La explotación petrolera en Ecuador: el caso de la comunidad de

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La explotación petrolera en Ecuador: el caso de la
comunidad de Sarayacu
Mauricio Velasco, CEDHU
1. Antecedentes
El petróleo en el Ecuador
La explotación petrolera en el Ecuador se ha vuelto cada vez más intensiva. Desde la década de
los 70, cuando empezaron los procesos de exploración y explotación petrolera que originaron el
denominado "boom petrolero", muchas ciudades y centros importantes del país se beneficiaron de
los réditos obtenidos por la explotación del petróleo y por los procesos modernizadores que
venían acompañados de éste: urbanización y reactivación económica de ciudades capitales,
creación de centros financieros y bancarios, aparecimiento de grandes industrias de diferentes
tipos. Pero en los sectores donde se realizaba la explotación del petróleo, las cosas eran
distintas.
La explotación petrolera también estaba de la mano de muchos procesos políticos que se
sucedieron en el Ecuador, uno de ellos, quizás el más importante fue la vuelta a la democracia,
en el año 1979. En estos momentos se realizaban muchos trabajos de exploración y explotación
petrolera en la Costa y Oriente del país, mientras que el modelo capitalista dependiente se
acentuaba en el Ecuador con la entrada de las grandes empresas transnacionales como Texaco.
Según acción ecológica, “Texaco extrajo cerca de 1,5 mil millones de barriles de crudo de la
Amazonía en un periodo de 28 años. Perforó 339 pozos en un área de 442.965 hectáreas y,
deliberadamente, vertió toneladas de material tóxico y desechos de mantenimiento y más de 19
mil millones de galones de agua de producción en el medio ambiente sin ningún tratamiento o
monitoreo. Todavía están funcionando 235 pozos que actualmente son operados por
Petroecuador.”
Los daños que ha dejado la compañía norteamericana TEXACO han sido inmensos, desastrosos
para las generaciones que nos anteceden y las que vendrán, irreversibles para un ambiente tan
frágil como único en todo el mundo. Aunque la salida de TEXACO debía haber sido una
oportunidad para nacionalizar el petróleo ecuatoriano, sin embargo lo que ha sucedido es un
proceso para ampliar la participación de empresas petroleras transnacionales.
"Los gobiernos de turno, después de las 400.000 hectáreas entregadas en su tiempo a la Texaco,
iniciaron en 1985 las rondas de concesiones petroleras. Tras 8 rondas repartieron 3.2 millones de
hectáreas a 12 empresas privadas transnacionales y nacionales que ocupan 16 bloques de 200.000
hectáreas."
El petróleo nacional
La situación de la empresa nacional de petróleos - PETROECUADOR - es crítica y está al borde de
la asfixia.
En lugar de que los gobiernos de turno hubieran asumido políticas tendientes a robustecer a esta
empresa nacional, han realizado un proceso para quebrarla. Según Henry Llanes, actual auditor
nacional de petróleos, "el capital privado en el Ecuador participa en más del 90% en las áreas de
exploración y explotación de hidrocarburos y a Petroecuador se le excluyó de las 7ma y 8va
rondas de licitación petrolera (...) Los últimos gobiernos de turno, desde Sixto Durán Ballén
(1992) hasta el de Gustavo Noboa (2002) adoptaron la estrategia de descapitalizar a
Petroecuador, con el objetivo de que éste no cumpla con sus objetivos empresariales como lo
manda la ley. Al cabo de diez años, la producción de la empresa estatal había caído en 100 mil
barriles día, con lo cual varios campos están en la condición de campos marginales listos para ser
entregados al capital privado".
"El oleoducto va porque va"
En el gobierno anterior de Gustavo Noboa ocurrieron distintos hechos destinados a robustecer los
procesos de privatización petrolera, bien a través de la apertura a la inversión privada
transnacional en los mayores campos petroleros, o fortaleciendo la actuación de compañías
nacionales de petróleos donde aparecen algunos nombres de funcionarios ligados al régimen
anterior. Según Acción Ecológica, Pablo Terán, el ex Ministro de energía y minas, Mario
Ribadeneira, accionista de la Lumbaqui Oil, Boris Abad, ex funcionario de Conoco y Maxus-YPF,
Edwin Terán Ribadeneira, accionario de Sipetrol y Vitol y algunos otros que tienen relaciones muy
sospechosas con empresas y consorcios petroleros.
