Indicadores sociales - FCEA - Facultad de Ciencias Económicas

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INDICADORES DE CALIDAD DE VIDA
Se entiende por indicadores de calidad de vida todos aquellos que se refieren al nivel
y/o a la forma en que se satisfacen determinadas necesidades en un núcleo social
determinado, pudiendo ser éste una familia, hogar, ciudad, región, país, etc.
Los indicadores de calidad de vida pueden ser de tres tipos.
En primer término están aquellos referidos exclusivamente a un tipo de necesidad, a
los que se les denomina indicadores unidimensionales. Así por ejemplo se tendrá
indicadores referidos exclusivamente a la educación, a la salud o a la vivienda. Como
se verá más adelante, éstos pueden estar representados por un conjunto de variables.
En segundo término, existen indicadores referidos al grado de satisfacción de un
conjunto combinado de necesidades. Es el caso, por ejemplo, de los indicadores de
pobreza, de necesidades básicas y de desarrollo humano. A este segundo tipo de
indicadores se los denominará indicadores multidimensionales.
En tercer lugar están aquellos indicadores que tienen en cuenta los aspectos
vinculados con la forma en que se distribuye el ingreso entre los habitantes de un país.
Este tipo de indicadores reviste importancia en la medida que nos permite visualizar
las diferencias entre los distintos grupos de población de un mismo país o región.
I. INDICADORES DE CALIDAD DE VIDA UNIDIMENSIONALES
1. INDICADORES DE SALUD
Si bien existe una amplia gama de indicadores del estado de salud de una población,
se hará referencia a los que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) incluye
en su publicación “Situación de salud de las Américas. Indicadores Básicos 2008”.
Por otra parte, se realizará una reseña de aquellos indicadores que son relevados en
el Uruguay y presentados por los distintos organismos.
Los indicadores utilizados por OPS se agrupan en las siguientes categorías:
1) Indicadores de mortalidad
2) Indicadores de morbilidad
3) Indicadores de recursos, acceso y cobertura
1) Indicadores de mortalidad
Los indicadores de mortalidad miden la frecuencia relativa de las defunciones en un
período de tiempo en relación a alguna otra variable.
Si se calcula la proporción entre el número de personas que mueren a causa de una
cierta enfermedad durante un año y la población total expuesta a dicha enfermedad,
se obtiene la tasa de letalidad. Si la proporción se establece con respecto al número
total de defunciones en un periodo, se obtiene el indicador denominado proporción de
defunciones de la causa correspondiente.
También puede compararse el número de defunciones con el número de habitantes o
el de personas nacidas vivas en un cierto período de tiempo.
1
Por su parte las tasas específicas de mortalidad se miden en relación a determinados
estratos de población.
Entre los indicadores de mortalidad, la OPS incluye tasas específicas de mortalidad de
los menores de un año (mortalidad infantil), y de menores de 5 años. En ambos casos
se miden por cada mil personas nacidas vivas. También se incluye la razón de
mortalidad materna en relación a las personas nacidas vivas (1) y la tasa de mortalidad
según diferentes causas en relación al número de habitantes.
Finalmente, la esperanza de vida al nacer, que es el resultado compuesto de un
conjunto de tasas específicas de mortalidad en un momento dado, es considerado un
buen indicador de las condiciones generales de salud de la población.
2) Indicadores de morbilidad
Los indicadores de morbilidad por su parte se desagregan según la incidencia de las
distintas enfermedades definidas, como el cociente del número de personas que
contraen una enfermedad durante un año, sobre el total de la población expuesta.
La OPS incluye entre los indicadores de morbilidad la incidencia del bajo peso al nacer
(menos de 2.5kgs) en relación al total de nacidos vivos. Esta relación es considerada
un indicador de desarrollo infantil ya que la misma constituye un buen predictor del
desarrollo y condición de salud posterior de la persona.
Por su parte, en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2), se plantea el combate al
VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades graves especialmente la tuberculosis.
Esto lleva a que los países releven indicadores específicos de estas enfermedades. Se
mencionan a continuación algunos de ellos:
Prevalencia del VIH entre las personas de 15 a 24 años
Uso de preservativos en la última relación sexual de alto riesgo
Proporción de la población de 15 a 24 años que tiene conocimientos amplios y
correctos sobre el VIH/SIDA
Tasas de incidencia y mortalidad asociadas al paludismo
Tasas de incidencia, prevalencia y mortalidad asociadas a la tuberculosis
Proporción de casos de tuberculosis detectados y curados con el tratamiento breve
bajo observación directa
3) Indicadores de recursos, acceso y cobertura
Finalmente entre los indicadores de recursos, acceso y cobertura se incluye tanto los
recursos humanos destinados a la salud como los materiales y monetarios, así como
también la proporción de personas que tienen cobertura y acceso a los distintos
servicios de salud.
Entre los relativos a recursos humanos se utiliza el número de profesionales de la
salud (médicos, enfermeras, dentistas) cada mil habitantes, entre los materiales las
camas hospitalarias por cada mil habitantes. En lo que se refiere a recursos
monetarios se suele utilizar el cociente entre los gastos destinados a la salud y el
(1)
Se entiende por muerte materna la defunción de una mujer mientras está embarazada o
dentro de los 42 días siguientes a la terminación del embarazo, debido a cualquier causa
relacionada con o agravada por el embarazo o su atención. Incluye también las muertes
posparto
(2)
www.un.org/spanish/millenniumgoals
2
Producto Interno Bruto del país.
La OPS incluye además dentro de este grupo de indicadores la cobertura de
inmunización entre los menores de un año según los distintos tipos de vacuna y el uso
de métodos anticonceptivos en mujeres.
La gran mayoría de los indicadores reseñados se estiman normalmente para toda la
población del país, y por lo tanto suele ocultar diferencias importantes tanto a nivel de
los distintos estratos sociales como entre las diferentes zonas geográficas.
Las principales fuentes de información consisten en registros de nacimientos y
defunciones por un lado, y en las estadísticas que surgen de los servicios de salud. En
general la misma tiene un elevado grado de agregación sólo subsanable mediante la
realización de encuestas específicas que no se realizan con demasiada frecuencia.
Estos problemas son especialmente relevantes en los países más pobres.
4) Principales Indicadores de Salud disponibles en Uruguay
En el Uruguay es el Ministerio de Salud Pública el principal productor de indicadores
de salud. Para ello se basa en la información que proveen las propias dependencias
ministeriales y las instituciones privadas de salud, tanto las Instituciones de Asistencia
Médica Colectiva (IAMC), como los Seguros Privados y las Emergencias móviles.
Siguiendo la clasificación utilizada por la OPS, los indicadores disponibles se pueden
agrupar en:
Indicadores de mortalidad
a) Tasa de mortalidad infantil por departamento de residencia de la madre y por causa
b) Número de defunciones por causa, sexo, edad y departamento
Indicadores de recursos, acceso y cobertura
Recursos
a) Profesionales de la salud por área geográfica. Se presenta el número de médicos,
odontólogos, químicos farmacéuticos, parteras y enfermeras para Montevideo e
interior.
b) Promedio Diario de Camas Disponibles: MSP-IAMC. Se trata del
período
comprendido entre las 0 y 24 horas de un día durante el cual una cama de hospital se
mantiene a disposición para el uso de pacientes hospitalizados.
c) Gasto en salud/PBI estimaciones puntuales (3)
Acceso y cobertura
Como indicadores de la disponibilidad de los servicios de salud en el Uruguay se
utilizan una variedad de tasas de cobertura y rendimiento de los diferentes servicios.
Se hará mención a algunos de ellos.
(3)
El MSP elaboró las Cuentas Nacionales de Salud para el año 2004. Con anterioridad, se
había encargado a la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración la estimación para
los años 1999 y 2000. Existen otros cálculos para los años 1997 y 1998 realizadas en el
ámbito del MSP:
3
a) Número de afiliados a las IAMC, Seguros Privados y Emergencias móviles por área
geográfica
b) Estimación del porcentaje de población por atención de la salud (IAMC; MSP, etc.)
c) Para los afiliados a las IAMC: Tiempo promedio de demora para distintos tipos de
consultas y para intervenciones quirúrgicas. Se trata de un indicador de acceso a los
servicios y también de calidad de los mismos.
Otros Indicadores de utilización de servicios de salud disponibles en Uruguay
Indicadores para las IAMC (Instituciones Asistencia Médica Colectiva) (4)
i)
Consultas por afiliado: atención ambulatoria: consultas por tipo y algunas
especialidades por afiliado
ii)
Egresos Hospitalarios / 1.000 afiliados
iii)
Días de Hospitalización /1.000 afiliados
iv)
Estadía Promedio (días). Es el número de días que, en promedio, cada
paciente egresado durante un periodo ha permanecido internado. Se obtiene
dividiendo la suma de días de estadía de los pacientes egresados de un periodo por el
número de egresos del periodo.
v)
Número de recetas de medicamentos por afiliado
vi)
Intervenciones quirúrgicas por tipo por cada mil afiliados,
vii)
Servicios de diagnóstico: exámenes de laboratorio por afiliado por año,
exámenes de radiología por afiliado por año
Indicadores de Actividad en establecimientos asistenciales con internación del MSP (5)
i)
Promedio diario de camas disponibles. Es el período comprendido entre las 0 y
24 horas de un día durante el cual una cama de hospital se mantiene a disposición
para el uso de pacientes hospitalizados
ii)
Promedio Diario de Hospitalidades. Se computa como la atención brindada
diariamente a cada paciente hospitalizado.
iii)
Porcentaje ocupacional. Se trata del porcentaje de camas que, en promedio,
estuvieron ocupadas diariamente durante un período. Se obtiene dividiendo el total de
pacientes-día del período por el total de días-cama disponibles del periodo y
multiplicando por 100.
iv)
Total de egresos
v)
Altas a domicilio
vi)
Promedio Diario de Egresos
vii)
Giro promedio de camas Es una medida de utilización de camas que indica el
número de pacientes egresados por cada cama durante un periodo. Se obtiene
dividiendo el número de egresos por el promedio de días-camas disponibles durante
un periodo.
viii)
Total de Pacientes-día (hospitalidades)
(4)
MSP. Estadísticas. SINADI.
(5)
Ver INE “Anuario Estadístico 2008” capítulo Aspectos Sociales: Salud.
4
ix)
Promedio de días de estadía. Es el número de días que, en promedio, cada
paciente egresado durante un periodo ha permanecido internado. Se obtiene
dividiendo la suma de días de estadía de los pacientes egresados de un periodo por el
número de egresos del periodo.
Al manejar los indicadores de salud hay que tener en cuenta las limitaciones que los
mismos presentan. En efecto, ninguno de los indicadores vistos considera la calidad
de los servicios sanitarios que se prestan ni tienen una relación directa con el estado
de salud de la población, que son fenómenos básicos que se busca medir. Por lo cual,
su utilización debe estar acompañada de estudios que brinden información
complementaria y permitan un análisis integral del tema.
Algunos indicadores de Salud en Uruguay
Tasa de mortalidad infantil (año 2007)
10.7
Esperanza de Vida al Nacer (año 2007)
Ambos sexos
75,9 años
Hombres
72.3 años
Mujeres
79,6 años
Médicos cada mil habitantes (año 2007)
4.2
Montevideo
7.4
Interior
2
Afiliados a las IAMC (al 31.12.2007)
1.491.880
Montevideo
908.193
Interior
583.687
Promedio diario de camas
establecimientos del MSP
disponibles
en
Montevideo
1.382
Interior
2.760
Fuente: Ministerio de Salud Pública e Instituto Nacional de Estadística
5
2. INDICADORES DE EDUCACION
Los principales indicadores utilizados habitualmente en materia de educación pueden
agruparse en tres áreas:
1) Indicadores de cobertura
2) Indicadores de resultados
3) Indicadores de recursos
Para su confección, se requiere información sobre la población matriculada en los
distintos niveles de enseñanza, la que es relevada por las propias instituciones
dedicadas a impartirla, así como datos provenientes de Encuestas de Hogares que
constituyen la base para la estimación de medidas que toman en cuenta a toda la
población y no solamente a quienes se encuentran matriculados en determinado
momento.
1) Indicadores de cobertura
Los indicadores de cobertura tienen por objetivo describir en qué medida la población
accede a los servicios educativos en sus diferentes niveles.
