El comienzo de la segunda guerra civil a consecuencia de la huida de Carlos I (noviembre de 1647) volvió a reforzar la unidad del ejército, aglutinando a las tropas en torno a sus jefes, que, por iniciativa de Cromwell, acababan de eliminar a los representantes elegidos por los soldados. El estallido de la nueva conflagración también precipitó el desenlace final en el desafío que enfrentaba, de tiempo atrás, al Parlamento con el ejército, al verse el primero “purgado” por las tropas del coronel Pride, de 140 diputados presbiterianos (diciembre de 1648), e igualmente por la situación personal del monarca, de nuevo en poder de sus adversarios (...). Los demócratas, que habían denunciado al “hombre de sangre”, no pudieron en adelante separar al ejército del camino trazado por Cromwell y su equipo. Tras un débil intento de amotinamiento (mayo de 1649) por parte de algunos soldados demócratas, Cromwell impuso una férrea disciplina, sancionada por el exterminio de los “miserables salvajes” de Drogheda en el transcurso de su expedición punitiva a Irlanda en 1649-1650 (...) Tomado del historiador Pierre Jeannin, El noroeste y norte de Europa