integre a la modalidad de desarrollo como una cuestión fundamental y no como un agregado más, donde realmente se analicen los impactos ambientales del crecimiento económico o del desarrollo social. Ahora bien, el tema es aún marginal políticamente. Ello, porque los que luchamos por el medio ambiente todavía no hemos podido convencer a la opinión pública de que el tema del medio ambiente es un tema político por excelencia. Mientras no sea un tema político siempre va a quedar marginado de las decisiones fundamentales y de la asignación de recursos también. ¿Cuál es la diferencia entre las posiciones políticas de los Partidos Verdes europeos y los partidos que hay acá en Chile?. Allá el tema del medio ambiente es un tema internalizado en función de la calidad de vida. Acá, en cambio, se dice que el tema fundamental es el empleo, el ingreso y las necesidades básicas de la gente. Éstas últimas no se han identificado con el medio ambiente. Cuando el tema del medio ambiente se identifique con la supervivencia, con el tema del empleo y del ingreso, realmente va a ser un tema político. Tiempo atrás conversé con una persona que estaba a cargo de la descontaminación de la Región Metropolitana y me dijo: "va a ser muy malo el próximo año, porque vamos a crecer no al 5% sino al 6%". Esa es la verdad, porque para una persona que está encargada del medio ambiente, crecer al 6% significa más automóviles, más consumo, etc. No dudo que esto sea necesario, pero quiero destacar que esta modalidad de desarrollo obviamente tiene un impacto ambiental sumamente negativo. Un problema en este sentido es el uso de indicadores de evaluación del desarrollo de corto plazo. Respecto a estos, obviamente el tema del medio ambiente queda al margen en muchas ocasiones. Pero yo creo que si uno analiza el problema tiene que llegar a la conclusión de que el medio ambiente es un derecho humano y se expresa en indicadores que no van por la evaluación económica. A nadie se le ocurriría matar a la mitad de la gente para duplicar el ingreso. Lo mismo pasa con el medio ambiente, pero no nos hemos dado cuenta: estamos matando al medio ambiente. Estamos matando nuestro presente y nuestro futuro, pero sometemos esto a una evaluación económica. Yo creo que hay que considerar cuestiones éticas. Para eso necesitamos conocimientos. Porque uno dice que no se puede parar el desarrollo -estamos de acuerdo en esopero tenemos que desarrollarnos con conocimiento científico. Todo desarrollo tiene costo ambiental. Y tenemos que saber y dominar cual es el costo ambiental para llegar hasta el límite de la reversibilidad o irreversibilidad. Es decir, tomarlo a conciencia: si estamos pagando un costo ambiental, tener conciencia de qué es en función, por ejemplo, de la creación de empleo. Lo que hacemos actualmente es desarrollarnos en forma totalmente inconsciente desde el punto de vista ambiental. Proyecto Universidad: Construye País 66 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Por ello, rescato mucho de la discusión que se ha planteado acá la necesidad de profundizar toda la temática del desarrollo sustentable: no sacamos nada con aprobar políticas de desarrollo sustentable si nuestra modalidad de desarrollo es atentatoria contra el medio ambiente; no sacamos nada con estar haciendo sucesivas reuniones y crear toda una parafernalia de lenguajes muy sofisticados en relación al medio ambiente si seguimos con los mismo o mayores grados de erosión, con los mismos grados de pérdidas de nuestros bosques, con los mismos grados de deterioro de nuestra pesca. Es preciso revisar agudamente lo que significa una modificación profunda en los términos de esta relación entre medio ambiente y desarrollo. ¿Cómo priorizar la calidad de vida frente a la visión económica del desarrollo? Yo creo que tenemos que ser muy claros: a los actores económicos –a los empresarios- tenemos que pedirles que apliquen su racionalidad propia dentro de los límites que ellos tienen y no podemos pedirles una racionalidad diferente. El problema es de la sociedad que no pone esos límites, que no pone determinados parámetros básicos sobre lo que tenemos que hacer. Eso es lo que tiene que hacer la participación ciudadana. A la gente que está trabajando en estos temas no podemos pedirle, estrictamente, una racionalidad económica. Lo que tenemos que estudiar es ese conglomerado de racionalidades que existen en la sociedad para ver cómo lo concertamos y cómo lo podemos manejar. Pero esos límites los tiene que poner la sociedad sobre la base de la participación y del conocimiento científico. Y esto me lleva a reflexionar sobre el rol de la universidad. En el año 1991 fui invitado por la Universidad Politécnica de Madrid para hacer un planteamiento preparatorio de los postgrados iberoamericanos para la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Se presentó un documento en Río de Janeiro que se llamaba "Universidad, Desarrollo y Medio Ambiente". Leyendo éste documento escrito hace exactamente diez años atrás y releyendo los documentos escritos para Estocolmo el año 1972, casi treinta años atrás, uno se encuentra con que estamos haciendo exactamente los mismos planteamientos en torno al medio ambiente y exactamente el mismo planteamiento sobre el rol de la universidad. En dicho documento partía de la base de la necesidad de que la universidad mantenga sus fines de su visión de universalidad. Ello, contra la corriente de ese momento, que era el profesionalismo, y que sigue existiendo actualmente. Contra la corriente del momento, que es convertir a las universidades en empresas consultoras, paralelas, competitivas. Creo que la universidad debe recuperar su rol de innovar realmente en cuanto a los paradigmas dominantes. Que la universidad haga ciencia y no sea un mero buzón de tecnología foránea. Que haga ciencia, al menos, para saber interpretar lo que nos están vendiendo desde afuera. Que la universidad sepa conocer y reconocer nuestros recursos naturales. Proyecto Universidad: Construye País 67 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Esto no se logra con que la universidad agregue un ramo más que se llame "medio ambiente", no se logra con que la universidad haga una carrera de ecología. Esto se logra en función de que la universidad asuma realmente su rol de discusión básica, teórica o filosófica sobre los desafíos que estamos enfrentando en este momento. Se logra sobre la base de que la universidad deje de ser una fabrica de profesionales y asuma realmente su rol de impulsora de las ideas fundamentales, que miran a largo plazo. La universidad debe tomar todas esas ideas pioneras, que no tienen rentabilidad concreta a corto plazo, para elaborar nuevos paradigmas. Por eso es que ese documento planteaba la necesidad de penetrar profundamente en esta temática, no creando cursos o carreras sobre medio ambiente, sino incorporándola como un tema básico de los cuestionamientos que hay que hacerle a la sociedad. No estamos en una sociedad justa ni sustentable. Estamos en una sociedad que, sencillamente, tiene que buscar los caminos para revertir realmente la situación en la que la tenemos. Y para buscar esos caminos, tenemos que hacerle recuperar a la universidad ese rol que poco a poco se lo hemos ido negando en los últimos años. Proyecto Universidad: Construye País 68 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Pablo Sándor20 El lugar donde Fundación Ayacara desarrolla el proyecto está en la península de Comau, frente a Castro, a unos 100 kms. al sur de Puerto Montt. Su objetivo principal es crear un modelo de desarrollo humano integral, pero no teóricamente, sino trabajando con las comunidades locales. Este proyecto comenzó en el año 1978 y actualmente está a un 80% de ser terminado. El lugar donde se ubica el proyecto es una zona de fiordos, donde la cordillera de los Andes cae directamente al mar. Es, además, uno de los pocos lugares del mundo donde hay bosques templados costeros, lo que le da una importancia ambiental enorme. Aparte de su geografía, es una zona que tiene otro gran valor: alberga a una comunidad humana muy sacrificada que, evidentemente, son los depositarios de todos los recursos naturales de este lugar. Son, quienes deciden el destino político de la zona. Desde el punto de vista de Fundación Ayacara la crisis ambiental no existe. En realidad sólo existe una crisis humana, porque si uno saca el factor de influencia de los seres humanos se acaba el problema. Entonces, lo único que deberíamos tratar de hacer es modificar la mentalidad del ser humano y la manera cómo se vincula con su medio ambiente; cómo lo comprende, cómo transmite esta comprensión y cómo ésta se traduce después en alternativas reales productivas. Nosotros estamos demostrando en este lugar, con experiencia reales, que conservar es un buen negocio. Conservar tiene que ser un buen negocio, porque obviamente todos dependemos del aire y del agua que tomamos. La zona alberga también los Alerces -un patrimonio de la humanidad- y es de una fragilidad muy grande. Cuando comenzamos nos planteamos inmediatamente el problema de cómo vamos a trabajar en un lugar que no comprendemos. Entonces, la premisa fue: “esto hay que estudiarlo antes de desarrollar ningún proyecto”. Aquí la prioridad fue la investigación contextualizada dentro de un ecosistema: no tomando al individuo y analizándolo fuera en un laboratorio, sino que llevando el laboratorio al ecosistema. Elegimos una laguna cercana para instalar una de las primeras estaciones de monitoreo de ecosistemas remotos del Cono Sur, que está justamente al borde de la laguna, antes de un acantilado. Empezamos a desarrollar este proyecto con la ayuda del gobierno de Canadá y en conexión con otra estación científica que está en la isla de Vancouver para hacer monitoreo de cambios climáticos globales y cómo éstos están afectando a los bosques templados de estos lugares. Primero hubo una etapa de conocimiento y expediciones para reconocer el lugar. Se trata de una zona muy difícil para operar: es cinco veces más densa que el Amazonas. Con el apoyo de la FACH logramos instalar un refugio que importamos del extranjero -una carpa como las que se usan en la Antártica- en una expedición que contó con la participación de gente de la localidad, alumnos universitarios y 20 Director Ejecutivo Fundación Ayacara. Proyecto Universidad: Construye País 69 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” voluntarios extranjeros. Hubo, además, una filmación que se transformó luego en una película documental. Todo el mundo en la comunidad estaba muy curioso. “¿Qué es lo que estaban haciendo estos locos llevando una casa para arriba al monte?” Se preguntaban. Finalmente establecimos el pequeño refugio y le pusimos el equipamiento necesario para que científicos pudieran ir a este ecosistema y realmente conocer cómo funciona el bosque en su estado intacto. Este es un ecosistema que desde hace miles de años está exactamente igual. Nunca había tenido una intervención humana y nosotros comenzamos a llevar científicos. También nos dimos cuenta de que era una excelente oportunidad para llevar estudiantes, para que empezaran realmente a conectarse con la ciencia. Existía en ese momento una brecha gigantesca entre la ciencia de punta y la educación, entonces el propósito de la estación se transformó en conectar investigación con educación y ver la manera de llevar la información levantada a formatos educativos. En esto se consideró, por supuesto, incluir a la propia localidad, a la gente del pueblo. Esta zona tiene, a diferencia del resto de Chiloé Continental, mucha población. De hecho, fue una de las razones por la cual se decidió realizar el proyecto ahí, porque el 90% de la población de la zona se concentraba en Ayacara. La estación sirvió para permanecer más tiempo en el lugar y comprender como está funcionando esta naturaleza, darnos cuenta también de que no sabemos casi nada de ella. Muy poca gente ha estado en un lugar donde jamás ha habido intervención humana haciendo mediciones junto con científicos para comprender cómo funciona realmente. Nos dimos cuenta también que este bosque producía un efecto penetrante, trascendental en la gente, basado en el impacto de comprender cierta dinámica natural que comúnmente no se puede explicar con palabras y es necesario vivir de cerca. En un momento dado nos dimos cuenta de que la información recopilada en toda esta experiencia había que empezar a transmitirla a la comunidad, así que comenzamos a trabajar con ella y se nos ocurrió incluir a las escuelas básicas del lugar. Entonces hicimos un proyecto para construir un Centro de Educación Ambiental Rural -el primero del país- financiado por el Fondo de las Américas. Después, comenzamos a trabajar en este Centro haciéndole educación ambiental a los niños, pero nos dimos cuenta inmediatamente de que esto era muy difícil porque los adultos, apenas los niños llegaban a las casas, les decían: “bueno, pero para qué te sirve eso que estas aprendiendo. Ándate a picar leña inmediatamente”. No bastaba, entonces, con educar sólo a los niños, sino que había que educar a los adultos también. Y a ellos la única forma de entusiasmarlos era a través de alguna capacitación en algún sistema productivo que les generara recursos, pero que fuera a la vez ecológicamente sustentable y que incluyera el componente educacional. Diseñamos para ello cuatro sistemas productivos, considerando las tradiciones culturales de la zona. Proyecto Universidad: Construye País 70 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Uno de los sistemas fue basado en el género femenino y la tradición de las tejenderas e hilanderas. Le incorporamos el factor de la biodiversidad al llevar a la gente al bosque a conocer para qué servían los musgos, los líquenes, el barro y mostrarles su valor comercial. Hemos desarrollado una enorme gama de tinturas con subproductos del bosque y también esencias y otros productos que en este minuto se están desarrollando. Con respecto a los hombres, identificamos que el tema de la madera era lo más importante y que existía una tradición entre los lugareños de construcción de embarcaciones. A ésta le incorporamos tecnología para poder transformar los antiguos botes chilotes en embarcaciones de última generación exportables. Entonces, hicimos un nuevo proyecto y construimos talleres productivos para fabricar embarcaciones de lujo y capacitar a los lugareños en el uso de materiales como fibra y resina, no de la zona, mezclados con madera que no estaba siendo utilizada porque normalmente se consideraba que no podía usarse para una embarcación. Lo que ocurrió con esto es que bajó la presión por explotar las especies en peligro como el Alerce o el Mañío. Con los botes construidos empezamos una nueva microempresa turística basada en el uso de los botes para hacer expediciones para traer gente extranjera y mostrarles el modelo que estamos haciendo y, además, darle un valor al recurso escénico. De este modo estamos capacitando a la gente del lugar para aprender a nadar, a parar una carpa, a pescar con mosca, a andar en kayak, a montar una expedición, etc. Les enseñamos cuáles son las tendencias de los mercados internacionales en términos de turismo aventura y cómo formar una microempresa conectada a dichos mercados. Finalmente, ellos construyeron su propia cafetería y están a punto de abrirla este verano. Nos pareció importante, además, influir en la parte agrícola de la península ya que ésta es la base alimenticia de toda la zona y formamos una nueva microempresa de productos agronómicos orgánicos, para incluir este tema dentro de la capacitación y, por ende, toda la problemática ambiental ligada a la agroindustria. Todas las capacitaciones en los cuatro sistemas de producción se tradujeron a la postre en la creación de microempresas locales, de las cuales las mismas comunidades son las propietarias. Nuestro modelo incorpora a la gente como un capital de cambio dentro de este esquema, por que normalmente la mayoría de los modelos no incorporan a la gente en el sentido de que conservar sea un negocio para las comunidades. Finalmente, para poder cerrar este modelo, también con la ayuda del Fondo de las Américas, la Embajada Británica, la Presidencia de la República y otras instituciones, se nos ocurrió que todo esto debería insertarse en el modelo de la educación formal. De este modo, construimos y pusimos en funcionamiento el primer Liceo Ambiental del país, que dio sus primeras clases en marzo e inaugurado por la ministra de Educación, Mariana Aylwin. El Liceo es un punto de Proyecto Universidad: Construye País 71 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” encuentro de todo el modelo, que además le da una continuación en el tiempo de manera formal. Actualmente, tenemos un curso de niños y otro de adultos, lo que ya ha generado un tremendo impacto en la comunidad. Pero lo más interesante es que la gente está cambiando por ella misma: involucrándose con la parte científica y la parte productiva a la vez, para poder comprender mejor esta naturaleza en la que estamos trabajando, y dar una respuesta práctica y real a los problemas de desarrollo que tenemos hoy en día. Proyecto Universidad: Construye País 72 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” CAPÍTULO 3 LA ECONOMÍA CHILENA: DÉFICIT Y NECESIDADES Moderadora Mónica Jiménez de Barros Líder del Proyecto Universidad: Construye País Ponencia La Economía Chilena: Déficit y Necesidades Ricardo Ffrench-Davis Comentario Jorge Dresdner Proyecto Universidad: Construye País 73 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” LA ECONOMÍA CHILENA: DÉFICITS Y NECESIDADES Ricardo Ffrench-Davis21 Introducción Me parece que la idea de este proyecto es muy importante, es algo que hace mucha falta en Chile: una reflexión conjunta orientada a la acción sobre los problemas de nuestro país. En general yo tengo una visión critica de lo que pasa en el ámbito económico y social, en el sentido de que hay mucho que mejorar, mucho que hacer. Es una visión crítica, pero interesada en buscar soluciones. Es por ello que mis inquietudes están muy orientadas al diseño de políticas, a la forma de hacer las cosas para lograr lo que uno quiere y la manera en que eso permea el campo de la docencia, de la formación y de la gestión pública. Es muy importante que las visiones críticas sean siempre, además de constructivas, muy objetivas, es decir, que busquen los rasgos positivos y negativos de cada fenómeno. Los negativos para removerlos y los positivos para fortalecerlos. Resulta fácil apoyar o criticar fenómenos en bloque, sin embargo lo que vamos a hacer aquí es justamente desagregar, mirar algunos elementos dentro de lo que uno sabe, consciente de que hay muchas cosas que uno no sabe. La visión que uno adopta tiende a estar demasiado influida por el saber que uno domina. Por eso yo valoro el trabajo interdisciplinario, donde cada uno aporta a una visión común desde la profundidad su disciplina pero cruzándose en los elementos de nexo con las otras disciplinas. ¿Cómo estamos en Chile en el ámbito económico? En los años ’90 hubo un progreso, en mi opinión, muy significativo. Si uno mira los antecedentes fríos, objetivos, el decenio pasado fue el momento en que la “torta” -la cantidad de bienes y servicios disponibles en el país, el número de personas empleadas, los niveles de salario, de asignaciones familiares y de pensiones- creció más significativamente, en lo que tenemos de historia. Fue un buen decenio en ese sentido. Pero nos falta mucho para alcanzar una situación óptima, y a medida que se van despejando ciertos problemas se van abriendo otros. Dentro del mundo, Chile es un país de ingreso medio. Con respecto a nuestro Producto Interno Bruto (PIB), es decir, con respecto a la cantidad total de bienes y servicios que producimos y podemos utilizar, estamos en la media del mundo. No estamos entre los países más pobres del mundo, pero estamos a un quinto, a un sexto de los que están arriba. 21 Doctor en Economía de la Universidad de Chicago e Ingeniero Comercial de la Universidad Católica de Chile. Asesor Regional Principal de CEPAL y Profesor de Economía de la Universidad de Chile. Proyecto Universidad: Construye País 74 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Una de las cosas que ha pasado con la globalización es que se sabe más de los que pasa arriba y, por lo tanto, de las diferencias entre los países, de la frustración de aspiraciones que se incentivan y que no se pueden satisfacer. ¿Qué nos dice eso? Que si queremos imitar algo de los que están arriba tenemos que crecer. Ese es un elemento: a nivel general estamos en el promedio. Sin embargo, nuestros sectores medios y pobres están mucho más abajo que el promedio de los países más desarrollados. En ellos, la distancia entre los ingresos de ricos y pobres es mucho menor que la nuestra. Nuestros ricos están cerca de los ricos de los países desarrollados y nuestros pobres están notablemente más abajo. La brecha distributiva es mucho más intensa. ¿Qué nos dice eso? Si miramos a los países desarrollados como ejemplos de modernización, nosotros estamos muy lejos de ella en esa variable muy clave que es la distribución del ingreso: la manera en que se distribuyen las oportunidades, el poder, la voz de la gente en las distintas decisiones que va tomando la sociedad. Por lo tanto, así como tenemos que crecer para tener una “torta” más grande, tenemos que mejorar la distribución del ingreso. Y lo que yo quiero tratar de reforzar ahora es que es falsa la disyuntiva que muchas veces se plantea entre crecer o distribuir: tenemos que crecer distribuyendo, crecer mejorando en paralelo a la distribución de oportunidades. No después, sino que en paralelo: no hay crecimiento sin una mejor distribución del ingreso. En ese sentido nos falta mucho: nos falta crecer tanto como nos falta equidad. Esto no es una tarea puramente económica. Solemos adoptar un excesivo economicismo y eso es inconsistente con el perfeccionamiento democrático. Digo economicismo en el sentido de decisiones económicas que se toman al margen de lo que pasa con las personas. Hay muchas políticas económicas que tienen un enorme impacto social y es muy importante seguirle la pista a dicho impacto y tenerlo presente. Tomar en cuenta qué es lo que pasa más allá de la economía. Yo diría que hoy día tenemos, en Chile y en el mundo, mucha más conciencia de esta falencia que tenemos. Por ejemplo hay propuestas muy fuertes para que el Fondo Monetario Internacional, que tiene mucha influencia en las políticas económicas de los países, tome en consideración expresa qué pasa en la sociedad cuando se está haciendo cierta política fiscal, cierta política monetaria o sobre tipos de cambio. No solamente mirar que es lo que pasa con el dinero, sino cómo se mueve y reparte éste en relación al bienestar y los intereses de los distintos sectores sociales. Hay otro tema que es muy sobresaliente cuando uno mira la prensa: a quienes se escucha. Existe peso muy fuerte de los sectores de más altos ingresos, una presencia mucho mayor que la de los sectores de bajos ingresos. Tenemos mucho menos balance que hace cuarenta años atrás, y no sólo en Chile. Hay cierta tendencia internacional en ese sentido: hacia una mayor ponderación Proyecto Universidad: Construye País 75 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” por dólar o por peso más que per cápita (por cabeza o por persona). Y dentro de esto hay una ponderación mucho más grande de una dimensión económica, una parte de la economía, que es la dimensión financiera, es decir: lo que pasa con las inversiones financieras en bonos, acciones, etc. Esta dimensión pesa más que, por ejemplo, la dimensión productiva: la innovación tecnológica, la organización empresarial, del manejo del personal, de la productividad, etc. Hay una desproporción de las voces y eso, sin duda, influye en las decisiones de la autoridad, tanto en Chile como en el resto del mundo. Nos hemos movido demasiado hacia el “financierismo” en desmedro del “productivismo”. Y el “productivismo” es funcional para lograr más equidad, mientras que el “financierismo” es disfuncional para ella. Ambos puntos de vista son necesarios: el problema es como mezclamos las dimensiones del ser humano. Necesitamos, entonces, un reequilibrio de las voces. Crisis y recesiones Entre los años 1998 al 2001 hemos observado que hay componentes recesivos en nuestra economía. Chile no está trabajando en lo que se llama la frontera productiva, es decir, la capacidad que posee de producir con su capital, su trabajo, sus empresas, su infraestructura, su gobierno, etc. Eso significa que parte de lo que las empresas pueden producir no lo hacen por que no venden. Los efectos de esto son que se despiden trabajadores y no se contratan nuevos, se deja de invertir, hay menos utilidades en las empresas, hay menos ingresos de los trabajadores y todo eso constituye un contexto en el cual avanzamos más lentamente, retrocediendo en el tema de equidad. Justamente dos de las cosas que queremos: “Crecer con Equidad”. Todo esto nos va dando recomendaciones sobre dónde hay que poner el peso de la acción de la política pública: necesitamos recuperar crecimiento y necesitamos hacerlo con más equidad, para lo cual el empleo es algo muy importante. Necesitamos incrementar cuantitativamente y cualitativamente nuestro nivel de empleo. No sólo necesitamos más empleo, sino también mayor calidad para éste: con más estabilidad en el tiempo, con ingresos que van creciendo más fuertemente, con una mayor cantidad de trabajadores cubiertos por el sistema de seguridad social (tenemos más de un 40% de chilenos que no esta cotizando regularmente en la seguridad social, una proporción bastante significativa). Y necesitamos hacer todo esto sin crisis financiera. Recordemos que Chile tuvo en 1975 una crisis tremenda, al igual que el año 1982. A finales de 1989 y a comienzos de 1990 tuvimos un ajuste severo y, desde 1998, hemos estado en este ajuste recesivo. Eso detiene el proceso de crecimiento y nos hace retroceder en la equidad, en todas estas crisis hay retroceso en la equidad y el 20, 30 o 40% de ingresos inferiores del país sufre, permeando además sufrimientos para sectores medianos y algunos altos. Éstas son cosas que corregir: ¿cómo crecemos más, con más equidad y con menos crisis? Proyecto Universidad: Construye País 76 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” El modelo económico Es común hablar del “modelo económico chileno”. Tiene fama internacional. Muchos se preguntarán qué es, cómo es, cuantos países aplican el modelo chileno. Esta es una visión, a mi juicio, excesivamente simplificada, que invalida un análisis más serio. Hay una confusión entre “El Modelo” y “Una Economía de Mercado”. Existen muchas variedades de economías de mercado con diferencias significativas: Estados Unidos, Francia o Suecia no son países idénticos. Hay distintos grados de equidad, distintos grados de participación social; algunos con participación social muy fuerte -muchas decisiones que se toman consensuadas por participación intensa de la sociedad civil- y otros que tiene muy poco de eso; hay algunos descentralizados, otros centralizados. Se trata de diferencias sustanciales: no nos pueden decir que hay sólo una manera de hacer las cosas, porque hay muchas maneras distintas. En el contexto chileno, desde el ’73 en adelante hay tres variantes o tres modelos distintos de aplicación de la economía de mercado. Durante la primera mitad del gobierno de Pinochet se dio un caso de Neoliberalismo muy puro, muy “de texto”, consistente, aunque muy economicista. En la segunda mitad del gobierno de Pinochet hubo en cambio Neoliberalismo con muchos elementos de Pragmatismo. Mientras que en la primera mitad se decía “jamás voy a subsidiar nada”, en la segunda mitad -dada la crisis financiera del ’82-’83- el gobierno tomó el equivalente a 10 años de todo el presupuesto educacional de Chile y puso esa plata en los bancos quebrados para resucitarlos. Esto, que en la primera mitad del gobierno era algo absolutamente rechazado como repugnante, en la segunda mitad se hizo, y evidentemente las platas salieron de algún lado: salieron de los sueldos de los profesores, de las pensiones, de las asignaciones familiares, etc. No podemos decir que ambas políticas sean iguales. Tenían muchas cosas en común -entre otras, la cabeza de gobierno- pero tuvieron expresiones distintas. En los ’90 tenemos una tercera variedad, que incluyó, por ejemplo, dos leyes importantes al comienzo del período (el opuesto de lo que había sucedido anteriormente): una Reforma Tributaria, para subir los impuestos y mejorar la educación, la salud, las asignaciones familiares, las pensiones; y una Reforma Laboral, para darle algo más de poder a los trabajadores. Se trata de elementos importantes que hacen una diferencia. Es un simplismo decir que todo esto es una cosa única: hay que identificar las partes, partes buenas y malas, con distintos propósitos, distintos objetivos y distintos resultados. Para tomar a fondo el tema, es mejor trabajar con la expresión Economía de Mercado y no Sociedad de Mercado. Esta última no permite opciones y sólo presenta una visión muy ideologizada de la economía, en la que se nos dice que sólo hay una forma de hacer las cosas. Eso es falso, hay muchas formas de hacerlas, según cuales sean nuestros objetivos y los objetivos de los distintos sectores de la sociedad son muy diversos: algunos le ponen mucha fuerza al tema de la equidad, otros al tema de la identidad nacional, otros al tema del desarrollo regional, etc. Hay muchas opciones de cómo planificar políticas económicas para fortalecer uno u otro de estos objetivos. Distintos grados de participación de la Proyecto Universidad: Construye País 77 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” gente en materias como la orientación de la