español

Anuncio
La vida pendiendo de un hilo
Lea Lubianca Thormann
Marlete Diesel
Nara Amália Caron
Rita de Cássia Sobreira Lopes
«Ahora siento que mis cuadros no son
buenos lo suficiente para compensar las
ventajas que aproveché por medio de ti. Pero,
créeme, si un día ellos sean buenos lo
suficiente, tú habrás sido también su creador,
tanto como yo, porque nosotros los estamos
haciendo juntos» (Cartas a Theo, p. 262)
«Sin Theo no habría Vincent» fue esa la provocadora frase de Veríssimo en su
crónica «La Tristesse» (ZH, 15/05/11), que nos motivó a la relectura de Vincent Willem
Van Gogh, descubriendo la profunda y sensible relación de amistad con el hermano,
mantenida hasta el final de su vida y descortinando los muchos nacimientos del pintor,
sus descubiertas y su talento. Utilizamos como material de investigación tres biografías
de Van Gogh y «Cartas a Theo».
Vincent Willem Van Gogh, primogénito de una familia de seis hermanos, nació
el 30 de marzo de 1853, en el pequeño pueblo de Grott-Zundert, en Brabant - Holanda.
Vino al mundo exactamente un año después del nacimiento de un hermano mortinato
con el mismo nombre, un homenaje a sus dos abuelos - costumbre de esa época.
Theodorus Van Gogh - Theo - era cuatro años más joven que Vincent. Tenía el mismo
nombre del padre.
Algunas calidades presentes en Vincent fueron heredadas de la madre, Ana
Cornelia Carbentus: la gran energía y fuerza de voluntad, el profundo amor a la
naturaleza, la habilidad con el lápiz y el pincel, así como la facilidad con que lograba
expresar sus pensamientos en el papel. Vincent sorprende con su escrita y por medio de
1
ésa integra la sensibilidad y la mirada del artista, el hombre enfermo y el hombre culto,
el pintor, el escritor y el poeta.
Vincent fue descrito como un niño que impresionaba por la apariencia: pelo rojo
flamante, pecas, ojos azules. Algunos hablaban en fealdad. Tanto la apariencia como el
carácter recordaban a la madre. Siempre lo recordaron como un muchacho taciturno,
apartadizo, poco sociable, difícil y entregado a sí mismo. Muy independiente, parecía un
gato salvaje en el campo, alejándose de la casa paterna, desde pequeño, yendo hacia
lejos, para realizar exploraciones, a veces recurriendo hasta 10 km.
Siempre fue un atento observador de la naturaleza. Tenía un gusto especial por
el fin del día y por la puesta del sol porque difundía los dorados, los amarillos y
anaranjados intensos. Fascinado por las flores raras y por insectos y animales acuáticos,
coleccionaba, etiquetaba a todos, como un naturalista - examinaba detalles. A partir de
cierta época, pasó a ser acompañado por Theo en sus caminatas. La poesía de la vida
rural en Brabant marcó la infancia de los hermanos.
A lo largo de la vida, hicieron muchas descubiertas y autodescubiertas. La
colaboración entre ellos incluía juegos, caminatas y exploraciones en el campo durante
la infancia, y en la vida adulta compartieron el gusto por el arte. Complicidad, fidelidad
y satisfacción permeaban la convivencia entre los hermanos.
Cuando Vincent tenía once años y Theo, siete, los hermanos se separaron.
Vincent fue enviado al internado en la escuela Jean Provily, a 30 km de casa. Los padres
lo llevaron en carruaje amarillo y Vincent nunca aceptó y tampoco olvidó la escena de
despedida. Se sintió excluido de la familia, lo que fue evocado a los 23 años en carta a
Theo.
Vincent permaneció en el internado por dos años, no habiendo resultado claro
por qué lo abandonó. Tenía inmensa facilidad para aprender rápidamente, leía, hablaba
y escribía en otros idiomas. Enseguida fue a otra escuela en Tilburg, dicha de
vanguardia por tener en el currículum educación artística; sin embargo, seguía
sintiéndose ajeno a la escuela. Sus estudios fueron interrumpidos a los 15 años, lo que
se consideraba un tanto temprano para un adolescente de su medio.
Retornó a la casa paterna donde permaneció por quince meses. Quedó
peregrinando sólo, mientras Theo seguía los estudios regulares en la escuela.
2
Atormentado por el fracaso, él escribió: «Qué yo no sea un hijo de que puedan
avergonzarse» (Haziot, 2007, p. 24).
