8 PERSPECTIVA Los planes de ordenamiento urbano de cada uno de los municipios no han servido de mucho, advierte especialista universitario. Mariana González [email protected] E n los últimos cinco años, la zona conurbada de Guadalajara creció alrededor de nueve mil hectáreas hacia los cuatro puntos cardinales. Antes del año 2000, la ciudad tenía un área urbanizada de 36 mil hectáreas. Ahora cuenta con 45 mil. El especialista del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), de la UdeG, Jesús Garnica, dijo que estas cifras reflejan el crecimiento desmedido que sufre la urbe. Consideró que a pesar de que cada municipio tiene sus planes de ordenamiento urbano para saber cómo y hacia dónde crece la ciudad, éstos no han servido de mucho, ya que tanto las autoridades como los empresarios han aprovechado al máximo la oportunidad de desarrollar grandes fraccionamientos, sobre todo en el municipio de Tlajomulco. “Hacia Tlajomulco ha crecido más la mancha urbana, porque hay una administración dinámica en ese aspecto, y también porque han visto la oportunidad de desarrollar grandes fraccionamientos”. Este crecimiento obedece, en gran medida, a la explosión demográfica, pero también a la emigración de pobladores hacia la zona, tanto del resto del estado como de otros. La expansión de la ciudad hacia lo que antes eran considerados pueblos cercanos, obliga a las autoridades respectivas a dotar de servicios a estas zonas, lo mismo de transportación y vías de comunicación, de agua, luz, etcétera. Garnica, quien es investigador del Departamento de Urbanística del CUAAD, aseguró que estos municipios se enfrentan a problemas administrativos, de espacio y presupuestales para brindar los servicios básicos que precisan las nuevas colonias. “Los ayuntamientos tienen dos problemas: solucionar lo referente a las aguas residuales, y abastecer de agua potable a estas nuevas comunidades, lo que significa reestructurar y modernizar las redes de tales sistemas”. El equipo con el que cuentan para tal fin resulta insuficiente, pues lo que los gobiernos municipales pueden ofrecer ya quedó rebasado, por lo que solo atienden al 25 por ciento la demanda. La infraestructura vial es otro de los aspectos a solucionar, pues cada vez hay una mayor carga vehicular no solo en las principales arterias, sino también en las calles de menor importancia. “El Periférico, una de las vías más rápidas, ya está saturado en las horas pico. Esto sucede también en otras partes de la ciudad”. Ante dichos problemas, el académico comentó que es necesario proporcionar vías alternas que faciliten el paso por la ciudad y mejorar el sistema de semaforización. DESCONCENTRACIÓN Para solucionar los problemas que aquejan a la ZMG es importante que exista una desconcentración en el ejercicio de las funciones administrativas y una fuerte generación de empleos en el resto del estado. “Los principales focos de empleo están en la zona centro. Esto genera una concentración de las actividades económicas en esta área, lo que propicia que los ciudadanos se transporten hacia la misma para satisfacer sus requerimientos”. Lo más importante sería que las autoridades municipales tomen en cuenta los planes parciales de desarrollo, con la finalidad de asegurar un crecimiento equilibrado a los actuales y futuros habitantes de la zona. PUEBLOS EN LA CIUDAD En los últimos años Guadalajara se convirtió en una metrópoli que se extiende cada vez más hacia los pequeños poblados de sus alrededores, convirtiéndolos en parte de la misma. La idea de ciudad que tenían sus pobladores, ha cambiado, al menos en lo que a espacio se refiere, pues resulta difícil que alguien conozca la zona conurbada en su totalidad, MIGUEL SÁNCHEZ Sociedad La metrópoli se extiende cada vez más hacia los pequeños poblados de sus alrededores LA MANCHA URBANA, MÁS HACIA TLAJOMULCO La ZMG creció nueve mil hectáreas en cinco años señaló el investigador del Departamento de Estudios Mesoamericanos y Mexicanos, Armando Bogar Escobar Hernández. “Antes la gente tenía una idea total de Guadalajara, pero ahora solo domina su barrio, lugar de trabajo y algunos puntos más, como la escuela o centros de diversión”. Barrios como el de Mexicaltzingo y Analco, que estuvieron compuestos por etnias indígenas, hoy están inmersos en la dinámica urbana. “Guadalajara era `el rancho grande´, pues la mayoría de la gente vivía en ranchitos o querencias fuera de sus límites. Cuando las personas tenían que trasladarse al centro de la ciudad a visitar a algún familiar o a resolver cualquier asunto, les costaba trabajo hacerlo, porque notaban la diferencia y todo lo que implica vivir en una urbe”. Hay casos que demuestran lo afirmado, como el de la colonia San Andrés, que fue un pueblo y ahora forma parte de la zona metropolitana de Guadalajara (ZMG), dijo el académico, quien investiga sobre vida cotidiana y dinámicas sociales. Aseveró que este fenómeno pro- picia que tales comunidades conserven sus costumbres y tradiciones y “una cierta calma y espíritu pueblerino”. Sus habitantes aún mantienen un “microcosmos propio, focalizado en la parroquia del barrio, pero sin desligarlo de la dinámica urbana”. Los barrios al ser absorbidos viven un dinamismo doble. “Por una parte, la gente está impuesta al ajetreo y el estrés de la ciudad, se adapta al habla, a las exigencias y conocimientos de ésta para sobrevivir”, pero en el momento en que regresa a su colonia, “sabe que llega a un lugar más tranquilo y relajado. Mantiene un sentido de pertenencia a través de ciertos rituales y festividades”. En el caso de San Martín de las Flores, por ejemplo, prevalecen actividades como la escenificación de la pasión de Cristo o la práctica de los conocimientos mágicos, lo que origina referentes de identidad. Aunque esas poblaciones son beneficiadas con mayor infraestructura de comunicaciones, seguridad y servicios públicos en general, sus costumbres y prácticas sociales corren peligro al confrontarlas con las del resto de los habitantes de la zona conurbada. “Cuando una comunidad pierde sus referentes culturales, pierde rumbo y sentido, se torna vulnerable a las acciones negativas externas y puede convertirse en una colonia más en la ciudad”, recalcó el maestro en antropología social. Enfatizó en que es necesario que estos grupos defiendan sus costumbres, “no como un miedo a la externo, sino porque cualquier comunidad necesita consolidar sus raíces, orígenes, para entender el presente y poseer una visión a futuro”. Población en los últimos 25 años 2.5 veces aumentó en la ZMG. 1.3 en Guadalajara. Zapopan, Tlaquepaque, Tlajomulco y El Salto tienen el triple de habitantes.