A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 11 de noviembre de 2009, habiéndose dispuesto en el establecido, Acuerdo 2078, de que conformidad deberá con lo observarse el siguiente orden de votación: doctores Pettigiani, Hitters, Genoud, Negri, Kogan, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte pronunciar de Justicia sentencia en definitiva acuerdo en la ordinario causa C. para 92.937, "Romairone, Marcela Beatriz contra Peiró, Néstor Flavio y otros. Daños y perjuicios". A N T E C E D E N T E S La Cámara Primera de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de San Nicolás, en lo que interesa primera destacar, instancia, con revocó la parcialmente consecuente el fallo inclusión en de la condena de la Municipalidad de San Pedro (v. fs. 586/594). Se recurso interpuso, extraordinario de por el citado inaplicabilidad de municipio, ley (fs. 601/609). Dictada la providencia de autos y encontrándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte resolvió plantear y votar la siguiente C U E S T I O N ¿Es fundado inapli-cabilidad de ley? el recurso extraordinario de V O T A C I O N A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Pettigiani dijo: I. Apelación a la departamental, pronunciamiento condena Contra la de decisión que primera Municipalidad revocó instancia de San de la Cámara parcialmente incluyendo Pedro, de el en la interpuso el apoderado de ésta el presente recurso en el que denuncia la violación de los arts. 34 inc. 4 y 384 del Código Procesal Civil y Comercial y de doctrina legal de esta Corte que cita. Asimismo, alega absurdo en la apreciación de la prueba. Se agravia -en esencia- de que el fallo le haya endilgado responsabilidad por el daño sufrido por la víctima Marcela Romairone como consecuencia de la omisión en el control de la contratación de una póliza de seguro. Dice que la conducta reprochada al municipio carece de nexo causal con el hecho dañoso, ya que el siniestro fue provocado por un inadaptado por el cual no debe responder; produciéndose, además, el golpe con la botella causante de las lesiones en un club nocturno privado donde el control municipal no puede ejercerse de la misma manera que si hubiese ocurrido en un espacio público. II. prosperar. Entiendo que el recurso no puede 1. La Cámara basó la responsabilidad del municipio demandado en una concreta falta a sus deberes en el marco del ejercicio del poder de policía a su cargo: haber habilitado un local bailable sin que su propietario hubiese cumplido con el art. 14 de la Ordenanza 4555, del 11 de junio de 1991, que exige la contratación de un seguro de responsabilidad participantes o civil que espectadores cubra ante a cualquier todos los riesgo que puedan sufrir. Entiende que esa situación "surge palmaria de la ausencia de toda cobertura al tiempo del accidente" (fs. 587 vta./588). Asimismo, sostuvo que "la falta de exigencia de la póliza configuró una negligencia derivada de su total aquiescencia exigible al no ejercer normativamente, una que medida de hubiera prevención asegurado la indemnidad de cobertura cierta de una contingencia y la convierte -condenado en en peligrosidad corresponsable autosque hecho han con que el era demostrado dueño del negocio previsible casos dada la similares acontecidos. El deber de seguridad para con la comunidad así se lo impone" (fs. 588 vta.). 2. Por su parte, el recurrente pretende controvertir lo sostenido por el tribunal a quo señalando, en lo que interesa para resolver el recurso traído: a. que de su parte no existió incumplimiento alguno del poder de policía que le incumbe (fs. 603 vta./604); b. que no se acreditó la existencia de la obligación de contratar seguro (fs. 606 vta.); c. que no se encuentra acreditada la falta de contratación de ese seguro (fs. 604 vta.); d. y, finalmente, que contrariamente a lo señalado por el tribunal a quo, esa ausencia no tendría vinculación causal con el evento dañoso (fs. 604 vta. y 605 vta.). 3. Ante los agravios expuestos precedentemente cabe señalar lo siguiente. En principio, la obligación de los locales bailables de contar con seguro de responsabilidad civil surge del art. 14 de la Ordenanza 4555. Esta norma fue expresamente señalada como incumplida en la demanda a fs. 28/30 y constituyó la base del reclamo deducido. Considero, además, que la comuna no puede desconocer el texto de la ordenanza que ella misma dictó, máxime cuando a fs. 159 y vta. utiliza ese mismo cuerpo normativo para defenderse al intentar demostrar que lo ha respetado en su integridad. Adviértase que cuando allí la Municipalidad enumera las pautas a cumplir para habilitar un local bailable como el que nos ocupa, silencia justamente el contenido del mencionado art. 14. En cuanto a la cuestión de la prueba de la falta de contratación del seguro, entiendo que esa circunstancia fue admitida en la contestación de demanda del municipio, desde el momento que no se la negó categóricamente como era su carga a tenor de la pauta del art. 354 inc. 1, del Código Procesal Civil y Comercial. Igualmente, si el actor en la demanda alegó tal ausencia de contrato -y por ende el incumplimiento de la comuna de exigirlo a tenor de la obligación que emerge de la ordenanza aplicable-, y en la causa