La agenda zacatecana ante el reto de la economía globalizada Arturo Burnes Ortiz1 Introducción Ante los profundos cambios generalizados que experimenta el mundo y México resulta imprescindible considerar las oportunidades reales, no virtuales que tienen las diversas regiones, en nuestro caso una región como la zacatecana, que no es sólo la suma de sus 58 municipios, sino las regiones configuradas al interior del Estado de Zacatecas, lo cual, de entrada, permite reconocer la heterogeneidad y diferenciación que prevalecen en ella. Diversas investigaciones que arrancan desde fines de los años de 1970 han demostrado que, tanto a su interior como en la interacción con su entorno más amplio, la región zacatecana corrobora plenamente la vigencia de las leyes que determinan la conformación regional subsumida al capitalismo: del valor, del desarrollo desigual y combinado, así como la de los ciclos de auge y recesión.2 Es ya casi un lugar común, asimismo, que el empleo y los procesos de valorización endógenos han estado estrechamente vinculados a la explotación de los recursos naturales y la fuerza de trabajo, dada la relevancia que tuvieron la minería, la agricultura y la ganadería durante la colonia, hasta la prioridad que alcanzaron, a partir de la segunda posguerra, la agricultura de granos básicos y, desde los años de 1980, un componente de importancia cada vez mayor: la relevancia del sector “servicios”. Tal circunstancia le dio una ventaja comparativa a Zacatecas que, sin embargo, significó la ausencia de un mecanismo endógeno de acumulación y crecimiento que creara un mercado interno vigoroso que fuera a su vez la base 1 Docente-investigador de la Unidad Académica de Economía de la Universidad Autónoma de Zacatecas y miembro del SNI. 2 Alberto Spagnolo y Guillermo Foladori (coords.), Desarrollo del capitalismo en Zacatecas, primera fase: la producción mercantil, 1940-1970. Zacatecas, Escuela de Economía de la UAZ, 1979. César Ramírez Miranda. La configuración regional y de clases en el Estado de Zacatecas: 1940-1970. México, Universidad Autónoma Chapingo, 1995. Armando Márquez, Historia de la cuestión agraria mexicana. Estado de Zacatecas, volumen 1, 1530-1910. México, Juan Pablos Editor-Gobierno del Estado de Zacatecas-Universidad Autónoma de Zacatecas-CEHAM, 1990. de una producción para los sectores internos de la región. Estamos ante una tendencia general de largo plazo de la minería y la economía de Zacatecas. A pesar de los esfuerzos por desarrollar técnicas autóctonas y adaptaciones creadoras de aquellas provenientes del extranjero, no hubo resultados que cambiaran esencialmente la estructura productiva minera y sus pobres efectos de enlace intersectorial.3 El momento de quiebre o de inflexión se dio en el porfiriato, a raíz de la revolución técnico-productiva minera que sustituye la amalgamación por la lixiviación y la cianuración, se rompe el viejo modelo minero integrado y se produce la separación de las fases que componen el ciclo minero: la extracción (cada vez más rezagada) y el beneficio y refinación cada vez más modernizada y que se encuentra fuera de la entidad. Ni la economía zacatecana ni su gobierno estuvieron a la altura de esa reestructuración histórica de la minería, con lo que Zacatecas quedó subordinada –económicamente se entiende- a las regiones emergentes y dinámicas del norte, a las que se manda alrededor del 90 por ciento del mineral extraído. Se rompe así el eje articulador minero, sin que surja otro a la alternativa, a no ser que así se considere a la ganadería extensiva, a los granos básicos y a la migración de mano de obra a otras entidades y al vecino país del norte –y a la industria maquiladora de exportación desde la última década del siglo XX-, procesos que no ayudan a un desarrollo regional integral y al despegue de la economía zacatecana. Las oportunidades disminuidas de Zacatecas ante la globalidad y la apertura La evidencia histórica de la estructura productiva zacatecana de carácter primario-exportador y el impulso del gobierno federal desde 1982 a las políticas reestructuradoras del aparato productivo interno y a una nueva inserción con el sistema económico mundial son factores, ambos, que obligan a preguntarse 3 Los ciclos mineros coloniales y su relación intersectorial e interregional están bien esclarecidos tanto en el libro citado de Langue como en los siguientes textos: Peter J. Bakewell, Minería y sociedad en el México colonial. Zacatecas. 