Eje: El lugar de las producciones estéticas Autor/es (apellido y nombres completos): Laura Alejandra Osorio Procedencia institucional: Pontificia Universidad Javeriana País. Ciudad: Colombia, Bogotá Contacto (correo electrónico): [email protected] Título: CASIMIRO EIGER: INTERPRETACIÓN DEL PATRIMONIO CON REFERENCIA A LA HISTORIA. RESUMEN Dentro del proceso de reconstrucción de la memoria de los pueblos, es necesario indagar por aquellos elementos del pasado que se materializan y que en el presente se conciben como patrimonio. Ante este aspecto, la idea de lo que se es, de lo que se presenta como tradición y de lo que se conoce como vestigios de antecesores, han sido de especial importancia para replantearse la idea de Nación, de la memoria colectiva que la acompaña y que debe ser reafirmada a través de estos elementos que aún perduran como reveladores de la historia. Frente a esto, la recuperación y conservación de muchos de estos vestigios conducen a pensar en la idea de valor y significado que se les ha conferido y que los ha llevado a considerarse como patrimonio, en la medida que son representantes de una historia común que se manifiesta en el presente y que da cuenta de la importancia de una conciencia de continuidad temporal que se da entre, presente, pasado y futuro así como identidad y valor del pasado de los pueblos. De esta manera, es fundamental revivir también la memoria de aquellos que se han preocupado por estas cuestiones y que han planteado desde diferentes perspectivas la importancia del patrimonio con referencia a la historia, viendo como esto también puede plantearse dentro de un campo de construcción de conocimiento con referencia a la historia que nos antecede, reflejada materialmente en algunas “materialidades” que aún podemos tener entre nosotros. Para esto, se tomó como referencia al desaparecido crítico de arte y marchand Casimiro Eiger, cuya importancia se ha empezado a revelar con el trabajo de búsqueda de información dentro de sus archivos personales los cuales han aportado diversos aspectos que sirven para replantearse elementos que vinculan su pensamiento, su gusto y sus tendencias sobre el valor del pasado, no sólo históricamente sino también desde una percepción estética que acredita valor a sus críticas sobre arte y en este caso sobre patrimonio, respondiendo así a la pregunta del por qué es necesario indagarnos por el estudio de la memoria y de la historia que se construye en esta experiencia estudiada. PALABRAS CLAVE Patrimonio, cultura, memoria PATRIMONIO, UNA ACEPCIÓN ESTÉTICA Casimiro Eiger, nace en Varsovia (Polonia), en 1909 y muere en Bogotá (Colombia) en 1987. Tras un largo recorrido por el mundo artístico colombiano puede considerarse en la actualidad como uno de los críticos de arte más importantes, de acuerdo a los diversos aportes que tuvo para este campo cultural en el país. No obstante, Eiger es quizá uno de los personajes de la vida cultural colombiana más olvidados; son pocas las referencias dentro de la historiografía del arte colombiano que hacen mención a su trabajo intelectual. Así, es posible pensar que los momentos más representativos y de interés de la vida de Eiger son: su estadía en Europa contando con los estudios que realizo allí, su exilio de Francia y su llegada a África y posteriormente a América del Sur, así como su papel de galerista y crítico del arte en nuestro país. Esta última etapa, que va desde 1946 con su llegada a Colombia, hasta sus últimos momentos como critico radial y marchand son a los que haremos énfasis de acuerdo a documentos que hacen mención a su trabajo en esta etapa. Dentro del rastreo de información, es posible identificar unas líneas claves que dan cuenta de qué valora el crítico como patrimonio y la forma como éste es valorado. Dentro de estas, es posible caracterizar la importancia que Eiger le acredita a las representaciones materiales e inmateriales de los pueblos así como la idea de orden e institucionalización de estos vestigios a través del Museo. Todo esto enmarcado dentro de un pensamiento que da cuenta del uso y el valor que le da a la recuperación y conservación de elementos que se han heredado y que físicamente aún, para la época en la que está trabajando el crítico, se mantienen en vigencia. Debe tenerse en cuenta que para la época en la que Casimiro se radica y empieza su crítica de arte en Colombia (aproximadamente 1946 a 1980) el país se ha visto sumido en diversos cambios significativos en todas las esferas de la sociedad, tanto en lo económico, político y cultural donde la ambigüedad impera principalmente en la idea de lo moderno y lo tradicional, haciendo del rescate de lo propio frente a la predominancia de lo extranjero como tensión trascendental en el debate político y artístico del momento. Diversidad de pensamientos que indagan por un pasado común que necesita su reinterpretación y reivindicación son propios de artistas, literatos y políticos de la época y cuyas influencias más cercanas reafirman la idea de lo tradicional como el sustento de la nación, así como junto con aquellos que insisten en la necesidad de repensarse desde lo ajeno o lo extranjero, en lo propio y lo ajeno. Como lo plantea