02 OPINIÓN JUEVES juventud rebelde 15 DE SEPTIEMBRE DE 2016 LA TECLA DEL DUENDE por LIUDMILA PEÑA HERRERA [email protected] ¡Quinientos pesos! CUANDO lo solté, con un suspiro, todo el mundo me miró con cara de burla y me ripostaron con la más tranquila naturalidad: «¿Cien pesos? ¿Y te quejas por eso? Si a fulanito le llegaron este mes ¡quinientos pesos!». Confieso que un instante después me sentí como una idiota rezongando por un regalo que le han dado. «¡Quinientos pesos!», repetía mi mente atrofiada por la cifra —astronómica para mí— y en mi cerebro buscaba calificativos para aquellos que gastaban 500 «heroicos» pesos en electricidad. En mis cálculos, 500 pesos = 20 CUC = veinticinco pesos menos que mi salario básico = malanga + plátano + especias + algún plato más o menos fuerte + los muslos de pollo para el niño + algún que otro estironcito... en fin. Quien vive en Cuba sabe que 500 pesos, como 20 años, no son nada. Me fui con mis cuentas a otra parte, y encontré a unos amigos a los que no pregunté, por prudencia, cuánto habían pagado ese mes. Me limité a saber si ponen mucho el aire acondicionado, o si hacen como yo, que lo enciendo ¡a veeeeeeeeeces! después de las 11 de la noche y hasta que me acuesto, casi al inicio de la madrugada. El pobre... Quiere trabajar, cumplir el plan, ser vanguardia, pero en casa le apagamos esas ansias. «¿Quitarlo...? ¡Si nos encanta dormir con frazada!», me respondieron ellos sonrientes, desprejuiciados. Y yo fijé un teorema más evidente que el cambio climático: a cada cual según sus posibilidades, de cada cual según su temperatura. Pero ahora, cuando el tema del ahorro energético está en la calle y camina en boca de la gente, y muchos andan preocupados por los «megas» que les asignaron a sus centros laborales, mientras en las TRD arde el día, y se transforman los horarios empresariales, y hay «apagones» autoplanificados, y en las noches debe andarse con cuidado en ciertas partes de la ciudad por «defecto» de luz eléctrica... Por eso me pregunto cómo todavía hay personas que ven como natural el gastar tanto sin que se les llene la cabeza de preocupaciones. Será porque se estresan menos o porque son menos «psicorígidos», como dice alguien muy cercano. O tal vez no se han dado cuenta de que la televisión holguinera redujo las trasmisiones a una hora al día para ahorrar más, ni comprenden que el tema del combustible es un asunto inquietante a todos los niveles, y por eso algunos aun justifican el despilfarro en la burbuja en la cual viven. A mí, obsesiva como soy, sí me ha dado por apagar todo lo apagable. Ya no soporto el televisor encendido en la sala como si fuese un radio, y uso lo menos posible la [email protected] Acabando EN algún diccionario, en alguna enciclopedia de dudas idiomáticas o una página web especial de la Real Academia Española habrá que hacerle un monumento a este gerundio. La pregunta puede cambiar de matices, ser singular o plural, masculina o femenina, y expresarse en varios tonos de jubilosa interrogante: «¿Y los muchachos? ¿Y la cría? ¿Qué tal los niñas? ¿Cómo van los fiñes?»... La respuesta, al menos en Cuba, es invariable: «Acabando». Y uno, que de primera o segunda mano ha tenido pequeños cerca sabe que esas ocho letras significan demasiado, y, contrariamente a lo que sugiere la acepción simple del verbo, no indican algo que vaya concluyendo, sino más bien todo lo contrario. «Acabando» es encontrar cosas mientras gatean por la casa y se las llevan a la boca, con el instantáneo grito de alarma de papás, tías y abuelos. «Acabando» insinúa que ya salió el primer dientecito y que dio fiebre, y que mamá ya no tiene leche, pero el muy glotón quiere más. Y que abuela le cambió el culero, que tan caro salió, y a los dos minutos la traviesa volvió a hacerse caca. Y que en las rodillitas, blandas y perfectas, ahora hay una «yaya». Y que sí, que ya aprendió a decir «yaya»,y que se toca además el bracito, porque después de la vacuna le quedó la roncha. «Acabando» es que el moño le