1546-1700. México, Fondo de Cultura Económica, 1976; Arturo Burnes Ortiz, La minería en la historia económica de Zacatecas (1546-1876). Zacatecas, Universidad Autónoma de Zacatecas (Col. El arco y la lira, 1), 1987; José Enciso Contreras, Zacatecas en el siglo XVI. Derecho y sociedad colonial. Zacatecas, México, Ayuntamiento de Zacatecas/Universidad de Alicante/Instituto Zacatecano de Cultura, 2000; David A. Brading, Mineros y comerciantes en el México borbónico (17631810). México, FCE, 1975. Harry Edward Cross, The Mining Economy of Zacatecas, México, in the Nineteenth Century. Berkeley, University of California (Tesis Ph.D.), 1976. por las debilidades y fortalezas de la región zacatecana y sus subregiones ante la globalidad. Queda claro que en la relación Zacatecas-minería ésta puede seguir siendo manejada como una ventaja comparativa tradicional, pero no se revela como condición suficiente para garantizar el desarrollo económico, en un mundo que presencia la tercera revolución científico-tecnológica, y en el que la ventaja comparativa tradicional cede su lugar a la ventaja competitiva: la ciencia, la tecnología y la productividad, es decir, el saber, la eficiencia y la organización. En otras palabras: así como durante mucho tiempo nos acostumbramos a identificar el significado de región con la demarcación geofísica, donde los recursos naturales eran factor preponderante para clasificar la diversidad de un territorio o región y su importancia relativa respecto a otros (así, se identificaban regiones ganaderas, agrícolas, mineras, petroleras, madereras, turísticas y otras subdivisiones), a raíz de los procesos reestructuradores impuestos por la división internacional del trabajo desde los años 1980 comenzó a evidenciarse el limitado alcance de ese concepto de región más ligado a la Geografía física (no humana). Las “regiones” así identificadas han ido perdiendo identidad ante la globalidad de los procesos productivos ya que éstos, en sus diferentes fases –o en su conjunto- no guardan la relación determinante que antes tenían con la existencia de recursos naturales, sino con la incorporación de innovaciones científico-tecnológicas, el flujo de capital y la fuerza de trabajo con salarios disminuidos, pues a fin de cuentas el ejército industrial de reserva posibilita que la presión de los desempleados sobre los empleados sea utlizada por el capital para continuar obteniendo ganancias extraordinarias. Lo anterior exige relativizar la importancia que en otros tiempos se asignó a la existencia de recursos naturales como principal característica para definir la región, o para caracterizar las raíces de su dinamismo, ya que el capital, aunque ejerza un predominio territorial a través de sectores concretos, también necesita de la movilidad espacial, por lo que tiende a relocalizar actividades y territorios. Lipietz propone una tipología útil para definir las tendencias que viene produciendo el fenómeno de la relocalización: a) Aquellas regiones que presentan un fuerte ambiente tecnológico con lazos estrechos entre los centros de negocios, los centros de ingeniería y los establecimientos de investigación y enseñanza científica y tecnológica. b) Aquellas regiones que presentan densidad de mano de obra calificada, con tradición industrial y un valor medio de la fuerza de trabajo. c) Aquellas regiones que presentan reserva de mano de obra no calificada y de muy bajo nivel de reproducción.4 Huelga decir que Zacatecas se encuentra en esta última caracterización, por lo que es vital