Estilos educativos en el sistema familiar

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Rocío García Limón
77586353 Q
Estilos educativos en el sistema familiar
Dentro de la familia existen varias formas de educar a los hijos, pero nadie nos
enseña como ser padre. Como dice el poeta británico John Wilmot (1647-1680) “Antes
de casarme tenía seis teorías para educar a los hijos. Ahora tengo seis hijos y ninguna
teoría”. Ser padre es una tarea muy difícil que necesita una dedicación constante, no
existe una receta mágica. “Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo
que tener un piano no lo vuelve pianista” (Michael Levine).
Diana Baumrind (1967,1971) propuso tres estilos parentales: autoritario,
democrático y permisivo. Los padres autoritarios son padres que imponen muchas
reglas sin explicar el porqué de las mismas. Estos padres siempre esperan u
cumplimiento muy estricto de las reglas. Los hijos de padres autoritarios tienden a
retrasarse y no tomar iniciativas sociales a la vez que carecen de espontaneidad.
Los padres democráticos son mucho más sensibles a los puntos de vista de sus
hijos y suelen buscar la participación de sus hijos a la hora de tomas decisiones
familiares. Los niños educados bajo este modelo suelen ser más competentes y
responsables desde el punto de vista social. Este estilo parental fomenta un
comportamiento maduro en el niño.
Los padres permisivos rara vez ejercen un control firme sobre el
comportamiento de sus hijos, exigiéndoles relativamente poco. Estos padres aplican
pequeños castigos evitando imponer su autoridad. Los hijos de padres permisivos suelen
carecer de responsabilidad social e independencia. Patterson comenta que la
permisividad es uno de los factores que contribuyen a la manifestación de la
agresividad. Este tipo de padres cree que esta agresividad hacia ellos es “normal” y que
no debe corregirla, ya que las emociones según ellos, no deben ser reprimidas. Como
dice el escritor francés Charles Péguy “"Todo padre, sobre quien su hijo ose levantar la
mano, es culpable de haber engendrado un hijo que levanta la mano sobre él."
Rocío García Limón
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Posteriormente, Maccoby y Martin (1983) añadieron a esta clasificación un
cuarto estilo parental, el no implicado. Los padres no implicados son aquellos que
abrumados por sus tensiones psicológicas y problemas no tienen tiempo para ofrecer a
sus hijos, ni tampoco energía para educarlos. Una posible consecuencia de este estilo
parental es el elevado riesgo de que el niño se oriente hacia conductas conflictivas.
No solo existe una clasificación de estilos parentales sino también de estilos de
interacción familiar. De acuerdo con Enrique Gervilla se han definido tres tipos de
ambientes familiares: ambientes débilmente, rígidamente o flexiblemente estructurados.
En el ambiente aleatorio o débilmente estructurado se producen acontecimientos
inesperados que ponen al adolescente en situaciones de desequilibrio continuo y riesgo.
En este ambiente existe una escasa posibilidad de reequilibración. En el ambiente
rígidamente estructurado existe una regulación de actividades y acciones que limita la
posibilidad de construcción personal debido a la falta de innovación. Y por ultimo, en el
ambiente flexiblemente estructurado se dan situaciones que posibilitan continuos
desequilibrios pero que a su vez favorecen el reequilibrio personal.
La adolescencia es un periodo de cambios físicos y psicológicos. Es la etapa en
la que los hijos buscan consolidar su propia identidad, insertarse socialmente y también
buscan más independencia, en contraposición al intento de los padres por mantener la
relación de que tenían durante la niñez. Citando a Osho “El problema con la familia es
que los hijos abandonan un día la infancia, pero los padres nunca dejan la paternidad”.
Los padres deben aceptar este cambio de sus hijos y darle las condiciones para
que se desarrolle y decida su futuro. En algunos momentos las decisiones que toman los
adolescentes pueden no coincidir con las expectativas de sus padres con lo que se crean
conflictos familiares que en algunos casos son muy difíciles de manejar, como dice el
dramaturgo inglés George Bernard Shaw, “Entre padre e hijo hay un muro de diez pisos
de grueso y diez mil de altura”. La reacción ideal de los padres seria que apoyaran a sus
hijos y que mantuvieran una comunicación abierta, pero a veces los padres asumen una
actitud controladora retrasando la independencia del niño. O por el contrario, asumen
una actitud demasiado permisiva que tiene consecuencias negativas para el desarrollo de
la personalidad.
Rocío García Limón
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BIBLIOGRAFÍA
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