no obra constancia alguna de la existencia de la póliza aludida (el perito contador dictamina, a fs. 452, que no la encontró en el expediente de habilitación municipal), ello es suficiente para tener por no existente dicha contratación. Además, de contar con ella, hubiese bastado a los codemandados con traer a juicio la documentación pertinente (sea el contrato de seguro por parte del dueño del local o la constancia de haberlo tenido a la vista en el marco del trámite de habilitación o de algún control posterior por parte del municipio) y no resguardarse detrás de una carencia probatoria que sólo a ellos perjudica. Y, en cuanto al planteo señalado en primer término, no demostrada la exigencia del contrato de seguro el mismo pierde sustento. Es decir, no es cierto que la Municipalidad haya controlado el cumplimiento de todas "las normas reglamentarias que determina la presente Ordenanza" (art. 1, Ord. precedentemente 4555), está pues conforme acreditado el a lo expuesto incumplimiento de la obligación contenida en el art. 14. Además, la falta de verificación del contrato de seguro se corrobora, también, con el informe del Juzgado de Faltas de San Pedro, en el cual se menciona que sólo existe una infracción labrada al responsable del comercio "Prai Mar", por un motivo ajeno al art. 14 de la Ordenanza 4555 en cuestión (v. expediente penal, fs. 36 vta.). Finalmente, en lo que concierne al agravio relativo a que no habría una vinculación causal entre la omisión y el evento dañoso, cabe señalar -en principio- que es una cuestión de hecho determinar si ha mediado o no relación de causalidad adecuada y, como tal, sólo puede ser reexaminada en la instancia extraordinaria si se pone en evidencia que la conclusión impugnada es el resultado de un razonamiento viciado por el absurdo (conf. Ac. 75.617, sent. del 19-II-2002; Ac. 85.761, sent. del 24-III-2004; Ac. 85.364, sent. del 9-XI-2005). Al respecto, si bien el impugnante denuncia dicho vicio, entiendo que la improcedencia de la crítica radica en la circunstancia de atribuir erróneamente al tribunal a quo el haber responsabilizado al municipio por el daño causado a la víctima por el botellazo recibido (v. fs. 608, último párrafo), cuando en realidad el perjuicio atribuido es otro. En efecto, es necesario reiterar nuevamente aquí que la Cámara sostuvo que "la falta de exigencia de la póliza configuró aquiescencia exigible al una no negligencia ejercer normativamente, derivada una que medida hubiera de de su total prevención asegurado la indemnidad de cobertura cierta de una contingencia y la convierte en corresponsable con el dueño del negocio" (fs. 588 vta.). Con el subrayado que me pertenece remarco el daño por el cual el tribunal responsabilizó tal la a la Municipalidad de San Pedro. De manera que equivocación del recurrente no sólo descalifica su agravio, sino que también deja sin ataque alguno a lo sostenido por el sentenciante en cuanto a la relación de causalidad adecuada entre la omisión del municipio y el daño recién mencionado. Esta Suprema Corte ha sostenido que resulta insuficiente el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley que se basa sobre una errónea interpretación de lo decidido por la Cámara (conf. Ac. 41.750, sent. del 3-X1989; Ac. 55.933, sent. del 15-XI-1994). Por todo lo expuesto, considero que no se configuran aquí las infracciones legales que se denuncian (conf. art. 279 del Código Procesal Civil y Comercial). III. La trascendencia de la cuestión traída a esta instancia extraordinaria, en tanto nos ubica en el complejo ámbito de la responsabilidad extracontractual del Estado por su actitud omisiva, amerita realizar ciertas apreciaciones al respecto a fin de evidenciar que lo resuelto por el tribunal a quo merece su confirmación. 1. El marco normativo que regula esta problemática presenta diversas dificultades, ya sea por las escasas normas positivas que existen al respecto, como también por la compleja armonización de las mismas y sus alcances. Por tales motivos, la jurisprudencia y doctrina en torno a ella es vasta y controvertida. a. La Constitución de la Provincia de Buenos Aires alude a la omisión antijurídica que origina responsabilidad estatal en su art. 166, quinto párrafo, cuando Luego, estructura sólo el queda sistema por contencioso recurrir administrativo. -mediante aplicación analógica, conforme el art. 16 del Código Civil (C.S.J.N., Fallos 312:659; 325:662)- a los arts. 1074 y 1112 de ese cuerpo legal. En pretéritamente sobre oportunidad esta cuestión de (causa pronunciarme C. 90.664, "Acuña", sent. del 11-IV-2007), he orientado mi postura hacia la consideración de que el factor de atribución de la responsabilidad estatal por omisión es la "falta de servicio". Este fundamento por el cual atribuimos jurídicamente al Estado la obligación de indemnizar el daño que cause lo hallamos en el art. 1112 del Código Civil. Norma legal que expresa lo siguiente: "Los hechos y las omisiones de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una manera irregular las obligaciones comprendidos cursiva me en legales las que les disposiciones pertenece; y el están de título impuestas, este aludido son Título" (la es: las "De obligaciones que nacen de los hechos