[ 120 ] del vomitivo, volviéron á manifestarse pasados dos dias , lo que le obligó á repetirle con tan buen éxito como en la vez primera. Con esto la enferrned.id se puso en un estado corriente, terminando bien á beneficio de algunos otros remedios regulares. La enferma parió felizmente á tiempo, no obstante de que el Cirujano que la cuidaba la habla dado sin necesidad por tercera vez el tártaro emético, animado sin duda de los prósperos sucesos que habia experimentado las primeras veces. En las observaciones é inquisiciones médicas publicadas en 1756 por la Sociedad Médica de Londres , tomo 1. pág. 240 , en la observacion 21. comunicada por el Doctor Samuel Pye sobre la virtud de la ipecacuana tomada en pequeñas dosis, se encuentran algunas observaciones de preñadas que padecian las unas diarrea, y las otras calentura con opresion á los prccordios , las que tratadas con aquel medicamento hasta moverles el vómito, fuéron curadas á beneficio de aquella evacuacion, y sin novedad en su preñez. Los prósperos sucesos que había visto en las mencionadas observaciones, y las sabias reflexiones de sus autores me hiciéron deponer toda duda, determinándome á poner en práctica sus consejos, siempre que se me proporcionase la ocas ion ; pero no la tuve hasta el año de 1775, que por el mes de Marzo fuÍ llamado á visitar una muger de treinta años, de temperamento muy bilioso, hábito flaco, con predominio de acrimonia: padecía esta habitualmente una fuerte xaqueca, y la acrimonia se manifestaba por una pertinaz fluxlon á los ojos acre y mordaz, ó mas propiamente por una ophtalmiatracomadacyma de Sauvages, especie quarta, la que habia resistido á los mas dicaces remedios. Dicha muger estando embarazada de unos quatr.o meses empezó á quejarse de un dolor de cabeza muy fuerte y molesto, en particular sobre las cejas é interior de la órbita, la lengua estaba húmeda, pero cargada: tenia fuertes ansias de vomirar , arrojando con dificultad algo de amarillo amargo: estaba al mismo tiempo inapetente, con dolor en los precordios con rension , y en los lomos con calor. Babia ya algunos dias que padecía estos males, y por lo mismo estaba mas flaca y endeble: el pulso era algo acelerado y desigual ® Biblioteca Nacional de Colombia [ 121 ] el calor are al tacto, la cutis seca, las orinas tenues y biliosas &c. Examinada la enferma y vistas sus circunstancias, mandé sangrada un poco de la mano, y que tomase un aceyte con el zumo de limon, y por la tarde una ayuda comun, una blanda y ligera dieta, y bebida acidulada en abundancia. Por la tarde á los síntomas mencionados se habia juntado una tos seca y moIesta , la ayuda habia arrastrado poco y fecal: le mandé el mismo régimen, por la noche unos paños de vinagre á los lomos, y una disolucion de maná y casia para la siguiente mañana: la noche fue algo mas plácida que la antecedente, el minorativo obró bien, el material evacuado era bilioso; no obstante no afloxáron los síntomas expresados: el mismo régimen se continuó, y una infusion de yerbabuena con zumo de liman para tomar usualmente con unos polvos compuestos de cremar de tártaro, sal policresta y de axenjos fue lo que le mandé. Por la mañana hallé á la enferma sin novedad, con todo que la noche habia sido menos quieta que la pasada; no se añadió á los dichos remedios sino una ayuda. En mi visita de la tarde la encontré mas fatigada de la tos y de las ansias de vomitar, con la calentura algo mas crecida, los precordios estaban menos tirantes, y el dolor y calor de los lomos estaban muy disminuidos; se le continuó lo· mismo que el dia anterior, y á mas le dispuse tres granos de tártaro emético disueltos en una libra de agua, para tomar en dos distintas veces, la una á media hora de distancia de la otra, no obrando la primera. Por la mañana vi á la enferma en la ocasion de haber concluido la operación de la primera toma: la evacuacion por vómito fue mediana, los materiales evacuados eran coléricos de un color verde amarillo y muy amargos: le suspendí la segunda toma por considerar á la enferma muy fatigada, no tanto por el vómito como por las ansias de vomitar, y tos molesta que tuvo por la noche, cuyas molestias no le perrnitiéron el descansar en toda ella; por lo que no le mandé mas que caldos con zumo de limon, cada tres horas doce gotas del láudano líquido de Sydenham, y bebida acidulada. Por la tarde hallé ~ la enferma mas plácida, habiendo dormido un buen rato con sosiego des pues del paregórico, y depuesto desQ ® Biblioteca Nacional de Colombia [ 11212 ], pues por cámara buena porclon de materiales biliosos: las an-· sias de vomitar no habían parecido mas, siendo la tos menos molesta ; en vista de 10 que dispuse que tomase solamente caldo á sus horas, bebida acidulada, y algunas cucharadas de una mixtura compuesta de agua destilada de yerbabuena, zumo de limon, y sal de axenjos. Por la mañana siguiente hallé á mi enferma muy mejorada de todos sus males, habia dormido por la noche con tranquilidad , y empezaba á parecer una blanda resudacion. Con la conrinuaeion de los acídulos y estomacales, y un purgan'te minorativo á la, fin, no solo