Por otro lado, el gobierno de Gustavo Noboa, inició las actividades en el denominado ITT
(Ishpingo, Tambococha, Tiputini) e impulsó la construcción del oleoducto de crudos pesados (OCP)
que constituye, según una gran cantidad de estudios, un riesgo para las poblaciones que viven en
sectores aledaños, así como para el ecosistema. El OCP ha sido cuestionado incluso por un ex jefe del Departamento Ambiental del Banco Mundial, quien ha informado que el OCP viola los
criterios ambientales y sociales del Banco Mundial en lo referente a Políticas Operativas sobre
Evaluación ambiental, los hábitat naturales, reasentamientos involuntarios y poblaciones
indígenas.
Precisamente la construcción del OCP y su establecimiento en muchas áreas ecológicamente
frágiles y vulnerables ha sido el centro de críticas por parte de muchas organizaciones ecologistas
a nivel mundial , así como de la resistencia permanente de miembros de las comunidades. Ante
estos hechos, fueron muy decidoras las palabras del ex presidente de la República, al referirse a
los activistas que se oponían a la construcción del OCP como "cuatro majaderos, extremistas, que
quieren joder al país", según ha sido recogido por el periódico EL COMERCIO en mayo de 2001.
El escenario actual
La política económica del gobierno actual está siendo orientada a la obtención de recursos
económicos que ayuden a sostener su economía, devastada por la corrupción, desintegración de
su aparato industrial y productivo y sobreexplotación del propio recurso petróleo. Sin embargo,
las políticas dispuestas por los organismos financieros promueven la extracción intensiva y al
menor costo para suplir las necesidades petroleras de Estados Unidos. La novena ronda de
licitación, prevista para mediados de abril, prevé concesionar el manejo de 4 bloques petroleros
a empresas internacionales. El mensaje del presidente del Ecuador, Lucio Gutiérrez, para el
inicio de la novena ronda petrolera dice así: "A las empresas nacionales y extranjeras les invito a
invertir en el Ecuador. En su ejecución contractual el Gobierno Nacional se compromete a
garantizar la seguridad jurídica y mantener su estabilidad, fundamentos que cimientan la
política del presente gobierno en sus relaciones internacionales".
Durante el gobierno de Lucio Gutiérrez también se anuncia la décima ronda petrolera para la
concesión de áreas en los territorios de Pastaza y Zamora Chinchipe, además de la continuación
del proyecto ITT (Ishpingo, Tambococha, Tiputini) que puede afectar el Parque Nacional Yasuní y
la Reserva Faunística Cuyabeno.
Los bloques 23 y 24 en las provincias amazónicas
El bloque 23 se ubica en la provincia de Pastaza y cubre una extensión de 200.000 has de bosque
primario. En este territorio, donde se pretenden realizar trabajos de exploración y explotación
petrolera, viven alrededor de 30.000 habitantes que corresponden a las culturas Kichwa, Achuar y
Shuar. La población de Sarayacu pertenece a la cultura Kichwa. El 85% del bloque 23 es territorio
kichwa, de lo cual los 60% es territorio de Sarayaku y 25% de otras comunidades kichwa, mientras
que 10% de territorio pertenece a la cultura Achuar y el 5% a la cultura Shuar.
El bloque 24 se ubica en el sur de la provincia de Pastaza y noreste de la provincia de Morona
Santiago, cantón Taisha, y comprende una extensión de 200.000 has. Limita al norte con el
bloque 23, al este por territorios Ashuar, al sur por el bloque 25, sectores Tutinentza y al oeste
por la cordillera del Kutukú, sector Cangaimi.
