26 39 26 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ EL ESPECTADOR / DOMINGO 23 DE AG OSTO DE 2009 Cómo crear la cultura de la innovación Hay que crear un ambiente en el cual la innovación pueda florecer. Robert Kriegel sostiene que la cabeza de la organización debe promover y generar un ambiente de confianza para que la gente tome riesgos y no castigar a quien lo haga. Hay que evaluar el talento para establecer en qué posiciones las personas pueden exceder las expectativas y recompensarlas por ello. Ahora hay que buscar gente orientada a generar valor. Un estudio reciente en varias industrias de EE.UU. reveló que 43% de los funcionarios de las empresas ocupan su tiempo en actividades que generan valor, mientras 57% están en funciones burocráticas. Negocios Agrega Kriegel que las compañías se deben preocupar menos por tantas reuniones, tantos e-mail inútiles. Otro estudio, en 125 compañías, mostró que el 40% del tiempo de trabajo de la gente se ocupa en el correo electrónico, pero de esos correos sólo el 12% tenían relación con el trabajo. 43% Hay que romper las reglas ¶ El mundo pasó de la era del petróleo a la digital. Los cambios llegaron a los consumidores, quienes se volvieron más exigentes. El desafío está en conocer al cliente y pensar diferente. Robert Kriegel dice que pasó la época en que se competía con precios. / Archivo particular menores valores, los otros harán lo mismo, sino con diferenciación de la competencia. Hay que redefinir el juego y cambiar las reglas. Esto implica romper paradigmas, ¿cómo hacerlo? De hecho, ya se han roto con el paso de una era a otra. Ello ha implicado también cambios en los consumidores. Las empresas hoy deben tener en cuenta quiénes son sus clientes, conocer cómo compran y dónde. Entre más se conozca al comprador, mejores posibilidades para innovar se tienen y se puede proponer en lugar de perseguir a los clientes. De las 10 reglas que se deben seguir nueve tienen que ver con cuidar a los clientes con calidad y servicio, y la décima es romper las reglas. ¿Cómo buscar ese espacio para estar a la vanguardia? Le enseño a la gente a que se salga un momento de la acción y se tome un tiempo para pensar. La revista Fortune hizo un estudio que mostró que los ejecutivos que se tomaban unas horas al día para pensar lograban una mejor perspectiva de sus negocios y les permitía estar un paso adelante de la competencia, que se quedaba en estrategias de precios y no se atrevían a romper las reglas y pensar en algo diferente. Entonces, ¿estar un paso adelante incluye incorporar la cultura del cambio en las organizaciones? He encontrado que las compañías que realmente tienen cultura de cambio son aquellas que son proactivas, que prefieren liderar en lugar de seguir a las que mandan la parada. Las que crean el cambio, no las que responden a los cambios. Esto implica tener una actitud permanente de cambio y crear el espacio para nuevas ideas y posibilidades. La cultura de la innovación requiere tres aspectos: repensar las reglas del juego, redefinir el rol de los clientes y reinventar el juego. ¿Qué conoce del ambiente competitivo en Colombia? Se trata de un país que ha emprendido políticas para integrarse más a un mundo globalizado, que tiene compañías que están haciendo esfuerzos para mejorar su competitividad internacional. También hay que tener en cuenta que a Colombia están llegando compañías. Pero hay que prepararse para los cambios, hoy tenemos uno nuevo el cual debemos conocer para liderar. PAUL KRUGMAN* PERSPECTIVA INTERNACIONAL SANTIAGO ROJAS* Exportaciones ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Las estrategias de diferenciación Uno de los desafíos más grandes del mundo corporativo es cómo liderar los cambios y no seguirlos. Por ello, Foros El Espectador trae a Colombia a Robert Kriegel, uno de los expertos más reconocidos del mundo en estrategias de diferenciación y guías prácticas para sobresalir en tiempos de turbulencia, cambios e intensa competencia. Dictará una conferencia el próximo martes, en la Cámara de