educación de sus hijos, de los servicios de salud, de cómo se construyen las carreteras, las viviendas, etc. Todo eso se puede hacer de muchas maneras, con distintos nexos entre las decisiones económicas y sus impactos sociales. El funcionamiento de los mercados no es idéntico en Haití, en Suiza o en Estados Unidos. Hay sectores que entienden bien estas diferencias y hay otros que no las entienden, que dicen que todo es igual, que hay que hacer lo mismo en Haití o en Estados Unidos. Sin embargo, en la práctica, no hay recetas estándar para cualquier país. Hay diferentes intensidades en el esfuerzo y las convicciones para ajustar el diseño de las políticas económicas a los objetivos y la realidad de un país. Por eso lo responsable es adoptar recetas específicas para las peculiaridades y deseos de cada país. Crecimiento económico v/s distribución de la riqueza Sostengo que la disyuntiva entre crecer o distribuir es falsa. En un país muy rico, por ejemplo, van haber pocos pobres y, por lo tanto, se requerirá distribuir poco habiendo muchos recursos para hacerlo. En un país como el nuestro, en cambio, se necesita crecer para distribuir. Necesitamos encontrar la manera de lograr que lo que vamos creciendo vaya beneficiando en forma más equitativa al 80% de la población y no sólo al 10 o 20%, respetando los derechos de todos. Ahora bien, debemos considerar que los países que crecen del mundo son muy pocos: de los 180 o 190 países del mundo, hay muy pocos que crecen sostenidamente durante 10 o 20 años. Hay muchos que crecen 2 o 3 años y luego se pegan un tropezón. Lo importante es cómo uno impulsa un crecimiento con estabilidad, con sustentabilidad a través del tiempo. Para crecer hay que hacer muchas cosas. Hay que dejar espacio para la iniciativa de los que son capaces de hacer cosas, pero necesitamos que cada día haya gente capaz de hacer cosas y eso pasa -desde la gran empresa a la pequeña y mediana empresa- por que los trabajadores tengan más capacidad de hacer cosas y tengan más oportunidad de hacer cosas: saber producir más y mejor. Además de ser mejores ciudadanos, debemos ser también mejores productores. Y eso pasa por la educación, por la infraestructura y por algo muy importante que es la capacidad de identificar acuerdos en la sociedad. Los países que crecen es por que logran identificar caminos troncales por los cuales moverse a través del tiempo sin estar cambiando periódicamente la dirección del camino. Es posible, por supuesto, ir incorporando variantes, pero la capacidad de identificación de la que hablo es básica. Y para identificar hay que discutir abiertamente, objetivamente los problemas. Hacerlo en forma constructiva, buscando soluciones, moviéndose hacia los acuerdos más que concentrando los esfuerzos de algunos en los desacuerdos. Para esto son muy importantes los gobiernos, las empresas y todos los organismos componentes de la sociedad civil, que en muchos países se ha debilitado, pero que cada día hay más conciencia en la importancia de refortalecer. Proyecto Universidad: Construye País 78 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Elementos para crear bases de crecimiento sostenible, productividad de los trabajadores y de la PYME Todos sabemos que el 80% del trabajo se concentra en la Pequeña y Mediana Empresa (PYME) y un rasgo de las economías en desarrollo es que la PYME tienen dificultades para funcionar y desarrollarse. Los ingredientes que están detrás de eso, más allá de puntos que son muy importantes, se condensan en una frase para la acción pública: hay que poner mucha atención en el niño para que el niño no llegue a la vida adulta con taras graves que le impidan aprovechar las oportunidades que brinde el desarrollo económico. Se relaciona con esto el mejoramiento de la calidad de la educación, la reducción de las brechas de calidades. Un principio importante en esto es la discriminación positiva, tal como se hizo al concentrar esfuerzos en las 900 escuelas más pobres del país. El Neoliberalismo predica la neutralidad, en la medida que sostiene: “si usted escoge se equivoca, deje que el mercado escoja”. Sin embargo, la neutralidad entre desiguales es concentradora de la desigualdad, fomentadora de la desigualdad. Es necesario diferenciar a favor de los que necesitan y hacerlo pensando en el futuro, buscando dejar huellas permanentes. Reducir ahora brechas en la educación por cierto ayudará a reducir brechas de manera permanente, pero si nosotros miramos la fuerza de trabajo, la gente que va a estar trabajando de aquí a unos 10 años, la gran mayoría ya salió del sistema educacional, es decir que no estuvo en la reforma educacional. Si nosotros decimos “vamos a crear equidad para 30 años más”, eso no va a funcionar en democracia. Necesitamos crecer antes y para ello tenemos que hacer antes equidad, introducir capacidad en la economía hoy. Eso pasa ineludiblemente por la capacitación laboral. Los países que han logrado un crecimiento sostenible con equidad han hecho esfuerzos intensos de capacitación laboral, de manera que los que ya han salido del sistema educacional tengan con frecuencia la posibilidad de modernizarse en su conocimiento y su capacidad de inserción en el mercado: que sean más productivos por que saben hacer más cosas y mejor. En términos económicos, es la forma de flexibilizar la oferta, en lugar de concentrar esfuerzos en flexibilizar la demanda. Para que los que estén buscando trabajo sean más capaces de funcionar bien y defenderse en el mercado, solos o acompañados. Necesitamos un programa nacional de capacitación laboral que incorpore al gobierno central, organizaciones empresariales, organizaciones sindicales, municipalidades, comunidades locales y universidades en el proceso. Un esfuerzo en el que se tome como una de las tareas importantes para crecer y construir más equidad el poner en puntos de partidas más similares a los que partieron muy diferenciados. Porque algunos son hijos de pobres, otros son hijos de ingresos medios o ingresos altos y todos tuvieron educaciones de distintas calidad. Es una forma de alivianar el lastre del origen social y el lastre de la calidad de la educación. Proyecto Universidad: Construye País 79 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Incentivar muy fuertemente la adopción de nuevas tecnologías -de las cuales una es el Internet- es un instrumento para acortar la brecha entre empresas pequeñas y medianas versus las grandes. Si nos interrogamos sobre el tema, veremos que hay diferencias muy significativas en el acceso a la tecnología, a la calidad del trabajo, al financiamiento bancario. Por lo tanto, hay que hacer más esfuerzo que el que se está haciendo para reducir estas brechas Inserción externa Se habla muy fuerte de la “presencia de la globalización”. Esta es una realidad innegable. Hay globalización más intensa en los ’80 y en los ’90 que lo que hubo en los ’50 y los ’60. Existen ciertos precedentes, en ese sentido, en la historia. Colón fue un gran globalizador, entre muchos otros. Sin embargo hoy día estamos en un ciclo de globalización importante. Esto no significa que sea un proceso inmutable. La globalización la está haciendo el ser humano día a día y las acciones de los gobiernos de los países desarrollados están afectando la manera de globalizar, pero nosotros tenemos espacio para escoger. Cuando uno dice: “en lugar de abrirme al mundo indiscriminadamente, unilateralmente, tal como lo han dicho autoridades reiteradamente en estos últimos años, me abro desde América Latina, desde mi barrio, por que estoy aquí y no me puedo trasladar a otra parte” uno está diciendo “voy a tratar de hacer globalización no ser objeto pasivo sino objeto activo de globalización”. Todo lo anterior puede desaprovecharse si es que vamos de crisis en crisis. Si es que se hacen muchos esfuerzos en el tejido social y económico y tenemos una crisis grande como la del ’75 o como el ’82, o crisis pequeñas como la de ahora22. Cualquiera de ellas nos detiene en el proceso: incentiva fuerzas centrífugas, fortalece los disensos en vez de los consensos, produce reducción de la inversión, cesantías, las emergencias captan las energías de los gobiernos y las empresas, etc. Todo esto impide pensar más sólidamente el futuro. En este sentido, tenemos que hacer un esfuerzo muy grande para aprender mejor a manejar las crisis. Para empezar, estas tienen un componente externo: en los tres casos ha habido un shock, golpes que ha pasado la economía mundial, ya que hay una globalización de la inestabilidad económica. Esto es parte de la globalización, que tiene muchos rasgos positivos, pero también este rasgo muy peligroso, regresivo y malo para el crecimiento económico que es la globalización de la volatilidad. Las platas se mueven muy fluidamente de un lado a otro y de repente inflan un país para luego dejarlo caer desde las alturas. Este es un rasgo externo: sabemos que existe, no debemos olvidarnos que existe. 22 Recordemos que el año 1983 tuvimos un 31% de desempleo abierto, es decir, uno de cada tres trabajadores estaba cesante en Chile. El 2000 tuvimos un 11%: más de 500 mil cesantes. Proyecto Universidad: Construye País 80 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Es muy importante saber qué hacemos frente a eso internamente y Chile tiene un caso muy claro en el que hizo globalización en su interés. Entre el ’90 y el ’94 habían dos países México y Chile que eran las “estrellas” de la época. México dijo que sería neutral frente a este elemento de la globalización financiera y Chile dijo: voy a ser selectivo, voy a escoger, a favor de inversión extranjera directa que venga a crear capacidad productiva y voy a desalentar excesos de flujo de capitales especulativos. Durante dos o tres años se dijo que Chile se estaba quedando atrás y era cierto: Chile se estaba quedando atrás de caer en el precipicio y escogió no acercarse al precipicio. Y cuando llegó la crisis del '95, cuando de repente estos capitales financieros se asustaron, se fueron de México y de Argentina, trataron de irse de Chile pero eran muy pocos y Chile quedó inmune de ese gran golpe que se llamó el “efecto tequila” y que significó un impacto muy dañino en Argentina y Uruguay, posteriormente en Perú, algo en Brasil y muy fuertemente en México. En este último país, por ejemplo, hoy día los salarios promedios son 15% menores que lo que eran el año ’94. Los salarios chilenos, en cambio, con todos sus problemas -con el ajuste que hemos tenido desde el ’98son un 12% a 14% mayores. Estas decisiones, estas acciones hacen diferencias sustanciales en el mismo “modelo” en un lado u otro, cuando uno escoge un camino u otro en este tipo de dimensión. La institucionalidad chilena La gente que está en el gobierno es muy poca, son unas personas que trabajan en unas jornadas muy intensas y que pasan de unos temas a otros, y nadie es técnico en demasiados temas, entonces tienen que meterse en temas y aprender algo y tienen que actuar. Necesitamos un reforzamiento de las instancias de decisiones públicas. Eso es esencial para la modernización del país: una reforma al Estado no es achicarlo, es fortalecerlo. Deshacer lo que es innecesario, las redundancias, las cosas que se repiten. Podemos mejorar el uso de los recursos y mejorar la integración, pero, en general, la gente con capacidad decisoria y entrenamiento en el sector público, tiene poca profesionalización para la tarea enorme de construir un país. Eso quita la capacidad de escuchar, de tener posibilidad de escuchar, de que llegue la voz. Uno debiera buscar reformas de la institucionalidad en que se establezcan los canales de comunicación del mundo pensante sobre los problemas, la integración hacia las autoridades, etc. Que fueran mecanismos regulares de consulta y comunicación. Eso en algunas de las democracias europeas ha funcionado durante muchos años de manera bastante razonable y es algo que hace una diferencia con la democracia. Los grados de participación, consulta y fluidez hacen esas democracias notablemente más equitativas que la anglosajona, siendo la anglosajona notablemente más equitativa que las nuestras, cualquiera de las latinoamericanas. Ahí tenemos más cosas que imitar en el sentido de Proyecto Universidad: Construye País 81 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” construcción de equidad, para la cual la participación es un mecanismo que hay que ir sembrando. Yo creo fervientemente en la democracia y creo que en ella no hay borrón y cuanta nueva. Creo que estamos con mucha inequidad, con muchas desigualdades, pero veo solución por el camino de la democracia. Y la democracia consiste en reformar las reformas. Donde hubo reformas regresivas, ir luchando por modificar eso. ¿Cómo hacerlo? Yo creo que tenemos falencias de cómo hacerlo, tenemos insuficiencia de conocimientos. Hay bastante diagnóstico pero no suficiente. Hace un par de días atrás leí una entrevista a una personalidad, se supone muy culta, que hablaba del tema de la pobreza y decía: “tenemos que volver a hacer lo que hicimos en los ’80, ahora nos olvidamos de eso y en los ’80 combatimos y redujimos la pobreza”. Sin embargo, el país de peor distribución y el año de peor distribución y más intensa pobreza (45% en los hogares chilenos) fue el año 1987, y esa personalidad estaba diciendo tenemos que volver a hacer eso. Hay un problema de ideologización y de desinformación. ¿Por qué? Porque no estamos debatiendo en serio los problemas profundos de la sociedad chilena, por que tenemos insuficiente reflexión y por que tenemos un problema muy serio en los medios de comunicación. Algunos de mis amigos parlamentarios dicen: “llamamos a una conferencia de prensa sobre tal tema y no va nadie, y llaman a una conferencia de prensa por las peleas que tenemos con tal o cual otra persona o sector y nos andan persiguiendo los medios de comunicación”. Hay que volver a que los medios de comunicación se dejen de preocupar de la “chimuchina”, la pelea chica, la discusión, y se pongan a debatir los temas de fondo, más allá de la frase de veintidós segundos en la televisión, que uno no discute un tema con ese tiempo. Eso no ayuda a construir, no funciona en democracia. Tenemos además la herencia de los diecisiete años en que esos temas se debilitaron y la sociedad civil se debilitó. Estamos con esa herencia por la naturaleza de la transición que tuvimos y uno tiene que recibir la herencia, no la podemos rechazar, la tenemos. Está ahí y tenemos que irla modificando lentamente. Si miramos fríamente los avances de los ’90 y vemos qué pasa con el 50% de los chilenos que estaba más abajo, qué pasa con los años de educación que tiene, con las asignaciones familiares, las pensiones, los salarios, la seguridad social, etc. veremos que hoy día cerca de un 40% de los chilenos no tiene seguridad social y en el año ‘89 era mucho más. Hemos avanzado en eso, no mucho pero hemos avanzado: tenemos más y los ingresos han crecido. El salario mínimo es como un 70% mayor en términos de boletos de micro, balones de gas, arroz, entrada de cine, poleras, camisetas, televisión, todo el conjunto de cosas que puede comprar. El salario mínimo del año ’89 era menor que el del año ’70, pasaron 19 años y bajó. Aquí hay una correcta recogida de la percepción, tenemos mucha injusticia, tenemos economicismo, hay dificultades de comunicación entre las partes, etc. Todo esto es absolutamente cierto, pero para tener fe en el futuro hay que reconocer lo que hemos avanzado. Es otro país y gracias a eso podemos dedicarnos con más fuerza a resolver estos problemas hacia delante. Requerimos mucha fuerza y mucha unidad, identificar temas y lograr que las decisiones no sean por US$ que uno tiene sino por persona o por Proyecto Universidad: Construye País 82 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” familia y, por eso, tenemos las selecciones y podemos escoger, pero las selecciones se confunden mucho por la falta de información. Una de las preocupaciones que uno tiene es que se transmite mucho sobre el productivismo, o sea, sobre mejorar la productividad. Capacidad productiva para que la gente se pueda ganar su espacio en el mercado es la gran preocupación. La alternativa es si creamos máquinas de producción y “pobres ciudadanos”. Yo quiero que tengamos un país de ciudadanos y no meramente de productores. Pero esos ciudadanos, para que tengan espacio como tales, necesitan tener más bienestar económico, necesitan más educación y no podemos dar más educación si no tenemos más recursos, si el país no crece, no se recogen impuestos y no se les puede pagar mejor a los profesores; no podemos tener buena educación y salud si no le damos ingresos dignos a los que hacen eso. Ello requiere platas, bienes y servicios que alguien produce; parte de eso lo recoge el gobierno y reajusta los salarios o subsidios educacionales, pero hay que preocuparse en cómo hacemos la capacitación laboral para que haya un ingrediente de formación cívica o ciudadana. Mucho de eso depende no sólo de lo que se está haciendo en esa sala de clases o institución de capacitación sino el ambiente que seamos capaces de provocar a nivel global. Qué está pasando con nuestra televisión, nuestros medios de comunicación, con nuestro sistema político, la organización de partidos, la capacidad de reflexionar de los partidos: todo eso forma parte del paquete de un país que sea más civilizado y moderno. A manera de conclusión Necesitamos intensificar la reflexión sobre Chile. En el tema de las ciencias sociales tenemos insuficiencia de reflexión. Lo que hay tiende a ser demasiado unidisciplinario. Necesitamos profundizar en la disciplina y en el caso chileno necesitamos pensar una serie de temas muy profundos, por ejemplo: las AFP. Estas entidades recogen mucha plata en ahorro de los trabajadores. Podemos ser neutrales o tratar de hacer algo para el grueso de los trabajadores de Chile con esas platas. Tratar de que las platas se inviertan en el exterior o que se inviertan eficientemente y con seguridad dentro de Chile. Este es un tema que se ha discutido muy poco. Y estamos hablando de cosas que hacen una diferencia macro. Así hay muchos otros temas en los que se toman decisiones para el futuro sin suficiente reflexión. La reflexión significa una inversión de esfuerzos de ponerse a pensar en los temas profundamente: en lo disciplinario y con los cruces interdisciplinarios necesarios para que uno vea las otras dimensiones. Lo que tenemos que hacer es no reprimir sino fomentar el debate, pero un debate responsable, siempre buscando la cara positiva de las cosas. Debemos preguntarnos entonces: cómo ir mejorando lo que hay, acentuando las mejoras que hubo en los ’90, ahora que estamos detenidos en el proceso de dinamismo económico y social de los años anteriores, para que podamos escoger bien el camino troncal por el cual nos movemos en los próximos años. Proyecto Universidad: Construye País 83 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” COMENTARIOS Jorge Dresdner23 Cuando se me pidió que comentara esta exposición me pregunté cuáles son aquellos elementos que, desde el punto de vista económico, son importantes, constituyen necesidades y cuáles son los desafíos. Y me hice una lista que yo creo que cualquier economista se la haría. Yo creo que hay un tema que es fundamental: el tema del crecimiento económico, o más bien el tema del crecimiento económico sostenido. Es decir, si queremos resolver gran cantidad de las necesidades básicas que tiene el país, necesariamente tenemos que crecer, tenemos que aumentar el tamaño de la “torta”, como decía Ricardo. Otro tema central es la distribución del ingreso y la pobreza extrema. Creo que también va a existir consenso de que uno de los problemas importantes, dentro de lo que es el desarrollo económico del país, está en enfrentar estos problemas de distribución y de pobreza extrema. Entiendo que estos dos temas fueron planteados en la exposición de Ricardo French-Davis. Yo enfatizaría además algunos temas adicionales: creo que nosotros hoy día percibimos una falta de seguridad social en el país. Si uno mira las encuestas, se va a dar cuenta que uno de los grandes problemas que la gente siente es que tiene mucha incertidumbre: incertidumbre sobre qué es lo que va a pasar con la educación de sus hijos, sobre lo que va a pasar con su previsión social, sobre lo que va a pasar con la salud, etc. Yo creo que un tema a agregar en la lista es el tema de la falta de seguridad social. Finalmente agregaría, para terminar la lista, un tema que tiene que ver con la forma como nos desarrollamos. Que ésta sea compatible con el medio ambiente, que mantenga los equilibrios ecológicos y que, además, preserve los recursos naturales. Esos son, más o menos, los temas que yo plantearía y creo que si le preguntamos a una gran cantidad de economistas, todos van a estar de acuerdo en que esos temas son importantes. Si bien todos podemos estar de acuerdo en que estos temas son importantes, donde empiezan a surgir las diferencias es cuando empezamos a enfrentar la forma de abordar estos temas. Cuando empezamos a pensar en los énfasis de los distintos temas y cuando empezamos a pensar en como estos temas se interrelacionan. Yo creo que, en general, hay una tendencia a mirar estos temas en forma separada. Tenemos un problema de crecimiento y requerimos una política de crecimiento; tenemos un problema de distribución del ingreso y requerimos una política de distribución del ingreso; tenemos problemas ambientales y requerimos una política ambiental. Y la gran diferencia en cómo nosotros concebimos la sociedad creo que está en la forma como queremos abordar estos temas. Los queremos abordar en forma separada o los queremos 23 Doctor en Economía de la Universidad de Uppsala, Suecia. Director del Departamento de Economía de la Universidad de Concepción. Proyecto Universidad: Construye País 84 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” abordar en forma integrada. Yo creo que uno de los puntos que me gustaría resaltar de la exposición de Ricardo es justamente que él los intenta ver en forma integrada. No podemos plantearnos el crecer en forma sostenida si no resolvemos, al mismo tiempo, los problemas de distribución del ingreso, los problemas de pobreza. Para que el país mantenga una tasa de crecimiento alta, digamos una tasa de crecimiento en torno al 7% durante muchos años es impensable hacerlo si no aumentamos la productividad y si no incorporamos a grandes sectores marginales a la economía moderna. Los temas de la distribución del ingreso y de la pobreza están íntimamente relacionados con la posibilidad de que nosotros podamos crecer en forma sostenida. De la misma manera, si nosotros consideramos las posibilidades que tenemos de preservar los recursos naturales, creo que esto también está relacionado con la solución de los problemas en muchos de los sectores marginales. Si nosotros vemos lo que ha pasado en el sur de nuestro país con la tala indiscriminada del bosque nativo, muchas veces detrás de esas acciones hay gente que está en situación marginal y que ve la tala del bosque como una posibilidad de mejorar su situación económica. Si nosotros no resolvemos esos problemas, de base económica, es muy difícil pedirle conciencia ambiental a esa gente. Asimismo, en la región de la cual yo vengo, hoy día tenemos una gran crisis pesquera por falta de captura. Y vemos que hay sectores importantes, pescadores artesanales y trabajadores de la industria, que están presionando por aumentar las cuotas de captura. Porque el problema básico que ellos tienen es un problema mucho más serio. Entonces yo creo que no vamos a poder vivir o desarrollar una cultura ambiental a menos que resolvamos los problemas básicos de la gente. Y eso requiere mayor crecimiento y mejor distribución del ingreso. Entonces, creo que la gran disyuntiva, cuando queremos pensar al país, es plantearnos cómo podemos interrelacionar las distintas políticas que están destinadas a alcanzar estos objetivos de carácter económico. Lo que se requiere hoy día es un enfoque donde se vean en conjunto, interrelacionadas, estas distintas medidas. Hay una cantidad de medidas que uno podría plantear y yo interpreto lo que Ricardo decía en el sentido de que cuando uno determina medidas para el crecimiento, también tiene que ver que estas medidas sirvan para la distribución del ingreso. Creo que hay una serie de medidas que son necesarias. Por problemas de tiempo sólo las enumero: 1. Mantener políticas macroeconómicas que den estabilidad económica a los agentes con claras señales de cuales son los objetivos de largo plazo. Desarrollar políticas comerciales que incrementen las posibilidades de intercambio en los mercados externos. 2. Ajustar la capacidad de regulación del Estado en distintos ámbitos para promover la eficiencia económica global. Aquí también se incluye la perspectiva Proyecto Universidad: Construye País 85 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” sectorial y regional. Emplear los instrumentos de política económica acordes con los objetivos de largo plazo. Evaluar las acciones emprendidas. 3. Sistema financiero más eficiente y no sólo con mayor profundidad, son también con mayor amplitud, de tal forma que posibilite el acceso a las PYMES y de esta forma fomente la inversión productiva. 4. Generar programas de apoyo a las MIPYMES que permitan su integración a la economía moderna en forma autónoma. 5. Reformar la educación media y superior con mayor énfasis a la adquisición de habilidades productivas que correspondan a los requerimientos del mercado laboral. Flexibilizar el accesos a los distintos niveles de calificación, de tal forma que existan distintas opciones para acceder a éstos (estudiantes nuevos y egresados). 6. Desarrollar sistemas de capacitación laboral permanente y amplios. Revisar los sistemas de incentivos a la capacitación existentes, de forma que realmente generen estímulos claros a la capacitación laboral. 7. Generar programas de erradicación de la pobreza más específicos y ajustados a las realidades de los distintos grupos objetivos. 8. Revisar el sistema de seguridad social, mejorando para la mayoría de la población la calidad de sus beneficios básicos (salud, previsión, etc.) a un costo razonable. 