El Gobierno niega la tarjeta sanitaria a extranjeros con residencia

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20/02/2014
524.507
Categoría: Inf General
Tirada:
401.392
Edición:
Nacional
Difusión:
32
Audiencia: 1.204.176 Página:
AREA (cm2): 941,1
OCUPACIÓN: 87,2%
V.PUB.: 28.261
Un rosario de modificaciones
E El
Real Decreto Ley 16/2012 de medidas
urgentes para la sostenibilidad del sistema
sanitario supuso un antes y un después en
la asistencia sanitaria española. Por un
lado, estableció que por primera vez los
jubilados iban a pagar por sus medicinas.
Por otro, avanzó copagos en prótesis y
ambulancias, entre otros.
E También
dio marcha atrás a los últimos
intentos de universalización de la
asistencia sanitaria al limitar el acceso a
los inmigrantes en situación irregular.
E Sin
Poco después de ser aprobado, tuvo
que enmendarse con otro real decreto,
puesto que los requisitos para obtener la
tarjeta eran demasiado estrictos (haber
cotizado a la Seguridad Social o acogerse
a la prestación para personas sin
recursos) y dejaron agujeros en su
aplicación. Con el cambio, y sobre el
papel, todo aquel que, aunque nunca
hubiera cotizado, ingresara menos de
100.000 euros al año y estuviera en
situación legal en España tendría derecho
a la tarjeta sanitaria.
E
embargo, el Instituto Nacional de
la Seguridad Social (INSS), que es el
encargado de decir quién tiene derecho
a ser asegurado o beneficiario, recuerda
que la disposición final quinta del
16/2012 modifica un artículo del real
decreto 240/2007 sobre entrada, libre
circulación y residencia en España de
ciudadanos de los Estados miembros de
la UE. Ese artículo dice que un
ciudadano de la UE (los extranjeros
nacionalizados españoles lo son) tiene
derecho de residencia superior a tres
meses si “dispone para sí y los
miembros de su familia de recursos
JUSTICIA Y TRIBUNALES
suficientes para no convertirse en una
carga para la asistencia social en España
durante su periodo de residencia, así
como de un seguro de enfermedad que
cubra todos los riesgos”.
E Una orden posterior, de julio de 2012,
dicta normas para aplicar el artículo 7
del RD 240/2007. Y señala que las
personas que no ejerzan actividad
laboral deberán aportar “seguro de
enfermedad”. “El INSS se ha limitado a
cumplir la ley”, asegura un portavoz del
Ministerio de Empleo y Seguridad
Social.
una carga para el Estado. La sentencia afirma que, en cualquier
caso, se le concedió la residencia
y que el INSS ya no tiene nada que
decir: “No es competente para valorar con efectos jurídicos los requisitos de una autorización de
residencia ya concedida y dejar a
la misma, de hecho, sin efecto, en
la materia sometida a su consideración, la asistencia sanitaria”. El
INSS asegura que recurrirá.
En Médicos del Mundo aseguran que están ayudando en más
casos, en varias comunidades autónomas, de padres reagrupados
a los que se niega la asistencia.
“Este colectivo se encuentra ahora en un limbo. Se da la contradic-
Una sentencia
ha dado la razón
a una mujer que
reclamó en Burgos
Margarita Restrepo, residente legal en España pero sin derecho a asistencia sanitaria, con su hija Margarita, en su casa de Burgos. / mabel garcía
El Gobierno niega la tarjeta sanitaria
a extranjeros con residencia legal
Los afectados son padres de inmigrantes nacionalizados que obtuvieron el permiso
por reagrupación tras el ‘decretazo’ de 2012 que excluía a los sin papeles
ELENA G. SEVILLANO
Madrid
Margarita Restrepo es colombiana, lleva 11 años viviendo en España y, desde el mes de junio de
2012, tiene tarjeta de residencia
válida hasta 2017. Pese a estar en
situación legal, el Instituto Nacional de la Seguridad Social considera que no tiene derecho a la asistencia sanitaria, por lo que la mujer, de 81 años y con múltiples problemas de salud, se encuentra sin
tarjeta sanitaria. Su hija, Margarita Polo, nacionalizada española
desde 2009, lleva año y medio peleando para conseguir la asistencia sanitaria pública que necesita
su madre. “En el centro de salud
la han estado viendo, pero siempre he tenido el miedo de que me
fueran a cobrar, y con mi trabajo
de media jornada no lo puedo pagar”, explica al teléfono desde
Burgos, donde viven ambas.
