La recompensa es mucho más eficaz que el castigo

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La recompensa es mucho más eficaz que el castigo. Los niños no dejan de portarse mal
porque se les regañe o se les pegue, dejan de portarse mal cuando esto no les sirve ni
para llamar la atención, ni para salirse con la suya.
Mucho más efectivo que el castigo, es la recompensa. Pero claro, es más lenta, mucho
más difícil de aplicar y requiere constancia y un gran esfuerzo de nuestra parte. Iván
Pavlov fue un científico que demostró que los animales como los perros son capaces de
asociar fisiológicamente el premio y el castigo a determinados estímulos externos. Por
ejemplo, si se toca siempre una campanilla antes de dar de comer a un perro, al cabo de
poco tiempo el perro comenzará a salivar en cuanto oiga la campanilla, antes incluso de
llegar a ver la comida. De la misma manera, si se hace escuchar sistemáticamente al
pobre perro el sonido de un metrónomo antes de aplicarle una descarga eléctrica, al
cabo de poco tiempo el animal se retorcerá de dolor cada vez que escuche un
metrónomo, incluso aunque no se le aplique ninguna descarga.
En muchísimos casos, hemos creído que dar unos azotes era positivo, cuando en
realidad, lo que era eficaz era el “perdón”, es decir, la secuencia habitual (salvo casos
patológicos) era un niño que se portaba mal, la madre le daba unos azotes, el niño
lloraba se arrepentía y era “perdonado” con abrazos y besos, siendo de verdad esto
último lo que le hacía recapacitar.
Las recompensas pueden ser físicas, como una golosina o un juguete. O pueden ser
inmateriales, como un abrazo o salir juntos a algún lugar. Ambos tipos deben
equilibrarse, llegando a tener más peso el segundo según el niño vaya creciendo. Lo
importante es que la recompensa siempre, siempre debe darse después y no antes de que
el niño haga algo bueno. “Te compro la consola en tu cumpleaños, pero luego tienes que
aprobar el curso” Es la forma más segura de tirar por la borda todos nuestros esfuerzos.
La recompensa debe ser algo que el niño se gane con su esfuerzo para que aprenda a
valorar un trabajo bien hecho. Muchas veces oímos, “no quiero que se acostumbre a
hacer los deberes para conseguir un premio, porque tiene que hacerlo porque es su
deber”. Estupendo ¿hay alguien que trabaje si no le pagan? ¿Se esforzaría usted en el
trabajo si supiera que nadie valora su dedicación? ¿No es precisamente por eso que el
trabajo de ama de casa resulta tan poco gratificante? Lo que enseñamos a los niños con
este método es que el trabajo bien hecho, tiene su recompensa.
Tampoco hay que ponerlo demasiado fácil, la recompensa es más eficaz si requiere
esfuerzo para lograrla y, cosa curiosa, resulta más eficaz si no siempre se premia al niño,
a veces sí, a veces no, pero no sistemáticamente para crear una expectativa de
superación.
En cuanto al castigo, a veces es necesario, porque hay comportamientos que no se
pueden consentir por su gravedad, pero el castigo deber ser constructivo, para que el
niño aprenda algo de él. Por ejemplo, quedarse si vacaciones, o sin fiesta de
cumpleaños, además de una crueldad que nos puede doler a nosotros más que a ellos,
son acciones de los que no aprende nada. Es mejor plantear todas esas cosas como
recompensa: si te comes la sopa, tendrás postre, que como castigo: si no te comes la
sopa, te quedas sin postre. El castigo por tanto debe ser positivo. Existen varios tipos de
castigo, dos de los más aplicados son:
‫ ٭‬Tiempo fuera o “la silla de pensar” que consiste en poner al niño en
“aislamiento”, sentarle en una silla y no hacerle caso durante tantos minutos
como años tenga el niño. Es una forma de retirar nuestra atención.
‫ ٭‬Sobrecorrección. Es una consecuencia lógica de lo que el niño haya hecho,
por ejemplo si ha tirado papeles al suelo, un castigo correcto es obligarle a
barrer toda la casa y no solo su habitación, si ha pegado a un hermano, pues
que le regale un juguete suyo y así sucesivamente.
El castigo siempre debe ser inmediato, castigar tres días después con no ver la peli del
sábado, no servirá de nada, ya que el niño debe asociar el castigo con el mal
comportamiento. Y se debe aplicar lo menos posible.
Como menciona pavlov la recompensa iene que ser por medio del esfuerzo del niño algo
que se gano por lo que el niño realiza y el casigo una manera de cambiar las acciones del
niño así como beneicio para la conducta del niño.
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