se puso corriente la enferma, sino que continuó lo restante de la preñez sin novedad, y sin ser molestada de la xaqlleca, que mensualmente soliapadecer , pa'riendo á su tiempo felizmente. , Animado con un éXlto tan feliz me resolví á experimentar 1as utilidades. del' tártaro emético en otros casos semejantes, los que se me proporcionaron en el año de 1 777 con motivo de una epidemia de calenturas pútridas que se manifestaron por la primavera del mencionado año en la villa de Aramunt, y se 'extendieron después al lugar de Esbassabina, ambos en la co .. marca de mi cargo. En el principio de dicha calentura se presentó en casi todos los enfermos la tension y dolor en los precordios , y en la mayor parte de dios se observaron ansias con propension mayor ó menor al vómito. No perdonó la epidemia á edad ni sexo, siendo igualmente atacadas las preñadas que los demas. Casi, todos los enfermos tuvieron que tomar el vomitivo, sin exceptuar las 111is111as pteñadas, y les aprovechó admirablemente: no murió ni abortó ninguna de ellas en el decurso de la epidemia, siendo así que en la sola villa de Aramunt muriéion dos hombres y tres mu.gclics de los que estaban á mi cuidado. No me detengo en describir ningun hecho panicular, ni en pintar por extenso las circunstancias de la epidemia, por no ser difusa; con todo no dexaré de referir algunas particularidades que observé en su decurso, persuadido que no sed en manera alguna fuera del intento. Empezó esta á manifestarse en la mencionada villa á mediados de F ebrero , p~ro hasta mirad de Marzo no fue ll1~¡ycrecido ® Biblioteca Nacional de Colombia [ 123 ] el número de enfermos, aumentó considerablemente desde esta época á principios de Mayo , en cuyo tiempo daba muestras de extinguirse; pero á principios de Junio volvió de nuevo " levantar la cabeza en tanto grado, que en el decurso de poco mas de un mes hubo mas enfermos que en todo el tiempo pasado. A últimos de Julio calmaron tanto las calenturas, que por Agosto solo tuvimos que cuidar de los convalecientes. Quando se desvanecia en la villa, empezó á descubrirse en el lugar de Esbassabina. La fuerza de la epidemia en este duró desde principios de Setiembre hasta últimos de Octubre, quedando extinguido el fuego epidémico á primeros de Noviembre. La calentura se manifestó con tres distintos aspectos; al principio y hasta últimos de Mayo se presentó con los caracteres de una sinoca pútrida inflamatoria: la opresion en el cardias , ansias de vomitar, lengua sucia, la calidad y fetor de los excrementos, el pulso fuerte y lleno, lo encendido de la cara y de las orinas, y la sangre con costra inflamatoria daban bastante prueba de ser la calentura de la especie dicha. En estas circunstancias fuéron convenientes las sangrías antes y después del vomitivo. Practicadas estas evacuaciones, los cocimientos de tamarindos, los ácidos blandos y antiflogísticos llenaron todas las ideas curativas. Por el estío estaba la epidemia como en su estado, y entonces se manifestó con las señales de puramente pútrida, segun lo evidenciaban la postracion mayor, el pulso débil, la propensión á los sudores, las orinas perturbadas, el fetor que despedían los enfermos, y en particular sus excrementos. En este tiempo fueron nocivas las sangrías; al contrario los eméticos y purgantes produxéron mas conocido beneficio: la quina y los ácidos minerales jug<lron á maravilla; aunque en esta época de la epidemia muriéron dos mugeres de las arriba dichas y los dos hombres: pero creo que en manera alguna deberá atribuirse su muerte á la mutacion del método curativo expuesto; antes juzgo que la primera mllger murió porque no se había aun mudado el método curativo, lo que no es irregular en semejantes .lances. En la segunda muger terminó la calentura con dos parótidas al día 14, con lengua natural, pulso desahogado, agilidad en Q2 ® Biblioteca Nacional de Colombia [ 4 ] 12 el rnovnruento , y aIgun apetito; pero siendo ellas despreciadas por el Cirujano que las cuidaba, y habiendo supurado por la parte interior, sufocáron de repente á la enferma, estando comiendo de órden del sobredicho un pedazo de gallina con pan. El primer hombre de los expresados que murió, tenia noventa y un años. El segundo, aunque era de edad consistente, habia mucho tiempo que padecía un asma tuberculosa: este fue sangrado al 7 á causa de una grande sufocacion y opresion de pecho; con la sangre que se les sacó sucedió un hecho memorable que aterró los habitantes de la villa: fue el caso que un cerdo que criaban en la casa se comió la sangre, y á poco rato le sobreviniéron unas convulsiones tan fuertes, que en menos de veinte y quatro horas acabáron con él. En el lugar de Esbassabina, sea por la variacion de situadon, ó por otra causa, depusieron las fiebres aquel grado de putridez, y por lo mismo las caractericé por pútrido-biliosas. Las sangrias. fuéron menos necesarias que en el principio, y mas útiles que en el estado de la epidemia: los eméticos y blandos purgantes fuéron prescritos con el mismo provecho. Practicadas las evacuaciones generales en el principio de la dolencia pude hacer uso de pocas