Los principales indicadores que reflejan la cobertura son:
- Tasas de escolarización o asistencia a la educación. La escolarización se releva a
través de la asistencia a un centro educativo, y ésta a través de la matrícula a
comienzos de año.
Las tasas de escolarización miden los niveles de participación en la educación y se
calculan como el cociente entre el número de alumnos matriculados en cada nivel y la
población en edad de cursarlo.
Las Tasas de escolarización se presentan en forma bruta y neta.
Tasa bruta de escolarización (TBE) releva la proporción de asistentes a un
establecimiento de enseñanza con relación al total de la población en edad de asistir,
sin importar su edad. Por ejemplo, la TBE para Ciclo Básico contiene a todos los que
asisten, incluso aquellos que están fuera de la edad y que también son cubiertos por el
sistema, en relación al total de personas que se encuentran en edad de asistir, que en
el caso del ciclo básico es entre 12 y 14 años. De la forma en que es calculado, es
posible que esta tasa supere el 100%, lo que significaría que existen estudiantes
rezagados y/o repetidores en ese ciclo de enseñanza.
Tasa neta de escolarización (TNE) releva la proporción de asistentes a un
establecimiento de enseñanza de la edad correspondiente en relación con el total de la
población en edad de asistir. Por ejemplo la TNE para el Ciclo Básico contiene a los
alumnos de 12 a 14 años que están cursando este nivel en relación al total de
población de esa edad.
Estos indicadores pueden ser desagregados por ciclo educativo, género, área
geográfica, nivel de ingreso de los estudiantes según las finalidades del análisis que
se esté realizando. También se pueden presentar según los tipos de establecimientos
educativos de que se trate: horario simple, horario extendido o el tipo de
administración: público y privado.
6
- Tasas de repetición: Es el porcentaje de alumnos repetidores en cada grado,
calculado a partir de la matrícula final. Se puede presentar por grado y teniendo en
cuenta las características de los centros educativos. Se considera especialmente la
repetición en primer año escolar ya que se considera que es un buen indicador
relevante del desempeño posterior del escolar en el sistema educativo.
- Tasas de deserción. La tasa de deserción indica "la proporción de alumnos
matriculados que durante el año lectivo, por diferentes motivos, abandonan sus
estudios sin haber culminado el grado". Estas tasas se pueden calcular durante el ciclo
primario, al finalizar el mismo, durante el ciclo secundario y al finalizar el mismo. (6)
Finalmente, dada la importancia que tiene sobre el rendimiento educativo futuro la
educación en la infancia temprana, la asistencia a la educación preescolar (entre 3 y 5
años) resulta un indicador a tener en cuenta. También en estos tramos de edad es
posible estimar las tasas brutas y netas de escolaridad y los demás indicadores
mencionados.
2) Indicadores de impacto y rendimiento
El indicador más generalizado para medir el nivel educativo de la población es la tasa
de analfabetismo.
Dentro de la tradición de la UNESCO, el analfabetismo se define como la situación de
una persona que no posee las habilidades para leer y/o escribir, con comprensión, una
frase simple y corta referida a la vida cotidiana.
Se considera analfabeta a las personas de 15 años y más que no cumplen con este
requisito.
Sin embargo, atendiendo al hecho que las demandas para participar plenamente en la
vida cotidiana están sujetas a cambios permanentes, entre los especialistas del tema
hay un consenso creciente en cuanto a que el umbral de las habilidades mínimas de
lectura y escritura necesarias para ser considerado alfabeto debería reflejar los
requerimientos para funcionar adecuadamente en la sociedad de su época. (7)
Otra área de indicadores de impacto y rendimiento en materia educativa registra los
años promedio de escolaridad de los individuos. Se trata de un indicador de la
cantidad de años de escolarización de la población de determinado tramo de edad (20
a 25 años es un grupo generalmente utilizado) que puede ser definido de diferentes
formas. Cabe señalar que los años de escolaridad no incluyen preescolar, incluyendo
todo tipo de estudios a partir del mismo.
Otra forma de medir el mismo fenómeno consiste en la estimación del Porcentaje de
la población que ha completado el Ciclo. Este indicador mide qué parte de los
jóvenes de determinado tramo de edad han culminado el Ciclo en relación con el total
(6)
En Panorama social de América Latina 2001-2002 (LC/G/2183-P), recuadro III.1 puede verse
una metodología de construcción de las tasas de deserción en base a Encuestas de Hogares.
(7)
Ver Katzman- Rodríguez Situación de la educación en Uruguay: análisis de los datos de la
encuesta nacional de hogares ampliada de 2006.
7
de esa población, o sea, han finalizado los años de educación correspondientes (por
ejemplo, para Ciclo Básico: 6 de primaria y 3 de Ciclo Básico) El tramo de edad puede
ser definido de diferentes formas
Algunos ejemplos de indicadores calculados para el Uruguay a partir de la Encuesta
Nacional de Hogares Ampliada de 2006 son los siguientes: porcentaje de jóvenes de
20 años de edad con 12 años de escolarización completos, porcentaje de población
entre 18 y 30 años que completó 12 años de instrucción, porcentaje de población de
14 a 17 años que no asiste a establecimiento educativos.
Otros indicadores considerados de resultados tienen que ver con la asistencia y el
abandono de la enseñanza. En el Uruguay se relevan y calculan, entre otros, los
siguientes:

Tasa de Repetición: Es el porcentaje de alumnos repetidores en cada grado,
calculado a partir de los inscriptos.

Porcentaje de asistencia insuficiente por años. La asistencia insuficiente
refiere al porcentaje de alumnos que asistieron más de 70 días, pero menos de
140 días en el año (calculado a partir de matrícula de diciembre de cada año).

Porcentaje de abandono intermitente por años de la escuela. Abandono
intermitente es el porcentaje de alumnos que asistieron menos de 70 días en el
año (calculado a partir de matrícula de diciembre de cada año).
Los anteriores indicadores de educación están sujetos a críticas semejantes a las
mencionadas en relación con los indicadores de salud, ya que se limitan a medir la
cobertura de los sistemas educativos sin tener en cuenta su calidad y eficiencia.
Con el objetivo de evaluar en qué medida el sistema educativo ha logrado preparar a
los estudiantes que están terminando el período de educación obligatoria para la
participación plena en la sociedad del conocimiento, la OCDE (Organización para la
Cooperación y Desarrollo Económico) y la UNESCO comenzaron a trabajar a
mediados de la década del 90 en el Programa Internacional para la Evaluación de
Estudiantes (en inglés, Programme for International Student Assessment): el Programa
PISA.
Las pruebas PISA estudian el desempeño de alumnos de 15 años en áreas temáticas
clave: Matemática, Ciencias y Comprensión de Lectura.
Se trata de un estudio comparativo internacional con ciclos de tres años que tuvo su
primera edición en el año 2000. Hasta la fecha, participan todos los países miembros
de la OCDE, así como otros 60, que han sido denominados países asociados.
Uruguay participa desde 2003 en carácter de asociado y participó en las pruebas
efectuadas en el año 2006. Más de un millón de alumnos han sido evaluados hasta
ahora. Además de las pruebas en papel y lápiz, que evalúan la competencia en
lectura, matemáticas y ciencias, los estudiantes completan cuestionarios sobre ellos
mismos, mientras que sus directores lo han hacen sobre sus centros educativos.
Conjuntamente con la aplicación de pruebas se releva gran cantidad de información
sobre los intereses, hábitos y trayectorias de los estudiantes, sobre la ocupación,
educación de las familias y sobre distintos aspectos de las instituciones educativas.
8
3) Indicadores de recursos
Estos indicadores buscan reflejar la asignación de recursos financieros, humanos, y
físicos que la sociedad destina a la educación.
Respecto a los primeros, un indicador muy utilizado es el que mide el gasto en
educación como porcentaje del PIB, ya sea en el subsistema público como en el
privado, así como también el gasto por alumno en cada subsistema.
También puede resultar de interés analizar cuales son las principales fuentes de
financiamiento según el origen (público o privado) así como el destino que se hace a
esos fondos (gastos corrientes y dentro de éstos las remuneraciones e inversiones).
Por su parte para analizar los recursos humanos dedicados a la educación los
indicadores más difundidos son dos: el promedio de alumnos por docente según nivel
de enseñanza y el salario inicial ofrecido a los docentes.
En lo que se refiere a los recursos materiales usualmente se utiliza el número de
alumnos por centro educativo o por aula o por otro tipo de recurso material.
9
Fuente: Ministerio de Educación y Cultura, Anuario Estadístico 2007.
10
3. INDICADORES DE VIVIENDA
La vivienda constituye un indicador importante de las condiciones de vida de las
personas ya que se trata de un elemento imprescindible para que éstas se puedan
proteger del medio ambiente, así como preservar aspectos de privacidad e higiene,
cuya ausencia deteriora considerablemente la calidad de vida.
Se entiende por vivienda a cualquier albergue, fijo o móvil, que ha sido construido o
transformado para alojar personas en forma permanente o transitoria.
El concepto de vivienda debe distinguirse del de hogar.
Un hogar particular es la persona o grupo de personas (parientes o no) que habitan
bajo un mismo techo y, al menos para su alimentación dependen de un fondo común
(participan de- una "olla común"). Se diferencian del hogar Colectivo que se define
como el grupo de personas, normalmente no ligadas por lazos de parentesco, que
comparten- la misma vivienda por razones de trabajo, atención médica, estudios
militares, religiosos, reclusión, etc. Son hogares colectivos las pensiones, hoteles,
hospitales, sanatorios, internados, cuarteles, comunidades religiosas, cárceles, etc.
Por su parte, se considera vivienda particular la que está ocupada por uno o varios
hogares particulares. Vivienda colectiva es la que está ocupada por un hogar colectivo.
Los indicadores de vivienda más utilizados se refieren a los siguientes aspectos:
1) Características de la vivienda
2) Acceso a servicios básicos
3) Tipos de tenencia de la vivienda
1) Características de la vivienda:
Tipo y Materiales de construcción de la vivienda seleccionada (de paredes, techo y
pisos)
Número de habitaciones, total y de éstas cuantas son utilizadas para dormir.
2) Acceso a servicios básicos
Origen del agua utilizada para beber y cocinar (Red general, pozo surgente, aljibe,
arroyo u otro)
Potabilidad de agua. Para los que no utilizan red general, porcentaje de los que
realizaron controles de potabilidad o tratamiento en los últimos 12 meses
Instalación de agua. Forma como le llega el agua a la vivienda que ocupa ese hogar
(por cañería dentro de la vivienda, por cañería fuera de la vivienda, otro).
Servicio sanitario o higiénico. Tenencia de servicio sanitario, de que tipo y la
evacuación del mismo.
Número y uso del servicio sanitario. Cantidad de baños con que cuenta la vivienda y si
es de uso exclusivo de ese hogar.
Energía. Fuente principal de energía utilizada para cocinar
11
3) Tipos de tenencia de la vivienda
Propietarios (que han terminado de pagar y no), arrendatarios, y ocupantes. Dentro de
éstos últimos se distinguen los ocupantes en dependencia, los gratuitos, los sin
permiso y aquellos que son propietarios sólo de la vivienda pero no del terreno (8)
Otros indicadores de vivienda:
Número total de viviendas según condición de ocupación (ocupadas, desocupadas,
colectivas),
Número de personas por vivienda, Número de hogares que habitan en la vivienda y
Cantidad de integrantes del hogar
Equipamiento del hogar. Tenencia o no de determinados electrodomésticos. Si bien se
trata de un indicador de riqueza o de activos, el mismo es relevado conjuntamente con
los datos de las viviendas.
Las principales fuente de información referida a la vivienda son los Censos y las
Encuestas de Hogares.
Algunos indicadores de Vivienda en Uruguay
Total de viviendas
1.152.814
% de viviendas ocupadas
89.7%
Total de hogares particulares
1.061.762
Tamaño promedio del hogar
3
Tipos de tenencia
Propietarios
61.5%
Inquilinos
15.2%
Ocupantes
23.3%
% de viviendas con paredes 97%
de ladrillos, ticholos o
bloques
% de viviendas con techos 60.6%
con planchada de hormigón
% de viviendas con techo 28.3%
liviano con cielorraso
% de hogares con acceso a 92.2%
red general de agua potable
% de hogares con acceso a 97.8%
energía eléctrica de UTE
Fuente: Casacuberta Carlos: “Situación de la vivienda en Uruguay”. INE
(8)
Ver Situación de la Vivienda en el Uruguay. Informe de divulgación. INE. Carlos
Casacuberta. La definición de asentamiento irregular establece que pertenece a un
asentamiento irregular el hogar que habita en una vivienda que es parte de un grupo de ellas
(más de cuatro) construidas en un terreno del cual quien realiza las mejoras no es dueño
12
I. INDICADORES DE CALIDAD DE VIDA MULTIDIMENSIONALES
Los indicadores multidimensionales de calidad de vida pretenden dar una idea de la
magnitud de la pobreza en un determinado país o región. Es por ello que antes de
pasar revista a las formas de medición más utilizadas es necesario realizar una
aproximación conceptual al fenómeno.