La octava ronda petrolera incluyó varios bloques de las zonas de Pastaza y Zamora Chinchipe; sin
embargo, solo los bloques 23 y 24 concitaron la atención de las empresas petroleras. La octava
ronda tenía prevista la concesión de 1'900.000 has de bosque natural en la amazonía, según el
Centro de Derechos económicos y sociales, CEDES.
2. Los derechos de los pueblos indígenas y el papel del Estado
Las negociaciones petroleras
Las negociaciones petroleras que han sido efectuadas por parte del Estado ecuatoriano han
estado orientadas a reforzar la alianza entre éste y las empresas transnacionales, para continuar
perpetrando el modelo económico exportador de petróleo, además de proporcionar grandes
réditos a las empresas transnacionales.
El modelo de extracción petrolera ha tenido en consideración, por tanto, solamente el interés de
las empresas petroleras, aunque los gobiernos de turno han justificado y respaldado estos
trabajos diciendo que son obras "de interés nacional". En la práctica los beneficios dejados por la
explotación intensiva del petróleo han sido visibles solamente para los grupos de poder
económico del Ecuador y para los intereses de las compañías petroleras. Las zonas de las
comunidades y pueblos donde se han llevado a cabo tareas de exploración y explotación
petrolera, en cambio, han visto las secuelas dejadas en el medio ambiente, el desmejoramiento
de las relaciones comunitarias, la pérdida de sus tradiciones y valores culturales y, más allá, un
deterioro continuo de su calidad de vida. Si han existido ciertos beneficios de los contratos
celebrado con las empresas petroleras, éstos han sido solamente para pequeños grupos
comunitarios, familias o individuos que han recibido ciertos bienes materiales por su contribución
a las tareas de explotación petrolera.
Un sistema autoritario y agresivo ha sido promovido cuando se trata de comprender y asumir la
posición de los pueblos ancestrales respecto al manejo de los recursos naturales, el acceso a sus
territorios y los beneficios que se obtendrán por la explotación petrolera. Es más, es solo a raíz
de los procesos donde aparece el sector indígena, a inicios de la década de los 90', cuando se
toma en cuenta la existencia de culturas ancestrales y se advierte sobre su calidad de actores en
la vida política y económica del Ecuador.
Los derechos de los pueblos indígenas
Los derechos de los pueblos indígenas han sido alcanzados gracias a su lucha permanente y a la
evolución de su organización política. Sin embargo el reconocimiento por parte del Estado se ha
realizado como una forma de "concesión" que se da a los pueblos indígenas, pues parece ser que
ellos no son considerados como sujetos de derecho, dadas las permanentes violaciones y la
aplicación diferenciada de la legislación, según las circunstancias.
En materia de legislación internacional, el convenio 169 de la OIT, aprobado en 1989, ha marcado
un hito en lo relativo a los derechos colectivos de los pueblos indígenas. Igualmente, los
Convenios de Diversidad Biológica y Cambio climático, así como otros instrumentos
internacionales, han promocionado el cuidado del medio ambiente y han planteado los escenarios
de un posible desarrollo alternativo que se sustenta sobre el derechos de decisión y acción de los
pueblos indígenas. Además, en el Ecuador, la Asamblea Nacional Política Constituyente celebrada
en 1998, reconoce distintos derechos ambientales y colectivos, relacionados con el respeto a los
territorios indígenas, el reconocimiento de distintas formas de conocimientos ancestrales y,
especialmente, la consulta que debe ser realizada a los pueblos cuando se quiere hacer uso de los
recursos naturales que permanecieran en su territorio.
Los derechos colectivos subordinados a las compañías petroleras
A pesar de que se ha dado un importante avance respecto a la legislación que ampara a los
pueblos y culturas indígenas y en el respeto de los derechos colectivos, por otra parte la política
del estado ecuatoriano ha sido promover la extracción intensiva de petróleo a costa de la
violación de los derechos colectivos de muchas comunidades y pueblos.