medicinas, á causa de la pobreza de los enfermos, y distar tres horas del lugar la bórica mas próxima. Caldos á su tiempo, aceyte comun, lavativas, bebida acidulada con vinagre, endulzada con miel, y uvas bien maduras en abundancia fuéron los únicos remedios de que me valí, teniendo la satisfaccion de haber visto curados á todos los enfermos , que fuéron unos cincuenta. De lo dicho parece constar que la~ calenturas que reynáron en los tres tiempos de la epidemia eran pútridas, biliosas y malignas, y que en todas ellas fuéron de utilidad y provecho los vomitivos, aun en las mismas preñadas, de lo que se infiere ser aquellos útiles, y muchas veces necesarios en sus enfermedades agudas, principalmente en las pútridas biliosas, malignas &c. que las acometen. Ultimamente en apoyo de esta verdad añadiré un hecho acontecido por el mes de Junio del corriente año en la presente dudad. Una muger recien casada, y preñada de tres meses, fue ® Biblioteca Nacional de Colombia [ I~5 ] acometida de la calentura pútrida que vimos reynar en dicho tiempo: tomó dos granos de tártaro emético bien desleido , por haberse manifestado los indicantes de dicho medicamento (es verdad que ignoraba su embarazo) ; pero el hecho fue que el emético obró bien y con provecho, sin que la enferma tuviese novedad en su preñez, terminando felizmente la enfermedad con pocos mas remedios. Estas observaciones creo que son bastante convincentes de la verdad de mi asercion; con todo para con-: firmarla mas, y á mayor abundamiento, haré algunas reflexiones sobre los fundamentos en que pueden apoyarse los que condenan los eméticos en las preñadas, por creerlos destituidos de hechos prácticos y de razones teóricas. En primer lugar: (Jos dichos Médicos han usado los vomitivos en las preñadas ó no? si no los han usado, como parece inferirse de sus mismos escritos, luego es sin fundamento práctico su asercion: si los han usado en Jos casos de la qiiestion y con las debidas cautelas, ¿ por qué no nos han dexado escritas las historias de los hechos adversos para poder razonar sobre ellas, y calcular si merecen todo el crédito que ellos quieren. darlas? A la verdad hasta ahora no he leido observacion alguna convincente de ser absolutamente contraindicados los vomitivos en las preñadas en el modo y circunstancias que los aconsejan. los autores que he citado en apoyo de mi cpinion. (Serán suficientes acaso algunas observaciones de menorragias y abortos seguidos en las preñadas despues de haber tomado algun emético, administrado ó mandado, ignorando la preñez, y por consiguiente sin las debidas cautelas y preparaciones] < Probarán algo las que maliciosamente tornan el vomitivo con el fin de solicitar el aborto, y por consiguiente no tan solamente sin método, sino tambien por lo comun en cantidad exorbitante? Así parece nos lo quiere persuadir el Señor Bonnaud en la carta escrita á Mr. Roux; porque en efecto las quatro observaciones con que pretende refutar la doctrina del Dr. Balme son todas de' esta casta, ni creo que puedan a1egarlos de otra especie los que quieran oponerse á la práctica de Pie, Balme y otros, de lo que se sigue que la opinión contraria carece de fundamentos prácticos. Pero ya que la observación no puede servir de apoyo para ® Biblioteca Nacional de Colombia [ 126 ] condenar los vommvos en las preñadas, reflexionemos si podrá .darle tal vez el mecanismo del vómito, y el modo de obrar de los vomitivos. Boerhaa ve, ó el que sea el autor del tratado de Viribus medicameruorum , señala tres modos de hacerse el vómito; y aunque sea precario 10 que dice el autor, con los demas que han tratado de la misma materia, con todo como en la exposición de la primera especie de vómito, apoya la opinion de Galeno, y de la mayor parte de los Médicos antiguos, que afirman hacerse aquel por la irritacion de la facultad expulrriz del ventrículo, mediante la qual arroja por la parte superior aquello que le irrita, siempre que la irritación se haga en el orificio superior C9n contraccion del inferior, á cuyo modo de pensar se conforman muchos modernos, y entre ellos Lieutaud , quien afirma ser el vómito un movimiento convulsivo del solo estómago..... y no de los músculos epigástricos, como rnucho tiempo se ha creido; seguiré en esta parte á Boerhaave con sus sequaces, por tener esta opinión mucho mas verosimilitud que la de Chirac, Duverney y otros. De lo dicho parece inferirse que el mecanismo del vómito, ~ lo menos del de la primera especie que señala el autor de Viribus medicameniorum , no puede servir de apoyo á los contrarios, por fundarse estos en que el vómito es excitado por un movimiento mucho mas violento, que es lo que deberian probar, al).nque se les concediese que en los vómitos muy violentos puede extenderse la irritacion á los músculos del abdomen, diafragnía, y á las partes contenidas en el vientre. Si el mecanismo del vómito favorece poco á los contrarios, no les favorece mas .el modo de obrar de los vomitivos. Boerhaave divide los eméticos en cinco clases, y estos segun su cantidad, calidad y otras circunstancias mueven la primera, segunda ó tercera especie de vómito, de laque debe inferirse que el modo de obrar de los vomitivos que producen la primera especie de vómito (que son los que precisamente deben usarse en las preñadas) no favorece ni puede favorecerá la opinión contraria toda vez que la naturaleza en el vómito artificial se vale del mismo mecanismo que en el espontáneo, quando son de la misma ® Biblioteca Nacional de Colombia [ ]~7] especie. 