COGNICION SOCIAL Y CORTEZA CEREBRAL ISSN 0325-0938 117 Revista Neurológica Argentina 2001; 26: 117-122 REVISIÓN LA COGNICIÓN SOCIAL Y LA CORTEZA CEREBRAL JUDITH BUTMAN Laboratorios de Investigación de la Memoria, Hospital Abel Zubizarreta, (GCBA) Resúmen La cognición social es el proceso que maneja las conductas frente a otros individuos de la misma especie. Varias estructuras cerebrales juegan un rol clave en guiar las conductas sociales: la corteza prefrontal ventromedial, la amígdala, la corteza somatosensorial derecha y la ínsula. La corteza prefrontal ventromedial está comprometida en el razonamiento social y en la toma de decisiones, la amígdala en el juicio social de rostros, la corteza somatosensorial derecha en la empatía y simulación y la ínsula en la respuesta autonómica. Estos hallazgos se corresponden con la hipótesis del marcador somático, o los mecanismos particulares por medio de los cuales se adquiere, representa y recuerda los valores de nuestras acciones. Estas estructuras cerebrales actúan de mediadores entre las representaciones preceptúales de los estímulos sensoriales y la recuperación del conocimiento que el estímulo puede gatillar. El sistema límbico es la zona limítrofe donde la psiquiatría se encuentra con la neurología. La correcta sincronización de estas zonas ubica al adulto en una situación libre de patología. Palabras claves: cognición social, prefrontal, amygdala, razón, emoción, corteza cerebral. Social Cognition and the brain cortex. Social cognition refers to the processes that subserve behavior in response to other individuals of the same species. Several brain structures play a key role in guiding social behaviors: ventromedial prefrontal cortex, amygdala, right somatosensory cortex and insula. The ventromedial prefrontal cortex is most directly involved in social reasoning and decision making; the amygdala in social judgment of faces, the right somatosensory cortex in empathy and simulation and the insula in autonomic responses. These findings are corresponding to the somatic marker hypothesis, particular mechanism by which we acquire, represent and retrieve the values of our actions These brain structures appear to mediate between perceptual representation of social stimuli and retrieval of knowledge that such stimuli can trigger. The limbic system is the border zone where psychiatry meets neurology. The synchronization of this functions and structures is the key for an human free of pathology. Summary Key words: social cognition, prefrontal, amygdala, reasoning, emotion, brain cortex. La “cognición social” es el proceso neurobiológico que permite, tanto a los humanos como a los animales, interpretar adecuadamente los signos sociales y responder de manera apropiada en consecuencia. Otra definición podría corresponder a aquel proceso cognitivo que elabora la conducta adecuada en respuesta a los otros sujetos de la misma especie y en particular aquellos procesos cognitivos superiores que sostienen las extremadamente diversas y flexibles conductas sociales1. Las estructuras anatómicas implicadas en estos procesos, basándose en estudios experimentales en animales y en pacientes lesionados, corresponderían a Recibido: 15/03/01 Aceptado: 18/06/01 Dirección postal: Dra. Judith Butman - Laboratorio de Memoria, Hospital Abel Zubizarreta (GCBA), Nueva York 3852, (1431) Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected] amígdala, corteza pre-frontal ventromedial, ínsula y corteza somatosensorial derecha. Corteza prefrontal ventromedial La implicancia de la corteza prefrontal en la cognición social se conoce desde el caso de Phineas Gage quien luego de un accidente de trabajo en las vías del ferrocarril se volvió despreocupado, con una conducta social inapropiada, en palabras de su médico Harlow “se destruyo el equilibrio entre sus facultades intelectuales y sus inclinaciones animales”2. En 1888 Leonor Welt publica en su doctorado la correlación entre lesión orbitaria vecina a la línea media y cambios de carácter, en base a la observación de 12 pacientes, uno de los cuales era Phineas Gage. Kleist en 19313 observó que los pacientes con lesiones en áreas orbitarias mostraban una dificultad en inhibir los impulsos. Este autor ubicaba en 118 corteza orbitaria medial (area 11 de Brodmann) al “yo social”. Varios autores4-6 refieren que el neocortex ventral y estructuras paralímbicas ventrales se ocupan de otorgar un valor a los sentimientos y a los actos que ejecuta el neocortex dorsal. Se debe hacer una disquisición anatómica: estructuras paralímbicas ventrales corresponderían a la corteza prefrontal ventromedial, amígdala, ínsula ventral y polo temporal7. La corteza prefrontal orbitaria más anterior y lateral correspondería al neocortex8 y según Cummings9, su