¡OH, PODER DEL ALTO IMPERIO…

Anuncio
Profesor: Dr. D. José Pascual Ruiz Maciá
¡OH PODER DEL ALTO IMPERIO…!
CIERTO ES ESTE GRAN MISTERIO.
La cultura del hombre, desde lo más pretérito, se ha constituido como un
entramado de realidades simbólicas, e incluso el mundo natural siempre ha
tenido su correlato esencial en el mundo simbólico, que lo complementa y le da
un sentido espiritual, mítico o metafísico. Existen en el Misteri d’Elx, explicita e
implícitamente, numerosas y curiosas referencias en el campo inmenso de lo
simbólico, hacia lo tríptico, trino o ternario, en torno al número tres, en el que se
descubren curiosas relaciones y atributos que le han revestido tanto la razón,
como la imaginación y el propio sentimiento popular.
Ahondar en el Misteri es acercarnos a lo arcano, a las entrañas y
vísceras de nuestro pasado. El Misteri sigue siendo un misterio en sí mismo.
Encierra innumerables interrogantes y acertijos. No es mi intención atribuir
carácter mágico ni mítico al número tres, aunque aparezca reiteradamente en
estas líneas. No recurro a ese dígito por preferencias esotéricas, sino por la
muy pragmática razón de que tal vez esa repetida cifra rebase el nivel de la
anécdota.
Ya en la antigua Roma, el poeta Virgilio expresaba la perfección de tal
número al exclamar: omne trinum perfectum (“todo número tres es perfecto”).
Al tres se le han atribuido históricamente algunas virtudes místicas. En la
filosofía de Platón se le consideraba como la imagen del Ser Supremo en sus
tres personalidades: Material, Espiritual e Intelectual. Aristóteles1 llegó al
convencimiento de que lo corpóreo no tiene, fuera del número tres, ninguna
otra magnitud; todo se determina por medio de la trinidad, pues el principio, el
medio y el fin son el número del todo, el tres contiene en sí al principio, al
medio y al fin, es el signo de la perfecta armonía.
Los pitagóricos consideraron al número tres poseedor de una secreta
virtud, creían que el universo se encontraba dividido en tres partes: la Tierra y
su esfera lunar, siguiéndole el Cosmos que contenía a las estrellas fijas, y por
último el Olimpo, la morada de los dioses. Se entendía como un símbolo tríptico
natural de la amistad, concordia y templanza, por hallar en éste la imagen de la
perfecta armonía, omne ternum perfectum. El hombre posee tres poderes del
intelecto: la memoria, el entendimiento y la voluntad y consta de cuerpo, alma y
espíritu. Los discípulos de Pitágoras debían conocer tres lenguas sagradas: el
Sánscrito, el Hebreo, el Egipcio, y tres Ciencias Ocultas: la Cábala, la Magia, el
Hermetismo.
En el interior de la Arciprestal e insigne Basílica Menor de Santa María
de Elche tiene lugar la representación del Misteri. El escenario dispuesto para
el desarrollo completo del drama-sacro-lírico asuncionista consta de tres partes
1
Aristóteles, De Caelo, Libro I, 1.
Página 1
Profesor: Dr. D. José Pascual Ruiz Maciá
esenciales: andador o corredor, cadafal (morada, valle-sepulcral de Josaphat) y
puerta del cielo, ésta situada en lo alto de la cúpula del templo, por donde
descienden majestuosamente tres aparatos aéreos: la Mangrana o Granada2
que porta la simbólica y áurea palma entregada a María, tal vez por uno de los
tres arcángeles más conocidos de la tradición bíblica (Gabriel, Miguel y Rafael);
la Rescèlica o Araceli y la Coronación.
Al final del andador escénico existe un pequeño ensanche, junto al
cadafal, donde se sitúan tres personajes, vestidos de gala, que la tradición
secular reconoce con el nombre de “Caballeros Electos” y “Portaestandarte”, y
muy recientemente de “Personalidades Electas”, que actúan simbólicamente en
la representación como traspuntes escénicos. Los citados “Caballeros o
Personalidades” son elegidos, conforme a una antigua tradición, el día 21 de
junio cuya suma algebraica es tres.
El cadafal dispone de tres vías de entrada o de salida de personajes: la
primera en el andador; la segunda vía situada en el espacio interior del propio
cadafal, concretamente emplazada en el mismo lecho mortuorio, por donde
desciende el niño que interpreta el papel de María Mayor y asciende la imagen
de la Patrona en la Vespra, y en la Festa su espacio central es utilizado como
sepultura; y la tercera vía curiosamente ubicada en el lado del presbiterio.