Es difícil establecer un concepto preciso de pobreza. Puede afirmarse en términos
generales que la pobreza es una situación en la que se asocian el infraconsumo, la
desnutrición, las precarias condiciones de vivienda, los bajos niveles educacionales,
las malas condiciones sanitarias, una inserción inestable en el aparato productivo,
poca participación en los mecanismos de integración social y quizás la adscripción a
una escala particular de valores, diferenciada en alguna medida de la del resto de la
sociedad.
El concepto de pobreza así abordado tiene pues, una significación esencialmente
descriptiva de una situación social que permite identificar una categoría social: los
“pobres”.
La noción de pobreza se basa en última instancia, en un juicio de valor sobre cuáles
son los niveles de bienestar mínimamente adecuados, cuáles son las necesidades
básicas cuya satisfacción es indispensable y qué grado de privación resulta tolerable.
Tales juicios implican, por consiguiente, la referencia a algunas normas sobre las
necesidades básicas y su satisfacción, que permita discriminar entre quiénes son
considerados pobres y quienes no.
El concepto de pobreza es pues esencialmente normativo, y su contenido efectivo
varía junto con la norma sobre necesidades básicas o bienestar en la que se apoya.
Puede distinguirse entre el concepto de pobreza absoluta y el de pobreza relativa.
La pobreza es relativa solo en la medida en que la norma que sirve para definirla se
relaciona con un contexto social determinado y se refiere a una determinada escala de
valores asociada a un estilo de vida. Las definiciones de pobreza en términos relativos
corresponden a normas que intentan tomar expresamente en cuenta la privación
efectiva con respecto a los niveles medios de satisfacción de las necesidades de la
sociedad en cuestión y reflejar al mismo tiempo la disponibilidad media de recursos en
esa sociedad.
Las definiciones de pobreza en términos absolutos se basan en la idea de que existe
una dimensión absoluta de la pobreza. En efecto, hay un núcleo irreductible de
privación absoluta, más allá del contexto de la situación del país o de la comunidad
que se manifiesta en indigencia, desnutrición y penuria visibles.
La operacionalización de la distinción entre pobreza absoluta y relativa contiene cierto
grado de arbitrariedad que se deriva de la determinación de la “necesidad” y de la
especificación del nivel irreductible de la misma. Así, mientras que con un punto de
vista absoluto, la pobreza se definiría como la imposibilidad del ingreso de un individuo
para satisfacer sus necesidades de subsistencia, un punto de vista relativo define la
pobreza como la situación en la cual el ingreso de un individuo es bajo en relación a
algún estándar social.
A continuación se reseñarán las principales características de los instrumentos más
utilizados en América Latina para medir el fenómeno de la pobreza: el método de la
línea de pobreza basado en el ingreso, el método de las Necesidades Básicas
Insatisfechas, basado en la estimación directa de ciertas carencias críticas. También
se hará referencia a una clasificación de la población que combina los dos métodos.
13
1. EL METODO DE LA LINEA DE POBREZA
El proceso de medición de la pobreza implica por un lado la identificación de las
personas que se considere pobres y, por otro, la agregación del bienestar de esos
individuos en una medida de pobreza.
Para “identificar” a los pobres se requiere comparar el bienestar de distintas personas,
para evaluar si alguna de ellas tiene un nivel menor al “mínimo razonable” fijado
socialmente. Cada forma de medir la pobreza tiene implícito un indicador de bienestar.
Luego, una vez escogido un indicador de bienestar, es necesario elegir un método que
permita responder a la pregunta: “¿desde qué nivel de bienestar se considera que una
persona no es pobre?”. Al respecto existen diferentes enfoques, según consideren a la
pobreza como un fenómeno absoluto o relativo, midan “capacidad de consumo” versus
“consumo efectivo”, o consideren que el concepto de pobreza puede ser mejor definido
por las mismas personas encuestadas que por el investigador.
La “identificación” de las personas u hogares pobres implica realizar una comparación
entre distintos niveles de bienestar para lo cual es necesario seleccionar una variable
cuantificable que actúe como indicador del nivel de bienestar de las personas u
hogares. Esta elección dependerá del concepto de pobreza utilizado, pero también de
la información disponible, generalmente escasa.
Para determinar si una persona es pobre, es posible adoptar un enfoque “directo” o
uno “indirecto”. En el enfoque “directo”, una persona pobre es aquella que no satisface
una o varias necesidades básicas, como por ejemplo una nutrición adecuada, un lugar
decente para vivir, educación básica, etc. El enfoque “indirecto”, en cambio, clasificará
como pobres a aquellas personas que no cuenten con los recursos suficientes para
satisfacer sus necesidades básicas.
Podría decirse entonces que, mientras el primer método relaciona el bienestar con el
consumo efectivamente realizado, el método “indirecto” evalúa el bienestar a través de
la capacidad para realizar consumo. Bajo el método “directo”, una persona que cuenta
con recursos suficientes para satisfacer sus necesidades podría ser pobre; bajo el
método “indirecto”, una persona que no haya satisfecho varias necesidades básicas
podría no ser considerada pobre.
El método “indirecto” se caracteriza por utilizar “líneas de pobreza”, las cuales
establecen el ingreso o gasto mínimo que permite mantener un nivel de vida
adecuado, según ciertos estándares elegidos.
De acuerdo a este enfoque, un hogar –que es la unidad de referencia generalmente
utilizada- se clasifica como pobre si su ingreso es menor que el valor de una “línea de
pobreza” dada. Esta se define mediante la asignación de valor monetario a una
canasta básica de elementos mínimos considerados necesarios para cada persona y
la multiplicación de dicho valor por el número promedio de personas del hogar. De
esta manera se obtiene la línea de pobreza del hogar.
Por otra parte se recoge la información sobre los ingresos del hogar. El costo de la
canasta básica se utiliza entonces como punto de corte. Los hogares cuyo ingreso se
encuentra por debajo de la misma serán clasificados como pobres.
Como se desprende de la explicación anterior existen en principio dos elementos
centrales tanto desde el punto de vista conceptual como desde el punto de vista de su
medición práctica: por un lado la definición del valor monetario de la canasta básica, y
por otro, la definición del ingreso a ser tomado en cuenta en la comparación.
14
I) La metodología de estimación de la línea de pobreza y sus principales
problemas
La línea de pobreza representa el valor monetario de todos los bienes y servicios
considerados necesarios para satisfacer las necesidades básicas de la unidad. En
teoría entonces a efectos de poder estimar ese valor es necesario cumplir las
siguientes etapas: i) definir el conjunto de necesidades básicas, ii) determinar el
umbral de satisfacción para cada una de ellas, iii) seleccionar en cantidad y calidad los
bienes y servicios requeridos para satisfacer cada necesidad identificada y iv)
asignarle valor monetario a la canasta de bienes y servicios resultante.
En la práctica sin embargo, la mayoría de las experiencias de estimación de líneas de
pobreza no han seguido estas etapas. El valor del conjunto de bienes se estima
directamente para una o algunas pocas necesidades básicas, mientras que para las
restantes se calcula un valor agregado indirectamente. Este procedimiento se adopta
principalmente por consideraciones prácticas pero también por las dificultades de
lograr consenso en lo que debería ser considerado como necesidades básicas y su
nivel de satisfacción.
Usualmente se realiza una distinción entre la canasta correspondiente a alimentación
y la que se refiere a otros bienes y servicios.
1. La Canasta Básica de Alimentos
La determinación del valor de la canasta básica de alimentos (CBA), representativo del
costo de satisfacer las necesidades básicas de alimentación, sigue las etapas
planteadas anteriormente.
En efecto, en primer lugar se parte de la determinación de los requerimientos
nutricionales (calorías, proteínas, etc.) mínimos necesarios. En segundo lugar, se
deben identificar aquellos alimentos cuyo nivel y composición satisface esos
requerimientos. Para ello se consideran dos factores: los patrones de consumo
actuales de la población de referencia, y por otro lado los costos de los alimentos. En
consecuencia, la Canasta Básica Alimenticia (CBA) debe satisfacer los requerimientos
nutricionales excluyendo de la misma tanto aquellos alimentos de consumo menos
frecuente, como así también los más costosos. O sea que se incluyen los alimentos
usuales en la dieta real de la población de referencia. Finalmente, para estimar el valor
monetario de la CBA se considera el precio de las variedades más baratas de los
alimentos seleccionados en venta en los comercios donde la población de referencia
usualmente los adquiere. Generalmente se utilizan los precios de cada artículo
recolectados para el cálculo del IPC.
Entre los factores de mayor incidencia en el valor de la CBA se destacan aquellos que
guardan relación con:
i) los requerimientos nutricionales de los diferentes grupos (sexo-edad, actividad) dado
que la canasta se ajusta a las necesidades medias de la población. Para establecer
los requerimientos mínimos de calorías se utilizan estándares nacionales o
internacionales. Los requerimientos nutricionales se definen generalmente para grupos
de personas que se determinan en términos de intervalos de edades, sexo y tipo de
actividad principal.
ii) la estructura de consumo implícita en la canasta básica de alimentos y la cantidad
física de cada producto que la compone. Entre éstos están los aspectos relativos a la
selección del grupo de referencia para evaluar los hábitos de la población, al
15
tratamiento del consumo “fuera del hogar” (modalidad de adquisición de los alimentos),
y a los supuestos sobre la evolución de los patrones de gasto, cuando no se dispone
de encuestas recientes sobre el particular.
iii) los precios a los cuales se valora dicha canasta: la selección de los precios que se
estimen pertinentes para valorar la canasta básica de alimentos (precios medios,
mínimos los que pagan los sectores pobres, etc.), las diferencias entre regiones o
áreas, y a falta de información detallada, el índice válido para actualizar el valor de la
canasta (IPC de los alimentos, IPC de los pobres, etc.).
2. Gastos no alimentarios
Para la construcción de la canasta básica de “otros bienes” se presentan dos
alternativas. Una de ellas consiste en proceder de manera similar a la de los
alimentos, e identificar expresamente los requerimientos mínimos de cada necesidad,
como vivienda, vestuario, educación, transporte, etc. Sin embargo, es claro que la
fijación de un nivel mínimo para estas necesidades no cuenta con una base teórica
equivalente a la de las necesidades nutricionales, por lo que llevaría a depender, en
alto grado, de la opinión particular de quienes construyen la línea de pobreza (9)
Una segunda vía consiste en utilizar la relación observada entre los gastos en
alimentación y los gastos totales de consumo (coeficiente de Engel) en los distintos
estratos de hogares, especialmente en aquellos que pertenecen a un estrato
determinado que se toma como grupo de referencia. En los trabajos de CEPAL se han
adoptado corrientemente, y de manera uniforme para todos los países, coeficientes de
0.5 para las zonas urbanas y de cerca de 0.57 para las rurales. En Uruguay se estimó
el valor de dicho coeficiente en 0.32 para Montevideo y 0.36 para el interior utilizando
precios de mayo de 1996 (Fernández-Rama 1997).
Así, los componentes de la canasta que no se estiman directamente, es decir, los
gastos en vestimenta, vivienda, salud, recreación, educación, etc. son calculados
suponiendo que su relación en la línea de pobreza es la misma que se registra en la
estructura promedio del gasto de la población de referencia. Muchos países utilizan el
denominado coeficiente de Orshansky, que es el inverso del Coeficiente de Engel y
que se define como:
CO =
Gasto total
Gasto en alimentos
Al aplicar este coeficiente al gasto estimado en alimentos se obtiene el gasto estimado
total.
En este caso son también las encuestas de ingresos y gastos las utilizadas como
fuente para calcular el coeficiente de Orshansky para la población de referencia.