9. Fomentar el desarrollo de las organizaciones de la sociedad civil y especialmente del mercado laboral, de forma que mejore su capacidad de negociación y fijación de acuerdos que permitan mejorar la distribución de los ingresos en forma paulatina y concordada y que contribuya a dar mayor estabilidad social al país. 10. Desarrollar una cultura e instituciones ad-hoc, que resguarden los equilibrios ambientales y la preservación de los recursos naturales. Yo diría que hay un elemento común en todas estas medidas. Uno de los problemas que tenemos como país es que somos un país que está, en muchos aspectos, segmentado o disgregado, y lo que requerimos para resolver estos problemas económicos, tanto de crecimiento como de mantención del equilibrio ecológico, es integrar al país. Y ese gran esfuerzo tiene que estar presente en la visión que nosotros tenemos de cómo hay que resolver los problemas y en las medidas que establezcamos para ello. Proyecto Universidad: Construye País 86 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” CAPÍTULO 4 ¿QUÉ AVANCES Y NECESIDADES SE MANTIENEN EN EL CAMPO SOCIAL? Moderador Sergio Moffat Director de Planificación y Estudios. Universidad del Bío-Bío Ponencia Chile: Necesidades y Déficit desde la Perspectiva Social. Desafíos para el Mundo Universitario Jaime Ruiz-Tagle Comentarios Rosita Cahmi Benito Baranda Patricia Muñoz Proyecto Universidad: Construye País 87 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” CHILE: NECESIDADES Y DÉFICITS DESDE LA PERSPECTIVA SOCIAL. DESAFÍOS PARA EL MUNDO UNIVERSITARIO Jaime Ruiz-Tagle24 Introducción La perspectiva social sobre la realidad nacional tiene una especificidad, pero ella está estrechamente relacionada con otras, y particularmente con la política y la económica. Desde el punto de vista político, si no existe democracia en el país, o si la democracia es muy imperfecta, o si no se avanza en su perfeccionamiento, el desarrollo social será muy limitado, inestable e incompleto. Es cierto que algunos indicadores de progreso social trascienden los gobiernos de turnos, porque están asociados a los avances tecnológicos de la humanidad, como en lo que respecta al descenso de la mortalidad infantil o al aumento de la esperanza de vida. Estas tendencias demográficas responden a movimientos de larga duración, que continúan su curso incluso durante regímenes no-democráticos. Sin embargo, hay otras dimensiones del progreso social, como el fortalecimiento de las organizaciones, que se ven muy limitados en los regímenes autoritarios. Por otra parte, existe un amplio consenso en cuanto a que sin crecimiento económico es muy difícil que se produzca un desarrollo social amplio y sostenido. Pueden establecerse políticas populistas que beneficien por corto tiempo a los sectores populares. Pero en el mediano y largo plazo ellas son insostenibles si no aumentan la riqueza del país. Lo anterior no significa, obviamente, que se pueda identificar el crecimiento económico con el progreso social. El crecimiento es un requisito, una condición sine qua non, indispensable pero no suficiente. Las políticas económicas que tienen dimensiones sociales, así como las políticas sociales propiamente tales son absolutamente necesarias para lograr un desarrollo integral. En otro plano, es preciso señalar de entrada que el desarrollo social es muy complejo, que tiene una gran diversidad de facetas, y que no siempre existe acuerdo respecto a sus límites. Incluye, evidentemente, la cantidad y la calidad de los empleos, que constituyen la principal fuente de ingresos para la gran mayoría de la población. Incluye la superación de la pobreza, tanto la absoluta como la relativa. Incluye también el mejoramiento de la salud, de la educación y de la vivienda. Es a estos aspectos a los que nos referiremos principalmente. Pero existen también muchos otros aspectos específicos sin los cuales el desarrollo social resulta incompleto: las políticas a favor de los niños y de los ancianos; a favor de las minorías étnicas; a favor de los marginados 24 Director de la Unidad de Estudios Prospectivos de MIDEPLAN Proyecto Universidad: Construye País 88 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” geográficamente, en el campo, en las minas o en el mar; o las políticas destinadas a superar el alcoholismo y la drogadicción; o las que tienden a garantizar la seguridad ciudadana. Esto por citar solamente algunas de las más importantes. En fin, es necesario subrayar que en el ámbito social no basta con disponer de datos objetivos, los que son relativamente fáciles de cuantificar. Se requiere también conocer la subjetividad, las percepciones de los actores sociales colectivos y de las personas particulares. Hace más de 60 años el Padre Hurtado planteaba en uno de sus libros más señeros: “antes la vida era más dura, pero hoy se nota más la diferencia social”. Dicho en otros términos, las desigualdades constituyen un grave problema social; pero la percepción de las desigualdades, que tienden a mantenerse e incluso a profundizarse a través del tiempo, es también muy importante. Las percepciones subjetivas están normalmente asociadas a la pertenencia a grupos o a organizaciones sociales. En la medida en que las personas van superando su marginalidad y se van integrando a organizaciones de diverso tipo, van afirmando su identidad, van estableciendo redes de contactos y relaciones, lo que las ayuda a superar los principales problemas que las afectan. El sano orgullo de pertenecer, de participar, de influir en las decisiones de políticas públicas, constituye una fuente de energía, un crecimiento en el poder (un “empoderamiento”, como se dice actualmente), que es fundamental para que los sectores populares superen los problemas sociales que los afectan. En este sentido, es cierto que la superación de la pobreza es fundamentalmente un problema “espiritual”; se requiere un espíritu esforzado, constante, optimista, solidario, para que los postergados superen los múltiples problemas sociales que los aquejan y que podrían aplastarlos. Teniendo en cuenta estas consideraciones básicas, vamos a examinar algunos de los problemas sociales más agudos que afectan a nuestro país: el desempleo; la pobreza; las deficiencias en salud, educación y vivienda. El empleo y el desempleo No hay la menor duda de que el empleo es una fuente básica de progreso social y que, inversamente, es la principal causa de la pobreza y de múltiples problemas sociales. Ahora bien, durante la década de los ‘90 el fuerte crecimiento del producto nacional estuvo asociado a un extraordinario crecimiento del empleo. Desde 1989 hasta 1998 se crearon más de un millón de puestos de trabajo, lo que implicó un crecimiento de casi 24% en el decenio (ver A. Sanhueza, “El desempleo en el Chile de hoy”, Mensaje, enero - febrero 2001). Paralelamente, la desocupación bajó en forma significativa, pasando de 7.8% como promedio anual en 1990 a un 5.8% en 1997. Proyecto Universidad: Construye País 89 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Sin embargo, debido a los efectos directos e indirectos de la crisis asiática, así como del manejo inadecuado de las variables macroeconómicas, durante el segundo semestre de 1998 la actividad económica empezó a declinar, a la vez que subía significativamente la tasa de desocupación. Se pensó que se trataba de un problema coyuntural, de corto plazo, pero la recesión económica se prolongó. En 1999 se perdieron 120.000 puestos de trabajo, en relación al promedio de 1998. La tasa de desocupación subió de un 6.3% a un 9.8% promedio, habiendo llegado incluso a un 11.5% en el tercer trimestre. Frente a esta situación, el Gobierno puso en marcha programas especiales de empleo, basados en las municipalidades, con el objeto de paliar en alguna medida los efectos sociales negativos que estaba generando la desocupación creciente y cada vez más prolongadas. Estas medidas, así como el repunte de la actividad económica en el último trimestre de 1999, hicieron bajar la tasa de desocupación. Sin embargo, el año terminó con una tasa de desocupación superior en 3.6 puntos porcentuales a la de fines de 1997, antes de la crisis. Se esperaba que durante el año 2000, junto con la reactivación de la economía, se produjera un significativo aumento del empleo. Pero no fue así. Mientras la economía creció en un 5.4%, el empleo se estancó. Se podía suponer que existiría un rezago entre la reactivación económica y la creación de empleos, que los especialistas sitúan entre 6 y 8 meses. Pero no se esperaba que el empleo simplemente no creciera. Más aun, en el trimestre terminado en febrero del 2001 el total de ocupados bajó en un 1.4%, con respecto al mismo período del año anterior. Dos son las razones que pueden explicar esta pérdida de puestos de trabajo: a) la fuerte disminución de los ocupados en los programas especiales de empleo; b) el aumento de la productividad. De hecho, ante la inseguridad de tener una demanda constante y creciente, los empresarios tienden a postergar las nuevas contrataciones, prefiriendo dar estímulos a los trabajadores ya ocupados. El hecho es que en el trimestre diciembre 2000 - febrero 2001 la tasa de desocupación alcanzó a un 8.4%, superior en tres décimos de punto porcentual a la experimentada en el mismo período del año anterior. Los directamente afectados por el desempleo fueron 488.000. Si se considera su grupo familiar, se llega a más de dos millones de personas. La tasa de desocupación habría sido incluso mayor si no se hubiera producido una disminución de la fuerza de trabajo. En el trimestre terminado en febrero del 2001 esta reducción alcanzó a 63.000 personas, con respecto al mismo período del año anterior. Como es sabido, cuando el desempleo se prolonga, sobreviene el desaliento; así, muchos dejan de buscar empleo y salen de la fuerza de trabajo, convirtiéndose en lo que técnicamente se llama “inactivos”. Frente a la prolongación de las altas tasas de desempleo se han propuesto diversas medidas. Las autoridades han propuesto adelantar las inversiones en Proyecto Universidad: Construye País 90 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” obras públicas y vivienda, de manera que en el primer semestre se ejecute el 66% del presupuesto asignado para todo el año, que por lo demás creció en un 7% con respecto al del 2000. Sin embargo, la administración central y las empresas públicas controlan solamente un 21% de las inversiones totales. La gran mayoría de las inversiones son realizadas por los empresarios privados. De éstos depende, fundamentalmente, la generación de puestos de trabajo. Por otra parte, se ha creado un programa pro-empleo, dependiente del Ministerio del Trabajo, y se han asignado recursos especiales a enfrentar el desempleo en las situaciones más críticas. El problema que se debe enfrentar es el de crear empleos productivos y estables, más que entregar subsidios a personas pobres a cambio de prestaciones laborales de dudosa rentabilidad social. Se han planeado también medidas destinadas a frenar la deserción escolar, de modo que los jóvenes puedan seguir educándose, sin ejercer presiones prematuras sobre el mercado del trabajo. De hecho, si se examinan las cifras del quinquenio 1996 - 2000 se puede observar una significativa disminución de la proporción de jóvenes de 15 a 19 años en la fuerza de trabajo. Esto puede corresponder en parte al desaliento, pero corresponde sin duda también a un aumento de la retención escolar, a nivel medio e incluso superior. En fin, se ha insistido mucho en que se deben flexibilizar las jornadas laborales, a través de negociaciones colectivas entre los empresarios y los trabajadores organizados. De esta manera las empresas podrán responder mejor a las fluctuaciones de la demanda, y ciertas categorías de trabajadores que tienen dificultades para enfrentar una jornada completa – especialmente jóvenes y mujeres – tendrán posibilidades de incorporarse aunque sea a tiempo parcial a un empleo remunerado. Es necesario destacar que las cifras a las cuales hemos hecho referencia corresponden a promedios nacionales, y no dan cuenta de las diferencias existentes entre las diferentes Regiones del país. De hecho, en el trimestre diciembre 2000 - febrero 2001 hubo 4 Regiones que tuvieron fuertes aumentos de la desocupación, con respecto al mismo período del año anterior: la primera, la tercera, la quinta y la octava. En estas tres últimas, la desocupación superó claramente el 0 % de la fuerza de trabajo. Es evidente, por lo tanto, que los recursos destinados a superar el desempleo deben concentrarse en estas Regiones, que experimentan la situación más crítica. Más aun, existen comunas en las que las tasa de desocupación registradas alcanzan a un 17%, duplicando el promedio nacional, lo que requiere de políticas de empleo particularmente activas. Los promedios nacionales también ocultan las diferencias por categorías de edad. Es así como en la categoría de 20 a 24 años la desocupación llegó a un 18.4% en febrero del 2001, frente a un 8.4% del promedio nacional. Esto revela Proyecto Universidad: Construye País 91 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” que muchos jóvenes, incluso con estudios superiores, tienen dificultades para encontrar un empleo remunerado. Particularmente dramática es la situación de los jóvenes pobres que terminan la educación secundaria y ni encuentran trabajos ni tienen recursos para financiar estudios superiores. Por eso, los programas del FOSIS destinados especialmente a esta categoría social son de vital importancia. Ahora bien, junto a los aspectos cuantitativos del empleo y desempleo, es necesario considerar los aspectos cualitativos. Como consta por las estadísticas oficiales, aproximadamente un 40% de la fuerza de trabajo está excluida de la seguridad social, porque no cotiza o no lo hace regularmente. Esto implica serios problemas en el presente para tener acceso a la salud, y en el futuro para tener derecho a una jubilación decente. Por otra parte, si bien es cierto que se ha producido un aumento notable en el número de trabajadores capacitados – 27.4% más en el primer semestre del 2000 con respecto al mismo semestre del año anterior, todavía el porcentaje de capacitados anualmente alcanza sólo al 10% de la fuerza de trabajo, la mitad de lo que se considera necesario para que todos los trabajadores reciban alguna formación al menos una vez cada cinco años. Además, es bien conocido que los trabajadores de menores ingresos tienen un acceso proporcionalmente mucho más bajo a los cursos que los de ingresos altos. Algo semejante sucede con las micro y pequeñas empresas, si se las compara con las empresas medianas y grandes. Los cambios legales recientes han tendido a revertir esta tendencia, pero hasta el momento los resultados son limitados. En suma, es indudable que existen grandes déficits sociales en Chile en materia de empleo, que se han acentuado después de la crisis asiática. No enfrentamos la situación dramática que el país vivió a mediados de los ‘80, cuando las tasas de desocupación real se empinaron por sobre el 30%, pero no hay duda de que estamos lejos de las expectativas que se habían generado con el retorno a la democracia. Existen algunos indicadores promisorios, como el reciente repunte del empleo en la construcción y la puesta en marcha del programa liderado por el Ministerio del Trabajo; pero es evidente que la generación de más y mejores empleos debe constituir una tarea fundamental, en la que confluyan los esfuerzos del sector público y del sector privado. Pobreza y distribución del ingreso La superación de la pobreza se ha convertido desde hace varios decenios en uno de los objetivos fundamentales de los países en desarrollo y de Chile en particular. Sin embargo, no existe pleno cuerdo sobre la definición de pobreza; además, ésta va cambiando a través del tiempo. Proyecto Universidad: Construye País 92 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” En América Latina, por razones operativas, se ha generalizado la definición de los pobres como aquellas personas cuyo ingreso per capita es inferior al valor de dos canastas básicas de alimentos. Se supone que con el valor de la segunda canasta se pueden cubrir las necesidades básicas no-alimentarias. Además, se considera extremadamente pobres, o indigentes, a las personas cuyo ingreso per capita es inferior al valor de una canasta alimentaria básica. En todos los casos se entiende que se trata del ingreso familiar per capita. En Chile, la fuente de información más confiable y utilizada es la Encuesta CASEN (Caracterización Socioeconómica Nacional), elaborada por MIDEPLAN. Ella permite determinar qué proporción de la población está por debajo de las líneas de pobreza e indigencia. Pero no da cuenta de cuál es el nivel de superación de la pobreza, ni de quiénes y por qué vuelven a caer por debajo de las líneas. Cuadro 1 Chile: población nacional en situación de pobreza e indigencia: 1987 – 1998 (porcentajes) 1987 1990 1992 1994 1996 1998 Indigentes 17.4 12.9 8.8 7.6 5.8 5.6 Pobres no indigentes 27.7 25.7 23.8 19.9 17.4 16.1 Total de pobres 45.1 38.6 32.6 27.5 23.3 21.7 Fuente: MIDEPLAN En el Cuadro 1 se pueden analizar las cifras correspondientes al período 1987 - 1998. Al comienzo del período, la situación de pobreza era particularmente grave, debido a los efectos sociales de la crisis de la deuda externa y de las medidas tomadas para enfrentarla. Durante toda la década de los 90 la situación fue mejorando sistemáticamente, aunque a un ritmo decreciente, sobre todo en el último bienio. Dos parecen ser las causas de este ralentizamiento: a) que se está llegando cada vez más a la llamada “pobreza dura”, que es mucho más difícil de erradicar; b) que ya a fines de 1998, cuando se realizó la última Encuesta CASEN, se habían hecho sentir los primeros síntomas de la crisis asiática sobre la economía chilena. No se dispone todavía de los resultados de la Encuesta CASEN 2000, pero se puede suponer razonablemente que sus resultados mostrarán un repunte de la pobreza y de la indigencia, debido sobre todo al aumento del desempleo, que ha afectado particularmente a los más pobres. Por primera vez desde que se realiza esta Encuesta se observará un cambio de tendencia en estos resultados. Por otra parte, algunos estudios han utilizado el concepto de “adulto equivalente”, en lugar del “per capita”, teniendo en cuenta que el sustento de los niños tiene un costo menor que el de los adultos. Ahora bien, considerando el hecho de que las familias pobres tienen más hijos, se llegaría a la conclusión de que la proporción de las personas que caen por debajo de la línea de pobreza es menor que la indicada en las cifras del Cuadro 1. Proyecto Universidad: Construye País 93 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” En cambio, si en lugar de tener en cuenta la posibilidad de pagar el costo de una canasta básica de alimentos, se define como pobres a los que están por debajo de la mitad del ingreso medio per capita del país, resulta que la pobreza se habría mantenido estable, e incluso habría tenido un leve aumento, durante la década de los ‘90 (ver Raúl González, “La desigualdad: ¿vía para superar la pobreza?, PET, Santiago, enero 2001). Sin embargo, nos parece que esta metodología que mide la “pobreza relativa” es más adecuada en términos de distribución del ingreso que de pobreza propiamente tal. Otro aporte metodológico ha consistido en no limitarse a analizar las ingresos, sino en examinar además las carencias respecto a necesidades básicas como salud, educación, vivienda, etc. Asumiendo esta definición más amplia, aparece que el número y la proporción de pobres en Chile son mucho más altos que lo indicado en el Cuadro. En fin, se ha llegado a plantear la conveniencia de establecer una tercera “línea”, situada al nivel de tres canastas alimentarias básicas. Los situados entre la segunda y la tercera línea podrían denominarse “semi-pobres”, en lugar de ser simplemente asimilados a los no-pobres. Esto responde mejor a la experiencia existencial de nuestro país. Más allá de los resultados de la Encuesta CASEN existen otros indicadores que revelan un avance en la superación de la pobreza en Chile durante la década de los 90, como aparece en el Cuadro 2. Cuadro 2 Salarios, asignación familiar y gasto social público: 1989 – 1999 (índices reales, 1989 = 100) Remuneraciones Ingreso Asignac. Gasto social mínimo legal familiar Educación Salud 1989 100.0 100.0 100.0 100.0 1994 120.9 133.0 154.6 134.2 1999 144.8 173.9 187.7 207.0 Per cápita 100.0 149.4 186.2 Fuente: R. French-Davis, sobre la base de cifras oficiales, en “Entre el neoliberalismo y el crecimiento con equidad”, Dolmen, Santiago 1999. Se puede observar que tanto el ingreso mínimo legal como las asignaciones familiares crecieron más que el promedio de las remuneraciones. De manera que estos instrumentos de política estarían contribuyendo a la redistribución de los ingresos. Algo semejante puede decirse con respecto al aumento del gasto público en educación y salud. Con todo, algunos analistas han argumentado que el aumento del gasto público en estos rubros fue destinado en una proporción importante a mejorar las remuneraciones de los funcionarios y especialmente de los profesionales (profesores, médicos, etc.), que no forman parte del sector más pobre de la población. Proyecto Universidad: Construye País 94 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” En lo que respecta a la evolución que ha experimentado la distribución de los ingresos, las cifras y las interpretaciones no son coincidentes. Por una parte, están los datos de la Encuesta CASEN. Estos revelan que la distribución de los ingresos monetarios se estancó, e incluso se deterioró levemente, durante la década de los ‘90, como aparece en el Cuadro 3. Cuadro 3 Distribución del ingreso monetario, por quintiles: 1990 – 1998 (porcentajes) 1990 1992 1994 1996 1998 Quintil 1 4.4 4.6 4.3 4.1 4.1 Quintil 5 56.9 56.3 56.9 56.7 56.9 Fuente: MIDEPLAN, Encuestas CASEN Ahora bien, si se imputan por quintiles los efectos del gasto social (en educación, salud, vivienda, etc.) las diferencias entre el quintil más pobre y el más rico disminuyen considerablemente. Pero, como hemos señalados, algunas de estas imputaciones han sido cuestionadas, ya que ellas favorecen sólo indirectamente a los sectores más pobres. En realidad, la información más sólida sobre la distribución de ingresos en Chile proviene de las Encuestas de Presupuestos Familiares que realiza el INE en el Gran Santiago, aproximadamente cada diez años. Si se consideran las dos últimas mediciones, incluyendo el alquiles imputado por uso de la vivienda propia, se tienen los resultados siguientes: Quintiles 1987 / 88 1996 / 97 Cuadro 4 Distribución del gasto de los hogares, por quintiles (porcentajes) 1 2 3 4 7.6 10.8 13.9 19.4 8.8 12.3 14.7 19.9 5 48.4 44.3 Fuente: French-Davis, op. cit. Analizar las diferencias sociales a partir del gasto resulta más confiable, porque se evitan los sesgos de las subdeclaraciones de ingresos. Sin embargo, subsisten problemas de medición, ya que los pobres tienden a endeudarse más y a ahorrar menos, y no se sabe con exactitud si estas tendencias permanecen constantes en el tiempo. Proyecto Universidad: Construye País 95 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Con todo, en términos gruesos aparece una mejoría significativa en la distribución del gasto durante la década. Ella estaría determinada en una proporción no menor por el acceso de las familias pobres a la vivienda propia. Ahora bien, en lo que respecta a las políticas necesarias para avanzar en la superación de la pobreza y mejorar la distribución de los ingresos, las propuestas han sido múltiples. Sin embargo, existen algunas que los expertos consideran fundamentales. En primer lugar, se requiere impulsar un crecimiento económico dinámico y estable, capaz de generar empleos suficientes y de buena calidad. Esto implica establecer una política fiscal sistemáticamente anti-cíclica, para evitar la pérdida de capacidad productiva y de puestos de trabajo, lo que daña especialmente a los más pobres. En segundo lugar, es preciso seguir mejorando constantemente la calidad de la educación, que es uno de los determinantes básicos del acceso a los buenos empleos. En tercer lugar, se requiere ampliar, mejorar y hacer más eficientes los programas de capacitación laboral. En fin, resulta indispensable seguir asignando más recursos para las políticas sociales, focalizándolos en los sectores populares más necesitados. Necesidades y perspectivas de la salud. Dentro de las líneas de política privatizadoras del régimen militar, a partir de 1981 se crearon las ISAPRES, a través de las cuales el sector privado se responsabilizó de asegurar y proveer servicios de salud. El nuevo subsistema llegó a cubrir aproximadamente un 25% de la población. Pero en los últimos años la afiliación a él ha disminuido fuertemente, debido a la crisis económica y a la supresión de los subsidios del Estado. Las ISAPRES gastan en promedio 500 dólares per capita al año, mientras que el FONASA, que se ocupa de una población de mayor riesgo, gasta solamente 220 dólares per capita. Por eso no puede extrañar que exista en Chile una percepción generalizada de que hay en el país un sistema de salud para ricos y otro para pobres. Además, se tiene la percepción de que los problemas de salud debe resolverlos cada individuo, sin poder contar con soluciones colectivas. Gracias a la disponibilidad de mayores recursos durante el último decenio, ha aumentado la cantidad de servicios de salud, sobre todo en lo que respecta a las atenciones de menor complejidad y a los usuarios del sistema público. Sin embargo, entre los especialistas existe conciencia de que el gasto en salud es insuficiente en Chile ya que, a pesar de su gran aumento en la última década, corresponde en la actualidad a sólo un 5.5% del PIB. Durante los Gobiernos democráticos se ha logrado recuperar y mejorar la infraestructura de los servicios públicos; actualizar la tecnología de salud; mejorar las remuneraciones del personal médico y paramédico; mejorar la gestión y la productividad. Con todo, persiste el diagnóstico de los especialistas en el sentido de que el sistema de salud requiere cambios de fondo. Proyecto Universidad: Construye País 96 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Sin embargo, cualquier balance respecto a la situación de la salud en Chile debe tener en cuenta al menos dos factores: el fuerte envejecimiento de la población y los costos crecientes de la medicina moderna. Esto implica necesidades cada vez más difíciles de atender. De hecho, la población de 60 años y más en Chile ha llegado a un millón y medio de personas, de las cuales el 85% es atendida en el sistema público. La transición epidemiológica ha significado que se destaquen nuevos problemas de salud, cuya prevención es más compleja y cuyo tratamiento es más costoso. En el nivel de mayor complejidad tiende a producirse una imposibilidad de pago en el sistema privado, el que se caracteriza por exclusiones, explícitas o implícitas. En estos casos los pacientes son derivados hacia los servicios públicos de salud. Además, existen problemas que han ido cobrando mayor importancia relativa y que no han sido resueltos adecuadamente, como los que se refieren a la salud mental y a la salud oral. En los ocho primeros meses del 2000 las prestaciones de salud pública aumentaron en un 5.6% con respecto al mismo período del año anterior, lo que revela un progreso significativo. El énfasis estuvo puesto en el mejoramiento de la atención primaria, lo que permitió terminar con las filas de espera en un 97% de los consultorios. Sin embargo, se debe tener en cuenta que un 15% de los pacientes requiere atención en niveles superiores, lo que resulta más complejo y más costoso. El presupuesto público de salud para el año 2001 implica un incremento de un 7% en términos reales. Se trata de un aumento muy superior al crecimiento de la población. Pero resultará sin duda insuficiente frente a los rezagos, así como frente a las expectativas crecientes de la población. Entre las propuestas para mejorar el sistema de salud que han suscitado un consenso más amplio se pueden mencionar las siguientes (ver MIDEPLAN, “Propuestas de Políticas para la Seguridad Social en Chile: Componente Salud”, Santiago, 2000): a) Desarrollar un Plan de Salud Universal Garantizado, con prestaciones básicas, que beneficiaría tanto a los afiliados a las ISAPRES como a los de FONASA. Sin embargo, no existe acuerdo en cuanto a la fuente de financiamiento necesaria para el Fondo Solidario que sustentaría ese Plan. Las ISAPRES no están de acuerdo en que una parte de las contribuciones de sus afiliados vaya a alimentar el Fondo. b) Incentivar la competencia entre los prestadores de los servicios de salud, para evitar la duplicación de la infraestructura médica y mejorar la eficiencia de los servicios. c) Incentivar la solución de más patologías “in situ”, bajo una modalidad semejante a la del General Practitioner que existe en el Reino Unido. Proyecto Universidad: Construye País 97 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” d) Establecer un fondo de ahorro para la salud en la tercera edad, ya que en ese período se encarecen los costos. e) Incorporar en las ISAPRES un seguro adicional para las enfermedades catastróficas crónicas, que son las más difíciles de enfrentar desde el punto de vista del Financiamiento. f) Establecer una red restringida de prestadores preferenciales hacia los cuales deberían ser orientados los beneficiarios de FONASA, para limitar el gasto en la modalidad de libre elección. En síntesis, dado el perfil demográfico y epidemiológico de la sociedad chilena, las políticas de salud deberían realizar cambios institucionales profundos y contar con mayores recursos. Si se quiere que el gasto en salud suba del 5.5% del PIB actual al 7.5% en el 2010, es necesario que cada año aumente aproximadamente un 3% más que el PIB. Suponiendo un crecimiento anual del producto de un 5%, esto implicaría que el gasto per capita en salud subiera cerca de un 90% en términos reales durante el decenio 2001 – 2010. Necesidades y perspectivas de la educación Todos los especialistas están de acuerdo en que para conseguir un buen empleo, para superar la pobreza y mejorar la distribución de los ingresos es necesario ampliar la cobertura de la educación formal y mejorar su calidad. Esto es cierto, pero también lo es que las diferencias en el acceso a la educación pueden contribuir a mantener o incluso a profundizar las diferencias económicosociales. Se requiere, por lo tanto, poner en marcha políticas educacionales que discriminen positivamente a favor de los más pobres y postergados. La cobertura de la educación formal ha tenido una expansión constante en las últimas décadas. En los años ‘90 la cobertura siguió ampliándose, especialmente en el nivel pre-escolar, como puede observarse en el siguiente cuadro: Cuadro 5 Cobertura de la educación por nivel de enseñanza y por quintil de ingreso: 1990 – 1998 (porcentajes) Quintil de ingreso E. Pre-escolar 1990 1998 E. Básica 1990 1998 E. Media 1990 Total 1 2 3 4 5 16.9 32.8 17.5 40.9 20.4 42.4 27.2 48.7 32.4 63.7 20.9 42.2 95.5 97.2 96.9 98.6 97.6 98.6 97.5 99.3 98.9 99.5 96.8 98.3 73.3 76.3 80.5 87.2 94.3 80.5 Proyecto Universidad: Construye País 98 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” 1998 77.4 84.1 88.4 94.5 97.7 86.9 Fuente: MIDEPLAN, Encuestas CASEN Se puede observar que la cobertura de la educación pre-escolar fue la que más creció, porque estaba muy rezagada con respecto a los otros niveles. Sin embargo, el camino por recorrer es todavía muy largo, sobre todo si se tiene en cuenta que en el primer quintil de ingresos es muy inferior al promedio. Es necesario subrayar que el nivel pre-escolar es muy importante no solamente porque condiciona el aprendizaje en niveles superiores, sino también porque facilita el trabajo de las madres con niños pequeños fuera del hogar. Es importante también destacar que la evaluación del SIMCE para el 4º año básico, realizada en 1999 y publicada en el 2000, mostró la eficiencia del llamado Programa 900, destinado a las escuelas más pobres del país. A pesar de tratarse de una prueba más exigente que la de 1996, los niños de clases populares volvieron a mostrar progresos, modestos pero no despreciables: 3.2% en lenguaje y 5.6% en matemáticas. Los puntajes mejoraron proporcionalmente más que en los colegios particulares, aunque en éstos siguen siendo mucho más elevados. Ese progreso muestra la importancia de la discriminación positiva en materias educacionales. En cuanto a la educación media, el porcentaje de retención es menor que en la básica, por dos razones. Primero, porque en las familias pobres con frecuencia los adolescentes abandonan los estudios para buscar trabajo y aportar así ingresos al hogar. Segunda, porque carecen de los incentivos de la educación básica en términos de alimentación, libros y útiles escolares. De manera que, si se quiere avanzar hacia una educación media generalizada, será necesario invertir más recursos para evitar la deserción de los estudiantes. Por último, conviene recordar que desde 1996 está en marcha una nueva reforma educacional, que implica cambios cuantitativos y cualitativos importantes. Lo más conocido es la expansión hacia una jornada escolar completa; ésta conlleva nuevas oportunidades pedagógicas y de enriquecimiento personal, tanto para los profesores como para