Académico Joaquín Silva Silva

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Académico Joaquín Silva Silva
(1917 - 2003)
Académico Zoilo Cuéllar-Montoya
L
as suaves inclinaciones de las colinas, estribaciones de la cordillera oriental, que descienden
lentamente hacia el valle del gran río de La Magdalena; los incomparables paisajes que se pierden en
lontananza, hacia el occidente, y que enmarcan las
azuladas cumbres de la cordillera central, mucho más
allá del Agrado, el Pital y San Sebastián de La Plata;
las ceibas, los matarratones, los tamarindos y el aroma
de la tierra caliente; la refrescante brisa que atempera
los atardeceres; el soñador parpadear de las estrellas,
bajo un firmamento azul profundo, en noches de plenilunio, y el aroma de los azhares y de los limonares,
constituyeron en parte el entorno que enmarcó de paz
y de querencia los primeros años de vida de nuestro
querido amigo Joaquín. La villa de Garzón lo acogió
en su nacencia, el 2 de febrero del año 1917, Y le hizo
heredero de esa prosapia y esa alcurnia que se forjó,
tras generaciones. en las familias huilenses; que se
complementó con el amor a su gente, a la prole y al
terruño y culminó en una extensa cultura, una rectitud
ética a ultranza, a toda prueba y, sobre todo, una inquebrantable fe en el credo de sus mayores.
La Facultad de Medicina de la Universidad Nacionalle otorgó el título de doctor en Medicina y Cirugía,
en 1945, y su trabajo de tesis versó sobre las "Adherencias peritoneales. Su tratamiento preventivo en
cirugia abdominaf', estudio experimental que le valió
una "Mención Honorífica" y que hablaba ya de su profunda e inquebrantable inclinación por la cirugía. El
varias veces centenario Hospital de San Juan de Dios
fue la escuela en la que realizó su especialización,
que culminó en 1954, después de lo cual, además de
su práctica privada, brilló en la cátedra de cirugía en
el alma mater, desde 1961 y, más tarde, en el Hospital
Militar Central, como inolvidable Jefe de Cirugía General. En 1984, la Escuela Milítar de Medicina lo exaltó
a la honrosa categoría de Profesor Emérito y, de 1976
a 1994. la Asociación Colombiana de Facultades de
Medicina (ASCOFAME) lo tuvo como miembro de su
Comité de Educación en Cirugía General. En 1989,
durante la Presidencia del Académico Jorge Cavelier
Gaviria, ingresó a la Academia Nacional de Medicina
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de Colombia
como
Miembro
Correspondiente con su trabajo
"Los Albores de la Medicina y la Cirugia" y, en
1995, durante el primer
período presidencial del
Académico
Gilberto
Rueda Pérez, ascendió
a Miembro de Número
de la Corporación. Memorable -y perdurablefue su iniciativa al fundar
la Sociedad Colombiana
de Cirugía, en 1972, cuya primera Junta Directiva Presidió y en la que alcanzó
la gran distinción de Miembro Honorario. Prolífico
escritor, tanto en lo científico como en lo literario y lo
filosófico, tuvo a su cargo la edición de la revista
Cirugía, a partir de 1986. Paladín de la ética médica,
hizo parte, durante muchos años, del Tribunal Nacional,
en el cual alcanzó la Presidencia, a partir de 1996, y
hasta cuando su salud se lo permitió.
Pero hoy, cuando el divino hacedor permite que
se cierre, para siempre, el libro de su vida, la Academia Nacional de Medicina de Colombia se siente en
el deber de destacar las amplias y valiosas ejecutorias
de su trayectoria como cirujano de avanzada, como
maestro de su especialidad y como autor intelectual
y material de tantas y tan meritorias actuaciones en
el ámbito de su profesión, que le merecieron el galardón que por sus servicios médicos le otorgaron las
Fuerzas Militares de Colombia: la condecoración "José Femández Madrid', En el campo de la ética, y
desde la Presidencia del Tribunal Nacional, le correspondíó la adquísíción de la nueva sede de éste: es
para mi inolvidable la amplia sonrisa, de orgullo y de
satisfacción, con la cual nos recibió, en las nuevas
instalaciones
de dicho Tribunal, la noche de su
inauguración. Durante mis labores en la Secretaría
de la Academia, Joaquín fue para mi irremplazable
en la corrección de estilo de las actas y documentos
Revista MEDICINA - Vol. 25 No. 1 (61) - Abril 2003
era un verdadero maestro en el empleo de la lengua
de Castilla, ya él tengo que agradecer sus múltiples
y constantes enseñanzas en ese difícil arte del manejo
idiomático, El doctor Joaquín Silva Silva, Miembro de
Número de la Academia Nacional de Medicina. nuestro comprofesor y dilecto par y amigo, quien se hizo
cargo de la Secretaría de la Corporación cuando
terminó el período de quien esto escribe murió en
Bogotá, el sábado 8 de febrero de 2003, después de
larga e incapacitante enfermedad, durante la cual entregó a su familia, a sus amigos y a quienes lo rodearon y lo reconfortaron con su compañía, una última
lección, propia de esa grande y generosa alma de
docente que poseía: una lección de fortaleza, de paciencia y de entereza frente a la enfermedad y a la
culminación de la vida. Su presencia inmanente nos
acompañará siempre, con su sonrisa jovial, su metlcu-
losidad en el porte y las maneras, su caballerosidad,
el calor de su amistad y el ejemplo de su vida.
Esta Academia, su Presidente, los miembros de
su Junta Directiva, los Académicos y los empleados
de la Corporación se asocian, en este luctuoso acontecer, al dolor que embarga a su esposa Leonor, a sus
hijos Juan Carlos, Jorge Enrique, Giomar y demás
familiares. Un hombre ejemplar en todo sentido, como
lo fuera el Académico Joaquín Silva Silva, que tanto
alivio trajo con su ciencia y con su prodigiosa habilidad
manual a tantos menesterosos de remedio para sus
dolencias materiales y de consuelo para las espirituales
podrá, ciertamente, descender al sepulcro con la tranquilidad de conciencia de quien pasó por este mundo
haciendo el bien: él se encuentra hoy, sin lugar a dudas,
en el máximo nivel de compensación y paz espiritual
que su fe y sus creencias le forjaron,
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