De los diversos consuetas transcritos con notación musical hoy
desaparecidos y sobre los que se tienen noticias, el más antiguo está datado
en el año 1625, Llibre de la Festa de Nostra Señora, copia de Gaspar Soler
Chacón por encargo del señor Honorat Martí de Monssi, representante de la
Inquisición oriolana, y cuya antigüedad podría remontarse a las primeras
representaciones. Dicho consueta se guardaba en la apodada “Arca de las tres
llaves”. Las tres llaves estaban en manos de tres personas distintas. No se
volvió a tener noticia de él tras el saqueo que las tropas borbónicas realizaron
en Elche el 21 de octubre de 1706.
El órgano irrumpe de forma atronadora en el interior de la Basílica. Atrás
quedan los sones del aleteante pasodoble. El augusto calor envuelve los
cuerpos de devotos y extraños dispuestos a ser seducidos por la ficción. La
Vespra da comienzo y tres Marías, “La María Mayor”, junto a María Salomé y
María Iacobés, inician por el andador su itinerario peregrinar hacia el cadafal,
hacia el tríptico trance de la dormición, asunción y coronación de la Virgen. Van
las tres Marías acompañadas por seis ángeles de cortejo, tantos como días
relata el Génesis que hubieron en la Creación. Se detienen tres veces en tres
lugares distintos, en tres altares alegóricos, tres estaciones penitenciales,
representados por tres iconografías o retablos esculpidos, ubicados en tres
columnas del templo, en recuerdo de la tríptica y propia Pasión de Jesús
(Prendimiento, Muerte y Resurrección): El huerto de Getsemaní, al pie del
Monte de los Olivos, donde Jesús seria preso y al que poco tiempo después,
en aquella noche, antes de que el gallo cantase tres veces, Pedro le negaría
hasta tres veces; el monte Calvario, donde en su cerro se erigieron tres cruces,
2
Hasta el siglo XVII se utilizaba la expresión genérica de núvol (nube) que era el elemento habitual en
las representaciones medievales para referirse a los aparatos aéreos en la representación teatral.
Página 2
Profesor: Dr. D. José Pascual Ruiz Maciá
tres fueron los crucificados: Jesús, Dimas y Gestas, tres clavos les sujetaron a
la cruz y Jesús exhalaría su espíritu a las tres de la tarde; y por último el Santo
Sepulcro, desde el que Jesús resucitó al tercer día, tantos como los que Jonás,
arrojado al mar, vivió en el vientre de una ballena, tantos como presentes
hicieron los tres Magos. Para Luis Quirante este modélico vía crucis de María,
este procedimiento ejemplar trae consigo el proceso de su glorificación ya que
nos recuerda las tres causas teológicamente fundamentales, que justifican la
Asunción de la Virgen:
a) Ser Madre de Dios. Para San Andrés de Creta (siglo VII) era un espectáculo
completamente nuevo, y que excedía a las fuerzas de la razón que una
mujer que había superado en pureza a la naturaleza de los cielos, penetrara
corporalmente en el santuario de las celestes moradas. Pues así como el
seno de la que dio a luz no sufrió corrupción, así su carne, después de
muerta, no se disolvió3.
b) Ser virgen en el grado más alto, lo cual unido a su maternidad divina, le
permite acceder al cielo antes que ningún otro mortal ya que ésta es la patria
de la virginidad.
c) En tercer lugar, haber sido el único ser que mantuvo íntegra su fe después
de haber muerto Cristo. Según los teólogos, la fe de Cristo en cuanto a la
sustancia, no persistió durante el triduo de la Pasión, en sola la Virgen
aunque en ella solamente se mantuvo íntegra, o sea, con exclusión de toda
vacilación y defecto4.
María, personaje fundamental de un teatro medieval de expresión de fe
y sentimiento, es invocada desde una perspectiva trinitaria como: mediadora,
consoladora y abogada de los pecadores. En el Consueta del Misteri María es
invocada trinitariamente como: Mare del rei celestial, Mare excellent, Mare de
Deu Glorios y sus virtudes o dignidades más subrayadas son también tres:
castidad, pureza y virginidad.
En los evangelios apócrifos María expresa al ángel tres deseos o dones:
conocer el propio nombre del arcángel enviado, que la asistan los apóstoles y
que, después de su muerte, proteja su alma de la amenaza del Maligno. Si
bien, como señala Lázaro Carreter5 refiriéndose al drama ilicitano, ni el nombre
del ángel importaba para la acción dramática, ni un encuentro con el demonio
estaba previsto en la representación, por ello no vacila en mantener la única
demanda productiva, la de que vengan los apóstoles.
