Palacio de Lois, Graciela -ex feria Nº 10/98

Anuncio
Palacio de Lois, Graciela -ex feria Nº 10/98- y otro c/ P.E.N. s/ amparo ley
16.986
Buenos
Aires,
13
de
febrero
de
2001.
Vistos los autos: "Palacio de Lois, Graciela -ex feria Nº 10/98- y otro c/ P.E.N. s/
amparo
ley
16.986".
Considerando:
1) Que contra la sentencia de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Contencioso Administrativo Federal que, al confirmar la de primera instancia,
hizo lugar a la acción de amparo deducida por familiares de personas
desaparecidas durante el proceso militar y declaró la inconstitucionalidad del art. 3
del decreto del Poder Ejecutivo Nacional 8/98, dedujo el Estado Nacional el
recurso extraordinario que fue concedido a fs. 549. El señor Procurador General
de la Nación se expidió a fs. 555/559 y efectuó una reseña de los antecedentes de
la causa, a la que cabe remitirse para evitar repeticiones innecesarias.
2) Que, a los efectos de una más ordenada exposición de los temas que serán
considerados por el Tribunal, ha de puntualizarse que la presente acción fue
deducida por familiares de personas supuestamente desaparecidas en la Escuela
de Mecánica de la Armada durante el último gobierno militar, con el propósito de
impedir la demolición del edificio en que ésta tenía su sede, en razón del traslado
de dicha escuela a la Base Naval de Puerto Belgrano. Los demandantes -a los
que después adhirieron algunos legisladores, un sector de la agrupación de
Madres de Plaza de Mayo y el Defensor del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires,
cuestionaron la constitucionalidad del decreto 8/98 desde dos perspectivas. Por un
lado, invocaron su derecho a preservar el lugar donde sus familiares estuvieron
detenidos y habrían eventualmente fallecido. Por el otro, alegaron en su favor un
derecho de incidencia colectiva, fundado en el art. 41 de la Constitución Nacional,
que ordena a "las autoridades" proveer a la protección del patrimonio cultural.
3) Que la cámara de apelaciones efectuó una interpretación de lo dispuesto en el
art. 41 de la Constitución Nacional y en la ley 21.836 -que aprobó la convención
sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural, adoptada por la
Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas celebrada en
París el 16 de noviembre de 1972- y juzgó que dichas normas debían ser
examinadas "en armonía con la legislación propia de cada país". Bajo esa óptica,
consideró lo prescripto por la ley 12.665, con las modificaciones introducidas por la
ley 24.252 y concluyó que para que un inmueble como el que motiva este litigio
"sea declarado monumento histórico integrante del patrimonio cultural de la
Nación, no basta la mera voluntad de sus habitantes sino que se requiere de una
declaración expresa de la autoridad competente, en el caso la legislativa, con el
asesoramiento previo de personas idóneas para realizar una valoración histórica
del bien". En ese aspecto, estimó que asistía razón al Estado Nacional cuando, al
invocar la inexistencia de ley que declarase a ese edificio monumento histórico,
afirmó que no existía violación al deber de preservar el patrimonio cultural que el
art. 41 de la Constitución Nacional pone en cabeza de las autoridades.
4) Que, en cambio, decidió el a quo que el amparo debía prosperar en protección
del derecho de esclarecer la verdad de lo sucedido en el edificio donde funcionó la
Escuela de Mecánica de la Armada y conocer así el destino de las personas
desaparecidas en ese ámbito. Para arribar a esa conclusión, ponderó lo resuelto
por este Tribunal en la causa "Urteaga" -Fallos: 321:2767- (sentencia del 15 de
octubre de 1998) y, en aplicación de los principios allí enunciados, especialmente
con cita de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de
Personas y de los votos de los jueces Fayt, Belluscio, Petracchi, López y Bossert,
juzgó indudable el derecho de los amparistas Palacio de Lois y Bonaparte de
Bruschtein de "conocer el destino de sus familiares desaparecidos" y, en caso de
haber fallecido, las circunstancias en que ello habría ocurrido y el destino de sus
restos. Con relación a los restantes amparistas, expresó que "aparece manifiesto
su derecho (y el de la comunidad toda), a conocer la verdad histórica", derecho
que podría verse severamente afectado en caso de concretarse la demolición del
edificio en cuestión. Consideró también los informes suministrados por diversos
tribunales, que dan cuenta de la existencia de causas en trámite e investigaciones
abiertas, vinculadas con la desaparición de personas y sustracción de menores
que habrían tenido lugar en la Escuela de Mecánica de la Armada. En orden a
tales fundamentos, calificó como irrazonable el ejercicio que el Poder Ejecutivo
Nacional efectuó de sus facultades discrecionales en el art. 3º del decreto
impugnado, frente al interés de la sociedad en conservar valiosas pruebas
relacionadas con su historia reciente. Finalmente, estimó que el mantenimiento de
las instalaciones de referencia no irroga perjuicio al Estado Nacional y ratificó la
procedencia de la acción de amparo para la protección eficaz de los derechos
afectados por una arbitraria decisión del Poder Ejecutivo, por lo que confirmó la
sentencia de primera instancia que había admitido tal demanda.
