Bandera de Andalucia, capitulo III

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Bandera de Andalucía
Capítulo III
1642.- DOS VERDIBLANCAS PARA HACER REPÚBLICA LIBRE A ANDALUCÍA
Reina en España Felipe IV y hay quien escribe " Andalucía no puede andar, que tiene necesidad de
levantarse también como sus vecinos". Son momentos de crisis para la Corona, Cataluña se ha
separado incorporándose al reino francés de Luis XIII; casi al mismo tiempo, suceden varios
conatos separatistas en Aragón; el duque de Braganza se proclama rey de Portugal, y los Países
Bajos inevitablemente se emancipan. Ciertamente fue una etapa plena de rebeliones y de radicales
deseos de terminar con el dominio centralista y absoluto de la corona castellana.
El éxito de la separación de Portugal tuvo favorable acogida en Andalucía, por donde circulaban
pasquines llamando a la sedición, como los que se encontraron a la puerta de la iglesia de la
Magdalena en Sevilla, que decían "¡Viva el rey don Juan! (refiriéndose al de Portugal) y ¡Muera el
rey Felipe IV y el mal Gobierno!". Estas letrillas se cantaban por las calles:
"Corona sin rey
moneda sin ley,
privado sin seso,
moneda sin peso.
Consejo sin consejo
y los pobres vasallos sin pellejo.
¡Que se le da a Sevilla,
ser más de Portugal que de Castilla!
El rey don Juan IV de Portugal se había casado con doña Luisa Pérez de Guzmán, ilustre dama
andaluza, hermana de don Gaspar Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia, Capitán
General de Andalucía y Mar Océano y descendiente de Guzmán El Bueno.
El matrimonio entre Juan de
Portugal y Luisa Pérez de
Guzmán fue promovido por el
Duque de Olivares para evitar
los planes de separación del
monarca portugués.
El marqués de Ayamonte, Francisco Manuel Silvestre de Guzmán y Zúñiga, pariente del de Medina
Sidonia, coincidiendo con el éxito de la operación independentista de Portugal, sugirió al duque la
posibilidad de imitar a los vecinos portugueses y proclamarse REY DE ANDALUCÍA, encabezando la
rebelión de los reinos de Sevilla, Córdoba, Jaén y Granada. Así comenzó el intento separatista de
estos dos miembros de la nobleza andaluza.
El duque de Medina Sidonia, a quien el Gobierno había confiado el mando militar de Andalucía,
gozaba de excelentes relaciones con los gobiernos de Portugal -lógicamente-, Francia, Holanda e
2ª edición para cosasdeandalucia.com
Fernando Repiso Rodríguez
Bandera de Andalucía
Capítulo III
Inglaterra, que le prometieron colaboración. Además era propietario del Señorío de Sanlúcar de
Barrameda, asentamiento de la Flota de Indias y punto de partida y arribada de primerísimos
protagonistas del Descubrimiento, tales como Colón, Magallanes, Elcano y otros; también de
Niebla y Medina Sidonia, de una gran fortuna y contaba con un potente ejército de cientos de
criados, infantes, escuderos bien armados y abundante artillería.
Las posesiones del Duque de
medina Sidonia abarcaban
desde Sanlúcar, el actual Coto
de Doñana, Niebla y Medina
Sidonia, entre otras.
La conspiración del duque y el marqués, en contacto con el ya rey de Portugal Juan IV, se inició a
través del fraile Nicolás de Velasco, hombre que gozaba de gran favor en la corte portuguesa. Las
comunicaciones entre el fraile y los nobles andaluces eran enviadas por medio de Sancho, criado
del religioso. En una ocasión, Sancho suplicó al rey don Juan le concediera libertad con el pretexto
de unirse a la causa de Medina Sidonia. Concedida la solicitud, dijo marchar a Sevilla, ocasión que
aprovechó el fraile para enviar al de Medina Sidonia nuevas noticias sobre el estado de la
conspiración. El recién liberado Sancho, en vez de dirigirse a Sevilla, lo hizo a Madrid y entregó la
correspondencia al conde-duque de Olivares quien, a la vista del contenido y una vez consultado
con el rey, mandó llamar a la Corte al de Medina Sidonia que no acudió alegando falta de salud. En
su defecto llamaron al de Ayamonte que fue prendido a mitad de camino, en las cercanías de
Córdoba, y encerrado en la fortaleza de Montilla.
Una vez encarcelado el de Ayamonte, el conde-duque cursó una orden de fecha 4 de Septiembre
de 1641, para proceder a la detención del de Medina Sidonia, pero avisado éste de tal
mandamiento, decidió marchar a Madrid en evitación de males peores. Tras ser recibido e
interrogado por el de Olivares, le tomó declaración el Consejero Real, posteriormente procedieron a
la misma operación con el de Ayamonte, por parte del Alcalde de Casa y Corte.
Humillado, el duque fue obligado a retar a su cuñado
el rey de Portugal a un combate en la frontera cerca
de Valencia de Alcántara en un intento por lavar su
imagen, pero Juan IV no acudió a la cita tras ochenta
días de espera, para no enfrentarse a un miembro de
su familia.
Gaspar Alonso Pérez de Guzmán, Duque de Medina Sidonia.