preguntarse por las condiciones y retos ante la globalidad contemporánea, en la medida en que los recursos naturales que tanto plusvalor generaron en la región ya no son considerados estratégicos por la nueva división internacional del trabajo. De entrada se observa una gran diferencia en el papel jugado por Zacatecas entre el modelo anterior de industrialización promovido por el Estado desarrollista que promovió aquí la infraestructura hidráulica y de transporte para convertirla en una región proveedora de alimentos y divisas para el país, y las actuales políticas de apertura promovidas por el régimen neoliberal y las nuevas estrategias que impone la división internacional del trabajo, que han dejado al territorio zacatecano relegado de las estrategias promovidas por la nueva fase de la acumulación capitalista. Dentro de esas estrategias, Zacatecas no aparece vinculada a los corredores industriales, comerciales o de infraestructura del Pacífico, del centro o del Golfo que se han definido para la interacción México-Estados UnidosCanadá. Zacatecas tampoco está comprendido dentro de las “zonas estratégicas” del desarrollo territorial mexicano contempladas en el Programa Nacional de Desarrollo urbano y ordenación del territorio de la SEDESOL, ni en los Proyectos Regionales Prioritarios ni en la Capacidad de tecnología de punta.5 Ante este escenario pesimista se debe ser muy explícito respecto a la capacidad de inserción en los nuevos contextos estratégicos, y proyectar los nuevos escenarios a partir de posibilidades reales y no de las virtuales. 4 Alain Lipietz, El capital y su espacio. México, Siglo XXI Eds., 1979, p. 113. Cfr. Mapa 6 (“Ejes de vinculación nacional y con el exterior”); Mapa 8 (“Distribución geográfica de los proyectos regionales prioritarios 2001-2006”); Mapa 15 (“Capacidad de tecnologías de punta y sistema urbano nacional”) del Programa Nacional de Desarrollo Urbano y Ordenación del Territorio de la Secretaría del Desarrollo Social. México, SEDESOL, 2000. 5 Los desafíos del desarrollo regional ante la globalidad Ante las nuevas y particulares modalidades de inserción e interactividad que las regiones establecen con el sistema económico internacional cambiado, el primer desafío consiste en no perder de vista lo que nos define y da “personalidad” regional: la relación entre modernidad y amor por el terruño. Al respecto, dice Boisier: Si en algún momento la ilusión de la modernidad albergó la posibilidad de albergar al ciudadano del mundo, desprovisto de “atávicos” lazos territoriales (en un notable paralelo con el capital transnacional contemporáneo sin lazos de identidad territorial), hay que convenir que la crisis de la racionalidad moderna echó por tierra tal ilusión. Hoy día por el contrario se percibe una “vuelta al terruño” (…) toda región “moderna” debe insertarse adecuadamente en la cultura universal y por tanto también se requiere de un proceso permanente de apropiación regional de la cultura universal. La cuestión principal es la mantención de un equilibrio entre ambas formas de cultura, de forma de evitar la alienación y el parroquialismo. Institucionalmente se descubren importantes papeles en este sentido para el gobierno de la región y para su sistema de educación, incluyendo por cierto el segmento superior de ella. No menos importante es en este sentido el papel de los medios de comunicación. 6 Es cierto; sentimos gran amor por el terruño zacatecano, pero para trascender el regionalismo parroquial requerimos reafirmar esa identidad de la zacatecanidad con el reconocimiento de los avances, cualidades, ventajas, conocimientos y virtudes que caracterizan a los habitantes de otras regiones y territorios. Es mediante esta reafirmación de la identidad local en relación con la diversidad universal, como los actores locales pueden insertarse en la dialéctica regionalismo-globalismo, superando la percepción caciquil del localismo estrecho, que ve a Zacatecas como una creación autónoma propia, cuando el mundo está