Ballart, posiblemente hoy como ayer, los objetos del pasado mas estimados sean los objetos artísticos. Sin embargo, nuestra sociedad actual, más abierta, permisiva e igualitaria que la sociedad de hace un siglo, está redescubriendo la riqueza enorme, la variedad el poder de los objetos que la historia nos lega, que no son sólo los objetos artísticos y que agrupamos en un gran saco que oportunamente denominamos patrimonio, porque somos consientes que nos pertenecen a todos por herencia. (Ballart, 1996, 10) De esta manera, todo elemento que se constituya como representación material de la memoria colectiva así como de los valores propios de la nación, sean esta la música, pintura, escultura, arquitectura, entre otras, son de especial relevancia para Eiger y por tanto deben ser tenidos en cuenta para, como él lo ha dicho “la formación del alma nacional” (Ibid: 2). En la siguiente cita podría verse reflejada esta importancia de mantener vivas las formas de expresión de la nación: “la música es uno de los lazos más poderosos que unen a los hombres para lo que llamamos civilización… un pueblo sin canto, es un pueblo mudo y no hay signo más certero de la infelicidad y del desconsuelo de una nación…podríamos pues afirmar que no existe la civilización de un pueblo sin un invento armónico, ni su cultura sin el cimiento de la nación” (Eiger, 1949: 3254) Por otro lado, su interés por aquellas formas de circulación que propician el aprendizaje del arte y la cultura, así como el rescate institucional del los vestigios del pasado, sea esto en el Museo, son fundamentales para Eiger en tanto rescata, conserva y resalta los elementos principales de la sociedad colombiana. Es por esto que en la medida que se hace una revisión sobre sus documentos personales es posible ver una tendencia en él, hacia la idea de una institución no sólo artística, sino también histórica y científica que contenga elementos que sean propicios para que la sociedad se vea reflejada en ellos y pueda identificarse y sentirlos propios de su pasado. “Además del evidente interés histórico y sentimental que posee el museo, queremos llamar la atención al público sobre los méritos estéticos de varios de los objetos incluidos en sus colecciones, como lo son en primer lugar varios de los retratos de la época de la colonia y de las luchas por la independencia, así como de los muebles, dibujos, grabados y objetos de uso variado que además de su valor de sus recuerdos ofrece la oportunidad de admirar un estilo perfecto y una bella ejecución” (Eiger, 1949:3253) “El Museo del Oro de Bogotá, de propiedad del Banco de la República, recela en sus bóvedas una de las colecciones más grandes de lo que el hombre americano, anterior a la conquista haya realizado en materia de trabajo de orfebrería. Su fama es extensa, su valor científico de primer orden” (Eiger, 1951: 3325) “El Callejón” y la Galería de arte moderno, son la experiencia directa que se presenta en Eiger sobre este interés de hacer material lo que ocurre en el país con respecto al arte moderno y es en estas galerías donde la diversidad de artistas y movimientos culturales para la época que va de 1950 a 1980, tienen acogida y representación. Pero lo moderno no es lo único que se presenta en estas, como nos lo deja ver Eiger con su artículo sobre El Arte Intemporal de Tumaco donde a través de una exposición de algunas obras sobre la cultura prehispánica en Tumaco se hace clara la idea de un pasado que se sustenta no sólo en el hecho del rescate de la historia de una cultura, sino también de la importancia estética que como comenta el crítico tienen estas obras de arte: “Y tan cierto es eso que nuestra época – apartándose en ello del concepto rigurosamente científico que prevalecía en el siglo pasado – les otorgó un lugar predominante en los Museos, adscribiéndoles, desde luego un valor estético y una facultad de conmovernos artísticamente y no sólo la de revelarnos algo acerca de unas tribus desconocidas, pero que por su perfección técnica, su facultad estilizadora, su expresión a la vez ausente y penetrante y su belleza formal se convierten para nosotros en manifestaciones de alto poder creador y – queriéndolo o no los señores arqueólogos – hacen impacto en nuestra sensibilidad” (Revista Semana Agosto 7 ,1961). Así, es entendible el por qué del interés de Eiger sobre una cultura nacional que rescate sus elementos tradicionales y empiece a organizar institucionalmente aquellos elementos u objetos del pasado en Museos, como se ven en sus archivos de prensa sobre el Museo de Bogotá Antigua, el Museo arqueológico y etnológico entre otros. “Interés de increíble valor tiene para la educación del pueblo este lugar de estudio, de conocimiento, de comparación y recreo – Una comparación tangible entre la arcaica Bogotá del siglo pasado la moderna urbe que palpamos hoy. El mayor medio que debe enorgullecernos, es el que las gentes que llamamos del pueblo entre con un sentimiento de cultura y anhelo por admirar y ver en forma gráfica los adelantos que nos han proporcionado la edad de progreso en que nos ha tocado hacer a muchos”. (Raffan, 1946) De esta forma, el Museo también se presenta como un espacio propicio que