Comercio de Bogotá, sede Salitre. Hablamos con Kriegel sobre diversos aspectos de la competencia en la actualidad. ¿Cuál es la importancia de diferenciarse de la competencia en momentos de crisis? En la actualidad hay más competencia y todo está cambiando. Estamos pasando de la era del petróleo a la digital. Cambiaron las maneras de comunicarse, de relacionarse con los clientes y cómo compra la gente. Hoy no se pueden hacer las cosas como en el pasado, hay que innovar. Pasó la época de competir con productos básicos y precios. Propongo no competir con precios bajos y El viaje de muerte de los republicanos Betto de los funcionarios de las empresas ocupan su tiempo en actividades que generan valor. Para mayor información consulte www.foros.elespectador.com o en las líneas: 405 55 40 o a la línea gratuita: 018000 510 903 REDACCIÓN NEGOCIOS Opinión / 39 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ EL ESPECTADOR / DOMINGO 23 DE AG OSTO DE 2009 Varios exportadores han sido sorprendidos por la Dian con un requerimiento para que presenten información del 2007 relacionada con precios de transferencia. Las sanciones que se están proyectando, simplemente por el hecho de no haber enviado la información correspondiente a la Dian cuando debían hacerlo, suman miles de millones de pesos y muchas empresas, por desconocimiento y falta de rigor en el cumplimiento de sus obligaciones tributarias, van a tener que pagar multas cuantiosísimas que los pondrán en serios aprietos. La figura de los precios de transferencia se aplica a los contribuyentes del impuesto sobre la renta que realicen operaciones con vinculados económicos en el exterior. Generalmente si una compañía exportadora no es filial, sucursal o agencia de la empresa a quien le exporta sus productos, no le presta atención a este tema, pues parte de la base que no está sujeta a dicha figura. Sin embargo, se olvida que las normas tributarias consideran que existe vinculación económica con el comprador en el exterior, para efectos de precios de transferencia, si a éste se le vende más del 50% se la producción, aunque no tenga ningún otro vínculo con él. Y es muy común que eso suceda. Existen muchos sectores donde es normal que se exporte casi la totalidad de la producción a una sola empresa para que ésta se encargue de la distribución de los productos en determinado mercado. Si ese fue el caso en el 2007, y no se presentó la correspondiente información a la Dian, el exportador deberá pagar una sanción equivalente al 1% del valor total de las operaciones realizadas con el vinculado por cada mes de retardo en la presentación de la información. Hoy esa sanción va en el 13%, que es una suma realmente escandalosa para cualquier empresa. La Dian se dio cuenta de este filón y comenzó a actuar. Ahora los exportadores deberán justificar las razones para no haber cumplido su obligación tributaria. Y los pleitos serán enormes. * Ex viceministro de Comercio Exterior Desconcierto Triste aniversario MIGUEL GÓMEZ M. HA SIDO UNA SEMANA LLENA DE nostalgia. La conmemoración de los veinte años del asesinato de Luis Carlos Galán nos recordó ese horrible pasado reciente donde los carteles del narcotráfico estuvieron cerca de conquistar el poder. Pero lo más terrible es constatar que, en muchos aspectos, hemos empeorado y que la justicia sigue sin estar a la altura de los desafíos de nuestro país. Los carteles de la droga mutaron en organismos paramilitares que con gran eficiencia conquistaron una fracción significativa de la clase política. Los dineros ilegales siguieron financiando las campañas políticas, infiltrando los organismos de seguridad como el DAS y amedrentando la justicia. La corrupción aumenta y los entes fiscalizadores son incapaces de restablecer la transparencia en la administración pública. El Congreso es cada día más voraz en su apetito burocrático y la calidad —ética y académica— de sus integrantes da tristeza. Hace veinte años todos estos problemas ya se presentaban, pero creíamos que con la muerte de Galán estábamos tocando