'A la verdad aunque los eméticos son útiles en los casos dichos, esta utilidad compete tan solamente á los suaves, capaces para producir precisamente la primera especie de vómito explicada antecedentemente. En confirmación de todo lo dicho presentaré el testimonio de un célebre práctico de nuestro tiempo, que por su pericia y exacto modo de observar se ha merecido la universal aprobacion de todos los Médicos que saben distinguir y apreciar el verdadero mérito: este es Mr. Lepecq , Médico del Hospital de Ruan, quien en sus observaciones sobre las enfermedades epidémicas, antes de describirnos la última observacion de la epidemia de Gros- Theil, que es sobre una preñada, á quien dió el vomitivo en el dia ocho de su enfermedad y con provecho, nos dice: En la epidemia fuéron igualmente atacadas las preñadas, mas no fue molesta en ninguna, ni se vió que alguna abortase..... con todo si amenazaba peligro no me detenia en darles el vomitiva, sin que de su uso haya experimentado ningun accidente. Para ello un célebre observador me habia dado el exemplo (y este, segun el mismo Lepecq dice en la nota 27, era Mr. Balme): por tanto, aunque yo tuviese contra mí la opinion de muchos Médicos, me pareció necesario practicar un tratamiento que la experiencia me babia demostrado, sobre todo quando yo tenia que temer mucho de una enfermedad que era funesta, siempre y quando se omitían los mas eficaces remedios: ¡O Y quanto hubiera apreciado en aquel mismo año tener la idea que tenia Lepecq de los vomitivos; porque sin duda habria salvado á la enferma, cuya historia queda expuesta en el principio de este discurso! El mismo autor, en la consrirucion epidémica de Louviers , dice: Las mugeres en cinta fuéron embestidas de la epidemia, abortando facilmenre , y padeciendo muy graves accidentes; pero no obstante esto, seguidamente nos describe dos historias de mugeres prciiadas , que la una tomó una, y la otra tres veces el vomitivo, curando entrambas sin abortar. A conseqiiencia de lo expuesto hasta aquí, y antes de dar :fin á esta disertacion , parece que seria muy del caso el que describiese exactamente las prevenciones y cautelas que deberá prac- ® Biblioteca Nacional de Colombia [ 128 ] ricar el Médico, antes de usar el emético en las preñadas; con todo como la mayor parte de ellas puede deducirse de lo dicho hasta aquí, y de lo que se dirá en la solución de algunos reparos que pudieran hacerse contra la presente doctrina, no me detendré en hacerlo, y me contentaré solamente con hacer dos reflexiones por considerarlas de la mayor importancia. La primera, que aunque el emético esté indicado en alguna preñada, deberá evitarse su uso en el tiempo de la mayor irritacion , ó mas bien quando el estómago está en el estado de espasmo y convulsion; y la razón es, porque en estas circunstancias su operación seria arriesgada y peligrosa á causa que irritado ya el ventrículo con la presencia de la causa morbífica, la mayor irritacion, que precisamente le comunicaria el emético, mas presto aumentaria el espasmo del estómago, el que facilmente podría comunicarse á las de mas partes del abdómen, que no seguirse un vómito blando; por esto dice James que debe evitarse el emético en el tiempo que el estómago está en contracción, como en la cardialgia, en las violentas cóleras, en los espasmos histéricos &c. Verdad es que esta regla debe guardarse siempre sin distincion de sugetos y circunstancias, pero ya se ve con quanto mas rigor en las preñadas; por tanto en semejantes casos, antes de dar el vomitivo, convendrá calmar el espasmo con aceytes , lavativas, fomentaciones al abdómen, copia de diluente &c., cumpliéndose así tambien lo que manda Hi pocrates. C011'0ra cum quis purgare voluerit , 0portet }luida facere. La segunda es , que á la regla de práctica, que manda sangrar antes del vomitivo, no se le ha de dar tanta extension como hace la mayor parte de los Médicos, por ser susceptible de un gran número de excepciones: dexaremos pues de practicarla quando el sugeto esté muy endeble, en la mayor parte de las enfermedades epidémicas, ya sean biliosas, ya pútridas ó bien malignas, C01110 lo aconsejan ya algunos prácticos consumados. Es verdad que esta regla, como la antecedente, debe observarse igualmente en todos; sin embargo su observancia debe de ser con mas escrupulosidad en las preñadas: asimismo quando sea preciso sangrar antes del vomitivo, siendo indicados ambos me- ® Biblioteca Nacional de Colombia [ 129 ] dicamentos, ID practicaremos con preferencia en las preñadas, porque la omision de la sangria en estas seria mas peligrosa que en los dernas. Por tanto, siempre que se experimente turgencia en los vasos de las preñadas, con irriracion en el