Caso Tulio - Alex Droppelmann Petrinovic

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Alex Droppelmann Petrinovic
Psicólogo Clínico - Psicoanalista
Tulio o elemento 99
Un Caso de disolución más acá del exilio en la psicosis.
Caso Tulio
El Caso Tulio corresponde a la observación de un psicótico que se enmarca en un
intento de describir y recoger las historias de los psicóticos que he llamado “urbanos”
por el hecho de que estos circulan por las calles de la ciudad. La actualización día a
día de los delirios que ellos portan permite un cierto reconocimiento por parte de los
habitantes de la urbe que de ese modo generan una cierta ortopedia a la
fragmentación psicótica y cooperan así con un a-porte : el de un lugar y un algo de
nombre o sobre-nombre que anude al psicótico en cierta estabilización. Algo se
registra por decirlo de algún modo en ese cuarto nudo que hace del psicótico un
sujeto, que aunque loco, por el efecto de ser nombrado no “sea un loco suelto” o un
“loco desatado”.
Más vale (algo así como tiene mayor valencia) un loco soportado por el Otro de la
urbe que gozado por el Otro. Más vale circulando que recluído en una institución. En
cierto modo la ciudad también instituye y puede co-habitar con la locura.
Este afán es el deseo de un trabajo de mas largo aliento que intenta plasmarse en un
libro que se nomine algo así como “Los locos de Valp(a)raiso” o ”Locuras urbanas de
la ciudad de Valp(a)raíso” . De cualquier modo, la idea es recoger distintas historias
que permitan desde el psicoanálisis hacer algunos cruces teóricos que promuevan su
discusión y reflexión.
Un primer caso esta consignado en el primer número de la Revista del P(a)cifico a
cuyo ejemplar remito para intentar comprender el Caso que se relata dentro de un
marco de estudio más amplio.
Tulio es un hombre de unos 50 años que al menos desde hace 20 años transita
nuestra ciudad balneario con el cabello muy rapado (al modo de un nadador) en malla
de baño o con escasa ropa y un pequeño bolso de mano dónde guarda su traje de
baño y algún otro elemento como una toalla.
Tulio transita la ciudad Invierno o Verano , con paso claramente presuroso o
francamente al trote desde el mar a una laguna distante 2 kms. de la playa . Circuito
que reanuda inversamente. Es decir establece una periodicidad de un desplazamiento
Alex Droppelmann Petrinovic
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entre inmersiones. La particularidad de Tulio es que se baña sucesivamente en el mar
para después hacerlo en esta laguna, al modo de una tarea, una misión que se
impone o una imposición. Al parecer, esto a Tulio en algún punto lo posee y lo
posiciona. Normalmente Tulio no habla , no interrumpe su marcha o carrera de modo
que he podido hasta aquí sostener muy pocas entrevistas con él , todas ellas cuándo
me acerco a los lugares por los cuales el transita y en los horarios en los que lse
verifican estos desplazamientos.
Delgado, de estructura asténica Tulio bajaba esta primavera desde la laguna cuándo
lo encuentro e intento sostener con él una cierta conversación. La pregunta surge a
partir de la temperatura del agua ante lo cual me dice que la laguna tiene que venir
después del mar. Que el agua del mar es más salina y permite una menor reacción
con el agua de la laguna.
Yo le pregunto por su nombre y el me dice que es Tulio Morales pero en realidad su
nombre esta en la tabla periódica con el número 69.
Me pregunta si yo conozco la tabla periódica y al percatarse de mi ignorancia en los
derroteros de la química me dice que lo vea allí, que allí esta todo.
Quedamos de volver a vernos y de conversar otro día.
Antes de este encuentro yo había intentado conversar con él con escasos resultados.
De hecho el no se acordaba de mí, ya que como muchos psicóticos no se genera
interpelación ninguna con el otro. El otro del lazo social se desvanece encuentro a
encuentro en un cada vez, las escanciones de la temporalidad no se instalan.
Tomado por la ignorancia, en cierto modo por lo no sabido, indago acerca de la tabla
periódica y sus elementos con el propósito de si bien no encontrar una causa que de
cuenta de su delirio talvez una letra que encriptada como signo pueda ser aislada .