ilícitos que no son delitos"). En el precedente "Vadell", sentencia del 18 de diciembre de 1984, la Corte Suprema sostuvo que "quien contrae la obligación de prestar un servicio lo debe realizar en condiciones adecuadas para llenar el fin para el que ha sido establecido, siendo responsable de los perjuicios que causare su incumplimiento o su irregular ejecución" (considerando 5°). Sostuvo, además, que en el art. 1112 del Código Civil es donde la idea objetiva de la falta de servicio encuentra su fundamento (C.S.J.N., Fallos 306:2030). En el ámbito doctrinal, fueron las opiniones de Linares y Cassagne las que sostuvieron con anterioridad al precedente citado, que el art. 1112 consagra un sistema de responsabilidad especial directa del Estado por los actos y omisiones de los agentes en ejercicio de la función pública, cuando su actividad provoca un funcionamiento irregular o defectuoso de la respectiva función (Bonpland, Viviana M. C.: "Responsabilidad extracontractual del Estado" [Análisis exegético de las citas del codificador al art. 1112 del Código Civil], "La Ley", t. 1987-A, pág. 780). Al respecto, entiendo que más allá de cuál es el carácter de la responsabilidad del Estado y la discusión legítima en torno de ello, debe quedar en claro que si bien no hay que demostrar la culpa del funcionario, sí debe acreditarse la falta de servicio. Pero para lograr esto último, la Corte Suprema en la causa "Zacarías", considerando que la falta de servicio es una violación o anormalidad frente a las obligaciones del servicio regular, expresó que la misma debe importar "una apreciación en concreto que toma en cuenta la naturaleza de la actividad, los medios de que dispone el servicio, el lazo que une a la víctima con el servicio y el grado de previsibilidad del daño" (C.S.J.N., Fallos 321:1124, sent. del 28-IV-1998, considerando 6°). Finalmente, concluyendo con el aspecto normativo, corresponde señalar que el art. 1112 del Código Civil, teniendo en cuenta su redacción, constituye una norma "incompleta" o "de reenvío", denominación dada por Reiriz, pues para determinar si la conducta u omisión puede ser considerada normativa que ilícita rige correspondiente resulta el (Reiriz, necesario servicio María o G.: analizar función la pública Responsabilidad del Estado, en el "El Derecho Administrativo Argentino, Hoy", Ed. Ciencias de la Administración, Bs. As., 1996, pág. 227). b. En diversas oportunidades la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha tenido que abordar cuestiones concernientes a la responsabilidad del Estado por omisión. Así ha sucedido, por ejemplo, en los casos "Ruiz", "Lanati", "Pose", "Colavita" (C.S.J.N., Fallos 312:2138; 314:661; 315:2834; 323:318, respectivamente), a algunos de los cuales haré referencia más adelante. En cambio, encuentro oportuno y de especial interés resaltar aquí lo resuelto en la causa "De Gandia", con sentencia del 4 de mayo de 1995 (C.S.J.N., Fallos 318: 845), y en el caso "Ramos", con (C.S.J.N., R. pronunciamiento 421. XXXIII, del 28 "Ramos, de junio Graciela de 2005 Petrona c/ Córdoba, Provincia de s/ daños y perjuicios"). En el precedente "De Gandia", la Corte consideró responsable a la provincia por incurrir en una omisión procesal, en tanto ello implicó el cumplimiento defectuoso de funciones que le son propias. Pero de la misma quiero destacar, principalmente, la circunstancia de que el máximo Tribunal nacional haya reiterado la postura que utilizó también en el caso "Vadell", en cuanto corresponde responsabilizar a quien contrae la obligación de prestar un servicio por los perjuicios que cause su incumplimiento o irregular ejecución (considerando 4°, "De Gandia"). Igualmente sucedió en el caso "Ramos", donde además allí señaló que dicha responsabilidad del Estado encuentra su fundamento jurídico en el art. 1112 del Código Civil (voto de la mayoría, considerando 6°). En esta oportunidad se responsabilizó a la Provincia de Córdoba por el daño moral sufrido por la actora debido a la demora, a consecuencia de una omisión (considerando 5°, 2do. párr.), en que incurriera el Estado en identificar al fallecido y efectuar la consiguiente notificación del hecho a los familiares de la víctima. 2. En este orden de ideas, en principio, es primordial comenzar por la individualización y configuración de la omisión antijurídica para tener por existente la falta de servicio del Estado por su actitud omisiva. Luego, abordaré los restantes requisitos para analizar la viabilidad de la responsabilidad estatal, los cuales son: la existencia de daño o perjuicio; la relación de causalidad entre la omisión y el efecto dañoso como consecuencia adecuada de aquélla; y, por último, la posibilidad de imputar jurídicamente los daños a la persona jurídica estatal a la cual pertenece el órgano que los ocasionó (C.S.J.N., Fallos 320:266; Bustamante Alsina, Jorge: "La responsabilidad del Estado en el ejercicio del poder de policía", "La Ley", t. 1990-C, pág. 431; Gambier, Beltrán: "Algunas reflexiones en torno a la responsabilidad del Estado, por omisión, a la luz de la jurisprudencia", "La Ley", t. 1990-E, págs. 622 y 623). a. El hecho omisivo, como ha señalado Marienhoff, interesará al derecho en tanto constituya un deber jurídico