La utilización de esta metodología a efectos de estimar los gastos no alimentarios
plantea una serie de problemas.
i) El hecho de que el dato registrado en las encuestas corresponda exclusivamente al
gasto en consumo privado significa que una parte de la satisfacción de las
necesidades básicas no queda reflejada en esa pauta de consumo, en la medida en
(9)
Feres
16
que los hogares accedan a bienes y servicios subsidiados total o parcialmente por el
Estado.
ii) El costo de atender las necesidades no alimentarias varía a lo largo de las etapas
del ciclo de vida familiar y depende del tamaño y la composición del hogar y por lo
tanto, surge el problema de las diferencias en el valor de este coeficiente entre los
distintos tipos de hogares de un estrato de referencia.
iii) Dado que la fuente principal con la que se elabora la línea de pobreza consiste en
encuestas de presupuestos familiares, y que éstas se realizan con una periodicidad
muy baja, es necesario contar con algún criterio que permita actualizar la estructura de
gastos de los hogares. En ausencia de otra información, y sin recurrir a sofisticados
cálculos de elasticidad, una vía disponible parece ser la de considerar la evolución de
los distintos capítulos del gasto y ponderar, en cada momento, el coeficiente original
por las diferencias de los cambios en los precios relativos. La experiencia de los años
90 en América Latina respecto a variaciones dispares en los precios de los bienes
transables y no transables justifica un procedimiento de ese tipo.
Nos detendremos en las respuestas que se han dado para intentar los problemas
planteados especialmente en los puntos i) y ii).
3. Escalas de equivalencia en el consumo de los hogares
En los estudios de pobreza se utiliza normalmente el ingreso per capita, que se
obtiene dividiendo el ingreso total entre el número de integrantes del hogar. Algo
similar sucede con las líneas de pobreza.
Sin embargo, en ambos casos se debería reconocer el hecho de que el costo
marginal de una persona extra varía tanto por el tamaño del hogar como por el hecho
de que las necesidades de las personas son diferentes.
Estos elementos conducen a la necesidad de construir indicadores que reflejen tanto
las economías de escala como las diferencias en las características demográficas de
los hogares.
El conjunto de estos dos elementos es lo que se resume en las denominadas “escalas
de equivalencia” entre los hogares. Por un lado, la escala considera las diferentes
necesidades de los miembros del hogar, según su edad, género u otras características
demográficas o de tipo de actividad. Por otro, este índice permite tomar e en cuenta la
existencia de “economías de escala”, caracterizadas por costos marginales
decrecientes para alcanzar un mismo nivel de bienestar ante la adición de un nuevo
miembro al hogar. Este último punto está relacionado con la existencia de bienes en el
hogar, que pueden ser “compartidos” sin que haya una reducción del bienestar de las
personas.
Así, una escala de equivalencia reconoce que un hogar conformado, por ejemplo, por
una pareja y dos hijos necesita gastar más que una pareja sola para mantener un nivel
de bienestar similar –a diferencia del ingreso total–, pero no necesita gastar el doble –
a diferencia del ingreso per capita–. Duplicar el número de miembros de la familia no
implica una duplicación del costo de manutención, por dos razones: en primer lugar,
los niños consumen menos que los adultos, y en segundo lugar, existen bienes –como
calefacción, vivienda y otros– que pueden ser utilizados por varias personas a la vez
sin que alguna tenga que renunciar a parte de él.
En síntesis, las escalas de equivalencia consisten en indicadores que permiten ajustar
los ingresos o gastos de hogares de distintos tamaños y composición para volverlos
17
comparables. Al hacerlo, se obtiene una nueva medida del ingreso del hogar o ingreso
equivalente.
Estas escalas de equivalencia son muy difíciles de obtener. Tres son las
aproximaciones principales que se utilizan para elaborarlas: i) las encuestas de
valoración de las necesidades individuales (introduce elementos subjetivos), ii) la
investigación empírica del comportamiento del gasto de los hogares (usando algún
indicador de bienestar, como el coeficiente de Engel para hogares de diferente tamaño
y composición), y iii) los estudios basados en información nutricional.
A continuación se presenta a título de ejemplo dos escalas de equivalencia: una
subjetiva y otra calculada por Vigorito (10) en base a la Encuesta de Gastos e Ingresos
de los hogares de 1994-95.
Escala subjetiva
Primer adulto
1.000
Segunda persona
0.232
Tercera persona
0.159
Cuarta persona
0.126
Quinta persona
0.105
Sexta persona
0.091
Escala
Montevideo
Interior
Primer adulto
1,00
1,00
Niño de 0 a 4años
0.47
0.40
Niño de 5 a 10años
0.44
0.62
Niño de 11 a 17
0.74
0.45
Pareja
0.58
0.40
Otros adultos
0.62
0.31
4. Ampliación de la cobertura del ingreso
El hecho de que los gastos de consumo registrados en las encuestas de hogares
correspondan exclusivamente a los gastos de consumo privado significa que una parte
de la satisfacción de las necesidades básicas no queda reflejada cuando los hogares
acceden a determinadas transferencias de bienes y/o servicios subsidiados total o
parcialmente por el Estado.
(10)
Vigorito Andrea- Rodríguez Silvia. 2003. Economías de escala y bienestar de los
hogares. Nuevas estimaciones de escalas de equivalencia.
18
La metodología de líneas de pobreza no presenta grandes dificultades conceptuales
para ampliar el concepto de ingreso corriente total de los hogares a fin de incluir el
acceso efectivo a esos servicios públicos porque al incorporarlos de manera explícita
probablemente disminuiría el coeficiente de Engel (elevando por ende, la línea de
pobreza), junto con aumentar proporcionalmente el ingreso de los hogares.
Veamos un ejemplo simple, de un hogar cuyos ingresos se sitúan a nivel de la línea de
pobreza. Supongamos que su relación de gasto está dada por:
Gasto en alimentos/Gasto en alimentos+Otros gastos privados = 100 / 200 = 0.5
Un aumento de 50 en su gasto total al considerar el consumo de bienes y servicios
públicos no alimentarios se traduciría en:
Gasto en alimentos/Gasto total privado + Bienes públicos = 100 / 250 = 0.4
Si bien es cierto que con esto aumenta el gasto total del hogar y su coeficiente de
gasto en alimentos disminuye a 0.4 situando la línea de pobreza en 250, el valor del
consumo de bienes y servicios públicos también debe computarse como parte de los
ingresos de ese hogar, con lo cual la capacidad de consumo en relación a la línea de
pobreza para ese hogar en particular permanece sin variación.
El problema estriba en la validez del supuesto sobre una relativa estabilidad de la
cuantía y distribución de los bienes públicos, del cual se desprende que los hogares
toman sus decisiones de gasto con arreglo al sistema institucional vigente y que, en
consecuencia, el coeficiente de Engel es adecuado para estimar el costo global del
conjunto de sus necesidades.
Sin embargo, la situación es distinta en el plano empírico ya que las encuestas no
proveen información suficiente sobre el particular. En general no se identifica a los
hogares y personas beneficiadas con transferencias no monetarias fiscales.
Por otra parte, no necesariamente todos los hogares de la población de referencia
reciben estas transferencias.
Por ejemplo, si todos los niños en edad escolar de todos los hogares de la población
de referencia acuden a escuelas públicas, la línea de pobreza computada con el
coeficiente de Orshansky proporciona un valor adecuado para comparar con el ingreso
real de los hogares. No se debe cambiar la estimación de la línea de pobreza ni se
debe imputar ingresos a los hogares por concepto de educación subsidiada.
El problema se presenta cuando el gasto público social está desigualmente distribuido
entre los hogares de la población de referencia. Se daría entonces la misma situación
que la analizada para la vivienda.
Para tomar en cuenta estas circunstancias se debería agregar a los gastos efectivos el
valor equivalente de los subsidios a los hogares. En el caso de la escuela, una cuota
imputada debería ser agregada al gasto real de los hogares con niños que concurren a
escuelas públicas.
Estos comentarios muestran las dificultades y restricciones que tiene el método
indirecto de medición de los componentes de la línea de pobreza cuando el gasto
público es focalizado. Los programas más universales no presentan problemas. La
manera de tomar en cuenta estos factores depende de la disponibilidad de información
y de los arreglos institucionales.
Dado que en los países subdesarrollados se están realizando esfuerzos para focalizar
el gasto público, ello puede conducir a sesgos en la medición de la evolución de la
pobreza si no se considera el impacto de ese gasto.
19
II) Ventajas y limitaciones del método de la línea de pobreza
Ventajas
a) Mide la pobreza en forma relativamente directa.
b) Se apoya en una estimación empírica de requisitos mínimos de consumo y no en
un punto de corte arbitrario.
Limitaciones
a) Se cuestiona la confiabilidad del ingreso como medida debido a los sesgos en el
proceso de recolección de información.
b) El cálculo de la CBA y los supuestos que permiten definir el valor final de la línea
son débiles e imperfectos. El valor de la CBA se calcula en un año y luego la
misma se ajuste por el IPC por un período largo. Ellos supone que los mecanismos
de ajuste son adecuados para la estructura de consumo definida previamente.
Supone también que la estructura de consumo de los hogares pobres no se ha
modificado, ajustando sus preferencias a cambios en los precios relativos de los
bienes de la canasta original.
III) Los indicadores
i) Incidencia de la pobreza
Al indicador calculado como el porcentaje de hogares o personas que se encuentran
por debajo de la línea de pobreza, se lo conoce con el nombre de Incidencia de la
pobreza (Indice H: Head count ratio). Este indicador puede ser calculado tanto para
hogares como para personas
y resulta de efectuar el cociente entre los
hogares/personas cuyo ingreso es inferior a la línea de pobreza y el número total de
hogares/personas de la población.
Por su parte, la incidencia de la pobreza extrema o indigencia se calcula como el
porcentaje de hogares/personas cuyo ingreso es inferior a la CBA.
La mayoría de los estudios de pobreza que se elaboran en América Latina
normalmente proporcionan información acerca de la incidencia de la pobreza,
desagregada por unidades geográficas o grupos socioeconómicos, así como la
evolución en el tiempo.
20
A continuación se presentan las series de incidencia de pobreza para Uruguay
construidas utilizando la línea de pobreza del año 2002.
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
Incidencia de la pobreza extrema
(personas)
7,7%
4,4%
2,6%
2,5%
3,0%
2,1%
1,8%
1,2%
1,2%
1,6%
1,7%
1,2%
1,6%
1,2%
1,5%
1,3%
1,9%
2,8%
4,0%
3,4%
2,1%
2,0%
Incidencia de la pobreza
(personas)
46,2%
35,6%
26,6%
26,6%
29,7%
23,4%
19,9%
17,1%
15,3%
17,4%
17,2%
17,2%
16,7%
15,3%
17,8%
18,8%
23,7%
30,9%
31,2%
29,2%
27,5%
26,0%
Fuente: INE.
ii) Brecha de pobreza
El indicador de la brecha de la pobreza ha sido desarrollado como una medida
complementaria al de incidencia de la pobreza, y su finalidad es mostrar la
profundidad de la pobreza. La medida de brecha de la pobreza expresa la
distancia promedio entre el ingreso de los pobres y la línea de la pobreza, con
respecto a la población total. Matemáticamente se expresa del siguiente modo:
q
BP = (1/n) ∑ [(z-yi) / z]
i=1
BP es la brecha de la pobreza, n es la población total, q es la población pobre, z es la
línea de pobreza y yi representa el ingreso del individuo i.
Este indicador puede tomar valores entre 0 y 1. Cuanto mayor es el resultado, ello
significa que en promedio los ingresos de los individuos pobres están más alejados de
la línea de pobreza.
iii) Severidad de la pobreza
21
Foster, Greer y Thorbecke (1984) han desarrollado un índice que incluye una medida
de la intensidad de la pobreza. Este índice (FGT), permite analizar la intensidad de la
pobreza y la contribución de los subgrupos de pobres a la pobreza total. La utilidad de
esta medida es que permite comparar (espacial o temporalmente) distribuciones
(grupos) de pobres y determinar en cual la intensidad de la pobreza es mayor. En el
mismo sentido, es una medida útil para analizar el impacto de políticas que apunten a
mejorar el bienestar de los pobres. El Indice FGT se expresa matemáticamente de la
siguiente forma:
q
P(y,z) = (1/n) ∑ ((z-yi) / z) α
i=1
P es el índice de pobreza, q es el número de hogares pobres, (z-yi) es la distancia
entre el ingreso (y) del hogar i y la línea de la pobreza (z) y α es el parámetro de
aversión a la pobreza.