Era, entonces, necesario elegir una profesión, enfrentarse la vida. Con la ayuda
de un tío marchand - Tío Cent -, Vincent sale de casa y, a los 16 años de edad, va a vivir
con una familia relacionada a los Van Gogh en La Haya y se inicia en la carrera de
marchand. Era el más joven empleado de la Casa Goupil en La Haya, local donde, tres
años después también trabajó Theo. Diligente, estudioso, Vincent era apreciado por
todos. Rápidamente se descubre apreciador, conocedor erudito, un enamorado de la
pintura. Continúa con sus caminatas, pues ama mucho a la naturaleza y cree que ésta es
la forma de comprender el arte. Así, va construyendo la peculiar relación entre caminata
y arte.
Theo desarrolló una amistad y admiración profundas por Vincent, que se
consolidó a través de la correspondencia, iniciada en la visita de Theo al hermano
admirado en Londres, en 1872, cuando Vincent tenía 19 y Theo, 15 años, recién salido
de casa. Cierta vez, llegaron a jurar que nunca se abandonarían, que siempre se
corresponderían. La correspondencia, en un total de 874 cartas, duró hasta el final de la
vida de Vincent.
La vida mudó drásticamente para Vincent después que él fue transferido para la
filial de la Casa Goupil en Londres, circunstancia en que tuvo su primera gran pasión y
decepción amorosa. Vive platónicamente un amor que, en su sensibilidad de solitario,
gana una dimensión desmedida. Vincent entró en una profunda depresión que llevó años
para superar, pero, al mismo tiempo, lo ayudó a profundizar el conocimiento de sí
mismo. Pierde el gusto de trabajar en Goupil. Es transferido para la filial de París y se
siente desplazado. Abandona la profesión de marchand, en la que tanto brillaba.
Retornando a la casa paterna, los padres resultaron atónitos con la metamorfosis del
hijo. Cambiara su carácter, estaba flaco, silencioso, taciturno, completamente distinto.
A los 23 años, seguía buscando algo que tuviera un significado para él, un
trabajo que fuera de utilidad en la vida. Theo le sugirió que se convirtiera en pintor, pero
él siquiera pensaba en la idea, quería hacerse un predicador, seguir los pasos del padre.
Continúa su lucha por la vida en búsqueda de sí mismo, hasta nacer como pintor. Theo,
que nunca dejó de creer en el talento del hermano, lo acompaña en esa caminata de
3
mucho sufrimiento y angustia, participando activamente de su sustento emocional y
financiero. Siguen compartiendo sus experiencias en un enriquecimiento mutuo.
Vincent tuvo un recorrido lleno de discontinuidades y rupturas hasta su
nacimiento como pintor, ya al final de la vida. Fue un caminante solitario que recurrió
un largo camino pasando por diversos lugares como Londres, Paris, Ámsterdam, Etten,
Bruselas, Borinage, La Haya, Drenthe, Nuenen, Amberes, París, Arles, Saint-Remy y
Auveurs. Llama la atención como, a pesar de toda tragedia que fue su vida, él nunca
desistió: «Me parece que soy un caminante que está yendo a algún lugar, que tiene un
destino (Van Gogh, 1997, p. 238).» «Seguir, seguir, eso es lo necesario.» (Van Gogh,
1997, p. 40)
En su recorrido descortinamos sus muchos nacimientos. Borinage es un
renacimiento. Frente a la gran miseria, la deshumanización completa, muere su supuesta
vocación religiosa y Vincent se lanza en la creación artística. A los 27 años, Vincent es
él mismo, por vez primera afirma sus deseos, sus placeres, sus indignaciones.
Cabe recordar que Vincent vuelve varias veces a la casa de los padres, único
lugar en que podía encontrar un puerto seguro. Los padres lo recibían siempre con
mucho cariño, a pesar de la difícil convivencia. - Vincent había roto con todas las
formalidades y convenciones y seguía excéntrico en su temperamento.
Es importante subrayar también que Vincent se enamoró algunas veces, pero
fracasó. Un rasgo importante de su personalidad era la intensidad, la no sumisión y la
libertad con que expresaba sus sentimientos en los dibujos, la pintura, las relaciones
familiares y amorosas. En este sesgo, cabe observar que sus investidas amorosas se
caracterizaban como amores platónicos.
Después de un pasaje por Amberes, en la que alcanzó los límites de su cuerpo,
resulta inquieto y tiene que partir. Sin embargo, había cambios. Con la muerte del padre
y la salida de la madre de Nuenen, la familia que lo acogió no existía más, él pierde el
lugar hacia donde siempre retornó - la casa paterna.
Vincent estaba muy mal y Theo le pidió que él retornara a Brabant. Vincent
quería irse a París y para allá se fue, permaneciendo desde marzo de 1886 a febrero de
1888. En Amberes, dejó todo su trabajo, que nunca fue recuperado. Fue a vivir con
Theo en Montmartre - allí tenía su estudio.