que el sujeto omiso debió cumplir (Marienhoff, Miguel S.: "Responsabilidad extracontractual del Estado por las consecuencias de su actitud 'omisiva' en el ámbito del derecho público", "El Derecho", t. 169, 1996, pág. 1094). Estamos, entonces, frente a una actividad ilícita pues la omisión importa un apartamiento o violación a una obligación implícitamente legal, establecida que (art. puede 1074 estar del expresa Cód. o Civil; Cassagne, Juan C.: "Las tendencias sobre la responsabilidad del Estado en la jurisprudencia de la Corte", en "XXX Jornadas Nacionales de Derecho Administrativo. La responsabilidad del Estado", RAP, n° 326, nov. 2005, pág. 75; Marienhoff, Miguel S., ob. cit., pág. 1098). Pero es importante destacar que la omisión si bien, principalmente, es antijurídica por la ilicitud, considero que también podría serlo por ser abusiva (art. 1071 del Cód. Civil; Huici, Héctor M.: "La responsabilidad del Estado por omisión", "La Ley", 1993-D, págs. 833 y 853; también hace referencia a la omisión abusiva la doctora Kemelmajer de Carlucci, en el apartado VII, punto 3, de su voto en la causa "Torres, Francisco c. Provincia de Mendoza", S.C. Mendoza, sent. del 4-IV-1989, "La Ley", t. 1989-C, pág. 518). Sobre esta última aseveración, en principio, cabe traer a consideración las palabras de Acuña Anzorena, quien con cita de Josserand, Demogue, Esmein y Cohin, y sobre la base de que no existen derechos absolutos del individuo para ser ejercitados a su manera, manifestó que "el derecho a la libertad de abstenerse de permanecer inactivo a riesgo de dañar a otro, sin otro motivo que el de no existir en la ley una disposición expresa que le imponga la obligación antijurídico, consecuencias" omisión y que obliga (Acuña abuso de del obrar, a su se ha autor Anzorena, Arturo: derecho", en considerado a reparar "La "Estudios culpa sobre acto sus por la responsabilidad civil", Editora Platense, La Plata, 1963, págs. 122-123). Mosset Iturraspe, ya con posterioridad a la reforma del Código Civil de 1968 y recordando al autor recién citado, consideró que en el abuso del derecho consagrado en el art. 1071 del Código Civil se halla "el gran venero de ‘omisiones antijurídicas’" (Mosset Iturraspe, Jorge: "Responsabilidad por daños", t. I, Ed. Ediar, Bs. As., 1979, pág. 30). En la presente causa, la Municipalidad de San Pedro no controló el cumplimiento del art. 14 de la Ordenanza n° 4555 del 11 de junio de 1991, por el cual se exige la contratación de un seguro de responsabilidad civil que cubra a todos los participantes o espectadores ante cualquier riesgo que puedan sufrir. Es decir, la comuna incurrió en una falta de verificación de la existencia del seguro obligatorio para ese tipo de actividad, requisito sine qua non para la habilitación de la misma. Al respecto, la Ley Orgánica de las Municipalidades (dec. ley 6769/1958) en su art. 108 inc. 5, señala como deber del "Departamento Ejecutivo: (...) adoptar medidas preventivas para evitar incumplimientos a las ordenanzas de orden público". Este deber de control surge del ejercicio del poder de policía que tiene a su cargo la Municipalidad de San Pedro (conf. arts. 25, 27 inc. 1 -t. o. según dec. ley 9117/1978- y 108 inc. 5 del dec. ley 6769/1958). Facultades comunales que son concurrentes con el poder de policía que es propio del gobierno y Administración provincial (arts. 190 y 192 de la Constitución provincial y el dec. ley 6769/1958; conf. S.C.B.A., causas B. 50.891, sent. del 27-XII-1996; I. 1982, sent. del 31-X-2001; I. 1983, sent. del 20-III-2002). Así, una vez individualizado ese deber legal, resulta esencial determinar el alcance del mismo, pues frente a este tipo de responsabilidad del Estado debe actuarse con suma cautela a fin de evitar incurrir en excesos. En este sentido, la doctora Kemelmajer de Carlucci, en la causa "Torres", ha hecho un esfuerzo para que el ilícito omisivo posea una delimitación adecuada. Así, a través de doctrina administrativa italiana (Giovanni Duni), sostuvo que "lo que se exige es que el Estado se enfrente a una situación en la cual está obligado a actuar; esa obligación, no es menester que sea expresa sino que basta con que se den tres requisitos: a) La existencia de un interés normativamente relevante, sea en la relación cualitativa o cuantitativa; (...) b) La necesidad material en actuar para tutelar (ese) interés. c) La proporción entre el sacrificio que comporta el actuar y la utilidad que se consigne en el accionar" (S.C. Mendoza, "Torres, Francisco c. Provincia de Mendoza", 4-IV-1989, "La Ley", t. 1989-C, págs. 514-519). El examen de estas cuestiones debe hacerse, necesariamente, desde la perspectiva de la razonabilidad (Herrera de Villavicencio, Blanca: "Responsabilidad del Estado administrador por actividad" [hechos o actos] y por omisión ilícita, en "XXX Jornadas Nacionales de Derecho Administrativo. La responsabilidad del Estado", RAP, n° no es 326, nov. 2005, pág. 246). Entonces, controvertible el si deber bien legal en considero que cuestión, teniendo en cuenta el contenido de la normativa municipal existente (art. 14, Ordenanza n° 4555) y la obligación de control que emana del poder de policía a cargo de la Municipalidad, igualmente siempre resulta