Con respecto al valor del parámetro α pueden darse tres situaciones:
a) α = 0
q
P(y,z) = (1/n) ∑ ((z-yi) / z) 0 = q/n = H
i=1
El índice FGT se transforma en el indicador de la incidencia de la pobreza, y por lo
tanto, señala la proporción de la población cuyo nivel de ingreso está por debajo de la
línea de pobreza.
b) α = 1
q
P(y,z) = (1/n) ∑ [(z-yi) / z)] 1 = BP
i=1
El índice FGT se convierte en el indicador de la brecha de la pobreza.
c) α = 2
Cuando α = 2, el índice FGT indica la severidad de la pobreza y demuestra la relativa
desigualdad que existe dentro de la población pobre. El Índice de Severidad de la
pobreza tiene en cuenta no solo la distancia que separa a los pobres de la línea de
pobreza (como en el caso de la brecha de pobreza) sino también la desigualdad entre
los pobres. Es decir, le da un mayor peso a los hogares que están más alejados de la
línea de pobreza. El índice FGT con α = 2 puede tomar valores entre 0 y 1. Cuanto
mayor sea el resultado de este índice, mayor será la severidad de los individuos en
condición de pobreza.
Los indicadores presentados pretenden destacar la importancia de complementar el
análisis tradicional sobre la magnitud y evolución de la pobreza, con la incorporación
de medidas y perfiles que permitan enriquecer el diagnóstico y conocimiento sobre la
situación de los sectores pobres. Desde luego, siempre en el marco de las limitaciones
que impone la naturaleza muestral de la información y la confiabilidad de los datos de
ingreso que corrientemente se utilizan en este tipo de estudios.
22
Finalmente, a efectos de lograr una visión más completa del fenómeno de la pobreza y
realizar análisis comparativos espaciales y temporales, es necesario insistir en la
práctica de presentar un menú de diferentes indicadores teniendo siempre en cuenta,
las limitaciones de cada indicador y los aspectos de la pobreza que cada uno de ellos
focaliza.
23
2. EL METODO DE LAS NECESIDADES BASICAS INSATISFECHAS
El método “indirecto” utiliza el ingreso (o el consumo) como una aproximación al nivel
de vida de las personas. En cambio, bajo el método “directo” se observa directamente
las condiciones de vida de la población. La clasificación de una persona como “pobre”
o “no pobre” dependerá de cuan lejos se encuentran sus condiciones de vida de
determinados estándares sociales.
Uno de los indicadores directos más utilizados en América Latina para medir la
pobreza es el método de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI).
I) La metodología de estimación de las NBI
Mientras que el método del ingreso/consumo identifica a los hogares pobres como
aquellos sin capacidad para adquirir todos los bienes y servicios necesarios para
satisfacer las necesidades básicas, el método de las Necesidades Básicas
Insatisfechas (NBI) se apoya en la identificación de una serie de carencias
consideradas críticas derivadas de la especificación de dimensiones diversas de
bienestar (sanitarias, educativas, de confort). La ausencia en los hogares de ciertos
elementos considerados críticos para niveles mínimos de bienestar, constituye el
criterio demarcatorio para considerar a un hogar como pobre o no. El concepto
construido determina la proporción de hogares o personas cuyas necesidades básicas
se encuentran insatisfechas (NBI) y aquellos, en donde por el contrario, estas se
encuentran satisfechas (NBS).
La utilización de esta metodología permite construir “mapas de pobreza” a partir de
información censal con los datos desagregados geográficamente. De esta manera, se
puede obtener un indicador sintético para áreas pequeñas que permite focalizar las
políticas sociales con una mayor desagregación territorial así como evaluar los
impactos de dichas políticas. Hay que destacar que esta mayor desagregación
geográfica se obtiene a costa de considerar algunas necesidades básicas y dejar de
lado otras. El método del ingreso/consumo implícitamente cubre todas las
necesidades.
Debido a las necesidades que habitualmente este método toma en cuenta, el mismo
permite identificar situaciones de pobreza más estructural que el método del
ingreso/consumo.
Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que ambos enfoques no son alternativos para
medir el mismo fenómeno, sino que miden aspectos parciales de un fenómeno muy
complejo como es la pobreza.
1. Selección de indicadores sociales y sus niveles
La selección de los indicadores y la definición de los umbrales mínimos de cada uno
de ellos debería cumplir con los siguientes requisitos:
a) Debería considerar bienes y servicios que se encuentran efectivamente
presentes o sean accesibles para la mayoría de la población.
b) Debería alcanzar la mayor desagregación geográfica posible
c) Deberían corresponder a características relativamente permanentes de los
hogares
24
d) Deberían presentar correlaciones satisfactorias con la pobreza definida por
ingresos
Sería deseable que la selección de los indicadores para medir las necesidades
básicas se basara en la situación de cada área geográfica en la que el mismo se va a
aplicar. Sin embargo, habitualmente se consideran las siguientes: a) hacinamiento, b)
vivienda inadecuada, c) abastecimiento inadecuado de agua, d) carencia o
inconveniencia de servicios sanitarios para el desecho de excretas; e) inasistencia a
escuelas primarias de los menores en edad escolar, y, f) un indicador indirecto de
capacidad económica. (Feres 2001)
La condición de hacinamiento se mide a partir del número de personas por habitación
(usualmente se considera a las viviendas con más de tres personas por dormitorio), en
tanto que la calidad de la vivienda se determina en función de los materiales de
construcción utilizados en piso, paredes y techo (CEPAL / PNUD, 1989).
La disponibilidad de agua se refiere al abastecimiento permanente de agua de buena
calidad en cantidad suficiente para satisfacer las necesidades de alimentación e
higiene y se mide a partir de dos características, la potabilidad del agua y la forma en
que ésta es suministrada a la vivienda. En el acceso a servicios sanitarios también se
distinguen dos características; por un lado, la disponibilidad de servicio higiénico y, por
otro, el sistema de eliminación de aguas servidas.
La elección de los indicadores vinculados a la vivienda se basa en la hipótesis de que
existe una correlación entre vivienda adecuada e ingreso.
Si bien esta correlación está lejos de ser perfecta, es razonable asumir que los
hogares que viven en una vivienda inadecuada, especialmente cuando se requieren
mínimos muy bajos, y con niños que no reciben educación básica, deben ser
considerados pobres. Existen sin embargo, otras dimensiones significativas, como la
nutrición y el acceso a servicios de salud cuya insatisfacción puede coexistir con una
vivienda adecuada y la concurrencia a la escuela como se establece en los índices de
pobreza basados en el método de las NBI.
Otra razón por la cual la vivienda ha sido seleccionada como una variable básica en la
confección del Indicador (cuatro de las seis variables mencionadas están relacionadas
con la vivienda) tiene que ver con la disponibilidad de información respecto a al misma
que se encuentra en los Censos de Población.
La educación básica constituye un requerimiento mínimo para que las personas
puedan incorporarse adecuadamente a la vida productiva y social, por lo que se la
considera una necesidad básica. Si bien no sólo es importante la asistencia a un
establecimiento de educación, sino también la calidad del mismo, las fuentes de datos
normalmente utilizadas para estos fines sólo brindan información sobre el primer
aspecto.
El indicador de capacidad económica, no mide una necesidad básica propiamente,
sino que intenta reflejar la capacidad de generar ingresos de los hogares. Esta
dimensión trata de medir capacidad y no realidad. La misma se mide combinando el
índice de dependencia (tamaño del hogar/número de perceptores de ingreso del
hogar) y el nivel educativo del jefe de hogar. En muchos países la contribución
marginal de este factor al indicador general ha sido pequeña.
Una vez elegidos los indicadores de necesidades básicas, es necesario establecer los
umbrales de privación que definen la situación de carencias críticas. Para que toda la
población esté en capacidad de superar en algún momento esas carencias, el umbral
elegido debe corresponder a la mínima satisfacción posible de necesidades que sea
compatible con una participación adecuada en la sociedad. La correlación de distintos
25
niveles de satisfacción para cada necesidad con la insuficiencia de ingresos puede
ayudar en la determinación de los umbrales mencionados.
A continuación se presenta, a vía de ejemplo, los umbrales seleccionados en el
estudio realizado en Uruguay a partir del Censo de Población y Vivienda del año 1985.
Necesidad básica
Tipo de vivienda y hacinamiento
Privación crítica
Materiales: (lata, desechos o pisos de tierra)
Más de dos personas por cuarto
Estándares sanitarios mínimos
Sin sistema de eliminación de excretas o
sistemas inadecuados (sin descarga, compartido
con otros hogares, etc.)
Asistencia escolar
Niños entre 6 y 15 años que no asisten a la
escuela o personas entre 7 y 15 años que nunca
asistieron a la escuela.
Capacidad de subsistencia del hogar
Hogares con jefes de 44 años y menos con
primaria incompleta y de 45 años y más con 0 a
2 años de educación en hogares con más de 3
personas por cada persona ocupada o
perceptora de ingresos.
2. El problema de la agregación
Desde un punto de vista conceptual el principal problema del método de las NBI
consiste en cómo ponderar los diferentes indicadores.
En América Latina el criterio establecido indica que un hogar será clasificado como
pobre si no alcanza el mínimo en por lo menos uno de los indicadores. Este criterio
parece especialmente apropiado si los límites son muy bajos y reflejan situaciones de
extrema privación.
La idea detrás de este enfoque reposa en dos supuestos básicos: por un lado en que
todas las necesidades son igualmente importantes y por otro en que todas ellas son
básicas y críticas para reflejar la pobreza. Esto implica que la imposibilidad de
satisfacer cualquiera de ellas será suficiente para clasificar a un hogar como pobre.
También se podría alternativamente asignar diferente importancia a cada necesidad
considerada o requerir que más de una necesidad debería ser satisfecha.
En síntesis, cuando un hogar presenta carencia en alguna de las dimensiones, éste se
considera con NBI. Por lo tanto, en rigor, este método permite medir el número de
hogares que no ha satisfecho alguna necesidad básica, pero no necesariamente mide
la pobreza. Esto se debe, entre otros factores, a que no existe una forma única y
establecida de relacionar el número de necesidades básicas insatisfechas con la
condición de pobreza, lo que implica que la clasificación final en pobres y no pobres es
arbitraria y depende enteramente del criterio del investigador (Feres 2001)
3. Fuentes de información
Una vez que se produce el mapa de pobreza sobre la base de un censo de población,
se puede estimar la evolución de algunas variables que también se relevan en
encuestas de hogares. Si bien los datos de las encuestas no son estrictamente
26
comparables con los utilizados en la confección de los mapas de pobreza (las
encuestas generalmente relevan datos de población urbana), pueden resultar de
utilidad para monitorear la evolución de algunas variables en el período intercensal.
II) Ventajas y limitaciones del método de las NBI
Ventajas
1) Se trata de un indicador multidimensional y directo. La primera característica se
debe a las distintas dimensiones del fenómeno que considera (vivienda, educación,
etc.). Es directo ya que se determina directamente a partir de la constatación de la
presencia de carencias críticas en los hogares. En este sentido el indicador es mejor
que el de la línea de pobreza ya que cuando se mide la pobreza por los ingresos del
hogar, se asume que éste se traduce efectivamente en el acceso a la mayor parte de
las dimensiones abstractas que se definen como bienestar mínimo. Sin embargo, esto
depende en realidad de la estructura de consumo de las familias individuales, sus
deudas y necesidades particulares.
2) Una segunda ventaja de este tipo de medida radica en la utilización de datos
provenientes de los censos nacionales, frente a otras alternativas que se basan en las
encuestas de hogares por muestreo como fuente de información. Disponer de datos
sobre las necesidades de todos los hogares de un país, permite caracterizar con un
alto grado de detalle las necesidades de los pobres, ya sea por zonas geográficas u
otro tipo de clasificación.
Ello permite elaborar mapas de pobreza, diseñar medidas específicas de combate a la
misma así como evaluar sus resultados.
Cabe advertir que dado el hecho que esta medida se apoya en información censal y
dada la distancia en el tiempo entre recolecciones censales debe procederse con
cautela a la hora de realizar inferencias y comparaciones en el tiempo.