lesión también ocasionaría un trastorno en las conductas sociales Del estudio de pacientes lesionados surge que estos tienen dificultades en la toma de decisiones y el razonamiento social. Según Damasio2 tomar decisiones es decidir una opción de respuesta entre las muchas posibles en un momento en relación con una situación determinada. Supone conocer 1) la situación que la exige, 2) las distintas opciones de acción, 3) las consecuencias inmediatas o futuras de cada una de las acciones. Como realizar estos pasos desde una perspectiva lógica deductiva llevaría mucho tiempo Damasio propone la hipótesis del “marcador somático”: una situación se liga a un estado somático particular, y es ese patrón somatosensorial o marcador somático el que califica la situación como buena o mala. Dicho estado somático dirige la atención hacia las eventuales consecuencias negativas de las conductas por lo que ayuda a que las decisiones sean más rápidas y efectivas. Una lesión en corteza prefrontal ventromedial ocasionaría que los pacientes fallen en la utilización de señales somáticas o emocionales para guiar la conducta y se muestren por lo tanto ajenos a las futuras consecuencias de sus actos por lo que actuarían según sus perspectivas inmediatas. En otras palabras “el prevenirse para “seguir siendo” implica el poder sentir desde las entrañas el llamado interoceptivo de peligro”10. Numerosos investigadores han probado esta hipótesis: usando un paradigma de juego de cartas Bechara y cols11-13 demostraron que pacientes con estas lesiones preferían las jugadas más peligrosas para sus apuestas, pero además no desencadenaban una respuesta electrodérmica ante la expectativa de ganar o perder como lo hacían los controles, sugiriendo que no despertaban el “marcador somático” adecuado por lo que sus elecciones en el juego eran ajenas a las futuras consecuencias de sus actos. Para destacar que el lóbulo prefrontal no es una unidad funcional también Bechara y cols14 demostraron una disociación doble: pacientes con lesión prefrontal dorsolateral derecha tenían déficits en las tareas que involucraban la memoria de trabajo pero tenían una respuesta electrodérmica anticipatoria adecuada ante la expectativa de ganar o perder en el paradigma del juego de cartas, mientras Revista Neurológica Argentina - Volumen 26 - Nº 3, 2001 que los pacientes con lesiones prefrontales ventromediales bilaterales rindieron bien en tareas que involucraban a la memoria de trabajo pero tenían abolida la respuesta electrodérmica anticipatoria ante la expectativa de ganar o perder en el juego de cartas. Siguiendo esta línea de razonamiento en cuanto a la disociación de las distintas funciones prefrontales y su correlación anatómica Davidson15 propone que así como en la corteza prefrontal dorsolateral se encontraría la representación cognitiva de la meta de una acción en ausencia de su descencadenante inmediato, (lo que todos conocemos como memoria de trabajo) en la corteza prefrontal ventromedial se encontraría la representación emocional de la meta de una acción en ausencia de su descencadenante inmediato o “memoria de trabajo emocional”. Como la corteza prefrontal ventromedial está interconectada con la corteza orbitaria lateral y ésta con el prefrontal dorsolateral, esta “memoria de trabajo emocional” interactuaría con la memoria de trabajo convencionalmente conocida por todos. En el modelo atencional de Norman y Schallice16 existiría un Sistema Supervisor Atencional, conciente, explícito que se encargaría de las conductas no rutinarias, y un Programa de Contención, automático, implícito que intervendría en el mantenimiento de las conductas sociales y emocionales apropiadas al medio. Este programa de contención involucra una especie de atención dirigida hacia componentes emocionales. Si pensamos en la organización anatómica prefrontal ventromedial podemos deducir que está íntimamente ligada a los núcleos basales de Meynert y núcleos de la Banda Diagonal de Broca, que regulan la focalización de la atención por sus eferencias hacia tálamo, no solo por proyecciones colinérgicas sino también gabaérgicas y glutamatérgicas, y no solo a estructuras dorsolaterales ejecutivas y áreas sensoriales, sino también canalizaría la atención hacia componentes que regulan el estado afectivo, como amígdala17-19 y corteza cingular subcallosa20. Con respecto al razonamiento social se realizaron estudios con el paradigma de Wason que evalúa el razonamiento deductivo. Dicho paradigma consiste en darle al paciente una frase condicional del tipo “Si P, entonces Q”, en un contexto que puede ser abstracto (por ejemplo “si un alumno saca una nota de 10, entonces la carta debe tener el número 3”) o tener que ver con situaciones sociales (por ejemplo “si Ud. toma cerveza, entonces debe ser mayor de 18 años). Se expone al paciente a decidir si las frases son verdaderas o falsas mientras se le muestra la situación en un dibujo. Los pacientes con lesión prefrontal ventromedial rinden mal cuando tienen que decidir acerca de situaciones sociales, y si la corteza prefrontal dorsolateral está indemne rinden bien cuando tienen que decidir acerca de una situación abstracta, mostrándose una disociación1. COGNICION SOCIAL Y CORTEZA CEREBRAL 119 Fig. 1.