los alumnos. En el 2000 un 50% de los estudiantes se beneficiaron de una jornada completa. Se espera que en el 2005 ella se extienda a la totalidad de los alumnos. Pero por ahora sigue siendo una necesidad ampliamente insatisfecha. Necesidades y perspectivas en vivienda El déficit habitacional de Chile tiene, lamentablemente, una larga historia. Se aceleró durante el boom demográfico que se inició a mediados del siglo XX. Pero se acentuó más agudamente durante el régimen militar, debido a la baja en el número de viviendas construidas. De tal manera que, según la Encuesta Proyecto Universidad: Construye País 99 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” CASEN de 1990, un 53.3% de los hogares sufría alguna carencia, sea cuantitativa, sea cualitativa (materialidad y saneamiento). Las políticas de vivienda del último decenio han implicado un esfuerzo conjunto del Estado, de las empresas privadas y de las familias. El Estado ha contratado la construcción de viviendas sociales para los más pobres y ha entregado subsidios para los sectores medios y medio-bajos. Las empresas han competido para satisfacer esta nueva demanda mediante la construcción de casas y departamentos adecuados a los diferentes niveles socio-económicos. Las familias han debido realizar un ahorro previo y han adquirido la obligación de pagar puntualmente sus dividendos a los bancos. De manera que las políticas de subsidio han tendido a premiar el esfuerzo y a fomentar la disciplina en el pago de los créditos hipotecarios. Los datos de la Encuesta CASEN de 1998, los últimos disponibles, muestran que las carencias totales se habrían reducido a un 39.8%, lo que constituye un logro muy importante, no sólo frente a los resultados históricos de Chile sino también en el contexto latinoamericano, donde los déficits habitacionales tienden a mantenerse o a ampliarse. Si se consideran los déficits de materialidad y saneamiento se puede observar que en el período 1990 - 1998 se produjo un progreso significativo, pero que las insuficiencias siguen siendo grandes. Cuadro 6 Hogares con déficit de materialidad o saneamiento, por quintiles de ingresos: 1990 – 1998 (porcentajes) Quintil de ingreso Déficit de Materialidad 1990 1998 Déficit de Saneamiento 1990 1998 Total 1 2 3 4 5 23.0 13.9 16.1 7.8 12.7 5.9 8.8 3.4 3.6 0.8 12.9 6.4 21.4 18.3 15.5 9.2 11.2 5.8 7.5 3.2 3.6 1.4 11.9 7.6 Fuente: MIDEPLAN, Encuestas CASEN Sin embargo, debe considerarse que estas cifras se refieren solamente a requisitos básicos. No se consideran otros indicadores de calidad de la vivienda. Por ejemplo, en 1998 un 47.5% de los hogares no disponían de calefont o termo, bienes que se consideran de primera necesidad en un país medianamente desarrollado. Proyecto Universidad: Construye País 100 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Para el período más reciente las cifras del Ministerio respectivo indican que la construcción de viviendas sociales – de tipo básico, progresivo o con subsidio – llegó a un nivel record de 97.870 en 1996 y luego bajó levemente, manteniéndose en torno a 90.000 por año. Es importante destacar que en 1999, a pesar de la recesión económica - el producto nacional cayó en –1.1% - el total de soluciones habitacionales aumentó en 3.2%, alcanzando a 111.249. Esto significa que la inversión pública en vivienda cumplió un rol anticíclico. Significa también que el porcentaje de familias con carencias habitacionales continuó disminuyendo, a pesar de la crisis económica. Además de la construcción de viviendas nuevas, se han producido avances significativos también al agua potable, la electricidad y el alcantarillado en muchas viviendas pre-existentes. Esto se podrá comprobar en el segundo semestre del 2001, cuando se entreguen las cifras de la Encuesta CASEN 2000. Todavía no se dispone de resultados completos para el año 2000. Pero se sabe que el Estado logró su objetivo proyectado de contratar 21.000 viviendas básica y progresivas. En cambio, aunque se entregaron 68.000 subsidios, muchas familias populares tuvieron dificultades para hacerlos efectivos, dada la dificultad de obtener créditos hipotecarios en un contexto de alto desempleo. Es posible que en el 2001, aprovechando la fuerte reducción de la tasa de interés, este problema se esté superando. Ahora bien, la carencia más grande en materia de vivienda se experimenta en los campamentos. En 1996 el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo estableció un Convenio con la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile para elaborar un Catastro Nacional de Asentamientos Precarios. Se identificaron 972 campamentos y asentamientos irregulares, con una población aproximada de 117.ooo familias; unas 500.000 personas. En 1997 se creó el programa Chile Barrio, destinado a apoyar a esas familias para que logren tener una casa decente: con agua potable, electricidad, alcantarillado; en un barrio con calles y veredas pavimentadas, iluminado y con áreas verdes. En 1999 se logró que 12.309 familias lograran superar este precariedad habitacional. Se estima que en el 2000 se agregaron poco más de 10.000. Pero el avance del proyecto total llegó solamente a un 19%. A este ritmo, la erradicación de los campamentos terminaría recién a fines del actual decenio. Lo más complicado del problema es que la mayoría de estas familias está sumergida en la extrema pobreza, de tal manera que requieren de un apoyo integral (trabajo, educación, seguridad, etc.) y no sólo de un mejoramiento de la vivienda. Lograr organizarlas para que colaboren en actividades comunitarias, como los pavimentos participativos, no es tarea fácil. En fin, es necesario reiterar que el desafío pendiente no es sólo cuantitativo. Se requiere un esfuerzo mayor para mejorar la calidad de las viviendas y para crear barrios seguros, con espacios públicos bien mantenidos Proyecto Universidad: Construye País 101 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” (plazas, parques, canchas deportivas) que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los sectores populares. A MODO DE CONCLUSIÓN A través de este documento hemos analizado las principales necesidades sociales que experimenta la población chilena, en diversos planos: empleo, superación de la pobreza, salud, educación, vivienda. Las necesidades insatisfechas son múltiples. Podrían incluso analizarse otras más específicas, como las mencionadas en la introducción. Con todo, es necesario reiterar que la superación de algunos déficits sociales no implica necesariamente que se produzca una gran satisfacción, ya que surgen nuevas necesidades, nuevas expectativas. En el ámbito del bienestar social se podría incluso sostener que un cierto grado de insatisfacción es el sentimiento normal del ser humano, sobre todo en un país en desarrollo. Sin embargo, no hay duda de que existen circunstancias objetivas que estimulan la insatisfacción, como el estancamiento o el ralentizamiento del progreso social. Dicho en otros términos, los déficits se soportan mejor cuando existen expectativas claras y fundadas de que los problemas sociales van a ir siendo superados. Los déficits se soportan mejor, también, cuando las diferencias sociales no son muy profundas y/o cuando tienden a reducirse. En este sentido, es necesario que la lucha por superar los déficits sociales vaya acompañada por esfuerzos serios y sistemáticos para avanzar hacia una mayor igualdad. En esta materia, el rol de las organizaciones sociales puede ser decisivo. Además, ellas contribuyen a reforzar la autoestima y el sentido de pertenencia, que son fundamentales para que las personas superen los problemas más agudos que las afectan. Por último, es conveniente subrayar que en algunos ámbitos sociales, como el de la salud, no basta con responder a las necesidades objetivas que tienen los ciudadanos. Se requiere además un trato digno, una atención fina y personalizada, una gran dosis de calidez humana, de comprensión y de respeto. Así como el avance hacia la igualdad es necesario para superar plenamente los problemas sociales, así también lo es el desarrollo de la fraternidad, que implica un respeto profundo a todo ser humano, en todas las circunstancias de su vida. Proyecto Universidad: Construye País 102 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Comentarios Rosita Camhi25 La exposición de Jaime Ruiz-Tagle muestra tanto avances como déficits desde la perspectiva social. Si bien en este campo nadie pueda negar que se han producido grandes progresos en éstas últimas décadas, también hay desafíos pendientes. En este campo siempre hay desafíos: los problemas sociales no terminan nunca y, a medida que los países van desarrollándonse, ciertas necesidades básicas van superándose y los problemas sociales van cambiando. A mi modo de ver, hay tres aspectos muy globales y muy importantes respecto de los desafíos que nos quedan. El primer gran tema, que no necesariamente tiene que ver con el desarrollo social, es el crecimiento económico. Se sostiene que: “sin crecimiento económico es muy difícil que tengamos un desarrollo social amplio y sostenido”. En Chile por más de once años -prácticamente desde el año ’87 hasta el año ’98- tuvimos un período de crecimiento alto y sostenido, con un PIB per cápita que subió a tasas casi superiores a un 6% anual. Crecimos más que nunca en nuestra historia reciente y uno de los principales efecto de ese crecimiento, en el tema social, es que la pobreza se redujo fuertemente. Independientemente del método con que se mida la pobreza, ésta se redujo innegablemente. Según las mediciones oficiales que hace la Encuesta CASEN, en esos once años salieron de la pobreza 2,3 millones de personas y de la indigencia 1,3 millones. Más aún, en ese mismo período, nuestros ingresos reales como país aumentaron en un 70%. Este mejoramiento de 70% no sólo benefició a los más ricos sino también a los más pobres: el primer quintil aumentó en un 66%, el segundo quintil en un 77%, el tercer y cuarto quintil en un poco más del 70%, y el quinto quintil en un 67%. De una u otra forma, todos nos vimos beneficiados del crecimiento. Entonces, una lección importante de esto es que cuando la economía crece la pobreza se reduce. Y ahora, si dejamos de crecer, es probable que la pobreza se mantenga o incluso que aumente. Como país, ojalá se puedan hacer todos los esfuerzos para volver a retomar, si es posible, esas tasa de crecimiento de 6 o 7% anual, que es lo que en definitiva nos va a permitir avanzar fuertemente en el campo social. El segundo desafío, dice relación con la educación, que es otro tema macro. Una buena educación, tanto en calidad como en cobertura, es la única forma de superar la pobreza en forma permanente. Esto no sólo se relaciona con el tema de la pobreza sino con la distribución del ingreso. Los dos temas, en todo caso, son diferentes y requieren de políticas diferentes. La distribución del ingreso en nuestro país se ha mantenido bastante estable a través del tiempo. No han habido grandes variaciones ni siquiera en los últimos 20 o 30 años, ya que es una variable que cambia muy lentamente en el tiempo. En relación a la pobreza, en 25 Instituto Libertad y Desarrollo Proyecto Universidad: Construye País 103 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” cambio, a pesar de que se mantiene una situación distributiva en el país que no es óptima, si tuvimos avances por efectos del crecimiento económico. En relación al tema de la educación en general los expertos coinciden en que la única forma en que las personas puedan aspirar a mejores ingresos en el trabajo es a través de una mayor escolaridad. Hoy día el premio por año adicional de educación por sobre la educación media es muy fuerte y quienes tienen educación superior pueden lograr ingresos tres veces superiores a quienes tienen enseñanza media. Los países más desarrollados que han ido mejorando la distribución del ingreso, normalmente mejorándola hacia los sectores medios, han aumentado también fuertemente la proporción de la fuerza laboral que tiene algún tipo de formación o capacitación posterior a la educación media. Otro aspecto muy importante en relación a la educación, que tiene que ver con que la eficiencia del crecimiento económico, es que éste se va haciendo cada vez menor para superar la pobreza. Esto, porque las personas que permanecen en la pobreza tienen fuertes restricciones de capital humano y para ellas, por mucho crecimiento que haya, es imposible superar esta situación. En Chile hoy día la escolaridad del 20% más pobre es de 7,4 años, es decir, ni siquiera han completado la educación básica. Más grave aún es que el promedio de escolaridad en los más pobres se ha mantenido prácticamente hasta 1998 en los 7,4 años. Por lo tanto, hay que repensar las políticas educacionales, porque a lo mejor no han sido tan eficientes en relación a los más pobres, a pesar de los muchos esfuerzos que se han desplegado en ésta área. En una economía globalizada y de la información, las personas más pobres tienen que enfrentarse a un mercado laboral cada vez más exigente y, aún cuando tengan algún tipo de capacitación, siempre verán restringidas sus posibilidades de obtener empleos mejor remunerados a medida que la economía se mueve. En esta materia tenemos un gran desafío como país. Nos queda mucho aún por mejorar en la cobertura para los jóvenes más pobres que desertan de la enseñanza media por el alto costo de oportunidad que tiene para ellos seguir estudiando. La enseñanza media no está reportando una rentabilidad especial en la educación: muchas veces da lo mismo haber pasado o no por la enseñanza media al momento de ingresar al mercado laboral. Por último, dos temas pendientes que tienen que ver con cómo hacer más efectiva la política social. Primero, creo que es necesario avanzar mucho más en la descentralización de programas. Todavía muchos programas se hacen con criterios nacionales y sin considerar la diversidad de la pobreza. Hoy en día los problemas son diferentes, la pobreza es diversa en las diferentes zonas geográficas del país. Es mucho más fácil establecer una integralidad de la política social cuando ello se hace a nivel local. También es más fácil, por ejemplo, motivar la participación de los propios afectados en la solución de sus problemas. Falta avanzar en este sentido. Tal vez sería bueno establecer mayor posibilidad de fondos locales que sean realmente administrados y distribuidos por los gobiernos locales, con criterios de asignación y evaluación desde el nivel central. Proyecto Universidad: Construye País 104 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Finalmente, con respecto a una mayor eficiencia de la política social, es preciso revisar la labor de las instituciones privadas de desarrollo social. Éstas, mediante su acción solidaria, ejecutan muchas iniciativas muy importantes. En esta línea se ha avanzado poco y ha habido incluso, en muchas partes, una tendencia a aumentar la injerencia del Estado en la administración de los programas. Podría incentivarse más esta labor, por ejemplo, a través de que una parte de los impuestos a la renta que destinados a fines solidarios puedan hacerse con aportes directos a las instituciones; o bien, que haya un mayor incentivo de parte de las autoridades que administran programas a analizar la conveniencia de traspasar estos programas a instituciones solidarias del sector privado. Éstas muestran una gran eficiencia en general y, han demostrado ser mucho mejores que el Estado en áreas como la droga, la prevención del embarazo adolescente o la atención de menores con problemas conductuales o delictuales. Proyecto Universidad: Construye País 105 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Benito Baranda26 En Chile aún persisten muchas inequidades que están reportadas en el trabajo de Jaime. En efecto, las personas que viven en condiciones de marginalidad y pobreza se ven privadas de libertad al no poder desarrollar adecuadamente sus capacidades naturales. Este tema de la privación de libertad es un tema que ojalá lo vayamos asumiendo cada día con mayor profundidad: no se cuenta con las oportunidades necesarias no solo en cantidad, sino también en calidad. Estamos conscientes de que la pobreza no se debe a una incapacidad natural, crónica, o a una inhabilidad de las personas que viven en esa condición. La experiencia demuestra que, cuando efectivamente existen las oportunidades, estas personas las aprovechan en su gran mayoría y su condición de vida cambia, rompiendo definitivamente el círculo de la pobreza. Por lo tanto, aquí hay un tema de libertad asociado a los derechos socioculturales de las personas que debemos reflexionar profundamente. Comparto con ustedes algunas observaciones sobre el gasto social que me surgieron después de leer el trabajo de Jaime. El gasto social en áreas como salud, vivienda y educación está asociado fuertemente con las oportunidades, especialmente este último. Compartiendo lo desarrollado por Jaime, me gustaría agregar dos antecedentes más de carácter microeconómico y otro de carácter macroeconómico. En el de carácter macro, considero aún precario el equilibrio entre las prioridades sociales y el gasto militar. Si bien la inversión social ha aumentado considerablemente, especialmente entre el ’90 y el ’98, también lo ha hecho el gasto militar en relación al PIB. El Departamento de Defensa de Estados Unidos señaló, en un reciente informe, que Chile aumentó su gasto entre el ’92 y el ’97, pasando de 2,5% a 3,9% del PIB. Comparando con Argentina que sólo tiene el 1,2%, Brasil que tiene el 1,8% y Perú que tiene el 2,1%, vemos que aquí hay una tarea pendiente que debemos asumir con responsabilidad nacional. Se dice que estos recursos son para renovar, para modernizar, pero, a fin de cuentas, se los ha gastado excesivamente en desmedro de la inversión social. En lo microeconómico, me interesa el tema de la calidad de las políticas ejecutadas. Me voy a referir brevemente a educación y más detalladamente a vivienda, rescatando algunos pocos datos. Más allá del déficit que conocemos (y que lo reporta Jaime en su trabajo) he quedado impresionado por la mala calidad de las viviendas entregadas a los más pobres, es decir, las de 300 UF promedio. Sólo en Concepción hay 6.500 viviendas construidas entre el año 1995 y el 2000 que presentan fallas estructurales, lo que va a implicar que de parte de nuestros tributos se destinen 7 mil millones adicionales de pesos para poder repararlas. Hay responsabilidades compartidas entre el Estado y la empresa privada que ponen en duda el boom de la construcción en ese período. Seguramente fue una falacia: se optó por una vivienda más económica y de mala calidad en vez de una 26 Director del Hogar de Cristo Proyecto Universidad: Construye País 106 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” solución real. Se privilegia y se elogia lo que se ha hecho en la orilla del río y el borde costero, pero pasando San Pedro uno descubre una zona de tremendos arenales donde las casas fueron tiradas como si se hubieran sido dados, sin equipamiento y sin infraestructura social. Y las personas quedaron más marginadas que antes cuando vivían en los campamentos. Más allá de los elogios internacionales que nos hicieron esos años por el éxito en la construcción de nuestras viviendas y la política que los sustentó, creo que hoy día tenemos que hacer una reflexión profunda y un mea culpa de todo lo que se realizó en ese período. En relación a la educación, hace pocos días la P. Universidad Católica y la Universidad de Concepción hicieron un estudio que preocupa bastante. Ambas universidades constatan que, si bien la cobertura preescolar ha aumentado en las regiones VIII y Metropolitana, la calidad de esta educación deja mucho que desear. Este es un tema que Jaime señalaba como tremendamente importante y que desde el mundo de la universidad hay que estudiarlo con profundidad. No hemos abordado aún con seriedad todo lo que dice relación con el valor que puede tener la comunidad para entregar la educación preescolar. Se ha privilegiado la estructura formal e institucional a través de los jardines o las salas cuna y no las redes sociales o comunitarias existentes que, a veces, tienen un valor mayor desde el punto de vista educacional. Por último, una tercera observación, de carácter más bien cultural, en relación al gasto social. Dice relación con algo que ya se ha tratado como es la distribución de los ingresos. Todos conocemos los efectos del crecimiento económico y las dificultades que hemos tenidos para modificar la distribución de los ingresos. Es preciso tomar en cuenta que hay un porcentaje del país que no se ha visto afectado para nada con el crecimiento económico y es el 5% más pobre de la población. Si tomamos sus ingresos autónomos, no los ingresos monetarios que le ha entregado el Estado o los subsidios en general, entre los años ’90 y ’98, estos crecieron sólo en un 5% por grupo familiar, es decir unos $1.200. Por otro lado, los ingresos autónomos del quintil más alto en la distribución del ingreso crecieron en un 45%, es decir $800.000 por grupo familiar. Esto también nos hace reflexionar. El tema de la distribución del ingreso es un tema grave porque limita las libertades de las personas. Los que tenemos contacto cotidiano con las personas que viven en ese quintil sabemos que tienen tantas capacidades y habilidades como el resto de los ciudadanos, pero viven con una menor cantidad de oportunidades. Yo creo que esto hay que estudiarlo con mayor profundidad desde las aulas universitarias. Si bien se trata de un problema que data de muchas décadas aquí en Chile, eso no aminora el hecho de que hay que estudiarlo con la suficiente profundidad. Poco antes de que asumiera la presidencia, tuve la oportunidad de conversar en Chile con el presidente Fox. Éste se reunió con un grupo de personas y relató que él veía que México, habiendo tenido un tratado de libre Proyecto Universidad: Construye País 107 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” comercio con Estados Unidos, habiendo crecido económicamente, seguía con un 40% de pobreza. Entonces, hay que cuestionar y ver los equilibrios entre lo económico y lo social. Resulta nefasto desde el punto de vista intelectual de los estudios preguntarse qué es lo primero: si el crecimiento económico o la distribución de los ingresos. Ambas cosas deben ir juntas. Una familia puede crecer económicamente, pero puede tener un hijo en una mediagua y otro hijo con Internet en una pieza calefaccionada. Si la distribución al interior de un grupo familiar o al interior de una nación no va de la mano del crecimiento económico es muy difícil de progresar y éste no se mantiene a lo largo del tiempo. Por el contrario, las sociedades se van fragmentando. Creo que hay que hacer un gran esfuerzo en el equilibrio social y económico, en la evaluación y reformulación de políticas sociales. Creo que todavía somos deficitarios en evaluar nuestras políticas sociales y nos dejamos enceguecer por éxitos que demuestran las cifras pero que en realidad, cuando se evalúan, no son tan evidentes. Otras reflexiones finales: tenemos que ser más agresivos en la descentralización. Cada vez que uno está en las regiones o en las comunas puede darse cuenta de los problemas territoriales y es, por supuesto, muy difícil que dicha realidad se vea igual desde el centro. Sobre lo primero, es urgente hablar sobre los derechos socioeconómicos y culturales de las personas. Si no comenzamos a incorporar en nuestro lenguaje estos derechos, los mínimos sociales en cantidad y cobertura, es muy difícil después luchar para exigir su cumplimiento. En lo segundo, en el tema de la descentralización, es necesario hacer que las políticas sean más pertinentes al territorio, a las personas, a su realidad familiar y comunitaria, lo que implica altos grados de flexibilidad en el gasto social. Por último, urge una profundización de la democracia también a nivel regional, donde el poder económico y político se sumen para favorecer el desarrollo de los territorios más deprimidos. Si no hay una política de crecimiento que tenga en cuenta el desarrollo humano, la situación no va cambiar. Esto va a requerir altos grados de participación ciudadana y de protagonismo del tercer sector. Dentro del mundo universitario, quisiera agregar tres observaciones generales. Primero, que la superación de la pobreza y las injusticias sociales requerirán cada día de una mayor rigurosidad y calidad profesional de los actores involucrados. Esto, hoy día, yo lo veo tremendamente frágil. A mí me toca vincularme, permanentemente, con el mundo universitario y veo que hay poca lectura, poca investigación, poco estudio, y eso no depende solamente de los profesores; depende crecientemente de los niveles de acceso a la información y de la responsabilidad de los alumnos. La mediocridad profesional y la falta de responsabilidad en lo social son la lápida que puede poner el mundo universitario a los más pobres, condenándolos a ese estado. Proyecto Universidad: Construye País 108 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” La segunda observación: si no hay un protagonismo creciente de las comunidades que viven en la pobreza en la solución de sus propios problemas no va a ser posible que ellos logren grados crecientes de autonomía y desarrollo. Nuestras acciones podrían mejorar su condición y calidad de vida a través de subsidios, pero a la vez van empobreciendo su condición humana integral haciéndolos más dependientes del Estado, tal como lo demostraron las acciones en la política social de los Estados Unidos durante la década de los '60. Por último los esfuerzos deben conllevar a un necesario cambio cultural al interior de las aulas universitarias, pero también fuera de ellas, donde los hábitos y estilos de vida de quienes asumimos estos compromisos sean consecuentes y puedan ayudar a construir efectivamente una cultura solidaria. Sin esta actitud es difícil pensar en una sociedad mejor. Días atrás un empresario decía que con solidaridad no se crece; yo señalo que sin solidaridad se hipoteca el crecimiento de un país. La solidaridad lleva en sí misma el deseo de mayor equidad y de justicia social efectiva. En síntesis, el mercado funcionará para los más pobres cuando se respeten sus derechos, existan las oportunidades para desarrollar libremente sus capacidades naturales y tengan así un efectivo control sobre sus propios destinos. Esto nunca lo hará el mercado por sí solo, ya que naturalmente tiende a violentar los derechos de los más pobres y a limitar sus libertades, asfixiando sus oportunidades y buscando un severo control sobre sus vidas. Para tener un país mejor debemos conscientemente contribuir a romper el círculo de la pobreza, ampliando las libertades de las personas que viven en esa condición y profundizando nuestra propia responsabilidad social. Proyecto Universidad: Construye País 109 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Patricia Muñoz27 En 1997 surge la idea de formar un grupo universitario que pudiera ser solidario, pero hacia sus propios pares, es decir, con los alumnos de la universidad. Este sueño surge a partir de la observación sobre lo que ocurría y las necesidades que tenía el Servicio Estudiantil. Se convocó a 45 alumnos que se habían conocido a través de la práctica clínica y también de los talleres de crecimiento personal. El grupo se denominó Programa de Apoyo al Servicio Estudiantil (PASE) y está compuesto actualmente por estudiantes que representan a las cuatro facultades de la Universidad de la Frontera: Ciencias Agropecuarias, Medicina, Educación y Humanidades, e Ingeniería. Son jóvenes diversos en cuanto a sus tendencias políticas, religiosas, etc., pero unidos por el compromiso social con sus pares, gracias al cual han desarrollado lazos profundos de amistad. La misión del grupo es mejorar la calidad de vida de los estudiantes de la Universidad de la Frontera, promover la confianza en sí mismos y la preocupación por los demás, ayudando en todos los ámbitos posibles a buscar soluciones y así salir adelante. Una visión bastante amplia y muy bonita. Las principales actividades en las que se traduce son: ayuda a la comunidad universitaria y apoyo en la emergencia. Para esto se cuenta con diversos comités. El Comité de Apoyo en la Emergencia, por ejemplo, se ocupa de acompañar a los alumnos cuando son derivados al hospital por la Unidad Médica del Servicio de Salud. Antiguamente, éstos eran llevados por el chofer de la universidad, lo que resultaba muy triste: iban con dolor, con angustia, sin saber lo que les iba a esperar, si iban a quedar hospitalizado o no, etc. Ahora los acompaña alguien de su edad que, además, si quedan hospitalizados, se ocupa de todos los trámites (como llamar a la familia, avisar en la universidad, llevarle ropa, acompañarlo los días que está hospitalizado, etc.). Otro ejemplo es el traslado del almuerzo al alumno becado con reposo absoluto. Este es un proyecto estudiantil que se preocupa del alumno que tiene beca de alimentación y no puede comer en el casino universitario cuando está con reposo. El alimento le es llevado en loncheras por voluntarios, quienes, además, lo acompañan durante el almuerzo. El proyecto “Disfruta tu Tiempo Libre” tiene por finalidad que los alumnos disfruten un momento de sano esparcimiento con juegos de salón o leyendo revistas de interés en los períodos libres. Para ello se instalan puestos en los casinos y se arriendan: revistas, juegos de naipes, tableros de ajedrez, etc. El Comité de Estudio consiste en ayudar a los "mechones" que en los primeros meses están muy asustados, no saben cómo estudiar y les va, a la mayoría, 27 Psicóloga, responsable del Programa de Apoyo al Servicio Estudiantil de la Universidad La Frontera. Proyecto Universidad: Construye País 110 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” bastante mal. El