Contexto Aristoteles

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CONTEXTO HISTÓRICO, SOCIOCULTURAL Y
FILOSÓFICO DE ARISTÓTELES
En tiempos de Aristóteles la sociedad griega estaba organizada en pólis, ciudades
autónomas y con identidad propia, que habían evolucionado gracias al comercio y su
expansión por las colonias del Mediterráneo. Aquella sociedad, formada por una
mayoría de clase media que se había enriquecido con el comercio, logró hacer notar
su influencia y en el siglo V a. C. constituyó un nuevo modelo de gobierno
participativo frente al antiguo aristocrático. Se consideraban hombres libres que
disfrutaban de una riqueza y un ocio que, gracias al trabajo de los esclavos, les
permitía ocuparse de los asuntos públicos, del embellecimiento de su ciudad y de las
festividades de carácter religioso.
Aristóteles pasó en Atenas casi 20 años estudiando en la Academia de Platón, se nota
la influencia que esta ciudad y sus costumbres ejercieron sobre él cuando consideraba
superior aquella actividad que se ejercía libremente, así, reconocía la superioridad de
unos saberes sobre otros, y la filosofía, superior a todos los demás. También miraba a
esta sociedad cuando admitía la esclavitud como algo necesario para el orden de la
ciudad, cuando atribuía a la mujer un papel subordinado al hombre y cuando
afirmaba que sólo una mayoría de clase media podía conseguir un gobierno justo,
puesto que sólo así se evitaban los abusos que pueden cometer los extremos en la
escala social. Atenas había disfrutado de su hegemonía entre las ciudades griegas,
pero fue vencida por Esparta en la guerra del Peloponeso y acabó su predominio con
la victoria de Filipo II en la batalla de Queronea (338 a. C.). A la muerte de Alejandro
Magno (323 a. C.), Atenas se rebelaba contra el dominio de Macedonia, como se
observa en las Filípicas del orador Demóstenes, y Aristóteles, que había fundado el
Liceo en esa ciudad, se vio obligado a abandonarla, debido a que había ejercido como
preceptor del príncipe.
La tragedia, como representación y manifestación artística del mundo griego, tuvo su
origen en los ritos religiosos del culto a Dionisos y se convirtió en el siglo V a. C. en
la máxima expresión del espíritu griego. Después de Eurípides, dejó de tener su
carácter grandioso nacional y religioso.
La escultura de Praxíteles, Escopas y Lisipo continuaba desarrollando nuevos
cánones, adquiriendo un carácter más retórico y patético. Se había abandonado ya el
ideal de arquetipos eternos y, en su lugar, se empezaba a valorar la naturalidad y el
movimiento, como correspondía también a la nueva concepción aristotélica de la
realidad basada en lo que muestra la realidad sensible.
Los mitos habían recogido el saber del mundo griego hasta la aparición de los
filósofos jonios de la fýsis. Éstos siguieron incluyendo lo divino dentro de la fýsis,
como también lo hizo Aristóteles cuando hablaba de un dios, motor inmóvil, situado
en la periferia del mundo supralunar.
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Los primeros filósofos surgieron en el siglo VII a. C. en la rica ciudad de Mileto.
Tales, Anaximandro y Anaxímenes tomaron como tema de reflexión la fýsis y
coincidieron en afirmar que había un único principio o arjé dentro de la variedad en
la que consiste la naturaleza. Aristóteles consideró estas teorías y, en contraposición,
presentó la teoría de las cuatro causas.
La escuela pitagórica desarrolló una teoría fundada en un principio racional: la
naturaleza constituye un cosmos, ordenado y bello, que podía expresarse en
proporciones matemáticas. Esta escuela ejerció una influencia determinante en el
mundo griego, y también en Aristóteles, al considerar la razón como proporción.
Heráclito concluyó que el arjé era lucha de elementos opuestos y que el fuego era su
imagen. Encontró en él la ley que rige el orden universal, el lógos, que consistía en la
unidad de los opuestos. La escuela eleática, con Parménides, dirigió la reflexión hacia
el ser.
Ya los filósofos pluralistas, Empédocles, Anaxágoras y Demócrito, al retomar la
investigación de la fýsis enseñaron que el arjé estaba constituido por varios elementos
permanentes, mientras que Anaxágoras atribuyó el orden y la ley del devenir a la
inteligencia, nous, lo que sería considerado después por Platón y también por
Aristóteles cuando reconoce la causa final en la explicación del devenir.
Los filósofos sofistas y, después, Sócrates y Platón se preocuparon de resolver los
problemas que planteaba la recién creada democracia en Atenas. Los sofistas
mostraron la separación entre la ley moral y la ley natural. Ante esto, Sócrates se
planteó encontrar unos fundamentos firmes para restituir los principios de la
democracia. Platón recurrió a las ideas, arquetipos en un mundo inteligible, separado
del sensible, que había que conocer e imitar, y rechazó el naturalismo y el realismo.
Aristóteles valoró la realidad concreta y sensible y encontró los fundamentos de la
realidad en la física. Por otra parte, Aristóteles respondió también a los sofistas, que
habían mostrado la relatividad de las normas morales y políticas, y propuso una
nueva fundamentación natural del orden moral y político.
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