Las estrategias de las empresas y el Estado se repiten: las grandes transnacionales inician las
negociaciones con distintos miembros de la comunidad, con familias o distintas personas,
ofreciéndoles a cambios pequeños bienes materiales. Por otro lado, el Estado a través de las
fuerzas armadas, garantiza el cumplimiento de las condiciones firmadas en los contratos con las
empresas petroleras y muchas veces lo hacen mediante militarización de las zonas o mediante
procedimientos como intimidación, amenazas, desalojos forzosos, torturas y calumnias a los
dirigentes de las organizaciones indígenas. Además, el Estado ha sustentado su discurso en la
tesis de que el Ecuador debe seguir los senderos de su proceso y modernización y que se tiene
que abrir la inversión extranjera para que lleguen capitales frescos a nuestro país.
A pesar de que las empresas petroleras se llevan la mayor parte de las inversiones petroleras y
dejan a cambio problemas casi irreversibles para las comunidades y el medio ambiente, se sigue
asumiendo el discurso de la inversión extranjera en el petróleo. La gran mayoría de empresas
petroleras están exoneradas con el pago de IVA 0 porque los contratos así lo determinan,
mientras que extraen los recursos naturales y no se responsabilizan por los efectos colaterales
causados.
En el Ecuador varios son los casos donde las comunidades, pueblos y grupos humanos luchan por
la defensa de sus derechos, mientras los gobiernos mantienen su empecinada política por
favorecer los intereses de las grandes empresas. De acuerdo al Comité de Derechos Económicos y
Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, "la responsabilidad del Estado está implicada
claramente cuando el Estado no toma las medidas disponibles para enfrentar amenazas obvias a
los derechos". Es decir que el Estado es culpable por omisión, cuando no actúa para frenar los
atropellos cometidos en contra de los derechos colectivos. Esta actuación se ha repetido un
sinnúmero de ocasiones.
3. Cronología de los hechos en el caso de la comunidad de Sarayacu vs. CGC
•
El 9 de agosto de 1996 se firma un contrato de participación entre el Gobierno Nacional,
el Ministerio de Energía y Minas, Petroecuador y la Compañía General de Combustibles
(CGC) para la exploración y explotación petrolera en el bloque 23, donde se asienta la
comunidad de Sarayacu. Este contrato no tomó en cuenta que debía realizarse un proceso
de consulta y participación previa a la comunidad para que ésta autorice los trabajos de
exploración.
•
En 1997 se contrata a la consultora WALSH para los estudios de impacto ambiental (EIA).
Los miembros de esta empresa entraron a realizar los estudios en la comunidad
camuflándose de turistas, y luego fueron reconocidos por miembros de la comunidad. Sin
embargo de que estos estudios fueron realizados de manera dudosa, sirvieron como base
para la elaboración de documentos finales sobre Estudios de Impacto Ambiental (EIA) y
Planes de Manejo Ambiental (PMA). Los estudios fueron cuestionados por técnicos locales
y extranjeros por su falta de rigurosidad y seriedad.
•
Entre 1997 y 1999, la Organización de Pueblos Indígenas de Pastaza organiza 3 reuniones
ampliadas para que los ejecutivos constaten la oposición de mucha gente. Frente a esta
situación, la CGC manifestó la posibilidad de retirarse del bloque.
1[9]
•
En 1999, la CGC, amparándose en el contrato firmado, declaró el estado de fuerza
mayor, para luego proceder a implementar oscuras estrategias de penetración, para lo
cual contrató los servicios de una empresa consultora, denominada DAYMI Services.
