notable influencia que han ejercido en los últimos lustros los

Anuncio
TEMAS FUNDAMENTALES DE LA NIÑEZ
Y ADOLESCENCIA EN LA JUSTICIA PENAL JUVENIL
notable inÁuencia que han ejercido en los últimos lustros los diferentes instrumentos
internacionales de derechos humanos que lo contemplan.
Así, la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 estableció en su
art. 11.2. “[n]adie será condenado por acto u omisiones que en el momento de cometerse no
fueron delictivos, según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más
grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito”. En el ámbito regional, la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre estipuló en su art.
25, párrafo primero que: “[n]adie puede ser privado de su libertad, sino en los casos y
según las formas establecidas por leyes preexistentes”. Adicionalmente, recalcó en su art.
26, párrafo segundo: “[t]oda persona acusada de delito tiene derecho a ser oída en forma
imparcial y pública, a ser juzgada por tribunales anteriormente establecidos de acuerdo con
leyes preexistentes…”.
Adicionalmente, en el referido ámbito internacional, el principio de legalidad
aparece ya como una norma vinculatoria del Estado con relación a sus ciudadanos, a
partir de su regulación en instrumentos tan importantes como el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos –PIDCP– (arts. 9.1., 12.1.y 1533) y en nuestro continente
con la CADH (arts. 7, 9 y 834).
Por su parte, existen diferentes disposiciones de nuestra Constitución que
regulan tal principio en sus diferentes contenidos, así tenemos la referencia a la
legalidad procesal, tanto en el art. 11 –el cual estipula que nadie puede ser privado
de cualquiera de los derechos ahí enunciados, sin ser previamente oído y vencido en
33
En términos generales, es el artículo 9.1. del PIDCP el que Àja el mandato de legalidad con relación
a la actuación de agentes del Estado: “Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por las causas
Àjadas por ley y con arreglo al procedimiento establecido en ésta”. Desarrollándose posteriormente en
el art. 15.1 lo relativo a la predeterminación normativa de las disposiciones penales: “Nadie será
condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos, según el derecho
nacional o internacionales. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la
comisión del delito. Si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la imposición de una pena
más leve, el delincuente se beneÀciará de ello. Nada de lo dispuesto en este artículo se opondrá al juicio ni a
la condena de una persona por actos u omisiones que, en el momento de cometerse, fueran delictivos según
los principios generales del derecho reconocidos por la comunidad internacionales”. Y es el artículo 14.1.
donde se plantea la exigencia de un tribunal competente, independiente e imparcial que haya
sido establecido por ley.
34
Igual que el instrumento anterior, el art. 7.2 de la CADH Àja el derecho a la “legalidad” de una
forma sumamente amplia: “Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y
en las condiciones Àjadas de antemano por las Constituciones políticas de los Estado partes o por
las leyes dictas conforme a ellas”. En una forma más precisa, el artículo 9 estipula con relación al
principio de legalidad y de retroactividad: “Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones
que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el derecho aplicable. Tampoco se
puede imponer pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito. Si
con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la imposición de una pena más leve, el
delincuente se beneÀciará de ello”. Con relación a la predeterminación del tribunal competente.
Particularmente, en este trabajo nos referiremos al último artículo citado, ya que sobre el mismo
se ha desarrollado la incesante jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
25
Descargar