esperando que el “orgullo zacatecano” haga su contribución a la cultura universal. Es un gran desafío el que enfrenta la región merced a esa tensión bipolar, ya que en centro de dicha contradicción se trata de introducir en la región una mentalidad proclive al cambio, a la innovación y transformación de las relaciones sociales, en el entendido de que se trata de una modernización amplia y solidariamente entendida. No se trata de plantear para la región los elementos aparenciales y superficiales de ella, como la modernización consumista o la modernización productiva trunca o, como lo puede ser para nuestro caso, la industria maquiladora de exportación. 6 Sergio Boisier, La gestión de las regiones en el nuevo orden internacional: cuasi-Estados y cuasiempresas. Santiago de Chile, CEPAL (Textos del ILPES), 1992. Un segundo desafío del Zacatecas contemporáneo es resolver la tensión existente entre, por un lado, la urgencia de corto plazo de atraer capitales y generar empleos7 y, por otro lado, la visión de largo plazo que comporta la búsqueda de un desarrollo sustentable y con equidad. La diferencia reside en los costos de transacción (trade off) que la sociedad está dispuesta a soportar a cambio del desarrollo económico y en el peso relativo de los parámetros con los cuales la sociedad evalúa los resultados de dicho desarrollo. La CEPAL tiene un planteamiento sugerente a este respecto. Considera que Se requiere reorientar los patrones regionales de desarrollo en torno a un eje principal, la equidad, es decir, la reducción de la desigualdad social en sus múltiples manifestaciones (…) Este esfuerzo no es ajeno a los patrones de desarrollo económico e indica, por lo tanto, que se debe buscar simultáneamente un crecimiento económico más estable y dinámico y, por ende, competitivo, y un desarrollo más integrador en términos sociales y sostenible en el plano ambiental.8 Frente a la importante contribución de minerales por parte de Zacatecas 9 se hace necesario contar con una visión integral del desarrollo regional que asegure que la minería contribuya también al mejoramiento de la calidad de vida y al desarrollo social y económico equitativo de los distritos mineros. Para ello deben implantarse estrategias públicas que articulen de manera integral la gestión del recurso natural con el desarrollo de los diferentes sectores productivos, teniendo en cuenta las posibilidades y limitaciones del capital natural, social, institucional y humano con que cuenta la región. Ahora bien, una clave fundamental para tal desarrollo es el fortalecimiento institucional del sector público; nunca se hará suficiente hincapié en su papel como actor articulador de todos los demás. (Amparado incluso por el Art. 25 constitucional, referente a la rectoría económica del Estado y por ende a la regulación del desarrollo). 7 El Peñasquito, por ejemplo, que de 45 habitantes campesinos ha pasado a casi 3000 habitantes por la inversión, que sumará al final 1500 millones de dólares, de la Goldcorp de Vancouver, o el hecho de que todos los egresados de la carrera de minas y metalurgia de la UAZ encuentran trabajo en las compañías de la entidad, precisamente por el boom minero. 8 José Antonio Ocampo, Equidad, desarrollo y ciudadanía. Santiago de Chile, CEPAL, 2000. 9 Puede dar una idea del peso de Zacatecas en el concierto minero nacional el hecho de que en 2007 produjo 53 por ciento de la plata, 39 por ciento del plomo y 42 por ciento del zinc, colocándose a la cabeza de las entidades mineras en la extracción –no beneficio- de estos tres importantes rubros. Además, es el segundo lugar en la producción de cobre, muy lejos, por cierto, del Estado de Sonora. Cfr. Servicio Geológico Nacional, Panorama minero del Estado de Zacatecas. México, 2008. El importante aumento de las inversiones extranjeras (sobre todo de origen canadiense)10 en todas las regiones mineras de México, incluida Zacatecas, ha generado una competencia por atraer esa inversión extranjera directa, corriendo