hipogastrio, manifestada por el calor, dolor y tension de dicha parte, calor y dolor de lomos, se evitará el vomitivo por mas que esté indicado, hasta que con las competentes sangrias y dernas remedios apropiados se haya calmado la turgencia é irritacion. Objetarán tal vez que 105 medicamentos eméticos, segun el parecer del comun de los Médicos, son de la clase de los abortivos; luego han de ser absolutamente excluidos en las preñadas, aun en los casos propuestos, y no obstante qualesquiera cautelas. Pero si se reflexionan bien los efectos y modo de obrar de aquellos, se conocerá ser arbitraria la asercion. Por lo que queda dicho hasta aquí, está bien probado que los vomitivos, lejos de causar abortos en las preñadas fuéron útiles, y no pocas veces necesarios en muchas de sus enfermedades agudas; y aun mas si consideramos los efectos que por locomun producen dichos medicamentos, aun dados incautamente, y con el malicioso é iniquo fin de solicitar el aborto, y de consiguiente sin método, y por lo comun en cantidad exorbitante, me persuado que qualquiera Médico, versado en la práctica, y que haya visto muchos de semejantes atentados, se convencerá que los vomitivos no son tan abortivos como dicen los autores, ó que en rigor no 10 son, porque raras veces con ellos se consigue el hn. Puedo asegurar haber visto muchos de semejantes atentados, y solamente he visto abortar á una muger por el mes de Marzo de 1 765: ella estaba enferma en el Hospital General de esta ciudad, preñada de quatro meses; y habiendo sabido ocultar bien al Médico la preñez, le mandó este tomar 'quatro granos de tártaro emético, el que habiendo obrado fuertemente por la mañana, dió ocasion tal vez al aborto que sobre v ino por la tarde; he dicho tal vez, porq,ue las dos sangrias que se le habian hecho de los pies en los dias antecedentes, y un purgante que el dia anterior había tomado, dan motivo para dudar si el aborto fué precisamente efecto del vomitivo. R ® Biblioteca Nacional de Colombia [ 13° ] Podrían objetar tambien que aun dado que los blandos eméticos puedan ser provechosos en algunas de las enfermedades agudas de las preñadas, jamas 10 será el tártaro emético, no obstante todas las cautelas que puedan practicarse antes de su uso, porque siendo un medicamento antimonial tiene demasiada actividad. Pero antes de condenarse dicho medicamento considerese su modo de obrar quando se prescribe en poca cantidad y bien disuelto en agua, y creo que qualquiera que esté medianamente versado en la práctica deberá confesar que el tártaro emético, prescrito en los términos dichos , no es mas que un blando vomitivo, y que por lo mismo podrá darse sin rezelo á las preñadas, y quizá con preferencia á otros muchos; porque estando en la mano del Médico aumentar ó disminuir la cantidad, tiene en su arbitrio el. proporcionar un blando vómito. Si el tártaro emético tuviese algo de sospechoso en las preñadas, no penderia tanto de su naturaleza como de su preparacion, porque de ella depende la mayor ó menor actividad de dicho remedio; así vemos todos los dias que una misma cantidad de tártaro emético, en un mismo sugeto, produce ya un efecto mayor, ya moderado ó ninguno, segun el artífice que le preparó: de lo dicho en manera alguna resulta que el tártaro antimonial sea nocivo á las preñadas dado con mérodo; lo que resulta sí es, que sería necesaria una providencia rigurosa que obligase á todos los Boticarios que preparasen el tártaro emético de un mismo modo, y con la preparacion mas selecta, ó mas bien que su composicion y despacho por mayor corriese de cuenta del Colegio de Boticarios de Barcelona, obligando á todos sus individuos que precisamente gastasen de aquel para evitar así los inconvenientes que todos los días experimentamos con dolor. Finarmente podrá alguno señalar tal qual observacion de aborto ó menorragia, sobrevenida á alguna preñada que al principio <le una enfermedad aguda fue tratada con el vomitivo, aunque blando y suave. Respondo á esto, que uno Ú otro caso raro no' hace excepcion; á mas que no es lo mismo el que haya sobrevenido alguna de aquellas novedades después del vomitivo, que ser efecto de este: para que hiciese fuerza la observacion , seria pre- ® Biblioteca Nacional de Colombia [ 131 ] ciso que la novedad sobreviniese en el mismo día, porque la irritación excitada por un ligero emético no se alarga jamas al dia posterior; pero aun dado que la novedad aconteciese en el mismo dia, tendría el observador que advertir y notar: 1.0 Si la enfermedad es de aquellas que por sí ya ocasionan freqüentemente el aborto. 2.