fondo. ¡Qué triste error! El abismo era mucho más profundo de lo que entonces pensábamos. Veinte años más tarde, con un increíble cinismo, la Fiscalía General utiliza un argumento jurídico endeble y rebuscado para evitar que el crimen de Galán quede impune. Durante veinte años, por acción y por omisión, los fiscales fracasaron estruendosamente en aclarar quiénes fueron o son los culpables de este hecho. Capturan al general Maza invocando argumentos que fueron señalados el mismo día que Galán fue asesinado. No hay nada nuevo. Se sabía que Pablo Escobar quería matar a Galán, que estaba mal protegido, que una parte del Partido Liberal lo odiaba, que el DAS estaba infiltrado por los carteles. Todo eso se sabía y la Fiscalía, durante veinte años, no fue capaz de aportar las pruebas. Por el contrario hay serias sospechas de que desviaron y durmieron la investigación para lograr la prescripción. Después vino la otra infiltración del Estado por el Cartel de Cali, en la que los dineros de la mafia financiaron la campaña de Samper, como quedó claramente de- mostrado. Samper se rasga nuevamente las vestiduras para invocar una inocencia que sólo Heyne Mogollón y él validan. Y después del 8.000 vinieron los paramilitares, primero remplazando al Estado en su función constitucional de proteger al ciudadano y luego como aliados del narcotráfico. Y la Fiscalía siempre estuvo por debajo del reto que se le imponía. Carteles y paramilitares terminaron extraditados, pues de lo contrario ya estarían libres y absueltos por nuestra inoperante justicia. A pesar de los esfuerzos valientes del actual Procurador General, ojalá en seis años no estemos en el mismo escenario cuando se cumplan los veinte años de la muerte de Álvaro Gómez. En el caso de Álvaro Gómez la Fiscalía repite los mismos comportamientos que han permitido la impunidad en el asesinato de Galán. La muerte de Galán no fue el final de la triste noche. Fue sólo un capítulo más de la crisis nacional. Si la Fiscalía no puede con los magnicidios, ¿qué pueden esperar las miles de familias colombianas que han sido víctimas de la violencia? Nieves “ESTOY EN ESTA CONTIENDA PORque no quiero vernos perdiendo el año siguiente en nuevas peleas de esas de las batallas de Washington de los años 90. Yo no quiero poner a pelear al Estados Unidos rojo (republicano) en contra del Estados Unidos azul (demócrata); Quiero dirigir a Estados Unidos de América”. Eso declaró Barack Obama en noviembre de 2007, exponiendo el argumento de que los demócratas deberían nominarlo, en vez de a uno de sus rivales, porque él podría liberar a la nación del amargo partidismo del pasado. Algunos mostramos escepticismo. Un par de meses después de que Obama pronunciara ese discurso, advertí que su visión de “un tipo diferente de política” era una vana esperanza, que cualquier demócrata que lograra llegar a la Casa Blanca enfrentaría “una incesante procesión de disparatadas acusaciones y escándalos espurios, a la cual las principales organizaciones mediáticas diligentemente le dan credibilidad y, de alguna forma, no logran convencerse de declarar que las acusaciones son inequívocamente falsas”. Entonces, ¿cómo va? Ciertamente, el presidente Obama actualmente enfrenta el mismo tipo de oposición que el presidente Bill Clinton tuvo que encarar: una derecha enfurecida que niega la legitimidad de su presidencia. Que aprovecha impacientemente cada rumor loco fabricado por el complejo mediático del ala conservadora. Esta oposición no puede ser apaciguada. Algunos expertos claman que Obama ha polarizado al país al seguir planes demasiados liberales. Sin embargo, la verdad es que los ataques en contra del Presidente no tienen relación alguna con cualquier cosa que él efectivamente esté haciendo o proponiendo. Justo en estos momentos, la acusación que cobra más fuerza es el alegato de que la reforma al sistema de salud crearía “paneles de muerte” (en las palabras de Sarah Palin) que llevarán a los ancianos y otras personas a una muerte adelantada. Esto es una fabricación total, por supuesto. La