el riesgo, que ya se ha concretado en algunos casos, de sacrificar aspectos sociales y ambientales de largo plazo, por el urgente crecimiento económico de corto plazo. El equilibrio de estos componentes que impone la visión del desarrollo regional con equidad implica entonces construir una institucionalidad pública ágil, eficaz y transparente, cuyo buen funcionamiento sea garantía de protección de los derechos de los grupos más vulnerables y que, al mismo tiempo, ofrezca un ambiente de inversión estable y sano. Habría que preguntarse cómo responder a los imperativos macroeconómicos y al mismo tiempo reducir la pobreza y asegurar el mantenimiento de una base de recursos naturales a futuro (que en eso consiste fundamentalmente el desarrollo con sostenibilidad), preguntarse por la viabilidad fáctica de tales opciones, por el grado de autonomía de las fuerzas locales, por el proyecto que encabezan, por su grado de claridad y fuerza política, y si toman a la población como activo básico para el proyecto o simple fuerza de trabajo objeto de la explotación y manejada como ventaja comparativa respecto a otras regiones. Las estrategias Algunas estrategias a tener en cuenta al momento de planear un desarrollo regional equitativo y sustentable son: 1. Del lado de la gestión pública: a) Establecer proyectos de diversificación económica local y regional que surtan en primera instancia a la actividad minera, pero que aprovechen 10 En efecto, la minería canadiense es de las punteras en el mundo; ostenta la primacía en la producción de zinc, uranio y níquel. Es la segunda potencia en la producción de azufre, aluminio, cadmio, y tercera en cobre, plomo, oro y platino. Asimismo, las mineras canadienses son responsables del 60 por ciento del total del capital minero en el mundo, mientras que en México 210 empresas provenientes de Canadá controlan la mayor parte de los proyectos de inversión. En fin, México importa de ese país el 75 por ciento de la maquinaria y equipo necesario para las labores mineras. Cfr. Centro de Investigación Económica y Política de Acción Comunitaria, “La minería canadiense en México: violencia hecha en Canadá”, en: Mandeep Dhillon, núm. 535. Vancouver, Canadá, 7 de mayo de 2007, p. 420 . los potenciales humanos y materiales existentes en la región como base del futuro postminería. b) Proteger y fortalecer las actividades económicas locales tradicionales dirigidas al mantenimiento de la seguridad alimentaria local de las comunidades arraigadas en la región. (Otra vez El Peñasquito: “La ganadería sufre una crisis muy grande y la agricultura está por desaparecer: ‘es increíble el fenómeno que se está viviendo actualmente, pues los insumos son transportados de la ciudad hacia el campo’”11). c) Fomentar el aumento del valor agregado de los productos mineros, promoviendo la instalación de industrias transformadoras de materia prima en el ámbito local y regional. (Zacatecas no cuenta, después de 461 años de haberse descubierto sus ricos filones argentíferos, con una sola planta fundidora y refinadora del metal, limitándose a exportar su recurso minero –plata, plomo y zinc principalmente- en forma de concentrados). El potencial de la agricultura o la minería ya no está sólo en el cultivo o en la extracción sino en la transformación y, aquí, la economía globalizada abre opciones para agregar valor. Incluso los servicios no pueden soslayar esta tendencia, y las exigencias de calidad, para aprovechar las oportunidades que crea una economía cada vez más terciarizada. d) Aplicar sistemas de desarrollo de pequeña y mediana industria local. e) Promover proyectos fruto de alianzas entre empresas, gobierno local y organizaciones comunitarias, como herramienta para el fortalecimiento de las capacidades de todos los actores y para la construcción de confianza en la propia potencialidad. f) Propiciar cambios sustanciales en los subsistemas de enseñanza para lograr remontar el gran atraso zacatecano en el desarrollo del conocimiento científico y tecnológico y en la capacitación de su fuerza de trabajo, que se encuentra lejos de los estándares internacionales. Es vital que los responsables del sistema educativo promuevan la transformación de los contenidos de conocimiento y relaciones Veremundo Carrillo-Reveles, “Mazapil, sin políticas de desarrollo social ante repunte de su minería”, en: La Jornada Zacatecas. México, Zacatecas, 30 de enero de 2008. 