3) Este método permite estudiar la evolución temporal de cada una de las necesidades
básicas insatisfechas por separado y, con un poco de cautela, evaluar la efectividad de
ciertas políticas destinadas a satisfacer necesidades básicas.
Limitaciones
1) Si bien el índice, mide directamente carencias críticas, la validez de los indicadores
puede decrecer en el tiempo, lo que implica que no sea posible interpretar el número
de personas carenciadas entre dos períodos como cambios en la magnitud de la
pobreza.
Considérese, por ejemplo, al indicador de capacidad de subsistencia de los hogares.
Un análisis realizado en otro punto en el tiempo puede mostrar que se deben definir
criterios de educación más exigentes que los establecidos originalmente al construir el
indicador. Lo mismo podría decirse respecto a las situaciones de hacinamiento (más
de dos personas por habitación).
Una comparación intertemporal requeriría de indicadores igualmente representativos
de la pobreza en ambos períodos.
27
Si bien las variables seleccionadas pueden haber mostrado en el momento de
construcción del indicador una alta correlación con las otras carencias y con pobreza
definida por ingresos, esta situación puede modificarse en el tiempo.
Ello se debe, por una parte, a que el método no capta adecuadamente situaciones que
se pueden caracterizar como de pobreza reciente, en las que los hogares siguen
satisfaciendo sus necesidades aunque sus recursos hayan disminuido drásticamente.
Por ejemplo, se menciona el caso de América Latina durante los años ochenta, donde
la pobreza medida por NBI no muestra un empeoramiento de las condiciones de vida,
a pesar de la notable caída experimentada en el nivel de empleo y de los salarios.
2) La comparación en el espacio de los indicadores de NBI presenta algunas
limitaciones. El umbral de satisfacción para cada necesidad puede ser diferente según
las áreas geográficas de que se trate, por ejemplo entre las áreas rurales y urbanas.
Por esta razón, la comparabilidad entre áreas depende del grado de ajuste de los
indicadores a las distintas realidades sociales.
3) El nivel de pobreza es sensible al número de necesidades insatisfechas que se
requiere para ser considerado pobre, y esta elección generalmente es arbitraria.
Cuanto mayor sea el número de indicadores que se incluye, mayor será el número de
personas con NBI. En una situación extrema, el uso de un número suficientemente
grande de indicadores podría originar que casi toda la población sea clasificada como
pobre (11)
4) Finalmente, existe un riesgo que no es propio del indicador pero surge de comparar
la evolución de los hogares con NBI entre un punto y otro en el tiempo como
variaciones en la cantidad de hogares pobres, y atribuir dichas variaciones a
programas específicos de ataque a la pobreza.
Por ello es necesario tener en cuenta que parte de las variaciones en algunos
indicadores, por ejemplo hacinamiento y capacidad de subsistencia, pueden deberse a
cambios en la fecundidad o a variaciones en el empleo y no a programas específicos
de vivienda y educación. Por otra parte, como el índice carece de información directa
sobre ingresos, no permite captar hogares cuya movilidad descendente reciente (por
ingresos) los colocaría en situación de pobreza, pero no afectaría en forma inmediata
otros aspectos haciendo que su clasificación continúe siendo como Hogares con
Necesidades Básicas Satisfechas.
Cabe agregar, que muchos de estos indicadores se ven afectados por inversiones
pasadas con efecto retardado y persistente, aún cuándo el bienestar de los pobres y
de la población en general se vea afectado negativamente por otras fuerzas.
En conclusión, el método de las NBI es particularmente pertinente para ofrecer una
caracterización de la situación en la que viven los hogares carenciados, lo cual es muy
útil en el diseño e implementación de políticas focalizadas que apunten a aliviar
determinadas necesidades básicas. Mediante el uso de información censal es posible
registrar con alto grado de detalle la evolución de algunas necesidades básicas
insatisfechas. Esto, a su vez, se traduce en la posibilidad de construir “Mapas de
(11)
Por ejemplo, en el Uruguay se realizaron estimaciones basadas en los datos del Censo de
Población y Vivienda del año 1996 que incluyeron como necesidad básica la tenencia de
calefacción en los hogares, lo que elevó sustantivamente el número de aquellos clasificados
como teniendo NBI.
28
Pobreza” que permitan identificar geográficamente esas carencias y optimizar el gasto
social destinado a aliviarlas. En tal sentido, “los mapas de carencias críticas
constituyen la utilización más ambiciosa y de mayor éxito de la información censal con
fines de programación social” (Kaztman, 1996). Sin embargo, al mismo tiempo y por
las razones mencionadas este método presenta serias limitaciones como alternativa
para la medición de la pobreza. Por lo tanto, parece más adecuado circunscribir sus
alcances al aprovechamiento de sus ventajas específicas, lo que incluye la utilización
de sus resultados como un complemento importante de la visión del fenómeno de la
pobreza que proporcionan otros métodos de medición, más consistentes conceptual y
estadísticamente, como es el caso del ya aludido método de líneas de pobreza. (Feres
2001)
29
3. EL APORTE DE KATZMAN: LA HETEROGENEIDAD DE LA POBREZA
Las ventajas y limitaciones de la medición de la pobreza por medio de necesidades
básicas y por medio de ingresos llevaron a Ruben Katzman a plantearse la posibilidad
de combinar la fortaleza y utilidad de ambas medidas y neutralizar o minimizar sus
riesgos.
Los objetivos centrales, de esta combinación son: i) minimizar los riesgos de inclusión
y exclusión de hogares, ii) incrementar la confiabilidad y representatividad temporal de
las medidas de pobreza y iii) mejorar la capacidad de las medidas de identificar la
heterogeneidad de las situaciones de pobreza.
La línea de pobreza posee el innegable mérito de concentrarse en un simple indicador
que efectivamente es el mecanismo más importante de acceso a bienes y servicios.
Posee el problema de ser altamente sensible a variaciones en el contexto económico
inmediato.
El índice de necesidades básicas por su parte posee la ventaja de medir carencias
críticas en forma directa, su carácter multidimensional, y su desagregabilidad. Sin
embargo, este índice es de baja sensibilidad, posee una naturaleza inercial, y se
modifica por razones muy diversas (que no siempre indican éxito de programas
sociales o mejoras sustantivas e integrales del bienestar de la población pobre). Este
índice no mide directamente ingresos y ello no le permite captar una dimensión
sustantiva de la pobreza.
Al combinar ambas medidas una posibilidad sería establecer mayores y menores
niveles de pobreza dependiendo de si están presentes ambas situaciones, una sola, o
ninguna. Este tipo de combinación aditiva simple destruye la posibilidad de extraer de
las peculiaridades de cada medida su riqueza cualitativa. La otra posibilidad sería
combinar el par de dicotomías (pobre/no pobre; NBI/NBS) en un cuadro de dos por
dos a efectos de diferenciar los tipos de pobreza.
NBS
NBI
Hogares por encima de la línea de pobreza
Hogares en
condiciones de
integración social
Pobreza inercial
Hogares por debajo de la línea de pobreza
Pobreza Reciente
Pobreza Crónica
Hogares en condiciones de Integración social: Estos son hogares que no presentan
carencias críticas considerando el Indice de Necesidades Básicas, y cuyo nivel de
ingreso satisface los requisitos de consumo mínimo.
Pobreza Crónica: Dichos Hogares presentan tanto carencias críticas de uno o más
tipos así como insuficiencia de ingresos. Representan las situaciones de pobreza más
claras e integrales.
Pobreza Reciente: Estos hogares poseen viviendas decorosas, estándares sanitarios
adecuados, acceso a servicios de educación básicos y potencial capacidad de
subsistencia (dada su relación entre adultos educados y dependientes). Sin embargo
30
presentan situaciones de insuficiencia de ingresos.
Pobreza Inercial: Dichos hogares presentan la configuración opuesta a los de pobreza
reciente. Sus ingresos son suficientes, pero una o más de las carencias consideradas
críticas persisten.
Esta tipología permite, en primer lugar, discriminar la evolución de la pobreza de
acuerdo a tipos antes que a niveles lo que facilita inferencias relativas a las fuentes de
mejora o deterioro en el comportamiento de los indicadores.
Además, al permitir diferenciar entre tipos de pobreza, incrementa la información
necesaria para la formulación de políticas de combate a la pobreza.
Considérese países con bajos niveles de desarrollo general que asisten a un boom
económico que se traduce en mejoras claras de empleo y salarios. Muchos hogares se
beneficiarán de estas tendencias e incrementarán sus ingresos más allá de los
umbrales básicos. Sin embargo, dado que estos países carecen de obras de
infraestructura, no han expandido sus servicios de salud y educación en forma
adecuada, y poseen déficits habitacionales, estos mismos hogares no serán capaces
de superar muchas de las carencias críticas. Las políticas públicas deberán orientarse
en estos casos a créditos en vivienda, cobertura educativa e inversión en
infraestructura antes que a políticas de empleo e ingresos.
Supóngase el caso de países de mediano a alto desarrollo social que sufren períodos
recesivos. En períodos cortos, muy posiblemente, ello no se traduzca en incremento
de carencias críticas tal como se definen a partir del índice de necesidades básicas.
Sin embargo la capacidad adquisitiva de estos hogares se encontrará por debajo de
los umbrales mínimos de consumo necesario. Políticas de subsidio alimenticio, de
complemento de ingresos o programas de empleo, constituyen en este caso las
medidas más adecuadas de combate a la pobreza. Finalmente los hogares pobres
crónicos requieren de programas sociales integrales que permitan mejorar condiciones
de vivienda, sanitarias y educativas así como incrementar sus niveles de ingreso.
31
4. EL INDICE DE DESARROLLO HUMANO
Conscientes que el problema del desarrollo social es de carácter multidimensional y no
puede ser reducido a indicadores de ingreso nacional, de salud o de logros
educacionales, las agencias internacionales se embarcaron en la búsqueda de
sistemas de medición que permitan captar dicha complejidad en forma más adecuada,
y que resulten a la vez gruesamente comparables en el tiempo y espacio. El producto
más ambicioso de las diferentes iniciativas desarrolladas, ha sido, hasta el momento,
el Indice de Desarrollo Humano - IDH, publicado por primera vez en 1990 por el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y objeto de revisiones
metodológicas anuales.
El Informe sobre Desarrollo Humano del año 1990, define el desarrollo humano como
“un proceso mediante el cual se amplían las oportunidades de los individuos, las más
importantes de las cuales son la vida prolongada y saludable, el acceso a la educación
y el disfrute de un nivel de vida decente”.
El desarrollo humano se refiere no solamente a la satisfacción de necesidades
básicas, sino también al desarrollo humano como un proceso dinámico de
participación. Se hace hincapié en el desarrollo de oportunidades para los seres
humanos. Esto se refleja en la medición del desarrollo, no solamente como la
expansión de los bienes y la riqueza, sino como la ampliación de las opciones de la
persona.
Los individuos no aíslan los diferentes aspectos de sus vidas. Por el contrario, tienen
una “sensación” general de lo que es el bienestar. De allí el tratar de crear un índice
compuesto del desarrollo humano.
Los creadores del IDH tuvieron como meta crear un índice que significara una
alternativa al Ingreso Nacional y a las medidas basadas en éste. Justamente la
primera diferencia es que el IDH es un índice multidimensional que pretende reflejar
logros mediante la inclusión de un número limitado de variables económicas y sociales
de modo de mantenerlo simple y manejable. Este índice permite ordenar países según
los valores que alcancen en el mismo.
I) Medición del desarrollo humano
El IDH consiste en un índice agregado de indicadores que representan dimensiones
consideradas sustantivas del desarrollo humano. Estas dimensiones son: alcanzar una
vida larga y saludable (dimensión salud), adquirir conocimientos útiles (dimensión
educación) y contar con los recursos necesarios para disfrutar de un nivel de vida
decoroso (dimensión nivel de vida o acceso a recursos)
El indicador clave para el primer aspecto es la esperanza de vida al nacer que refleja
el promedio de años que vivirá un recién nacido en un determinado momento,
sometido a los riesgos en que nace y vive la población real a la cual el niño pertenece.
Existe una estrecha correlación entre una vida prolongada y una nutrición adecuada,
buena salud, educación y otros logros valiosos. Por lo tanto, la esperanza de vida es
una medida sustituta para muchas otras variables del desarrollo humano.