conveniente -para despejar cualquier duda y debido a la trascendencia de la cuestiónsometer ese deber a las exigencias expuestas en el precedente de la Suprema Corte de Mendoza. En primer lugar, observo que hay un interés normativamente relevante tanto desde el punto de vista cualitativo como cuantitativo, pues en este tipo de seguros está en juego la seguridad social (perjuicio e indemnización) y la posibilidad de ciertas actividades -en el presente caso, de esparcimiento, principalmente para la juventud(seguro) mediante (Blas la Simone, solidaridad Osvaldo: mutual de "Tipificación intereses de los seguros obligatorios de responsabilidad", "La Ley", 1990-D, pág. 1035). Ante circunstancia de todo que lo en dicho los merece seguros resaltarse la obligatorios de responsabilidad civil el verdadero interés asegurable es el tercero poseen damnificado. caracteres Es que estos distintivos seguros del clásico obligatorios seguro de responsabilidad civil, en función de su finalidad y del campo socio-económico al que trasciende (Blas Simone, Osvaldo, ob. cit., pág. 1032). En efecto, el tradicional seguro de responsabilidad civil, conforme el art. 109 de la ley 17.418, está instituido -en cambio- en resguardo del patrimonio del asegurado y no a favor del tercero (Blas Simone, Osvaldo: "Bases específicas propias del seguro de responsabilidad civil", "La Ley", 1990-D, pág. 908). En segundo término, la necesidad de que la Municipalidad efectivice ese control resulta esencial para la tutela del interés aludido, ya que si no quedaría al arbitrio y buena voluntad del dueño del local bailable el contratar ese tipo de seguro. Y, finalmente, el sacrificio que para la comuna importaría la verificación de la contratación del seguro es prácticamente mínimo, en tanto bastaría con un control rutinario extraordinaria. Por en lo lugar cual, la de una proporción inspección es a favor, indudablemente, de la utilidad del accionar. Por lo tanto, considero que la Municipalidad de San Pedro a través de su poder de policía, atributo irrenunciable, debió actuar para que el dueño del emprendimiento en cuestión (local bailable) adoptara las garantías apropiadas (seguro de responsabilidad civil) para evitar que su deficiente prestación, al no cumplimentar los recaudos establecidos normativamente para dicha actividad (art. 14, Ordenanza n° 4555), se transforme en fuente de daños a terceros, máxime cuando el cliente no podía advertir tal falencia (criterio adoptado en: C.N.Com., sala D, 30-IX-2004, "Cots, Libia E. c. Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos", "La Ley", 2005-A, pág. 727). Incluso para este último, la existencia de la autorización municipal para funcionar, era garantía de que la cobertura asegurativa existía. Resulta necesario para complementar este aspecto de la problemática, agregar ciertas consideraciones en torno al ejercicio del poder de policía a cargo de la Municipalidad, que constituye la fuente de donde emana la obligación de controlar la contratación del seguro de responsabilidad civil. En principio, el poder de policía instituido para preservar el bien común, tal como ya se adelantó, constituye un atributo irrenunciable del Estado (Bustamante Alsina, Jorge: "La responsabilidad del Estado en el ejercicio del poder de policía", "La Ley", t. 1990-C, pág. 430). Es que el poder de policía -o norma de policía- encierra una medida coactiva con arreglo a derecho para que el particular ajuste su actividad a un fin de utilidad pública 21-III-2001). En (conf. tal causa sentido, se B. 53.836, puede sent. aseverar del que la exigencia impuesta por una ordenanza municipal de contratar un seguro de responsabilidad civil, indudablemente, pretende amparar un interés general mediante una cobertura ante la eventualidad que en esa actividad (local bailable) se causen daños (conf. art. 25, dec. ley 6769/58). El revés necesario de ello, también propio del ejercicio del poder de policía, es controlar que se cumpla con lo normado (conf. art. 108 inc. 5, dec. ley cit.). En ambos casos, ese ejercicio del poder de policía municipal debe ajustarse a un criterio de razonabilidad (conf. causa cit.). Es Marienhoff, oportuno criterio que he recordar tenido lo en expuesto cuenta para por este caso, relativo a que el ejercicio del poder de policía "no siempre corresponde llevarlo a cabo con la misma intensidad o amplitud. Estos aspectos dependen ya sea del ‘lugar’, del ‘objeto o índole’ de la actividad, o de las personas; en fin, depende de las circunstancias específicas del caso. En lo atinente a su ejercicio, el poder de policía es contingente, circunstancial; no es uniforme, fijo o igual en todos los casos o situaciones; varía o puede variar según el supuesto de que se trate" (Marienhoff, Miguel S.: "Responsabilidad extracontractual consecuencias su de actitud del 'omisiva' Estado en el por las ámbito del derecho público", "El Derecho", t. 169, 1996, pág. 1105). Asimismo, continuando con la cautela que se debe tener en esta problemática, la Corte Suprema nacional, en los precedentes "Ruiz" (7-XI-1989), "Sarro" (27-XII-1990) y "Colavita" (7-III-2000), sostuvo que "el ejercicio del poder de policía de seguridad que corresponde al Estado no resulta suficiente para atribuirle