11 pedagógicas; que la iniciativa privada canalice recursos para el apoyo y desarrollo de centros de investigación y que la gestión gubernamental no escatime elevar la inversión pública para la educación y la investigación. Sin compromisos fácticos del trinomio, las consecuencias seguirán en la falta de capacidad para innovar y competir en los campos que los propios actores sociales y productivos de Zacatecas pudieran establecer. 2. Del lado del sector empresarial: a) Apoyo al fortalecimiento de la gestión pública. Es un deber del sector empresarial cumplir estrictamente las normas y lineamientos dados por el Estado y que manifiesten un papel proactivo en el apoyo al fortalecimiento de la gobernabilidad, especialmente en el ámbito local. (Véase el caso de la Unidad San Martín, de IMMSA que, como es sabido, incluye una arista sindical laboral –llevan ocho meses de huelgay otra propiamente política a raíz del conflicto del Grupo México con el dirigente sindical Napoleón Gómez Urrutia). b) Desempeño ambiental y social. A pesar de avances logrados a partir de los años de 1990, hay aspectos en que la gestión empresarial debe asumir el desafío del mejoramiento continuo de su desempeño ambiental y social. Que incorpore con mayor fuerza y relevancia consideraciones ambientales y sociales de largo plazo en la gestión de los proyectos mineros, tomando en cuenta su ciclo de vida completo con acciones tales como incorporar sistemas eficientes e independientes de certificación social y ambiental; aplicar formas de producción más limpias y compensar a la comunidad por los efectos causados por los impactos sociales y ambientales negativos. (Un ejemplo cercano y reciente: los yacimientos de la mina de plata más grande del mundo a cielo abierto, Real de Ángeles, ubicados en Noria de Ángeles, municipio de Pinos, Zacatecas, fueron explotados y agotados por el gran capital minero: Frisco y Denver Development Co. en 17 años -de 1982 a 1999y no detonó el desarrollo regional de Pinos, al contrario. Por contaminación de los residuos mineros y el consiguiente impacto ambiental negativo se perdieron alrededor de mil hectáreas de uso agropecuario, al quedar cubiertas de una capa gris de plomo, arsénico y otras sustancias tóxicas de 10 a 15 centímetros de espesor; ni los impuestos retuvo la localidad y al final sólo quedó un enorme cráter en el que, se asegura, podría caber el estadio Azteca de la ciudad de México).12 c) Aporte al desarrollo local equitativo, coordinando esfuerzos con el Estado y la sociedad civil mediante acciones como las siguientes: Respetar la identidad de las comunidades, sus aspiraciones y vocaciones regionales. (Nuevamente, el caso de El Peñasquito). Crear fundaciones y otras instituciones que desarrollen actividades y programas comunitarios, articulados con un plan estratégico de desarrollo local. Compartir el conocimiento y la base de información sobre las localidades con las autoridades, trabajadores, instituciones académicas y comunidades. Aportar a fondos regionales de sustentabilidad, para la ejecución de proyectos de desarrollo local. Apuntar al desarrollo de capital social y del recurso humano mediante la formación y empleo de mano de obra local para las labores mineras y conexas. (Se observa una diferencia al respecto entre Peñoles, con su apoyo a la UAZ y su Unidad de Minas y el capital canadiense o el propio grupo IMMSA, que son más remisos al respecto). Fomentar la diversificación productiva de las regiones mineras, privilegiando la adquisición de bienes y servicios en la zona y apoyando programas de desarrollo