Respecto al componente referido a educación, se toma en cuenta el nivel de
alfabetismo. Sin embargo el informe de 1991 considera que si bien el alfabetismo es
un requisito básico para poder adquirir y utilizar la información, no es suficiente por si
solo para el desarrollo del conocimiento y la comunicación. A partir del año 1991, el
alfabetismo adulto se combina con la escolaridad promedio, como forma de reflejar la
32
importancia de adquirir altos niveles de capacitación y así diferenciar los países con
mayor potencial desde el punto de vista educativo. Finalmente, en 1995 la escolaridad
promedio se sustituyó por la tasa bruta de matriculación combinada primaria,
secundaria y terciaria.
El tercer componente, el nivel de vida, es el más difícil de medir. Se opta entonces por
utilizar el ingreso per cápita. Sin embargo, dadas las distorsiones que esta variable
presenta en los distintos países debido a factores tales como los tipos de cambio,
aranceles e impuestos, entre otros, se realiza un ajuste por el poder adquisitivo del
ingreso logrando de esta forma una mejor aproximación al poder relativo de comprar
artículos.
II) Cálculo del Indice de Desarrollo Humano
El primer paso consiste en calcular para cada país el valor de cada uno de los tres
componentes de la siguiente forma:
Esperanza de vida: se define como el número de años que viviría un recién nacido si
las pautas de mortalidad en el momento de su nacimiento siguieran siendo las mismas
a lo largo de toda su vida.
Logro educacional: Es un indicador que combina dos variables. Por un lado la tasa de
alfabetismo adulto, que el Informe de Desarrollo Humano la define como el porcentaje
de personas de 15 años o más que pueden leer y escribir y por otro la tasa bruta de
matriculación combinada primaria, secundaria y terciaria.
Las dos variables, alfabetismo adulto (a1) y tasa de matriculación (a2) se combinan
atribuyendo una ponderación de dos tercios a la primera y un tercio a la segunda, de
forma que:
Logro educacional = 2/3 (a1) + 1/3 (a2)
Nivel de vida La medición del nivel de vida se realiza por medio del ingreso per capita,
previamente modificado en dos aspectos: a) se plantea en términos de un mismo
poder adquisitivo, utilizando factores PPA (Paridad de Poder Adquisitivo); b) se aplica
la función logaritmo, para dar cuenta de los retornos decrecientes al ingreso. Por
ejemplo, no tiene el mismo efecto sobre el bienestar de la población un incremento de
ingreso per capita de U$S 500 en Bolivia que en Suecia.
Una vez calculados los valores de los componentes del IDH para cada país, se sigue
adelante con el resto de los pasos.
El segundo paso consiste en la determinación de un valor máximo y uno mínimo para
cada una de las variables. Hasta el año 1993, el menor valor de cada dimensión
quedaba establecido en el del país peor clasificado, y el máximo era aquel
correspondiente al del país mejor clasificado. En el año 1994 se cambió la forma de
cálculo. Se fijaron valores “normativos” que no van a ser modificados año a año. El
mínimo es aquel que ha sido históricamente observado como más bajo en los últimos
30 años. Por su parte, el máximo es el límite que se prevé en los próximos 30 años.
Los máximos y mínimos para cada variable quedaron fijados como sigue:
33
Mínimo
Máximo
Esperanza de vida (años)
25
85
Alfabetismo adulto (%)
0
100
0
100
100
40.000
Matriculación
combinada
secundaria y terciaria
primaria,
Ingreso (PBI per capita en PPA)
La principal ventaja al establecer puntos de referencia fijos es que así se posibilitan
comparaciones más significativas entre países y a lo largo del tiempo.
Luego se determina la medida de privación, calculando la relación de la diferencia del
valor de cada país y el valor máximo respecto del rango total. Esta normalización
asegura que el valor del índice quede comprendido entre cero y uno
De este modo se calculaba para cada una de las variables xi el indicador de privación
para el país j:
Iij = ( Xij – Xmin j ) / ( Xmaxj – Xminj ),
donde “Xmaxj” y “Xminj”corresponden respectivamente a los valores máximo y mínimo
posibles para cada variable.
Una vez calculados los tres indicadores, el tercer paso consiste en definir el IDH del
país como el promedio simple de los indicadores de privación Iij; es decir:
IDHj= 1/3*( I1j + I2j + I3j ).
A continuación se presenta como ejemplo el cálculo de IDH para Turquía
1. Cálculo del índice de esperanza de vida
Para Turquía, cuya esperanza de vida era de 71,4 años en 2005, este componente
surge de la siguiente manera:
Índice de esperanza de vida = (71,4 – 25)/ (85 – 25) = 0,773
2. Cálculo del índice de educación
Para Turquía, cuya tasa de alfabetización de adultos en 2005 era de 87,4% y la tasa
bruta combinada de matriculación era de 68,7% en el mismo año, el índice de
educación es de 0,812 y surge al aplicar las siguientes fórmulas:
Índice de alfabetización de adultos = (87,4 – 0)/ (100-0) = 0,874
Índice bruto de matriculación = (68,7 – 0)/(100-0) = 0,687
Índice de educación = 2/3 (índice de alfabetización de adultos) + 1/3 (índice de
matriculación bruta) = 2/3 (0,874) + 1/3 (0,687) = 0,812
3. Cálculo del índice del PIB
El índice del PIB se calcula utilizando el logaritmo del PIB per cápita ajustado (PPA en
US$). Para Turquía, cuyo PIB per cápita fue de $8.407 (PPA en US$) en 2005, el
índice del PIB es de 0,740 y surge como:
34
Índice del PIB = log (8.407) – log (100)/ log (40.000) – log (100) = 0,740
4. Cálculo del IDH
Una vez que se han calculado los índices de cada componente, la determinación del
IDH es sencilla se realiza a través del promedio simple de los índices de los tres
componentes. En el caso de Turquía, el valor del IDH para el año 1975 fue de 0.775.
IDH = 1/3 (índice de esperanza de vida) + 1/3 (índice de educación) + 1/3 (índice del
PIB) = 1/3 (0,773) + 1/3 (0,812) + 1/3 (0,740) = 0,775
En el informe correspondiente a los años 2007-2008 (elaborado en base a datos del
año 2005) el Uruguay figura en el puesto número 46 con un valor del índice de 0.852
siendo el tercer país de América del Sur por detrás de Argentina (0.869) y Chile
(0.867).
III) Ventajas y limitaciones del IDH
Ventajas
1) La construcción del IDH constituye un importante esfuerzo por parte de los
organismos internacionales en lograr información comparable para 177 países a fin de
resumir en un solo índice el grado de avance de desarrollo alcanzado por los mismos.
2) El IDH permite la comparabilidad de países en materia de desarrollo socioeconómico, yendo más allá de las medidas simples de PIB per cápita. Al agregar
medidas directas de desarrollo social, el IDH, arroja una cifra que se corresponde
mejor, con la noción de desarrollo socio -económico que si se considerara solamente
el PIB.
3) Su metodología está siendo permanentemente revisada incorporándose distintas
formas de medición de los mismos fenómenos o agregándose otras mediciones.
4) Una ventaja del IDH (12) es la facilidad con la que puede desagregarse por regiones
geográficas o modificarse para captar desigualdades distributivas de diversos tipos. Un
ejemplo de ello es el Indice de Desarrollo de Género (IDG), que abarca las mismas
dimensiones del IDH, pero ponderadas de acuerdo a la disparidad de logros entre
hombres y mujeres. Adicionalmente figura el Indice de Potenciación de Género
(IPG), creado para medir la desigualdad en participación política y económica entre
géneros. Algunos Informes han presentado cálculos del IDH corregido por inequidades
en la distribución de recursos, en los que se pondera el ingreso de acuerdo al
coeficiente de Gini de cada país. El Indice de Libertad Humana, calculado
únicamente entre 1991 y 1993, constituye una forma más compleja de enriquecer la
información del IDH, tomando en cuenta la situación de los derechos y libertades en
cada país.
Una extensión más reciente al IDH es el Indice de Pobreza Humana (IPH),
introducido en 1997 para medir específicamente la pobreza. En el IPH, la longevidad
se representa por el porcentaje de personas que no sobrevivirá hasta los 40 años, y la
falta de conocimientos se mide como el porcentaje de adultos analfabetos. El indicador
de nivel de vida es el promedio simple entre el porcentaje de personas sin acceso a
agua potable, el porcentaje sin acceso a servicios de salud y el porcentaje de niños
(12)
Feres J.C – Mancero X. Enfoques para la medición de la pobreza. Breve revisión de la
literatura
35
menores de cinco años con peso insuficiente. Dado el sesgo de este índice hacia los
países en desarrollo, en 1998 se le dio el nombre de IPH-1 y se creó además un IPH2, aplicado a los países industrializados. Entre otras características, el IPH-2 toma en
cuenta la exclusión –medida por la tasa de desempleo– y utiliza el porcentaje de
personas que viven bajo la línea de pobreza (relativa) como indicador del nivel de vida.
En resumen, el IDH cuenta entre sus ventajas su multimensionalidad ya que toma en
cuenta aspectos cruciales del desarrollo humano como la longevidad y la educación.
Por otra parte, provee información más completa y útil para las políticas públicas ya
que capta mejor aspectos de distribución del ingreso por lo que puede ser considerado
más consistente y amplio que las medidas utilizadas previamente de Ingreso per
capita.
Limitaciones
1) Una crítica habitual se refiere al hecho de que el IDH refleja valores promedios
ocultando las disparidades internas que se verifican en los distintos países. En
respuesta a esta crítica, se generaron los correctivos distributivos que permiten
ajustar el IDH por niveles de desigualdad general y diferenciales de ingreso por
género.
2) Muchos critican la inclusión del PIB per cápita ya que ello significa legitimar una
variable estrictamente económica para medir un fenómeno de "desarrollo humano".
Sin embargo, hay que reconocer que el ajuste que se realiza al ingreso diluye en
buena medida la importancia de esta variable. En este sentido, resulta un buen
ejercicio restar la posición relativa del país en IDH menos su posición relativa si sólo
se lo clasificara por PIB per cápita. De esta manera un país posicionado en el lugar 35
por IDH pero 53 por PIB per cápita presenta un desarrollo social por encima de su
desarrollo económico.
Por ejemplo, en el Informe publicado en el año 2008 Uruguay ocupaba el lugar 46 en
el ranking del IDH, en cambio si se lo hubiera clasificado solamente en base al PBN
per cápita hubiera ocupado el lugar 62. Dentro de los países clasificados como de alto
IDH se da una situación de este tipo entre otros en Australia, Japón, España y Nueva
Zelandia, Polonia, Chile, Costa Rica y Argentina. Por su parte la situación inversa, es
decir de menor posición según la clasificación del IDH que de acuerdo al PBN, se
encuentra Estados Unidos, Luxemburgo, Hong Kong, Brunei, Qatar y Emiratos Arabes
Unidos entre otros.
3) Los dos primeros componentes del IDH (la esperanza de vida y
el logro
educacional) son variables de stock. Si las mismas han alcanzado valores altos en el
pasado, requiere un lapso relativamente prolongado que el declive socio económico
tenga efectos negativos. En este sentido, se puede decir que se están tomando en
cuenta los esfuerzos en educación y salud por un largo período de tiempo en el
pasado, no las inversiones recientes en capital humano.
4) Finalmente, algunos autores cuestionan el hecho de que los tres componentes del
índice tengan la misma ponderación. Se podría dar el caso de que un incremento en el
PIB compense una caída en la matriculación, por ejemplo.
Estas críticas deben ser matizadas por una cuota de realismo. Pedirle más al IDH
resulta muy difícil dada la existencia de fuentes de información muy limitadas para la
totalidad de los países en la mayoría de los indicadores que podrían mejorar el índice.
Lo que conviene destacar es que el IDH tiende a favorecer países que crecen
económicamente -aún si ello no implica mejoras distributivas sustantivas- y a aquellos
que han logrado avances en las áreas blandas del desarrollo social, en modalidad
promedial y agregada.
36
III. INDICADORES DE DISTRIBUCION DEL INGRESO
Una de las medidas comúnmente utilizadas para evaluar “desarrollo” sin diferenciar
muy claramente si el mismo es de índole económica o social ha sido el de PBI per
cápita. Se argumenta en este sentido, que incrementos en dicho indicador se traducen
en mejoras en el bienestar general de la población, incluyendo en este a los sectores
pobres. Ello es sin duda cierto, siempre y cuando la distribución del ingreso no se
modifique.