•
En el año 2002, la comunidad de Sarayacu denuncia a la opinión pública nacional e
internacional mediante un comunicado, que la compañía CGC - Texaco Chevron y la
subcontratista DAYMY Services han recurrido al engaño y complot con miembros
disidentes de algunas comunidades indígenas. "El pueblo KICHWA de la Asociación de
Centros Indígenas de Sarayacu se encuentra profundamente preocupado por el acoso y
agresión permanentes por parte de TEXACO CHEVRON - CGC y su consultora de relaciones
comunitarias DAYMI Services, quienes se han asociado con algunos miembros de la
comunidad de dudosos antecedentes". El comunicado dice que la empresa CGC ha
recurrido a calumniar a la comunidad de Sarayacu y sus dirigentes y ha alterado la
armonía de la comunidad y las familias a través de promover la división de las
comunidades y la agresión y peleas entre éstas. El comunicado también dice que la
comunidad de Sarayacu rechaza la decisión del gobierno de permitir la exploración
petrolera en el territorio kichwa porque el Gobierno ha creado límites ficticios en las
comunidades y ha trasladado la propiedad a las empresas transnacionales, mientras dice
reconocer la propiedad de los indígenas de su territorio. Por ello, dicen, "el gobierno
confunde los intereses de la nación con los intereses de los pueblos indígenas y de las
empresas petroleras".
•
En noviembre de 2002, Sarayacu declara "Estado de emergencia" para movilizar a la gente
contra la incursión de la CGC en su territorio. En paralelo, la CGC incrementa sus
mecanismos de seguridad, lo cual ha sido demostrado por la enorme presencia de
elementos armados. En este periodo de tiempo, la dirigencia de Sarayacu, así como otras
organizaciones, lanzan una amplia campaña de comunicación destinada a alertar a la
comunidad nacional e internacional sobre la decisión del pueblo KICHWA de exigir la
inmediata salida de la CGC de los territorios de los pueblos kichwa.
•
El 20 de noviembre de 2002, Sarayaku presenta una queja ante la Defensoría del Pueblo
del Ecuador, por la presencia ilegal de CGC en el territorio de la comunidad. El 28 de
noviembre del mismo año el Defensor del Pueblo, dicta la resolución “Declaración
Defensorial de Protección”, estableciendo el deber para todas las autoridades civiles y
militares de respetar a los habitantes de Sarayaku, que se encuentran protegidos
constitucionalmente.
•
El 21 de noviembre del 2002, en el primer intento de ingreso de CGC, 25 obreros son
expulsados del territorio de Sarayaku en el sector de Kapawari, Shanshan, Wichucahi, por
abrir campamentos sísmicos y cortar abusivamente árboles gigantes.
•
El 22 de noviembre de 2002, la CCG ingresa por secunda ocasión al territorio de Sarayaku
y son retenidos, por parte de la comunidad, 3 trabajadores que se encontraban
realizando labores en el campo 23.
•
El 28 de Noviembre de 2002, la OPIP, representante de las 11 asociaciones del pueblo
Kichwa de Pastaza (compuesta por 136 comunidades), presenta un recurso de Amparo
Constitucional ante el Juez Primero de lo Civil de Puyo, en contra de la CGC,
representada por Ricardo Nicolás y contra Daymi Services, empresa subcontratista de
CGC, representada por Milton Ortega, fundado en los artículos 84, 86 y 88, con relación al
artículo 95 de la Constitución del Ecuador1[9]. El trámite es aceptado y el Juez convoca
una audiencia pública con la comparecencia de los demandados, para el día 7 de
diciembre de 2002. Dicha Audiencia no se lleva a cabo, por cuanto el Juez ordena
Recurso de Amparo Constitucional ante el Juez Primero de lo Civil de Puyo, 28 de noviembre de 2002.
Anexo 6
notificar con la demanda de Amparo al Procurador General del Estado, cuya sede la tiene
en la ciudad de Quito, hecho que hasta el presente no se ha realizado. En esta misma
resolución de fecha de 29 de noviembre de 2002 y como medida precautoria, el Juez
ordena “que se suspenda cualquier acción actual o inminente que afecte o amenace los
derechos que son materia del reclamo”, es decir ordena que la Compañía CGC suspenda
sus actividades de exploración dentro del Bloque 232[10] disposición judicial vigente hasta
la fecha.
2[10]
•
El día 17 de diciembre de 2002, la CGC, no respeta los acuerdos y compromisos, viola la
declaración del Defensor del Pueblo y la providencia del Juez Primero de lo Civil de
Pastaza, ingresando violentamente al territorio de Sarayaku y continuando con sus
trabajos en el resto de comunidades pertenecientes a la OPIP.
