el trazo - Tipografía González

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tipografía/gonzález
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Universidad de Buenos Aires. Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Carrera de Diseño Gráfico
Cátedra: dcv Silvia H. González
apunte el trazo
“Y todo lo que pretendo, porque queda por ver si efectivamente lo he logrado,
es que otros, la mayoría de los cuales no llegaré a conocer,
se vivan a partir de esa minúscula sucesión de signos
que mientras alguien no los anima,
apenas son un trazo de tinta”.
Haroldo Conti, escritor
(1925 - desaparecido 1976)
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Universidad de Buenos Aires. Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Carrera de Diseño Gráfico
Cátedra: dcv Silvia H. González
El trazo
“La escritura, históricamente, es una
actividad continuamente contradictoria,
articulada sobre una postulación doble:
por una parte, es objeto estríctamente
mercantil, un instrumento de poder y de
discriminación, una expresión de la más
cruda realidad social; por la otra, un medio
de goce, ligado a las pulsiones más profundas del cuerpo y a las manifestaciones
más sutiles y más afortunadas del arte”.
Roland Barthes, semiólogo
(1915 - 1980)
Del trazo a la escritura alfabética
La escritura es la base fundamental de la actividad tipográfica.
La palabra escrita, al tener a la letra como el signo estructural mínimo que
representa los sonidos y articulaciones del idioma, es uno de los sistemas
más importantes de la comunicación visual.
Buscando los orígenes de la letra y entendiendo a la letra como vehículo
de comunicación es que partimos del trazo, ese rasgo apenas perceptible
de un intento expresivo.
“El trazo como emanación gestual de un complejo movimiento
ener-gético y creativo”. (Joan Costa)
Durante milenios el hombre trazó signos con el deseo de fijar el recuerdo
de ciertos actos mágicos, religiosos, civiles, de explicarse el mundo y de
apropiárselo de alguna manera; esta inquietud por expresarse lo llevó a
fijar fragmentos de sus percepciones en un soporte físico duradero, ignorando su envergadura cultural posterior.
El trazo es el punto de partida común a dos formas de comunicación: el
dibujo y la escritura. El trazo icónico originará todos los modos de representación visual (perceptiva); el trazo abstracto, la representación conceptual,
simbólica. A pesar de tener la misma raíz antropológica se desarrollarán en
forma independiente entre sí.
Altamira
“La conciencia del tacto y la funcionalidad progresiva de las manos
–destreza manual– cambiaría el entorno humano, de un lugar
simplemente habitable, a un mundo operacional y por eso mismo
modificable”. (Joan Costa)
Caza de jabalíes.
Gasulla, Remigia (Castellón).
Descubrimiento del trazo.
Petroglifos. Monte Bego.
Podría decirse que el hombre descubre las imágenes cuando ve la impronta
de sus pies en el barro, cuando un objeto en contacto con otro deja una
marca, cuando queda una señal al frotar una piedra en una superficie dura.
Un trazo pigmentado adquirirá una presencia especial. Del azar a la voluntad, el trazo podrá ser también un producto de su intención, de su gesto.
Los primeros rastros de este proceso se encuentran en las pinturas rupestres (del latín rupes: roca) de Altamira (España) o en Lascaux (Francia),
20000 - 15000 años a. C.
Los protografismos (del griego proto: primario y grapho: trazar, dibujar)
de Maz-d’Azil (sur de Francia) 8000 años a. C., representan trazos cuyas
formas abreviadas sugieren signos de alguna escritura.
Al parecer tenían funciones mnemóticas, simbólicas. Dibujados o pintados se los llama petrogramas; tallados o grabados, petroglifos. También
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llamados pictografismos (del latín pictum: pintar), suelen verse como las
primeras esquematizaciones de una geometría innata, o como limitaciones
de una gestualidad gráfica que comenzaba. Estos signos sumamente abstractos no serían producto de una precariedad gráfica, si entendemos con
Globot que “pensar es esquematizar ”1. El grafismo comienza con la abstracción, no con la imitación de lo real.
Todas las civilizaciones primitivas tuvieron sistemas de comunicación y
se valieron de medios mnemotécnicos diferentes como los quipos peruanos para contar, los objetos utilizados para evocar (piedra sepulcral), los
wampur de los indios Iroquis americanos, el codex hamburgensis azteca
(anotaciones matemáticas y astronómicas).
En este largo proceso que iniciándose con los protografismos conduce a
la escritura alfabética, se pueden reconocer distintos sistemas de representación. A diferencia de los pictogramas en los que una figura representaba un objeto, en los ideogramas (del griego idea: idea y grama: signo) se
representaba un concepto. Estos trazos que servían para expresar lo que
veían, no tenían ninguna relación con la lengua.
Guijarros de Maz-d‘Azil.
Monte Bego. 2000 a. C.
Pictograma del implorante.
Evolución del signo gráfico de la mujer.