° Si la constitucion del tiempo es semejante á la que nos describe Hipócrates en el libro de Aere, aquis et locis , .Y repite en los aforismos; y últimamente si la enfermedad es de aquellas constitucionales, que ofendiendo principalmente las preñadas, las inducen facilmente al aborto, porque en qualesquiera de estas circunstancias no haria particular fuerza la observacion. Por remate, si una ú otra de estas raras observaciones fuesen argumento suficiente para excluir los vomitivos en las enfermedades agudas de las muge res en cinta, se verian estas igualmente privadas de la mayor parte de los remedios mas eficaces para la curacion de sus dolencias graves, como son las sangrias y purgantes, lo que ciertamente no apoyará nadie que esté medianamente versado en el arte de curar. De lo dicho hasta aquí me parece deducirse claramente que los vomitivos son útiles, y muchas veces necesarios en la mayor parte de las enfermedades agudas de las preñadas, principalmente siendo estas biliosas, pútridas ó malignas, que es lo que me habia propuesto demostrar en este Discurso. R2 ® Biblioteca Nacional de Colombia OBSERV ACION DE UN PICADO DOMENECH MARTA, POR LA T LEIDA AMATA, EN TARANTULA, MEDICO LAS POR DON TITULAR JUNTAS DE PEDRO DE LA VILLA MATO DE 1792. FRANCISCO DE SANTA. S l. Antonio Ruiz, sugeto quinquagenaríe , temperamento sanguineo-bilioso, de oficio pastor, vecino de esta villa de Santa Marta, estando durmiendo en unas tierras de labor junto al pozo de Patas, término de la villa de Solana, y una legua distante de aquella, el 2 de Julio del año pasado de 1 790, como á las doce y media de la noche sintió una picadura en el omoplato izquierdo que le disperto. Echó mano á la parte para saber lo que seria, y dice que le parece halló un muzgaño ó araña, que deshizo entre su cuerpo y la camisa. En este tiempo volvió á sufrir nueva punzada, muy parecida á la de una avispa; y aunque por el pronto le escocia, no hizo ningun caso de ella por entonces, y así se volvió á acostar para tomar nuevamente el sueño. Pero no habia pasado aun el espacio de un credo, quando le obligó á incorporarse una como saeta quemante que se disparó desde la picadura al corazon, y oprimiéndole de forma que parecia le faltaba el aliento, haciéndose cada vez la respiracion con mas dificultad, en términos de hallarse sumamente acongojado, exhalando continuamente suspiros inconsolables. Casi al mismo tiempo descendieron otras dos saetas, de las que la una se colocó inmediatamente en las plantas de cada pie, y con mas especialidad desde la mitad de cada una de ellas, hasta el fin de las falanges ó uñas. de los dedos. En esta parte ademas de experimentar un estupor hormigueo continuado, padecía sobre todo un dolor bastante vivo, de suerte que siempre le llevó su principal atencion, y no podia dexar un punto solo de estarse comprimiendo con sus manos estas partes. En el calcáneo de cada pie tambien se hacia sentir el dolor con bastante intension, no sufriendo menos las tibias ó espinillas, corbas , muslos y demas partes. Y la otra saeta quemante se apoderó de (0ú ® Biblioteca Nacional de Colombia [ 133 J do el abdómen; y mas particularmente de toda la regio n hi .. pogástrica, causándole una fuerte compresion como de una faxa muy -ceíiida , y acompañada de dolor obtuso, el que se hizo mas manifiesto en toda la region lombar. No era menor el de las demas vertebras sin exceptuar las del cuello, que provino de otra saeta que subió á apoderarse del occipucio para entorpecer' el cerebro, al paso que el dolor le atormentaba, cuyo ataque general se executó en muy cortos intervalos de tiempo. De todo lo qual naciéron inquietudes, ansias, fatigas, náuseas, vómitos, vértigos, y una constricción espasmódica universal, que cogiendo toda la máquina quedó postrado el hombre, imposibilitado no solo de andar, sino también de sostenerse sobre sus pies. §. lI. El compañero que se hallaba á su lado, viendo á este hombre en tan fatal situacion temió se le muriese entre sus brazos (segun lo indicaban sus congojas, frialdad universal y sudor abundante y glutinoso), por lo que creyó con fundamento que antes de conducirle á su casa exhalaría el último suspiro; y así sin detenerse tomó la resolucion de atravesarle sobre un asno y llevarle á su casa con mucha priesa, como lo executo ,aunque á costa de inmenso trabajo, mediante no tener aquel hombre aedon propia de su parte que le ayudase, de modo que llegó á las tres de la madrugada del mismo dia, Llamáronme inmediatamente, y á su vista quedé sorprehendido con tan asombroso conjunto de síntomas que constituían al enfermo en el estado mas deplorable. Hallele completamente falto de fuerzas, todo frio, sudando abundantisimamente un humor bastante espeso, eraso y frio, con pulsos muy pequeños" y á veces. intermitentes, con deliquios y fatigas inexplicables, voz y vista turbadas, triste y vertiginoso, el color del rostro de un morado obscuro, y siempre mudando de situacíon , con ayes lastimosos y lamentos inconsolables, profiriendo que se moría por instantes, porque le ahogaba una opresión de pecho y de corazón que no podia explicar sino con la expresión de sentir como una faxa muy apre- ® Biblioteca Nacional de Colombia [ 134 ] tada , la qual se extendia al mismo tiempo por todo el vientre, obligándole á estar siempre doblado sobre él y hecho un obi110 sin permitirle ponerse en pie; porque ademas de sentir vivos dolores en todas las articulaciones, corbas, tibias y calcañales, su mayor intension se explicaba (C01110 llevo dicho) en las plantas de los pies hasta la punta de los dedos, viéndose por esto precisado á esrarselos comprimiendo siempre con sus manos. Al