“ Si partimos que de plano habría que descartar cualquier intervención sobre la
alucinación o el delirio mismo, a riesgo de avivar cada vez mas un incendio, no por
ello habrá que desconocer que tanto en una como en otro, podemos ir aislando
letras....Pensar en un puzzle, en un rompecabezas, me parece como la imagen que
mas se acerca a o que intento decir”.1
1
“La intervención Psicoanalítica en las Psicosis”, Hugo Svetlitza, compilador. Letra viva ediciones.1998,
Buenos Aires, Argentina. Artículo,”no hay causalidad en la escena forcluída”, Daniel Paola, pág.71
Alex Droppelmann Petrinovic
Psicólogo Clínico - Psicoanalista
Aquí no se trata de un puzzle en dónde algo busca en cierto modo encajar o calzar,
aquí se trata de un proceso clasificatorio, de una taxonomía, de ubicar un elemento en
una tabla que lo contenga. O de acotar un sentido infinito o de un acto de significación
en el borde de una letra ofrecida como enigma. La traza de un desciframiento, de leer
en el ciframiento, es decir de hacer de la cifra una letra.
Una tabla, puede contener , hacer de corsé a algo del orden de un cuerpo exiliado,
más aún si lo es periódica, es decir que de cuenta de los circuitos (períodos) u
oscilaciones.
Es así como Tulio ofrece un elemento de la tabla periódica de elementos de la química
orgánica como un anagrama de su nombre.:
El elemento 69 corresponde a un metal de las tierras raras y su nombre es Tulio, su
signo va acompañado con una M (según da cuenta el anexo que se adjunta). Lugar al
fin en una tabla que encarna las letras de su nombre (el propio y el apellido del padre).
Metal que pertenece a una clase, la de los lantánidos y que se ubica en una tabla de
dos ejes al modo de la lengua (el eje sintagmático y el eje paradigmático).
Ejes que marcan un orden en las selecciones y combinaciones de los elementos.
Un modo de ordenar a nivel del sujeto y de su lengua lo que se encuentra en la cifra
atomizado.
Seguimientos de una letra que nos lleva a reflexionar acerca de que el padre en esto
de legar un nombre, de hacer corte e instaurar una ley, se espera sea un padre de
excepción pero en nada excepcional, podemos pensar que en el caso de Tulio se trata
de encriptar el nombre en la química orgánica que no en el prodigio de una operación
mágica o divina.
La ubicación en la tabla le permite a Tulio una cierta tangencia con el lenguaje, aunque
más no sea el lenguaje de la química. En ambos lenguajes, el de la palabra y el de la
química advienen de algún modo ciertas combinaciones que sólo son posibles a partir
de que el tiempo juegue un papel en esto de establecer una cadena, lo que implica
que algunos fonemas van antes y otros después, sean estos significantes o elementos
de la química.
Si hay algo en que se parece Dios a los psicóticos es en esto de la abolición del
tiempo.
De allí que las intervenciones (nunca se espera que sean muy estables en el tiempo)
no están hechas para permanecer, sino sólo para demorar , para hacer del instante un
cierto intervalo dónde algo precipite.
Alex Droppelmann Petrinovic
Psicólogo Clínico - Psicoanalista
El intento es que el a se constituya en un vacío a partir de un paréntesis (a).
Borges en “ La escritura del dios”2, narra el intento de Tzinacán por buscar la escritura
de Dios. Rechaza ubicarla en los elementos (por más extrañas que se presenten estas
tierras) ya que ella de ser ubicada en alguno este debería ser incorruptible.
La química orgánica como la lengua tiene la particularidad de su corruptibilidad, es de
suyo permanentemente modificable, entre precipitaciones y reacciones se generan
nuevas combinaciones.
La lengua se co-rrompe en el acto de su ejercicio con el otro.
Es aquí dónde a Tulio no le alcanza, este queda encerrado en los tubos de ensayo,
matraces y botellas de su laboratorio. Es más aún, el otro de contactarse con dichos
elementos debe precaverse, el contacto puede llegara a ser muy peligroso.
Es así, la alución a la química con Tulio como con muchos psicóticos a veces deja ver
algo de la metáfora, pero lo hace para hacerlo así, distanciadamente.
Metáfora esencialmente humana, ya que en los psicóticos nos quedamos con lo real
de las cosas y en lo divino vamos más allá de lo real. En ambos casos el tiempo ya
sea por todo o nada nos sitúa en el lugar de lo que no alcanza a ser medido (porque
no advino) o no puede ser mensurado (por extenso) y por ello se presenta infinito.
Al decir de Borges, la palabra de Dios : “ explícita la infinita concatenación de los
hechos”, habría que agregar : de un modo instantáneo.
Borges de la escritura divina dirá :
“ ninguna voz articulada por él puede ser inferior al universo o menos que la suma del
tiempo. Sombras o simulacros de esa voz que equivale a un lenguaje y a cuanto
puede comprender un lenguaje son las ambiciosas y pobres voces humanas, todo,
mundo, universo”..3
2
3
“El Aleph”, Jorge Luis Borges, Obras completas EMECE Editores, Buenos aires, Argentina, 1974.
“El Aleph”, Jorge Luis Borges, Obras completas EMECE Editores, Buenos aires, Argentina, 1974.
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