4
Éste fue un periodo de enriquecimiento mutuo para los hermanos. Estimulado
por la convivencia con Theo, Vincent alcanzó un momento productivo, de mayor
integración, en el que sale de la soledad y circula por el mundo de las artes en parís,
conviviendo con artistas e introduciendo a Theo en la red de artistas de vanguardia de la
época. Deseando reunir a distintas obras y lanzar jóvenes pintores, propone a Theo la
creación de una galería de arte. La dificultad financiera y la negación de apoyo de los
tíos hicieron que el sueño no se realizara.
En ese mismo periodo hizo alrededor de veintiséis autorretratos, que
curiosamente surgen en un momento de cercanía con Theo, cuando no intercambian
correspondencias. Hizo su último autorretrato en el que aparece pintando delante del
caballete. Es en amarillo, en el que él se afirma como pintor, seguro de sus recursos.
Pensamos lo tanto que la significativa producción de autorretratos en este periodo revela
a un tiempo su búsqueda por integrarse/juntarse y, por otra parte, la necesidad de ser
reconocido/mirado para afirmar su yo. Es en esa época que pinta también los famosos
zapatos, representando él mismo - caminante solitario - así como la pareja marchandartista que se consolida en este periodo y sigue hasta la muerte de ambos.
Vincent concluye sus exploraciones en París y, en febrero de 1888, con 34 años,
va al sur permaneciendo hasta mayo de 1889. Perseverante, sale en la búsqueda del
color, de su infancia soleada en Brabant. Se traslada a Arles, en Marsella. Al llegar a
Arles, escribe a Theo: «Durante el viaje, pensé en ti tanto como en la nueva región que
avistaba» (Van Gogh, 2010, p. 185).
En Arles, Vincent realiza su sueño de construir una casa, su primera y única, la
Casa Amarilla. Decidió que ésta sería una casa rellena de arte. Con esta construcción,
Vincent sueña por vez primera con una casa que posibilitara una permanencia más
duradera dando indicios de que estaba con la esperanza de mantener la mayor
integración alcanzada en París.
Fue en Arles que el impulso creativo de Van Gogh alcanzó su cumbre. Vincent
renace en la Provenza soleada y nos trae un testimonio vivo de cómo es nacer, sentirse
vivo y real, creativo. «Hay momentos en que siento mi sangre volviendo a querer
circular en mis venas» (Van Gogh, 2010, p. 186). Durante el periodo - un año y tres
meses - que pasó en Arles, produjo cerca de 200 cuadros, siendo muchos de ellos obras
maestras.
5
Dentro de su recorrido marcado por discontinuidades, fue también en Arles que
Vincent experimentó otra gran ruptura, de la que él nunca más se recuperó. En ese
periodo de mayor integración y creatividad, realiza su sueño de convivir con otro artista
- Gauguin -, siendo que la relación de los dos fue marcada por desencuentros. En la
Nochebuena, cuando Theo se comprometiera con Jo, recibió una carta diciendo que
Vincent había, después de una pelea con Gauguin, cortado la oreja y la llevara como
regalo a una mujer que trabajaba en un burdel. Fue al hospital sangrando y allá Theo lo
encontró, pasando todo el periodo de fiestas con Vincent en el hospital.
El día 21 de abril de 1890, Vincent decidió internarse. Después de alcanzar el
máximo de su potencial verdadero, pierde todo que conquistó - la casa, las relaciones, la
integración.
Dejó al sanatorio de Saint-Remy en mayo para vivir en un hostal en Auvers-surOise, cuidadosamente escogido por su hermano Theo y a los cuidados del Dr. Gachet.
Vincent siguió pintando hasta su muerte el 27 de julio de 1890, a los 37 años. Pasó sus
últimas horas en los brazos de Theo y junto a él se murió. En el bolsillo de sus ropas fue
encontrada la última carta dirigida al hermano.
Seis meses después de la muerte de Vincent, muere también su hermano Theo,
el 21 de enero de 1891, a los 34 años, dejando la esposa y un hijo con menos de un año
de edad, con el mismo nombre del hermano: Vincent Willem Van Gogh.
Johanna regresa a París viuda, con un hijo en la falda, una vida destruida,
centenas de lienzos de Vincent, varios dibujos y toda la correspondencia de los dos
hermanos. Realizó exposiciones, vendió algunos cuadros para hacerlos conocidos,
tradujo y editó la correspondencia y la biografía de Vincent.
La primera decisión de Johanna fue convertir al hijo, el quinto Vincent Willem
Van Gogh, heredero de la obra del tío. Así como sus padres, Vincent siguió cuidando,
negándose a venderla y conquistando, con la ayuda del gobierno Holandés, la
construcción del museo Van Gogh, en 1973, en Ámsterdam, donde están la obra y los
archivos de Van Gogh.