Importa detenerse en los indicadores que procuran evaluar el desarrollo social de las
naciones desde la dimensión distributiva o de la desigualdad. Estas medidas ayudan a
entender quién gana y quién pierde, al menos en términos relativos en procesos de
transformación económicos y sociales, permitiendo adquirir una visión del desarrollo
social que no se detiene solamente en la medición y monitoreo de la magnitud y
bienestar "absoluto" de los sectores más pobres.
Una forma simple de abordar este tema es la estrategia que observa la participación
del ingreso de la población dividida en deciles (10%), quintiles (20%) o cuartiles (25%).
Por ejemplo, esos cuartiles de población se apropian de una proporción determinada
del ingreso nacional (esto se logra simplemente dividiendo el ingreso del 25% más rico
sobre el ingreso total y así sucesivamente con los restantes cuartiles).
Una estructura del siguiente tipo: 19%, 22%, 24% y 35%-para los respectivos cuartiles
de más pobre a más rico- es un buen ejemplo de una sociedad igualitaria. Por su
parte, una estructura del siguiente tipo; 5%, 10%, 15%, 70%, representaría el polo
opuesto, una sociedad altamente desigual.
Esta medida permite ver en el tiempo que sucede con la distribución del ingreso
nacional. Si trabajamos con deciles (intervalos del 10% de la población), ello nos
permite concentrarnos en forma más detallada en sectores deprimidos de la población
y su estructura interna de desigualdad (i.e. comparar la participación en el ingreso
nacional de los tres deciles más pobres y su evolución).
Hay que tomar en cuenta que estas medidas pueden ser elaboradas tanto para los
hogares como para las personas, por ejemplo, considerando el 20% de los hogares
más pobres o el 20% de las personas más pobres.
Una importante aclaración es que esta medida debe usarse con cautela si se pretende
que la misma de cuenta del fenómeno de la pobreza. En puridad esta medida permite
percibir formas de pobreza relativa y su evolución -en comparación a sectores no
pobres, no pobreza absoluta. El 25% más pobre de la población puede ver disminuida
su participación en el ingreso nacional de 10% a 8%, pero si el ingreso nacional se
duplicó en el mismo periodo, ese mismo 25% más pobre se encuentra en términos de
bienestar absoluto mejor, no peor.
A continuación se examinará uno de los índices de concentración más utilizados tanto
en el examen de la distribución del ingreso, como para muchas otras variables:
concentración de la tierra, de la producción, etc.
37
1. CURVA DE CONCENTRACIÓN DE LORENZ
Supóngase que el ingreso se encuentra distribuido en forma equitativa entre la
población, de tal forma que a cada uno le corresponde una fracción proporcional del
total del mismo.
En este caso, en una población de 100 miembros, cada uno percibirá el 1% del total. O
sea que, en una distribución equitativa, un porcentaje cualquiera de la población recibe
ese mismo porcentaje de ingreso.
En un gráfico donde se tiene en el eje horizontal el porcentaje acumulado de personas
u hogares y en el eje vertical el porcentaje acumulado del ingreso, la equidistribución
puede representarse como una línea de 45º que pasa por el origen. Así por ejemplo, el
20% de las personas u hogares recibiría el 20% del ingreso.
Si existiera desigualdad perfecta, o sea, si un hogar o persona poseyera todo el
ingreso, la curva coincidiría con el eje horizontal En general la curva se encuentra en
una situación intermedia entre estos dos extremos.
Por lo tanto, la diagonal de la equidistribución sirve de base de comparación para una
forma de distribución del ingreso menos equitativa que se puede representar en el
mismo gráfico con una línea que se alejará más de la diagonal cuanto mayor sea la
concentración.
En el gráfico siguiente se presenta con una línea punteada una situación de ese tipo.
Curva de Lorenz
100%
90%
80%
Porcentaje de ingresos
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
Porcentaje de personas
Para construir dicha línea de distribución se comienza por organizar la información de
los ingresos en sentido ascendente a partir de los individuos que reciben menos
ingresos. En la práctica, no se tiene información para cada individuo, sino para rangos
de ingreso, en cada uno de los cuales aparecerá un cierto número de individuos.
Hecho esto, se obtienen los porcentajes acumulados de población y sus
correspondientes ingresos acumulados para el número de rangos considerados. De la
representación gráfica de porcentajes acumulados de población con sus
38
correspondientes porcentajes acumulados de ingreso queda configurada la llamada
curva de Lorenz.
A continuación se presenta a título de ejemplo los datos originales que dieron origen a
la curva presentada más arriba.
% de
personas
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
% de
ingreso
1,1%
2,5%
3,6%
4,7%
6,0%
7,5%
9,5%
12,0%
17,0%
36,1%
%
acumulado
de ingreso
1,1%
3,6%
7,2%
11,9%
17,9%
25,4%
34,9%
46,9%
63,9%
100,0%
Cada par de porcentajes acumulados, como por ejemplo 20% para la población y 3.6%
para los ingresos, puede ubicarse como un punto en el gráfico. Este punto indica que
el 20% más pobre de la población percibe el 3.6% del ingreso mientras que el 20%
más rico percibe el 53.1%.
La distancia entre la curva de Lorenz y la diagonal de equidistribución es indicativa del
grado de concentración del ingreso. Cuánto más alejada de la diagonal se encuentre
la curva, mayor será la concentración.
Una curva de Lorenz que se encuentre por debajo de otra para todos los porcentajes
de población (excepto por supuesto 0 y 100), indica indudablemente una mayor
concentración. Sin embargo, cuando dos curvas de Lorenz se cortan, no puede
establecerse claramente en cuál caso es mayor la concentración y por lo tanto, no
será posible establecer comparaciones en base a dos curvas de Lorenz.
2. INDICE DE CONCENTRACIÓN DE GINI
Para salvar la dificultad anteriormente señalada, Corrado Gini, propuso un índice que
se define como el cociente que relaciona el área entre la curva de Lorenz y la diagonal
y el área total bajo la diagonal.
Si llamamos X al área entre la diagonal y la curva de concentración y Z al área total
bajo la diagonal de equidistribución, el índice de concentración de Gini es igual a X/Z.
Este cociente crecerá con la distancia entre la curva de Lorenz y la diagonal y podrá
llegar como máximo al valor de 1 en el caso en que X= Z, donde tendremos la máxima
desigualdad posible. En el caso en que la distribución sea totalmente igualitaria, la
curva de Lorenz coincidirá con la diagonal y el índice de Gini será igual a 0, ya que X
será 0.
Resumiendo el Indice de Gini puede variar entre 0 y 1, siendo los valores más altos los
de mayor concentración.
Partiendo de un cuadrado donde cada lado mide 1, el área Z que es el total bajo la
diagonal, equivale a 0.5. Por lo tanto, llamando W al área bajo la curva, se tiene que:
39
Z= X + W = 0.5 por lo tanto,
X = 0.5 - W
de donde
Indice de Gini = G = X/Z = (0.5 – W) / 0.5 = 1- 2W
Si se divide el área W en trapecios, se tiene que la base de cada uno de ellos es la
diferencia entre el porcentaje acumulado de población (pi y pi+1) y la altura corresponde
al porcentaje de ingreso acumulado por el pi por ciento de la población.
De tal forma que:
W=  (yi –1 + yi) (pi – p i –1) /2
Por lo tanto el Indice de Gini es:
G = 1 -  (yi –1 + yi ) (pi – p i –1)
Esta forma de cálculo es más precisa cuanto mayor sea el número de grupos. En
caso de paridad de áreas de concentración es necesario recurrir a un procedimiento
más sofisticado que describa punto por punto la curva de concentración.
A continuación se presenta el cálculo del Indice de Gini utilizando los datos
presentados al construir la curva de Lorenz anterior.
% de
personas
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
% de
ingreso
1,1%
2,5%
3,6%
4,7%
6,0%
7,5%
9,5%
12,0%
17,0%
36,1%
% acumulado
de ingreso
1,1%
3,6%
7,2%
11,9%
17,9%
25,4%
34,9%
46,9%
63,9%
100,0%
Yi-1+yi
1,1%
4,7%
10,8%
19,1%
29,8%
43,3%
60,3%
81,8%
110,8%
163,9%
pi-pi-1
(Yi-1+yi)*(pi-pi-1)
10%
10%
10%
10%
10%
10%
10%
10%
10%
10%
0,1%
0,5%
1,1%
1,9%
3,0%
4,3%
6,0%
8,2%
11,1%
16,4%
52.6%
G = 1 – 0.526 = 0.474
Como puede apreciarse, aunque el índice de Gini es una medida asociada a la curva
de Lorenz, no debe confundirse con ésta. Al arrojar resultados numéricos, el índice
permite comparar dos o más situaciones de distribución, lo que no sucede con las
curvas de Lorenz cuando se cruzan entre sí.
El Indice de Gini presenta entonces la gran ventaja de permitir la comparabilidad entre
distintos países o regiones del mismo país. Por otra parte, los datos necesarios para
su cálculo provienen generalmente de Encuestas de Hogares que se relevan
periódicamente.
Las críticas que ha recibido este indicador se basan en que el mismo otorga
demasiado peso a los sectores medios y por lo tanto su sensibilidad ante cambios en
la distribución en el corto plazo es relativa.
40
A continuación se presentan algunos datos de distribución del ingreso y su evolución
para Uruguay:
Indices de desigualdad de ingresos y distribución del ingreso por quintiles de
ingreso per capita con valor locativo. 1986-2006
Año
Gini
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
41,4
40,5
41,8
41,1
41,6
41,1
40,4
41,8
41,8
42,6
42,7
43,8
43,7
44,4
44,5
45,0
44,5
45,3
44,1
45,4
45,7
Quintiles de ingreso per capita con
valor locativo
1
2
3
4
5
Total
5,5 10,5 15,3 22,2 46,5 100
5,8 10,6 15,4 22,1 46,1 100
5,8 10,5 15,0 21,2 47,4 100
5,9 10,8 15,2 22,0 46,0 100
6,0 10,9 15,2 21,8 46,0 100
5,9 10,7 15,2 21,8 46,4 100
5,7 10,5 15,4 22,3 46,1 100
5,4 10,2 15,0 22,0 47,5 100
5,3 10,0 15,0 22,3 47,4 100
5,1 10,0 14,8 21,9 48,2 100
5,2 9,8 14,7 21,9 48,4 100
4,8 9,6 14,5 21,9 49,2 100
5,0 9,6 14,4 21,6 49,4 100
4,9 9,3 14,3 21,5 50,0 100
4,8 9,3 14,1 21,8 50,0 100
4,8 9,1 14,0 21,8 50,3 100
5,1 9,2 14,0 21,5 50,2 100
4,8 9,1 13,9 21,6 50,6 100
4,9 9,4 14,4 21,8 49,6 100
5,0 9,1 14,0 21,5 50,4 100
4,6 8,7 13,7 21,5 51,5 100
Fuente: Instituto de Economía de la FCE y A en base a datos de la ECH
41
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Vigorito Andrea- Rodríguez Silvia. 2003. Economías de escala y bienestar de los
hogares. Nuevas estimaciones de escalas de equivalencia.
43
INDICADORES DE CALIDAD DE VIDA
I. INDICADORES DE CALIDAD DE VIDA UNIDIMENSIONALES
1. INDICADORES DE SALUD
2. INDICADORES DE EDUCACION
3. INDICADORES DE VIVIENDA
II. INDICADORES DE CALIDAD DE VIDA MULTIDIMENSIONALES
1. EL METODO DE LA LINEA DE POBREZA
I) La metodología de estimación de la línea de pobreza y los principales problemas
derivados de la misma
II) Ventajas y limitaciones del método de la línea de pobreza
III) Los indicadores
2. EL METODO DE LAS NECESIDADES BASICAS INSATISFECHAS
I) La metodología de estimación de las NBI y los principales problemas derivados de la
misma
II) Ventajas y limitaciones del método de las NBI
3. EL APORTE DE KATZMAN: LA HETEROGENEIDAD DE LA POBREZA
4. EL INDICE DE DESARROLLO HUMANO
I) Medición del desarrollo humano
II) Cálculo del Indice de Desarrollo Humano
III) Ventajas y limitaciones del IDH
III. INDICADORES DE DISTRIBUCION DEL INGRESO
1. CURVA DE CONCENTRACIÓN DE LORENZ
2. INDICE DE CONCENTRACIÓN DE GINI
44
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