responsabilidad en un evento en el cual ninguno de sus órganos o dependencias tuvo parte, toda vez que no parece razonable pretender que su responsabilidad general en orden a la prevención de los delitos pueda llegar a involucrarla a tal extremo en las consecuencias dañosas que ellos produzcan con motivo de hechos extraños a su intervención directa" (C.S.J.N., Fallos 312:2138, 313:1636 y 323:318, respectivamente). Criterio que si bien está referido al poder de policía de seguridad, entiendo que es aplicable al presente caso. Entonces, al respecto observo que, indudablemente, la Administración formó parte del evento, pues habilitó el local bailable sin controlar la contratación del seguro de responsabilidad civil en cuestión, es decir, libró al uso público el local, sin la cobertura de responsabilidad necesaria. b. El daño que ocasiona la actitud omisiva de la Municipalidad es cierto, es decir, real y efectivo (C.S.J.N., Fallos 317:1225, "Godoy", sent. del 13-X-1994), pues la víctima se encuentra perjudicada al no tener la posibilidad existencia de de un un resarcimiento seguro de respaldado responsabilidad con civil la como correspondía para el caso. Cabe reiterar aquí, a fin de patentizar dónde radica el daño, que el interés asegurable en este tipo de seguros es el de la víctima (tercero damnificado), y no el resguardo del patrimonio del asegurado. Asimismo, deviene oportuno resaltar en esta instancia del análisis, ciertas apreciaciones vertidas por los doctores Morello y Stiglitz en torno al instituto del seguro y el ejercicio del poder de policía por parte de la Administración Pública. Cabe aclarar que si bien fueron expresadas ante una temática diferente (transporte público de pasajeros), las considero totalmente apropiadas para esta circunstancia. Al respecto, señalaron que el rasgo de mayor significación del contrato de seguro, en su dimensión social, es el que trasciende a los sujetos involucrados en el contrato y que radica en que el conjunto de la sociedad quede a cubierto de improvisaciones y carencias efectivas de tutela cuando llegue el evento causante de daños. Ello requiere un ejercicio activo y razonable por parte del Estado del poder de policía en actividades en que no cabe la omisión, el incumplimiento o una prestación aparente. Una actitud virtualista al respecto vacía el sentido de la responsabilidad, debilitando las redes de seguridad que sostienen el pulso de la convivencia (Morello, Augusto M.; Stiglitz, Rubén S.: "Transporte público de pasajeros, seguro obligatorio y responsabilidad del Estado por falta de servicio", "La Ley", 2005-A, pág. 765). c. En cuanto a la relación de causalidad entre la omisión del Estado y el daño, se debe tener en cuenta que "ese no hacer viene a ser una condición apta o adecuada para que el desmedro se produzca. Prueba de lo expuesto es que de haberse observado el comportamiento positivo que las circunstancias exigían, se podría haber interrumpido el proceso causal, evitándose el desenlace dañoso" (Goldenberg, Isidoro H.: "La Relación de Causalidad en la Responsabilidad Civil", Ed. Astrea, Bs. As., 1989, pág. 212). En base a lo expuesto, podemos afirmar que si la Municipalidad hubiera ejercido efectiva y regularmente el poder de policía a fin de controlar que se contratase un seguro de responsabilidad civil, la víctima no hubiera anterior. sufrido Esa el perjuicio actitud omisiva dueño adecuada para que el apertura del local bailable mencionado fue haya sin en el punto y causa condición llevado que adelante existiese la seguro contratado. En definitiva, que el mismo no haya contratado el seguro. El normalmente de efecto la dañoso omisión fue el antijurídica, que según resultó el orden natural y ordinario de las cosas (art. 901, Cód. Civil). Se cumple en el caso una relación efectiva y adecuada (normal), entre la omisión y el daño (conf. Ac. 87.410, sent. del 9-VI-2004; Ac. 88.305, sent. del 3-VIII-2005). Cabe agregar, además, como señala la doctora Kemelmajer de Carlucci que "el daño es el efecto conjunto de la omisión del agente con el actuar de un tercero". La jueza mendocina expresa que rara vez la omisión es la causa exclusiva (Kemelmajer de Carlucci, Aída: "La responsabilidad del Estado por omisión en la experiencia jurisprudencial", en "Responsabilidad por daños en el tercer milenio", Ed. Abeledo-Perrot, Bs. As., 1997, pág. 497). Efectivamente, podemos observar que la Municipa-lidad de San Pedro no verificó que un tercero, el dueño del local bailable, haya contratado el seguro correspondiente. Entonces, advertimos que el perjuicio es el efecto conjunto de la omisión del Estado y de la apertura del local mediando falta de contratación del seguro por parte de Peiró. No corresponde, en consecuencia, pretender en este caso el requisito de exclusividad. Pero, en cambio, sí que sea inmediato y directo, recaudos que reúne la actitud omisiva de la comuna. d. imputación Finalmente, jurídica del en daño, lo concerniente teniendo en a la cuenta lo preceptuado en la Ordenanza 4555 y el dec. ley 6769/58, la omisión de verificar responsabilidad civil el es contrato atribuible de seguro materialmente de a la Municipalidad de San Pedro. Pues esa actitud omisiva se ubica en el ámbito del ejercicio de sus funciones, e indudablemente cabe reconocerle al deber jurídico que se omitió cumplir, su orientación hacia un fin de la Administración (Perrino, Pablo E.: "La responsabilidad de la administración por su actividad ilícita. Responsabilidad por falta de servicio", "El Derecho", t. 185, 2000, pág. 792). IV. En virtud de todo lo expuesto, considero que debe rechazarse inaplicabilidad de ley el recurso deducido y, extraordinario en de consecuencia, confirmarse la sentencia impugnada (art. 289, C.P.C.C.). Voto por la negativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: 1. He de discrepar con la solución propuesta por mi colega preopinante, ya que a mi juicio el recurso debe prosperar, con el alcance que propondré. 