•
El 6 de Enero de 2003 el representante de la CGC, Ricardo Nicolás, confirma la
continuación de los trabajos sísmicos en el bloque 23, contratando grupos de seguridad
para garantizar los campamentos de la CGC, considerando a Sarayaku como zona de
explotación.
•
El 11 de enero de 2003, la CGC abre nuevos campamentos, ya no en los linderos sino en
pleno centro del territorio de Sarayaku, provocando nuevos enfrentamientos entre
comunidades.
•
El 12 de enero se registra un enfrentamiento entre comuneros de Pacayacu y Sarayacu
que deja como víctima a un herido de bala, Santiago Santi.
•
El 25 de enero de 2003, 25 personas de Sarayacu llegaron a la base de la CGC y pidieron a
los trabajadores que desalojen su territorio. Elvis Gualinga, Marcelo Gualinga, Reinaldo
Gualinga y Fabián Grefa, son detenidos por este acto. Estas personas relataron que los
militares les apuntaron con fusiles y les amarraron hasta unirles piernas y brazos por la
espalda.
•
El 27 de enero de 2003 las fuerzas armadas atacaron el campamento de Sarayacu,
ubicado en el sector denominado Tiotihuallí, Huiracaspi, en la dirección del Río
Santiago... la gente de la comunidad fue apresada y posteriormente detenida en la cárcel
del Puyo... según información de los detenidos, los militares ingresaron lanzando bombas
lacrimógenas. Las personas que estuvieron en la cárcel fueron amarradas y vendadas los
ojos... posteriormente han sido entregados al campamento de la CGC y cuando han
llegado allí han sido insultados y golpeados por parte de personal de la CGC, antes de
entregarlos a la policía.
•
El 28 de enero de 2003, el Gobernador de Pastaza, Fernando Ordóñez, ratificó que el
personal del ejército permanecerá en la zona del bloque 23 porque el estado ecuatoriano
tiene que garantizar las operaciones hidrocarburíferas en el país.
•
El 30 de enero de 2003 los indígenas de Sarayacu acuden a una entrevista con el
Presidente de la República y mientras ello ocurre, se realiza una incursión de miembros
del ejército. El comandante militar justifica que el suceso se produjo mientras se
realizaba un patrullaje por el río Bobonaza.
•
El 28 de febrero, Amnistía Internacional envía un boletín de prensa titulado "Amenazas
de muerte /temor por la seguridad", en el que expresa: "Amnistía Internacional siente
preocupación por la seguridad de Franco Viteri, José Gualinga y la comunidad indígena de
Sarayacu, en la provincia de Pastaza. El 21 de febrero, una emisora de radio local recibió
un fax en el que se pedía que se transmitiera el mensaje de que Franco Viteri y José
Resolución del Juez Primero de lo Civil de Puyo, 29 de noviembre de 2002.
Gualinga, ambos dirigentes de la comunidad de Sarayacu, habían muerto en un accidente
de automóvil. El mensaje estaba, al parecer, firmado por miembros de la comunidad
(...). Sin embargo, dos días después, el 23 de febrero, una delegación de Amnistía
Internacional pudo hablar con los dos hombres, quienes afirmaron que el mensaje tenía
como finalidad intimidarlos y sembrar el terror en la comunidad. El mensaje había venido
procedido de amenazas de muerte anteriores. Por ejemplo, el 16 de enero, Franco Viteri
recibió una llamada telefónica amenazadora cuyo autor le dijo: "te vamos a volar la
cabeza".
•
El 28 de febrero de 2003, miembros de la comunidad de Pacayacu impidieron la
navegación por el Río Bobonaza de una pareja Sarayacu. "Estamos impedidos de transitar
por el río Bobonaza, y únicamente podemos hacerlo por vía aérea que es muy costosa"
manifestó un miembro de la comunidad de Sarayacu.