Comité ayuda y enseña a estudiar para que obtengan buenas calificaciones y se les baje la ansiedad. El Cine PASE, por otro lado, presenta una película en la semana, seguida de un mensaje para reflexionar, lo que les permite a los alumnos ocupar el tiempo en cosas provechosas, como aprender algo a través de un filme o recrearse simplemente. “PASE su aviso” consiste en la instalación de paneles en la universidad en los que se pretende publicar informaciones en forma ordenada y clasificada según las necesidades recibidas de los estudiantes. Ahí se presentan los avisos donde ellos ofrecen clases particulares, venden su calculadora o sus libros. Esto sirve para que no se peguen papelitos por todas partes y los muros de la universidad permanezcan limpios. El “PASE su Cartel” es un comité que está encargado de repartir o pegar carteles en la universidad con información de talleres, del Servicio de Salud, o de cualquier otra actividad que se quiera promover. El último taller que surgió, gracias a la visita de Mónica Jiménez, es el “Pase Construye País", que hace poco reunió a todas las agrupaciones de la universidad: musicales, deportivas, ecológicas, de ayuda social, etc. Este taller informa y motiva a las agrupaciones existentes en la UFRO para participar en el Proyecto Universidad: Construye País. El PASE cuenta con una organización interna: coordinación, secretaría, tesorería, comité de asuntos internos, etc. Dentro del Comité de Asuntos Internos hay un Comité Social que se encarga de todo lo que tiene que ver con los cumpleaños y celebraciones. También se desarrolla un grupo de crecimiento personal, donde se desarrolla el autoconocimiento y se potencian las habilidades de los estudiantes. Hay además un Comité Ideas, que se encarga de revisar proyectos factibles de realizar, y un Comité Publicidad, que está encargado de hacer todos nuestros afiches y carteles, y de promover nuestro movimiento. En el año 2000 el PASE fue reconocido por la autoridad de la universidad como una asociación libre. Han pasado ya tres generaciones, es decir, ha habido dos convocatorias en las que ha ingresado cada vez más gente. En la actualidad son alrededor de treinta jóvenes trabajando en forma muy organizada. Proyecto Universidad: Construye País 111 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” CAPÍTULO 5 ¿QUÉ NECESIDADES Y DEMANDAS SE NOS HACEN DESDE LA POLÍTICA? Moderador Fernando Verdugo Director de la Dirección de Integración Universitaria. Universidad Alberto Hurtado. Ponencia Los enigmas de la comunidad perdida. Encrucijadas e Ideales Democráticos en Chile (2001-2010) Alfredo Joignant Comentario Sergio Micco Proyecto Universidad: Construye País 112 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” LOS ENIGMAS DE LA COMUNIDAD PERDIDA. ENCRUCIJADAS E IDEALES DEMOCRÁTICOS EN CHILE (2001-2010) Alfredo Joignant28 Más allá de la diversidad de juicios que se puedan formular sobre los avatares y peripecias de la transición a la democracia en Chile, o si se prefiere sobre sus vicios y virtudes, resulta particularmente tentador situar el hic et nunc de la democracia chilena tanto en perspectiva comparada con regímenes consolidados en donde los universales democráticos no se encuentran sujetos a discusión, como respecto de sus formas deseables en un lapso histórico de diez años. Una tentación que se explica por la necesidad de poner en perspectiva histórica y comparada las formas presentes de la democracia en Chile. En tal sentido, como suele suceder con celebraciones referidas a la propia existencia de la comunidad política, la reflexión en torno al Bicentenario permite efectivamente esbozar algunos de los lineamientos imaginables de la democracia chilena en el año 2010, lo cual exige naturalmente hacer explícito un balance sobre sus formas, límites y significados. La ruptura de la comunidad: segregaciones y exclusiones Resulta casi una obviedad reiterar, después de tantos otros autores, que gran parte de lo que en buena lógica eufemística los chilenos llamamos “desencuentros” para nombrar lo que en realidad fue un violento quiebre de la coexistencia política en Chile, se explica por la enorme distancia que guardaban entre sí los proyectos políticos vigentes a inicios de los años setenta, en el marco de una sociedad marcada por profundas desigualdades. Si bien la “polarización ideológica” ha servido de (floja) e indiscutida explicación del golpe de Estado29, ésta dista mucho de ser intelectualmente suficiente a la hora de dar cuenta del comportamiento táctico de actores cuyas luchas y prácticas políticas, en el marco de sucesivas coyunturas críticas, hicieron posible la pérdida de eficacia de los sistemas de creencias sobre los que se sustentaba tanto el campo político como la democracia chilena30. Pero el predominio de los eufemismos en Chile, ésta vez 28 Profesor de ciencia política del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de Chile y de sociología de la Universidad Arcis. Ex Presidente de la Asociación Chilena de Ciencia Política (1998-2000). 29 Cuyo origen se encuentra en el trabajo, hoy en día clásico, de Giovanni Sartori, Partidos y sistema de partidos, Madrid, Alianza Editorial, 1980, así como en la reflexión a la vez comparada y normativa de Juan J. Linz, La quiebra de las democracias, Madrid, Alianza Editorial, 1987 (edición original en inglés: 1978) y en su operacionalización sobre el caso chileno emprendida por Arturo Valenzuela, El quiebre de la democracia en Chile, Santiago, FLACSO, s/f. 30 En tal sentido, la imponente construcción teórica de Michel Dobry, Sociologie des crises politiques. La dynamique des mobilisations multisectorielles, París, Presses de la Fondation Nationale des Sciences Politiques, 1986, debería servir de aliciente para una renovada reflexión sobre las lógicas que condujeron al golpe de Estado de 1973, explicando precisamente lo que los actores individuales y colectivos hicieron en situaciones críticas fuertemente regidas por la Proyecto Universidad: Construye País 113 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” para nombrar el régimen en el que desemboca el golpe de Estado, también se origina en la profundidad y radicalidad de los cambios introducidos por los nuevos gobernantes en el plano social, económico, político y cultural, esto es un conjunto de transformaciones que incidieron fuertemente en las disposiciones y en los modos de percepción de un tipo de régimen cuyas denominaciones varían según la posición ocupada a lo largo del eje derecha e izquierda: “dictadura”, “autoritarismo” o “gobierno militar”. Una dictadura que, conviene recalcarlo, se dotó muy tempranamente de un verdadero proyecto refundacional, lo que constituye ya una diferencia con la mayoría de los regímenes dictatoriales latinoamericanos que predominaron en la década de los setenta y durante buena parte de los ochenta. El proyecto que se instala entonces en Chile a partir de 1973, y muy especialmente en el marco de su institucionalización que se inicia con la promulgación de la Constitución de 198031, marca una inflexión considerable entre un “antes” generalmente asociado por algunos historiadores del nuevo orden de la época con el caos político, la irresponsabilidad económica y la degeneración moral, y un “después” que trasluciría la restauración de un ideal portaliano por algún tiempo olvidado. Se trata ciertamente de un discurso historiográfico muy inverosímil hoy en día, cuyo máximo exponente fue probablemente Bernardino Bravo Lira, pero que no se equivoca completamente al enfatizar la radicalidad de los cambios que permiten transitar desde el ancien régime hacia el nuevo orden. Sin embargo, como todo discurso predispuesto a resaltar las bondades del nuevo orden, éste no sólo oculta las continuidades finalmente esenciales que trabajan subterráneamente a toda sociedad, incluida la chilena, sino que además hace caso omiso de aquello que aparece hoy en día como inconfesable: la segregación de un vasto abanico de actores políticos hacia los márgenes de la comunidad, de lo cual el exilio fue tan sólo uno de sus rostros posibles, mientras que el campo de concentración y la desaparición forzada constituyeron su faz aberrante. Este proyecto político, así como el régimen que lo encarna, terminaron por conformar un dispositivo que, mediante leyes, lenguajes, mecanismos e instituciones, ya no sólo reproduce el eco cada vez más distante de aquel momento refundacional entre un antes y un después, sino que además establece los límites de la inclusión y de la exclusión según los dictados de la voluntad de algunos (quienes, eventualmente, pueden o pudieron haber sido muchos). En tal sentido, lo que la Constitución de 1980 revela es, en primer lugar, la traducción jurídica de un profundo quiebre comunitario, y enseguida la instalación de un esquema de democracia limitada que en un inicio segrega –mediante el otrora célebre artículo 24 transitorio y el consiguiente artículo 8° de la Constitución32- a toda una fracción de la comunidad política, y que junto a ello establece las condiciones de potencial subordinación de las autoridades civiles ante los incertidumbre y la desobjetivación creciente de distintos “sectores” de la sociedad chilena de entonces. 31 Para un análisis del proceso y de las lógicas que conducen a la institucionalización de la dictadura chilena, ver Alfredo Joignant, El gesto y la palabra. Ritos políticos y representaciones sociales de la construcción democrática en Chile, Santiago, Lom-Arcis, 1998, capítulo 1. 32 El que será derogado con ocasión de las reformas constitucionales de 1989. Proyecto Universidad: Construye País 114 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” institutos castrenses. Lo anterior no implica, claro está, que la democracia existente hasta el golpe de Estado de 1973 haya sido un modelo de integración republicana, puesto que es en el marco constitucional de la propia Carta Fundamental de 1925 que tuvo ya lugar bajo la presidencia de Gabriel González Videla una primera forma organizada de segregación política, cuya fisonomía legal fue la denominada legislación “maldita” que excluía de la existencia social a los comunistas. En tal sentido, la lógica segregacionista que subyace en el espíritu del constituyente de 1980 reproduce una olvidada continuidad, aquella referida a la exclusión en nombre de valores superiores que, del mismo modo que la apelación a “contextos” históricos excepcionales, justifican para algunos el ostracism o más extremo. De lo anterior se sigue, por consiguiente, aquello que probablemente constituye la principal originalidad de la democracia chilena tal como la conocemos -en la medida en que es el fruto, tal vez involuntario hoy en día, del espíritu del constituyente de 1980 independientemente de las posteriores reformas a la Carta, y la consecuencia empírica de su funcionamiento ya rutinizado-, esto es un tipo de régimen democrático sujeto a un sinnúmero de tutelas y distorsiones en el marco de un disenso constitucional originario. Para decirlo en otros términos, la democracia chilena tal cual existe, con sus disputas y controversias en torno a sus propios límites, es el resultado de la inexistencia de un consenso constitucional desde 1973. Ciertamente, se podrá objetar -no sin un dejo de razón- que la oposición política a la dictadura avala y legitima la Constitución de 1980 a partir del momento en que acepta el reto plebiscitario de 1988 tal como estaba previsto y codificado por la Carta Fundamental, o bien cuando esta misma oposición consensúa 59 reformas constitucionales con el Ministro del Interior Carlos Cáceres en 1989, siendo éstas posteriormente plebiscitadas. Pero sin pretender descalificar este tipo de argumentación que, así presentada, es absolutamente correcta, cabe sin embargo precisar que ésta oculta lo esencial: los vicios originarios de la Constitución de 1980, la extraordinaria restricción del margen de maniobra de la oposición de la época (cabría preguntarse qué habría ocurrido si no se hubiese aceptado el reto plebiscitario en aquel entonces), y sobre todo las limitaciones al principio de soberanía popular en aspectos medulares del funcionamiento de la democracia que se instaura en Chile en 1990. Estas limitaciones que hacen del régimen democrático chileno un tipo de democracia “protegida”, se presentan hoy en día bajo el signo de la normalidad institucional, creando de ese modo las condiciones para la amnesia sobre sus orígenes, pero también para una ceguera que permite eludir la pregunta propiamente normativa respecto del lugar de los universales democráticos en Chile. Pero, ¿qué cabe entender por universales democráticos? Un conjunto de principios a la vez elementales y muy simples (indisputabilidad de la relación de subordinación del poder militar ante el poder civil, ausencia de restricciones al principio de soberanía popular, separación de poderes...) que, de no existir, o simplemente de no verificarse empíricamente su normal e indiscutible Proyecto Universidad: Construye País 115 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” desenvolvimiento, obliga a interrogarse sobre los significados de las distorsiones, sesgos, límites y contrapesos a la soberanía popular por parte de actores, mecanismos e instituciones cuyo origen es, precisamente, ajeno a toda voluntad delegativa libremente expresada por el pueblo. En tal sentido, resulta ser una efectiva y grave limitación al principio de subordinación del poder militar ante el poder civil el hecho que un órgano como el Consejo de Seguridad Nacional (COSENA), cuya composición según el artículo 95 de la Constitución de 1980 (considerando sólo a los miembros con derecho a voto) ponga en igualdad de condiciones a actores civiles y militares: Presidente de la República, Presidente del Senado, Presidente de la Corte Suprema, Contralor General de la República, así como los Comandantes en Jefe de las tres ramas de las Fuerzas Armadas y el Director General de Carabineros. Siguiendo siempre con la lógica de las restricciones impuestas por poderes no democráticos a las autoridades políticas legítimamente electas, cabría reseñar la posibilidad de que dos de los miembros del COSENA puedan convocarlo (art. 95), lo que podría redundar en la eventualidad, completamente anómala tanto en perspectiva comparada como desde el propio punto de vista de la teoría democrática, que dos comandantes en jefe convoquen al COSENA en contra de la opinión de las autoridades civiles y, en primer lugar, del Presidente de la República. Ciertamente, se trata de una eventualidad que ha sido siempre muy hipotética, pero que no puede hacer olvidar que en el marco de determinadas coyunturas críticas (como por ejemplo aquellas relacionadas con el “caso Pinochet”, o en el marco de “crisis” judiciales referidas a casos de violaciones a los derechos humanos que involucraban a militares) pudo haber sido administrada como recurso de presión y de amenaza por actores cuya legitimidad no radica en una voluntad popular libre y deliberadamente expresada. Sería muy fácil continuar estableciendo un inventario de lo que Manuel Antonio Garretón denominó, con un inusual éxito social, “enclaves autoritarios”33, con el fin de establecer el considerable alcance de una problemática subordinación de las instituciones castrenses ante el poder civil, como por ejemplo la inamovibilidad en sus cargos de la que se benefician los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas y de Orden, lo que constituye una excepción local a un tipo de universal democrático indiscutido en cualquier democracia consolidada europea. Estas limitaciones aquí descritas sólo en el plano estrictamente cívicomilitar, permiten comprender la racionalidad de las disputas políticas en torno a la Constitución de 1980 y sus reformas, las que nunca lograron transformarse en luchas sociales, por ejemplo según una lógica próxima a la del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos en la década de los sesenta. Esta imposibilidad de trascender el campo político de disputa revela por sí sola a la vez lo que define todo el proceso transicional, y lo que podría ser un rasgo deseable de la democracia del 2010: un proceso político sumamente elitizado durante toda 33 Al respecto, el lector podrá consultar los trabajos más clásicos de Manuel Antonio Garretón: El proceso político chileno, Santiago, FLACSO, 1983; Dictaduras y democratización, Santiago, FLACSO, 1984; Hacia una nueva era política, Santiago, Fondo de Cultura Económica, 1995. Proyecto Universidad: Construye País 116 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” la década de los noventa, y una comunidad de ciudadanos que, merced a ciertas circunstancias históricas, se moviliza y abandona momentáneamente su estatus de delegante más o menos pasivo, para transitar colectivamente por la conquista de derechos esenciales, uno de los cuales viene a ser el de disponer de una Constitución que sea efectivamente de todos. Pero esta democracia que se presenta de modo completamente verosímil como un Estado de derecho, pero que en el fondo es el resultado de una voluntad originaria de segregación, explica que buena parte de las luchas políticas de la década de los noventa en Chile se haya centrado en el propio mecanismo de delegación, esto es en un régimen electoral que introduce severas distorsiones a la voluntad popular a la hora de atribuir escaños parlamentarios a tal o cual bloque político. Resulta casi fastidioso reiterar lo que ha sido un permanente objeto de competencia entre las dos principales coaliciones políticas en Chile, la “Concertación de Partidos por la Democracia” y lo que hoy se conoce como la “Alianza por Chile” al cabo de varias refundaciones de esta oposición de derecha, en la medida en que lo que se encuentra en juego es el predominio del principio de justicia de la representación o la primacía de la moderación y de la estabilidad política. Es en el marco de estos términos polares que el debate en torno a la reforma del régimen electoral es usualmente presentado, lo cual induce a pensar que la eventual adhesión a uno de estos dos principios implica una subordinación funcional de aquel otro que se encuentra excluido. Los argumentos a favor de uno u otro de estos principios son tan numerosos y de tan disímil pertinencia, que resulta particularmente complejo para el ciudadano ordinario hacerse una idea cabal respecto de un objeto de competencia finalmente esencial, puesto que se refiere al propio modo de selección de los representantes al Congreso una vez emitido el voto. Sin embargo, me parece útil señalar que, más allá de las argumentaciones que subyacen a la defensa de uno u otro de los principios que debiesen regir el régimen electoral chileno34, la controversia se instala en el mismo marco de disputas previamente reseñadas sobre los límites y las formas vigiladas de la democracia chilena. Así, del mismo modo en que son las Fuerzas Armadas y de Orden las instituciones constitucionalmente habilitadas para controlar y, eventualmente, relativizar su relación de subordinación respecto de las autoridades civiles35, son fuerzas políticas finalmente minoritarias las que disponen de un poder de veto sobre 34 A propósito de lo cual se ha llegado a decir y supuestamente demostrar, por ejemplo, que una coalición como la Concertación no vería prácticamente variar su representación en escaños en el marco de sistemas electorales alternativos (esto es más o menos regidos por lógicas proporcionales), lo que, pudiendo ser cierto, pasa por alto el hecho que uno de los nudos de la discusión se refiere, además de la constatación evidente de una sobre-representación de la segunda coalición mayoritaria, al lugar de las minorías frente a los dos bloques principales en Chile. 35 Bastará señalar que la propia norma constitucional hace de las Fuerzas Armadas las “garantes” del orden institucional (artículo 90), lo que constituye una suerte de reminiscencia de un “enemigo interno” latente cuya existencia permitió justificar el golpe de Estado de 1973 y la permanencia de los militares en el poder durante 17 años, así como el carácter de “reserva moral” de la nación de los actores castrenses ante eventuales crisis del mundo civil. Proyecto Universidad: Construye País 117 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” reformas tan esenciales como aquellas referidas al propio mecanismo de selección de los representantes. En tal sentido, la existencia de senadores designados y vitalicios en una proporción muy significativa respecto del total de miembros de la Cámara Alta, ha operado durante largo tiempo como mecanismo de distorsión adicional de las correlaciones de fuerzas parlamentarias, aún cuando desde la incorporación del ex Presidente Eduardo Frei en calidad de senador de por vida, este mecanismo ha más bien tendido a desempeñar un papel funcional de corrección de los sesgos originarios. En efecto, es sólo porque instituciones tradicionalmente muy conservadoras como el Poder Judicial –poder que participa de la designación de senadores institucionales- han evolucionado hacia fórmulas menos alineadas con el antiguo orden a lo largo de la transición, que el significado originario de los senadores designados ha variado sustancialmente, lo cual no impide que desde el punto de vista a la vez de los principios y de los universales democráticos, se trate de instituciones cuya existencia no resiste justificación alguna. Puede entonces entenderse que las discrepancias, las luchas y las disputas en torno a la Constitución y algunas de sus leyes complementarias, si bien suelen ser reconstruidas y retraducidas según la lógica de la vacuidad y de la insignificancia ante los problemas acuciantes de la “gente”, se refieren en el fondo a las propias formas de la comunidad política. En tal sentido, se trata de luchas esenciales, que deben ser aprehendidas como tales, en el marco a la vez censor y restrictivo de la libertad de opinión e información tal como se desprende de la estructura crecientemente monopólica del campo de la prensa escrita en Chile, lo que explica las fuertes distorsiones y los innumerables sesgos sobre el real alcance de estas luchas por las reformas constitucionales. Dicho en otras palabras, estas luchas políticas que carecen de expresión social y colectiva, o si se prefiere de traducciones ciudadanas, tienden a ser fuertemente distorsionadas por un universo de medios escritos, pero también audiovisuales que, sin mediar mala fe ni voluntades fantasmales de manipulación, despolitizan estas controversias en beneficio de lo que debiesen ser, en virtud de ciertas definiciones emergentes de un tratamiento “moderno” de los asuntos públicos, los “verdaderos” problemas políticos: un conjunto de dificultades tangibles y prácticas a las que se enfrentan los ciudadanos ordinarios, ante lo cual la función política no sólo tendría que prestar atención, sino que debiese operar según la lógica de la solución empírica. Puede entonces entenderse que las “reformas constitucionales”, precisamente porque no constituyen una categoría práctica, reciban una escasa adhesión ciudadana según las encuestas de opinión a partir del momento en que se le pregunta a una muestra estadísticamente representativa de chilenos sus prioridades ante una lista de problemas. De lo anterior se sigue, por consiguiente, la necesidad de políticas públicas tendientes a realizar pedagogía cívica, por ejemplo aclarando la verdadera función de representación que le incumbe a los diputados y senadores: legislar y ser portavoces en un hemiciclo nacional de los intereses de los ciudadanos, y no “solucionar” problemas prácticos. En tal sentido, resulta aleccionador el Proyecto Universidad: Construye País 118 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” interesante estudio realizado por CEGADES en 199836, sobre la base de estrategias cualitativas de investigación (concretamente focus groups), en el que se puede apreciar la gravedad de las distorsiones referidas a los papeles y funciones de los diputados y senadores, lo que denota a la vez una evidente despolitización de los ciudadanos ordinarios (en el sentido estrecho de un débil, o muy intermitente interés por la política) y una fuerte pérdida de sentido cívico (entendida como carencia de conocimientos comunes respecto de las funciones ejercidas por las autoridades públicas). Con lo cual se entienden las enormes confusiones referidas al lugar que le corresponde a los asuntos privados en el espacio público, o si se prefiere respecto del equilibrio precario entre soluciones públicas que distan mucho de ser ejercicios meramente prácticos, y problemas privados que a menudo son transformados en asuntos prácticos que exigen soluciones públicas. Es ante este tipo de situaciones de distorsión y confusión que las universidades pueden ejercer un papel de pedagogía e ilustración, lo que implica desplegar estrategias cuyo destino son las disposiciones de los individuos. Al respecto, resulta conveniente aclarar algunas ideas con el fin de evitar malentendidos originados en incomprensiones involuntarias o, peor aún, en distorsiones más o menos deliberadas. Todo discurso que accede al espacio público apunta a encontrar algún tipo de eco tanto entre los indígenas de algún espacio diferenciado (por ejemplo, tratándose del campo político, estos indígenas serían los diversos agentes que participan de sus luchas y competencias: políticos, periodistas, comentaristas, analistas, especialistas de los estudios de opinión pública...)37, como ante un público cuya atención por aquel discurso es más o menos episódica, lo que corresponde a la situación de los ciudadanos ordinarios. Sin embargo, no todo discurso público encuentra condiciones de recepción ajustadas a sus lógicas de producción, lo que se torna tanto más cierto cuanto mayor es la complejidad del discurso en cuestión. En tal sentido, en variados ámbitos, pero muy especialmente en el marco de aquellos referidos a temas y cuestiones controversiales38, la recepción de lo que se dice públicamente puede ser objeto de variadas distorsiones e, incluso, manipulaciones, por ejemplo como consecuencia del predominio alcanzado por la lógica del espectáculo, lo que produce condiciones para el aplanamiento de lo real39. Es ante este estado de cosas que un discurso ilustrado adquiere pertinencia, sobre todo si se trata de un discurso proveniente de un espacio universitario cuya heterogeneidad es la condición de posibilidad para la introducción de esquemas deliberativos que 36 "Seminario Gestión Parlamentaria Sociedad Civil, Chile 1998", Valparaíso, Cámara de Diputados, 1998. 37 Para un análisis sobre la importancia creciente de las profesiones para-políticas en la definición de lo que es legítimo y conveniente hacer y decir en el campo político, ver Patrick Champagne, Faire l’opinion. Le nouveau jeu politique, París, Editions de Minuit, 1990. 38 Bastará pensar, en el caso chileno, en las polémicas económicas referidas al modo de enfrentar el desempleo y a la “necesidad” de eliminar gastos superfluos que nunca fueron determinados por el mercado (el salario mínimo), o en las controversias morales sobre el divorcio o la “píldora del día después”. 