Es por medio del seguimiento de este cuidado que Van Gogh sigue vivo por
medio de su obra.
6
Consideraciones finales
El recurrido de Vincent, lleno de discontinuidades y rupturas, impresiona como
un caso ejemplar de lucha humana por la vida y de la difícil caminata en la búsqueda
por sí mismo. El deslizar de una condición de integración a una de no integración es una
marca del ser humano. Vincent buscaba incesantemente alcanzar la integración y
fracasaba. Observamos que en los periodos en que pudo alcanzar la integración, ésta era
fugaz, no logrando consolidarse en el seguimiento de su experiencia de vivir. Es en sus
caminatas, en el contacto con la naturaleza, en las visitas a museos, en los momentos de
lectura y principalmente cuando pintaba que él se sentía integrado, vivo y real. La
adaptación activa del ambiente tuvo rol fundamental en sus conquistas de integración,
pues cuando Vincent se perdía - desagregado, aniquilado - perdía también a su obra y
era la acogida de la familia, en especial la acogida continua del hermano, que hacía
posible el retorno a las experiencias relacionadas al arte, punto de apoyo que permitía a
él seguir adelante en la búsqueda incesante de sí mismo.
En su recorrido, vemos que Vincent consiguió preservar su creatividad y
contacto con el mundo subjetivo, a pesar de su dificultad de contacto con la realidad
compartida. Se quejaba con mucha lucidez de no estar viviendo la vida verdadera, y se
iba realizando, cada vez más, en la vida artística.
Acompañar el recorrido de vida de Vincent es también acompañar el recorrido
de una relación de amistad que se desarrolló entre los hermanos y se mantuvo hasta el
final de la vida, por medio de correspondencias. Podemos pensar que la amistad entre
Theo y Vincent, la «correspondencia» (Kancyper, 2012) que caracterizaba la relación
entre los hermanos, fue estructurante y fundamental para la caminata de ambos en la
búsqueda de sí mismos. Sin Theo, no habría Vincent, así como sin Vincent no habría
Theo. Formaron una pareja complementar marchand-artista, que pudo desarrollarse con
respeto por la alteridad, un profundo deseo de colaborar en el interminable proceso de
construcción de la propia identidad y la del otro.
Solo partes de nosotros alguna vez
tocarán partes de los otros la verdad de alguien es solamente eso
en realidad - la verdad de alguien.
Podemos solamente compartir la
7
parte que es aceptable dentro del conocimiento
del otro
por lo tanto uno
está casi siempre sólo.
Como debe ser en la
naturaleza evidentemente - como máximo eso
quizá pudiera hacer
que nuestra comprensión buscara
la soledad de otro.» (Marilyn Monroe)
Referencias
BONGER, J.V.G. (2008). Biografia de Vincent Van Gogh. Porto Alegre: L&PM
Pocket.
BUCHTHAL, STANLEY E COMMENT, B. (2011) – Fragmentos - Poemas,
Anotações Intimas e Cartas de Marilyn Monroe. São Paulo: Tordesilhas.
GAYFORD, M. (2007). A Casa Amarela – Van Gogh, Gauguin e Nove Turbulentas
Semanas em Arles. Lisboa: Editorial Bizâncio.
HAZIOT, D. (2010). Van Gogh. Porto Alegre: L&PM Editores
KANCYPER, L. (2012). Amistad de transferência .Texto não publicado.
VAN GOGH, V. (2010). Cartas a Théo. Porto Alegre: L&PM Pocket.
WINNICOTT, D.W. (1970). Sobre as bases para o self no corpo. In D.W. Winnicott.
Explorações psicanalíticas. Porto Alegre: Artes Médicas.
WINNICOTT, D. W. (1975). A Localização da Experiência cultural. In D. W.
Winnicott. O brincar e a realidade. Rio de Janeiro. Imago Editora.
WINNICOTT, D.W. (1979a). Os doentes mentais na prática clinica. In D. W.
Winnicott. O ambiente e os processos de maturação. Porto Alegre: Artes Médicas
WINNICOTT, D.W. (1979b). Comunicação e falta de comunicação levando ao estudo
de certos opostos. In D. W. Winnicott. O ambiente e os processos de maturação. Porto
Alegre: Artes Médicas
WINNICOTT, D.W. (1988). O ambiente e os processos de maturação. Porto Alegre:
Artes Médicas.
WINNICOTT, D.W. (1989). Tudo começa em casa. São Paulo: Martins Fontes.
WINNICOTT, D.W. (1990). Natureza humana. Rio de Janeiro: Imago Editora.
WINNICOTT, D.W. (1993). Da pediatria à psicanálise. Rio de Janeiro: Francisco
Alves Editora.
8
9
Descargar