•
En la sesión especial del Grupo de Trabajo encargado de elaborar el proyecto de
Declaración Americana por los Derechos de los Pueblos Indígenas, llevado a cabo en
Washington DC del 24 al 28 de febrero, muchas personas expresan su preocupación por
los hechos sucedidos en Sarayacu. Expresan en un documento público que son alarmantes
los hechos de apresamiento y tortura a los miembros de la comunidad, intentos de
violación a mujeres por parte de militares, coerción al libre tránsito, amenazas de
muerte y campañas de información que han sido preparadas.
•
En marzo de 2003 el presidente de la asociación de compañías petroleras del Ecuador,
René Ortiz, calificó de delincuentes a los dirigentes indígenas quienes enfrentan juicios
en los tribunales del Puyo por sustraerse equipos, explosivos y armas de fuego de los
campos.
•
El 8 de abril los dirigentes de Sarayaku conocen extra oficialmente la presentación de 7
demandas en su contra hechas por la CGC y la orden de captura para los principales
dirigentes y actualmente se encuentran realizando trámites ante la Fiscalía para obtener
las fichas de todos los implicados en la orden de prisión preventiva y detención
provisional.
•
El 23 de abril, La Organización de Pueblos Indígenas de Pastaza (OPIP) y la Asociación de
Sarayacu, respectivamente, con el apoyo del Centro por la Justicia y el Derecho
Internacional (CEJIL) y el Centro de Derechos Económicos y Sociales (CDES), solicitan a la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos la adopción urgente de medidas
cautelares en conformidad con el artículo 25 del Reglamento de la Comisión para
proteger el derecho a la vida, a la integridad personal, al debido proceso y a la propiedad
privada de la comunidad indígena de Sarayacu, así como de sus dirigentes Franco Viteri,
José Gualinga, Mario Santi y Cristina Gualinga.
4. Conclusiones
Los derechos de los pueblos indígenas
En el caso de Sarayacu, algunos derechos contemplados en la Constitución Política han sido
violados, además de que no se han contemplado ciertos convenios sobre la conservación del
medio ambiente y las culturas ancestrales. Aquí se harán mención a los derechos presentes
en la Constitución y el convenio 169 de la OIT.
En cuanto a la Constitución Política de la República del Ecuador
Art.1: El Ecuador es un Estado social de derechos (...) pluricultural y multiétnico
Art. 23, num. 3. La igualdad ante la ley: Todas las personas serán consideradas iguales y
gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin discriminación en razón de
nacimiento, edad, sexo, etnia, color, origen socia, idioma, religión (..).
Art. 23 num. 6. El derecho a vivir en un ambiente sano, ecológicamente equilibrado y libre
de contaminación. La ley establecerá las restricciones al ejercicio de determinados derechos
y libertades, para proteger el medio ambiente.
Art. 84, num. 4. En cuanto a los recursos renovables, el Estado establecer el derecho de los
pueblos indígenas a participar del uso, usufructo, administración y conservación de los
recursos de sus tierras.
Art. 84, num. 5. Ser consultados sobre planes y programas de prospección y explotación de
recursos naturales no renovables que se hallen en sus tierras y que puedan afectarlos
ambiental o culturalmente; participar en los beneficios que esos proyectos reporten, en
cuanto sea posible y recibir indemnizaciones por los perjuicios socio-ambientales que les
causen.
Art. 88. Toda decisión estatal que pueda afectar al medio ambiente, deberá contar
previamente con los criterios de la comunidad, para lo cual ésta será debidamente
informada. La ley garantizará su participación.
En cuanto al Convenio 169 de la OIT
Art.3. Deberán adoptarse las medidas especiales que se precisen para salvaguardar las
personas, las instituciones, los bienes, el trabajo, las culturas y el medio ambiente de los
pueblos interesados.
Art. 5. Consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados y en
particular a través de sus instituciones representativas, cada vez que se prevean medidas
legislativas o administrativas susceptibles de afectarles directamente.