mismo tiempo se quejaba de un frio universal tan extraño, que el mas pequeño contacto de ayre, qual puede ser el del mes de Julio, le hacia exhalar los mas tristes suspiros, al paso que entonces percibía el mas intenso frio , como el incendio mayor á la aplicacion del mas remiso calor; pues tan luego como su muger le tocaba con las manos en las plantas de los pies para darle algun consuelo, decía sentir un fuego en el lugar que aquellas ocupaban. Las orinas ardientes, muy encendidas y en poca cantidad. Tenia conatos falsos de regir el cuerpo con ereccion involuntaria del peno El lugar de la picadura estaba sin tumefaccion, en su color natural, y con muy poco escozor, que á pocas horas desapareció del todo, presentándose únicamente á la vista quatro señales ó círculos roxos, poco distantes unos de otros, á la manera de picaduras de abejas, cada uno en el lugar donde sufrió las dos punzadas, y correspondientes en distancia á los dos rejones de que están dotadas las bocas de las tarántulas. No tenia sed, aunque sí seca la boca, y el gusto amargo, con algunos echimosis en piernas y pies. Finalmente su situación indicaba las mas prontas, fatales y funestas conseqiiencias, §. III. Luego que observé todo lo referido, quedé asombrado de tan vario conjunto de síntomas. Y así por ellos, como por la relacion de haberle parecido araña la que el paciente deshizo con su mano, viendo que las señales no caracterizaban la picadura de esta, y sí la de la tarántula, sospeché ser veneno de ella el que motivaba escena tan funesta, sin embargo de ser este el primer caso de esta naturaleza que he presenciado ® Biblioteca Nacional de Colombia [ 135 ] en mi práctica. En efecto baxo la duda de mi pensamiento (que á mi c<?rto mojo de entender tenia muchos visos de realidad), determiné que sin pérdida de tiempo se le aplicara el remedio específico de la música. Pero como era una hora tan intempestiva en que cada uno gozaba de su natural descanso, y no habia en el pueblo músicos de profesion sino aficionados, á quienes por favor se les habia de pedir su asistencia; y ademas de la poca ó ninguna impresion que habia de hacer en ellos semejante peticion para este efecto, por estar asegurado no haberse visto ni oido caso igual en él, como 10 confirmáron des pues los mas ancianos, ó lo que es mas el desprecio y burla con que se habia de tomar (como lo experimenté), fuéron en realidad otros tantos obstáculos que por entonces me impidiéron el poner en execucion mi pensamiento. s IV. Por estas justas y fundadas razones, para consolar al pobre paciente y lastimada familia, porque no notáran mi inaccion ó impericia, y 10 que es mas, viéndole tan altamente fatigado, porque no llegasen á consentir que como un lance ya desesperado le privaba de medicinas por inútiles para conservar su vida, y que enteramente le dexaba abandonado al destino de su suerte; para que la esperanza por entonces y durante su aplicacion los animára algun tanto en su destino (aunque para mí las contemplaba, quando no dañosas, al menos de ninguna ó muy poca utilidad), dispuse que tomara una taza de aceyte comun, y á la media hora media taza mas con dos dragmas de triaca magna, aplicándole lo mismo sobre la parte, aconsejándole que usase al mismo tiempo bastante leche aguada, con la idea de calmar los espasmos, convulsiones y vómitos, que en nada cediéron y se exasperaron mas; de forma que estos se hiciéron continuos por el espasmo del estómago, de suerte que en quanto la leche le llegaba á él, la volvia inmediatamente cuajada y echa requeson. Retireme viendo esto, y volví á las cinco de la mañana: le hallé con la misma intensidad de sÍnto- ® Biblioteca Nacional de Colombia [ 136 ] mas, y algunos mas graduados, sobresaliendo siempr-e entre todos los dos ya referidos de la frialdad universal, extrerlJamente sensible al frio y al calor, el dolor de las plantas de los pies y de las piernas, siendo ambos los primeros que se presentaron, los que constantemente siguiéron, y los que últimamente desapareciéron , haciendo el principal papel de esta tragedia, y llevándose la mayor atención del paciente. y s v. Pero para mas certificarme en mi pensamiento, antes de exponerme á la pública censura y burlas del pueblo, si por casualidad salían frustrados mis intentos, teniendo presentes las 'mas ciertas noticias sobre este particular, pregunté al enfermo si el color encarnado de mi capa te era agradablt á su vista y á su interior, sabiendo que esta es una de las señales quc confirman la mordedura de tal insecto, segun el color qne tiene, agregada á las antecedentes: á que me respondió que no sentia complacencia alguna con él. Instele si el negro ú otro color' le desagradaba ó fatigaha, y contesto que ni aquel le era agradable, ni este desagradable. Preguntéle de nuevo si queria que le tocasen algunos instrumentos, y si le parecía que con ellos no solo se alegraria, sino que al mismo tiempo baylaria: á que rcplicó que nada queria , nada le alegraba, y solo pensaba qUé no podria !!egar al medio día sin perder la vida, segun la violencia de dolores y fatigaJ que sentia. No contento con esto, le