39 De lo cual el libro de Murray Edelman ofrece una interesante reflexión: Murray Edelman, La construcción del espectáculo político, Buenos Aires, Manantial, 1991. Proyecto Universidad: Construye País 119 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” suponen agentes discrepantes en un espacio público generalmente carente de esa dimensión. Lo cual significa que el discurso ilustrado y las condiciones deliberativas que éste produce, apuntan a las disposiciones de los agentes que actúan en dicho espacio público, pero sobre todo a las de aquellos que sólo acceden a él mediante lo que Hoggart llama sus “miradas oblicuas” respecto de lo que allí se hace y se dice, vale decir de modo episódico e intermitente. Las disposiciones son, por consiguiente, conocimientos interiorizados que se activan según las urgencias de la vida cotidiana, es decir de modo práctico, y por lo mismo constituyen disposiciones para la acción (y, en el caso de la política, para la participación) cuya distribución entre los miembros de una sociedad es muy desigual40. Es lo que justifica entonces un trabajo sobre las disposiciones por parte de instituciones como las universidades, sean estas públicas o privadas. He allí la razón de porqué el discurso ilustrado, como por ejemplo el que se origina en las universidades, puede desempeñar tres tipos de funciones. En primer lugar, una función de retraducción de lo que se expresa en el espacio público y en el campo político, sobre todo cuando el mensaje sufre los embates a la vez espectaculares y reduccionistas por parte del campo de la prensa, especialmente audiovisual, no tanto porque se trataría de sustituir ese discurso mediático plano y superficial por otro discurso fundamentalmente verdadero, sino más bien para explicitar lo que generalmente permanece implícito: lógicas económicas y privadas subyacentes a discursos públicos, segregaciones que a menudo cohabitan con los discursos más integradores... En segundo término, una función de decodificación de lo que se encuentra en juego tanto en el campo político como en el espacio público que difunde y, a menudo, distorsiona sus mensajes merced a lógicas que son más de fuerza que deliberativas, al cabo de lo cual un discurso ilustrado puede revelar las relaciones de poder que subyacen a relaciones de significado, en el marco de discursos que el sentido común define como “acartonados” y “herméticos”, precisamente porque en ellos prevalecen códigos sociales y políticos generalmente implícitos. Finalmente, una función de instalación de nuevos, pero también de viejos temas por un tiempo olvidados, lo que redundaría en una ampliación de los contenidos del debate público si esta función fuese desempeñada de modo existoso, cuya condición previa de posibilidad sería evidentemente la expansión de las fronteras del espacio público hacia nuevos agentes: intelectuales, universitarios, librepensadores, poetas, escritores, escultores, músicos, artistas o gestores culturales. Si bien la primera misión de una universidad consiste en transmitir conocimientos a estudiantes que, como tales, se encuentran destinados a convertirse en la élite profesional y cultural de la nación, una misión derivada del mundo universitario debiese consistir en difundir conocimientos más allá de sus aulas, por ejemplo por la vía erudita de la publicación hacia un público ilustrado, o a través de políticas de extensión –de lo cual lo que antaño fuesen las escuelas de 40 Al respecto, se podrá consultar el libro clásico de Daniel Gaxie, Le cens caché. Inégalités culturelles et ségrégation politique, París, Editions du Seuil, 1979, y del mismo autor, La démocratie représentative, París, Montchrestien, 1993. Proyecto Universidad: Construye País 120 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” verano de la Universidad de Chile constituye una interesante posibilidad. Lo esencial es que las universidades hagan las veces de canales legítimos de difusión de conocimientos, pero también de espacios de deliberación de los que suele carecer el campo político, como consecuencia del predominio de la lógica de la política-espectáculo que tiende a hacer prevalecer el peso simplista de la imagen en desmedro de la complejidad inherente al argumento. Las universidades así entendidas podrían constituirse en santuarios deliberativos, plurales y organizados en torno a ese fin, en cuyo marco algunos de los principales debates públicos del momento podrían ser objeto de un trabajo de ilustración, con lo cual serían los propios términos de la controversia pública que ganarían en claridad y, probablemente, en profundidad. Al mismo tiempo, sería posible hacer frente a ese difundido anti-intelectualismo que, casi de modo invisible, se expresa en un discurso de hostilidad hacia la política encerrada en sus lógicas de representación, que es en todo caso lo que la define. Si bien no parece discutible la existencia de una sensación de malestar hacia la política tal cual existe, vale decir aquella que pasa por la mediación de un lenguaje aparentemente hermético, pero que no es otra cosa que la consecuencia de la diferenciación creciente de una actividad que termina por profesionalizarse y generar sus propios códigos comunicacionales, ello no puede ni debe redundar en un discurso populista cuya contracara inevitable es un anti-intelectualismo disfrazado tras el ropaje de la solución empírica a problemas prácticos. ¿Cómo no ver, ni presentir, los riesgos de deriva y dérapage hacia fórmulas fascistoides y excluyentes que redefinen los límites del espacio público, así como la legitimidad de lo que allí se dice y se hace, en nombre de la anulación simbólica de la relación de representación? ¿Cómo negar, sin hacerse cargo de los riesgos y peligros objetivos que ello implica, que la política no puede sino ser la gestión de condiciones generalmente preexistentes en el marco de proyectos pacientes de modificación de las coordenadas que definen lo real? ¿Cómo no darse cuenta, salvo si lo que predomina es la mala fe o simplemente la ignorancia de las élites políticas, que tras el discurso político que intenta superar sus propios límites apelando a formas “modernas” de hacer política, lo que se disimula es la tentación populista –quizás involuntaria y no totalmente consciente de sus riesgos e implicancias- de la dueña de casa que soluciona problemas, en un marco de despolitización, o mejor dicho de despublicización de los asuntos de la comunidad en beneficio de soluciones que, por ser privadas, terminan siendo prácticas, y por tanto populares? Se entiende entonces el papel de ilustración que pueden desempeñar las universidades sobre el espacio público y el campo político, lugares generalmente habitados por agentes insensibles al principio de deliberación cuyos discursos hacen en realidad referencia, más que a soluciones inmediatas, a condiciones diferidas de posibilidad. Es ante ese vértigo propiamente populista por anular el peso ineluctable del tiempo entre el acceso a la existencia social de un problema (que no necesariamente corresponde al objetivo “nacimiento” del mismo) y su disolución final al cabo de políticas cuya historia es también muy larga, que la ilustración intelectual y universitaria puede cumplir un papel de democratización Proyecto Universidad: Construye País 121 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” cívica de las conciencias. No tanto porque se trate de rechazar per se cualquier tipo de utopía que haga caso omiso del tiempo histórico y biográfico, sino simplemente porque una pedagogía cívica emprendida tanto por universidades como eventualmente por el propio Estado, no puede obviar las restricciones a las que se enfrenta cualquier actor político, como bien lo prueba el conocido zigzagueo del que es objeto todo líder populista de “derecha” o de “izquierda”41 en cuyo origen se encuentra una voluntad de anulación del tiempo y sus restricciones, llámese Jörg Haider en Austria o Hugo Chávez en Venezuela. De lo anterior se sigue que una condición de posibilidad para que los debates públicos sean cada vez más ilustrados reside en la articulación, por definición compleja, entre un espacio público idealmente poblado por actores universitarios e intelectuales, y un campo político cada vez más atento y vinculado con las deliberaciones que tienen lugar en aquella esfera en donde se elabora lo que debiese ser una verdadera, es decir racional, opinión pública. Ciertamente, esta articulación se refiere en realidad a un ideal deliberativo, el que no se agota en una esfera pública principal en la que participan agentes iguales entre sí según lógicas de pares (sean éstas económicas, sociales, culturales), sino que podría derivar en esferas públicas múltiples y especiales, por definición plebeyas42, en cuyo seno los discursos se vuelven públicos no sólo porque trascienden el espacio doméstico y privado, sino porque repercuten en las deliberaciones que tienen lugar en la esfera principal, lo cual dice mucho sobre la sensibilidad de los agentes que participan de ésta respecto de lo que ocurre en aquéllas. Si bien se puede concordar en abstracto, y en principio, sobre la necesidad de ideales deliberativos en el marco de una esfera pública principal y/o de esferas públicas que Nancy Fraser llama “especiales”43, aún quedaría pendiente aquella enorme discusión respecto del formato de tratamiento de lo que tiene lugar en estas esferas y del 41 Para un análisis reciente sobre el populismo contemporáneo europeo, las dificultades de clasificación a lo largo del eje derecha e izquierda y las incertidumbres que rodean la utilización de una categoría a la vez científica y política, ver Yves Mény, Yves Surel, Par le peuple, pour le peuple. Le populisme et les démocraties, Paris, Fayard, 2000. Sobre los populismos en otras regiones del orbe, ver Guy Hermet, Les populismes dans le monde. Une histoire sociologique XIXeXXe siècle, Paris, Fayard, 2001. 42 Al respecto, la literatura teórica es sumamente abundante, y debiese servir de guía para debatir las formas deseables, o en todo caso posibles de imaginar, de la democracia chilena, pero también para convencerse de una vez por todas del carácter rudimentario y, a veces, primitivo de las formas reales de la democracia en Chile. Entre los textos más sugerentes, ver Jürgen Habermas, L’espace public, París, Payot, 1986; Craig Calhoun (ed.), Habermas and the Public Sphere, MIT Press, 1992; y más recientemente, Jürgen Habermas, L’intégration républicaine, Essais de théorie politique, París, Fayard, 1998. 43 Nancy Fraser, “Rethinking the Public Sphere: A Contribution to the Critique of Actually Existing Democracy”, en Craig Calhoun (ed.), Habermas and the Public Sphere, op.cit., p.109-142. Cabría agregar la lectura, a la vez fascinante y radicalizada, sobre la “ciudadanía diferenciada” emprendida por Iris Marion Young, “Residential Segregation and Differentiated Citizenship”, Citizenship Studies, vol.3, 2, julio de 1999, p.237-252, que presupone la existencia de esferas ya no sólo especiales, sino sobre todo separadas de cualquier tipo de esfera principal. Si bien los trabajos de Young se inspiran ampliamente de la experiencia norteamericana, resulta imposible no ver las posibilidades de reflejo intelectual sobre realidades más locales, como por ejemplo aquellas referidas al lugar de las minorías étnicas en Chile, especialmente de los mapuches, y en el futuro de las minorías sexuales. Proyecto Universidad: Construye País 122 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” lenguaje apropiado para dar cuenta de sus recíprocas relaciones, sea éste liberal, socialista, conservador, republicano, comunitarista o de género. No es posible entrar en este tipo de discusiones en el marco de una reflexión que se quiere evaluativa sobre el presente a la luz de un futuro que, según mis creencias y convicciones, me resulta deseable y posible imaginar. Pero, ¿cómo no ver que se trata de una discusión fascinante, que poco o nada tiene que ver con lo que se dice en la esfera pública chilena actual, al estar ésta dominada por intereses económicos sobre el más o menos Estado y los vicios y virtudes del mercado, o por luchas que, siendo esenciales, son estrechamente políticas al estar referidas a las formas institucionales de la democracia? En tal sentido, la discusión sobre las formas de transición hacia una democracia de ciudadanos, presenta el interés de volver visibles lo que debiesen ser los énfasis del debate público, en el cual la controversia política sólo es una parte –ciertamente esencialde aquél. Hacia una comunidad de ciudadanos: memoria e historia Esta transición trasciende con creces lo que se entiende usualmente en Chile, en un sentido estrecho, como transición a la democracia. Sin perjuicio de que los énfasis institucionales señalados anteriormente sean esenciales, el acento en el caso de una transición hacia formas ciudadanas de democracia se vuelca sobre las relaciones deliberativas que se instauran en un espacio público cada vez más amplio. Sin embargo, los propios límites institucionales que hacen del régimen político chileno una democracia de tipo protegido, tienden a volver políticamente estéril, a la vez que socialmente necesaria, una discusión cuya fecundidad supone resuelto un disenso tan esencial como el que se refiere a la propia norma constitucional. Por consiguiente, frente a una Constitución a todas luces irreformable (por lo menos mientras su caudillo sobreviva biológicamente a las condiciones históricas que la hicieron posible), dos tipos de estrategias se tornan necesarias de emprender a la hora de poner en perspectiva las formas limitadas de la democracia en Chile, previendo un desbloqueo del debate constitucional cuyos términos ya no sólo podrán ser legales. La primera se refiere a la implementación de políticas de tratamiento de la memoria44, en una sociedad durante largo tiempo aletargada por amnesias sobre los orígenes de nuestras formas de convivencia actual, pero también respecto de los horrores sobre los cuales se construye el orden político vigente. En tal sentido, resulta sorprendente constatar en la inmensa mayoría del personal político chileno una generalizada obsesión por cerrar la transición, haciendo caso omiso del pasado. ¿Cómo no ver que entre la publicación del Informe Rettig en 1991 -en 44 Norbert Lechner, Pedro Güell, “Construcción social de las memorias en la transición chilena”, en Amparo Menéndez-Carrión y Alfredo Joignant (editores), La caja de Pandora: el retorno de la transición chilena, Santiago, Planeta/Ariel, 1999, p.185-210. Proyecto Universidad: Construye País 123 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” donde por primera vez se reconocen oficialmente crímenes cometidos por agentes del Estado-, y octubre de 1998 –mes en el cual Pinochet es detenido en Londres merced a una cierta evolución del derecho internacional humanitario-, un muy escaso tratamiento público de la memoria y de la historia tuvo lugar en Chile? Es en ese sentido que cabe entender el extraordinario éxito editorial del libro de Tomás Moulian, Chile actual: anatomía de un mito45, y el inusitado auge del género ensayo en Chile en la medida en que lo que se aborda es la historia de la comunidad política y de su quiebre, por ejemplo bajo la pluma de Alfredo JocelynHolt46 o Marco Antonio de la Parra47. Lo interesante y común en esta literatura, más allá de las diferencias entre los autores, es la empresa de denuncia que éstos emprenden respecto de todos aquellos aspectos sobre los que no se habla: aceptación forzada de una transición pactada sobre dimensiones democráticas esenciales por parte de los actores concertacionistas, tácita exclusión de los temas de derechos humanos para conducir y dar cuenta del proceso transicional, predominio de eufemismos y subterfugios para evitar la cuestión de las responsabilidades tanto en el quiebre democrático como en el posterior desempeño dictatorial. Octubre de 1998 marca sin duda una fuerte inflexión de la historia reciente de Chile, en la medida en que a partir de entonces se expanden las fronteras y los límites de lo que es públicamente decible, lo que equivale a señalar un proceso de ensanchamiento del espacio público -tras el impacto provocado por la detención de Pinochet en Londres-, pero también en el marco de instancias inéditas como la “mesa de diálogo”, en cuyo seno terminan por ser reconocidas por los altos mandos castrenses algunas de las atrocidades cometidas por las Fuerzas Armadas y de Orden durante la dictadura militar. 1998 inaugura por consiguiente una oportunidad de transición cultural y, probablemente, psicológica hacia una comunidad perdida de ciudadanos iguales entre sí, y en primer lugar respecto del pasado colectivo, el que exige ser escrutado, comprendido y recordado. Tratándose entonces de una oportunidad transicional, el período que se abre hacia finales de 1998 sólo inicia las condiciones de reconstrucción de una comunidad de ciudadanos, en cuyo marco tendrá necesariamente lugar una lenta y dolorosa reconciliación, para lo cual resulta difícilmente pensable que en Chile no tenga lugar en el futuro un gesto castrense de contricción que emularía el perdón institucional y solemne del General Martín Balza en Argentina48. Si bien no es posible imaginar un proyecto de reconciliación del modo en que se concibe un proyecto político conformado por metas, plazos y medidas49, ello deja de ser cierto 45 Tomás Moulian, Chile actual: anatomía de un mito, Santiago, Lom-Arcis, 1997. Alfredo Jocelyn-Holt, El Chile perplejo. Del avanzar sin transar al transar sin parar, Santiago, Planeta-Ariel, 1998. 47 Marco Antonio de la Parra, La mala memoria, Santiago, Planeta-Ariel, 1998. 48 Al respecto, resulta especialmente revelador el masivo olvido, o la sorprendente indiferencia suscitada por el perdón “personal” del general de Ejército Oscar Izurieta por los excesos cometidos a lo largo de la dictadura. 49 Para una inteligente reflexión sobre las distintas modalidades de reconciliación política en Chile, cuyo significado varía de un actor a otro, ver Daniela Cuadros, Reconciliación política en Chile 46 Proyecto Universidad: Construye País 124 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” a la hora de concebir gestos morales y estrategias públicas de recuerdo sobre muertes que, lejos de ser privadas, se refieren al quiebre esencial de la comunidad de ciudadanos. Es en ese sentido que hay que entender la necesidad, aún muy intuitiva, de erigir monumentos, monolitos y memoriales en aquellos lugares en donde la ruptura comunitaria se tradujo en horror humano. Al respecto, nuestro déficit de memoria es considerable, o si se prefiere el alcance de nuestra amnesia es asombroso, puesto que se ha olvidado que en Chile existieron campos de concentración, aquel símbolo inequívoco de la deshumanización por la vía del encierro y del panoptismo, en lugares cuya función hoy en día turística (Ritoque) genera una profunda desrrealización de lo que allí ocurrió. Más allá de los distintos niveles de horror entre diversos tipos de situaciones de encierro, resulta interesante contrastar la suspensión amnésica de todo significado histórico en lugares hoy en día turísticos (en el sentido de ir-a-laplaya y no, por ejemplo, a lo que podría haber sido un museo al aire libre sobre la experiencia concentracionaria en Chile) como Ritoque, a la luz del modo abierto e históricamente detenido en que Auschwitz o Büchenwald son conservados, lo cual explica porqué a lo menos en estos dos lugares hay menos hoteles que significados. Idealmente, políticas de la memoria debiesen suponer un vasto y generalizado anclaje a lo largo y ancho de las ciudades de Chile, recordando que en tal o cual calle murió tal o cual ciudadano en tal fecha, reiterando que el civismo chileno tantas veces alabado en el extranjero también pudo engendrar aberraciones, en un marco de responsabilidades colectivas respecto de la pérdida del sentido de la comunidad que, siendo indiscutibles, no pueden justificar lo ignominioso. Una manera de calibrar el alcance del quiebre de este sentido de comunidad puede encontrarse en la lectura de los manuales de historia y de educación cívica publicados entre 1973 y 1990, ante lo cual la reciente polémica en torno al texto de historia de Chile publicado bajo el auspicio del Ministerio de Educación en el año 2000, reproduce y reitera el significado de lo que se encontraba en juego en aquel entonces50. La historia de Chile nos pesa a los chilenos, como bien lo prueban las complejidades interpretativas de los últimos treinta años con las que concluye su labor la Mesa de Diálogo sobre Derechos Humanos, y la respuesta no menos compleja e incierta formulada por un grupo de historiadores en el marco de un género que se creía olvidado, el del “manifiesto” (“Manifiesto de los historiadores”), a continuación de la “Carta a los chilenos” redactada en Londres por el ex general Pinochet en el ánimo de interpretar y volver hegemónica una cierta lectura de la historia. Pero la oportunidad que se (1973-2000). Entre el orden del Cóndor y el orden del Huemul, Santiago, Tesis de Magister en Ciencia Política, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2001. Asimismo, Elizabeth Lira, Brian Loveman, Las ardientes cenizas del olvido. Vía chilena de reconciliación política 1932-1994, Santiago, Lom-Dibam, 2000. 50 Alfredo Joignant, “Historia y memoria. La evolución de la figura del ciudadano en los manuales de historia y de educación cívica chilenos (1973-1998)”, en Mauro Salazar, Miguel Valderrama (compiladores), Dialectos en transición. Política y subjetividad en el Chile actual, Santiago, LomArcis, 2000, p.15-40. Proyecto Universidad: Construye País 125 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” abrió en 1998 sigue allí. Más allá de las críticas que se puedan hacer al oficio de escribir la historia, de no mediar 1998 no habría tenido lugar la discusión historiográfica que allí se esbozó, y que por el bien de Chile y de su Historia, debiese proseguir. La segunda estrategia se refiere al formato de tratamiento de las diferencias políticas, así como respecto de las divergencias de interpretaciones históricas. Durante años, la transición a la democracia en Chile se fundó en un esquema de acuerdos obligados con la oposición de derecha (la “democracia de los acuerdos”, o de los “consensos”), en virtud de un bloqueo constitucional cuya importancia ya he señalado, y en un marco de amenazas decrecientes a la estabilidad democrática por parte de los actores castrenses. En tal sentido, en pos del objetivo mayor de llevar a buen puerto la transición y de afianzar la democracia, buena parte de las convicciones e identidades políticas quedaron supeditadas al objetivo propiamente transicional. Hoy en día, particularmente al interior de la Concertación, pero también en la propia derecha, se aprecia un claro afianzamiento transversal de un eje liberal en todos los partidos del espectro político, cuya fundamentación económica le resta interés y radicalidad a los diferendos y controversias públicas. Sin embargo, me parece importante avanzar en la consolidación no tanto de un eje político liberal como de un formato liberal de tratamiento de las diferencias políticas, lo que supone ampliar el espectro de los asuntos admisibles en el espacio de los diferendos públicos: libertades civiles y culturales, pero también aquel vasto y ambiguo espectro de malestares morales que un cierto sentido común conservador tilda, a la manera de un estigma, de “relativismo”. Hablo de formato liberal con el fin de asentar un esquema de discusión cuya principal característica es la imparcialidad de los agentes que deliberan, lo que debiese redundar –al menos idealmente- en la puesta entre paréntesis del poder asociado a cada hablante (por ejemplo en la forma de un estatus vinculado a la persona, o de la posición ocupada por la misma), para dar paso a la capacidad racional de esgrimir y aceptar buenos argumentos sobre la buena vida y, así, establecer las condiciones para acuerdos sustantivos fundados en razón51. Lo anterior, no tanto porque el pensamiento liberal sea una panacea, sino simplemente porque es en el liberalismo político que se ha podido originar por vez primera en Chile la posibilidad de superación del cleavage dictadura/democracia, pudiendo haber sido otro el universo cultural de referencia (el socialdemócrata, por ejemplo), cuyo fracaso en lograrlo se explica tanto por culpas propias como por vicios ajenos (escasa recepción en los medios de prensa escrita...). Así, mediante la convergencia de un formato liberal de deliberación sobre los asuntos públicos y de un retorno de la historia por la vía de la memoria, será posible dar cuenta y superar las graves carencias democráticas de las que adolece Chile, encarando definitiva y racionalmente un disenso constitucional 51 Se trata entonces de un formato que reproduce algunas de las condiciones formales del “velo de la ignorancia” rawlsiano: John Rawls, A Theory of Justice, Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1971. Proyecto Universidad: Construye País 126 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” originado hace décadas. De esa forma, será posible y pensable transitar hacia una comunidad de ciudadanos, en el marco virtuoso de una república que sólo puede ser de todos. Los ejes de la deliberación en la futura república Lo que llamo la transición hacia una república de todos los ciudadanos de la comunidad política, puede revestir la forma –minimalista y elitista- de reformas más o menos graduales a la Constitución de 1980, o adquirir la fisonomía – popular- de una asamblea constituyente. Más allá de lo que pudiese indicar, aconsejar o sugerir el realismo político, es importante tomar en serio las formas procedimentales de transición hacia una nueva república, en la medida en que de lo que adolece el orden constitucional vigente en Chile es de una crisis de legitimidad cuya radical solución pasa por la realización de una asamblea constituyente. Sólo así será posible transitar, de modo definitivo e indiscutible, hacia una nueva república en la que quepan todos. De producirse una hipotética asamblea constituyente, la competencia que tendrá lugar en ella debiese girar entonces no sólo en torno a los equilibrios deseables o repudiables entre los distintos poderes, sino sobre todo respecto de sus formas más o menos plebeyas, con el trasfondo histórico de “salidas” y “soluciones” a situaciones de disensos y de crisis en Chile generalmente marcadas por el peso de las inercias oligárquicas o, simplemente, elitistas. El futuro dirá, en el escenario post mortem instalado tras la desaparición definitiva del caudillo, si el personal político chileno, y muy especialmente la derecha criolla que rechaza toda discusión sobre las formas constitucionales vigentes, logran dar cuenta de un pasado colectivo atravesado por disensos radicales para dar a luz a un pacto constitutivo de un nuevo orden político, un poco a la manera de lo que los números romanos sugieren a propósito del tránsito de una república a otra a lo largo de la historia moderna de Francia. La otra alternativa es la de reformas negociadas sin invocación al pueblo, con todos los déficits de participación que esta solución involucra, y de sesgos que se repercutirían en la propia deliberación, en la medida en que los agentes constituyentes carecerían de mandatos que los habilitarían a actuar en propiedad, salvo si estos representantes hiciesen una interpretación extensiva de la delegación de poder de la que son beneficiarios. Pero junto al término incluyente del disenso constitucional chileno, permanece la pregunta sobre los ejes de la deliberación en el Chile deseable en los albores de su Bicentenario. José Joaquín Brunner no se equivoca al recordar que los ejes de la discusión futura en Chile serán cada vez más complejos y ajenos a la organización armónica de las diferencias políticas criollas. Si bien en no pocos liberales chilenos se aprecia una obsesión por clausurar definitivamente el eje derecha / izquierda sin aportar otra justificación que la crisis evidente de los grandes sistemas ideológicos del siglo XIX y XX52, no cabe duda que los ejes de 52 Lo que equivale a hacer caso omiso del debate de filosofía política que se interroga sobre el específico lugar que le corresponden a determinados valores a lo largo del eje derecha / izquierda (cabría interrogarse sobre el extraño silencio criollo –exceptuando un par de recenciones al libro en Proyecto Universidad: Construye País 127 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” las diferencias políticas, así como de las convergencias, son cada vez más complejos, en un marco multicolor del que suele aborrecer todo espíritu binario que divide al mundo entre buenos y malos. Pero más allá del juicio de complejidad, ¿cuáles parecen ser los ejes de las diferencias en el Chile del post-pinochetismo? En una reciente e interesante columna de opinión, Brunner delinea las múltiples posibilidades que sobresalen de un “mapa ideológico” chileno fuertemente marcado por posiciones políticas inestables53. Es así como el autor reseña, mediante una estrategia pedagógica que toma la forma de un esquema sinóptico de dos ejes -uno vertical y otro horizontal-, cuatro posiciones téoricas en el plano político e ideológico y una gran variedad de posiciones empíricas una vez que se acepta el principio de combinación entre ejes y posiciones. cuestión por parte de la revista de Estudios Públicos- que rodea al clásico trabajo de Norberto Bobbio, Derecha e izquierda. Razones y significados de una distinción política, Madrid, Taurus, 1996), y de toda la literatura que se interesa por los distintos énfasis que reciben ambas categorías espaciales en el marco de la reflexión contemporánea sobre las formas, alcances y contenidos de la ciudadanía. 53 José Joaquín Brunner, “De socialistas, conservadores, liberales y otras posibilidades”, El Mostrador, 11 de mayo del 2001 (disponible en el sitio web www.elmostrador.cl). Proyecto Universidad: Construye País 128 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Figura 1.- El “mapa ideológico de la sociedad chilena” según José Joaquín Brunner Ciertamente, se trata de un esquema simplificado de lo real, pero que presenta la virtud de sugerir nuevas posibilidades políticas, lo que equivale a resaltar un mapa ideológico a la vez complejo y lleno de sorpresas para espíritus maniqueístas. Sin embargo, este juego teórico de combinaciones sería constitutivo de una cierta anarquía si no quedara explicitado un determinado orden de relaciones plausibles entre las posiciones reseñadas en el esquema. Ello explicaría porqué, aún desde el sentido común, resultarían francamente incomprensibles, a la vez que totalmente improbables, combinaciones ideológicas y alianzas políticas racionales y duraderas entre socialistas y gremialistas, aún cuando tras ellos se disimulan posiciones muy heterogéneas: siguiendo la terminología de Brunner, resulta posible pensar en socialistas cuyas posición sería o bien “estatista-autonómica”, o bien “estatista-tradicionalista”, mientras que la mayoría de los miembros de la UDI podría situarse en el polo “liberaltradicionalista”, aún cuando una parte minoritaria de ellos también podría hacerlo en el binomio “liberal-autonómico”. ¿Cuáles son, entonces, las lógicas que rigen las cercanías y lejanías políticas e ideológicas, o si se prefiere las relaciones de proximidad y distancia que, efectivamente, han evolucionado en los últimos treinta años, sin que ello suponga un universo marcado por un relativismo político anarquizante en donde, como se dice, “todo vale”? ¿Qué es lo que nos permite prever y aceptar determinadas sociedades y alianzas políticas, si no es el eje derecha e izquierda? En tal sentido, el sugerente esquema de Brunner puede ser corregido desde dos perspectivas. La primera, en realidad bastante menor, se refiere a la propia terminología utilizada para nombrar las posiciones principales, con el fin de evitar derivas hacia caricaturas que poco ayudan para entender un mapa ideológico complejo y sus posibles articulaciones en eventuales alianzas políticas. Proyecto Universidad: Construye País 129 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Al respecto, más que de “estatistas” cuyas connotaciones de intervención planificada son evidentes, cabría hablar de posiciones “reguladoras” que no necesariamente se inscriben en lógicas estatistas de viejo cuño, y lo mismo se podría decir con el eufemismo utilizado por Brunner (“tradicionalistas”) para nombrar en realidad a posiciones “conservadoras”. En segundo lugar, lo que los términos que identifican a cada extremo de ambos ejes señalan son posiciones brutas, o si se prefiere posturas prácticas, un poco a la manera de lo que es el arte para Durkheim: “práctica pura sin teoría”. En tal sentido, el esquema de Brunner describiría más bien un mapa de posiciones políticas posibles, y no una cartografía ideológica propiamente tal. Por lo tanto, si de ejes de deliberación se trata, cabría entonces introducir descriptores de ideologías, y ya no sólo de posiciones, aceptando el principio de complejidad en virtud de combinaciones posibles, a condición de explicar las lógicas de proximidad y lejanía, de las cuales tengo la convicción que éstas siguen originándose según el eje derecha e izquierda. Así, el mapa opondría sinópticamente a socialdemócratas y neoliberales a lo largo de un eje económicosocial, y a libertarios y conservadores sobre materias culturales y valóricas, con todas las posibilidades de combinación que estos polos vuelven posibles sobre la base de la deliberación, en el marco ordenador aunque menos exigente que en el pasado del eje derecha e izquierda. Lo importante entonces, es dar cuenta de los discursos de justificación de la posición ocupada o esgrimida, pero también de los esquemas deliberativos entre posiciones ideológicas vecinas o distantes, lo cual permite pensar que en Chile habrá en los próximos años un diálogo intercultural entre liberales y socialdemócratas cuya traducción política podría, eventualmente, volverlos vecinos. Figura 2.