El Real Decreto-Ley del 24 de
abril de 2012, conocido como de-
cretazo, excluyó a los inmigrantes
en situación irregular de la asistencia sanitaria normalizada —solo la contempla para urgencias,
niños y mujeres embarazadas—.
Esa fue la principal consecuencia, la que llegó a conocimiento
de la ciudadanía, pero no la única. La norma modificó, en disposiciones finales, otros reales decretos, y más adelante se aprobaron
órdenes que a su vez dictaban cómo aplicar los artículos modificados. Sin hacer ruido, ha resultado
que el decretazo también ha dejado fuera a otro colectivo, el de los
familiares de extranjeros que pidieron la residencia por reagrupación familiar y la obtuvieron después de la aprobación del decretazo. Los afectados son, en general,
personas mayores, los padres de
trabajadores extranjeros que emigraron a España para trabajar, regularizaron su situación y después trajeron a sus familias.
Es el caso de Polo y su madre.
El Instituto Nacional de la Seguri-
dad Social (INSS), dependiente
del Ministerio de Empleo, dictó
una resolución en septiembre de
2012 en la que le denegaba el derecho a la asistencia sanitaria. El
texto reconoce que Restrepo tiene residencia desde junio de
2012, pero afirma que “las personas extranjeras que con posterioridad al 24 de abril de 2012 soliciten la inscripción en el Registro
Central de Extranjería o el correspondiente permiso de residencia,
no tendrán derecho a la asistencia sanitaria con cargo al Sistema
Nacional de Salud”.
La familia recurrió a esa primera resolución denegatoria, que
incluía esta frase: “No obstante
puede solicitar la inclusión como
beneficiaria en la Tarjeta Sanitaria de su hija”. La segunda resolución insiste: “Se deniega el derecho”. Y el motivo, una vez más, es
que la expedición de su tarjeta de
residencia es posterior al 24 de
abril. Esta nueva carta del INSS le
quita a Restrepo la posibilidad de
que su hija le diera cobertura, porque señala otra normativa: un
real decreto 1192/2012, que regula
la condición de asegurado y beneficiario a efectos de la asistencia
sanitaria en España donde se “excluye a los ascendientes”. “En la
resolución inicial se reflejó por
error esa posibilidad”, añade.
Así las cosas, Restrepo, residente legal en España, se veía sin
derecho a asistencia sanitaria.
Gracias a un abogado que ha asesorado a la familia de forma gratuita, Gustavo Pietropaolo, el caso
llegó al juzgado de lo Social número 3 de Burgos, que dictó sentencia el 22 de enero y les dio la razón: “Declaro el derecho de la actora a la asistencia sanitaria con
cargo al Sistema Nacional de Salud como asegurada”.
El juez desmonta la interpretación que hace el INSS, según la
cual Restrepo estaba obligada a
tener un seguro médico privado
para poder acceder al permiso de
residencia y no convertirse en
Médicos del Mundo
alerta de más
casos en distintas
comunidades
ción de que, si hubieran seguido
estando en situación irregular, en
algunas comunidades tendrían
tarjeta sanitaria. No les informaron de eso; a algunas familias no
les hubiera interesado pedir la
reagrupación de saber que no
iban a tener asistencia”, dice una
portavoz. “El real decreto, pensado para evitar el turismo sanitario, ha resultado ser una chapuza
a la que se han ido añadiendo parches, que genera desconocimiento y que deja fuera a colectivos
muy vulnerables”, añade.
Es imposible conocer el número de afectados, personas con residencia a las que se les ha negado
la tarjeta, puesto que pocas presentan alegaciones por escrito y
menos aún continúan hasta el juzgado, como hizo la hija de Restrepo. Es el caso de María Hilda, uruguaya de 89 años, con residencia
legal por reagrupación familiar
por sus dos hijas, con las que reside en Tenerife desde hace 13
años. Su hija María explica al teléfono que obtuvo la residencia tras
el decretazo y que ahora le dicen
que no puede ser asegurada ni figurar como beneficiaria de sus hijas. “Nos dijeron que al que no
está legal le dan tarjeta sanitaria
como inmigrante ilegal, pero ella
no lo es. Ahora estamos sin seguro, porque no podemos pagarlo, y
sin asistencia pública”, añade. La
mujer padece del corazón, pero
no tiene seguimiento regular, sino únicamente de urgencias.
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