dixe si sentía alguna tension det pene, y afirmó que todo lo contrario experimentaba, y que no le preguntara semejantes cosas, sino que te curase, pensando que eran chanzas de mi genio. Viendo pues que faltaban estas señales que los autores refieren en el mal indicado, y no ignorando que á veces sobrevienen unos síntomas, á veces otros, y algunas todos: animado del amor á la humanidad y de un verdadero zelo patriótico, deponiendo todo temor y duda, despreciando la murmuracion del vulgo, y anteponiendo mi obligacion á mi crédito y estimacion, partí inmediatamente en busca. de D. Tomas T erron , Organista de esta ® Biblioteca Nacional de Colombia [ 137 ] villa, y sugeto de conocida' habilidad en la rruislca., y. Ievhice levantar. Informele de mi pensamiento, ymé costó no' pocó trabajo para hacerle condescender á mis deseos. Finalmente: dando crédito á-la fe de mi palabracoudesceudio á ellos por mirespeto, aunque siempre sospechoso de que 'con la música solaj.sin otro' auxilio médice , no, Fodria curarse el enfermo, ,;: .-. ,--; ,\ - I . ,§. VI• . _,¡. En efecto., .ma rcha m os' juntos' á,,Ji'! casa del. paciente " .lle.. vando .aque] su violiu , y, estando: á la-vista del 'paciente "le pe.,. di tocara .Ia tarantela, 10,'- que no hizo por ignorarla, .sin embargo de confesar haberla tenido .algun· tiempo entre' sus papeles de música; COÜI0 ni tampoco. el tninuc_:de la másc ar« d6 Cád~z:por la \u¡,:i\i1l causa.,: siendo-asiv'qaé. Lis, des-tecatas.son Q4!.,Jas maa.apropiadasjpara ;estc:iC.f\'So.:¡!f.lstárltdote~s~~sl,si sa-r bia Ia gUtfl.rif.cha;, qüe-suplitia ,las ~ec~s;;4e.)hs,~h:terlores" Ieese ... qltáQa.,; .me respondió ,que·,si·,~.'percH\5~lot 'C:QU ,!alvihuela, la que mandé se .buscara y traxera: al instante. í '){" rnienrras.: tanto inforPUd9 por.mi .que~odato,~atil .alegn~, riv-al, y que .se tQ:cara·.por (1..-,ta_,JtJ1:~-n& ha~illde,lhac,el!¡ ef~ct().:Se~iM~)en¡jel pácienté, ~1iooó'P0~ parecerle-lo mejor; seg~Ul, mi idea el ateg-ro' de ¡á Brct..aña., ,i y le continuo sin intermision t por ;1nas' de. mi quarto 'de. hora.; pero á todo esto estaba. el paciente sin .la menor lJÍlll:tta-cion. favorable, y sumamente acongojado ,dj~ien.d<>: qm:. n,,!-da Ie .at.f.graba. , Por lo que dexándole, tocó seguidamente dos minués tambien por el mismo estilo, y sucedic .Io ,'lm~pio. Como ya tenia mas de media hora de trabajo el referido Terron, y no veia el mas mínimo alivio .en el: 'paciente, acabo de desmayar , y llegó á, confirmarse, en que me burlaba; y dexando su instrumento, se' negóá continuar su -principiad~,' .tarea .. Pero á; fuerza de nuevas y mayores persuasiones le pude reducir ji que tocara la gl,aracha que en el principio le pedí, para .. cqyo fin hablan traido ya la vihuela. Y aunque sin alguna esperanza de su parte, por darme gusto lo executó con bastante repugnancia: quando al primer golpe dí! ella (hallaudose el paciente. en la forma referida, s ® Biblioteca Nacional de Colombia hecho 'un obíllo , 'puesto boca abaxo " y causando lástima á todoscon susayes}, se volvió' con furiosa violencia, y dando una media vuelta quedó sentado y encarado con el tocador, como sorprehendido y alegre, medio sonriéndose, moviendo la cabeza, manos y cuerpo al compas de los golpes de la vihuela. A cuya novedad, lleno de gozo con semejante vista un aficionado al bayle que se hallaba presente, preguntándole si le gustab« esta tocata, le respondió el enfermo que mucho, y que le daban impulsos de salir á hay lar. Saltó inmediatamente este á incitarle cODsu'.bay!le; ::10 qüe¡ visto por-el: paciente sin .pódérsc· conténer unas. :(tirando de la ropa: que le - cubria ) executo lomismo; y el que iantes.: no: podía. estar en pie, ni dar un paso ,prin;_¡ cipió á baylar tan acordado'; y con tanta perfeccion , palmotean-' do las manos al- compaso del golpe de los pies,' qHe el mismo a~dQ:nado.'jma1'avmadoldeímu<ElUza tan-repentina y ;singülar, <::0mo enage.tyado :.bni b.'!c:ontemphdon 'deiranraro y,.noiesperado suceso.', perdía: algunos' 'golpéSi del ,ciol~pas,,; lo que' jamas, experimento elvpacienre , hasta Ital1toque. eltotadot, igualmente sorprehendido dé 'Iornismo, perdió la regularidad de .aquel , y al mqme.nt(i) J dio .en tierra el enfermo ,quedándose, como asíictico, y ~'¡voLvi\!udóse:de;nUeVd?' á', 'JDifesen:tar:¡ los- .sinrornas -antecedenres de 'suspiros, quejas: ,l' aho.go:; t'ontra¿dOheS!; friaMad .uní ~ersal, col] demasiada: .sensibilidad al: frio.lY"al1cal'óf., y' el dolor ide las plantas de los pies; 'siendo así que durante el bayle ,estaban todos estos síntomas ,coino ligados y suspensos. ea 1 l ;.~:' ..~ :§. VII.. Vista por mi esta novedad, y conociendo de donde procedia, mandé repetir de nuevo la música, advirtiendo se pusiera d"lllayor cuidado en no perder. el compaso Lo que tan presto .corno se' executo volvieron á pacíficarse los sinromas , y reitero aquel su bayle en la misma dísposicion , poniéndose el pulso en este tiempo mas manifiesto y regular, al paso que todos los dolores afloxában, Esta novedad divulgada por el pue~ blo convocó á la mayor 'parte de él á ser testigo de este caso, ® Biblioteca Nacional de Colombia