- La cartografía de las culturas políticas en Chile: vecindades y lejanías Proyecto Universidad: Construye País 130 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Lo que en un trabajo anterior denominé como una posible “metamorfosis republicana” de la izquierda en Chile54, podría aún conocer un cierto revival en la política criolla si se constituyera un polo socialdemócrata con capacidad de deliberación no sólo hacia el mundo liberal (cuadrante 1), sino también hacia las regiones comunitaristas de la política chilena, hoy encarnadas por algunos sectores de la Democracia Cristiana (cuadrante 3). Para tal efecto, una importante literatura teórica se encuentra disponible en el marco del debate liberalcomunitarista norteamericano, no obstante que se trate de una polémica política e intelectual muy desconocida en Chile55. En cuanto al liberalismo político, si bien se trata de una corriente que a menudo se confunde con el neo-liberalismo económico y que generalmente oculta sus heterogeneidades, éste ocupa una posición central que le permite oscilar tanto hacia la izquierda (cuadrante 1) como la derecha (cuadrante 2) del esquema, lo que se traduce en el plano estrictamente político en una fuerte transversalidad a lo largo del eje derecha / izquierda, poniendo así en un hipotético jaque los equilibrios al interior de las dos principales alianzas en Chile, cuya resolución dependerá a la vez de las correlaciones de fuerza y de la intensidad del diálogo intercultural entre culturas políticas otrora antagónicas. En tal sentido, puede entonces entenderse que tras este esquema simplificado subyazcan tanto vecindades y lejanías que se explican por las inercias del eje derecha / izquierda, como una lucha por la puesta en forma del centro político cuyas principales fuentes culturales son actualmente el liberalismo político y el comunitarismo. El mapa de las culturas políticas en Chile así delineado en trazos extremadamente gruesos, al que cabría agregar el pensamiento conservador cuya vertiente criolla pasa por una potente y original ligazón entre el neo-liberalismo económico y un tradicionalismo religioso fuertemente vinculado con el opus dei, le conferiría a la deliberación sobre los asuntos públicos un horizonte complejo y multiforme. Un horizonte cuyas formas “finales” en el 2010, si es que se puede hablar así, serían el resultado de deliberaciones entre posiciones legítimas, vecindades a la vez previsibles e inestables según el eje derecha / izquierda y en el marco permanente de una república cuya legitimidad sería indiscutida porque, en su origen, se encontraría la voluntad de todos. 54 Alfredo Joignant, “Las metamorfosis de la izquierda chilena (la republicanización de las causas políticas)”, Revista de Crítica Cultural, 20, junio del 2000, p.12-15. 55 A modo de introducción a un debate complejo y fascinante, el lector podrá consultar en español el artículo de Renato Cristi, “La crítica comunitaria a la moral liberal”, Estudios Públicos, 69, verano de 1998, p.47-68. Los textos comunitaristas más solicitados en un debate que se interroga sobre los límites de la justicia, la frontera entre “respeto” y “tolerancia”, el lugar de la diferencia y las formas de la ciudadanía son, entre muchos, los de Michael J. Sandel (ed.), Liberalism and its Critics, New York: New York University Press, 1984 (libro en el que figuran trozos escogidos de textos comunitaristas fundamentales), y del mismo autor Liberalism and the Limits of Justice, Cambridge University Press, 1982; Charles Taylor, Multiculturalisme. Différence et démocratie, París, Aubier, 1994, y del mismo autor La ética de la autenticidad, Barcelona, Paidós, 1994. Proyecto Universidad: Construye País 131 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Sin embargo, los esquemas arriba presentados describen sólo posiciones teóricas (figura 1) y diálogos interculturales posibles (figura 2), cuya verosimilitud podría verse completamente quebrada si terminaran por imponerse en la política chilena formas populistas de tratamiento de los asuntos públicos. En tal sentido, el marcado anti-intelectualismo que traslucen liderazgos de nuevo tipo cuya mejor expresión es Joaquín Lavín y, tras él, ciertos liderazgos emergentes al interior de la Concertación como los de Nelson Avila (PPD) o Jaime Ravinet (DC), precisamente porque se fundan en una lógica de anulación simbólica de la relación de representación a favor de la imagen populista del hombre común, socavan los esquemas deliberativos entre representantes que encarnan “culturas” e ideologías políticas, produciendo así condiciones de imposibilidad para las relaciones de vecindad y lejanía que se encuentran descritas en la figura 2. Pero cabe también señalar, esta vez como condición de posibilidad de deliberaciones sobre la vida buena entre agentes políticos eventualmente sensibilizados con el mapa de posiciones ideológicas y la cartografía de las culturas políticas en Chile, el hecho que en los albores del Bicentenario habrá salido de la escena política principal toda aquella generación de dirigentes políticos socializados en un clima binario en cuyo marco tuvo lugar el golpe de Estado de 1973. De esta forma, se estará en presencia de una generación intermedia que, si bien sufrió los embates biográficos de la dictadura, no ha logrado dar cuenta de la complejidad de la nueva cartografía de culturas políticas que emerge en Chile, conformándose con tomas de posición ideológicas al estado bruto sin el necesario trabajo de justificación tanto de la posición ocupada como de las relaciones plausibles con posiciones vecinas. Estos lineamientos de un nuevo mapa de posiciones ideológicas y de una inédita cartografía de las ideologías cuya característica es la disminución de las distancias entre culturas políticas, si bien abren una verdadera posibilidad de diálogo intercultural, corren sin embargo el riesgo de ser completamente virtuales si el (o los) espacio (s) público (s) no viese (n) ensanchadas sus fronteras y multiplicados los lenguajes legítimos en su interior. Aún más. El bosquejo de posiciones y culturas políticas terminaría siendo un gracioso y lúdico ejercicio taxonómico consistente en clasificar temas, personas y palabras, si éste no estuviese acompañado por discursos pedagógicos e ilustrados. Discursos cuya finalidad sería, a la vez, clarificar los términos de la discusión pública y poner a prueba desde ya la propia deliberación sobre las formas deseables de la comunidad y la buena vida, a la espera que el campo político –es decir los agentes que lo habitan- hagan suyo un tipo de lucha que supone más el uso de la razón que el empleo de la fuerza en nombre de la razón. Proyecto Universidad: Construye País 132 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Comentario Sergio Micco56 Recordar y prometer para esperanzarse con el Chile del Segundo Centenario La necesaria humildad para practicar la virtud de la esperanza Parto con coincidir con Alfredo en orden a la arbitrariedad de hacer juegos proyectivos para el 2010. Como dijo el más grande economista del siglo XX, J.M.Keynes, "en el largo plazo todos estaremos muertos". Eso es lo único seguro. Max Weber, el más grande de los sociólogos, dijo que la cátedra no era lugar para profetas ni para demagogos. Y Robert Dahl, un cientista político norteamericano, dijo que lo único claro que podíamos saber de los sistemas políticos futuros es que van a ser distintos a los actuales y punto. De hecho, los economistas se ufanan de tener unos conocimientos de leyes económicas, pero fueron sumamente ineptos para predecir la crisis del ’29. Y los politólogos, entre más estudiamos, menos idea tuvimos de la caía del Muro de Berlín. Y, de pronto, sindicatos católicos en Polonia y estudiantes húngaros lo botaron. De tal manera que la capacidad predictiva de las ciencias sociales es bastante baja. Sin humildad, la virtud de la esperanza, se transforma en presunción, en creer que tenemos el futuro en la mano. Mortal error. La necesaria magnanimidad para saber esperar activamente tiempos mejores Pero, los hombres y las mujeres, tenemos la capacidad de preocuparnos del futuro, es decir, de anticiparnos a las ocupaciones que viviremos en él. Esta capacidad humana obliga, particularmente a los cultores del intelecto, a proyectar al futuro para anticiparnos a lo que queremos que ocurra y prevenir lo que queremos que no ocurra. Y para dar seguridad a nuestras parejas, socios, amigos, camaradas, conciudadanos tenemos la fabulosa capacidad de prometer, es decir, de comprometernos a que nuestro comportamiento será de una determinada manera en el futuro. Así generamos confianza en ese mar de incertidumbres que es el futuro. Y por último, la virtud de la esperanza supone la magnanimidad, es decir, la voluntad tensa y resuelta de plantearnos grandes tareas. Raúl Silva Henríquez nos lo legó como lema de vida: "Hay que hacer grandes cosas". Si los padres y 56 Sergio Micco A. Director Ejecutivo del CED. Abogado, Master en Ciencia Política y Doctor © en Filosofía Política. Proyecto Universidad: Construye País 133 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” madres de la Patria no se hubiesen atrevido a soñar en un Chile republicano e independiente, el 5 de abril de 1817 jamás hubiese llegado. Sin magnanimidad la esperanza no existe y surge la anticipación de un mundo mediocre o desesperado. En el futuro todo seguirá igual o peor. La magnanimidad nos grita: ¡¡Atrévanse¡¡ El lamentable "cosismo" "Participa" y Alfedo Joignant nos invitan a soñar en grande y a preocuparnos como universitarios del Chile del Segundo Centenario. ¿Quieren los chilenos acoger su llamado? Cuando a los chilenos se les pregunta qué es lo que aspiran de los políticos, más de un tercio de la muestra del PNUD del año 2000 dice: “quiero que me resuelvan mis problemas concretos”. De esto tomamos nota los políticos, que en su mala faceta queremos ganar las elecciones diciendo a la gente lo que quiere escuchar y terminamos proponiendo soluciones concretas, aquí y ahora, a los problemas de la gente. Bien por ello, pero muy mal si sólo nos quedamos en ello. Por ejemplo, hoy vivimos hablando de alarmas en las casas, retenes móviles, cárceles que por supuesto hay que hacer en otra comuna distinta a la nuestra, más policías privados, etc. Y lo hacemos como si el problema de la delincuencia no dependiera de hogares destruidos, falta de trabajo y justicia social, crisis valórica, falta de oportunidades educativas, todos problemas que solo en el largo plazo, con mucho esfuerzo e inversión social podremos enfrentar. En Estados Unidos sube un punto la pobreza y salta en 2,6% los homicidios y los robos con violencia. Entonces, ¿quién hace el ejercicio de pensar en serio al país y llama al esfuerzo compartido de anticiparse? Hay que postergar gratificaciones presentes ahorrando e invirtiendo para que el futuro sea mejor. ¿Pero quien dice esto? Otro ejemplo. En el año ’96, cuando estábamos todos felices porque había sólo un cinco por ciento de cesantía y crecíamos al siete por ciento anual, estuvo acá un economista italiano Samagni que dijo: ”preocúpense de la cesantía”. En Europa, la ciencia y tecnología generan cesantía al reemplazar el trabajo humano. Sin embargo, nadie le hizo caso porque estabámos viviendo alegremente el presente. La arrogancia, la presunción de que todo seguirá bien y que controlamos el futuro nos jugó una mala pasada en 1998. Y cuando llegó la cesantía, empezamos a improvisar seguros de desempleo y nos angustiamos porque ahora -el problema concreto- es resolver la cesantía. Y mañana ¿cuál va a ser?. Proyecto Universidad: Construye País 134 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” ¿Quién hace el ejercicio proyectivo entonces? Este es un desafío propiamente universitario: atreverse a pensar el futuro. Y el PNUD señala que más de un 19% de los chilenos les pide a los líderes políticos capacidad de plantear un proyecto. Pensar el futuro desde las raíces Hay que pensar el futuro a partir del pasado, evidentemente. Porque si no sabemos de dónde venimos no sabremos hacia dónde vamos. Hay veces que parece que se nos olvida que somos latinos y no anglosajones, pobres y no ricos, sudamericanos y no norteamericanos y que estamos muy lejos de ser "los ingleses de América". Alfredo señala en su documento que el pasado es bastante triste, que tenemos un recuerdo bastante traumático de nuestra democracia quebrada en 1973. Por eso nos invita a deliberar sobre el pasado y curar nuestras heridas. Alfredo nos dice: resolvamos los temas del pasado y desde ahí miremos el futuro. Si 25 años después de la segunda guerra mundial, digamos en 1970, los europeos hubiesen estado teniendo como principal debate las responsabilidades del armamentismo nazi y un aún omnipresente Churchill todavía estuviese discutiendo con el señor Chamberlain sobre quién era el responsable, hubiésemos dicho que estos tipos están locos. ¡¡ Por favor, le hubiesen dicho los europeos a sus dirigentes, estamos en los años ’60: está la descolonización en Africa y Asia, está la revolución sexual, están Juan XXIII y Pablo VI haciendo el Concilio Vaticano II, y Uds. siguen discutiendo sobre las causas de la Segunda Guerra Mundial ¡! Pero ese es el drama que tenemos en Chile, porque tenemos una relación tan traumática contra nuestro pasado que constantemente revivimos una situación muy esquizofrénica. Vamos a volver a revivir el 11 de septiembre, ahora el 3 de septiembre, a golpes y barricadas y días después nos vamos a ir todos a tomar chicha y a bailar a las ramadas. Eso sigue siendo Chile. Por eso me pregunto con Alfredo, mirando sobre todo a la gente joven: ¿cuándo vamos a resolver los traumas del pasado? Para muchos de ellos 1973 es como la pelea entre los balmacedistas y congresistas, o entre los o’higginistas y los carreristas. Si miramos nuevamente la encuesta del PNUD. “En su opinión, hablar del pasado ¿deteriora la convivencia entre los chilenos?”. Un 50% está de acuerdo con esto. “¿Mejora la convivencia entre los chilenos?”. Solamente un 26% esta de acuerdo. Los chilenos consideran en un 31% que son más las cosas que nos unen que las que nos dividen y el 66% dice que son más las cosas que nos separan que las que nos unen. Proyecto Universidad: Construye País 135 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Quiero insistir en este punto: hay una conciencia desgarrada sobre lo que es el ser nacional muy grande y hay un miedo a discutir esto. Por lo tanto, lo que Alfredo propone es algo que los chilenos no quieren hacer: No queremos discutir sobre nuestro pasado reciente por que eso deteriora nuestra convivencia nacional. Y si no deliberamos acerca de ella, jamás la resolveremos adecuadamente. Y si no la resolvemos adecuadamente, no hay futuro firme para nuestros hijos. El apoliticismo que nos está matando Pero hay otros a los que no sólo no les interesa discutir sobre el pasado, peor aún, no les interesa discutir sobre el país. Según la encuesta del PNUD sobre Desarrollo Humano hay un 37% de chilenos que dicen: “yo tengo la posibilidad de cumplir mis metas independientemente de la situación del país” y “mientras en mi casa las cosas anden bien, la situación del país me importa poco.” 37% de acuerdo en estas dos afirmaciones. Tenemos además un 46% que dicen que no son ni de derecha, ni de centro, ni izquierda. Ello porque no les interesa y/o porque la política actual no los representa en sus inquietudes. Alfredo nos llama a deliberar sobre la democracia, sobre cómo resolvemos el tema de la Constitución y los enclaves autoritarios, Obviamente que esto debemos hacerlo. Pero esto es condenado como preocupaciones de los políticos. No serían problemas de la gente. Peor para la gente. Pues, si vivimos en un país en que el cincuenta por ciento de los hogares gana menos de 300.000 mensuales es obvio que si quieren salud, educación y capacitación ahora y no en veinte años más necesitan de un mejor Estado. Y eso pasa por políticas públicas activas, mayor gasto social, mayor recaudación impositiva, mayor reforma del Estado, en fin. Yo encuentro notable esto de pedir y pedir cosas al Estado, pero no estar dispuesto ni siquiera a inscribirse en los registros electorales y votar por representantes que nos aseguren democracia, crecimiento y equidad mediante leyes y polìticas públicas, voy a emplear la palabra maldita, redistributivas. En 1992, en Alemania la pobreza era de un veinte por ciento. Se aplican impuestos y políticas redistributivas y la pobreza cae al dos punto siete por ciento. Y esa es una de las economías más poderosas del mundo, construida por socialdemócratas y socialcristianos y liberales sociales. Más oportunidades y vivir en un lugar para todos supone mercados competitivos, sociedad civil desarrollada y Estado fuerte. Y para ello necesitamos ciudadanos activos y no pasivos. Recapitulando entonces, “Sí, Alfredo, atrevámonos a discutir del futuro. Pero no lo estamos haciendo”. Mi segundo comentario es: “Sí, resolvamos Proyecto Universidad: Construye País 136 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” nuestras deudas del pasado. Porque si no resolvemos bien nuestro pasado, si no tenemos una relación sana con él, sino que andamos ocultando cosas y mintiéndonos los unos a los otros y a nosotros mismos, evidentemente que ahí no tenemos un pueblo que esté en condiciones de pensar en grande el Chile del 2010. Saldemos las deudas del pasado, pero para eso juntémonos a conversarlas.” ¿Y las universidades? La teoría de la rectificación de los nombres de Confucio Con respecto al papel de las universidades en lo que Mónica Jiménez llama la responsabilidad social, Alfredo - en frases crípticas que a veces cuesta decodificar en su texto - plantea tres grandes tareas. Ellas son hacer más transparente el espacio público, decir las verdades y atreverse a dialogar pluralmente. Pero, la pregunta es, ¿de qué universidades hablamos? Cuando el rector Hilario Hernández de la Universidad del Bio-Bio hablaba de los conceptos de universidad, en el hecho que cuando ese rector estudió en la Universidad de Chile, en el Pedagógico, no habían más de unos 25 mil estudiantes universitarios en todo Chile. A través del bachillerato entraban 4 mil estudiantes al año después de un proceso de admisión muy elitista. Hoy día los estudiantes universitarios son 430 mil. La universidad que vivió Hilario Hernández no tiene nada que ver con estas universidades así de masificadas. Por eso, sin Confucio estuviese con nosotros, nos diría que la reforma universitaria pasa más por la rectificación que por la renovación. Es decir, que cuando una casa de estudio lleve por nombre universidad, sea realmente universidad. Si es centro de formación técnica, que sea eso y no otra cosa. Dentro del nuevo sistema de educación superior, diversificado y masificado, debemos establecer jerarquías y distintas funciones. Para realizar las tareas que nos piden Alfredo e Hilario hay que ser universidad de verdad. Las tareas cívicas de la universidad Benjamin Barber -politólogo norteamericano- nos dice: “la universidad en Estados Unidos está en crisis”. Y las razones que da son hechos que muestran la existencia de estudiantes y agrupaciones de estudiantes con conductas intolerantes, agresivas y autoagresivas, así como baja participación de estudiantes en procesos electorales. Ello indicaría primero la necesidad de generar sentido de comunidad bajo un nuevo precepto. Segundo, la necesidad de generar una cultura escolar más preocupada de métodos que de fenómenos de estudio, más preocupada del humanismo que de la técnica. Y, tercero, generar las bases de un proyecto de país. Proyecto Universidad: Construye País 137 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Creo que lo anterior se aplica plenamente a Chile. Particularmente el llamado debe ser a los jóvenes. No para adularlos ni compadecerlos, sino para criticarlos. Si los estudiantes universitarios -los 430 mil- estuvieran inscritos en los registros electorales cambiarían Chile. Hacen unas protestas maravillosas sobre el crédito universitario, pero no se les ocurre inscribirse en los registros electorales para elegir representantes populares que generen un sistema educativo de excelencia e igualitario. Exigen derechos, pero ni siquiera están dispuestos a asumir el más elemental deber que es ir a inscribirse a un registro electoral. En Valparaíso hay 59 mil estudiantes universitarios, en la región del Bio-Bio 56 mil. Otro sería Chile si constituyeran esa universidad deliberativa, preocupada de los demás, cívica, una república ideal, en la que soñó Enrique Molina Garmendia, el fundador de la Universidad de Concepción.. Por que el fenómeno del particularismo y el individualismo también surge en las universidades. Ellas aparecen un tanto corporativistas, que se están mirando hacia adentro, muy exigidas por el entorno y el Mercado, y que tienen muy poco tiempo para realizar sus tareas realmente importantes: reproducir y generar conocimiento, buscar libremente la verdad, generar ciencia y tecnología nacional y formar ciudadanos de elite. Si los estudiantes y los profesores hicieran esa república ideal, deliberativa, que pensara y se atreviera a pensar Chile; si ejercieran esa conciencia crítica, y hubiera pensamiento autónomo extenso, crítico, ilustrado, sería un cambio maravilloso en Chile. Pero eso no se ve. Las protestas universitarias hablan mucho de sus necesidades de crédito y estatutos legales, pero debieran hablar aún más y más fuerte del Chile que están dispuestos a servir. El Chile del Segundo Centenario El Chile del Segundo Centenario es un desafío abierto. Chile es un país de 0,8 habitantes por km2 en Coyahique o en el norte, y al otro lado de un oceáno que se achica por la mundialización, hay sociedades asiáticas que tienen 500 u ochocientos habitantes por km2. En Brasil hay 1,5 millón de japoneses, solamente en Sao Paulo. ¿Cuándo vamos a discutir en serio el tema de la inmigración?. ¿No es un desafío evidente el tema de la globalización si Chile sigue creciendo al 4, 5 o 6%? Con Bolivia y Perú con problemas ¿cuánto tiempo nos vamos a seguir haciendo los tontos con el tema de la inmigración desde el norte? Chile, para enfrentar los desafíos de la mundialización, debe unirse con otros. Es demasiado pequeño, pobre y distante para enfrentarse a las multinacionales y a los mercados regionales y globales. No es evidente acaso el Proyecto Universidad: Construye País 138 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” desafío de la integración latinoamericana. Sin Unión Europea, Europa nada tenía que hacer frente a Estados Unidos y Japón, que liderando otros dos mercados regionales. Seguiremos con la estupidez de eso de vivir en un mal barrio. ¿Chile es mejor que México en identidad nacional? ¿Es mejor que Bolivia en igualdad y distribución del ingreso' ¿Es mejor que Argentina en ingreso per cápita o en educación? ¿Es mejor que Perú en su pasado indígena y cultura ancestral? ¿Hemos ido a Quito, Cuzco, Ciudad de México o Buenos Aires? El Chile del Segundo Centenario va a ser intercultural, no solamente porque hemos descubierto que hay un 14% de chilenos que pertenecen a una etnia y no sabemos bien cómo manejar ese tema, sino porque Chile se va ir volviendo mucho más mestizo. Son mundos nuevos: ¿quién los está pensando? El Chile del Segundo Centenario será de hombres y mujeres por igual o no será. Un tercio ya de las mujeres trabaja fuera del hogar. Un 52% de los ciudadanos son mujeres. La inmensa mayoría de los dirigentes sociales son mujeres. Más de un tercio de los hogares los dirigen mujeres. Y viven discriminadas. El Chile del Segundo Centenario va ser intergeneracional. El año 2001 será recordado como el año en que hubo más chilenos. De aquí para adelante, habrá una cantidad de gente mayor de 65 años que no había nunca. El Chile del Segundo Centenario será creyente e interconfesional. Ya tenemos un 14% de protestantes. En la Región del Bío Bío se empinan al 25%. Es un Chile absolutamente distinto el que está surgiendo y yo creo que la invitación que nos hace Alfredo es que el sistema político debiera, por lo menos, estar pensándolo para que el futuro genere esperanza no desesperación. Eso es lo que no estamos haciendo, y si no lo hace la universidad mi pregunta es: ¿quién lo va a hacer?. Proyecto Universidad: Construye País 139 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” CAPÍTULO 6 EL MUNDO DE LA CULTURA: ¿QUÉ REQUIERE DE NESOTROS? Moderador Arturo Pinto Académico de la Escuela de Medicina Universidad de La Frontera Ponencia Reflexiones sobre encuentros y desencuentros entre Cultura y Universidad Claudio di Girólamo Comentario María Elena Hermosilla Proyecto Universidad: Construye País 140 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” REFLEXIONES SOBRE ENCUENTROS Y DESENCUENTROS ENTRE CULTURA Y UNIVERSIDAD Claudio di Girolamo57 Estimados amigos y jóvenes, quiero manifestarles mi agradecimiento por la invitación a este evento, que me permite escuchar y reflexionar sobre vuestras visiones de mundo y sobretodo compartir la búsqueda de una sociedad más humana con cada uno de ustedes, situando a la universidad como el ámbito donde la pasión, la dignidad y el conocimiento se encuentran constantemente como materia constitutiva de la vida. Mis opiniones serán globales y espero ayudar a abrir con ellas el diálogo, el habla y la conversación entre todos. Para ubicar la importancia que le otorgo a las transformaciones que ha vivido la univérsitas en las últimas décadas, enunciaré otras dos instituciones que, a su manera, han sufrido mutaciones análogas: la ciudad y el Estado, que como conceptos y ámbitos típicos de la modernidad están en un franco proceso de redefinición. Estos tres espacios, la ciudad y la universidad desde el renacimiento, y el Estado a partir de las Revoluciones Inglesa y Francesa, han ubicado nuestras existencias en ciertos marcos de posibilidades y opciones. Es a partir de la reciente década de los ‘60 que al interior de ellas se comienzan a gestar grandes tensiones que desembocan en la apertura de nuevas posibilidades en el campo de las relaciones sociales, de la libertad y del desarrollo humano en su conjunto. La ciudad como territorio símbolo del progreso ha conocido en los últimos años una saturación de problemas demográficos, ecológicos y psicosociales que nos obligan a repensar su futuro. El Estado, a partir de los ´80 fue conmovido por el avance desmesurado de las relaciones de mercado y por la aparición de dinámicas económicas y culturales supranacionales. Hoy esta institución de la política y de lo público tiende a retomar responsabilidades por el bien común que peligrosamente había abandonado hace algún tiempo. Pero creo que aún falta mucho para que lo que se dejó se vuelva asumir como prioridad en las condiciones actuales. Centrándome en el tema para el cual fui invitado, convendría recordar que es a mediados de 1960 cuando, en general, las universidades se ven enfrentadas a una doble presión. Por una parte, al agotamiento de las tendencias de los estilos universitarios basados en un currículum rígido, en criterios excesivamente profesionalizantes de enseñanza y en formas de gobierno cerradas. Y, por otra parte, lo que hoy me parece más relevante, la irrupción y constitución de un mundo juvenil que expresaba visiones, sensibilidades estéticas y formas de concebir la existencia muy diferentes a las de sus mayores. 