cláusula que le exige al programa de salud Medicare que pague la asesoría voluntaria para el final de la vida fue presentada por el senador Johnny Isakson, republicano —sí, republicano— de Georgia, quien dice que es una “locura” alegar que eso se relaciona de alguna forma con la eutanasia. Y no mucho tiempo atrás, algunos de los promotores más entusiastas del desprestigio a través del tema de la eutanasia, incluidos Newt Gingrich, el ex presidente de la cámara baja, y la misma Palin, apoyaban totalmente “directrices para progresar” en el cuidado médico en caso de que la persona esté incapacitada o en estado de coma. Esto es exactamente lo que se ha propuesto; y ahora, en vista de toda la histeria, ya fue desechado de la iniciativa de ley. No obstante lo anterior, la campaña de desprestigio continúa. Y como revela el ejemplo de Gingrich, no es un fenómeno marginal: prominentes figuras del Partido Republicano, incluidos los mal llamados moderados, han aprobado la mentira. El senador republicano de Iowa, Chuck Grassley, es uno de estos supuestos moderados. Yo no estoy seguro del origen de su reputación centrista —después de todo, él comparó con Hitler a los detractores de los recortes fiscales de Bush—. Pero, en cualquier caso, su participación en el debate de la salud ha sido llanamente despreciable. La semana pasada, Grassley alegó que el tumor cerebral de su colega Ted Kennedy no habría sido tratado de manera apropiada en otros países, ya que ellos prefieren “gastar dinero en personas que pueden contribuir más a la economía”. Esta semana, ante un auditorio, dijo: “ustedes tienen todo derecho a temer” que “nosotros no deberíamos tener un plan administrado por el Gobierno para decidir cuándo desconectamos el cable que mantiene con vida a la abuela”. Una vez más, así suena un presunto republicano centrista, integrante de la Pandilla de los Seis, intentando crear un plan de salud bipartidista. Ahí va, entonces, el sueño de Obama relativo a ir más allá de la política divisiva. La verdad es que los factores que volvieron tan desagradable la política en los años de Clinton —la paranoia de una considerable minoría de estadounidenses y la cínica voluntad de prominentes republicanos para atender esa paranoia— son tan fuertes como siempre. De hecho, la situación quizá sea peor si se compara con los años 90, ya que la caída de la administración Bush ha dejado al Partido Republicano sin líderes reales, a no ser por Rush Limbaugh. Ahora, el interrogante radica en saber cómo manejará Obama la muerte de su sueño bipartidista. Hasta la fecha, por lo menos, la respuesta de la administración Obama a la profusión de odio en la derecha política ha tenido una cualidad similar a un venado encandilado. Es como si los funcionarios aún no pudieran aplicar su mente en torno al hecho de que cosas como esta pueden ocurrirles a personas que no se apellidan Clinton, como si siguieran esperando las tonterías para meramente alejarse. Entonces, ¿qué debería hacer Obama? Ciertamente sería de ayuda si él diera explicaciones más claras y concisas sobre su plan para el cuidado de la salud. Con toda justicia, ha mejorado de manera considerable en esa área a lo largo de las últimas dos semanas. Sin embargo, lo que aún falta es una sensación de pasión e indignación: pasión por el objetivo de garantizar que todo estadounidense reciba el cuidado de salud que él o ella necesite, indignación ante las mentiras y la propagación del miedo que se están usando para obstruir el camino hasta dicho objetivo. Así que, de manera similar, ¿puede Obama, quien también puede ser muy elocuente cuando pronuncia un mensaje de ánimo, alzarse al desafío de la oposición sinrazón, a la oposición que no se puede apaciguar? Solamente el tiempo lo dirá. Premio Nobel de Economía 2008, profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton. c. 2009 - The New York Times News Service. ‘‘ El presidente Obama enfrenta la misma oposición que Bill Clinton tuvo que encarar: una derecha enfurecida que niega la legitimidad de su Presidencia”.