dura lo que un merengue ya ustedes saben dónde, y que la bata limpia, la de retratarse, no estuvo inmaculada cuando llegó el flashazo. Y que no quiere tomar compota, pero le encanta el puré de malanga. (Por cierto, qué caras la malanga y la compota). «Acabando» se traduce en sudor de toda la familia corriendo para quitarle cosas de en medio y que pueda pasear en velocípedo por los pasillos de la casa. Es cuando quiere montarse en la moto del vecino o domesticar a la fuerza el perrito de los altos, que se llama Faraón. «Acabando», si a las dos de la madrugada está como si fuera pleno día y luego, a las siete, no quiere levantarse para ir al círculo. Cuando la maestra da las quejas porque mordió a un amiguito, o al revés, cuando los padres se asustan porque otra amiguita le hizo un chichón en la cabeza. Son las colas, de pie, y con él o ella cargados, para ver a la pediatra, que este día está consultando a muchos. O cuando hay que «camuflar» la medicina con algún dulce para que se la tomen, o amenazarlos con el Coco, el Brujo, o sabe Dios qué fantasma para que se porten bien. «Acabando», en mis últimos dos años, ha sido recordar a Luciana, una chinita preciosa fruto de mi hermano y su esposa, y cuya última foto, número uno en el hit parade familiar, es posando para la cámara, pícaramente, mientras dibuja —papel y bolígrafo en mano— sentada para hacer pipi en su tibor amarillo. CAMPISMO Y PEÑAS: TUNAS Y HOLGUÍN Este sábado, 3:00 p.m. en la Casa Iberoamericana de la Décima, se reunirán los duendes tuneros. Tema: la ciudad y el cumple de la tertulia, con campismo del 4 al 7 de noviembre próximos. Interesados, contactar a Nieves (031 340553).// En Holguín los ocurrentes también se encontrarán pasado mañana, 10:00 a.m., en la Casa de la Prensa. Tema: nuevo curso, nuevos bríos. ACUSE DE RECIBO JOSÉ ALEJANDRO RODRÍGUEZ [email protected] EL pasado 22 de junio, Margarita Hernández Rivero, residente en el poblado El Cano, del municipio capitalino de La Lisa, denunciaba el estado calamitoso de varias instalaciones de esa localidad. Contaba que la antigua fábrica de brochas, devenida taller de carpintería y después oficinas de Comercio, terminó abandonada, al punto de que allí vertían basura y se convirtió en un indecente baño público. Al respecto mencionaba la preocupación de los vecinos ante la posibilidad de que se registre un brote de enfermedades donde prolifera el mosquito. Y revelaba que El Cano estaba lleno de vertederos, donde abunda el mal olor. Recientemente habían colocado contenedores de basura, pero no se recogía esta con frecuencia. Y al mismo tiempo Margarita señalaba que la población vertía escombros y hasta animales muertos, pues la indisciplina social es elevada en esa localidad. Refería también que un antiguo local de una tienda de ropa se había derrumbado diez años atrás, y llegó a convertirse en un vertedero de inmundicias pestilentes; mientras «hay locales cerrados como el correo y otra tienda, y no aparece solución por las autoridades competentes para tanto abandono», concluía. A esto responde Adalberto González Arce, presidente de la Asamblea Municipal DIRECTORA: Yailin Orta Rivera SUBDIRECTORES EDITORIALES: Herminio Camacho Eiranova, DIARIO DE LA JUVENTUD CUBANA Fundado por Fidel el 21 de octubre de 1965 cocina eléctrica, porque es una chiquilla derrochadora. Ando detrás de la computadora prendida cuando nos vamos a comer, y abro puertas y ventanas con tal de que no falte la luz en mi cocina, la parte más oscura de la casa. Contenta sí debe estar la plancha en su rincón, aunque las camisas alisten una huelga de arrugas. Conservo los recibos de la corriente mes tras mes y comparo los megawatts consumidos. A veces, es cierto, mis cálculos no dan. O al menos yo no los entiendo, aunque persisto. El verano nos llevó tenso, pero algo hay que hacer antes de que el cobrador de la luz llegue con la cuenta. Y no hay que botar el sofá —digo, los equipos— por la ventana. Jamás se me ocurriría prescindir del microwave, por ejemplo. Es