propicia herramientas metodológicas de enseñanza para el pueblo ya que incentiva el interés de acceder a culturas, pensamientos y representaciones de un pasado a través de la circulación de las diferentes formas de expresión cultural, histórica y artística hacia un pueblo que necesita reafirmarse basándose en una conciencia de pasado. Como se comenta en algunas notas sobre el Museo del oro: “De ahí que tanta importancia adquieran para nosotros las producciones de las culturas primitivas las cuales no son meras proyecciones del pasado sino, o por lo menos, esperamos que lo sean, llaves de nuestro propio ser” (Eiger, 1951:3325) Hay que dejar en claro que estos elementos también son constituidos por obras de arte de toda índole, no sólo objetos de culturas prehispánicas sino también obras como pinturas, esculturas, fotografías entre otras que para el presente de Eiger daban cuenta del pasado desde la historia así como desde la estética de estas. Por tanto, la crítica de arte de Eiger se vincula con estas nociones de rescate de elementos que hacen perdurar el pasado de los pueblos, como ocurre en el caso del pintor ecuatoriano José Enrique Guerrero para el cual Casimiro comenta que en su obra se evidencia el reflejo de una sociedad ecuatoriana que redime sus monumentos arquitectónicos a diferencia de lo visto en la pintura colombiana que escapa de esto y no lo hace evidente “Pero hasta en las iglesias de pueblecitos chiquitos y aparentemente apartados de la civilización, se hallan monumentos de gran arte pictórico, testimonio de la creación de los siglos pasados y del esfuerzo de una raza por ser envuelta y casi encerrada por la naturaleza... Luz de Bogotá, el trafico de Bogotá, lo inconmensurable de su arquitectura moderna necesita otros medios para expresarse, los que – entre nosotros – no logró hasta ahora ningún pintor colombiano.” (Eiger, sin fecha) Pero para el cual, sugiere uno de los artículos encontrados dentro de su colección personal de documentos, es también evidente la reinterpretación por parte de artistas, en este caso colombianos, sobre aquellos elementos tradicionales y de culturas originarias en su obra: “¿hay una lección para nuestros artistas de hoy en estas obras del museo de oro? En cierta forma la hay. La capacidad de esquematización del pre-hispano guarda una fecunda enseñanza para aquellos. Si observamos hacia el arte moderno, vemos que su signo más persistente es el de una readaptación, una re-modelación de las formas sobre el prototipo del esquema geométrico; lo que supone de hecho, la reabsorción de la plástica de los pueblos primitivos” (Eiger, 1951:3324) En este orden , ante la idea de uso de los elementos o vestigios del pasado como representaciones de procesos de consolidación de culturas e historias colectivas así como su valor y significado, es posible plantearse el hecho de que su recuperación y conservación actuarían entonces como mediadores entre la tensión existente entre tradición y modernidad en la medida que permiten vislumbrar el hecho de que el presente y planes futuros deben considerar el pasado para realizarse evitando así su eliminación completa o parcial, ya que sin este no existiría memoria y formación de nación imaginada. Asimismo, es fundamental dar cuenta del valor histórico que presentan los aportes y comentarios de Eiger sobre el uso y el valor del patrimonio, los cuales han sido desconocidos hasta el momento y deberían ser puestos en consideración por parte de la historiografía del arte colombiana. Lo anterior espera también irse desarrollando en torno a algunas miradas conceptuales con referencia a la cultura y de esta forma se pretende poner en consideración las diversas críticas y aportes que se tejen en torno al manejo y función del patrimonio, para finalmente en esta parte del documento, más allá de hacer un gran análisis teórico o metodológico, propendemos por una reflexión en torno a lo que significa o puede significar hablar hoy de patrimonio y cómo entenderlo o cotejarlo con la propuesta estética y por qué no política que hace Casimiro Eiger a principios siglo XX. REFERENTES BIBLIOGRÁFICOS Ballart (1996) El patrimonio histórico y arqueológico: valor y uso. Editorial Ariel, Barcelona Eiger C (1950). Archivo personal. Documento MSS775-3300. Caja 14. Fondo Audiciones 25/VII/50 Eiger C (1949). Archivo personal Documento MSS775-3288. Caja 14. Fondo Audiciones 9/VIII/49 Eiger C (1949). Archivo personal. Sin título Documento MSS775-3254. Caja 14. Fondo Audiciones 3/II/49 Eiger C (1949). Archivo personal. “Sobre el Museo Nacional y sus exposiciones” Documento MSS775-3253. Caja 14. Fondo Audiciones 31/I/49. Eiger C (1951). Archivo personal. “Museo del Oro (debate). Documento MSS775-3325. Caja 14. Fondo de audiciones (1951). 23/II/51. Pp1 Raffan “El Museo de Bogotá Antigua, un acontecimiento cultural” La razón. Miércoles 14 de Agosto de 1946 Eiger C (1951). Archivo personal “Museo del Oro (debate)” Documento MSS775-3325. Caja 14. Fondo de audiciones 23/II/51. Pp1 Eiger (s.f.) JOSÉ ENRIQUE GUERRERO, Pintor. Diario La razón Eiger C (1951). Archivo personal “Notas sobre el Museo del oro” Documento MSS775-3324.Fondo audiciones S.F. –La firma del autor no es clara-.