El mensaje del ángel incorpora igualmente otros tres elementos: el
saludo enviado a María de su Hijo (…jo us port saluts e salvament/del vostre
Fill omnipotent); el anuncio de su propia muerte y resurrección; y la entrega de
la palma para ser portada en su entierro.
3
Tomamos la cita de Alastruey, Tratado de la Virgen Santísima, Madrid, BAC, 1945 (4ª ed.) pág. 494.
Alastruey, op. cit.
5
Lázaro Carreter, Fernando, Sobre el origen del Misteri de Elche, en Miscel-lània Aramon i Serra,
Barcelona, Curial, 1979, vol. I pág. 373.
4
Página 3
Profesor: Dr. D. José Pascual Ruiz Maciá
Sólo existen, entre el grupo de actores del Misteri, tres apóstoles a los
que los espectadores pueden fácilmente identificar, desde su entrada en el
andador, por ser portadores de tres objetos: Juan, llevando un libro en su mano
que realza su dignidad como evangelista; Pedro, portando las llaves del cielo,
símbolo de su suprema potestad como vicario de Cristo en la tierra; y
Santiago6, con su peculiar y austera vestimenta de peregrino, va apoyado en
un cayado rematado por una calabaza.
Por tres accesos, que se corresponden con las tres puertas de la
Basílica de Santa María denominadas: Mayor, San Agatángelo y de la
Resurrección, acceden tres apóstoles (Santiago y otros dos) que coinciden en
el inicio del andador, que simboliza el cruce de tres caminos. Es el Ternari o
Ternario una de las piezas más bellas e iconográficas del Misteri. Para Luis
Quirante7 este uso de las tres puertas contiene una evidente intención
absolutizadora: todo lo que queda alrededor de los muros pero fuera es el
mundo pagano, sin individualizar, como conjunto, pero sobre todo dan a dichas
puertas valor de límite, de frontera mágica, de umbral. Quedan así delimitados
tres mundos u órdenes espaciales, dos contenidos o encerrados en el interior
del templo: el sagrado y el divino (la cúpula que alberga la puerta del cielo) y,
extramuros del templo desde donde acceden actores y público, el pagano.
¡Oh, poder de l’Alt Imperi,
Senyor de tots los creats!
Cert és aquest gran misteri
ser ací tots ajustats.
Es notorio que la exclamación de los dos primeros versos introductorios
del Ternari aluden al Sumo Hacedor (Senyor de tots los creats) cuyos atributos
son tres: la eternidad, la infinidad y la omnipotencia. Según Juan de Patmos
existen tres testigos en el cielo (Alt Imperi): Padre, Hijo y Espíritu Santo; y otros
tres en la tierra: aliento, agua y sangre.
En el universo hay espacio, materia y movimiento y en él los cuerpos
tienen tres dimensiones: ancho, largo y profundo y en ellos hay forma,
densidad y color. Toda cosa corpórea posee un principio, un punto medio y un
fin. Existen tres mundos: celeste, cósmico y humano, lo mismo que tres
espirituales: celeste, terrestre e infernal. En el Misteri personajes celestes y
terrestres conviven. Tres reinos en la naturaleza: mineral, vegetal y animal.
Tres elementos que componen el Ser del hombre: cuerpo, alma y espíritu. En
el tiempo: nacimiento, vida y muerte; presente pasado y futuro.
6
Santiago actúa en el drama asuncionista desprovisto de su singular e hispánica iconografía de miles
Christi (soldado de Cristo), que según el relato de la legendaria batalla acaecida junto a la localidad
riojana de Clavijo, en el valle del Ebro, hacia el año 834, le atribuiría el aguerrido sobrenombre de
“Matamoros”. El Papa Urbano VIII, por un breve del 21 de julio de 1627, dio su beneplácito a que
Santiago fuera patrón único de toda España.
7
Quirante Santacruz, Luis, Del teatro del Misteri, al misterio del teatro, pág. 95. Universitat de València,
2001.
Página 4
Profesor: Dr. D. José Pascual Ruiz Maciá
En la Festa existen, además, otros dos ternarios entonados desde el
cadafal, que junto al ya mencionado de la Vespra, cantado en el andador,
serían tres en conjunto los que se cantan en el Misteri: el primero de ellos: la
invitación a las Marías a asistir al entierro de la Virgen Par-nos germans,
devem anar… y el siguiente correspondiente al momento anterior al bautismo
de los judíos Prohomeus jueus, si tots creu...