2. Se queja el municipio accionado de la imputación de responsabilidad en su contra, basada por el a quo en la circunstancia de haber omitido exigir al momento de la habilitación explotadores del y controlar local de posteriormente, esparcimiento -en que los el que sucediera el hecho dañoso- tuvieran contratada póliza de seguros que cubriera esta clase de contingencia. Denuncia en este sentido, que la conclusión a la que arribara el sentenciante en cuanto al nexo causal entre dicha omisión y las lesiones sufridas por la actora, resulta absurda y violatoria de diversos preceptos del Código Civil. 3. Sabido es que determinar la existencia de la relación constituye de una extraordinaria causalidad cuestión salvo entre de absurdo hecho (Ac. el obrar y el daño irrevisable en sede 83.488, sent. del 16-VI-2004; Ac. 87.878, sent. del 2-III-2005, entre muchas otras). Encuentro que en autos se ha verificado este vicio grave y excepcional, por lo que propondré la revocación del decisorio atacado. 4. Es igualmente conocido el postulado según el cual la mera alegación de un incumplimiento genérico del poder de policía por parte del estado no resulta suficiente para atribuirle responsabilidad. Este principio ha sido aplicado puntualmente por este Tribunal (v. Ac. 49.964, sent. del 2-XI-1993); como por la Corte Suprema de la Nación (v. causa M. 212. XXXVII, "Masciotra", sent. del 20-XI-2001; asimismo Fallos 315:1480; 323:2982; 312:2138; 313:1636; entre otros). Sin embargo, en otras oportunidades ha sido declarada la procedencia del reclamo resarcitorio frente al Estado, en atención a circunstancias especiales que demostraron que la omisión verificada desbordaba la mera ausencia genérica de ejercicio de la potestad de policía (v. C.S.J.N., Fallos 314:661; asimismo, v. causas Ac. 73.526, sent. del 23-II-2000; Ac. 81.917, sent. del 30-IV2003; etc.). 5. Resulta fundamental en el caso analizar si la omisión del municipio en el control de la contratación de la póliza de seguro por parte de quienes explotaban el pub "Praia Mar", puede ser razonablemente considerada causa adecuada de la lesión sufrida por la accionante, a quien le fuera arrojada una botella dentro de dicho club nocturno. Como ha reiteradamente expresado este Tribunal, para establecer la causa de un daño es necesario hacer un juicio de probabilidad determinando que aquél se halla en conexión causal adecuada con el acto ilícito, o sea, que el efecto dañoso es el que debía resultar normalmente de la acción u omisión antijurídica, según el orden natural y ordinario de las cosas (art. 901, C.C.). Vale decir que el vínculo de causalidad exige una relación efectiva y adecuada (normal), entre una acción u omisión y el perjuicio: éste debe haber sido originado u ocasionado por aquélla -arts. 1068, 1074, 1109, 1111, 1113, 1114, del Código citado- (Ac. 66.336, sent. del 2-VIII-2000; Ac. 71.453, sent. del 7-II-2001; Ac. 70.056, sent. del 21-III2002; Ac. 81.298, sent. del 11-VI-2003; Ac. 87.410, sent. del 9-VI-2004, entre otras). Como adelanté, considero que la afirmación de la Cámara relacionada con esta imputación objetiva no constituye una derivación lógica de las circunstancias afirmar que si incorporadas al sub judice. a) En efecto, la comuna hubiera controlado la contratación de la póliza respectiva el pub no llegado a se hubiese producirse, habilitado resulta y un el daño tránsito no hubiera argumental absurdo basado en premisas hipotéticas que se apartan de lo normado en los arts. 901, 904, 905 y 906 del Código de fondo. En efecto, no es razonable pregonar que de acuerdo al curso normal y ordinario de los acontecimientos, la ausencia de cobertura de un riesgo determinado acentúa las probabilidades de que el mismo suceda. Igualmente cuestionable es sostener que si se hubiera controlado la póliza, el club no se hubiera habilitado y que sin esta licencia el hecho nunca hubiera sucedido. Tal recorrido implica un peligroso acercamiento hacia la llamada teoría condiciones, excluida Goldenberg, "La de de la equivalencia nuestro relación sistema de causalidad de las legal (v. en la responsabilidad civil", pp. 19 ss.; Llambías, "Tratado de Derecho Civil. Obligaciones", t. I, p. 326). b) Distinto es lo que podría afirmarse respecto de las consecuencias que la falta de seguro pueda ocasionar al afectado, en términos de efectividad del resarcimiento. Cierto es, como lo expresa mi colega el doctor Pettigiani, que la Cámara hizo pie en la ausencia de contralor por parte del Estado de la póliza