del capital empresarial local, especialmente para la transformación de materia prima, que sean sostenibles más allá de la vida útil de los proyectos mineros. Planificar el cierre y las actividades de postcierre tomando en consideración las prioridades fijadas en los planes de desarrollo local. Tal previsión debe incluir epacios concretos de participación de la comunidad afectada en la toma de decisiones sobre el uso posterior del suelo, medidas de rehabilitación, gestión de Alfredo Valadez Rodríguez, “Minera Real de Ángeles: de orgullo de Zacatecas a paraje contaminado”, en: La Jornada. México, 23 de agosto de 2005, p. 23. 12 impactos sociales, laborales y demás aspectos relacionados con las secuelas de largo plazo que quedan en la zona. (Hoy, en cambio, dejan los residuos a cargo de los gobiernos municipales y se desentienden de sus efectos negativos en el ambiente del entorno; es el caso típico de Real de Ángeles). 3. Del lado de los trabajadores: a) Avanzar en el cumplimiento de los convenios internacionales de protección a los trabajadores, en particular los de la OIT. b) Desarrollar estrategias para la reducción de accidentes de trabajo. A nivel mundial son 43 millones de personas las que se dedican a la minería, que de acuerdo a la OIT es la actividad de más alta mortalidad laboral, a diferencia de la minería del primer mundo. En México, de 2000 a 2006 se suscitaron 106 mil accidentes, 7 021 de los cuales fueron fatales, y 105 mil de los afectados quedaron inválidos definitivamente. Son datos de la Comisión Especial de Diputados que investigó la explosión en Pasta de Conchos el 19 de febrero de 2006, que cobró la vida de 65 mineros y que evidenció que la mayoría de ellos no integraba la plantilla laboral ni era integrante del sindicato minero. Se trataba de trabajadores externos (el llamado tercerismo) que cobraban alrededor de 600 pesos semanales por un peligroso trabajo en los socavones de las minas carboníferas. c) Formar y reconvertir a la mano de obra para el caso del cierre de las labores mineras. d) Un reto central que afronta la política laboral en la minería es, por un lado, cómo trascender las limitaciones del modelo corporativo propio del viejo régimen en la relación obrero-patronal, sin afectar las prestaciones conquistadas a lo largo del siglo XX. Y, por el otro lado, cómo erradicar el conformismo, la apatía, el clientelismo, la ineficacia y el economicismo del viejo modelo laboral por procedimientos que enriquezcan el trabajo y la productividad y que al mismo tiempo garanticen la estabilidad del empleo, el mejoramiento de las condiciones de trabajo y de vida y el acceso a la democracia sindical (no sólo a la autonomía sindical, que es la bandera que enarbolan los que apoyan a Napoleón Gómez Urrutia). Sin ello el proceso de reestructuración sindical-laboral hoy en marcha quedaría trunco. En resumen Zacatecas, después de 461 años de explotación es rica todavía en recursos minerales; los montos de inversión en exploración y explotación (tan sólo en El Peñasquito ascienden a 1500 millones de dólares) indican que seguirá siendo una entidad productora de minerales, y ello puede ser una oportunidad para adelantar camino en el desarrollo sostenible y con equidad. La pregunta es: ¿cómo pueden gobierno, empresas y comunidades aprovechar la explotación de los recursos naturales de la región para procurar niveles mejorados de calidad de vida y de desarrollo equitativo para las regiones y distritos mineros? Una respuesta consiste en no dejar el problema de las disparidades y desigualdad regional por cuenta de las fuerzas del mercado, que es la tónica actual. Los recursos naturales son importantes para la economía regional, a condición del debido resguardo de las generaciones futuras. El desarrollo regional debe concebirse como un conjunto inseparable de crecimiento, equidad, sustentabilidad, participación social, desarrollo humano y equilibrio espacial-territorial. La otra respuesta está en la conformación de un nuevo pacto