Por tres veces la palma pretiosa, en el transcurso de tres escenas
distintas, es depositada en tres personajes-actores distintos: El ángel enviado
del cielo la entrega a María como símbolo de que su petición ha sido atendida
(E mana’m que us la portàs aquesta palma i us la donás…); María la deposita
en las manos de Juan para que sea portada en su entierro (Ai fill Joan, si a vós
plau, aquesta palma vós prengau…); y en la Festa, será Pedro quien,
recogiendo la palma depositada sobre la yacija de la Virgen, de nuevo la confíe
al apóstol Juan (Preneu vós, Joan la palma pretiosa e portau-la davant…).
Igualmente, son tres las veces en que se emplea la misma fórmula
reverencial y de salutación a la Virgen María (Saluts, honor e salvament)
realizada por solo tres de entre todos los personajes-actores del drama: por el
Ángel de la mangrana; por Juan y por Pedro.
La escena de la judiada, durante la representación de la Festa, compone
un hermoso tríptico, con tres fases perfectamente diferenciadas en torno a la
ilustración plástica de un prodigio que Luis Quirante, con magnífico criterio,
disecciona en: Judiada I, antes del prodigio, es decir, desde el momento en que
los apóstoles empiezan a entonar el In exitu…hasta Aquesta gran novetat…Es
el momento de la irrupción de los judíos en el templo; Judiada II, durante el
prodigio, esta parte de la escena discurre desde Aquesta gran novetat…hasta
que los judíos se quedan con les mans fetes gafes8 y empiezan a cantar el O
Déu Adonai…; y, finalmente, Judiada III, después del prodigio9, desde el
mencionado O Déu Adonai...hasta el comienzo de la procesión-entierro.
Los monjes de la música del medioevo consideraban que el ritmo
ternario es perfecto y puede convenir a la alabanza de Dios. Como movimiento
el ternario nos sugiere la rotación. Este tipo de ritmo parece ofrecer al hombre a
la vez seguridad y ensueño, como si proyectase en él tanto su necesidad de
estabilidad como su deseo de cambio, contradicción que se puede considerar
como fundamental o dialéctica, según los casos. Con este ritmo, el hombre
reencuentra el movimiento de base de la tierra nutricia que gira alrededor de un
eje, en torno a sí misma. El ritmo ternario significaría más devenir, más
aventura y es a la vez imagen de la vida y del cosmos, una especie de eco de
nuestra interrogación fundamental, y por ello, más cercano a la noción de
eternidad a la que aspiramos.
8
Se ha producido un prodigio: al intentar robar el cuerpo de la Virgen María uno de los los judíos ha sido
castigado quedando con las manos paralizadas.
9
Quirante Santacruz, Luis, Del teatro del Misteri, al misterio del teatro, págs. 135-136. Universitat de
València 2001.
Página 5
Profesor: Dr. D. José Pascual Ruiz Maciá
Nadie pone en duda que las fuentes utilizadas para la composición del
Misteri son muy numerosas y diversas, pero únicamente son tres los nombres
de los únicos músicos reconocidos como autores de alguna de las partes del
Consueta y los tres pertenecen al periodo renacentista: Antonio de Ribera
(1521): Flor de virginal belleza, Aquesta gran novetat, el canónigo Juan Ginés
Pérez (1548): A vosaltres a pregar que s’ens anem a soterrar y Lluis Vich
(1594): Ans d’entrar en la sepultura. La cobla A vosaltres a pregar que s’ens
anem a soterrar, originalmente, según el profesor José María Vives, fue a tres
voces. Posteriormente, el canónigo Pérez la modificaría al añadirle la voz
superior.
De entre todos los cantos monódicos y polifónicos recogidos en la
Consueta, se erigen solo tres cantos en latín frente al resto, todos expresados
en valenciano: el primero de ellos, Salve Regina, entonado tras el trance de
María; el segundo, el salmo 114, propio de la liturgia de exequias, In exitu Israel
de Egipto, y el Gloria Patri, como broche final a la representación del drama
asuncionista.