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Fernando Repiso Rodríguez
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Capítulo III
Al de Medina Sidonia se le obliga a no volver a sus dominios andaluces, quedando exiliado en
Castilla. Una vez infringió esta obligación, fue apresado y encarcelado en el castillo de Coca.
Casillo de Coca
en Segovia donde
fue confinado el
Duque de Medina
Sidonia.
El ambicioso
Conde Duque
de Olivares
desmanteló
los planes del
influyente
andaluz.
Los descubridores de la conspiración serían premiados por el rey:
"al primero, dos mil ducados, un buen cargo en la Armada y un escudo con cinco reinos; al
segundo, una plaza de contador y hábito; y al tercero, el nombramiento de Inspector del Ejército y
hábito".
Los conspiradores acabarían: "el marqués de Ayamonte, condenado y degollado en el Alcázar de
Segovia en 1648 y el duque de Medina Sidonia -considerando sus relaciones internacionales y el
haberse entregado voluntariamente- tuvo que entregar sus propiedades de Sanlúcar de Barrameda
al Gobierno, además de un arrepentimiento público, firma de una carta contra su colaborador el rey
de Portugal y un “donativo” de doscientos mil ducados al rey Felipe IV ".
El único testigo vivo de aquél trágico pasado sigue siendo el Palacio del Marqués de Ayamonte,
situado en la Plaza de San Francisco, en cuya fachada, a uno y otro lado del balconaje, llevaba
coronas del marqués, bajo las cuales figuraban sus escudos que, según relatos antiguos, fueron
destrozados por el pueblo al fracasar el movimiento de Andalucía y ser encarcelado el Marqués
de Ayamonte.
Al palacio de Ayamonte (más bien
casona), se le llegó a llamar “la casa
maldita” por los fenómenos extraños
que sucedían.
En la actualidad sirve de estudio del
prestigioso
pintor
ayamontino
Florencio Aguilera.
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Fernando Repiso Rodríguez
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Recogiendo las notas de Blas Infante respecto a la conspiración:
"... resultó que los sublevados se habían puesto en contacto con un caballero morisco,
descendiente de Mohamed VIII de Granada, cuyo nombre árabe fue Tahir Al Horr -El Halcón- y
habitaba en la sierra de Gador en Almería, el cual asumió la empresa de proclamarse REY DE
ANDALUCÍA ORIENTAL, con la colaboración económica de los judíos andaluces, del rebelde duque
de Medina Sidonia y en especial del emperador de Marruecos, quien puso a su disposición un
ejército de andaluces musulmanes desterrados en Berbería. Tahír El Halcón fue asesinado
misteriosamente en las cercanías de Estepona, lugar que había elegido para esperar a las tropas
procedentes de Marruecos, seguramente por instigación del conde-duque de Olivares, enterado de
la conspiración tras la confesión del de Medina Sidonia".
La sierra almeriense de
Gador, desde donde Tahir
“el Halcón” organizó su
intento de proclamarse Rey
de Andalucía Oriental.
Otros datos recogidos por J. L. Ortiz de Lanzagorta nos llevan al conocimiento de las insignias
usadas en ambas empresas andaluzas. Tanto los ejércitos del duque de Medina Sidonia como los
de El Halcón, izaron los mismos colores verdiblancos en rayas verticales, con las que el
almeriense "convocaba a la disensión" y el sanluqueño en su fallido intento de
"hazer República Libre la Andalucía o concitarla para que otro se levantasse por Rey".
Supuesto pendón utilizado por el
Duque de Medina Sidonia y Tahir
Al Horr en sus intentos de
proclamarse reyes de Andalucía
Occidental y Oriental, en el siglo
XVII, respectivamente.
Desde esta segunda mitad del siglo XVII hasta pasado el primer cuarto del XIX, se pierde la pista a
los colores verdes y blancos que representaron las distintas aspiraciones autonomistas, separatistas
o reivindicativas de Andalucía.
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Fernando Repiso Rodríguez
Bandera de Andalucía
Capítulo III
Convertidos en símbolos de revolución, reaparecen -con dos franjas horizontales- en la sublevación
comunera de las mujeres de Casares (Málaga) y esporádicamente en algunos movimientos
cantonales.
Localidad malagueña de Casares, lugar
de nacimiento de Blas Infante y donde,
años antes, las mujeres se sublevaron
enarbolando una bandera verdiblanca.
Bandera utilizada por las
mujeres de la Comuna
de Casares (Málaga) en
el siglo XIX.
Insignia de los grupos
cantonalistas
andaluces
según recoge Blas Infante.
Las siguientes noticias sobre el uso de banderas verdes y blancas aparecerán con las Asambleas de
las Provincias Andaluzas, quedando definitivamente aprobada como símbolo representativo de
Andalucía por éstas en Ronda en 1918, referencia con la que se inició este capítulo.
"¡Que gobierno, que país! llegar a sentir alarma ante el
flamear de una bandera de inocentes colores, blanco y
verde!, le hemos quitado el negro como el duelo después de
las batallas y el rojo como el carmín de los sables, y todavía
se inquietan"
BLAS INFANTE 1936
2ª edición para cosasdeandalucia.com
Fernando Repiso Rodríguez
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