cosa de vivir con sensatez. No ha de olvidarse que muchos de los artefactos eléctricos de los que disfrutamos en el hogar permanecen en stand by consumiendo energía, por supuesto, si están conectados a los tomacorrientes. No sé si a usted y a mí nos preocupará lo mismo; ni si ha abierto tanto como yo los ojos cuando en el recibo el número es muy alto, y hasta se ha permitido una bromita con el cobrador para relajar. Lo que sí está claro es que estos —quizá como nunca antes— no son tiempos de derrochar, máxime cuando se ha protegido, en primera instancia, la asignación de energía al sector poblacional. Y aunque en lo económico arde el bolsillo, mucho más dolería que comenzaran los apagones aquellos, acorralados en el museo de nuestra memoria, durante los cuales no pocos se confundieron creyéndose tenores o sopranos, mientras se les descongelaban el sueño y el refrigerador. Ricardo Ronquillo Bello y Yoerky Sánchez Cuellar SUBDIRECTOR DE DESARROLLO: Yurisander Guevara Zaila Proyectos en El Cano... y ciertas omisiones del Poder Popular en La Lisa, que el local que correspondía a la tienda mixta La Central está en proyecto de la Unidad Básica de Comercio para recuperarlo. Y no se ha hecho «por prioridades de utilización del presupuesto de reparación y mantenimiento en otras unidades». Apunta que dicha área se encuentra libre de vertederos y en condiciones de saneamiento, el cual fue acometido por Comunales debido a que se requieren equipos especializados en esos menesteres. Añade que para dar utilidad a ese local y encontrar presupuesto para su reparación, la Unidad Básica de Comercio realizó licitaciones con trabajadores por cuenta propia para su arrendamiento, lo cual no ha sido posible por el alto monto que deben invertir. No obstante, dice, se sugirió al Grupo de Construcción de Materiales de Productores Locales de El Cano la posibilidad de utilizarlo como zona de trabajadores por cuenta propia para la venta de artículos de alfarería. Y esa propuesta está en análisis para aprobarse en el Consejo de la Administración Municipal (CAM). También, precisa, por decisión del CAM en dicha área se promueve una propuesta de proyecto, con la utilización del uno por ciento de las contribuciones territoriales para el desarrollo local, que incluye su reanimación para instalar tiendas de canastilla SUBDIRECTOR ADMINISTRATIVO: Enrique Saínz Alonso REDACCIÓN: Territorial y General Suárez, Plaza de la Revolución, La Habana, Cuba. APARTADO: 6344 y de comercialización de productos de planes especiales, como uniformes escolares, y un mercado artesanal industrial. Agradezco los propósitos reanimadores y la respuesta, aunque esta adolece de un enfoque integral, pues solo se ciñe a los proyectos en la antigua fábrica de brochas y en lo que fue la tienda La Central. No se esclarecen las inquietudes de Margarita sobre el estado de abandono en general de la localidad, otros locales cerrados que pueden ser pasto también del olvido, y la situación higiénica del poblado, agravada con la indisciplina social y dificultades en la recogida de basura. ¿EN FALTA Y A LA VEZ EN LA CALLE? Jesús Rodríguez Vega (calle 6 No. 45, entre 1ra. y 3ra., reparto Chibás, Guanabacoa, La Habana) pregunta cómo es posible que en las farmacias haya medicamentos «en falta», incluso los que están prescriptos por el llamado tarjetón, y en la calle revendedores los ofertan a precios muy elevados. «¿Cómo se entiende eso; es que no hay control, chequeo ni supervisión de lo que se produce, o los almacenes tienen huecos por donde “se escapan” los medicamentos?», pregunta el remitente. Como esta es una inquietud generalizada en la población, solicitamos a las autoridades pertinentes una información prolija de lo que está sucediendo con los medicamentos. ZONA POSTAL: La Habana 6 CP: 10600 PIZARRA: 7882-0155, 7882-0346, 7882-0789 TELÉFONO ATENCIÓN A LECTORES: 7881-8265 CORREO ELECTRÓNICO: [email protected] INTERNET: www.juventudrebelde.cu ISSN: 0864-1412 Impreso en el Combinado de Periódicos Granma.