Uruc. 3150 a. C. Signo en arcilla
Cereal
Demarcación
Persona
Arado
Huerto
Campo
Pictogramas sumerios,
(ideogramas). 3500 a. C.
Campesino
El ojo izquierdo…
Pictogramas egipcios, 3500 a. C.
La progresiva esquematización de la figuras es parte del proceso de transformación pictórica que conduce a signos convencionales, en los que el
grado de abstracción es tan grande que el signo y el objeto representado
no guardan una relación de similitud. Un ejemplo claro de esto es el pictograma del implorante, también llamado “hombre del aleluya”.
Este proceso se fue dando lentamente. Los signos (puramente convencionales) adhieren al sonido del lenguaje hablado y se someten a las reglas
de la fonética; ya no evocan una idea pero sí a la palabra que designa al
objeto. (Logogramas [del griego logos: palabra, lenguaje y grama: signo]).
Algunos lingüistas sostienen que la escritura es un instrumento para el
registro del habla y todas las etapas en que no sirvió para este fin no
pueden considerarse escritura auténtica; por lo cual la pictografía e ideografía no serían escrituras. Pero si entendemos que tanto un sistema como
otro tenían un fin común, que era el de la comunicación por medios convencionales visibles, no podemos limitar así la definición.
El signo se volvía cada vez más monosémico en la medida en que era más
codificado y menos espontáneo.
Asociar íntimamente el sonido con el signo gráfico, establecer códigos
de comunicación, plasmar en forma duradera las percepciones e ideas
y poder referirse a ellas en su ausencia, constituye uno de los descubrimientos mayores, tal vez el primer progreso de las comunicaciones de la
especie humana sobre las demás especies animales. Es así que se ha
desarrollado la fonetización de la escritura, visualmente traducida por los
fonogramas (Fonema: [del griego phonema: sonido de la voz]) que dan
origen a la escritura silábica y a la escritura alfabética.
La escritura silábica deriva lentamente del sistema anterior y no llega en
sus comienzos a liberarse del todo de él. A todo el stock de signos ideográficos se los vaciaba de su valor de evocación visual para sólo guardar
su valor auditivo.
La gran innovación de la escritura alfabética consiste en que por primera
vez las consonantes no están integradas en sílabas sino que se registran
como unidades mínimas de sonido. En los silabarios las vocales ya tenían
signos que las representaban. El sonido de la a puede existir por sí mismo
pero no el de una b: la consonante necesita de una vocal para que pueda
ser pronunciada ba o ab. El alfabeto separa al escribirlo al sonido de la a y
b. Traducen los fonemas en signos.
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Todo lenguaje humano podía ser significado con el nuevo alfabeto; se
había creado una herramienta universal de conocimiento y comunicación.
El ojo derecho es suyo
“La escritura nunca puede ser considerada como un exacto equivalente del lenguaje hablado. Ese estado ideal de equivalencia absoluta en que cada unidad lingual está expresada por un signo, y cada
signo expresa sólo una unidad lingual, no ha sido alcanzado nunca
en la escritura. Incluso el alfabeto, la forma de escritura más perfecta, abunda en contradicciones en las correspondencias entre signo
y sonido.. La afirmación general que la escritura completa expresa la
lengua, no debe entenderse, sin embargo, como que no expresa nada
más que la lengua. Toda escritura, incluso la fonética más desarrollada abunda en formas que, al ser leídas en voz alta son ambiguas
y dan lugar a confusiones. La existencia de los llamados “morfemas
visuales”, es decir formas o grafismos que expresan el significado tan
sólo por escrito, es muestra patente que la escritura puede funcionar
a veces como medio de comunicación aparte y como añadidura a la
lengua ” 2.
su rayo
Oh Khnum, rey del alto y del bajo Egipto
Sumerio
Babilónico Asirio
3500 a. C. 2000 a. C. 1000 a. C.
Pez
Toro
De lo dibujado a lo escrito
Pierna
Signos del alfabeto de Biblos.
Pictograma buey
casa
Mundo conceptual
Signos del alfabeto de Ugarit.
Mundo perceptual
Iconicidad decreciente de la forma gráfica
Mundo verbal
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Ideogramas
Proto/grafismo (primario) forma dibujada
Picto/grama
(objeto representado)
Ideo/grama
(concepto)
Logo/grama
(discurso)
Fono/grama
Silábica
(palabra): silábica y alfabética
Alfabética
aleph (buey)
beth (casa)
sonido a
sonido b
Fenicio 1200 a. C.
Notas:
alpha
Griego 900 a. C.
beta
A latina
B latina
Columna Trajano 114 d. C.
1. Citado por Joan Costa, La Letra, Enciclopedia del Diseño, 1a. ed., Barcelona, Ediciones Ceac, 1988.
2. Ignace J. Gelb, A study of Writing, Chicago, The University of Chicago
Press, Londres, 1952.
Primera edición © 1990, cátedra DCV Silvia H. González
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