Nieves Xenes Duarte: pasión y soledad

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vie. 14 ago 2015
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Mayabeque
Nieves Xenes Duarte:
pasión y soledad
Juan Carlos García Guridi
FOTOS: INTERNET
ž žEl pasado 8 de julio se cumplieron
100 años de la muerte de la poetisa quivicanera Nieves Xenes Duarte. Nacida el 5 de agosto de 1859 en
una finca llamada Santa Teresa, pasó
a vivir más tarde a otra llamada La
Esperanza, en Aguacate. Sólo cursó
la instrucción Primaria y muy joven
comenzó a escribir versos.
Cuando apenas contaba 19 años
se trasladó a La Habana con su
familia. Allí fue presentada
en las tertulias del doctor José María Céspedes y de Nicolás Azcárate. En esas reuniones conoció a José Antonio
Cortina, destacado tribuno
autonomista, de quien se
enamoró. Conservó siempre
su recuerdo y vivió hasta su
muerte recluida en un ambiente
familiar.
Para tener una idea de cómo fue
acogida por sus contemporáneos, reproduzco íntegramente la ficha que
hace de ella Francisco Calcagno en
su Diccionario Biográfico Cubano
(Nueva York, 1878): Brillante estrella
que acaba de asomar en el Occidente de
nuestro mundo literario. Con muy apreciables versos líricos, de sabor eminentemente elegíaco, ha merecido aplausos en
nuestros círculos y liceos, y ha colaborado
en Revista Cubana, Triunfo, País, Lotería, Habana Elegante, y otros. La cita
Merchant en sus Estudios Críticos, Bogotá,
al lado de Manuela López, Rosario Acuña,
Rosa Kruger, Mercedes Muñoz, Manuela
Canciano, y otras cubanas coetáneas, dis-
tinguidas en letras.
Sus poesías más notables hasta hoy,
son Ante una tumba, A una tórtola, Me
lo dijeron… La mendiga. Con numerosas citas pudiéramos corroborar nuestras
aserciones pero nos bastarán las siguientes. La eminente Luisa Pérez a este astro
de primera magnitud con las siguientes
palabras. “Creo que esta inteligentísima
joven resume todos los dones que se necesitan para ser un día honra de la Patria y
una gloria de las letras… que siga su divino viaje a esos cielos invisibles de lo bello
y lo ideal, y obtendrá indudablemente con
sus dotes una vida inmortal.” (Luisa Pérez,
carta a Azcárate, Mayo 18 de 1885.)“Tiene Ud. una manera de decir que me pasma y me enamora, como la de ningún otro
poeta. El Me lo dijeron es magnífico: es
un preludio que me conmueve: Ud. empieza siempre imponiendo silencio y deteniendo la respiración, y luego ¡qué raudal
espléndido! Se oye bramar la tormenta y
que se hunden las naves, símbolos de esperanzas, y se derriban los edificios, castillos
de ilusiones” ruda, violenta, arrolladora.
—Destrozando mi alma sin piedad— se
desató de mi dolor inmenso, la horrible
tempestad. “No me canso de admirar esta
maravilla, palabra, por palabra, estrofa
por estrofa.” (Nicolás Azcárate, carta Nieves Xenes, Ag. 2 de 1885.) Saturnino Martínez decía en una carta al Sr. Azcárate
¡Qué hermosa entonación! qué fluidez y
cuan tierna y profunda melancolía se experimentan desde el punto de vista en que
se leen. “Con voz más triste que el gemir
del viento —cuando en la noche quejumbrosa zumba,” esa es la entonación que
debe darse a los endecasílabos, la que a mí
me gusta y la que no todos logran darles.
Otro sesudo crítico ha dicho en El
Triunfo, en carta a Mendive: “ Es muy difícil superar la sencillez y naturalidad de
los versos de Nieves Xenes: al traernos el
encanto de su inspiración llena de ternura se ha colocado al lado de Luisa Pérez y
de la Sra. Castillo de González.” (Armas
y Cárdenas, carta a Mendive, 8 de abril.
1885.) Todo esto es muy exacto y las an-
EDICIÓN NO. 31
VIERNES 14 DE AGOSTO DE 2015
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DIRECTOR:
Andrés Hernández Rivero
tes citadas personas han dado prueba de
buen gusto literario, sabiendo apreciar los
versos de nuestra distinguida poetisa.
Fue miembro fundadora de La Academia de Artes y Letras, y su obra El
poeta resultó premiada con la flor
natural en los Juegos Florales de la
Colla de Sant Mus, verificados en el
Gran Teatro de Tacón el 28 de noviembre de 1887.
El año de su muerte publicó
todas sus poesías, con prólogo de Aurelia Castillo de
González y una breve
explicación, por R.
A. Catalá, José Manuel
Carbonell y la propia
Castillo de González. José
María Chacón y Calvo contempló uno de sus poemas
su antología Las cien mejores
poesías cubanas, y el soneto Julio (de 1907), fue recompensado
con medalla de oro por la revista Cuba
y América, certamen que solicitó la estructura e indicó el tema. Esta última
composición fue incluida por el doctor
Carlos Valdés Codina, en su no menos
acuciosa selección Los cien mejores
sonetos cubanos (Pinar del Río, 1918).
Del Central al Matadero,
de La Palmita al Copey
se fue escribiendo la ley
del terruño madruguero.
De La Sabana al Uvero
está Madruga africana,
y en La Gloria, loma anciana
que escucha a los peregrinos
susurran frescos los pinos
una décima cubana.
Wilmer Rodríguez Fernández (Nueva Paz)
Ensalada de
Lentejas
A CARGO DE:
Sofía Pichardo Rodríguez
[email protected]
žžLas lentejas pertenecen al grupo
de las leguminosas secas, ideal para
vegetarianos, porque contienen proteínas. Es alimento con bajas calorías
por lo que constribuye a una dieta
saludable.
Julio
Ostenta el campo su verdor lucido,
de intenso azul el cielo se colora,
y el Sol vierte su luz deslumbradora
ardiente como el oro derretido.
Es un amante de pasión rendido
ante la hermosa Cuba a quien adora,
que a su ávida caricia abrasadora
abandona su cuerpo enardecido.
Y en languidez erótica postrada,
voluptuosa, gentil y enamorada,
a sus besos ofrece incitadores,
perfumados con lúbricos aromas,
ya los erectos senos de sus lomas,
ya los trémulos labios de sus flores.
INGREDIENTES
Lentejas: 1 Lb
Queso: 250 gr
Tomate: 1 o 2
Huevo: 1 unidad
Zanahoria: 2 tazas rayadas
Aceite: 6 cucharadas
Vinagre: 2 cucharadas
Pastilla de Caldo de Pollo: 1 cuadrito
MODO DE ELABORACIÓN
Ponga en una olla de presión a
cocinar las lentejas, en cuenta que
se ablanden pero no se desbaraten.
Cuando estén, refresque, escurra
y reserve. Hierva el huevo por 10
minutos. Corte el queso en dados,
pele el tomate, quítele las semillas
y trocéelo. Con el huevo frío separe
la clara de la yema y corte por separado. Prepare una vinagreta: bata el aceite, el vinagre y la pastilla
de caldo de pollo bien desmenuzada. Finalmente, mezcle las lentejas
con el queso, tomate, zanahoria y
la yema de huevo duro. Aliñe con
la vinagreta y decore con la clara
del huevo.
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Jorge Javier Miranda Márquez
CORRECCIÓN:
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Periódicos Granma
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