57 Jefe de la División de Cultura del Ministerio de Educación. Proyecto Universidad: Construye País 141 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” En ese lejano 1968, que continúa siendo una suerte de vértice histórico, se cruzaron dos procesos: la necesidad de reactualización de los modelos universitarios y el imperativo de reconocer que había emergido en la sociedad un nuevo y potente actor social: el joven. Conviene recordar aún que brevemente estos acontecimientos, porque nuestro encuentro de hoy se realiza desde cierta instalación histórica que busca analizar lo que ha ocurrido con la universidad y con los jóvenes en las ultimas décadas. Estas instituciones, a partir de la década de los ’80, viven una gran reconversión que las ubica en dos grandes categorías. Una, en el ámbito de las universidades estatales, con sus tradiciones y prestigios, y otra, el de las universidades privadas, que se expandió con bastante rapidez en Chile y en la mayoría de los países de América Latina. Se configuró así una estructura con dos sistemas que coexistían en tensión, ya que no establecieron entre ellos suficientes puntos de cooperación y diálogo. Sin pretender realizar una revisión de lo que ocurre en la actualidad entre lo privado y lo estatal, quiero consignar lo que me parece más decisivo de este punto. Es decir, ubicar y pensar al actor universitario como uno de los sujetos más relevantes de este campo temático y moral. El joven, el cual parece moverse por dos grandes pasiones. Por una parte, es convocado a la creación desde el mundo de las ideas, de las teorías, de los modelos de análisis, y por otra, es llamado desde la acción, a la movilización y transformación social y cultural. Y es en ambos procesos donde configura su importancia como sujeto social. Estoy convencido que, en el largo plazo, el aspecto más decisivo para la formación de un joven es su dimensión cultural, su capacidad para existir en el mundo desde ciertas perspectivas éticas y estéticas y desde ciertos valores que le permitan poetizar su vida y la de su entorno. Y esto no es una responsabilidad individual, sino de las instituciones, de sus criterios y prácticas. El profesional que surge de ellas, es un resultado de muchas intervenciones, preocupaciones y métodos de transmisión de conocimientos. Sin embargo, el conocimiento que se imparte desde las universidades no puede limitarse y congelarse en un fin puramente instrumental, porque esto empobrece la ductibilidad de la inteligencia y rigidiza al sujeto frente a nuevos desafíos que provienen del mundo de la economía, de la ciencia, de la política y de la propia vida cotidiana. Por esto, la cultura es -permítanme la definición no muy ortodoxa- el valor agregado moral más decisivo en todo acto de formación. El concepto de profesión emerge del de testimonio, de profesar una convicción y un saber que induce a servir y a mejorar el mundo que hemos recibido. Por ello, me preocupa que sea trastocado su sentido empobreciéndolo bajo la categoría de competitividad. Lo que no debemos olvidar es que tener una destreza y adquirir un saber nos obliga a dar y no a servirnos mañosamente de el, Proyecto Universidad: Construye País 142 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” ni a utilizarlo exclusivamente para nuestro propio provecho. Cuando hablamos de carrera convendría preguntarse tras de qué se corre y más básico aún, por qué hay que correr. Se sabe desde siglos que el conocimiento tiene un tempo, un ritmo de maduración que permite a quien lo recibe asimilarlo y acomodarlo, vinculándolo con sus cargas biográficas y existenciales. Por esto, me parece desmesurado comprimir los saberes, entregar conocimientos de manera condensada y parcelada, lo que viene a desnaturalizar la forma en que la humanidad ha ido construyendo su inteligencia colectiva. Esto afecta la riqueza y calidad de los procesos culturales, ya que son los jóvenes quienes con más pasión y constantemente participan en ellos. Si lo hacen con un soporte y piso amplio, entonces presionaran la flecha del tiempo hacia delante, pero, si acceden a la vida cultural sin prácticas reflexivas y críticas corren el riesgo de ser objetos y no portadores de nuevas ideas. Si profundizo un poco esta reflexión, tendré que reconocer que, en muchos casos, asistimos a una suerte de oferta limitada de conocimiento, donde el joven elige entre un conjunto de opciones bastante parecidas entre sí, a pesar que se le señala que cubren todo el espectro de la tradición universitaria. Esto ayuda a entender también la lejanía que el estudiante universitario tiene frente a lo que los adultos consideran importante. Las instancias oficiales hacen muy poco por abrirse hacia los temas de los jóvenes. No se trata de que éstos asuman nuestras agendas o prioridades, (así no se dialoga), sino que nosotros integremos nuevos temas generacionales como son los de las culturas emergentes, las estéticas irruptivas, la crisis de la relación de poder entre el académico y el alumno y el agotamiento de las formas convencionales de impartir la enseñanza. El joven de principios del tercer milenio ha desarrollado una extraordinaria y poco reconocida capacidad para analizar el mundo y buscar nuevas alternativas, el diálogo con ellos debe ser siempre en condiciones de igualdad, sin ejercer coacción alguna, ni sustentarse en criterios abstractos de autoridad. El reconocimiento de la potencia juvenil es elemental como consideración para abrirnos hacia esas nuevas sabidurías emergentes. Es dramático observar como la mentalidad de demasiados adultos no se deja tocar por la espontaneidad, la dignidad, la crítica y el compromiso de quienes han forjado su existencia en estas últimas dos décadas, tan repletas de transformaciones profundas. Tenemos que asumir que los propios adultos hemos quedado a veces muy perplejos frente a los giros de la historia mundial reciente. Ocurre muy frecuentemente que la enseñanza superior se hace cada vez más funcional, tecnológica y unidireccional, y que procesos que provienen de las humanidades, de las ciencias sociales y del arte, son considerados poco relevantes y, por tanto, arrancados de las mallas curriculares o situados en Proyecto Universidad: Construye País 143 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” espacios tan menores que no convocan ni el deseo, ni la curiosidad del joven por integrarse a ellos. La Universidad es un concepto que, a pesar de todos sus andares, aún debe dar mucho de sí. Sin embargo, en los últimos años, frecuentemente ha tendido a sucumbir a una de sus peores versiones posibles: la de mercado de profesionales, en el que se ofrecen certificaciones y titulaciones dibujadas a la medida exacta de lo que se cree que la estructura laboral impone, sin comprender que, en muy gran medida, ese denominado mercado de las profesiones es formado por el propio egresado. El no es un objeto neutro portador de cierto saber. Se trata de una persona que puede enriquecer su profesión y la forma en que esta se ubica en la sociedad, siendo capaz de innovar, repensar y recrear lo que le ha sido dado. Por ello, el egresado configura, construye y también define al mercado. A no ser que confundamos la categoría mercado, su historia y actualidad, con la realidad, con la existencia misma. Afortunadamente esto no es lo que ocurre. El desarrollo de la sociedad del conocimiento está multiplicando la necesidad de saberes tecnológicos, pero si esta tendencia se reproduce sin equilibrio, con el despliegue de las ciencias sociales y de las artes, entonces, podríamos llegar a una situación en la cual la enseñanza sea análoga a manipulación tecnológica, y el saber universitario a procesos que se mueven sólo dentro de las lógicas instrumentales. Mi preocupación es que esto ya esta ocurriendo y que comienza a tener efectos en el empobrecimiento formativo de nuestros jóvenes. En efecto, algunos de ellos tienen una relación distante con debates y procesos claves para el desarrollo pleno de la sociedad. Debemos asumir el desafío de actualización ética que nos imponen los avances en el campo de la biotecnología, de la manipulación genética, de la información, de la preservación del medio ambiente e incluso de la colonización del espacio inmediato. Pero, también, abocarnos con urgencia a problemas más visibles, públicos e hirientes como son la pobreza, la exclusión y la segregación social. Los riesgos no se ubican en los conocimientos. Estos no actúan, no piensan, ni toman decisiones. Son las personas, los hombres y mujeres que los utilizan, especialmente quienes están ubicados en los espacios de mayor poder, los que acumulan las responsabilidades por el uso de la ciencia, de sus efectos e impactos. Pienso que el territorio que debemos ensanchar es el de la sabiduría, la ternura y la generosidad para multiplicar los saberes y la cultura. A veces creo percibir, en los estilos de enseñanza y en sus contenidos, ciertos perfiles autoritarios que se incrustan en el alma de los jóvenes pudiendo llegar a contaminar la forma en que estos se relacionan con sus pares y el mundo. El debate sobre los sentidos, la ética y los efectos últimos que generan las opciones económicas, tecnológicas y políticas, es absolutamente indispensable Proyecto Universidad: Construye País 144 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” para el futuro de la humanidad. La universidad no puede excluirse, ni disminuir su protagonismo en estos eventos. Desde principios del siglo XX, los espacios de la enseñanza superior han sido los lugares de la conciencia crítica, de las polémicas aportativas y de la sinceridad y reflexión aguda. Este rol no es transferible y difícilmente hay otra institución que pueda asumirlo. Es más, si la universidad lo abandona, lo acorrala o lo desplaza astutamente, entonces, de alguna forma, perderá su ethos, su espíritu y su fuerza moral. Por ello, la reflexión y la opinión universitaria debe proponerse, desde sus claustros y centros de investigación, actuar en el espacio público en la construcción de opiniones informadas y rigurosas. Así la universidad podrá aportar a la democracia y al protagonismo de las ideas y de la creación. Esta era una de las grandes imágenes que muchas generaciones, desde la Edad Media, el Renacimiento, la Ilustración y la Modernidad, tenían del saber como elemento fundamental para enriquecer tanto la calidad de vida de las personas, como de la opinión pública como proceso y de la democracia como institución y objetivo. La universidad es un actor con responsabilidades singulares, que no se debe en un sentido restringido a ninguna institución, ya sea del ámbito de la fe, de la política o de la economía. Por sobre todo se debe a ella, pero no para ensimismarse, sino para proyectarse como conciencia crítica de la sociedad hacia todo lo civilizatorio, hacia todos los fenómenos humanos que hoy nos conmueven, a pesar de que siempre cada univérsitas se desplace dentro de un paradigma, modelo o proyecto valórico. El sentido fundamental de la noción de autonomía hace referencia a la independencia para pensar y a la libertad para exponer. La universidad es una construcción social, un sistema abierto a la sociedad y al entorno cultural. La educación primaria, media y, especialmente, la superior y de postgrado se despliegan en un continente de producción cultural y simbólica que se ubica en el centro mismo del concepto de desarrollo de la sociedad y de sus indicadores de bienestar. Un país mide su potencia por su capacidad de gestación de ideas y de atreverse a lo nuevo, donde la cultura y la ciencia son los componentes básicos de la creación y de la imaginación. La creatividad de una nación es la riqueza simbólica más importante que esta pueda generar. El sistema universitario se desempeña como uno de los impulsadores esenciales de estas dinámicas en tres sentidos complementarios: • • • como generador de debates nacionales, regionales y locales, desde el aula hasta el espacio público; como nexo entre lo actual y contemporáneo con lo pretérito e histórico; y como promotor y legitimador de lo nuevo, de lo audaz, de lo exploratorio en el campo de las ideas, de las teorías e interpretaciones. Proyecto Universidad: Construye País 145 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” El aula también es concepto cultural. Al interior de ella ocurren aprendizajes que rebasan los adiestramientos, se cultivan estilos y modelos para pensar, exponer, debatir, escuchar y proponer. Es necesario que este espacio se abra hacia el mundo, actualice sus contenidos, formas y ejemplos. Los graffitis, el rock, el nuevo cine latinoamericano, que está aportando muchas sugerencias, también son temas de cátedras y puentes generacionales que permiten compartir ansias y preocupaciones entre el académico y sus alumnos. Quisiera, a este punto, ahondar brevemente en las políticas de inversión de recursos en procesos intangibles como la cultura y la creación, porque se suelen mezclar indiscriminadamente los criterios de inversión en desarrollo humano con indicadores que se refieren a tangibles muy precisos y específicos. Este tema es relevante para esta intervención porque, si queremos mejorar nuestra calidad de vida y efectivamente alcanzar los niveles de un país más equitativo y con justicia social, tenemos que modificar algunos graves atrasos conceptuales respecto a los recursos que la cultura requiere con urgencia y que también se necesitan claramente en los espacios universitarios La inversión en cultura no pude medirse con los mismos parámetros que se utilizan para infraestructura o algún otro tipo de bien o servicio concreto. Tanto para el conocimiento como para la creación, los tiempos de maduración de un esfuerzo suelen ser mucho más lentos y de mayor densidad. Cuando se discuten las inversiones nacionales, se sucumbe en algunas ocasiones a lo inmediato. Esto es comprensible por las grandes deudas sociales que países como el nuestro tienen frente a la pobreza y la exclusión. Sin embargo, debemos asumir que las inversiones en conocimiento, creatividad e imaginación sólo son productivas si se piensan en el mediano y largo plazo. Sus impactos no suelen ser automáticos y exigen de una voluntad política sostenida, con el carácter de determinación de Estado, que trascienda en el tiempo a un gobierno específico. Por mucho que podamos investigar, no encontraremos algo que, en cultura, se haya hecho en el corto plazo. Las grandes iniciativas que fomentaron e impulsaron el desarrollo de la creación latinoamericana y nacional fueron producto de muchos años y de más de una generación. Para que esto se logre, debe existir una conciencia no sólo en las instituciones políticas, sino, más importante aún, en la sociedad civil que promueve, desde abajo, decisiones de gobierno y Estado. Los medios que se destinan hacia políticas culturales por la vía directa en base a infraestructura, creación, educación e investigación, así como también patrimonio, bibliotecas, archivos o museos, ensanchan el desarrollo espiritual de una nación. La cultura tiene que ver con la expansión humana, si se quiere psicosocial, de quienes la crean y participan en su construcción. Pero, también, hay que recordar que el concepto de cultura se conecta directamente con el de participación, generando igualdades y convocando al trabajo cooperativo, interviniendo sobre la calidad de vida, sobre los espacios físicos y humanizando las relaciones entre los hombres. Proyecto Universidad: Construye País 146 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” El concepto de cultura con el cual hemos venido trabajando, no se congela en la noción de bellas artes y tampoco se remite exclusivamente a la forma más antropológica y global de entender a la cultura como actividad humana genérica. Aunque integro esto en mi visión, me esfuerzo por situar a la cultura como un constante ímpetu por crear nuevos mundos posibles, por superar la fatalidad conformista de que este mundo, este momento y todo lo que configura la categoría de presente, es la única forma de existir de la humanidad. No lo creo, ni lo quiero, la vida es infinitamente perfectible y la resignación aunque se revista de lenguaje aparentemente riguroso siempre será una derrota del espíritu. La cultura es la capacidad de soñar y de luchar para que nuestros sueños se hagan realidad. El concepto mismo de universidad es del ámbito de la creación y del riesgo, en sus campos predomina la inteligencia y la ternura. En muchos momentos de la historia de los últimos siglos, cuando otras instituciones han quedado exhaustas los espacios universitarios han sido los lugares desde los cuales han emergido nuevamente hombres y mujeres libres para comenzar de nuevo. Las tensiones de la universidad nos impelen a ensanchar la diversidad y a no conformarnos nunca con lo dado. No hay que temer a la crítica o a la disconformidad del joven, ya que esa rebeldía lleva en la gran mayoría de las veces el germen por la preocupación de lo que ocurre con el mundo y las ganas, explícitamente planteadas en muchos lenguajes, de participar en la construcción de mejores condiciones para sí mismo y los demás. Sería terrible un mundo de jóvenes que no quieren correr ningún riesgo, que no desean ningún cambio y que no se conmueven con ninguna pasión. Tengo una gran fe en el mundo universitario, curtida a lo largo de muchos años de lucha, dentro y fuera de el, confío en sus jóvenes y en sus académicos, creo que en nuestras cátedras no se debe impartir conocimiento sólo como manipulación de la realidad, sino como un saber con ética, valiente y generoso, una sabiduría que nace de la humildad frente a las descomunales interrogantes de nuestro mundo y universo. La cultura y la juventud vienen a ser por esto, la dualidad que sostiene la capacidad de recrear la existencia, el mundo y la vida. El territorio universitario y juvenil permiten que el académico transfiera con generosidad y humildad sus saberes otorgándolos como un acto de amor y humanidad; que escuche la duda e incluso la crítica, superando el lastre de las soberbias y esté dispuesto a ser tantas veces joven como encantamientos se le produzcan frente a esas palabras que, desde el fondo de su clase, plantean una nueva pregunta. Estamos frente a una etapa muy compleja de la humanidad, muchos de nuestros conocimientos languidecen ante la irrupción constante de nuevos desafíos. Como en otros períodos de nuestra larga aventura como especie, biológica y social, serán los espíritus jóvenes, las ideas originales y sobre todo la sabiduría tierna, pero firme, la que nos permitirá encontrar los caminos para asumir este siglo que se nos vino tan rápido; para encontrar formas de convivencia Proyecto Universidad: Construye País 147 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” social que hagan posible el máximo cambio con el mínimo de sufrimiento humano, que posibiliten salir de la fatal trampa del excesivo dolor y lento progreso. Asumo la cultura como un concepto que en última instancia no se deja atrapar por ningún lenguaje o filosofía. Sé que discurre por muchos espacios diferentes, se la puede encontrar en el teatro, en las salas de exposiciones, en la literatura, la música, el cine, pero también en la plaza de nuestro barrio en la comuna, en el metro y en toda la geografía del espacio existencial donde alguien se arriesga a ese acto mágico de producir algo nuevo. Es imperativo promover en nuestro país más procesos culturales, legitimar espacios para los nuevos intentos, perfeccionar las formas de fomento y contar con una institucionalidad moderna. Pero más sustantivo aún, es necesario transformar a la cultura en una preocupación diaria, cotidiana y de vida. Y para esta decisión, sé que podemos contar con el enorme caudal de fuerzas morales, éticas y estéticas que existe en las universidades y las comunas, en las aulas y las regiones de todo Chile. Soy una persona profundamente humanista, pero no de una manera abstracta o ingenua. Asumo este concepto como un compromiso, una ética y una forma de vivir. Se me podrá retrucar que el humanismo no tiene sentido en un mundo que tiende a ser vulgarmente materialista o que cada vez menos los seres humanos creemos en las grandes ideas. Discrepo tajantemente de estas afirmaciones. Si naciera de nuevo, volvería a creer en los grandes sueños de la humanidad, a pesar de los graves retrocesos que todos hemos visto y vivido durante el siglo XX. Porque, de manera muy sustantiva, confío en ustedes los más jóvenes, y en todos aquellos que, en espacios como éste, en Chile y en cualquier lugar de este pequeño planeta , se conjuran para hacer de el un lugar en el cual todos los que hoy están y aquellos que vendrán puedan sentirse y ser actores de su propia historia y forjadores de una humanidad abierta a los desafíos de un futuro que espera ser construido con justicia, solidaridad y amor. Proyecto Universidad: Construye País 148 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Comentario María Elena Hermosilla58 En su ponencia, Claudio Di Girolamo desarrolla la idea de cómo en la década de los ’60 se crea en el mundo un nuevo actor social y político que es el joven. Al leerla, me empezaron a surgir una serie de recuerdos -la toma de esta universidad entre ellos- donde por primera vez, explícitamente, se hacía la crítica a un medio de comunicación masivo. En esta universidad había un lienzo que decía: ”Chilenos, el Mercurio miente”. Y empecé a recordar todos aquellos elementos que estaban presentes en los medios de comunicación y que hacían que los jóvenes nos sintiéramos y nos reconociéramos como jóvenes, por ejemplo: programas de televisión como música libre o un tipo de música, un tipo de cine, conjuntos musicales como los Beatles, etc. Había una serie de elementos que nos rodeaban, que estaban en nuestro universo, como los trabajos de verano, por ejemplo, o las elecciones de la FECH. Todos aquellos elementos identitarios que nos rodeaban -en los medios masivos, en los comportamientos, en la política- nos hacían sentirnos jóvenes, identificarnos como jóvenes. Por ello, decidí hacer el comentario de la ponencia de Claudio desde lo que yo más sé: en este universo cultural, entendido como el entramado de significados, me voy a referir al tema de los medios de comunicación, de la cultura cotidiana y masiva, que a tanta gente le parece “chabacana”. Esta cultura masiva está en contacto mucho más tiempo con la gente que lo que ésta dedica a la universidad, a la iglesia o a la lectura. Es un tipo de significados que están mucho tiempo en contacto con nosotros, y es un tipo de significados que, además, contienen elementos que apelan a nuestra hipotética identidad. Esta identidad que, como dice Claudio Di Girolamo, no está dada, sino que se construye en el día a día, en las cosas cotidianas y, sobretodo, en la relación con los demás. En la década del ’60 tenemos entonces un actor social que emerge y se construye además como un gran actor político. En Francia los estudiantes estuvieron a punto de tomarse el gobierno, cosa que no pasó en Chile, aunque hayamos empezado un año antes. Tiene una representación simbólica ese actor, en muchas cosas, desde los graffitis hasta el cine, pasando por la música. Es apelado además como actor joven desde el sistema de comunicaciones. Las preguntas son: ¿qué pasó?, ¿qué pasa hoy?, ¿cómo estamos hoy?. En otras palabras: ¿cuál es el retrato del joven, de la universidad, del docente universitario, del deber ser o de lo que somos, al que hoy día apelan los medios de comunicación?. ¿Qué se les ofrece a los jóvenes como modelo de comportamiento o como “anzuelo identitario” y cómo se sienten interpelados por ello?. 58 Directora de Comunicación del Servicio Nacional de la Mujer Proyecto Universidad: Construye País 149 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” Una primera cosa que yo constato -sin haber hecho recientemente investigaciones, como las hicimos a comienzos de los ’90- es que cada día el modelo de joven que aparece en los medios está más simplificado y más estereotipado. No podemos hablar de los jóvenes en Chile como aquellos que “no están ni ahí”, porque la verdad es que hay una infinita gama de modos de ser joven en la sociedad. Sin embargo, si nosotros miramos el modelo identitario que presentan los medios de comunicación, nos damos cuenta de que es un modelo reduccionista, que no refleja la diversidad que hay y, por lo tanto, no permite mucha capacidad de asombro, porque no tiene márgenes. No hay de qué asombrarse. Además, es muy reiterado a través de ciertas cosas como programas de televisión para jóvenes, música para jóvenes, etc. Un detalle muy importante que se me olvidaba y que me hizo reflexionar cuando leía la ponencia de Claudio es que, si bien en los ’60 se construye este actor social y político joven, en esos años también se descubre que los jóvenes son consumidores, y grandes consumidores. Así se desarrolla toda una industria para este nuevo actor que consume: los dorados ’60 también son precursores del desarrollo de un tipo específico de mercado que es el mercado de la juventud. Eso era un paréntesis. Entonces, tenemos que hay un retrato que simplifica la identidad de joven y que el tema de los que “no está ni ahí” corresponde sólo a un tipo de joven. Hay otros que “si están ahí” y otros que no tienen la posibilidad de estar “ni ahí ni allá”. La pregunta es: ¿cuáles son, donde están? Los que se drogan en el programa Informe Especial, los yuppies hijos de unos padres hippies setenteros en las series norteamericanas, los jóvenes que muestran las teleseries, los estudiantes secundarios de “Adrenalina”, por ejemplo, ¿son estos los jóvenes chilenos o no son?. La sociedad chilena está diariamente en contacto con un modelo de ser joven que es muy estrecho, en el cual no todos se reconocen. Sabemos que la cultura es un entramado de significados, que la cultura se nutre de significados compartidos. El grupo que está aquí es un grupo muy especial que asiste a seminarios, pero no es la mayoría del país: la mayoría del país se sienta todas las tardes a las 20:00 horas a ver una teleserie y después espera el noticiario -ahí es el momento de los temas públicos- y si no ve el noticiario al día siguiente no tiene de qué conversar en la oficina. Nuestra cultura cotidiana, entonces, está tremendamente impregnada de la presencia de estos significados, porque mayoritariamente la sociedad chilena mantiene un contacto muy frecuente y muy prolongado con los medios masivos. Lo que le pediría a las universidades de éste país, con respecto a esta materia y como parte del desarrollo de esa capacidad de asombro, de participación y de interesarse más por los temas, es hacerse cargo de la falta de una mirada con mayor distanciamiento a la manera en que los medios de comunicación masiva contribuyen o no a construir cultura. Yo creo que es un deber de la universidad -como institución del mundo de la ilustración, según se dijo en el panel anterior- preguntarse sobre estos fenómenos. Estoy haciendo una Proyecto Universidad: Construye País 150 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” demanda directa a la capacidad de las universidades de investigar, de reflexionar, de teorizar. Personalmente, yo conozco bastante de las treinta y tantas escuelas de periodismo que existen en este país. Por ello, una segunda demanda que yo podría hacerles a las universidades chilenas es hacerse cargo de una especie de esquizofrenia que hay entre el análisis y la teorización de los profesores y el tipo de formación para comunicadores que se da en este país. Por un lado, se manejan teorías muy sofisticadas y muy críticas y por otro se forma a los estudiantes para ejercer una comunicación absolutamente clásica, de marketing, según el modelo de estímulo – respuesta. Entonces, yo creo que habría que remirar la formación de comunicadores también. Es decir, no solamente remirar el tema de los medios en su relación con la cultura, donde las universidades tienen un deber irrenunciable como institución del mundo de la ilustración, sino también asumir la responsabilidad irrenunciable sobre la formación de la gente que va a ir a hacer mensaje y a construir el entramado simbólico desde los medios. Con respecto a este último punto, que me parece muy importante, creo que en la sociedad chilena realmente ha habido un olvido de los que es mirar críticamente el tema de la cultura masiva en términos de la ciudadanía y exigir ejercicio de derechos. Yo veo que en este país los jóvenes exigen algunos de sus derechos y hay otros que les importan menos, como el derecho a voto. Sin embargo, en este tema hay un inmovilismo y tiene que ver con la capacidad de asombro, con el sentirse con derecho frente a las propuestas simbólicas de los medios masivos. Estamos como si hubiéramos “tirado la toalla”: miramos con nostalgia la época en que las universidades eran las propietarias de los canales de televisión, en que tenían radios, en que el Estado sacó una televisión nacional con el objetivo de educar, etc. Hoy en día el mercado controla estos medios y nosotros, como ciudadanos, no tenemos nada que hacer, o sea, no tenemos ninguna injerencia en cómo se van gestando estos “anzuelos identitarios”, nuestros modelos identitarios. Yo creo que aquí hay un gran déficit de ciudadanía y un campo de intervención cultural muy interesante, muy importante. Así como hay campos de intervención en otros tipos de cultura, creo que aquí el inmovilismo va de la mano con la falta de participación. Creo que no estamos mirando en su verdadera dimensión lo que significa esta forma de elaborar cultura cotidiana. En ese sentido, creo que las universidades, si realmente quieren recuperar su rol de conciencia crítica, como dice Claudio Di Girolamo (y yo con él) y tomando en cuenta que los cambios culturales son tremendamente lentos, deberían empezar a hacer su aporte necesario para superar éste déficit de ciudadanía comunicativa que tiene Chile. Finalmente, les quiero contar que yo fui miembro del Consejo Nacional de Televisión durante cuatro años. La ley del Consejo permite la denuncia ciudadana, si hay ciudadanos que sienten sus derechos atropellados por algunas emisiones de televisión. Y puedo decirles que nunca nos llegó una denuncia ciudadana a Proyecto Universidad: Construye País 151 Seminario “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria” partir de una organización de jóvenes. Nos llegaron denuncias de feministas respecto a contenidos en la televisión referidos a violencia contra las mujeres; nos llegaron muchísimas denuncias por parte de sectores radicalizados anti-sexo, antierotismo, anti-cualquier cosa; pero nunca una denuncia por parte de una organización de jóvenes que se sintiera atropellada en sus derechos por el retrato desfigurado, estereotipado, deficitario, que hacen los medios masivos de la juventud. Proyecto Universidad: Construye País 152