También son tres las veces que en el Misteri se entona el salmo 114, In
exitu Israel d’Egipto, canto propio de la liturgia de exequias: momentos antes
de la entrada de los judíos, cuya fiera irrupción interrumpe abruptamente el
cántico de los apóstoles; en el entierro de la Virgen en torno al cadafal; y ante
la sepultura donde la Virgen, colocada sobre un lienzo y su cabeza recostada
sobre almohadas, es apoyada en la barandilla del sepulcro. Asimismo, San
Pedro, arrodillado, antes de ser depositada la imagen en la sepultura, la
inciensa por tres veces, tantas como níveas aleteantes envió el patriarca Noé
después del diluvio en busca de tierra firme.
Existe un gran número de representaciones bizantinas de la dormición o
murgite de María, en los que a los funerales asisten, además de los apóstoles,
tres obispos, que, según relato de San Juan Damasceno, son: Timoteo (primer
obispo de Éfeso), Hieroteo (obispo de Atenas durante tres años) y su discípulo
Dionisio Aeropagita (que también sería obispo de Atenas).
Describe Juan, el Teólogo, que del sepulcro de María salieron durante
tres días voces de ángeles. Cuando cesaron aquellas voces, todos cayeron en
la cuenta de que el cuerpo glorioso, inmaculado y venerable de María había
sido trasladado triunfante al celeste Empíreo.
Al tercer día a los cielos triunfante
en cuerpo y alma os subieron
donde por Reina os coronaron.
Padre, Hijo y Espíritu Santo
También son tres los sacerdotes que intervienen en el drama
asuncionista: el que encarna el papel del apóstol Pedro, con túnica en la
Vespra y revestido con tres prendas en la Festa: alba, estola y capa pluvial; el
Ángel Mayor del Araceli y el que interpreta el rol de Padre Eterno en la
Coronación.
Página 6
Profesor: Dr. D. José Pascual Ruiz Maciá
El Misteri, en el acto culminante y apoteósico de la Coronación, reafirma
y acentúa su fe de misterio trinitario más que cristocéntrico. No es Jesucristo
sino la Santísima Trinidad, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, quién
sale al encuentro de la que es Madre y Esposa Virginal e Inmaculada para
ceñir sobre Ella la corona de Reina de cielos y tierra. En dicha escena de la
coronación trinitaria, según Luis Quirante10, se establecen tres planos
claramente delimitados: a) El superior, que sería el cielo con su máximo
representante, la Santísima Trinidad, asomada a su puerta para coronar
primero y recibir después, el cuerpo de María; b) El inferior donde estarían los
apóstoles y los judíos –previamente convertidos- contemplando maravillados el
prodigio; c) El intermedio, donde la Virgen, ocupando el centro del Araceli es
coronada en mitad de su ascensión.
Igualmente, son tres las instituciones que componen el Patronato Rector
del Misteri, integrado por el Presidente de la Generalitat valenciana en calidad
de presidente, y por el alcalde de Elche y el Obispo de Orihuela-Alicante como
vicepresidentes del mismo (Ley 13/2005, de 22 de diciembre, del Misteri d’Elx).
La imagen de la Virgen de la Asunción era y es sacada en solemne
procesión, por las calles de su villa, en tres estaciones del año para ser
venerada como Augusta Protectora, Patrona y Alcaldesa de los hijos de Elche:
en primavera, en la procesión de las aleluyas; en verano, en solemne
procesión-entierro; y en invierno, conmemorando su venida. Actualmente y sólo
en años pares, en conmemoración del Dogma de la Asunción o Nacimiento de
María a los Cielos, tiene lugar una representación extraordinaria del Misteri, y la
imagen de nuestra Ciudadana Mayor es nuevamente sacada en solemne
procesión-entierro en la estación otoñal.
Finalmente, la UNESCO, agencia de Naciones Unidas centrada en los
ámbitos de la educación, la ciencia y la cultura, otorgó al Misteri la declaración
honorífica de Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad y
lo hizo en un año como el 2001 cuya suma es tres.
La grandeza, la prosperidad y el devenir secular del Misteri creo que
igualmente va a depender de tres diligentes acciones: de la sabia y justa
regiduría en su conservación; de la prudencia de las leyes que lo protejan; y de
la pureza de las representaciones, llevadas a cabo por la sensibilidad y entrega
de los habitantes de este pueblo que nace, trabaja y vive mirando al cielo. O
dicho alegóricamente, va a depender: de la sabiduría, de la fuerza y de la
belleza. Que así sea.
José Pascual Ruiz Maciá, es doctor en economía y
Director de la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Elche
10
Quirante Santacruz, Luis, Del Teatro del Misteri al misterio del teatro, pág.88. Universitat de València
2001.
Página 7
Descargar