social entre los sujetos sociales relacionados con la minería, que sus actores se involucren y comprometan en procesos de concertación que vayan respondiendo a los desafíos ya mencionados y asuman su papel de manera responsable, transparente y proactiva. La entidad gubernamental, principal convocado, debe implementar una gestión integral de los recursos naturales con una visión de largo plazo. Las empresas mineras, en pleno proceso de reestructuración, deben jugar un papel más comprometido y solidario con el desarrollo local y las condiciones laborales de sus trabajadores, los que a su vez enfrentan el reto de dejar atrás el paternalismo del viejo régimen corporativo y asumir la responsabilidad de construir su propio futuro. Reconozcamos que los actores sociales tienen intereses diferenciados. La conflictividad y la inseguridad social disminuyen al reconocer esos intereses diversos y que la riqueza social producida no sólo debe contribuir al enriquecimiento de unos cuantos, sino al impulso de un desarrollo donde los habitantes de cada una de las subregiones encuentren condiciones para dignificar su calidad de vida. La discusión sobre los temas claves y desafíos que se afrontan para mejorar la contribución de los actores sociales al desarrollo regional con equidad ha dado pasos preliminares y necesarios. No hay soluciones hechas para cada uno de los obstáculos y problemas, ni recetas para enfrentar cada uno de esos desafíos. Las respuestas provendrán de los procesos de reestructuración y de los propios sujetos sociales involucrados. BIBLIOGRAFÍA Álvaro Montero, Mauro. “Mercado de futuros”, en: El Financiero, México, 12 de septiembre de 2005, p. 17 A. Bakewell, Peter J. Minería y sociedad en el México colonial. Zacatecas. 1546-1700. México, Fondo de Cultura Económica, 1976. Boisier, Sergio. La gestión de las regiones en el nuevo orden internacional: cuasi-Estados y cuasiempresas. Santiago de Chile, CEPAL (Textos del ILPES), 1992. Brading, David A. Mineros y comerciantes en el México borbónico (1763-1810). México, FCE, 1975. Burnes Ortiz, Arturo. La minería en la historia económica de Zacatecas Universidad Autónoma de Zacatecas (Col. El arco y la lira, 1), 1987. (1546-1876). Zacatecas, Carrillo-Reveles, Veremundo. “Mazapil, sin políticas de desarrollo social ante repunte de su minería”, en: La Jornada Zacatecas. México, Zacatecas, 30 de enero de 2008. Centro de Investigación Económica y Política de Acción Comunitaria, “La minería canadiense en México: violencia hecha en Canadá”, en: Mandeep Dhillon, núm. 535. Vancouver, Canadá, 7 de mayo de 2007. Cross, Harry Edward. The Mining Economy of Zacatecas, México, in the Nineteenth Century. Berkeley, University of California (Tesis Ph.D.), 1976. Enciso Contreras, José, Zacatecas en el siglo XVI. Derecho y sociedad colonial. Zacatecas, México, Ayuntamiento de Zacatecas/Universidad de Alicante/Instituto Zacatecano de Cultura, 2000. Langue, Frédérique. Los señores de Zacatecas. Una aristocracia minera del siglo XVIII novohispano. (Prefacio de François Chevalier). México, FCE, 1999. Lipietz, Alain. El capital y su espacio. México, Siglo XXI Eds., 1979. Mariano, Efraín A. “Mercado de físicos”, en: El Financiero, México, 22 de abril de 2008, p. 9 A. Muro, Elviro. “Sin créditos, se asfixia la minería”, en: Excelsior, México, 23 de febrero de 1985. Ocampo, José Antonio. Equidad, desarrollo y ciudadanía. Santiago de Chile, CEPAL, 2000. Ramírez Miranda, César. La configuración regional y de clases en el Estado de Zacatecas: 1940-1970. México, Universidad Autónoma Chapingo, 1995. Spagnolo, Alberto y Guillermo Foladori (coords.). Desarrollo del capitalismo en Zacatecas, primera fase: la producción mercantil, 1940-1970. Zacatecas, Escuela de Economía de la UAZ, 1979. Servicio Geológico Nacional, Panorama minero del Estado de Zacatecas. México, 2008. Valadez Rodríguez, Alfredo. “Minera Real de Ángeles: de orgullo de Zacatecas a paraje contaminado”, en: La Jornada. México, 23 de agosto de 2005, p. 23.