- Telencéfalo mediobasal. Representación semiesquemática. Arriba, superficie medial. Abajo, superficie ventral. En la leyenda: B: Brodmann, E: Economo 1) 2) 3) 4) Región prefrontomedial dorsal; B 9; E FD. Región prefrontomedial intermedia; B 10; E FE. Región prefrontomedial ventral oral; B 11; E FG Región prefrontomedial ventral caudal; B 12; E FH. 4´) Gyrus subcalloso; B 25; E FL. 5, 6 y 7) Región frontolímbica o región frontal intermedia medial; B 32. 5) Región frontolímbica dorsal; E FDL. 6) Región frontolímbica intermedia; E FEL. 7) Región frontolímbica ventral; E FHL. 8) Gyrus cinguli anterior; B 24; E LA 9) Hipocampo pericalloso; arquicortex; tenia, indusium y nervios de Lancisi. 10) Sulcus cinguli oral 11) Sulcus cinguli intermedio. 12) Sulcus cinguli caudal 13) Sulcus rostral superior 14) Sulcus rostral inferior 15) Sulcus rostralis transversus 16) Núcleo accumbens. 17) Fundus striati. 18) Trígono olfatorio 19) Tubérculo olfatorio; colliculus striati. 20) Area septal; gyrus paraterminal; cuerpo precomisural 21) Núcleo de la stría terminalis. 22) Area preóptica; prothalamus. 23) Tálamo. 24) Sustancia innonimada; núcleo basal 25) Núcleo central de la amígdala 26) 27) 28) 29) 30) 31) 32) 33) 34) Núcleo basal de la amígdala. Núcleo lateral de la amígdala. Polo temporal dorsal; peripaleocortex temporal Tracto óptico Bandeleta diagonal. Corteza olfatoria; paleocortex Amígdala. Insula ventral; peripaleocortex insular. Corteza orbitaria posterior; gyrus frontal transverso; gyrus transversus insulae; E FI (incluye la proyección visceroceptiva del núcleo VPM del tálamo); peripaleocortex frontal. 35) Insula dorsal. 36) Opérculo frontal 35, 36) entre ambos campos, la proyección gustatoria del núcleo VPM del tálamo 37) Gyrus frontal inferior, pars triangularis 38) Rama horizontal de la cisura silviana (que medialmente forma el límite oral del peripaleocortex frontal) 39) Gyrus frontal inferior, pars orbitalis 40) Sulcus orbitalis transversus 41) Sulcus orbitalis lateralis 42) Sulcus orbitalis medialis 43) Sulcus olfatorius 44) Corteza orbitaria anterior caudal; B 47; E FF. 45) Corteza orbitaria anterior oral; B 10; E FE 46) Región recta oral; E FG 47) Región recta caudal; E FH. 120 Amígdala Desde los experimentos de Kluver y Bucy21donde la extirpación bilateral de la amígdala en los monos producía cambios emocionales con hipersexualidad, y una “ceguera psíquica” o falta de reactividad ante estímulos naturalmente peligrosos, con rechazo social por parte de los monos sanos, la amígdala despertó el interés por su intervención en la cognición social. ¿De qué manera la amígdala interviene en la cognición social? Realiza una evaluación cognitiva del contenido emocional de estímulos perceptivos complejos. Según Emery22 el núcleo basal por ser el de mayor interconexión con la corteza prefrontal ventromedial, intervendría en el apareamiento de señales sociales con el contexto social apropiado La percepción del estado emocional de una cara es uno de los estímulos perceptivos complejos que más se estudiaron. Haxby23 propone que la percepción de los aspectos cambiantes de una cara, que serían las señales más importantes para una correcta interpretación de los signos sociales, como la expresión emocional de pánico, se procesa en el surco temporal superior y amígdala, sobre todo derecha. La amígdala, por sus eferencias desde el núcleo central hacia hipotálamo y tronco cerebral, es capaz de desencadenar la respuesta hormonal y neurovegetativa de stress y por su conexión con núcleo basal de Meynert, de modular la dirección de la atención hacia el estímulo peligroso24. La amígdala recibe aferencias sensoriales talámicas y de áreas sensoriales de asociación25, y manda eferencias hacia áreas sensoriales primarias antes de que la representación cortical del estímulo suceda. De esta manera regularía de una manera dirigida lo que la corteza sensorial procesa, por lo que también mediante esta vía modularía la dirección de la atención hacia el estímulo peligroso. Debido a que en la amígdala se produce el efecto de potenciación a largo plazo, esto puede explicar su participación en los procesos de ansiedad y stress post-traumático, donde estas asociaciones entre señales peligrosas y la respuesta de stress se aprenden y refuerzan ocasionando los síntomas somáticos