6. Los pueblos interesados deberán tener el derecho de decidir sus propias prioridades en lo
que atañe al proceso de desarrollo, en la medida en que este afecte a sus vidas, creencias,
instituciones y bienestar espiritual y a las tierras que ocupan o utilizan de alguna manera, y
de controlar en la medida de lo posible, su propio desarrollo económico, social y cultural.
7. Dichos pueblos deberán participar en la formulación, aplicación y evaluación de los planes
y programas de desarrollo nacional y regional susceptibles de afectarles directamente.
Muchos contratos de participación con empresas petroleras transnacionales han sido firmados
sin que exista la consulta previa a la comunidad para que se realicen trabajos de exploración
y explotación. De allí la primera violación a los derechos colectivos de los pueblos: violación
a su soberanía y cultura.
El Estado ecuatoriano ha justificado la permanencia de distintas empresas petroleras a pesar
de la oposición de diferentes pueblos, argumentando la idea del bien común y de que se debe
hacer lo posible para la inversión extranjera. Sin embargo, la explotación petrolera ha
significado la pérdida de la identidad y diversidad cultural de nuestro país, además de que ha
dejado pocos beneficios económicos en las poblaciones que se encuentran cerca de los
bloques petroleros.
Por otra parte y en el caso concreto de Sarayacu, el Estado ha argumentado que la empresa
CGC no ha violado los derechos de los pueblos indígenas amparados en el convenio 169 de la
OIT y la Constitución Política de la República del Ecuador, por considerar que el contrato de
participación fue firmado antes de que entraran en vigencia el convenio 169 y la aprobación
de la nueva Constitución Política.
Las continuas formas que ha tomado la empresa CGC para realizar trabajos de exploración y
explotación petrolera han mostrado que no existe una política de transparencia. Primero, han
empezado a realizar labores de cabildeo con pequeñas comunidades, grupos humanos y
personas, para luego contratar empresas de servicios comunitarios que han realizado acciones
camufladas con algunos miembros de la comunidad a cambio de algunos bienes materiales.
Por último, la empresa se ha servido de los poderes locales y las fuerzas armadas para
oponerse a las acciones de los ciudadanos y las organizaciones indígenas. Por último, han
utilizado las amenazas, la represión y la intimidación para convencer a las comunidades a que
permitan a la empresa CGC realizar su trabajo. Esta subestimación al pueblo indígena y una
campaña soterrada de desinformación pública han sido una provocación directa para el
pueblo y sus dirigentes, quienes han debido recurrir a medidas extremas como secuestros de
personas y equipos para demandar el respeto a sus decisiones políticas.
La gran mayoría de empresas petroleras transnacionales que trabajan en el Ecuador tienen
oscuros antecedentes. La empresa CGC, por ejemplo, ha negado el pago justo a 4 mil
trabajadores por el trabajo que realizaron en la empresa. Otras empresas se han declarado
en quiebra para no pagar el costo del IVA y otros impuestos; además, muchos funcionarios del
Ministerio de Energía y Minas del anterior gobierno, tenían acciones en algunas empresas
petroleras; de allí su interés en que se realicen trabajos de exploración y explotación.
El Estado ecuatoriano no fortalece a la empresa Petroecuador, que se encuentra en un
periodo de asfixia económica. Incluso, a principios de este gobierno, se habló de que se
suspenderían los trabajos de refinación del petróleo. Con el debilitamiento de la empresa
nacional de petróleos, el Ecuador se vuelve más dependiente y abyecto de las grandes
transnacionales petroleras y de las condiciones impuestas por los organismos financieros
internacionales.
Los gobiernos de turno carecen de imaginación y creatividad para proponer proyectos de
desarrollo alternativos. En estos días se realizó la novena ronda petrolera que resultó un
fracaso; en anteriores rondas petroleras, solamente algunos bloques concitaron la atención
de los inversionistas petroleros. A pesar de que el Ecuador es un país que no tiene inmensas
reservas petroleras y de que su fuerte es la megadiversidad cultural y biológica, no se
proponen modelos que rompan con el estereotipo de la explotación intensiva para alcanzar el
bienestar económico.
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