5) Que, en las condiciones descriptas, la acción de amparo fue admitida por el a
quo sólo desde la perspectiva del derecho que asiste a los familiares de personas
presuntamente desaparecidas en el ámbito de la Escuela de Mecánica de la
Armada, y de la comunidad toda, de conocer la verdad histórica respecto de tales
hechos. Por lo tanto, el examen del recurso extraordinario deducido por el Estado
Nacional deberá efectuarse teniendo en cuenta únicamente su aptitud para
controvertir tal conclusión, ya que la cámara de apelaciones desestimó la
pretensión de que el edificio fuera preservado con fundamento en la obligación
impuesta a las autoridades por el art. 41 de la Constitución Nacional, en armonía
con la legislación nacional aplicable (leyes 21.836 y 12.665, modificada por la ley
24.252).
6) Que, en ese marco, han de considerarse los agravios del Estado Nacional
relativos a la presunta ausencia de requisitos formales y sustanciales para la
procedencia de la acción de amparo. Sostiene que el a quo desconoció
infundadamente la presunción de legitimidad de que goza el acto atacado, por no
existir amenaza cierta de demolición del edificio en que funcionó la Escuela de
Mecánica de la Armada y afirma que, al respecto, la cámara efectuó una
desacertada interpretación de lo dispuesto en el decreto 8/98.
7) Que cabe puntualizar que no sólo la interpretación que formuló la cámara
resulta razonable en orden a los términos empleados en el art. 3 del decreto 8/98,
sino que la recurrente, a quien le incumbe en definitiva desplegar la conducta allí
prevista, no ha negado en modo alguno que pudiera concretarse la demolición,
sino que se ha limitado a desconocer que ella sea inminente y que - por ese
motivo se configure una amenaza de daño susceptible de amparo por la vía
elegida por los demandantes. Ha sugerido también otras interpretaciones del texto
en cuestión, pero -como lo destaca el señor Procurador General no se ha
expedido en forma categórica acerca de la inviabilidad del proceder cuestionado
en estas actuaciones, por lo que frente a tal debilidad en la línea argumental de la
apelante, pierde toda entidad el óbice formal que se examina.
8) Que las consideraciones expuestas contribuyen a ratificar la procedencia de la
vía de excepción intentada, puesto que la recurrente no ha desconocido que
podría hallarse en posición de ejecutar lo resuelto en el decreto 8/98 con el
alcance temido por los demandantes. Por otra parte, si no se contemplara como
viable la hipótesis alegada por los amparistas, la sentencia no causaría agravio a
la demandada, pues sólo declara la irrazonabilidad del ejercicio de facultades
discrecionales del Poder Ejecutivo Nacional, en cuanto éstas traducen el descuido
de su deber de preservar "bienes que pueden constituir pruebas valiosas, en
relación con los hechos de nuestra historia reciente aún no aclarados".
Finalmente, es evidente que, como lo advierte el señor Procurador General, el
derecho invocado por los actores podría verse lesionado con la sola excavación
de los terrenos que circundan el edificio para "generar el espacio verde" a que
alude el decreto, puesto que allí podrían encontrarse elementos demostrativos de
la
suerte
corrida
por
sus
familiares.
9) Que, por otro lado, el Estado Nacional no ha controvertido idóneamente la
legitimación de los actores, en el marco en que la acción fue admitida por el a quo,
la cual encuentra, además -y en lo pertinente, adecuado sustento en los principios
que fundan lo resuelto por esta Corte en la causa "Urteaga". Cabe añadir que
tampoco la recurrente ha formulado crítica alguna respecto del reconocimiento del
derecho de los demandantes a conocer la suerte corrida por las personas
desaparecidas en la Escuela de Mecánica de la Armada, en el que fundaron su
legitimación procesal para solicitar la preservación del ámbito físico en que ésta
funcionaba. Esa omisión cobra mayor relevancia ante la existencia de acciones
judiciales en trámite -ponderadas por el a quo, tendientes a obtener en concreto la
satisfacción
del
interés
protegido
por
la
sentencia
recurrida.
Por ello, y -en lo pertinente lo dictaminado por el señor Procurador General de la
Nación, se declara formalmente procedente el recurso extraordinario deducido y
se confirma la sentencia recurrida, con costas. Practique la actora, o su letrado, la
comunicación prescripta por el art. 6 de la ley 25.344. Notifíquese y remítase.
JULIO S. NAZARENO - EDUARDO MOLINE O'CONNOR - CARLOS S. FAYT AUGUSTO CESAR BELLUSCIO - ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI ANTONIO BOGGIANO - GUILLERMO A. F. LOPEZ - GUSTAVO A. BOSSERT ADOLFO ROBERTO VAZQUEZ.
Descargar