de ansiedad. El procesamiento de la mirada tiene un peso preponderante en la cognición social no solo en humanos26. Mientras se discute la preponderancia del hemisferio derecho en el procesamiento emocional de rostros (percepción y producción de la expresión emocional) al atribuir mayor expresividad emocional en la hemicara izquierda con respecto a la hemicara derecha con el paradigma de figuras quiméricas27, Ross28 propone que habría una mayor capacidad de percepción del estado emocional a través del procesamiento de la mitad superior de la cara (ojos, mirada) que a través del procesa- Revista Neurológica Argentina - Volumen 26 - Nº 3, 2001 miento de la mitad inferior (boca) atribuyendo méritos al dicho popular de que “el alma de un individuo se revela por sus ojos”. La habilidad de entender el rol de otros individuos, así como de entender otros puntos de vista o atribuir una intención a otro individuo se conoce como “teoría de la mente”, o capacidad de atribuir mente a otro sujeto distinto a uno mismo, y juegan un rol fundamental en la cognición social 29. Los pacientes con autismo, que tendrían anormalidades estructurales o funcionales en la amígdala, no tienen capacidad de atribuir un estado mental o inferir una emoción en otra persona a través de la mirada. Esto se demostró a través de estudios funcionales, y dio lugar a la teoría del trastorno amigdalino en el autismo30, 31. También se observó este trastorno en pacientes con lesión amigdalina (sobre todo para el reconocimiento de la expresión emocional de miedo) y en esquizofrenia32-34. Corteza somatosensorial e Insula La capacidad de empatía o la habilidad de detectar lo que otra persona siente se mide por la capacidad de poder reproducir en nuestro propio organismo un estado emocional similar. Para ello tienen que estar indemnes los mecanismos de interpretación de signos emocionales relevantes que vimos en los apartados anteriores, así como la corteza somatosensorial derecha e insula35. Si investigamos la capacidad de un sujeto de interpretar la expresión emocional de un rostro, una de las maneras es reproducir la expresión del rostro en el propio organismo (a través de la corteza somatosensorial derecha e ínsula) y detectar el sentimiento que desencadena1. Por lo tanto los pacientes con lesión en estas áreas tendrían trastornos en el juicio emocional de rostros36, 37. Charles Darwin propuso que ciertas emociones tienen su base neural de manera innata, ya que son expresadas de manera universal a través de las distintas culturas. Estas corresponderían a las emociones primarias: enojo, miedo, pánico, tristeza, sorpresa, interés, felicidad, y disgusto. Todas estas emociones tendrían su base neural en las estructuras citadas en esta revisión. A medida que el niño crece de manera normal aprende a manipular estas emociones conforme a las normas y expectativas sociales28 desarrollando una correcta cognición social. Así la corteza prefrontal ventromedial permite una integración entre la percepción de una emoción y la respuesta que desencadena, ya sea una conducta compleja elaborada por el neocortex orbitario, o una respuesta autonómica o motora (incluída la atención) a través de las eferencias amígdalinas. Por otro lado la corteza somatosensorial derecha e ínsula permiten una correcta manipulación de la información nece- COGNICION SOCIAL Y CORTEZA CEREBRAL saria para la interpretación y expresión emocional del rostro, y sobre todo de la mirada (tarea que realiza junto con la amígdala). Las lesiones neurológicas (vasculares, tumorales, degenerativas o traumáticas) del lóbulo frontal determinan un trastorno más o menos evidente de la “conducta social” el cual fue mal detectado por la neurología clásica. También muchas patologías psiquiátricas podrían interpretarse desde esta definición (piénsese desde la interpretación delirante de una esquizofrenia paranoide, el autismo y hasta una fobia o un trastorno de ansiedad generalizada). Limbo es un margen o borde, y el sistema límbico que es la base neural de esta conducta es la frontera entre la neurología y la psiquiatría5. La correcta sincronización e indemnidad de estas áreas es la que ubica al adulto en una situación libre de patología, que se refleja en lo dicho por Marco Aurelio (año 121-180 a.C.): “por una mente tranquila, que significa no más que una mente bien ordenada” Agradecimientos: al Dr.J.C. Goldar, Serv.de Anatomía Patológica, Htal Braulio Moyano, por la confección de la figura 1 para este artículo, y al Dr. R. Allegri por la supervisión en la confección del manuscrito. Realizado en el Programa de Formación en Demencia Subsidio Educacional de Novartis Argentina. 121 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. Bibliografía 1. 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