obligatoria, afirmando que dicha contratación hubiera asegurado la indemnidad de cobertura de la contingencia (fs. 588, vta.). Esta aseveración permitiría entender que los daños por los que el Estado debe responder no serían ya los derivados como consecuencia directa e inmediata del accidente, sino los que tienen como causa la ausencia de cobertura y el riesgo de insolvencia del deudor principal que hubiera sido saneado con la existencia del seguro. Pero esta interpretación a la que arriba el citado Ministro no condice con la conclusión a la que llegó la alzada, que no limitó la responsabilidad del Fisco a dichos perjuicios, sino que derechamente extendió la condena a éste, haciéndolo así corresponsable del hecho y del pago de los mismos daños, como si su omisión lo transformara en un copartícipe del evento (art. 1109, 2 párr., Cód. Civ.). Lo cierto es que si el fundamento de la responsabilidad del Estado es la falta de contralor de la contratación dependerían del de seguro, la las efectividad consecuencias del cobro por dañosas parte del afectado de las indemnizaciones reconocidas. Así, podría afirmase que si hubiera existido el mentado seguro el afectado podría tener una razonable probabilidad de cobro tempestivo de las sumas que integran la condena, por lo que el daño causalmente derivable de la omisión de contralor de la administración (arts. 901, 904, 905 y 906, del citado ordenamiento de fondo), recién se concretaría en etapa de cumplimiento de la sentencia. Ello demandaría alegación específica y producción de prueba respecto de las condiciones generales de la póliza que se debía contratar, etc., que demarcarían los límites dentro de los que el Estado en su caso debería responder. Todo ello podría tener lugar en este proceso si dicho perjuicio (independientemente hubiera de su sido alegado extensión, que el y probado juez puede prudencialmente establecer, conf. art. 165, C.P.C.C.), lo que no ha ocurrido en la especie. De lo contrario, la discusión sobre esta clase de lesiones debe ser concretada en la oportunidad adecuada (como lo propongo al cerrar mi voto). Reitero entonces que el a quo, partiendo de una premisa que no es de por sí absurda (la falta de verificación de la existencia de seguro hace peligrar la indemnidad de la víctima), deriva una conclusión que sí lo es (el Estado es corresponsable, no ya por las consecuencias de la falta de póliza en la efectividad del cobro, sino por el evento dañoso mismo). 6. Lo hasta aquí expuesto permite derribar las conclusiones de la Cámara en relación a la responsabilidad concurrente de la comuna accionada. Sin embargo, de acuerdo a derivaciones del principio de la apelación implícita o adhesiva (Ac. 70.060, sent. del 18-IV-2001; Ac. 81.521, sent. del 3-III-2004) merecen vista tratamiento por el actor los en restantes su argumentos memorial tenidos presentado ante en la instancia resarcir anterior, por parte para del fundar Estado y el deber integral que fueran de descartados expresamente por la alzada (fs. 588 vta./589 vta.). Al respecto, considero que las conclusiones de la alzada para desestimar la obligación de resarcir del municipio en razón de la omisión en el control de la cantidad de concurrentes al pub, son acertadas y deben ser mantenidas (v. fs. citadas, a las que remito brevitatis causae). 7. concluir que A el responsabilizado modo de municipio en el sub síntesis, cabe demandado no lite los por entonces puede ser perjuicios ocasionados por el accidente principal, sino por los que se derivan causalmente de su obrar omisivo, es decir, debe ser obligado seguro a resarcir puede las ocasionar consecuencias al accionante que la falta en cuanto a de la efectividad del resarcimiento. 8. A tales efectos, y en tarea de recomponer positivamente la conformidad con (especialmente, litis (art. los punto 5, 289 inc. fundamentos ap. b), y 2, C.P.C.C.), expuestos de acuerdo de supra al modo particular en que quedó resuelta la causa en la instancia anterior, propongo modificar la extensión de la condena al Estado, haciéndolo responsable exclusivamente de los perjuicios derivados de la falta de cobertura del evento dañoso, cuyo alcance deberá ser determinado incidentalmente en la etapa oportuna (arts. 289, 501 y ccs., C.P.C.C.). En atención a la solución propiciada, las costas de esta instancia serán distribuidas en el orden causado (conf. art. 71, C.P.C.C.). Con este alcance, voto por la afirmativa. Los señores jueces doctores Genoud, Negri y Kogan, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votaron la cuestión planteada también por la afirmativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por mayoría, interpuesto, Estado, acogiéndose se modifica haciéndolo la el recurso extensión responsable de extraordinario la condena exclusivamente de al los perjuicios derivados de la falta de cobertura del evento dañoso, cuyo alcance deberá ser determinado incidentalmente en la etapa oportuna (arts. 289, 501 y ccs., C.P.C.C.). En atención a la solución propiciada, las costas de esta instancia serán distribuidas en el orden causado (conf. art. 71, C.P.C.C.). Notifíquese y devuélvase. LUIS ESTEBAN GENOUD HILDA KOGAN EDUARDO JULIO PETTIGIANI HECTOR NEGRI JUAN CARLOS HITTERS CARLOS E. CAMPS Secretario