Arriba y adelante: ¡Arriba y adelante! acostumbraba decir Nuestro Padre Félix de Jesús Rougier y es que, ciertamente, esas dos palabras tienen un gran significado porque en esta vida debemos tener muy claro que cuando caemos, en vez de encadenarnos al problema que tenemos, debemos hacer nuestra esa frase, sabiendo levantarnos para seguir adelante. Muchas veces, tras las huellas de Jesús, uno llega a caer, sin embargo, lo importante es recordar que debemos levantarnos, que vale la pena no dejarse vencer y que en el seguimiento de Jesús cada caída nos hará más fuertes y nos dará mayor experiencia. Ante las caídas Jesús sale a nuestro encuentro y nos dice ¡Arriba y adelante!, dándonos su apoyo incondicional. Trabajar por un ideal, en el caso nuestro trabajar por los ideales de Jesús, es enfrentarse muchas veces a las dificultades a grandes retos, sin embargo, no hay que tener miedo sino disfrutar de esta gran aventura tras las huellas de Cristo sabiendo que, cuando caigamos, hemos de levantarnos para seguir adelante haciendo realidad lo que el Padre Amoroso quiere de todos y cada uno de nosotros. Cuando tengamos algún problema, no olvidemos las palabras de N.P. Félix, ¡Arriba y adelante, porque un problema no se resuelve estancándose en él o bien evadiéndolo sino haciéndole frente con la idea clara de levantarnos, con la ayuda de Dios, para poder seguir adelante contra todo desaliento. El demonio es especialista en desanimarnos y muchas veces nos dejamos desanimar por él, así que ante esto, tomemos la fuerza que el Espíritu Santo nos ofrece mediante la oración y los sacramentos para no dejarnos poseer por el enemigo que busca todo lo contrario a nuestra felicidad. ¡Arriba y adelante! Es el mensaje de Cristo a la Iglesia, ¡Arriba y adelante! Es lo que Dios nos dice a cada uno de nosotros para superar nuestros problemas, ¡Arriba y adelante! Es lo que María Santísima desea de nosotros, sus hijos e hijas, pues ella siempre estuvo caminando tras las huellas del Padre Amado, no hay que dejarse vencer por las malas noticias ni dejarse aplastar por el peso del dolor pues no vamos solos sino acompañados de aquel que todo lo puede, es decir, del Espíritu Santo nuestro guía. Cuando las cosas no nos salgan como queríamos en lugar de quedarnos en la tristeza hay que recordar que vale la pena levantarse, que vale la pena borrar a la tristeza con la alegría de sabernos hijos(a) de Dios. Cada mañana, al despertar, hagamos nuestra esa frase y en nuestro interior digamos ¡Arriba y adelante! Porque no hay nada mejor que iniciar nuestro día con la disposición de vivirlo al máximo buscando ser alegres hasta en los momentos donde las dificultades se nos presenten. Cuántas veces tuvo Nuestro Padre Félix que ir ¡Arriba y adelante!, sin duda alguna, muchas veces tuvo que hacer esto pues él sabía que, como Apóstol de la Cruz, tenía que reponerse, ante las pruebas, para poder ir cumpliendo, alegremente y valientemente, con la voluntad del Padre que busca nuestro bien y el de los demás. El mundo tiene muchos problemas, sin embargo, la solución no es ser negativos o indiferentes sino ir hacía ¡Arriba y adelante! Porque no hay problema en el que Dios no nos ayude. Jesús les dice a los que están por terminar su carrera profesional, a los que tienen un proyecto de bien que llevar a cabo, a los que la están pasando mal, a quienes han perdido las ganas de sonreír, las palabras de ¡Arriba y adelante! Porque desea llenarnos de esperanza y de vida para que nuestro paso, por este mundo, esté lleno de abundantes frutos. No olvidemos, ante la Cruz, ¡Arriba y adelante! Bajo la acción del Espíritu Santo y la intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra querida madre y amiga.